Ascenso, Stranger Things

By livfialas

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A S C E N S O ❝Los muertos pueden hablar.❞ 𝔈nid Webster nació para salvar a su... More

introducción
mixtapes
epígrafes
índice de capítulos
o. la muerte es indulgente
volumen i.
i. la chica rara de la calle cedar
ii. el funeral
iii. las luces me encontrarán
v. sigue mi voz
vi. la primera mentira
vii. necesita una conexión
viii. pensar en sobrevivir
ix. los siete sellos
x. días de apagón
xi. lacrimosa
xii. la mártir

iv. construyéndome un hogar

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By livfialas

CAPÍTULO CUATRO — construyéndome un hogar
( el fantasma de la casa creel, parte iv )








( ANTES DE LEER )
no hay ningún trigger warning, pero
mención a la religión cristiana / men–
ciones de dios, y puede que a alguien le
incomode. todo el capítulo gira en torno a
eso, así que si este es tu caso, no dudes en
mandarme un mensaje para que te resuma
el capítulo <3 cuidaos mucho !!!










La vida de Beth Ulrich puede resumirse en dos acontecimientos principales: su nacimiento, y su primera muerte.

No una literal, por supuesto, pero sí significativa. La primera muerte de Beth Ulrich ocurrió hace menos de doce horas, cuando sus pies se alzaron del suelo del cementerio y los alrededores se tiñeron de la más pura y fría oscuridad, tal y como el pastor Davis siempre había descrito la sensación mortífera. Ella esperaba ser arropada por Dios; sentir su amor eterno y una pronta calidez humana que la protegería de todo mal y la salvaría de Satanás y los Infiernos, pero en su lugar, alguien inesperado le dio la bienvenida.

Nadie puede engañarla— a la Muerte, pero quien lo intenta sufre la más violenta de las consecuencias; si la naturaleza decide que es tu hora de marchar, poco puedes hacer para combatir contra ello. ¿Quién eres tú contra una fuerza sobrenatural tan grande? ¿Quién eres tú contra Dios?

No pasó mucho tiempo hasta que Beth Ulrich comprendió que en ese plano de oscuridad el Cielo era una vana ilusión, Dios había muerto, y reinaba el caos.

El pastor Davis también se había tomado su tiempo en describir con claridad las tentaciones, escondidas tras aparentes deseos mundanos o sentimientos cotidianos que consiguen hacerse un huequito hasta entre las almas más puras. Una tentación es irresistible, es inimaginablemente atrayente; es impura y pecaminosa. Una tentación es volver a la vida a cambio de un módico precio.

Atrapada en aquel limbo infinito, Beth Ulrich rezó por que alguna divinidad todopoderosa la sacara de allí y tuviera piedad de ella. Rezó cuanto le permitió su mente cansada; hincó las rodillas en el suelo reflectante del lugar, en aquella agua negra que hacía de espejo y en cuyo otro lado, Beth vio a una versión de sí misma a la que no podía reconocer, hasta que sus plegarias fueron escuchadas.

El diablo sabe cómo persuadir. Es su especialidad. Te atrapa con encantos infernales y hace promesas que jamás podrá cumplir. Te querrá de su lado, y bajo ninguna circunstancia dejará que te vayas sin haber conseguido lo que quiere, había concluido el Pastor Davis el cuatro de julio del año pasado. Beth escuchaba atenta sus palabras, sentada en un banco solitario con las manos reposando sobre su vestido amarillo y un brillo en los ojos propio de alguien que había recuperado la fe. El pastor Davis siempre sabía qué decir y cómo decirlo. Y solía tener razón.

Hace menos de doce horas, en aquel limbo infinito donde los espejos amenazaban con romperse y hacerla sangrar con sus miles de cristales, el diablo, actuando como mensajero de la Muerte, caminó hacia ella a paso lento; al ritmo de un tic tac perdido en el eco de su propia mente, simulando una cuenta atrás de la que no podría escapar.

