Jūbi

By Adonis_Oscuro

14.1K 1.2K 156

Una creación brillante, fue como su padre lo vio. Un estorbo, es como su hermano lo llamó. No entendía muchas... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12

Capitulo 8

658 77 6
By Adonis_Oscuro

Cuando su madre le dijo que se mudarían hacia su aldea de origen, pensó que sería una mudanza normal y tranquila. Pero al parecer solo ella, su madre y la amiga de su madre serían las únicas que se mudarían. Más que mudanza, parecía que huían de algo... O alguien, y con las cosas raras que hacían sus padres, estaba segura de que estaban escapando de su padre.

Tal vez...

Pero todavía no estaba completamente segura de eso. Empezando con que su amado padre no es de los que dejarían que lo alejaran de su hija.

—¿Qué tanto piensas? —La voz de su madre distrajo a la pequeña rubia de seguir pensando.

—Nada —respondió Aiko caminando con una pequeña sonrisa y sus brazos detrás de su espalda.

—Pues no lo parece —dijo Tsunade con una sonrisa.

—Hmm... Bueno, la verdad me preguntaba... ¿Tou-San no vendrá con nosotros? —preguntó Aiko con una mirada pensativa.

Los ojos de la rubia mayor se abrieron un poco, su sonrisa disminuyó en gran medida—. No, tu padre tiene cosas que hacer —dijo adquiriendo una mirada sombría.

Aiko sonrió falsamente—. Si, supongo que está muy ocupado —murmuró con su vista posada en el suelo.

Tsunade suspiro—. No pongas esa cara, que a donde nos dirigimos es un maravilloso lugar que te va a encantar —habló con una pequeña sonrisa tirando de sus labios.

—Si eso crees —respondió Aiko en un murmullo bajo sin levantar su mirada del suelo.

Tsunade miró a Shizune, quien solo centró su mirada entre madre e hija. Notando la mirada de su maestra, le sonrío con nerviosismo. Suspirando, la rubia mayor se frotó la frente con cansancio.

—¿Ya casi llegamos? —preguntó Aiko mirando a su madre con curiosidad.

—No, todavía falta mucho —respondió Tsunade con calma.

—Hmmm... ¿Ya mero llegamos? —preguntó nuevamente la rubia menor.

Teniendo una vena palpitando en su frente, Tsunade trató de calmarse—. No, aún no —respondió soltando un suspiro.

Shizune miró con diversión la interacción de madre e hija.

—¿Segura que todavía no llegamos? —Tsunade ganó una mirada molesta.

—Que todavía no —dijo Tsunade con su mirada calmándose para no enojarse.

Aiko obtuvo una mirada pensativa—. Ya merito llegamos —cuestiono con un dedo en su mentón.

Varias venas palpitaron en toda su frente y mejilla—. Eso lo sacó de su padre, no hay duda de ello —pensó con un ceñó fruncido.

Shizune colocó sus manos en su boca para no reír por la cara enojada de la rubia mayor.

—No —respondió Tsunade de forma tensa con una vena en su mejilla.

—No se porque, pero no te creo —dijo Aiko con una pequeña mirada de reojo en su madre.

Inhalando y exhalando para calmar sus nervios, se tranquilizó para no estallar en enojo—. No, aún estamos lejos de nuestro destino de llegada —respondió Tsunade con más calma.

Aiko asintió para si misma, ya no dijo nada más y siguió caminando. Por su parte, Shizune seguía controlando su risa por ver a su maestra casi estallar en furia, para luego calmarse y volver a intentar estallar en furia.

Por dios, el parecido con el señor Naruto es demasiado —pensó Shizune con una sonrisa pequeña.

Al fin teniendo algo de tranquilidad, Tsunade se pasó una mano por el cabello.

—Ya merito llegamos. —La cara de Tsunade adquirió un color rojo intenso con enormes venas por todo su rostro, sus manos sujetaron con fuerza su cabello y comenzó a tirar de el con demasiada fuerza.

—¡AGGGGGGG! ¡TE MALDIGO NARUTO! —exclamó Tsunade con su mirada enojada puesta en el cielo azul.

Con una sonrisa divertida, Aiko tarareó para si misma mientras caminaba con pequeños saltos en sus pasos.

La cara de Shizune estaba de color rojo por aguantarse la risa. En sus ojos tenía pequeñas lágrimas que querían salir por la risa que estaba aguantando.

—¡AAAGGGGGGGG! ¡TENÍA QUE SER TU HIJA! —gritó a los cielos mientras su cara seguía roja por el enojo.

