Sintiendome culpable por no haber publicado esto en el 1 de septiembre :(
Mientras Bill y Fleur se iban al trabajo en el banco, Ron y yo hacíamos los quehaceres de la casa, cuidábamos el jardín, de todas formas ya estábamos acostumbrados a estar encerrados.
Presidente Besos eran sin duda una bocanada de aire fresco después de semanas de estar sola con mis amigos. Además el gato se había vuelto el consentido de Fleur, quién encontraba al gato adorable y él obviamente se dejaba querer, solos ería tiempo para que Bill tuviera que venir con otro gato en sus brazos a casa. Noviembre paso volando, y nos habiamos metidos en una especie de rutina, y la verdad me sentía una inútil, sin saber si Harry y Hermione estaban heridos o si quiera vivos, tal vez habían encontrado mas horrocruxes, tal vez pudieron destruir el guardapelo.
Ahora estaba en mi habitación, preparándome para dormirme, Presidente Besos al lado en la otra almohada, mientras yo jugaba irresponsablemente con mi varita y con la otra mano sostenía el libro de hechizos de Morgana.
— ¿Puedes dejar eso?— mi gato se quejó—. No quiero que por error me dejes sin pelo o me conviertas en un perro. ¿Por que no mejor sigues tejiendo mi atuendo para navidad?
Mi mirada se desvió hacia el borde de la cama donde estaban las agujas para tejer y allí la mitad de un gorrito de navidad rojo con la bola blanca de lana con la que de seguro el gato iba a jugar e iba a destrozar su gorro.
— No quiero estar tejiendo mientras Harry y Hermione están allí afuera jugándose el pellejo.
Mi gato hizo un sonido de burla y se estiro con pereza.
— ¿Y que? De todas formas no estarías haciendo nada por lo que me dijiste, antes solo se la pasaban viviendo y nada mas— él opinó—. Ahora haces algo útil, como hacerme ropa. ¡Ah, igual que cuando mis esclavos vivían para servirme!
— ¿Cuando te volviste tan superficial?— alze una ceja—. Ah, espera siempre lo has sido.
— Mira quien habla— él ronroneó, su voz se volvió con un poco de pesadumbre—. Un día conquistas Macedonia y tienes el miedo de tus enemigos y en la siguiente vida lo único que te hace sentir vivo es el olor al atún.
— ¿Quien eres?— fruncí el ceño, cerrando el libro de Morgana haciendo que una foto se deslizará de esta, la tomé en mis manos. Era del año pasado, Theo, Blaise, Draco y yo en la sala común de Slytherin, parecía una más a su lado, solo resaltaba por la corbata amarilla y roja de Gryffindor, Blaise obviamente tenía una sonrisa en su rostro, tan fotogénico como siempre, Theo tenía una leve sonrisa en su rostro pero no perdía la compostura y Draco se veía tan pálido y mal como la última vez que lo vi. Tuve escalofríos al recordar esa noche. Presidente Besos se puso encima mio y vio la foto;
— Extraño Hogwarts— él maulló—. Extraño la comida y las orgías.
— Yo también. La comida. No las orgías que por cierto no habían— corregí.
— Pero si te besaste con un montón de personas!— él maulló.
— Eso no es una orgia, idiota— sacudí la cabeza—. No puedo imaginar como estará ahora con Snape como director.
Pensé en Ginny, en Fay, En Neville y en Luna. En como ellos habían tratado de robar la espada de Gryffindor del estudio de Dumbledore, aunque bueno según la conversación que habíamos escuchado de los duendes era falsa pero igual, ellos se estaban jugando las vidas en Hogwarts tratando de aportar a la causa. Y yo estaba aquí disfrutando de la hospitalidad de Billl y Fleur, cuidando las platas. Tome con una mano la foto y el libro de Morgana y con el otro mi gordo gato que se quejó de inmediato.
— Hey, pensé que íbamos a dormir.
— Presidente Besos, tienes unas 100 siestas al día.— rodé los ojos mientras salía de la cama.
