Durante los siguientes días pase horas pegada al libro que Deaton nos había dado. No tenía pinta de ser un libro normal y corriente, las páginas eran rugosas, estaban realmente gastadas y tenían anotaciones por todas partes con una letra un poco difícil de leer y en varias ocasiones en idiomas que no comprendía, por eso me llevó tanto tiempo.
Pude enterarme de que al parecer el grito que di en el hospital y que el tiempo se parara eran cosas totalmente distintas, no estaban relacionadas. Al parecer el grito fue un don que Artemisa concedió por si se daba el caso de que Hércules la alcanzara, ese grito seria su mejor arma y lo de parar el tiempo, por las anotaciones de lo que creo que eran otras Cerinias, dependía de cada persona, en mi caso se producía cuando sufría ataques de pánico.
Me pasé las noches enteras sin separarme del libro y al día siguiente casi no podía abrir los ojos en el instituto.
En el cambio de clases fui a mi taquilla a cambiar los libros y mientras echaba un vistazo a uno de los temas tranquilamente apoyada en mi taquilla, alguien dio un fuerte golpe justo en la de al lado haciendo que me sobresaltara y se me cayera el libro al suelo.
"¡Joder Mason!" dije llevándome las manos al corazón y agachándome a por el libro.
"Woah ¿y esas ojeras?"
"Estudio por las noches" mentí
"Entonces esta noche podrás tomarte un descanso y venir a las hogueras"
"No creo que vaya, tengo demasiado lio" comencé a andar hacia la siguiente clase, rezando porque no me siguiera.
"Liam estará allí" sonreí al pensar en él, llevaba desde la noche del hospital sin saber nada, realmente llevaba desde aquella noche sin saber nada de nadie.
"¿Se supone que eso debería convencerme?"
"No te hagas la dura, os he visto juntos" dijo dándome un par de codazos.
"Lo siento Mason, pero lo más probable es que no vaya"
"Vamos, hazlo por Liam, se que llevas días sin saber de él, estoy informado y creo que te interesara saber que algo le ronda la cabeza"
"¿Cómo que algo le ronda la cabeza?" pregunté deteniéndome.
"No lo sé, está muy raro, quizá tú podrías hacer que se le pasara"
No me vendría mal descansar un poco de tanta investigación y ver a mis amigos, así que finalmente acepté.
Busqué a Liam por todas partes aquella mañana, pero no había rastro de él, así que tendría que esperar a la noche.
Acompañé a Malia, que pretendía pillar una buena aquella noche, sabía que era por lo de Stiles, aun seguían mal y yo ya no tenía más repertorio que soltar para que lo perdonara, así que solo quedaba esperar a que algo pasara.
Cuando llegamos la hoguera estaba dando todo de sí. Había adolescentes borrachos dándose el lote por todas partes, vasos por el suelo y la música a todo volumen.
No muy lejos vi a Mason y a Liam sentados en una de las mesas y Liam realmente parecía atormentado y pretendiendo emborracharse, no paraba de beber.
Deje que Malia fuera a por las bebidas y yo me reuní con ellos dos.
"Hola chicos"
Cuando ambos miraron Liam se puso de pie, muy sonriente y Mason sonrió al ver su reacción.
"Bi-Bianca, te he mandado como mil mensajes todos estos días"
"Si te soy sincera, no he mirado mi móvil"
"Has visto sus ojeras, yo votaría por la opción de que ha encontrado otro con el que divertirse" dijo Mason bromeando.
Me senté con ellos a esperar a Malia, cuando apareció y me dio mi botella di un trago bastante largo.
"Tranquila Bianca" dijo Mason riendo.
"Necesito dejar de pensar un rato y pasármelo bien" contesté dando otro trago largo.
No había cenado nada, así que podía notar el alcohol llegar a mi estomago y expandirse por todas partes y como la risa tonta ya comenzaba a afectarme. Sin darme ni cuenta Malia había desaparecido.
"¿Por qué no bailas conmigo?" dije en el oído de Liam mientras este daba otro trago, llevaba más alcohol que yo en su interior.