Soltando una diminuta carcajada, Aiko avanzó con más rapidez—. No dejes que te atrapé —pensó comenzando por aumentar su velocidad de movimiento.

—¡NI CREAS QUE TE ESCAPARÁS JOVENCITA! —exclamó Tsunade despegando con una velocidad abrumadora, siendo seguida por una Shizune roja que se estaba ahogando a medio correr.

Ya valió —pensó Aiko con su cara llena de miedo.

Una enorme columna de polvo fue creada por el veloz movimiento de la rubia menor. Detrás suyo, un camino de polvo aún más grande que el camino mismo fue creado por una Tsunade molesta que era seguida por una casi desmayada Shizune.

Un simple granjero que se encontraba caminando por ahí, se dio cuenta de ese extraño fenómeno demasiado tarde. Justo a su lado, dos destellos dorados y uno negro pasaron a una velocidad muy alta. Y el granjero no supo que pasó, simplemente su cuerpo giro varías veces por unos momentos hasta que se detuvo, con el granjero claramente mareado.

—Madre mía, que locas son las personas extranjeras —murmuró el granjero con su cara tornándose de color verde por las ganas de vomitar.

Un perro que vio todo lo sucedido solo pudo mirar todo con la cabeza inclinada mientras una pequeña nube blanca aparecía sobre su cabeza, con el signo "?" en ella. Así quedó unos segundos, luego se encogió de hombros y se dio la vuelta para seguir buscando a ese gato negro que le caía mal, no sabía porque solo sabía que ese gato no era bueno, y no tenía nada que ver con que su color de pelaje fuera todo lo contrario al suyo.

__________________________________________________________

—Haaa, haaa, uff... Kaa-san, deberíamos tomar un descanso, ¿no crees? —cuestiono Aiko con sus manos en sus rodillas mientras su respiración era muy agitada.

—Haaa, haaa, hmmm... Ufff... So-solo deja que me recuperé —respondió Tsunade con su respiración entrecortada.

—Haaa, haaa, T-Tsunade-Sama, con todo respeto... Pero su hija es una pequeña monstruo —dijo Shizune con su cara roja, respiración agitada y con sus ojos algo apagados por el cansancio.

—Culpo a su padre por eso —gruñó Tsunade mientras limpiaba el sudor de su mentón con el dorso de su mano.

Una pequeña risa escapo de la boca de Aiko, luego estalló en carcajadas. Riéndose totalmente, la rubia menor sujeto su estómago con ambos brazos mientras su risa salía de forma descontrolada.

—¿Qué es tan divertido? —preguntó Tsunade con una ceja arqueada.

Por unos momentos Aiko no dejó de reír, no fue hasta momentos después que logró calmarse lo suficiente como para hablar—. Es que fue divertido correr una maratón completa sin descanso y ser perseguida por ustedes, también fue graciosos como parecía que Shizune-Nee casi se desmayaba —respondió limpiándose una lágrima de su ojo.

Tsunade frunció el ceñó, luego estalló en carcajadas—. Jajajaja, cierto, parecía que ya no aguantaría más —dijo con unas carcajadas llenas de diversión al recordar la cara de esfuerzo puro en Shizune mientras que parecía se desmayaría en cualquier momento.

—Jaja, ríanse de mi —murmuró Shizune de forma sarcástica con su mano quitándose el sudor de su frente.

—Lo siento, pero es que la verdad te veías graciosa intentando alcanzar a mi madre —respondió Aiko con una sonrisa divertida.

—Hmmm, A quien engaño... Fue gracioso... Especialmente tu cara de miedo, Jajajajaja —rio Shizune con una sonrisa divertida.

Aiko se cruzó de brazos e hizo un puchero—. No fue miedo, solo era el calor del sol lastimando mis ojos y por eso puse esa cara —respondió con un ceñó fruncido.

—Uh, parece que ya se está haciendo tarde, supongo que nos quedaremos en una posada a pasar la noche —dijo Tsunade notando como el cielo ya se estaba tornando de color naranja.

Caminaron en un agradable silencio con hija y madre bromeando un poco, y con Shizune tratando y fallando en contener su risa por las caras que hacía Aiko. Su caminata duró unos cuantos minutos, se detuvieron frente a un simple edificio algo normal con unos pocos puestos de comida y de venta de objetos a su alrededor.

Mirándose entre sí, Tsunade y Shizune se encogieron de hombros y empujaron la puerta, abriéndola con un pequeño tintineó de una campana. Detrás de un mostrador se encontraba una mujer mayor, pelicastaña rojizo con una sonrisa en sus labios.

