MAFIA In the morning [Bl]

By Valecaros00

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En un mundo donde la posición es importante, las posibilidades de vivir una buena vida son casi nulas. Ian lo... More

Prólogo
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By Valecaros00









Frente a la espléndida y gigantesca mansión se agolpaban numerosos reporteros y cadenas de televisión. La noticia de que la menor de los Vidore estaba a punto de casarse trajo conmoción en todo el país.  Mayormente por qué era la primera de la generación en contraer matrimonio públicamente.

Los preparativos para esta gran gala matrimonial, habían sido lujosamente preparados en el gran salón. El aire limpio y puro que hace mucho tiempo no recordaba le trajo una gran tranquilidad a su mente revuelta. Aunque tampoco negaba que había estado intranquilo mientras el lujo lo rodeaba, no estaba acostumbrado a ese tipo de ambientes por lo que era evidente su incomodidad.

Hace una horas que había llegado a la residencia de los Vidore, donde casualmente
la mujer que había visto en la pantalla aquella vez en la calle iba a celebrar su matrimonio.
Puede ser coincidencia, o simplemente los azares de la vida haciendo de las suyas. Sea cual sea la razón, Ian estaba más ocupado y concentrado en realizar la tarea por la cual había sido enviado allí. Había explorado todo el área al primer momento de que nadie había sospechado de él; miró y exploró los rincones de cada lugar al que se le tenía acceso, contó puertas y ventanas, lugares donde se podría acceder fácil a la cámara principal donde no hubiera mucha seguridad, aunque claro, no había sido sorpresa para Ian que en realidad no había lugar que no estuviera fuertemente resguardado y vigilado.

Ian suspiró suavemente, encogiéndose de hombros mientras pensaba fuera de lugar.
Miró a su alrededor, pasando copa por copa a uno de los empleados que los acomodaba pulcramente una encima de otra en una mesa para que formara una figura de pirámide. Con cuidado de no dejar que el vino de ninguna de las copas de vidrio se caiga, Ian dejó su tarea excusándose de que debía buscar más vino. 

Camino hacia la cócina organizando su chaleco negro que combinaba con los otros empleados. No sabía cómo fue que John, el hermano menor de Jhonathan, había conseguido infiltrarse en la residencia en primer lugar. Había escuchado vagamente de Dona que habían secuestrado al empleado original, pero no estaba lo suficientemente seguro como para opinar; la información no se le había permitido, en mayoría, ningún tipo de información valiosa que lo ayudará a entender lo que pasaba en realidad. Sin embargo, no reputo ni se quejó, no si eso era lo que le daría dinero.

Al menos, Ian estaba seguro de que si se esforzaba y acataba todas las órdenes dadas, podría rápidamente salir de sus problemas.

El basto bullicio siguió recorriendo el lugar, los pasos frenéticos de todos los empleados aún se escuchaban por todas partes. Ian miró furtivamente el gran espacio decorado, su mirada que siempre se mantenía inexpresiva de repente se volvió una mueca cuando sus adentros se revolvieron suavemente. No se había alimentado correctamente en todo el día, siento solo una taza de café cargado que lo había ayudado a mantenerse en pie durante el transcurso. Ahora que el día se está empezando a acabar, el hambre estaba empezando a tomarle factura fuertemente y el suave e incluso pegaso aroma de la comida siendo servida en las mesas no hacía más que mirearlo y hacerle temblar las extremidades en un temblor casi susurrante.

Tristemente consciente de el entorno en que se encuentra, lo que no se consumiría esta noche iría directo a la basura, donde se pudriría y se olvidaría entre los mordiscos de los perros vagabundos.

Sin dejarse más tentar por sus pensamientos, Ian apresurado llega al enorme y exagerado patio de la mansión. No era raro que todo sea tan bonito y grande, ya que el lugar era sumamente gigantesco, siendo esta una enorme residencia en lo alto de una montaña alejada de la civilización, cerca de un risco donde el mar llegaba. Además, era tan grande y brillante que a tan solo mirar el exterior se podía ver una imagen fascinante de la naturaleza haciendo de las suyas.