Se levantó de la mesa y tiró de mí haciendo que también bajara entre risas. Me agarró de la cintura y me pegó completamente a él colocando sus labios en mi cuello.
Me pilló tan desprevenida que se me escapó un corto gemido. Le giré y lo llevé hasta un árbol, apoyando su espalda contra él y besando sus labios con desesperación. Rápidamente me giró y me colocó a mí contra el árbol.
Di un pequeño salto y rodeé su cintura con mis piernas. Pude escuchar como apenas podía contener los gemidos mientras besaba todo su cuello. Cuando él lo hacia mi respiración se volvía pesada y difícil de controlar.
"Liam, ¿estás borracho? Porque es lo que parece" dije entrelazando mis dedos por su pelo y presionándolo más contra mi cuerpo.
Simplemente gimió sobre la sensible piel de mi cuello, lo que significaría que si lo estaba, lo que resultaba extraño teniendo en cuenta que era un hombre lobo.
Comenzó a meter sus manos por debajo de mi camiseta, pero antes de que pudiera hacer nada Mason lo paró
"¿Qué narices os pasa? No habéis bebido tanto como para que estéis a punto de dar un espectáculo al aire libre" dijo con cara de estar flipándolo. "Pero da igual, Scott me ha dicho que os vigile mientras el apaga la música" grito mientras esta subía de volumen.
Entonces Liam cayó al suelo, arrastrándome a mí con él. Comenzó a besarme de nuevo, pero esta vez yo le detuve.
"Algo no va bien" dije manteniendo su cara entre mis manos y viendo como tenía los ojos de un adolescente realmente bebido.
De repente alguien nos separo de golpe.
Alguien me llevaba a cuestas, como si fuera un saco de patatas.
"¡Eh! ¡Suéltame!" grité mientras pataleaba.
Vi como otros dos hombres llevaban a Liam a rastras detrás de nosotros y como otro impedía que Mason no nos siguiera.
Cuando me dejaron de nuevo en el suelo, tirándome sin ninguna delicadeza, vi que también estaban Scott y Malia allí tendidos sin apenas fuerzas y comprendí que el problema era la música, les afectaba a ellos, pero a mí no.
Unieron a Liam con nosotros y comenzaron a cubrirnos con un líquido que enseguida comprendí que era gasolina.
Intenté ponerme de pie, resbalando un par de veces con la gasolina, pero antes de poder hacer nada noté un fuerte pinchazo en la espalda.
"¡Eh parad, no la toquéis!" reconocí la voz de Scott y desoques mientras todo se volvía negro escuche como Liam gritaba mi nombre sin parar.
Cuando desperté noté unos brazos rodeándome, estaba realmente cómoda y muy calentita. No reconocí la habitación hasta que vi que quien me abrazaba era Liam, me estaba sosteniendo con fuerza junto a él.
"¿Estas despierto?" susurré mientras acariciaba las facciones de su cara.
"Llevo despierto desde que Mason apagó la música" dijo mientras acomodaba su cara en mi cuello, podía notar su respiración haciéndome cosquillas y el tacto de su ardiente piel.
"¿Qué paso anoche?"
"Aparté de que casi nos queman vivos mientras tú estabas KO en el suelo nada interesante, por cierto, ¿Por qué conservas tan bien tu calor corporal?"
"El tuyo también está muy bien conservado" dije acomodándome todo lo cerca de él que pude, si me dieran la opción de permanecer así el resto de mi vida la tomaría.
"¿Por qué Mason me dijo que estabas raro estos últimos días?" pregunté mientras jugaba con su pelo.
"No he estado durmiendo especialmente bien" su voz era cada vez más un susurro, así que deje de hacerle preguntas y le di un beso en la frente para dejarlo dormir al fin.
Como no tenía ni una pizca de sueño decidí intentar algo, poner en práctica cosas que había leído en el libro de Deaton, en este caso poder colarme en los sueños.
Comencé cerrando los ojos y haciendo que mi respiración fuera lo más constante posible. Después, como bien decía el libro, en los sueños de quien quería colarme, en este caso Liam.