—Wow clientes nuevos, ¡sean bienvenidos!, pasen pasen, no sean tímidas —dijo la mujer con una sonrisa agradable.

Tsunade se aclaró la garganta estando frente al mostrador—. Quisiera reservar una habitación para tres —dijo con su mirada serena posada en la mujer delante suyo.

La mujer ojeó las páginas de un pequeño cuaderno marrón—. Um, lo siento pero solo tengo disponible habitación para dos y unas cuantas habitaciones individuales —respondió con una mirada de disculpa.

Soltando un suspiro, Tsunade se pasó una mano por la frente—. Bien, tomaré la habitación para dos —dijo mientras colocaba dinero en el mostrador.

La mujer asintió—. ¿Cuántas noches piensa quedarse? —preguntó mirando a la rubia mayor con una ceja alzada.

—Solo esta noche —respondió Tsunade.

Asintiendo nuevamente, la mujer saco unas llaves de un pequeño cajón debajo del mostrador—. Tome, su habitación es la número 34. —Aceptando las llaves, Tsunade agradeció a la mujer y se marchó en dirección de la habitación en la que se quedarían por hoy.

Aiko subió las escaleras de forma rápida, obteniendo un pequeño regaño de Tsunade acerca de no correr en las escaleras. No tardaron mucho par llegar frente a la puerta número 34, quedando frente a dicha puerta, Tsunade ingresó la llave y la giró quitando el seguro de la puerta y abriéndola en el proceso.

La puerta chirrió un poco por la madera, Tsunade observó el interior con curiosidad. Aiko asomó su cabeza por un lado de su madre, su ceñó se frunció con desagradó.

—Este lugar no me gusta, prefiero mi habitación, está mucho mejor que este lugar —dijo Aiko con su mirada enfocada en la habitación simple con dos camas.

Tsunade se frotó su frente con exasperación—. Calma, solo será por una noche, después continuaremos con el viaje. Además este no es un mal lugar, podría haber sido peor —respondió quitándose su chaqueta verde para poder dejarlo en una pequeña mesa que se encontraba a un lado de una de las camas.

Shizune asintió estando de acuerdo con su maestra.

—Hmp, aún así no me gusta, pero ya que —dijo Aiko subiéndose a la cama en la que se encontraba sentada la rubia mayor, para después acostarse con su mirada en el techo.

Naruto, la mimaste demasiado —pensó Tsunade soltando un suspiro.

Shizune se acostó en la otra cama, y a solo segundos de caer ya estaba dormida.

Si que se cansó —pensó Tsunade con una pequeña gota de sudor.

La rubia menor le dio unas cuantas miradas de reojo a su madre, para luego mirar el techo, estuvo así por unos segundos, hasta que Tsunade exhaló un suspiro.

—Pregunta —dijo Tsunade mirando a la rubia menor.

—¿Eh? —dijo Aiko con su cara confundida.

—Dije que preguntes, tus miradas no son muy discretas que digamos, así que pregunta —dijo Tsunade con una pequeña sonrisa.

—Ummm... Papá... Él... ¿Me quiere? —preguntó Aiko mientras su cabello cubría sus ojos.

Los ojos de Tsunade se abrieron hasta el borde—. ¿Q-Qué?... ¿Po-por qué lo preguntas? —cuestiono frunciendo el ceñó.

—Bueno... No lo he visto desde aquella noche... Nosotras estamos viajando hacia un lugar muy lejano de nuestro hogar, no quiero creer que sea por que hice algo que no le gustó... Y ni siquiera pude despedirme de él, o siquiera se si me vendrá a ver, me refiero a nosotras —respondió Aiko con una mirada vidriosa.

Tsunade abrazó a su hija con fuerza—. No tienes porque pensar de esa manera... Tu padre es muy excéntrico, y podrá ser un loco que parece no importarle la vida, pero lo cierto es que te ama demasiado, que ciertamente aunque nosotras nos alejemos, estoy segura de algo. Ese padre tuyo te visitará, no se cuando pero se que vendrá por ti, para verte y pasar el tiempo, y espero que no de la misma forma que antes —respondió con una sonrisa.

Aiko derramó un par de lágrimas. De sus labios, una sonrisa de cariño surgió—. Tienes razón Kaa-San, creo que estoy pensando demasiado —dijo con una pequeña risa mientras se limpiaba las lágrimas con su antebrazo.

—Está bien pensar, pero no quemarte la cabeza con ese solo pensamiento —dijo Tsunade con una sonrisa.

