Nuestro.

By MarStark1

2.1M 146K 34.2K

[LIBRO #1 DE LA SAGA SUEÑOS] [+18] ¿Estarías dispuesto a fingir una relación con el enemigo de tu familia? Ma... More

¡Advertencia Y Personajes!
Prefacio; Nuestro.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Epilogo.
Extra:Mellizos Maxwell.
Especial 100k: Aniversrio.
Extra:Secuelas.
MÍO.
Extra 500k.
Extra: Azules como el mar.
Extra: Christmas.
Extra: San Valentín.
Extra: Beach, drink and love.
Extra: Final alternativo.
Extra: 12 de julio.
NOSOTROS.

Capítulo 46.

28.9K 1.9K 528
By MarStark1

Esta foto es más o menos como son los nuevos uniformes.

Partido final.

Theo.

Algunos días después.

Aparco el auto en el estacionamiento de la universidad. Mi novia se encuentra aquí realizando su último ensayo junto a las porristas. El partido es mañana y está intensa con todos los detalles, dice que todo debe ser perfecto para su último baile como porrista.

La graduación es este domingo, o sea dos días después del partido. Al fin saldremos por completo de la universidad.

Volviendo al tema de la graduación, ya se encargó de nuestros vestuarios en compañía de Camila, tienen complejo de estilistas.

Entro al campo de fútbol y la veo justo en el centro, todos los reflectores las alumbran mientras bailan. Sigo caminando mientras la veo bailar.

Es buena, muy buena.

Las chicas la dejan arriba sosteniendo solo uno de sus pies mientras levanta el otro, haciendo una pose muy parecida a las que hace mientras patina.

Nota mi presencia cuando la bajan y hace una voltereta quedando al frente de las demás. Sonríe corriendo a mi lado y me abraza envolviendo sus piernas a mi alrededor, ama hacer eso y yo amo que lo haga.

La tomo por los muslos sosteniéndola.

—¿Ya terminaron? —Pregunto y asiente.

—Este era el último. —Me da un corto beso que extiendo.

—Esta falda me trae un recuerdo —murmuro pegado a sus labios—. Nuestra primera noche... —me calla con otro beso envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello.

—Qué asco, paguen habitación —Camila nos interrumpe—. A este paso seré tía el próximo año.

—Que ni Dios lo quiera —contesta Madison sin bajarse—. Por ahí en cuatro o cinco años, ahora no. ¿Verdad? —Me mira y asiento confirmando sus palabras.

—Cuñado, te la robo dos segundos. —Habla Camila. Ella baja, privándome de sus brazos.

—Vuelvo en un momento, espérame en el auto.

Como dijo me voy al estacionamiento, el anillo de compromiso vuelve a rondar mi cabeza. No tengo ni puta idea de donde lo guarda.

Mi suegra se está quedando en su departamento y podría decirle que lo busque ahí, pero si le cuenta a Madison que lo estoy buscando será un jodido problema.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando abre la puerta del Lamborghini. Entra y salimos de los alrededores de la Imperial Élite Of London.

De la nada se acerca besando mi cuello, empieza a subir a hasta mi mejilla y luego muerde el lóbulo de mi oreja. Guardo silencio dejándola ser ella mientras conduzco.

Llegamos al estacionamiento del edificio más rápido de lo que deberíamos.

—Joder, no hagas eso —susurro—. Sabes cómo me pongo cuando te veo con esa falda.

—Esa es la idea.

Se quita el cinturón de seguridad y hago lo mismo, muevo la palanca echando mi asiento hacia atrás y la invito a subirse a mi regazo.

Lo hace y seguido de eso la beso, tomo sus nalgas entre mis manos apretándolas, me encantan y ella lo sabe. Restriega su coño contra mi erección endureciéndome más.

Dejo su boca bajando por su cuello, su piel se eriza dándome lo que quiero, subo la minifalda hasta su cintura y paso mis dedos por su coño, está tan mojada que lo puedo sentir aun por encima de las bragas.

—¿Quieres hacerlo aquí? —Pregunto, no puedo más con la erección que tengo, duele de lo duro que está.

—Quiero hacerlo, quiero probar algo nuevo, ¿tú quieres? —Se aleja un poco para verme a los ojos.

—Eso no se pregunta —confirmo y sonríe volviendo a besarme—, joder, no tengo condones aquí —me detengo.

—No importa, tengo la inyección anticonceptiva.

Como puede suelta el cinturón y el botón de mi pantalón. Tomo las bragas que se rompen bajo mi agarre y no le pone atención a eso.