— Es exhausto ser el gato domestico de la bruja mas buscada de todo el mundo.
No le respondí, saliendo de mi habitación con cuidado para no despertar a Bill y a Fleur que dormían en la habitación cercana a la mía, fui con cuidado y pasos ligeros a la habitación de Ron, ni siquiera toque su puerta. Entré con cuidado, seguía despierto como había asumido, aunque estaba tapado con las mantas de la cama estaba viendo al techo jugando con su desiluminador.
— ¿Puedes volver la luz para que no me rompa el dedo meñique?— siseé sin poder ver nada.
— ¿Laila que sucede?
— Estaba bromeando, nunca podría perder mi gracia y equilibrio, soy perfecta— suspiré como si fuera una maldición mientras me sentaba a los pies de la cama, dejando al gato a un lado y poniendo el libro en mi regazo.
Su mirada paso a la fotografía que sobresalía del libro, la sacó con cuidado, viéndola con una ceja alzada.
— ¿Una foto de Malfoy, Zabini y Nott te hizo pensar eso?
— Me recordó a como aceptamos en Hogwarts el año pasado hacer todo esto. Lo prometimos.— deje la fotografía de nuevo en el libro de Morgana—. Los extraño, extrañó despertarme en Slytherin con ellos, me sentía segura, no importa cuantas veces discutía con Harry, ellos serán mis amigos.
— El año pasado fue algo bastante raro— él opinó después de un par de segundos— . Conocimos a Leila Salsamander.
Reí con nostalgia.
— Verte ir de fiesta en fiesta, digo, me daba hasta lastima ver a Harry con cara de alma en pena— él bufó—. No sabía con quien estaba mas obsesionado si con Malfoy o contigo.
Baje la mirada al recordar el año pasado, no solo había tenido que lidiar con la muerte de papá si no que también con la profecía que me rodeaba a Harry y a mi, como lo empuje lejos de mi por la mitad del año, tratando de evitar a toda costa lo inevitable. Pensé en Luna y en mi cumpleaños, como mi amiga me hizo ver las cosas tan claramente (y tal vez un poco de lo que Ron me había dado) me hicieron darme cuenta de que la forma de tratar mis problemas no era sana y que Harry y yo tendríamos que afrontar esto algún día. Y se sintió tan bien, se sintió tan bien haberlo hablado con Luna, como si los complicados nudos en mi pecho se desenvolvieran un poco mas. Me relamí los labios.
— Ron si yo... si yo te digo esto tienes que prometerle que no le dirás a Harry.— comencé reuniendo valor.
— ¿Que cosa?— él se interesó de inmediato. Me quede callada por unos segundos, Ron nunca había sido mi confidente en guardar secretos y yo sabía que cualquier cosa siempre se la decía a Harry, después de todo era mas que un hermano, era su mejor amigo. No podía dejar que le dijera esto antes de por lo menos encontrar los horrocruxes restantes. Lo vi curiosa;
— ¿Harías un juramento inquebrantable?
Él palideció ante mi propuesta, y en vez de aceptar me vio horrorizado de seguro pensando que había hecho algo terriblemente malo-;
— ¿Laila que has hecho?
— Yo? Nada.— reí amargamente—. De la misma forma que Harry tampoco hizo nada para merecer todo lo que esta sucediendo. Pero Ron, se que no nos hemos dicho secretos pero hemos guardado experiencias que juramos nunca decirles a Harry ni a Hermione. Y quiero que me prometas que no le dirás a Harry lo que te voy a decir por que me quieres y no es tu verdad que decir, es la mía.
— Te lo prometo— él me interrumpió rápidamente—. Además... necesitamos un testigo para el juramento inquebrantable y dudo que quieras despertar a Fleur para esto.
Suspiré pasándome las manos por el cabello, recordando tener 15 años y escuchar esa voz gruesa susurrar mi nombre en la oscuridad, llamándome, antes de tomarla y asustarme tanto por sus palabras que la rompí en miles de pedazos al soltarla.