Aiko sonrió, sus párpados se fueron cerrando lentamente. Inevitablemente se durmió en los brazos de su madre, con una clara tranquilidad en ella.

Tsunade suspiro, sus ojos se fueron cerrando y una sonrisa se formó en sus labios mientras se dormía abrazando a su hija.

-Día Siguiente-

En la mañana siguiente, Aiko despertó por culpa de los rayos del sol golpeándola en sus ojos. Su ceñó se frunció en molestia, pero ya no pudo seguir durmiendo al estar demasiado despierta para retomar su siesta.

Sus ojos parpadearon unas siete veces de manera cómica—. ¿Qué demonios? —se preguntó con su cara adquiriendo un color rojo intenso, y era con justa razón, pues se encontraba con la cara en los enormes pechos de su madre.

Y aunque fuera motivo de vergüenza, realmente no podía respirar. Agitó sus manos con pánico mientras su cara roja se iba poniendo morada cada momento.

No entiendo a esos hombres que dicen que morir en los pechos de una mujer es increíble... ¡No lo es!, esto es asfixia pura, solo que con globos de carne —pensó Aiko sin dejar de agitar sus manos, pero ahora trató de salir de su lugar moviéndose erráticamente tratando de despertar a su madre o que se moviera un poco para poder liberarse.

Ya veo la luz... Padre, si muero, es culpa de los enormes pechos de mamá, así que como mi última voluntad, por favor conviértela en una mujer más plana que una tabla —pensó Aiko con su cara completamente morada.

Sintiendo que la inconsciencia la reclamaba, cerró sus ojos. Para luego sentir como el aire volvía a ingresar en sus pulmones y ahora podía respirar mejor. Tomó varias respiraciones profundas mientras agradecía por ser liberada de aquella muerte para nada agradable.

—¡Oh!, ¡Aiko-Chan, perdón por eso! —se disculpó Tsunade con su mirada clavada en la cara de la rubia menor que ahora estaba recuperando su color natural.

*COUGH* *COUGH* Ahora recuerdo porque no suelo dormir contigo, Kaa-San —respondió Aiko con uno de sus ojos cerrados.

—Perdón okey, no es mi culpa tener estos en mi cuerpo —dijo Tsunade señalando a sus pechos con una mirada molesta.

—Solo espero que no sea de familia, no quiero heredar eso —murmuró Aiko.

—Hmp, déjame decirte que tienes mala suerte en eso —respondió Tsunade con una sonrisa.

Aiko tuvo una expresión pálida—. ¡NO!, ¡No quiero eso!... Esas cosas pesan mucho... Los idiotas no dejarán de verme... Mi ropa me apretará demasiado... Y lo peor... ¡Los dolores de espalda! —pensó con una cara de miedo.

Tsunade se rio con diversión por la expresión de su hija. Shizune que se había despertado por el grito de su maestra, no pudo ocultar su sonrisa divertida por la expresión de la rubia menor. Luego recordó que esa niña podía tener las mismas medidas que su madre, y no pudo evitar mirar su pecho y mirar el de su maestra por unos cuantos segundos. Una mirada de derrota cruzó su rostro, y una pequeña nube negra se formó arriba de su cabeza.

—Una niña... He sido derrotada por una niña —murmuró Shizune con una expresión abatida.

Tsunade sudó por eso—. Bueno, ahora que ya todas estamos despiertas, ya podemos continuar con el viaje. Pero antes, ¿Quién tiene hambre? —preguntó con una sonrisa.

Aiko levantó su mano de forma inmediata, Shizune la siguió poco después. Asintiendo, Tsunade se estiró unos momentos para después recoger su chaqueta verde y colocársela.

—Bien, a comer —dijo Tsunade saliendo por la puerta de la habitación, siendo seguida por su hija, dejando a Shizune de ultimo, quien cerró la puerta con seguro para después seguir al dúo madre e hija.

Pocos minutos después pudieron encontrar un local abierto que vendía comida. No tardaron en acercarse y pedir una mesa para tres, en la cual se sentaron.

—Hmm... Kaa-San, ¿en verdad puedo pedir lo que sea? —preguntó Aiko inclinando su cabeza en confusión.

—Si, anda pide lo que quieras —respondió Tsunade con una mano en su mentón y una sonrisa en sus labios.

—Entonces... Quiero de todo —dijo Aiko sin siquiera ver el menú.

—... ¿Qué? —preguntó Tsunade.

—Dije que quiero de todo —volvió a repetir la rubia menor.

—Um... Bueno, si eso quieres —respondió Tsunade con una gota de sudor.