Agradezco mentalmente que el estacionamiento de este edificio sea tan oscuro y los cristales del Lamborghini estén polarizados.

Libera mi erección y no la dejo tocarlo, la levanto un poco y lo acomodo en su entrada, empieza a descender lenta y tortuosamente.

La estrechez y el caliente de su interior me reciben aumentando más el placer y el deseo. Echa la cabeza hacia atrás al sentir como entra rompiéndola por dentro, empiezo a moverla sobre mí y me detiene.

—Espera. —Respira agitada echando su cabello hacia atrás.

—¿Aún no te acostumbras al tamaño? —Digo y se ríe asintiendo.

—En esta posición se siente más. —Levanto el top de porristas dejando al aire los senos que tanto amo lamer y chupar.

Me prendo de ellos provocando sus gemidos, poco a poco empieza a moverse, la sostengo de la cintura aumentando la fuerza de sus movimientos. Ambos lo disfrutamos, no somos de sexo suave y tranquilo.

Me da una imagen perfecta. Ella sobre mí cabalgándome mientras sus pechos se mueven por los saltos, sudada, excitada y gimiendo sin privarse.

Siento como su coño me aprieta aumentando las ganas que tengo, salgo de su interior y como puedo la giro dejando su espalda contra mi pecho, vuelvo a entrar en ella.

La tomo del cuello pegándola a mí mientras la embisto, ambos jadeamos presos del placer. Mi mano se desliza desde sus senos hasta su coño, acaricio su clítoris mientras aún estoy dentro de ella.

Pega sus manos al vidrio tratando de buscar de donde sostenerse, mis dedos se mueven sobre aquella perla llena de placer que la desvanece en mis brazos y le nubla los pensamientos haciéndola gemir aún más.

Su interior me aprieta causando estragos en lo bajo de mi abdomen.

—Quiero que te corras dentro de mí. —Logra articular entre jadeos.

Nuestra respiración es un subir y bajar descontrolado.

—Y yo quiero que te vengas en mis manos. —Susurro en su oído.

Sus piernas tiemblan con la fuerza de las embestidas, joder, como me encanta tenerla así sobre mí.

Sigo embistiéndola masajeando su clítoris, el placer me sobrepasa nublándome la conciencia, mis movimientos pierden control y termino viniéndome dentro de ella. Salgo de su interior esparciendo el semen en su hendidura.

Sigo estimulándola con mis dedos, meto dos y empiezo a moverlos. Sus jadeos aumentan y no aparto mi mano de su cuello mientras con la otra le sigo dando placer.

Mi pulgar se mueve con delicadeza sobre su clítoris mientras sigo moviendo mis dedos con fuerza. La siento estremecerse y su abdomen sube y baja acelerado al igual que su pecho.

Salgo de su interior al sentir como se corre empapando mi mano de sus fluidos.

Ambos respiramos profundo, descansa sobre mi pecho tratando de recuperar el control.

—No imagine que mi primera vez en un carro fuese tan placentera.

—Que te digo, la adrenalina aumenta el placer. —Se ríe ante mis palabras.

—Joder, no quiero moverme. —Dice aún sobre mí.

—Si por mí fuese nos quedamos aquí y te cojo una y otra vez hasta que ya no puedas caminar.

—No gracias, mañana tengo que bailar y así no podré. —Se acomoda la ropa que le queda, ya que rompí sus bragas, Abre la puerta del conductor, toma sus cosas y sale. Yo me acomodo y salgo detrás de ella.

—¿Por qué estás caminando así?

—Tal vez porque acabas de darme como si no me fueses a ver en un año, estoy empapada de mi orgasmo y no tengo bragas. —Me mira molesta.

—Sabes qué amo romperlas, yo que tú consideraría la opción de no usarlas si te quedarás a solas conmigo.

—Vivo contigo, ¿jamás usaré bragas? —Baja el tono cuando entramos a la recepción para tomar el elevador.

—No me molestaría.

Me mira y no sé si quiere pegarme o tomarme la palabra.

El elevador se abre y el trayecto hasta mi puerta se vuelve eterno cuando debo contener la risa, sigue caminando raro y si me rio me lanzara por el balcón

—¿Te cargo? —Pregunto y me mira mal.

—¿Te corto la mitad del pito a ver si así tiene un tamaño normal? —Me hace reír y se le contagia borrando la molestia de su cara.

Abro la puerta y sube rápido al baño, escucho como abren la ducha y me desnudo en la habitación, entro y se gira para verme. Me meto con ella en la regadera y me mira, una mirada cargada de lujuria.