Y eso contando con el salón decorado, que era amplio, con  hermosos candelabros de cristal que iluminaban y decoraban hermosamente el salor por el que había tenido que pasar. Había mesas decoradas con blanco puro y rojo intenso, cada una decorada de flores que hacía juego con la temática con la que se había decorado.

En un lugar del area, con pulcros trajes negros de tres piezas se encontraban los músicos acomodando sus instrumentos, el piso de cerámica blanca con dibujados de mandala hacian mucho mas bello el espacio decorado.

En el exterior también había un área arreglada para que los invitados pasaran el rato disfrutando del ruido de las olas golpeando entre sí, con una larga mesa con aperitivos y bebidas alcohólicas para hacer más eufórica la comodidad.

Ian miró nuevamente con determinación y sólo pudo pensar en su cabeza: Elegancia.

—¡Oye tú, Novato!, ¿Qué haces parado allí?— El repentino grito lo hizo sobresaltar y dar media vuelta rápidamente. Mirando de arriba a abajo, Ian escanea a la persona que lo llamó. El chico era delgado con cabello castaño y de tez clara, un poco más bajo que él. Su aroma era suave, casi neutral por los parches que usaban en el cuello. Ian rápidamente aceptó la idea de que aquel chico era sin duda un Omega.

Ian sonrió lo menos tenso que pudo. No acostumbro hacer ese gesto. Fijó sus ojos en la etiqueta del chaleco del chico donde su nombre estaba escrito; Luka Indora.

—Lo siento. Solo estaba viendo que todo estuviera en orden— Ian explicó suavemente, su mirada seria era lo suficientemente convincente como para que Luka no refunfuñaba. Aunque aún se podía notar un cierto recelo reflejado en sus ojos.

—Eso no es excusa, hay muchas cosas que hacer y entre más nos ayudemos más rápido terminaremos. Así que por favor… Ve ayudar en la cocina

—Está bien —Haciendo un gesto de entendimiento, Ian miró por última vez a Lukas y se marcho por donde había llegado.



(...)




El suave y tranquilizante sonido del violín resonó en el salón. Los invitados poco a poco llegaban con sus extravagantes vestidos. Los nobles acompañados por sus parejas oficiales y casuales se amontonaban entre ellos para charlar y beber eufóricamente esperando a la pareja principal.

El aroma a feromonas era suave, no tanto como para apestar el lugar debido a que las personas nobles solían creer que mostrar tan abiertamente sus olores prologados por las emociones era cosa que hacía la gente “Terrestre” por lo que Ian pudo pasear tranquilamente sin marearse.

Ian pasó por el área con una bandeja en mano con bebidas a la vista. Fue servicial y respetuoso con las personas con las que levemente hablaba para saber la preferencia de la bebida. Caminó un rato, por todos lados sin dejar de mostrar ese porte inexpresivo.

La noche parecía larga, los minutos andaban al compás de la melodía que se escuchaba por todo el lugar, era algo extraño. Ian pensaría que estaba haciendo un trabajo normal de camarero si no fuera porque la figura de Jhonathan que había llegado hace rato, se estaba mezclando en la multitud mientras le hacía una sutil mirada para que esperara.

¿Que estaban planeado exactamente?

Con el rumbo fijo de seguir de cerca a Jhonathan con la mirada para no perderlo entre la multitud.Ian, ciertamente intranquilo, siguió con su trabajo.

El tiempo siguió corriendo, faltaba poco tiempo para que la pareja recién casada llegara y la multitud poco a poco se iba hacia el ante jardín, donde la pareja daría su espléndida entrada. Camino hacia allí de igual forma, no había algo más que pudiera hacer así que solo siguió su instinto y se formó con los otros empleados en una fila derecha frente a otra que estaba frente suyo.

Los aplausos no se hicieron esperar cuando a lo lejos un auto entró por las rejas que rodeaban la mansión. El sutil sonido de la melodía que se suele usar en bodas se escuchó por el lugar en forma instrumental y en un par de segundos la pareja estaba saliendo del auto. La mujer vestia un pomposo vestido blanco, tenia accesorios rojos que combianaban a la perfeccion con la decoracion en el salon, el hombre, tenia un traje negro de tres piezas, con una flor roja como decorado en su pecho.