— En quinto año, cuando fuimos al Ministerio, encontré una profecía... tenía mi nombre— empecé—. Básicamente, para quitar el alma de Morgana de mi cuerpo mi primer amor tiene que matarme, o bueno lanzarme la maldición asesina, tal vez lo mismo.
Pasaron unos segundos hasta que hablo y me vio como si me hubiera salido una segunda cabeza del hombro,
— ¿Charlie?— él frunció el ceño confundido, abrí la boca y luego la cerré, bien, no lo puedo culpar cuando Morgana me estaba viendo así, yo igual había pensado lo mismo hace unos años.
— No, idiota, Harry.— aclaré suspirando, pensé en Charlie Weasley y como lo admiraba y babeaba por él, única persona que me hizo así de nerviosa—. Aunque no voy a negar que mi corazón siempre tendrá un pequeño lugar para tu hermano que...
— ¿Por que no nos lo has dicho? Hablo de mi, de Hermione— Ron hizo una pausa viéndome como si le hubiera dicho un chiste malo—. ¿Hermione lo sabe, no es cierto?
Yo negué.
— Solo Luna.
Él me vio aun más exaltado, agrandó los ojos, cualquier rastro de sueño que tenía se había ido.
— ¿Luna Lovegood sabe sobre esta importante profecía sobre tu vida y Hermione ni yo no?
Saque la lengua, sintiendo la boca un poco amarga.
— Porque Harry es mas que tu hermano, es tu mejor amigo. El peso que tiene Harry en los hombros desde pequeño... siempre con la necesidad se salvar a todo el mundo, y ahora el peso es real. Todos lo llaman el elegido y él ha aceptado eso. Una vez eso se acabe quieres que le diga que ahora mi vida depende de él?
— ¿Y Por que no te quedas con Morgana?— él sugirió después de un par de segundos, sonreí ante lo que estaba haciendo, negándose por completo a que la profecía sucediera—. Digo, es un poco incomodo que el resto de tus días una persona observe todo lo que haces pero es tu amiga no?
— Siempre has sido mi favorito— Morgana apareció al lado de Ron, apretándole la mejilla con cariño en vano puesto que lo traspasó como un fantasma, sonreí un poco.
— Porque quedarme con Morgana es quedarme con la huella del obscurus, cada día es mas fuerte, cada día se vuelva más poderosa. Un día, tal vez en unos meses o unos años puedo perder el control, destruir Hogwarts, destruir mi hogar, destruir todo.— suspiré, recordé las fotografías de mi abuelo sobre sus viajes, sus historias que yo esperaba ansiosamente todo el día para que las contara como cuentos de buenas noches—. Mi abuelo me ha hablado de las consecuencias de tener un obscurus, hubo un chico, llamado Credence, no me quiso hablar mucho de él pero... el obscurus es algo peligroso. Y si esto es una huella que dejo, pero aun así el rastro es demasiado poderoso.
— ¿Y que va a pasar con Morgana?— preguntó curioso
Fruncí el ceño, me había hecho esa pregunta muchas veces, sin embargo nunca me había preocupado mucho por que después de que Morgana me poseyó estuve un largo tiempo sin preocuparme por ella y además no había aceptado que esta profecía tenia que cumplirse, negándolo por completo. Me di la vuelta para ver a Morgana.
— ¿Que va a pasar contigo?— pregunté preocupada pensando en las posibilidades—. ¿Volverás al anillo, te convertirás en un fantasma, tu mo... morirás? ¿Adonde irás?
Lo ultimo lo dije con dificultad y la voz me tembló un poco. Morgana sonrió tristemente a mi lado, poniéndome una mano en la mejilla, hice una meuca, antes podía sentir el contacto de su piel contra la mía, ahora ya no, aun así me incline contra su mano.
— Mi dulce dragona, ojala supiera la respuesta, pero tu vas primero.— ella me miró para calmarme, una mirada de que no tuviera miedo—. No quiero seguir en tu cuerpo si eso cuesta tu vida.
