El que HyunWon tuviera libertad para entrar al palacio lo llenó de dicha. Corrió a sus brazos, dirritiéndose contra su cuerpo y entre sus brazos.
— supe que tenías problemas. — dijo su amante, dándole un beso pequeño en la ternura de sus labios. — ¿sabes lo que necesitas? Un rollo de canela con azúcar.
— no digas eso, se me llena la boca de agua. — contestó emocionado. — ¿no tienes un par por ahí, escondido en tu pecho?
— tal vez, para tu cumpleaños, te despierte con un rollo de canela con azúcar cantando el feliz cumpleaños. — le dijo, dándole otro beso, pero JinYoung se distanció, perdiéndose en su mente. — ¿sucede algo?
— en mi cumpleaños 16 hicimos una fiesta con todos los niños, pero olvidé mi cumpleaños 17. — murmuró algo afectado. — creo que recordé mi cumpleaños 2 meses después de que pasó y solo caí en la cuenta de "desde hace 2 meses tengo 17, pero por dos meses pensé que seguía teniendo 16 años", lo olvidé por completo, y ni siquiera recordaba que pronto será mi cumpleaños.
— lo que pasaste fue muy traumático, no tenías por qué recordarlo. No te juzgo por olvidarlo. — le dijo, dándole palmaditas en el hombro. — mi amor, ya no estás solo. Yo voy a cuidarte de ahora en adelante.
— no se trata de que alguien me cuide, se trata de cómo he dejado de cuidarme a mí mismo. — dijo entristecido, volteando a mirarlo. — es decir, mírame. Hoy, ahora... tengo un uniforme real, pero ¿a qué costo? Al segundo intento de asesinato notaron que era leal, mientras que me acusaban del primer intento.
— el rey es tarado, eso no es tu culpa.
— no importa eso, sino que siento que he olvidado todo lo que siempre he amado, mi cumpleaños, para empezar.
— es normal, JinYoung. Tráfico, piratas, la muerte respirándote en el cuello, pero sigues siendo Ro por dentro. Amas a esos niños como a los niños del pueblo, sigues siendo educado con tus enemigos así como lo eras con los ancianos fastidiosos. No creo que el rey te deje ir fácilmente, así que el título que tienes ahora es importante para tu supervivencia, pero sé que mi Ro seguirá allí hasta el último aliento.
— pero... no lo sé. Mi cumpleaños, es dentro de un mes, pero solo he pensando en el dolor de cabeza que será el príncipe EunWoo. — dijo, con sus ojos llenándose de lágrimas, ya sintiendo que iba a colapsar por el estrés. — siento que me olvido de mí. A los niños los adoro porque amo a los niños, es normal, pero siento que no va quedando nada de mí por dedicarme al resto. Ni siquiera tengo mi nombre.
— ¿sabes algo curioso? Nuestros nombres, en realidad no son nuestros. No lo elegimos, no lo pensamos, y cuando nos hablamos a nosotros mismos, nos tratamos de "Yo". No tenemos nombres para nosotros mismos, lo tenemos para los demás. — era poético. — vivimos para los demás cuando nos perdemos a nosotros mismos. Perdiste muchas cosas en poco tiempo, pero sigues siendo tú mismo.
— cuando gastas un calcetín, y tú sabes de gastar calcetines, le pones un parche, pero si se gasta de otra parte, pones otro parche, luego más parches, más parches, entonces, ¿hasta qué punto sigue siendo el mismo?
HyunWon sonrió orgulloso.
— un doncel de la corte tiene que descubrir esa respuesta. — le contestó, tomando su mano. — Ro, cuando des con la respuesta, me la cuentas.
— ¿por qué?
— porque es una pregunta filosófica que ni el mismo Platón fue capaz de responderla. — respondió. — ¿con cuántos cambios dejamos de ser nosotros? Tal vez solo maduras, pero no es una respuesta que vayas a obtener pronto. — La sonrisa de Son fue desapareciendo poco a poco, hasta bajar su vista a la mano de su amado. Un anillo. — ¿y eso?
JinYoung apartó sus manos, cubriendo su dedo con su otra mano.
— es un anillo que el rey me dio. — contestó, bajando la mirada. — es un anillo de poder, según él. Significa que al menos ya nadie puede golpearme gratuitamente.
— ¿significa algo para ti?
— él me lo dio en agradecimiento por haber mantenido a salvo a sus hijos, pero no le encuentro la magia a este objeto. — respondió, acariciando la joya. — sé que viene del rey, pero dentro de mí hay un vacío al verlo.