La mujer se acercó con su marido lentamente hacia la multitud; tenía una enorme sonrisa en su rostro, su aroma era suave, cálido que te hacía recordar a los cerezos. El hombre, por el contrario, parecía un poco más tranquilo, su sonrisa era corta, parecía más cortesía que cualquier otra cosa. Aunque sus modales al saludar le hacían parecer feliz.

Ian miró a las personas con algo de curiosidad, pero se alejó rápidamente cuando en ese momento Jhonatan le habló con un suave “Ven” por el micrófono que tenía en la oreja. Se movió por el salón, con cuidado de no llamar la atención. Dejó la charola en una mesa y rápidamente se mezcló con la multitud cuando corrió más rápido hacia la pareja cuando un auto nuevo llegó.

Los segundos siguieron transcurriendo a medida que caminaba por el salón. El tiempo un poco más lento lo hizo sentir un aroma, que en su interior se le hacía conocido. Ian se detuvo un momento, y miró hacia atrás con un fruncido ceño donde todas las miradas se encontraban.

Había una camioneta negra.
Los empleados se tensaron en el lugar y algunas personas bajaron la cabeza.
La novia que estaba saludando a los invitados, sonrió alegremente aplaudiendo con emoción.

Ian en su confusión solo sintió curiosidad.

Miró nuevamente la camioneta con un interés poco común de él. Como en cámara lenta, un hombre con traje negro muy elegante salio. Ian comenzó a tensarse, no tenía idea porque era la razón. Trago saliva, y respira hondo tratando de calmar su agitada cabeza. Siguió allí, sin mover ninguno de sus músculos a pesar de que Jhonathan en el micrófono le gritaba que corriera hacia donde estaba el.

Ian no sabía cómo moverse. Sus pies se negaban a moverse y nuevamente no entendió el por qué. Quieto en su lugar, Ian miró nuevamente hacia el hombre. El hombre era alto, unas dos cabezas más que él.
Su cabello que era lo más llamativo, era blanco, albino si era más preciso. La piel era pálida, no tanto como para verse enfermo, pero sí como para compararlo con algún tipo de rey de las nieves. Y sus ojos, otra de las cualidades más llamativas de aquel atractivo hombre era sus ojos; Morados, con un sutil brillo que lo hacía ver más maravilloso de lo que de por si era.

Un alfa dominante en todo el esplendor.

[¡Ian!] Un estruendoso grito por parte de Jhonathan lo hizo salir de su estupor. Ian, con el cuerpo tembloroso apartó rápidamente la mirada del Alfa y camino con velocidad hacia Jhonathan. Agradece enormemente que las personas estuvieran lo suficientemente concentradas en los nuevos individuos como para fijarse en su malestar.

—Lo siento—Ian susurro apenas llegó hacia Jhonathan, quien por su aroma levemente amargo se notaba su enojo.

—¿Qué mierda te pasa? No me digas que también te mojaste viendo a ese alfa—Jhonathan escupió con enojo, su ceño fruncido dejaba en claro lo disgustado que estaba— Porque te recuerdo que estabas aquí haciendo recados muy importantes.

—Te dije que lo siento ¿Está bien ? hagamos esto rápido para largarnos de una maldita vez—Jhonathan asintió con la cabeza rápidamente, dejando las preguntas para luego. Ian con su fruncido ceño miró hacia los lados y se metió hacia una habitación alejada del salón principal con Jhonathan que guiaba el camino.

El cuarto era pequeño, una cama, una mesa de noche y un armario. Jhonathan se acercó hacia la cama, se agachó y abrió una pequeña compuerta secreta que estaba en el piso debajo de la cama. Ian miró entre sorprendido y confundido la acción, ¿Cuanto llevan planeado este saqueo para tener todo guardado en ese lugar? Más aún, ¿Cómo lograron todo eso? Entre más preguntas se hacía, más confundido estaba. Ian no podía articular nada, solo pudo tomar la gran bolsa que Jhonathan le ofreció y salir con cuidado de la habitación.