Su mera aparición debió prender los motores de alerta en ella, pero no lo hizo. Beth sabía que si un mensajero se mostraba, una tentación aparecía con él, y aun así, huir le pareció inútil. Debía escuchar atentamente.

❝Beth,❞ llamó la criatura, arrastrando las palabras en un susurro gutural. Los larguísimos dedos de su mano izquierda se alzaron hasta rozar su frente. ❝Ha llegado tu hora.❞

El contacto la hizo estremecerse. Era una aguja perforando lentamente contra su piel y devolviéndola al pasado, allá donde todo era más fácil, donde podía existir sin hundirse en una culpa asfixiante.

❝No te preocupes,❞ añadió a continuación, sin apartar la vista de sus ojos inundados por el miedo. ❝El Paraíso te espera al Otro Lado. Y la victoria también.❞

Sus ojos se entornaron, ella puede jurarlo.

Pudo ver el interior de su propia cabeza, sentir un repentino peso sobre sus hombros y un tirón de cuello al entornar la cabeza, y allí estaba la oscuridad. Se perdió en sus propios gritos, en sus súplicas.

Nadie puede engañar a la Muerte, eso es cierto.

Pero los pactos con divinidades siempre se han hecho.

❝Como único adulto responsable en esta habitación, creo que lo mejor en este caso es llamar a sus padres. Está en otro estado, sola, viviendo en un hotel que casi fue arrasado por el terremoto, y ha estado a punto de morir a mano de unos extraterrestres, así que deberíamos avisar a la familia.❞

La discusión la saca del recuerdo. El agente Callahan, Dustin Henderson y Steve Harrington siguen debatiendo sobre qué hacer con ella, y la opción más moralmente correcta parece ser la de avisar a los Ulrich, que viven en Atlanta, Georgia, para contarles que su hija podría haber muerto a manos de una criatura, según el agente de policía, extraterrestre.

❝Yo también soy un adulto responsable y creo que deberíamos vetarle de opinar,❞ aporta Steve, apoyado contra la puerta y con los brazos cruzados. ❝Agente Callahan, no sabe la mitad de lo que dice.❞

❝Bethany es menor de edad y está bajo nuestra responsabilidad, ergo, todo lo que le pase en Hawkins, señor Harrington, es problema del Departamento de Policía,❞ repone Callahan, meneando la cabeza y señalando su placa. ❝¿Ves esto? Es el escudo por el que me levanto todos los días. Es mi trabajo. Y dado que el jefe de policía está ocupado ahora mismo, las decisiones en esta habitación las tomo yo, y solo yo.❞

❝Beth.❞

Ambos giran para mirarla, y ella carraspea. ❝Es... Solo Beth, por favor.❞ Se acomoda en la silla y se yergue lo máximo que puede. ❝Y creo que llamar a mis padres no es buena idea.❞

❝¿Lo ve?❞ salta Steve al momento.

La discusión continúa, y esta vez, los ojos de Beth buscan a Dustin, que está sentado a su lado, con una mueca tan seria que en vez de estar pensando parece que está enfadado. Tiene la boca entreabierta, como si hiciera cálculos o intentara poner sus ideas en orden. Desde que Callahan ha entrado de nuevo a la sala, se ha sumido en un silencio sepulcral del que no tiene pensado salir hasta que no alcance la conclusión a la que quiere llegar, sea cual sea.

❝Si mis padres se enterasen de esto, me sacarían del pueblo. Vendrían a buscarme ellos mismos y me encerrarían en casa para que no vuelva a pasarme nada,❞ interviene Beth nuevamente, parando la discusión. ❝Mi hermano falleció el año pasado y desde entonces están muy protectores conmigo. Ni siquiera sé cómo me han dejado venir a Hawkins, pero sí sé que si los llama, no volveré a salir de casa en muchísimo tiempo, y no es lo que quiero.❞

❝No es cuestión de lo que tú quieras,❞ repone Callahan ahora preocupado. ❝Es cuestión de que tus padres merecen saber que has... Bueno.❞

❝Estado a punto de morir. Pero estoy bien.❞ Le arde la garganta al pronunciarlo, y quizás sea el precio de haber pecado tantas veces. Quizás realmente mereciera ahogarse en aquella oscuridad eterna.

