Anya —¡Hasta luego Becky!— dijo esto la pequeña con voz alta, pero cara desanimada.
Becky —¡¡ Bye, bye Anya!!— se despidió para subirse a la limusina que la esperaba.
Anya voltea hacia atrás viendo a un niño acompañado por sus ¿secuaces?
Anya —Adiós... segundo.
Damian —¡Callate enana!
Ewen —¡¡¡Lord Damian no necesita que le despidas!!!
Emile —Siii! Mucho menos de una plebeya.
Anya —Ya veo...— esta solo cerro los ojos y suspiro, para luego retirarse.
Había pasado ya una semana tras ese suceso.
Aunque lo raro, era que esa pequeña cabello rosa no había vuelto a aparecer, los maestros no sabían nada, sus compañeros solo veían y contemplaban el asiento vacío.
Era como si nunca hubiera existido. Solo se ha desvanecido, ella junto a toda su familia, solo... desaparecieron.
Incluso su mejor amiga Becky no sabía nada sobre ella, estaba muy asustada y triste por lo que le pudo haber pasado.
El segundo hijo de Donovan Desmond, "Damian Desmond" solo sé lamentaba, por no haber podido despedirse esa vez.
Por, no haber podido dejar su orgullo de lado y decir, "Adiós Anya".
Por qué dejamos todo para después como si él después fuese lo mejor...
Becky —¡Damian!— grito para llamar la atención del nombrado.
Todo lo anterior, hizo que estos dos intentarán buscarle.
Damian —¿mmm?
Becky —No había nadie en su casa, en lugar de los Forger había otros propietarios.
Damian —Fue vendida... ¿Les preguntaste sobre quién vivía ahí? — Pensó en que pudo haber sucedido.
Becky —Sí, parece ser que ellos no saben nada. — Se le veía un poco de tristeza en sus ojos.
No sabían que más podían hacer, eran solo unos niños.
Tan solo buscaron a lo que estaba a su alcancé...
Damian —...
... Y tristemente no fue suficiente.
- 10 años más tarde -
El tiempo había pasado, y con el tiempo también la guerra.
Entonces... Los Forger como familia ¿Qué pasara ahora?
Volver al orfanato... Otra vez.
Loid —Ya todo se acabó...
Un escalofrío recorrió su cuerpo.
Anya —La familia... ¿se tiene que separar?
No pudo cumplir su misión.
No pudo ir a casa del segundo... No fue su amiga... No logro ser imperial...
Anya —Ma... Anya tiene miedo— dijo esto con voz temblorosa.
Yor —No Anya, no te preocupes, ya no vamos a fingir.
Loid —Anya, no llores. Nunca podríamos dejarte. Este es el comienzo del fin.— Mostrando una gran sonrisa, de la cual radiaba mucha calidez y seguridad.
Ambos padres procedieron a abrazar a su hija.
—¡Por supuesto! Será un placer tener a su hija de vuelta.
Loid —Gracias.
.
¡¡Aquí la escritora.!!
Díganme si hay alguna falla de ortografía y si les parece correcta mi forma de narrar.
Esta es mi primer historia, pero me gusta ser perfeccionista.
Ah, las imágenes son mías.