La tomo del cuello estampándola en la pared.

—Te quiero de rodillas, ahora —ordeno, sonríe sin bajarme la mirada.

—Acepto si tú lo haces primero. —Diablos, como me encanta esta versión de ella. Caliente y sin tabúes.

—Después de ti. —Sigo con el juego.

—Bien, pero solo por esta vez. —Se libera de mi agarre arrodillándose frente a mí.

Al día siguiente.

Esperamos nuestro momento para salir mientras las porristas se acomodan formando un tipo de entrada para nosotros. Están siete y siete, una frente a la otra, a la cabeza de una fila está Madison y en la otra a la que reconozco como la co-capitana.

La bandera del equipo reluce en las gradas donde están los demás universitarios y familiares apoyando el equipo. Mi hermano vino al igual que mi madre y mi suegra, lastimosamente mi padre no quiso venir.

Está tratando de cambiar, pero no todo puede ser tan rápido como quisiéramos.

—Maxwell —me llama el capitán—. Saldrás detrás de mí, Miller tú detrás de él.

Jacob se coloca el casco.

—Si ganamos, le pides matrimonio a Camila en el campo —bromeo con él.

—Acepto —choca su mano con la mía—. Si perdemos tú lo haces con mi castaña —me sigue el juego.

—Estás loco, no voy a declararme en un campo de fútbol. —Nos ubicamos en la fila detrás del capitán.

—Que gallina eres Theo —palmea mi hombro riendo—. Está bien, si perdemos dirás que me amas y estás enamorado de mí, pero usarás el micrófono para que todos te escuchen.

Suspiro sopesando su apuesta.

—Acepto.

Quien sea que esté dirigiendo el partido habla.

—¡Luego de la entrada de los anfitriones de esta noche, The Cambridge Panthers, demos la bienvenida a los ganadores de la semifinal contra Manchester, The Legacy of the Élite! —Grita y es nuestra señal para salir.

El capitán empieza a correr y lo seguimos, el bullicio ensordecedor de las gradas nos recibe. El capitán rompe la bandera de papel de la Imperial Élite of London que sostienen las porristas.

Pasamos entre ellas que relucen los pompones levantando sus manos. Mis ojos se desvían a la hermosa castaña de ojos color miel que lidera la fila derecha.

Me guiña un ojo sonriendo y esa es suficiente motivación para esta noche. Nosotros nos acomodamos en nuestros lugares, las porristas ya bailaron, ellas abrieron el juego.

El partido da inicio con ventaja para el equipo contrario, nosotros solemos iniciar siempre así, primero vamos perdiendo y después al final nos reponemos.

Los primeros tres tiempos los ganan ellos con un punto más que nosotros.

El balón llega a las manos de nuestro capitán que corre con él, los de Cambridge se le abalanzan encima y lo lanza hacia mí.

Joder, tengo a tres bestias frente a mí, me triplican el tamaño, pero no la agilidad.

—¿Tomas esteroides? —Le pregunto al que tengo en frente mientras trata de evitarme el paso—. Deberías dejarlos, estas muy grande para tener veintiuno.

—Hablas mucho y haces poco, enano. —Qué hijo de perra, yo mido uno noventa y dos.

—Enanas tus pelotas. —Corro hacia él y trata de frenarme, pero me deslizo por su lado derecho dejándolos a los tres detrás.

Corro dejándolos atrás, abrazo el balón pasando las yardas y anotando el punto que nos empata.

Las personas de las gradas se levantan al igual que las porristas del equipo, gritan y aplauden celebrando el empate y así entramos al cuarto y último tiempo.

El último tiempo inicia agresivo, están sacando a relucir su bestia interior y queda demostrado cuando entre dos evitan el paso a uno de los nuestros dejándolo tendido en el piso y anotando el punto que los deja en la delantera.

El chico debe ir a la banca y otro entra a suplantarlo, el capitán nos reúne a todos.

—Están jugando sucio, están golpeando a lo bruto. —Dice.

—Juguemos igual. —Propongo.

—Estás loco, son unas bestias —Jacob se opone—. Por más fuertes que seamos no podremos.

—Si podemos, la inteligencia supera los músculos y estos no son más que fuerza bruta —aclaro—. Capitán, debemos jugar con inteligencia y es todo, ellos serán más fuertes, pero nosotros somos la maldita Élite, no nos dejaremos pisotear.