Ahora que ha vuelto a la vida y que su primera muerte es solo un recuerdo constante, piensa que tal vez se ha adelantado al dejar de lado todo en lo que alguna vez ha creído. El ser humano es curioso. El pastor Davis siempre ha contado historias de pobres ateos que acuden a Dios en sus últimos momentos de vida. ¿Por qué ella, que es creyente, no ha dudado en abandonar su fe? Quizá haya sido una prueba y ahora no sea digna de ir al Paraíso.

Bajo una penumbra intermitente, levemente iluminada por los rayos de luz artificial que se cuela entre las persianas, la sombra de Dustin se mueve un poco, lo que significa que él también. Beth podría jurar que es la primera vez que ve persianas en una comisaría— de hecho, podría jurar que es la primera vez que ve persianas en Estados Unidos.

❝Agente Callahan, ¿podemos hablar a solas con ella un momento?❞

Él resopla. ❝Haced lo que queráis. Estaré fuera.❞

❝¿Puede decirle a Enid que pase? La chica que estaba a mi lado en el cementerio.❞ Pero Callahan ha salido de la sala y ni siquiera se ha molestado en escucharla.

En estas ocasiones se siente tan pequeña que podría desaparecer. El corazón le tiembla dentro del pecho y le sudan las yemas de los dedos, prueba de que no está preparada para la charla que viene a continuación. No han tenido oportunidad de profundizar demasiado en su primera muerte, aunque ambos chicos han dejado claro que quieren saberlo todo, con pelos y señales. «Todo lo que hayas visto, oído, sentido y vivido, por muy abstracto o estúpido que pueda haber sido», han sido las palabras de Steve.

❝Beth.❞ Es Dustin Henderson quien la llama, mostrando una cálida sonrisa triste que no engaña a nadie. ❝Creo que tengo una teoría sobre lo que puede haber pasado. No estoy... No he perdido la cabeza. Steve y yo— nuestros amigos—❞

❝No eres la primera persona a la que le pasa,❞ habla Steve por encima de él, mientras se acerca y le da un par de palmadas en la espalda. Dustin se cubre la cara con las manos, exhausto. ❝Pero sí eres de las pocas que vive para contarlo.❞

❝Lo sé,❞ contesta Beth.

Es una conversación innecesaria. ¿Van a quedarse toda la noche diciendo pequeñas frases sin cohesión? La luz refleja ahora en los ojos claros de Dustin, cubiertos por una finísima capa de lágrimas y cansancio. Ambos siguen llevando el atuendo de funeral... En cambio, a Beth le han dado un pantalón de chándal y una sudadera blanca con el logo de Superman para que esté más cómoda, por lo que la situación es aún más incómoda. Es como estar en una iglesia en pijama.

Lo recuerda a la perfección. En aquel limbo infinito se sentía tan liviana como un papel— pensaba que de precipitarse hacia un vacío más profundo caería flotando como una pluma hasta rozar el suelo. Como en los sueños. Era la misma sensación. Una extraña serenidad que le fue arrebatada por su propio miedo.

Ha sido corto pero intenso, tan intenso que Beth ha maldecido sus creencias. Dios nunca me habría hecho esto, ha sido lo primero que se le ha pasado por la mente; y pronto, la negación se ha transformado en ira. Me han engañado. Dios no existe, el Cielo no existe. Solo somos polvo, seres destinados a vagar sin un propósito.

Aunque ella ahora está segura de que tiene uno.