El espacio era silencioso. El viento frío de la noche se aventuraban por las ventanas abiertas que estaban en el lugar. El olor de la limpieza se fue metiendo poco a poco por sus fosas nasales, haciéndolo respirar suavemente satisfecho. Ian seguía a Jhonathan, no había dicho una sola palabra más que dedicarse miradas con gestos señaladores que Ian no tardaba en seguir. El lugar estaba lleno de guardias, cámaras de seguridad y un alto complejo más de seguridad que se le complicaba seguir a Ian. Sin embargo, con el extraño conocimiento de Jhonathan de la casa poco a poco iba tomando ventaja de los obstáculos.

Llegando al área apartada donde los pasillos parecían infinitos, Jhonathan se detuvo haciéndolo detener de igual forma. En ese momento Ian sintió la necesidad de hablar de sus dudas

—Jhonathan, ¿Qué es exactamente lo que buscamos?—El hombre se quedó en silencio tras decir su pregunta. No hubo ruido más que el de sus respiraciones.

—Una bóveda

—¿Bobeda? ¿Que buscan exactamente?—Nuevamente jhonathan se quedó en silencio. Aunque su mirada rápidamente se convirtió en una mirada derrotada cuando pensó que no había nada de malo en hablar un poco sobre lo que estaban haciendo allí.

—Planeamos llevarnos todo lo que encontremos valioso, pero buscamos precisamente una Joya. Una muy valiosa—Ian asintió con la cabeza. Ambos siguieron moviéndose con cuidado por la casa, y Jhonathan siguió relatando, aunque un poco más silencioso—En un principio pensamos que sería fácil encontrar la Joya. Buscarla y robarla. Pero contrario a lo que pensábamos fue mucho más difícil de lo que dijo aquel misterioso hombre que nos contrató. Buscamos en todas las casas de los Vidore, en Japón, en Rusia pero no había nada. Era como si simplemente aquel hombre se hubiera inventado aquello—

Ian alzó una ceja. Las preguntas siguieron regenerandose en su cabeza, miró hacia uno de los pasillos donde estaba la cámara de seguridad y siguió avanzando cuando una luz verde paró el párpado de ella; señal de que Jhon y Dona habían Hackeado el sistema del área. Nuevamente en un lugar seguro, abrió la boca para seguir preguntando.

—¿Qué pasó luego? ¿Quién era el hombre?

—Con el hombre no se. El jefe habló con él y no nos dio detalles de quién era—Jhanathan mencionó, suspirando con desconcierto ante esa preguntas—Y luego, pues aquí estamos, confiados en que aquí estará lo que buscamos.

—Y ¿yo? Precisamente porque estoy aquí si no he hecho nada más que entregar bebidas.  ¿Por qué me contrataste?—Jhonathan se mordió el labio antes de responder debido al guardia que sin esperarse apareció para ver el área. El hombre vestido de negro paso tranquilamente al ver que no habia altercados y Ian y jhonathan se volvieron a mirar.

—Tres cosas. Una Necesitas dinero, así que me apiadé. Dos, tu traje tenia una camara que nos permite ver el lugar con más seguridad, Jhon se demora mucho en poder Hackear las cámaras sin que nadie se diera cuenta, así que tuvimos que ver a vez de ti para saber que lugares tomar a partir de las áreas que se te daban acceso como empleado—Jhonathan de lo mira con un ligero brillo divertido—y tres, como eres un omega, las personas encargadas de contratar no sospecharian porque un empleado dejaría su puesto para dejárselo a otro como si nada.
—Jhonathan le ofreció una sonrisa ladeada y siguió el camino. Ian rápidamente hizo una mirada pensativa, entendiendo un poco lo que pasaba. Antes de seguir con su camino,
busco en su ropa la cámara que Jhanathan había mencionado y se encontró viendo el botón en forma de rosa que Dona le había ofrecido antes de salir del departamento.

“Así que a eso se refería cuando dijo que era  la flor que todo lo ve” Ian suspiró y negó con la cabeza, había suponiendo que era un broma, pero ahora se da cuenta que no.