—Tsunade-Sama, ¿está segura? —cuestiono Shizune con una mirada de sorpresa.

—Si, créeme, su metabolismo es muy impresionante —respondió Tsunade—. Además, yo no estoy pagando por eso, ¿verdad Naruto? —pensó con una sonrisa.

—Si usted lo dice —dijo Shizune no muy segura, ya que cuando comía junto a la pequeña rubia, dicha niña no comía demasiado.

Tiempo después de ordenar su comida, aunque no sin antes casi quitarle el alma al pobre chef al mirar todo lo que ordeno una niña, y que tendría mucho trabajo por hacer. Las chicas comenzaron a comer, y Aiko sonrío con su lengua pasando por sus labios al ver la comida en la mesa.

-45 Minutos Después-

—Um... Quiero más —dijo Aiko con las mejillas llenas de restos de comida.

La cara de Shizune estaba llena de sorpresa, todo por ver como una niña parecía tener un estómago sin fondo.

—Ya no más... Por favor, ya no aguanto —murmuró el chef con una mirada abatida.

—Te compadezco amigo —dijo el mesero con una mirada de simpatía.

-70 Minutos Después-

—¿Satisfecha? —preguntó Tsunade alzando una ceja.

—No del todo, pero por ahora si —respondió Aiko con un asentimiento.

El pobre chef comenzó a derramar lágrimas de felicidad al saber que la pequeña monstruo hambrienta por fin dejaría de pedir comida.

—Pero quiero pedir más comida para el camino —dijo Aiko sonriendo con crueldad.

La cara del chef perdió todo el color y sus ojos se abrieron hasta el borde. Observó la sonrisa que le envió aquella monstruo con cuerpo de niña, y no pudo evitar derramar más lágrimas, pero ahora de dolor por el trabajo que tenía que hacer.

-50 Minutos Después-

—¡Que tengan un buen día! —exclamó el mesero entregando la comida recibiendo un agradecimiento por parte de las féminas.

Cuando las mujeres se fueron, el mesero suspiro cansadamente. Su mirada se desplazó hacia la puerta que lo separaba de la cocina, y se fue acercando para después abrirla.

—Parece que tenemos que contratar a otro chef —murmuró el mesero viendo al chef tirado en el suelo con una expresión muerta y sin poder moverse.

__________________________________________________________

En un espeso bosque, cierto trío de mujeres y niña, se encontraban caminando para poder llegar a su destino.

—¿Cuánto falta para llegar? —preguntó Aiko con una mirada aburrida.

—Ya no falta mucho —respondió Tsunade—. Y no vayas a empezar a estar hablando sin parar —dijo con una pequeña vena en su frente.

Aiko sabiamente cerró la boca. Shizune suspiro aliviada, ya que no quería que se repitiera lo de ayer, no sabía si podía aguantar correr tanto, si la vez anterior casi se desmaya, estaba completamente segura de que está vez si se desmayaría.

No tardaron más que unos minutos para llegar a poder divisar las enormes puertas de Konoha alzándose sobre los árboles.

—¿En serio? —preguntó Aiko mirando las enormes puertas con una ceja alzada.

Tsunade suspiro mientras sonreía con diversión—. Te encantará este lugar.

—Ya veremos —dijo Aiko con su cara aburrida.

Siguiendo su camino, llegaron cerca de la entrada del pueblo, y fueron detenidas por los guardias que custodiaban las enormes puertas.

—¡Alto!, indique su.. ¡Ah!, ¡T-T-Tsunade-Sama! —exclamó uno de los guardias con una mirada de sorpresa total por ver a la legendaria Sannin de las babosas de vuelta.

—Hola chicos, estoy de vuelta —dijo Tsunade con una sonrisa de diversión.

—Ah, Hokage-Sama se alegrará mucho —dijo otro de los guardias con una mirada emocionada.

—Por mucho que me gustaría ver a Sensei, ahora mismo necesito regresar a mi antiguo hogar —dijo Tsunade con una mirada de disculpa.

—Bueno, si eso quiere, supongo que estará bien —dijo el primer guardia con una mirada pensativa.

—Claro, nos vemos chicos —se despidió Tsunade agitando su mano mientras seguía su camino.

Uno de los guardias suspiro de forma soñadora—. Me enamoré.

Su amigo se atragantó con su saliva—. ¡¿Qué mierda?!

—Si, me enamoré a primera vista —dijo nuevamente con una mirada soñadora y un pequeño rubor en sus mejillas.

Su amigo lo sujeto fuertemente por su hombro, y su mirada era de seriedad pura—. No dejes que él te escuche o en serio lamentarás mucho el haber dicho esas palabras.