El peso en sus hombros disminuye. ❝Dustin, te aseguro que te equivocas, porque Henry me ha dado un mensaje para vuestra amiga Eleven.❞

Sin dejarle terminar la frase, salen de la habitación aprisa, y ella va detrás. Ciertamente, el pijama de Superman es bueno para huidas imprevistas; en la sala de espera, otros dos chicos a los que Beth había visto en el funeral aguardan en silencio hasta que los ven. Ella conoce sus nombres— más bien, el nombre del chico con la camisa de cuadros amarillos y grises. William Byers. Es alguien crucial. La pieza perdida del puzzle.

❝¿Adónde demonios estamos yendo?❞ pregunta Mike en voz baja. ❝¿Esta es Beth?❞

❝Hola,❞ saluda ella con la mano, a lo que Mike coloca una mueca.

❝¿Cabemos todos en el coche de Jonathan?❞ pregunta ahora Dustin, y Will se hace paso entre ellos.

❝Creo que sí, si nos estrujamos...❞

❝¿Puede alguien decirme qué está pasando?❞

❝Mike, no sé si te lo he dicho alguna vez, pero deberías cerrar el pico y dejar de chillar cuando estamos en plena escapada.❞ Dustin gira y camina hacia atrás, aún hablando. ❝En serio. Todo tiene una explicación, pero tenemos que ir a la cabaña de Hopper. Es un código rojo. ¿Alguien puede contactar con Lucas?❞

❝Negativo. Se va a quedar esta noche en el hospital con Max. Está muy asustada,❞ contesta Will, y Dustin maldice en voz baja.

Al llegar al coche, Jonathan asoma la cabeza por la ventana, visiblemente confundido, pero nadie le presta atención hasta que se montan— estrujados, como bien ha dicho Will— y arranca a toda velocidad hacia las afueras de Hawkins. Apoyada contra la ventana, Beth lo ve todo más y más pequeño hasta que desaparece.

Nadie dice nada, a excepción de Mike, que sigue preguntando qué pasa y por qué Beth está con ellos, una y otra vez a pesar de que nadie le hace caso. Lo cierto es que ella se pregunta lo mismo. ¿Qué hago aquí?

Aparcan frente a una cabaña destrozada, y mientras que todos salen del coche como si no hubiera un mañana, Beth sigue mirando por la ventana hacia la puerta principal.

❝Beth,❞ susurra Dustin, inclinándose hacia ella. ❝Vamos. No pasará nada malo, te lo prometo. Puedes confiar en ellos.❞

Ese no es el problema. Beth se encoge en el asiento, llevándose las manos al pecho.

❝¿Y si ellos no confían en mí?❞

Dustin menea la cabeza. ❝Esto no es tu culpa,❞ asegura. ❝¿Sabes lo que has hecho? ¿Lo que nos has conseguido? Tiempo e información. Necesitamos que nos transmitas el mensaje de Henry.❞

El poco oxígeno del coche se ve intercambiado por el aire puro nocturno propio de Hawkins. Hace dos noches, cuando llegó al hotel de la calle Cedar, lo primero que hizo fue acomodarse junto a la ventana y respirar hondo. Puede que sea eso lo que la tranquiliza, porque con tan solo poner un pie en aquella tierra llena de hierbajos primaverales se ve con la fuerza suficiente como para seguir el paso de Dustin y entrar en aquella cabaña.

Hay tablones por los suelos, y colchones aquí y allá. Lo que más le sorprende es ver una pequeña nevera llena de bebidas frías y una bolsa con hamburguesas sobre una caja de cartón, y no puede evitar preguntarse ¿dónde demonios me he metido?

Se han reunido en lo que parece ser el salón. Dos adultos destacan entre los adolescentes. Un hombre y una mujer que la miran expectantes. Beth traga saliva.