Apreté la mandíbula, no queriendo llorar, Morgana siempre había estado en mi vida pero empecé a conocerla a los 13 y ahora no podía imaginarme la vida sin ella. Traté de desviar el tema;
— Volviendo a un tema mucho mas aburrido que yo. Tenemos que ayudar de alguna forma.
— ¿Como encontraremos horrocruxes sin Harry? Él ve la mente de Voldemort
— Porque nos tenemos a mi, Lefay es cercano a Voldemort. Y he estado pensando .— comencé un poco dudosa—. Desde el año pasado... en ir a las islas de Avalon, el territorio de Morgana.
Pensé en que me iba a llamar loca, que se iba a negar en rotundo y me diría que no ayudaría en nada y tal vez solo haría que nos asesinarían, de que era un plan estupido. Pero al parecer él tenia tantas ganas de salir y ayudar como yo, porque habló;
— ¿Y porque iremos a Avalon?
— Piénsalo. El relicario lo tenia oculto en una cueva llena de inferis, la Isla de Avalon es demasiado segura y es el territorio de su mortifago, pudo esconder un pedazo allí, y si lo encontramos, aunque no podamos destruirlo, lo tendremos en posesión y nos iremos de aquí.
— Esa Isla no tratara.... ya sabes... matarnos?— Ron preguntó nervioso—. Digo, hay historias, cualquiera que la pisa la isla se lo tragara.
— Siendo que yo también tengo un poco de sangre Lefay y Morgana me nombró como su heredera... técnicamente la isla es mía.— me encogí de hombros, Ron abrió la boca y se quedo así hasta que habló de nuevo;
— ¿Tienes una isla?
— Si puedes reclamarla como tuya junto conmigo, Alastair no podrá volver a pisarla— Morgana me vio con seguridad—. Es un hechizo de magia antigua, si logras ponerlo en toda la isla, solamente tú y quien te acompañe podrán estar.
— Tego una maldita isla— asentí, gateé hasta acostarme a su lado, golpeado mi cabeza contra su almohada—. Mira se que es loco y hay pocas posibilidades de que este ahí. Y no se tu pero estoy cansada de quedarme aquí y no hacer nada para ayudar a Harry, tejiendo increíbles disfraces para mi gato.
— ¿Una Isla? Adoro los climas templados, iré por mi capa— mi gato ronroneó, corriendo desde una de las esquinas del cuarto hasta nosotros, saltando en el medio de los dos, yo lo tome en mis manos.
— Tu no vas a ir. Te quedarás aquí
— ¡Déjame ir con ustedes! ¡Yo comandaba ejércitos! ¡Era un rey!— el siseó—. ¡Laila!
— ¿Que dice el gato?— Ron me vio.
— Quiere ir con nosotros.— suspiré y vi al gato negro a sus ojos azules—. Presidente Besos, eres un gato dime como nos vas a ayudar.
— Eres una maleducada.
Quedamos en silencio, Ron no me echo de la cama y alzó el desiluminador para apagar las luces de la habitación, Presidente Besos acomodándose en mi estomago, su cola moviéndose y golpeándome suavemente el brazo.
— Crees que la pluma del fénix, te puede ayudar para lo de separarte de Morgana, por eso Dumbledore te la dio?— Ron preguntó en la oscuridad.
Me encogí de hombros, sin saber en realidad que responder
— No se si de verdad me servirá como tu desiluminador, las plumas de fenix que no arden son extremadamente raras, así que tal vez funcione de alguna manera o Dumbledore quería que yo apreciare la belleza metafórica de la pluma.
— Dumbledore te conocía, no creo que sea la ultima.
— Esperemos que no. Mañana nos vamos a primera hora a la Isla, Morgana sabe como llegar.
Si alguien esta impaciente para que haya un reencuentro de los 4, quedan otros dos capitulo sobre las aventuras de este duo.