Una vez lo tenía recreado en mi mente debía imaginarme a mi junto a él, cosa que no fue especialmente difícil. De repente todo se volvió negro y cuando volví a abrir los ojos estaba de nuevo en la habitación de Liam, pero ya no estaba en la cama, me encontraba de pie en mitad del cuarto, no había rastro de Liam y escuché gritos en la planta de abajo.
Corrí hacia allí y cuando baje las escaleras vi que Liam estaba luchando contra un Berserker, que lo envestía una y otra vez. Rápidamente llamé su atención y vino a por mí, imaginé como tenia en mis manos la única arma que podía con un Berserker, aunque no supiera si eso existía en la realidad según el libro si yo creía que era eso, serviría.
Cuando la bestia estaba lo más cerca posible le pegué con un bate de beisbol y cayó al suelo muerto.
Todo se volvió negro de nuevo y al abrir los ojos estaba de nuevo en la cama junto a Liam que estaba temblando y empapado en sudor.
"¿Es eso lo que te atormenta por las noches?" pregunté sabiendo que la respuesta era afirmativa.
En lugar de esperar una respuesta lo abracé y esperé a que se calmara.
"¿Co-como has hecho eso?"
"Me paso las noches enteras leyendo ese libro para locos" contesté riendo.
Aun tenía la respiración un poco agitada y me miraba como si fuera algo que jamás hubiera visto y que le fascinaba.
"Gracias" dijo dejando de mirarme y suspirando profundamente.
"Cuando quieras" le besé la mejilla y salté de la cama para vestirme, no me había dado cuenta que llevaba su ropa hasta que me había movido.
"¿Dónde vas?" parecía un poco decepcionado al ver que me marchaba.
"Scott y Kira han rescatado a unos cuantos lobos de la manada de Satomi y mientras los reúnen con los demás me han pedido que vaya a ayudar a Lydia al cuartel"
"Yo no soy como vosotros" dijo por lo bajini.
"¿Qué quieres decir?"
"Pues que ayer casi morimos y ya estáis de nuevo a la mañana siguiente listos para la siguiente ronda, ¿Cómo podéis seguir vivos?"
"No todos lo estamos" dije recordando a Allison y Aiden. No conocí demasiado a Allison, pero he escuchado mucho sobre ella. "Mira Liam sé que esto apesta, que tu ni siquiera deberías estar en una posición como en la que estas" comencé a decir sentándome junto a él "Pero cuando personas a las que quieres están en constante peligro no piensas en la posibilidad de morir luchando"
"¿Y porque si tu estas en constante peligro yo sigo pensando en la posibilidad de morir?" preguntó clavando su mirada sobre la mía.
"¿Pensarías en la posibilidad de morir si vieras que van a matarme y puedes hacer algo para evitarlo?" Se quedó unos segundos pensando, supongo que imaginando la situación. Y entonces negó con la cabeza. "Entonces eres exactamente igual que nosotros" terminé de decir dándole un corto beso en los labios y marchándome de la habitación.
Una vez en la comisaria acompañé a Lydia mientras intentaba sacarle información a Meredith. Estaba tan exhausta que perdía los papeles muy fácilmente y tenía que encargarme de que no see abalanzara sobre Meredith, pero cuando esta dijo que quería hablar con Peter ambas nos congelamos. ¿Qué tenía que ver el con todo esto?
Cuando trajeron a Peter para que hablaran las cosas de pusieron muy tensas.
Al parecer mientras Peter estuvo en coma cosas de Banshee ocurrieron y Meredith pudo estar comunicándose con él, recibiendo la información de que Peter quería deshacerse de todas las criaturas sobrenaturales del pueblo.
Peter era el Benefactor, pero sin ni siquiera saberlo.
Pasé el día de un lugar para otro, habían tantos problemas que casi no podía contarlos y cuando llegó la hora de volver a casa y pensar que Malia no estaría allí, había hecho las paces con Stiles y estaban buscando la forma de detener la lista, pensé que no me apetecía nada verle la cara al que durante dieciséis años había pensado que era mi padre, así que fui directa a casa de Liam.