❝Entiendo que es importante, pero no puedes traer a esta casa a toda persona que te diga que Henry Creel les ha dado un mensaje,❞ explica el hombre a Dustin, aunque él no le escucha, sino que rueda los ojos y asiente sin parar. ❝Henderson, esto no es una broma. Podrías habernos puesto en peligro.❞

❝"Beth ha sobrevivido a Vecna,❞ es lo que él responde, señalándola con descaro, ❝cosa que ninguno de vosotros ha hecho, que yo sepa. A excepción de Max, y mira cómo ha acabado. Porque a Nancy solo la atacó para contarle su vida y enseñarle visiones horribles.❞ La mera mención hace que ambiente se vuelva pesado. ❝Sin nada que la ate a la realidad, Vecna podría haber acabado con ella, pero no lo ha hecho. Eso significa que a: o no tiene fuerzas, o b, está planeando algo mayor. Parece mentira que sea el único que está pensando en las posibilidades, joder.❞

❝Ese lenguaje,❞ protesta el hombre. ❝Incluso si lo que dices tiene sentido, ¿cómo sabemos que no es como Billy Hargrove?"

Will da un paso hacia delante. ❝No siento nada. Con Billy, podía sentir que algo andaba mal— igual que lo he sentido al volver a Hawkins. Pero Beth es normal. No está poseída.❞

❝Hop, puede que debamos escuchar lo que quiere decir,❞ interviene la mujer, anteriormente encogida y pendiente de la chica de cabello rapado. ❝Beth,❞ la llama a continuación. ❝¿Quieres algo de beber? ¿Comida? Creo que sobran unas patatas. Murray aún tiene que... instalarnos la electricidad y hasta entonces no tenemos microondas ni gas.❞ Beth niega la oferta, aunque lo cierto es que está sedienta y hambrienta. Lo mejor es quitarse esto de encima y volver al hotel. ❝Soy Joyce, por cierto, la madre de Jonathan y Will. Este es Jim Hopper, y él es Argyle.❞

Él alza la cabeza. ❝¡Encantado, Becky!❞

❝Necesito hablar con Eleven,❞ pronuncia con toda la seguridad que puede. ❝El mensaje es expresamente para ella.❞

❝Yo soy Eleven.❞

La puerta del fondo se abre de par en par, dejando ver a una chica de cabello rapado que camina a paso lento y cuidado hasta colocarse junto a Hopper.

❝Quiero saber todo lo que te haya dicho.❞

Beth desearía no tener que decírselo, pero engañar a la Muerte es un error que no puede permitirse cometer.

El egoísmo será su perdición y la razón de su agonía.

No tengas miedo; yo soy el primero y el último. Soy el que vive; pues morí, pero ahora estoy vivo para siempre.

Hopper frunce el ceño. ❝Eso es un puto verso del Apocalipsis.❞

❝Creció en los cincuenta, no me extraña que la única referencia popular que sepa sea de la Biblia,❞ comenta Steve con sarcasmo.

❝¿Qué significa eso?❞ interrumpe Eleven, mirando a su alrededor. ❝¿Qué significa esa frase?❞

❝Que se acerca el fin.❞

Tantos pares de ojos sobre ella le recuerdan al funeral de su hermano, pero ahora no es compasión lo que ve en ellos, sino una mezcla entre desconfianza y miedo. Se acerca el fin, y ellos tienen todas las de perder.

❝Beth,❞ habla otra persona. Nancy, que acaba de salir de una de las habitaciones; tiene el pelo rizado y corto, y junta las manos sobre su vientre. ❝Si no es mucho pedir, ¿podrías contarnos todo lo que viste?❞ Acto seguido gesticula hacia Dustin para hacerlo callar y continúa diciendo: ❝Si nuestras visiones coinciden, podríamos buscar pistas en común. Henry puede decir misa, pero ahora que está debilitado, algo tiene que haber fallado en lo que sea que le haya enseñado, ¿no? A Eleven le pasa a veces. Cuando está débil, sus habilidades disminuyen en poder.❞

Hopper resopla. ❝Henry no es como El. Es más poderoso, y más peligroso. No podéis jugar a adivinar los planes del sociópata de turno si no tenéis ni puñetera idea de nada.❞

❝Henry tiene puntos débiles.❞

Eleven encara a Hopper, aunque su expresión es serena. Tiene las cejas levemente fruncidas y los ojos fijos en los del adulto.