—Maxwell tiene razón, quiero que calculen cada movimiento que harán —empieza a coordinar—, no devuelvan los golpes, evítenlos y concéntrense en anotar, quedan tres minutos y debemos hacer, aunque sea dos anotaciones más. ¡Vamos equipo!

Grita y se rompe la reunión, nos ponemos frente a frente con ellos, el balón en el centro frente a nuestro capitán y el suyo. Acomodo mi casco observando con perspicacia al equipo contrario. El sonido del silbato desata la única oportunidad de ganar.

El capitán del equipo contrario corre con el balón, dos de los nuestros corren contra él chocando y logrando quitarle el balón.

Se lo lanzan a Jacob que corre sin mirar atrás, lo lanza anotando el punto que vuelve a empatarnos. El bullicio revive con la celebración del público, analizo el tiempo en el marcador desconectándome del campo.

«Quedan treinta segundos y estamos 5 a 5».

El capitán está lleno sin poder tomar el balón, los demás del equipo están tratando de correr a él, pero ninguno se percata de mi presencia. Uno de los contrarios corre a su lado tratando de anotar y me atravieso en su camino, rodamos en el piso por el choque, pero no descuido mi objetivo. Tomar el balón.

Lo hago y corro sin detenerme a pensar, corro con él antes de que se me atraviesen. El marcador cuenta los cinco segundos restantes y atravieso la zona de anotación logrando el touchdown que nos da el puntaje ganador.

Me quito el casco lanzándolo al piso mientras doy saltos celebrando, mi equipo se agrupa a mi alrededor levantándome del piso y medio brincándome mientras todos gritan y yo celebro nuestra victoria.

Me percato de las porristas que corren en nuestra dirección como es de costumbre. Mi hermosa capitana de melena castaña deja los pompones de lado y corre en mi dirección.

Salgo del tumulto de jugadores y corro a ella que brinca abrazándome y enredando sus piernas a mi alrededor. El uniforme de porrista cambió y ahora es blanco con dorado y negro, al igual que el de los jugadores. Se ve jodidamente sexy con esos colores y el cabello ondulado, las puntas casi rozando su espalda baja.

Tomo su cara entre mis manos besándola.

—Felicidades. —Susurra sin despegarse de mis labios.

Los chicos y las porristas nos rodean haciéndome reír.

—Alguien tiene una apuesta que cumplir. —Madison baja de mí y atraigo a Jacob al centro del círculo.

—No me hagas esto, ella me matará si le pido matrimonio aquí —se acobarda—. Te pagaré doscientos mil dólares.

—Jacob, tengo una cuenta de medio billón sin contar mi herencia, tus doscientos mil son un pellizco para mí. —Lo arrastro al centro.

Va hasta Camila y la toma de las manos, ella lo observa sonriendo, estos dos son tal para cual.

Se arrodilla frente a ella, todos gritan y mi novia me pasa una liga de cabello que le doy a Jacob, será su supuesto anillo.

Empieza hablar.

—Camila Longwell Spencer, ¿quieres comprometerte conmigo con esta liga de cabello mientras todos nos observan? —Le saca una risa—. Juro que todos los días tendremos sexo, te prepararé desayunos con chocolate caliente y te compraré libros.

Camila ríe siguiéndole la broma.

—Te iba a decir que no, pero si me compras libros, si acepto —todos reímos aplaudiendo, él se levanta besándola.

Retiro lo dicho. Besándola no. Tragándosela.

Madison va por Camila y yo por él.

—Ya, que no queremos estar de mal tercio —lo tomo por los hombros y sonríen sin querer apartarse.

Definitivamente, son tal para cual.

Recibimos el trofeo correspondiente y vamos a casa a cambiarnos para la fiesta de celebración, esta vez será en la casa del capitán.

La fiesta no es nada tranquila. Alcohol, dinero gastado banalmente, comida, borrachos, toqueteos, etc.

Hoy no se que poner aquí jajaja. Bueno, los quiero muchísimo y gracias por el apoyo en cada capítulo.

Los amodoro❤️

Continue Reading

You'll Also Like

316K 17K 28
La estrella del pop Lauren Jauregui podía cantar sobre el amor, pero ella dejó de creer en eso hace mucho tiempo. Lo que las mujeres quieren es su im...
31.6K 2.5K 17
Un secuestro que les cambió la vida. Él pensaba que ella estaba muerta. Ella solo quiere cobrar venganza. ¿Volverán a ser los que se amaron en el...
363K 48.7K 51
*Fueron los libros los que me hacían sentir que quizá no estaba completamente sola, y tú me enseñaste que el amor solo es una debilidad.* Isis descub...