— ¿sabías que los únicos anillos grabados son los de matrimonio? — preguntó el pintor algo celoso; Park pareció sorprendido. — los anillos que simbolizan títulos o cosas así no van personalizados ni grabados porque deben pasar al poder de otra persona.
— no lo sabía. — murmuró apenado. — pero prometí que no me lo quitaría, al menos me ayuda a que la gente no me mande a fregar pisos.
— me preocupa la intención con la que lo hizo.
— el rey va a casarse con alguien más, y yo algún día me casaré con alguien que me ame, y espero que sea contigo. — dijo con una sonrisa, intentando aliviar la tensión. — esto no significa que me casaré con él, pero significa que me ayudará a cuidarme dentro del palacio, y espero que del príncipe EunWoo igual.
— no me inspira confianza, es todo.
— a mí no me inspira nada tampoco, pero hice una promesa. — alegó. — y en serio me ayudará más adelante.
— mira, yo no puedo permanecer mucho tiempo aquí, pero escúchame bien en esto. — enfatizó, entregándole el anillo y cerrando su mano. — úsalo como protección, pero si el rey quiere propasarse contigo, golpeálo con la misma mano que porta la joya.
El castaño hizo un pequeño puchero.
— Hyun, solo por preguntar, ¿vas a volver otra vez al pueblo?
— ¿por qué preguntas?
— quiero que mis papás sepan que estoy aquí. — respondió triste. — que estoy vivo. Los extraño muchísimo, pero ellos deben tener el corazón destrozado porque seguirán pensando que estoy muerto.
— veré cuándo realizar ese viaje, pero será después de tu cumpleaños.
— pero... — dudó en hablar. — me hubiera gustado muchísimo que ellos también celebraran un año más de mi vida en lugar de seguir llorando mi muerte. — dijo con una sonrisa apenada. — pero, está bien, puedes irte cuando quieras, pero te olvides nunca de despedirte de mí.
— nunca más, mi amado Doncel de la Corte. — contestó, abrazando por la cintura a su pareja. — mi corazón, mi mente y mi alma son para ti, y, si a la corte no le importa mucho, voy a robarme a su doncel.
— no quiero que te metas en problemas, sabes que el rey te tiene en la mira y solo te deja venir solo porque me debe algo, pero a la más mínima provocación te puede hacer daño.
— por ti, mi corazón, perdería la cabeza por tenerte en mis brazos. — JinYoung se aferró al cuerpo de Hyun, pero no podía evitar pensar en su familia. Cómo los extrañaba, deseaba, anhelaba volver a verlos, aunque se consolaba con la sola idea de que ellos sabían que estaba con vida. Son pudo sentir lo que él transmitía. — te amo, corazón, y no puedo soportar la sola idea de dejarte solo, pero tampoco soporto la idea de que sigas llorando por algo que tiene remedio. Intentaré traerlos a ti, para aliviar la herida de tu corazón.
JinYoung sonrió ampliamente, aferrándose al cuello del mayor, acercándose a sus labios, pero se vieron interrumpidos por el prometido del monarca.
— ¿qué haces con ese plebeyo? — preguntó el príncipe con pesadez.
— HyunWoo es mi novio, estamos enamorados. — contestó con inocencia el doncel, recibiendo solo una risa burlesca por parte de Cha.
— eres tonto. — lo acusó. — los donceles no pueden casarse con plebeyos. Los donceles de la corte solo pueden casarse con hombres del palacio. — le explicó con arrogancia. — no puedes enamorarte de ese pobre muerto de hambre, solo puedes entregarte a la gente noble de nacimiento.
Park a veces solo quería golpearlo.
— príncipe Cha, ¿qué es lo que vino a hacer a mis aposentos? — preguntó, conteniendo su ira.
— los príncipes están buscándolo. — contestó con una sonrisa arrogante. — y tú, pintor muerto de hambre, si te vuelvo a encontrar comiéndote así al doncel de la corte, me veré en la obligación de hablar con el rey.
El odio que JinYoung empezaba a sentir hacia el príncipe estaban pasándole factura.
— iré con los niños. — se limitó a decir, pasando a un lado del príncipe y se detuvo. — puede hablar todo lo que quiera con el rey y me haré cargo, como siempre lo he hecho desde que llegué aquí.
— tú no eres quien se llevará el cargo. — le susurró con una sonrisa victoriosa. — eres un Doncel de la Corte, tú solo recibirás una amonestación. Bueno, ahora tienes la opción de elegir a quién quieres hacer sufrir, si a ti o a alguien más. Te estás colgando mucho más de lo pensado de ese título, tal vez evites el castigo para ti, pero ese plebeyo sigue siendo un pobre infeliz. Déjate de estupideces.