❝Nancy tiene razón. Tenemos que encontrar algo en lo que coincidan ambas visiones.❞

❝¿Y si no coinciden en nada?❞ pregunta Mike con condescendencia.

❝Las visiones siempre coinciden en algo,❞ objeta Dustin desde su posición, llevándose una mano a la barbilla. ❝El reloj es uno de los ejemplos. Es cuestión de fijarse en los detalles. Ya sabemos que Vecna nos ha estado contando su plan desde el principio. ¿Y si repite la jugada?❞

Beth ladea la cabeza. ❝¿Cómo se llama? ¿Vecna, o Henry?❞

❝Henry.❞

❝Vecna.❞

❝Uno.❞

Nancy, Dustin y Steve intercambian una mirada recelosa antes de ignorarse mutuamente.

❝Por favor, cuéntanos qué ha pasado con exactitud,❞ pide Nancy, exhausta.

❝Estaba junto a Enid en el funeral, hablando sobre Eddie y los propósitos. Me preguntó si yo creía que Eddie se hubiese sacrificado por Hawkins y recuerdo haberle dicho que sí. Hubiese podido argumentarlo de mil formas distintas, pero... Al mirarla, ella no estaba.❞ El pastor Davis la sustituía. Su mueca cariñosa se desvaneció al instante, volviéndose una insignificante memoria arropada por la oscuridad. ❝En ese momento volví a Atlanta. A la iglesia de mi barrio. Yo estaba sentada, sola, escuchando una misa, y todo pasó muy rápido.❞

No hay cabida en el Cielo para los asesinos, Beth.

¿Qué le hiciste a tu pobre hermano? ¿Por qué no le ayudaste?

¿Por qué le dejaste solo?

Querías esto.

Querías librarte de él.

El pastor Davis no paraba de hablar, con los ojos entornados y escamas creciendo por su mejilla morena. Entonces, apareció él.

Quería matarme, se repite una y otra vez. Tendría que haberlo hecho. La presión en su pecho rodea su corazón y lo cubre hasta aplastarlo, cortando el bombeo de sangre. Beth es capaz de percibir sus dedos palideciendo, aunque la sensación sea ilusoria.

❝La mitad de su cara estaba quemada, y la otra era una mezcla de vísceras, y ramas blandas. No sabía qué hacer. Me quedé quieta y esperé que lo hiciera. Me dijo que había llegado mi hora.

»Pero entonces, no hizo nada. Me miró. Durante— no sé cuánto tiempo, pero lo hizo. Intentaba estudiarme. Yo solo quería que terminara de una vez. Me dolía la cabeza y los ojos me temblaban. Pensaba que iba a dejarme ahí dentro para siempre.

»Cuando menos lo esperé, uno de sus dedos me rozó y sentí que ya era demasiado tarde. Ni siquiera sé cómo lo hice. Pensaba que estaba gritando en mi mente, pero me escuchó decirlo en voz alta. Le dije: haré lo que quieras, pero déjame vivir... Y no tendría que haberlo hecho.❞

❝Y entonces, despertaste,❞ finaliza Will, dubitativo.

❝Eso es raro de cojones,❞ exclama Mike, gesticulando con las manos. ❝¡No podemos fiarnos de alguien que ha sobrevivido a Vecna así como así! Ni siquiera la conocemos.❞

❝Yo confío en ella,❞ dice Eleven, tranquila.

❝Y yo.❞

La mirada desafiante de Dustin hace que Mike resople.