La cara del primer guardia solo reflejaba confusión—. ¿Quién?

Su amigo tragó saliva audiblemente con su cara llena de terror—. El esposo de Tsunade-Sama —susurró cerca del oído de su amigo de forma muy baja.

—¡¿Ella tiene esposo?! —gritó el guardia con sorpresa.

—¡Shhhh!, baja la voz, no queremos que te escuchen —dijo el otro guardia silenciando a su compañero con sudor bajando por sus mejillas—. Pero si, ella tiene un esposo. Viste a la niña rubia que la acompañaba —cuestiono mirando a su amigo, quien asintió con una mirada seria—. Bueno, ella es hija de él y de Tsunade-Sama —terminó de hablar sorprendiendo a su colega.

—Mi corazón sufre por esas palabras —dijo el guardia con una mano en su corazón.

—No seas dramático... Ahora, nunca digas algo como eso en presencia de él —dijo seriamente mirando a su amigo con algo de miedo reflejado en sus ojos.

—¿Ah?, y eso porque será.

—Porque si te escucha decir esas palabras, él te hará cosas muy horribles hasta que se cansé, y se reirá de todo como si fuera algo divertido —terminó con una expresión de miedo total.

—Y si hace ese tipo de cosas porque no está encerrado en una celda.

—Eso es simple, él es tan poderoso que cualquiera que lo desafié a una pelea termina siendo asesinado brutalmente.

La cara del guardia se puso muy pálida.

—Pero esos son solo rumores —dijo su amigo con una sonrisa divertida por ver la cara aterrorizada de su compañero.

—Bastardo hijo de puta, te estabas burlando de mi —gruñó mirando a su colega con enojo.

—¡¿Qué te hizo creer eso?! —gritó en la distancia mientras corría, alejándose de su compañero, quien comenzó a perseguirlo con una mirada molesta.

__________________________________________________________

—Hum, Haaa, hogar dulce hogar —dijo Tsunade al cruzar la entrada de su pequeña mansión.

—No es tan enorme como nuestra antigua casa, pero es mejor que ese lugar en el que pasamos la noche —murmuró Aiko observando la enorme sala.

—Agh, mucho polvo, hace falta una limpieza —dijo Shizune quitándose una telaraña de la cara con una expresión molesta.

—Bueno, este lugar lleva años sin ser habitado —dijo Tsunade con simpleza—. Este lugar necesita mantenimiento, así que chicas, manos a la obra —declaró con un puño alzado.

—Hmp, solo limpiaré porque no quiero dormir en un lugar lleno de tierra —dijo Aiko con una mirada molesta.

—Odio las telarañas —gruñó Shizune terminando de quitarse la telaraña, solo para caminar por el lugar equivocado y volver a tener otra telaraña en toda la cara y cabello—. Estoy comenzando a odiar este lugar —dijo exhalando un suspiro de molestia.

—Pobre Shizune-Nee —dijo Aiko con una sonrisa divertida que molestó a la pelinegra.

—Tienes suerte de ser una enana —dijo Shizune con una vena en su mejilla.

—¿A quién llamas enana, eh tabla de planchar? —gruñó Aiko con varias venas marcando su frente.

—A ti, ¡niñita de papi con complejo incestuoso! —respondió Shizune con sus ojos blancos por el enojo.

—¡No soy niñita de papi! —exclamó Aiko con sus ojos igual de blancos por el enojo.

—Pero no negaste el complejo incestuoso, ¿eh? —dijo Shizune sonriendo con victoria.

—T-tú.. Tsk... Se acabó... Pagarás pecho plano —gruñó Aiko con una mirada enojada.

—Déjate venir enana incestuosa —declaró Shizune arremangándose sus mangas con una expresión de furia.

—Cielos, parece que tengo dos hijas en lugar de una —murmuró Tsunade sobándose la frente con cansancio.

Sin más que hacer, le pegó tremendo coscorrón a Shizune y Aiko, dejándolas en el suelo con sus piernas teniendo espasmos mientras en su cabeza se comenzaba a formar un enorme chichón.

—Si ya dejaron de comportarse como niñas. —Le dio a Shizune una mirada de reojo, que la hizo sonrojar de vergüenza—. Podemos continuar, y ahora si limpiar todo este lugar —terminó de hablar viendo a la rubia menor, quien solo se avergonzó con su mano rascándose la parte trasera de su cabeza con incomodidad.

—Hmp, bien —murmuró Aiko levantándose del suelo mientras se sacudía el polo de la ropa.