Vi su ventana abierta y después de pasar tanto tiempo con lobos decidí que escalar sería la mejor forma de sorprenderle.
Miré al interior de la habitación y vi que Liam estaba embobado con el ordenador, de espaldas a mí, así que sin hacer ruido me colé en el interior y cogí una de sus camisetas, se la lancé y me escondí al otro lado de la cama.
Se quitó los auriculares y se giró totalmente abombado, así que cogí una de sus zapatillas y se la lancé, moviéndome hacia donde él daba la espalda.
Conseguí que se levantara y fue a mirar por la ventana, entonces cogí su portátil y me tumbé en la cama.
"Hay más formas de entrar a una casa" dijo riendo al verme.
Abrí su portátil, dispuesta a buscar algo de entretenimiento y entonces vi que fondo de pantalla tenía.
"Así que... yo soy tu fondo de pantalla ¿eh?" dije riendo y enseñándole la pantalla.
"¿Demasiado para ti?" preguntó tumbándose a mi lado y cogiendo su móvil.
Me enseñó el fondo de su móvil y tenía una foto que reconocí de la noche de las hogueras, fue de cuando estábamos sentados en la mesa y le di el primer beso de la noche, se veía como me estaba riendo y como Liam intentaba que el beso no se rompiera.
"De hecho... me encanta la foto" dije girándome hacia él y besándole varias veces seguidas, hasta que deje el portátil y el móvil a un lado y comencé a besarle de verdad.
"Tengo pizza para cenar" dijo sin separar sus labios de los míos.
Paré de besarle de inmediato y entendió que eso significaba que podía traerla.
Mientras estaba sola en la habitación comencé a mirarla más atentamente, tenía un montón de fotos en las paredes, de todas las etapas de su vida, incluso tenía una foto nuestra.
"¿Dónde están esos mofletes?" dije enseñándole una de las fotos que cogí de cuando era pequeño.
"No saques los trapos sucios" contestó riendo.
"¿Cómo puede ser alguien tan perfecto durante tantos años?" Estaba de pie sobre su cama por lo que para besarle tuve que agacharme y cuando intenté separarme él me agarró y tiró de mi hacia él.
Me agarré a su cuerpo pasando mis piernas alrededor de su cintura y disfruté de aquel beso mientras notaba como en mi estómago estallaba algo, ¿eran las estúpidas mariposas de las que todo el mundo hablaba cuando decían que estaban enamorados? Porque yo había sentido fuegos artificiales un montón de veces, pero jamás esta sensación en el estomago.
Dejé de besarle y me quedé mirando su cara de incomprensión. Continué mirándole unos segundos más sin decir nada, me mordí el labio, dudando de si decir lo que iba a decir o guardármelo para mí, pero pensé en lo que me dijo, en la posibilidad de morir en cualquier momento y decidí soltarlo.
"Liam Dunbar, te quiero" noté las lagrimas acumularse en mis ojos, pidiendo que las dejara salir "Y ni siquiera sé porque me pongo así" añadí riendo y secándome las primeras lagrimas que se me escaparon.
Continúo mirándome, esta vez boquiabierto.
"Eso es genial porque yo también te quiero, no sabes cuánto te quiero Bianca..."
"Omite cualquiera de los dos posibles apellidos" dije riendo al ver su indecisión interna.
En mi interior sentí una gran liberación, como si ahora el resto de mis problemas tuvieran menos peso, como si hubiera estado reprimiendo esas palabras demasiado tiempo.
Cuando nuestros labios volvieron a unirse se sintió incluso distinto, pero de una manera que superaba al resto de veces que nos habíamos besado.
Me colocó sobre la cama y pasó a besarme el cuello.
"Liam" la voz me temblaba al intentar reprimir los inevitables gemidos. Dejó de besarme y me miro a los ojos "La pizza" añadí riendo.
Se echó a reír y se quitó de encima de mí, ayudando a levantarme.