❝Parece que El y yo somos las únicas personas empáticas aquí. ¿Quién de vosotros no habría suplicado por su vida? ¿Qué nos dice que los otros no lo hicieron?❞

❝Es distinto.❞

❝Porque murieron, ¿no? Y son víctimas certificadas. Mike, eres más idiota de lo que pensaba.❞

❝Eh, eh, un momento. ¿Has dicho que Enid— tu amiga del funeral, ha estado preguntado sobre Eddie?❞ pregunta Steve, desviando el tema de conversación. Beth asiente. ❝¿De qué conoce ella a Eddie?❞

❝No lo sé. Dijo que lo hacía.❞

Will alza ambas cejas. ❝¿Enid conocía a Eddie?❞

❝¿Sabes quién es Enid?❞ pregunta Dustin de vuelta.

❝¡Claro! Estaba con nosotros en la comisaría esperando para hablar con Beth, pero terminó yéndose.❞

❝No me jodas. ¿Esa era Enid?❞

Jonathan parece asustado, y los dos adultos comparten una mirada de desentendimiento. Durante los próximos diez segundos, varias voces se alzan a la vez. «¿Quién es Enid? ¿De qué conoces a Enid? ¿Enid, la morena con cara de cansada?» La cabeza de Beth palpita con tanta fuerza que si no se callan pronto, caerá al suelo y no volverá a despertar, esta vez de forma definitiva.

❝La vi salir de la comisaría,❞ habla Jonathan en voz baja, a la vez que Nancy camina hacia él para prestarle más atención. ❝Estaba en el coche, y paró a escasos metros de mí. Al principio pensaba que estaba súperpuesta en algo chungo, porque de repente empezó a mirar a punto aleatorio de la calle, y me dije «A lo mejor reacciona con música». Pero entonces empezó a correr.❞

❝¿Cómo que a correr?❞

❝A correr calle abajo como si no hubiera un mañana. De la nada. Os lo juro.❞

El silencio es momentáneo. Nancy suspira.

❝Esto me da muy mala espina. ¿Alguien sabe dónde vive la tal Enid? Creo que deberíamos asegurarnos de que está bien.❞

❝Hoy no,❞ habla Hopper. ❝Ya habéis tenido demasiadas aventuras por vuestra cuenta. La prioridad ahora mismo es esta chica de aquí y su mensaje bíblico. Henry es más listo de lo que creéis, así que nos va a tocar una sesión de estudio profunda.❞

Mike rueda los ojos antes de musitar «genial» y pasar por el lado de Beth para hacerse un hueco en una de las esquinas de la cabaña y sentarse.

❝Entonces, ¿estamos hablando de que el tío chungo que se ha cargado a cuatro personas desde su propia mente no ha muerto y tiene un nuevo plan maligno?❞ habla Argyle, junto a Jonathan. ❝¿Venkman? ¿Como el de los Cazafantasmas?❞

❝Vecna, Argyle,❞ corrige Jonathan en un susurro. ❝Y ni siquiera es su nombre de verdad. Es Henry.❞

Argyle frunce el ceño. ❝Yo tenía un vecino que se llamaba Henry.❞

Will se abraza a sí mismo. ❝Creo que no son la misma persona.❞

❝¿Estás seguro? Ese niño estaba un poco cucú.❞

Ellos también rompen el pequeño círculo de confidencia para acomodarse en la cabaña, y Beth se queda quieta en el sitio, con miedo a alzar la vista, sobre todo a mirar a Will. La cabeza le sigue palpitando, y no puede evitar sentir fatiga.

Dile que estoy construyéndome un hogar en todos aquellos a los que ama, y que todos sus amigos caerán. Empezando por Maxine, y terminando por William Byers.

Si descubrieran que no ha dado el mensaje completo, ¿qué le harían?











Por la noche, el hospital se siente más oscuro de lo que ya es. No por la falta de luz, sino por lo triste que resulta estar encerrado en esa habitación pequeña, tan cerca de la soledad; y, sobre todo, porque han vuelto tras dos días.

Tal vez, Lucas debería haber barajado todas las posibilidades antes de animarla a retomar su vida normal.

