Blood White I (La historia de...

By Idoia_G

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Bianca aparece sin saber cómo en un almacén. Una preciosa mujer le dice que le dará la libertad, pero Bianca... More

Apertura y consejos.
Sinopsis
Intro Bianca
Intro Sila
Cap. 1
Cap.2
Cap. 3
Cap 4
Cap 5
Cap 6
Cap. 7
Cap 8
Cap 9
Cap 10
Cap 11
Cap 12
Cap 13
Cap 14
Cap 15
Cap 16
Cap 17
Cap 18
Cap 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap.28
Cap. 29
Cap. 30
Cap.31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Cap. 35
Cap. 36
Cap. 37
Cap. 38

Intro Gabriel

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By Idoia_G


20/09/2010


Estoy tan cabreado que podría matar a alguien ahora mismo, Sila, como siempre me ha dado de lado con su maldito afán protector. Soy su hombre, le pertenezco. Debería haber aprendido después de tantos años que ella va por libre, que toma sus propias decisiones y que solo estoy a su lado porque ella me lo permite. Pero la amo. Tanto como nunca en mi vida he amado a nadie.

Salgo del cuarto como alma que lleva el diablo, bajo al salón donde las muchachas divierten al personal con sus contoneos y alcohol. Me acerco a la barra donde Mike se acerca al ver mi estado.

— ¿Una noche dura? —pregunta mientras frota un vaso entre sus manos limpiándolo.

— Lo de siempre —le digo, no pienso darle mayores explicaciones.

— Claro —se gira y me da la espalda. Vuelve con un wiski con hielo y lo pone frente a mí.

Me lo bebo de un trago y después de ese vienen unos cuanto más.

— Esta noche empiezan las chicas nuevas. Espero que sean buenas —me dice Mike, sigo su mirada y veo a tres chicas.

Son de la última remesa que hemos traído. Hace apenas un mes que han llegado. Fue una operación complicada, porque no las hemos sacado de burdeles, si no que fueron vendidas o cambiadas como transacciones comerciales por la mafia. No están acostumbradas a este ambiente cordial.

Veo a la morena que está entre las otras dos. Nunca muestra su miedo, sin embargo, creo que es la que más incómoda está, además, ella no debería estar aquí. Es muy guapa. Bajita, pelo largo y negro, ojos marones muy grandes y unos labios que llaman al placer. Si no fuese porque está llena de macas en el cuerpo nadie diría que ha vivido un calvario hasta llegar aquí.

Sé por Sila que solo tiene veintidós años. No tiene estudios y está casada con uno de los capos de la mafia más hijos de puta que conozco. Le gusta la violencia y jugar con los distintos bandos provocando grandes enfrentamientos.

Protegerla es una de mis misiones principales desde que llegó. Sila la ha acogido como su preferida. Nunca la he visto preocuparse tanto por una de sus chicas.

Las chicas miran a todos lados. Las dos más decididas se adentran hacia la sala contoneando sus caderas. Mi cuerpo se tensa al ver cómo uno de los clientes más adinerados que acostumbra a venir se acerca a ella y le susurra algo al oído.

Ella se pone nerviosa, lo noto. No está preparada. Cojo mi copa y me dirijo en su dirección.

— Está conmigo —cojo a la chica por la cintura con decisión—, busca otra por ahí —le digo al hombre que me asiente con la cabeza y se va.

— Gracias —la chica se aleja un poco de mí y me mira con los ojos acuosos.

— No hay de qué, creo que aún no estás preparada para esto. No entiendo porque te has empeñado en venir aquí esta noche. Será mejor que salgamos de aquí.

Cojo su pequeña y cálida mano y entrelazo nuestros dedos. Tiro de ella y la llevo hacia el pasillo que da a las habitaciones. Subo dos plantas hasta donde tengo la habitación que uso como personal en plantilla de Sila. Solo la utilizo cuando Sila y yo, no pasamos la noche juntos. Como esta noche. Donde Sila ha decidido pasar la noche de su cumpleaños rodeada de la jet set de Manhattan en lugar de ser amada por el hombre que daría todo por ella. Esta noche algunos de los hombres más poderosos del mundo disfrutarán de su cuerpo. Y yo me emborracharé solo en el cuarto.

Miro a la chica que me sigue sin decir una palabra, en realidad mi suerte a cambiado y puede que no esté tan solo al fin y al cabo.

Entro con Bianca cogida de la mano. Al cerrar la puerta ella se suelta.

— ¿Dónde estamos? —dice entre asustada y curiosa. La miro y sonrío.

— Estamos en mi cuarto.

El silencio se hace, pero ella se gira y comienza a curiosear por todos los rincones.

— ¿Qué esperas de mí esta noche? —me dice, sus ojos me miran y no puedo evitar acercarme a ella.

— No espero nada de esta noche. Solo quería emborracharme, pero salvar a un a chica guapa no está mal. Es más de lo que esperaba.

— ¿No quieres acostarte conmigo? —entrecierro los ojos recordando la imagen de su cuerpo desnudo. Como el día que la conocí.

— Esta noche no quiero acostarme con nadie preciosa —miento—. Además —me siento en el borde de mi cama—, no creo que estés preparada para acostarte con un hombre.

— No lo estoy —se toma un mechón de pelo entre sus dedos y lo toca con delicadeza. Un gesto que me está empezando a volver loco. Yo quiero acariciar ese mechón de pelo.

En realidad, sí quiero acostarme con ella. Llevo días fantaseando con hacerlo mientras la llevo a su estudio o a la escuela. Fantaseo cada vez que coge su mechón de pelo y lo toca como hace ahora mismo.

— Duerme en la cama si quieres, no estoy para llevarte a tu casa. Y yo me quedaré en la silla.

La chica se tumba sin desnudarse sobre mi cama.

— Me caes bien —me dice de repente. La observo, me levanto y me sirvo otro wiski de mi mueble bar.

— Tú a mí también —le digo.

— ¿Quieres tumbarte a mi lado? —me dice y la observo atentamente.

Esto solo puede ser una trampa. Una trampa en la que en el estado en el que estoy, puedo caer sin remedio.

No es la primera vez que me acuesto con las prostitutas del local. Pero ella, la chica que está tumbada en mi cama, me parece diferente. No es como las demás, no me hace sentir cómo las demás. No es prostituta.

— No quiero —le digo sin perder el contacto con sus ojos. Se incorpora apoyando sus codos en el colchón. Eso hace que la raja de su vestido se abra y la pierna se muestre en todo su esplendor.

— ¿Seguro? Esa silla parece incómoda —señala la silla que hay en el rincón y único mueble donde puedo sentarme.

Incómoda es mi erección.

— Voy bastante bebido, no respondo de lo que pueda pasar si me tumbo a tu lado.

— ¿Y si no quiero que respondas a lo que pueda pasar?

Sus manos se tocan la parte trasera del cuello. Lentamente deshace el nudo que hay y su vestido escurre por sus senos dejándome la boca seca, con los preciosos pezones rosados y duros que tiene.

No creo que pueda soportarlo más. Esto es demasiado para un hombre débil, borracho y cabreado como yo.

Con esto presento a Gabriel, segundo personaje de la historia. Espero que os guste y que sigáis adelante.

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