—Como diga, Tsunade-Sama —respondió Shizune también levantándose, para luego sacudirse el polvo y terminar de quitarse la telaraña de la cabeza.

—Tenemos mucho trabajo que hacer —declaró Tsunade mirando el lugar polvoriento, para después suspirar con una pequeña sonrisa formándose en sus labios.

Empezaron por quitar todas las telarañas, que para enojo de Aiko, estaban en lugares altos, y debido a eso, tuvo que usar una silla para poder limpiar, e incluso así aún tuvo que estirarse de puntitas para poder quitar esas molestas telarañas, y cierta pelinegra se reía de vez en cuando por su situación. Para desquitarse con ella, Aiko la empujó contra un par de telarañas que terminaron cubriendo completamente a Shizune, para diversión de la rubia, quien tuvo que hacer la escapada maestra para evitar que la pelinegra la atrapará.

Después de perseguir a la rubia, Shizune se terminó cansando y solo se detuvo a limpiarse las telarañas de todo su cuerpo, aunque claro de vez en cuando miraba con cierto enojo a la rubia sonriente. Al terminar con las telarañas, siguieron con los muebles que tuvieron que mover para afuera y así poder quitar todo el polvo de ellos. Para Tsunade, esto fue muy sencillo, igual que Aiko, quien heredó la fuerza física pura y descomunal de su padre, Shizune tuvo ciertas dificultades con algunos muebles, pero nada imposible.

Cuando comenzaron a quitarles el polvo, Shizune le terminó arrojando una gran cantidad de polvo a la rubia menor, quien parecía estar empanizada por todo el polvo en su cuerpo. La pelinegra se murió de risa unos momentos, para luego salir corriendo y escapar de una furiosa Aiko con una escoba en mano para golpearla. La rubia se cansó de perseguirla y simplemente se detuvo a quitarse todo el polvo, que por cierto, todavía tenía en varios lugares.

Siguieron con el interior de la pequeña mansión, en el que simplemente usaron escobas para quitar todo el polvo del interior, para después arrojarle agua y que el piso quedé reluciente. Aiko aprovecho esta oportunidad para vengarse, y le arrojo una cubeta de agua a Shizune, quien terminó empapada completamente. No tomándoselo de la mejor manera, la pelinegra correteó a la rubia, para arrojarle agua a presión con una manguera que terminó lanzando a la rubia por una ventana por la fuerza detrás del agua.

Enojada, Aiko también sujetó una manguera y comenzó una simple guerra de agua con mangueras a presión, que cada cierto tiempo alguien salía volando por la fuerza del agua. Su pequeña guerra se vio interrumpida cuando una Tsunade sonriente pasó en el lugar equivocado, y terminó siendo arrojada a varios metros de distancia por la fuerza del agua. Aiko y Shizune se vieron con miedo, y solo atinaron a salir corriendo como pollos sin cabeza, mientras detrás suyo las perseguía una Tsunade furiosa con ambas mangueras soltando agua.

Al final terminaron por dejar todo el lugar bien encharcado por el agua liberada. Claramente las risas no faltaron después de que Tsunade les diera tremendo coscorrón a ambas. Se les hizo divertido su pequeña guerra de agua, y se divirtieron gastándose bromas.

Luego de su momento de diversión, todas se quedaron esperando que todo se secará para después volver a meter los muebles y acomodarlos. Aunque todas tenían una pequeña sonrisa en sus labios al hacer todo.

Y ciertamente tuvieron que cambiarse de ropa a una seca, ya que era muy incómodo tener la ropa mojada todo el tiempo.

—¿Se durmió? —preguntó Tsunade vistiendo una bata rosada con una toalla en su cabello húmedo.

—Si, parece que se divirtió con sus pequeñas bromas —respondió Shizune igualmente con una bata pero de color azul, mientras arropaba a Aiko, quien se encontraba dormida con una sonrisa en un sillón.

—Mírala, es demasiado linda para su bien —murmuró Tsunade con un pequeño suspiro mientras se sentaba en un sofá cerca de donde dormía la rubia, para después acariciarle su cabeza con cariño.

—Cuando sea mayor, será toda una rompecorazones, y alguien que enamoré con solo una mirada —dijo Shizune medio en broma.

Tsunade se rio ligeramente—. No digas eso que a lo mejor se cumple —dijo con una sonrisa ganándose una pequeña carcajada de parte de la pelinegra.

—Cierto... ¿El señor Naruto, él...? —antes de seguir hablando, Tsunade la silencio con una seña.