Los enfermeros han tenido el detalle de prestarle una almohada pequeña y una manta para que duerma allí esta noche, y ahora, Lucas está sentado en la butaca verde, sujetando la mano de Max entre las suyas. Una mano pálida que tiembla y está helada. Ella ha parado de sollozar hace poco a causa de las pocas fuerzas, y el hecho de que sus mejillas estén secas es un detalle que Lucas se ha obligado a ignorar. Max no tiene lágrimas. Es tal el daño en sus ojos que sus glándulas no pueden producirlas.

¿Podrá notarlo ella?

El reflejo de la luna se cuela a través de las cortinas de la habitación, bañándola en un color azul blanquecino del que habría disfrutado en cualquier otro momento.

Lucas desearía no haber sido tan tonto. Desearía haber detenido a Jason mucho antes, haber apartado el Walkman de su paso, haber hecho tantas cosas para salvarla, pero ahora, nada de eso valía.

❝Lucas...❞

Él presta atención casi al segundo. ❝¿Sí? Estoy aquí,❞ afirma, acariciando su mano. ❝Estoy aquí, Max.❞

Siempre estoy a tu lado, añade para sus adentros.

❝Quiero irme a casa,❞ responde ella en un susurro tan bajo que se lo lleva el viento. ❝A mi casa, con mi madre. No quiero estar aquí.❞

Las mejillas le arden por el esfuerzo que hace en aguantar las lágrimas. ❝Lo sé. Lo siento muchísimo.❞

❝Me... duele... el pecho.❞

❝Lo sé. Intenta dormir, por favor. Necesitas descansar.❞

❝No se ha ido. Nunca... Nunca va a irse.❞

Su voz se pierde en un silbido. Por un momento, Lucas cree que sus dedos se mueven bajo sus manos, pero es solo una ilusión. Los sollozos cesan poco a poco. Su cuerpo deja de temblar.

Lucas deja ir su mano y se inclina sobre ella, rozando la frente de la pequeña Mayfield con sus labios, y solo cuando una lágrima choca contra la piel de Max se da cuenta de que por fin ha dejado de luchar contra lo inevitable. Las lágrimas caen por sus mejillas; al apartarse de ella y volver al sillón verde, Lucas no puede evitar mirarla. Solo quiere verla sonreír de nuevo, hacer bromas, como esa misma mañana.

❝¿Te quedas conmigo esta noche?❞ pregunta Max en un susurro, para su sorpresa.

❝Qué presuntuosa eres,❞ pronuncia Lucas con una risita triste, en un intento fallido por hacer una broma y acto seguido teniendo que tomar una bocanada de aire y sorber la nariz. Si Max se ha dado cuenta de que está llorando, no lo menciona. ❝Claro que sí. No pienso dejarte sola.❞

Ahora sí, el cuerpo de Max se relaja, y los ojos de Lucas se cierran lentamente.

Lo único que ve antes de caer en los brazos de Morfeo es el rayo de luna iluminándola, y por un momento, cree que sus labios se alzan en una pequeña sonrisa.



▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃


A/N.
no estoy. echo de menos max y a lucas. echo de menos la felicidad en st. estoy going thru it 1 poco.

en cualquier caso me hace muchísima gracia todo el mundo diciendo QUIEN ES ENID y sus respectivas variantes y enid en la casa creel así 💋

qué os ha parecido el capítulo ???? sé que puede parecer un poco lento pero cada capítulo es una escena (o dos en este caso), y lo calculo de forma que se asemeje a un capítulo de st de verdad (con sus cinco escenas o más) 😼😼😼

por cierto !!!! he empezado la uni 💔 estoy en segundo de carrera y fallezco todos los días, así que seguramente en algún momento desapareceré (después de avisar, por supuesto) por tema de estudios, trabajos y en concreto, por la asignatura de gramática histórica

es interesante PERO A QUÉ COSTO 💔

espero que estéis bien <33 ya sabéis que para cualquier cosa podéis contar conmigo !!!

besotes !!!!!


palabras: 4375
publicado: 18 de septiembre de 2022

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

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