Finalmente ambos habían llegado a una habitación custodiada por don hombre robustos. Jhonathan le señaló con un gesto que era esa la buscan. Ian asintió y rápidamente tomó el teléfono que estaba en el bolso e incendió el micrófono en su oído.

—2.0.I.4— Ian dijo suavemente los números a Jhon, que era un código que había obtenido Jhonathan cuando le había hecho la seña de que espera. Pasando uno o dos segundos, los pasos de Tacón de alguien resonaron por el pasillo. Ian se tensó en su lugar y se encogió, pero rápidamente se alivió cuando Dona, con un vestido de gala que dejaba al descubierto una de sus gruesas piernas se acercó por el pasillo donde los guardias robustos estaban. La Alfa estaba caminando de un lado al otro, con una botella de vino en mano figurando estar borracha.

Rápidamente nota como su compañera se acerca sin ningún cuidado a los dos hombres y comienza a jugar con ellos. Jhoathan le guiña el ojo como cómplice.

Distracción.

Ian sigue con su tarea cuando entiende.

—Señorita no debería estar aquí

—Le pido por favor que se retire—La voz de los dos hombres se escuchan preocupadas. Eso suponiendo que es porque al ser una clásica fiesta para los nobles de alta cuna, muchos de los empleados suelen temer por sus puestos o incluso sus vidas si llegan a cometer algún error con algunos de ellos. Y Dona, al estar allí vestida y organizada con uno de “ellos” los dos guardias se preocupan. Más por ellos que por ella en realidad.

La discusión continua entre los tres allí, Dona parece la clásica niña mimada que hace que los dos hombres se frustren más de lo que ya están. Cuando parece no haber nada que separe aquellos dos de la puerta, Dona empieza a ser arcadas como si fuera a vomitar encima de ellos. Lo cual, es un gran forma para que los guardias gritan horrorizados y se alejen con Dona para llevarla a un lugar decente para soltar todo.

Sin perder tiempo, Jhon con todo los códigos que Ian y Jhonathan le ofrecieron. La puerta hace algunos ruidos como cerraduras y va abriendo lentamente, revelando un cuarto con cuadros y cajas pequeñas en estantes bien organizados y distribuidos por todo el alrededor. El cuarto es pequeño, es frío como un congelador y las luces blancas lo hacen parecer un lugar misterioso.

Ian y Jhonathan se miran y después de asentir, entran. Solo tienen unos minutos antes de que los guardias regresen, por lo que se apresuran y toman todo lo que pueden con cuidado de que no haya trampas. Ian con guantes puestos abre las cajas y las abre revelando collares con diamantes o oro incrustado, sin pensar en nada, los toma y los echa en la bolsa al igual que Jhanathan que echa todo lo que puede mientras busca el diamante que le había mencionado.

[Jhanathan, solo tienes un minuto y medio para buscar el diamante, deja de hacer lo que estás haciendo y deja que Ian guarde lo otro] Jhanthan asiente hacia su hermano y comienza su búsqueda. Ian por su parte mira con curiosidad el cuadro al fondo de la habitación. “Vidore Tribalero” el nombre marcado allí le hace pensar en que es un ancestro de la familia Vida, aunque está un poco fuera de lugar.

—Ian vámonos, no está aquí—La voz frustrate de jhonathan lo hace mirar hacia su dirección. Ian se da la vuelta y camina hacia el hombre y rápidamente salen de la habitación cuando está confirmado que no es lo que buscaban en un principio. Ambos corren con rapidez, esta vez sin miedo a ser descubiertos porque hay una ventana abierta que Dona dejo para salir después de distraer a los dos guardias.

Ambos saltan por allí, la altura es alta, pero los arbustos logran amortiguar alguna contracción. Caminan por el patio, había varios invitados por allí, pero la extensa jardinería los ayuda a ocultarse.

Cuando logran distinguir el auto donde Dona y Cristhian los esperaba, la voz de alguien a sus espaldas los hace detener.






















Esta es Dona :'3


༼ つ ಥ_ಥ ༽つ Voten y comenten.

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