—Aquí no, ven —dijo Tsunade haciéndole señas para que la siguiera. Ambas llegaron a la cocina y tomaron asiento en dos sillas—. ¿Qué quieres saber?

—Um... ¿Él no vendrá a buscar a su hija? —preguntó Shizune con algo de incomodidad.

Suspirando, Tsunade asintió con un ceñó fruncido—. Lo hará, pero al menos no se llevará a mi hija. Vendrá, si, pero solo hará breves visitas, eso lo discutimos, ya no quiero que mi pequeña corra peligros innecesarios.

—¿Y él... Aceptó? —preguntó Shizune no muy segura.

—No. No aceptó fácilmente, y aunque lo haya aceptado, no lo pude convencer del todo —respondió Tsunade con una mano en su frente.

—Solo espero que no se lo haya tomado de la manera equivocada —dijo Shizune tragando saliva.

—Yo también lo espero —murmuró Tsunade soltando un suspiro.

—Hablando de él... ¿No sabe dónde se encuentra? —preguntó Shizune con curiosidad.

—Lo último que supe, es que estaba buscando a alguien, pero solo se hasta ahí. Pero conociéndolo debe estar haciendo alguna locura —dijo Tsunade encogiéndose de hombros.

Shizune asintió sabiendo muy bien lo raro que suele actuar Naruto a veces.

__________________________________________________________

¡KRAAAKROOOOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMM!

Un planeta blanco brilloso, parecido a la Luna, solo que varias veces su tamaño, y tan brilloso como una estrella, terminó por estallar en una explosión blanca.

Naruto sonrió con suficiencia—. No más Ōtsutsukis —dijo asintiendo para si mismo.

Sabes, pensaba dejarte vagar libre al no causar molestias. Pero ahora que estás causando problemas en el cosmos, tengo que deshacerme de ti.

Naruto alzó una ceja por escuchar una voz distorsionada. De la nada un enorme agujero negro se abrió en el espacio, del cual cierto dios emergió con una mirada tan tranquila y desdeñosa que imponía miedo y respeto con su sola presencia.

—No jodas —murmuró Naruto con sus ojos bien abiertos por la sorpresa.

Solo nosotros los seres divinos del más alto rango, somos quien decide la creación y destrucción de planetas en el cosmos, y tú, un misero mortal haciendo algo que solo nosotros tenemos permitido es una total falta de respeto. Necesitas una muestra de lo que es un verdadero dios, y que te pongan en tu lugar como el pequeño fracaso que eres.

—Tsk, ¿y por qué hacerlo ahora?

No eres quien para pedir respuestas, pero te las daré, siéntete alguien afortunado mortal. Antes solo vagabas y no causabas problemas ya te lo dije, pero ahora que comenzaste a destruir este y otros planetas, te convertiste en el punto de interés para algunas molestias, no puedo permitir que alguien como tú vagué y destruya lo que quiera.

—Wow, que sorpresa —comentó sarcásticamente Naruto.

Ahora te pondré en tu lugar, en el que siempre debiste estar.

—Bueno... Esto de verdad se fue a la mierda —dijo Naruto con sudor frío bajando por su mejilla, sabía muy bien quien era este dios, y ahora sin duda alguna estaba completa y absolutamente... Jodido.

La realidad comenzó a fluctuar por el aura divina que comenzó a emanar el dios. El universo mismo tembló, el tiempo y otros conceptos estaban comenzando a salirse de control por la pequeña pisca de poder que estaba liberando el ser divino.

—Espero no desaparecer de la existencia —comentó Naruto con una sonrisa tensa, su cuerpo se cubrió de un aura dorada e inmediatamente se transformó en su más poderosa transformación, que aunque no pueda usarla completamente, si quería seguir existiendo, era necesaria.

Tu existencia tiene que finalizar.

—Púdrete... Izanagi.






Continue Reading

You'll Also Like

464K 64.9K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
195K 33.6K 31
Siete chicas pobres. Siete chicas millonarias. Un encuentro inesperado. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Nota: no permito adaptaciones.
141K 19.1K 105
𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐑𝐌 || 𝙴𝚕 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚎𝚜 𝚎𝚗𝚐𝚊ñ𝚘𝚜𝚘, 𝚢 𝚌𝚘𝚗 𝚜𝚞 𝚋𝚎𝚕𝚕𝚎𝚣𝚊 𝚑𝚊𝚛á 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎 𝚊𝚛𝚛𝚎𝚙𝚒𝚎𝚗𝚝𝚊𝚜. Teen Wolf...
286K 22.7K 51
Historias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc.