Nuestro.

By MarStark1

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[LIBRO #1 DE LA SAGA SUEÑOS] [+18] ¿Estarías dispuesto a fingir una relación con el enemigo de tu familia? Ma... More

¡Advertencia Y Personajes!
Prefacio; Nuestro.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Epilogo.
Extra:Mellizos Maxwell.
Especial 100k: Aniversrio.
Extra:Secuelas.
MÍO.
Extra 500k.
Extra: Azules como el mar.
Extra: Christmas.
Extra: San Valentín.
Extra: Beach, drink and love.
Extra: Final alternativo.
Extra: 12 de julio.
NOSOTROS.

Capítulo 29.

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By MarStark1


Dragaste.

Madison.

Al día siguiente.

Es domingo y debería estar aprovechando para dormir.

Pero no, aquí estoy, despierta desde las ocho de la mañana. Theo subió a mi piso y me despertó con el timbre, me trajo café que según él es exquisito por el simple hecho de que él lo hizo. Es un ególatra y me encanta, me gustan los hombres seguros y narcisistas.

Gustos raros, ya sé.

Aún tengo el pijama puesto y él solo tiene una bermuda sin camiseta, como si estuviésemos juntos de nuevo.

Vino tan temprano para que planeáramos bien lo que vamos a hacer, debemos saber dónde poner el celular estratégicamente y donde sucederá todo.

Me termino el café, que si estaba bastante bueno.

—¿Qué dices? —Me pregunta ante su propuesta, en realidad no puse mucho caso, estaba entretenida en ver otras cosas.

Qué cochina me he vuelto últimamente.

—¿Me repites? —Pido dejando la taza sobre la mesa, me mira con cara de «en serio»—. Perdón, estaba pensando en otras cosas.

—Sí, lo noto. —Señala mi cara, debo estar roja—. ¿Qué pasa por esa cabecita, Blake? —Indaga echando la silla hacia atrás dándome una vista perfecta de ese abdomen definido.

—Números —miento—. La cantidad de libras que estoy ahorrándome con este plan.

Qué excusa tan de mierda.

Gracias conciencia, ahora cállate.

—¿Los números te sonrojan? —Una sonrisa danza en sus labios, niega levemente con la cabeza.

—Repíteme tu idea —trato de cambiar el tema—, aún debemos hablar con Camila y Jacob para que vayan con las familias —me levanto de la silla—. Mucho que hacer. —Palmeo su hombro y sostiene mi mano.

Se levanta quedando detrás de mí.

—Blake, no querrás abrirme paso. Te estoy dando tu espacio, pero si rompes esa barrera, yo romperé otras cosas.

—Yo también romperé otras cosas —levanto la taza y me giro para darle la cara—. Directo a tu cabeza. —Sonrío señalando la taza con la mirada.

—Vaya, dejo de hablar contigo un tiempo y ya hasta partes cabezas. —Se ríe también.

—Que te digo, soy como una caja de Pandora —me encojo de hombros—. Tengo muchas sorpresas. —Me pega a él, siento el calor que emana su cuerpo al juntar nuestros pechos.

Está tan cerca de mi cara que con solo un balanceo podría besarlo, él es quien se balancea para besarme, pero muevo mi cara haciendo que solo roce mis labios.

—Estoy comprometida, ¿lo olvidas, Maxwell? —Aún sigo cerca de él, me encanta torturarlo. Es su castigo por ocultarme información respecto a sus planes. Me acerco aún más rozando sus labios sin besarlo—. No puedo ser infiel. —Digo apartándome.

La erección sobresale a pesar de la tela.

—Adelante, entiendo perfecto lo qué haces —vuelve a sentarse mirándome entrar a la cocina—. Solo me llenas de motivos para embestirte sobre la mesa.

—Theo Maxwell, tú y yo no somos nada —le recuerdo saliendo de la cocina—. ¿Con qué derecho me embestirías?

Suspira peinándose el cabello con las manos, estoy pensando levemente en perdonarlo, pero antes debo castigarlo.

Aprovecho la distancia de su silla y la mesa, camino sentándome en su regazo. Sus ojos bajan a mis pechos cuando me quito la camisa gigante que uso como pijama, quedando solo con unos pantalones cortos y el sostén.

—Mis ojos están más arriba —le digo tomando su barbilla para que me mire, ese mar azul que tiene como ojos es invadido por la lujuria. Siento su erección rozando la tela de mis pantalones—. Bien, explícame la idea.

Habla alternando la vista entre mis ojos y mis tetas, no sé qué me prende más si su inteligencia o su cuerpo. Pongo las manos en su pecho deslizándolas hasta su abdomen. Trata de hacer lo mismo y tomo sus manos deteniendo el acto.

—Ver, pero no tocar —le digo y enarca la ceja sonriendo—. Recuerda que estoy comprometida.

—No veo anillo... —murmura soltándose de mi agarre, me toma de la cintura levantándome y sentándome en la mesa. No le bajo la mirada ni un instante y él tampoco lo hace—. Te dije que no me provoques... Créeme que el sexo duro y rudo es algo que aún no estás lista para probar.

—¿Quién dice que no? —Muerdo mi labio inferior admirando su cuerpo, trata de acercarse—. ¿Quién dijo que contigo? —Digo sonriendo.

Me bajo de la mesa colocándome la camisa.

—Volvamos a lo importante —lo invito como si nada hubiese sucedido, su cara no tiene precio. No sé si está excitado, sorprendido, indignado o simplemente no asimila qué pasó.

—¿Qué? —pregunto sentándome en la silla del anfitrión de la mesa—. Ethan llega mañana y tenemos que avanzar —señalo la silla invitándolo.

Suspira y se sienta tensando la mandíbula.

—Ya te dije mi idea, falta que digas si está bien o no.

—Está perfecta, puedo dudar de todo menos de tu inteligencia... —digo y sonríe airoso— ...Y de lo bien que coges —mascullo jodiéndolo aún más—. Si terminamos esto, ve a cambiarte, nos veremos con nuestros amigos en una hora.

Señalo la puerta, me levanto quedando frente a él. Cuando se levanta me siento pequeña, él es como de uno noventa y yo de uno setenta.

—Ganaste hoy, pero el karma castiga, Madison. —Dice encaminándose a la puerta—. Agradece que no soy el karma, así que, si necesitas mis servicios, estoy disponible.

Hace una reverencia antes de salir haciéndome reír. No tiene ni una neurona normal.

Él se encargó de planear todo, a mí me tocará hacerme cargo de Ethan y la colaboración de mis amigos será con las familias. Debemos saber quién lleva en la cárcel todos estos años pagando por esas muertes.

Las llamadas de Ethan siguen entrando directo al buzón, si ya voy a encargarme de él, no necesito fingir que me interesa lo que tiene que decir.

Siguiendo con mi plan de castigo subo a bañarme y cambiarme, elijo un outfit sensual, pero elegante. Amo vestir así, Ethan y sus reglas se pueden ir muy a la mierda.

El top estilo corsé con transparencias hace conjunto con la falda ajustada que cubre hasta la mitad de mis muslos y por último una chaqueta.

Me coloco los tacones cerrados que hacen relucir mis piernas, mi cabello queda lacio, las puntas casi tocando lo bajo de mi espalda.

Entiendo la obsesión de Ethan, hasta yo estuviese obsesionada conmigo.

Así es, también tengo mi lado ególatra y narcisista.

Termino de ponerme el labial de un color neutro, el timbre suena. Tomo mi celular y las llaves de mi carro encaminándome a la puerta.

Dios, esto de castigar sin caer estará difícil.

Más sí luce un traje azul oscuro, sin corbata y con una camisa blanca. Amo a los hombres de traje y él lo sabe, por eso se lo puso.

Yo no me quedo detrás, se deleita mirándome de arriba abajo.

—¿Vamos? —Pregunto cerrando la puerta.

Respira avanzando al ascensor, la tensión cuando entramos puede sentirse en el ambiente.

—Madison...

—Ah, mira, ya se abrieron las puertas. —Sonrío, saliendo. No quiero terminar embestida en un ascensor.

Me voy directo a mi auto y él al suyo, esta vez sí me rebasa llegando primero al restaurante donde desayunaremos con mis amigos. Es el mismo cerca del Támesis donde comimos nosotros aquel día.

Él es quien me espera sentado en el baúl de su Lamborghini.

—Qué lenta. —Se burla.

—Yo sí puedo decir que te deje ganar —contrarresto—. Soy la ganadora de la anterior carrera, está ni fue una. Yo no sabía. —Trato de defenderme.

—Debiste escoger derecho y no administración de empresas, siempre tienes que contestar. —Se burla, entrando al establecimiento.

—¿Me acabas de llamar contestona?

—Sí.

—Bueno, no discuto verdades. —Me encojo de hombros.

Encuentro nuestra mesa donde Cami y Jacob ya están, mi amiga luce un traje perfecto de color blanco y Jacob una camisa negra con pantalón y zapatos. Siempre parece que vamos a una gala, pero la elegancia es algo normal en la alta alcurnia.

Saludo a Jacob con un abrazo y a mi amiga con abrazo y beso. Jacob y Theo ni se saludan, el hombre que me acompaña saluda a mi amiga de abrazo y tomamos asiento.

—Energúmeno, ¿por qué a mí no me saludas? —Discute Jacob.

—Acabo de hablar contigo por teléfono hace veinte minutos. —Contesta Theo.

—¿Y?

—Déjalo, hoy despertó modo Drama King. —Cami lo molesta, él hace una mueca y ella le lanza un beso haciéndolo sonreír.

Qué hermosos.

—¿Y bien? ¿Para qué somos útiles? —Pregunta mi mejor amiga.

—Necesitamos tus dotes de abogada —digo y Theo le pasa los papeles con los datos de las familias—. Debemos saber qué pasó en el juicio contra la antigua empresa de nuestros padres, será esencial si vamos a un juicio contra los Fernsby. —Indico.

—En los papeles están todos los informes, direcciones, nombres y números telefónicos. —Informa Theo, yo me encargué de los datos y él de los planes. Somos buen dúo.

—Bueno, si está todo solo sería ir —comenta Jacob—. ¿Qué necesitan saber exactamente?

—Necesitamos saber quién fue a la cárcel por esto y todos los detalles verdaderos de lo sucedido. —Informo y ambos asienten.

—Bien, lo haremos —avisa Camila pasándole los papeles a Jacob—. Mínimo, el martes tendríamos todo, ya sabes, universidad y ensayo —frunce los labios—. Será por las noches.

—Se los agradezco, sin esto tendré que casarme con él. —El asco que le tengo se nota en mi cara.

—Tranquila, cuentas con nosotros. —Toma mi mano y le lanzo un beso, me lo devuelve. Quien no nos conoce si pensaría que somos novias.

—¿Debería estar celoso? —Insinúa Jacob bromeando.

—Tranquilo, mi bisexualidad no llega a los radares de Cami, es como una hermana. —Sonrío, olvidé que Theo no sabía ese detalle, se yergue en su silla sonriendo como si di una buena noticia.

—Más te vale. Apunta dos de sus dedos en sus ojos y luego en mí sacándome una carcajada.

—Que celoso, cuñado. —Bromeo con él.

Pedimos desayuno para los cuatro pasando una buena mañana que me recuerda cuando solo éramos Cami y yo desayunando en los jardines de su casa.

Somos un grupo de locos, inestables y bromistas que se complementan simultáneamente.

—Te veo luego, hermosa. —Me trato de despedir de Cami, pero hoy tenemos amiguitis aguda. La mantengo pegada a mí mientras caminamos abrazadas al estacionamiento del restaurante.

—¿Nosotros venimos de decoración? —Mi cuñado se cruza de brazos caminando de espaldas para poder vernos.

—Si. —Confirma Camila abrazándome más fuerte—. Lárguense, hoy es mía —dice sin soltarme, me hace reír.

—Lamento interrumpir su apareamiento, pero necesito llevarme a la rebelde del grupo. —Me insulta Theo Maxwell. ¿Rebelde? ¿Yo?

—Rebelde tu madrina.

—Cállate ya.

—Cállate tú, tonto. —Suelto, tratando de defenderme.

—Escucha, puedes ser el mejor abogado, pero ellas siempre tienen con qué contestar. —Jacob levanta las manos resignado, suelto a Cami que va con él dejando que la abrace.

Yo me paro junto a Theo abrazando mis brazos, se quita el saco del traje poniéndolo sobre mis hombros.

—Ya tengo una chaqueta. —Murmuro.

—¿Qué hace?

—¿Para qué me pones la tuya?

Me encanto el gesto, solo estoy jodiéndolo.

—Porque me nació y si me nace, me nace. —Se encoge de hombros, debe ser loco.

—Bueno, nosotros tenemos asuntos que atender con mis suegros —comenta Cami, aun envuelta en los brazos de su novio—. Los dejamos, tortolitos.

—Camila... —murmuro y le guiña el ojo a Theo.

—¿Camila? ¿Quién es Camila? —Se gira dándonos la espalda—. No conozco a ninguna Camila —dice subiéndose al carro.

Qué maldita.

—Te veo en el edificio. —Dice mi exnovio subiéndose a su Lamborghini.

Yo voy a mi carro, al entrar me quito el saco que está bañado de su perfume. Es un aroma a manzana verde, menta y un toque de limón.

La dejo en el asiento del copiloto, enciendo el auto y me voy de regreso al edificio. Noto que Theo no me esperó y subió, qué maldito.

Marco el número de su departamento en el ascensor, que ni piense que me quedaré con su saco. Si Ethan lo ve, se jode todo.

Camino en el corredor una corta distancia hasta su puerta, timbro dos veces y no contesta. A la tercera lo hace.

La puerta se abre dejando salir el aroma a rosas, ¿qué está pasando? Tiene las mangas de la camisa enrolladas hasta sus codos y los dos primeros botones sueltos.

Sonríe al verme.

—Adelante. —Dice, miro el piso lleno de rosas, al levantar mi cabeza veo el comedor con chocolates, unas copas de champaña y una champaña que vale más que el riñón de una persona.

¿En qué momento hizo esto? Claro, por eso el guiño de Camila.

Todo está hermoso, no sé cómo hizo, pero el departamento está oscuro, solo alumbrado con las luces de las velas que decoran el piso y el comedor

—¿Te gusta? —Pregunta parándose detrás de mí, su aliento acariciando mi oído—. Sé que es pronto, hace más de una semana que jodí todo y no te estoy pidiendo regresar, solo quiero saber si ya tengo tu perdón...

Me giro enfrentándolo.

—Se podría decir que sí, hiciste tus méritos —se acerca haciendo que nuestras narices rocen—. Planeaba torturarte más...

No me deja terminar, estampa su boca en la mía besándome. Un beso posesivo y demandante, sé que está caliente, me pasé la mañana excitándolo y luego solo lo saqué de mi departamento.

Moldea el beso a su modo y se abre paso en mi boca, invade mi boca con su lengua y me toma fuerte de las caderas. El gemido suave que sale de mí se acalla en nuestro beso.

—Solo voy a preguntar esto una vez. —se aparta respirando agitado, sus labios rojos e hinchado por la intensidad del beso—. ¿Puedo follarte?

Obvio, digo, ¿qué estoy diciendo?

—Si. —Mi boca habla antes de que mi cerebro tome el control.

Ese simple "si" fue suficiente para que se abra paso entre mis muslos y me tome cargándome como una muñeca que no pesa una libra. Barre lo que estaba sobre el comedor y lo hace a un lado sentándome en él.

Empieza esparciendo besos en mi cuello, muy cerca de mi oreja. Sabe que es mi punto débil y me excita al instante.

El agarre en la cintura aumenta su fuerza cuando rompo los botones de su camisa, dejando expuesto el abdomen marcado.

—Cuanta agresividad, señora Maxwell.

Ahí estaba ese maldito título, ese título que enloquecía mis pensamientos y alteraba mis hormonas.

—¿No te gusta? —Le pregunto y sus ojos se oscurecen cuando mi mano se desliza acariciando su entrepierna por encima de la tela.

Toma mi mano ejerciendo más fuerza en mis movimientos.

—¿Te parece que no? —Dice con una sonrisa de medio lado, puedo sentir la dureza que se esconde bajo la tela.

Me quita la chaqueta en nanosegundos, como todo un experto suelta los botones que sostienen mi corsé en la parte trasera dejando expuestos mis pechos, no traigo sostén.

Suelto el botón y la bragueta tratando de tomar su pene en mis manos, me frena.

—No, primero tú, luego yo.

Se hinca frente a mí subiendo la falda hasta mi cintura. Desliza las bragas quintándomelas y guardándolas en su bolsillo. Es un fetichista. Me gusta.

Me pega más, casi al borde de la mesa y se hunde esparciendo besos por el interior de mis muslos. Mierda, siento escalofríos en todo el cuerpo.

Nada comparado con la sensación cuando su lengua abre mis pliegues, joder.

—Theo... —un gemido sale de mi boca con tras el contacto de su lengua.

Degusta cada espacio de mi sexo como si fuese el manjar más exquisito, me aprieta fuerte de las piernas mientras lo hace. Me tenso al sentir como lame mi clítoris enviando oleadas de placer a mi abdomen bajo.

—Detente. —Suplico en un jadeo cuando mis piernas se debilitan, mis manos aprietan la orilla del comedor con fuerza.

Desliza su lengua con lentitud en mi hendidura y vuelve a dar besos alrededor de mis muslos. Su cara se hunde una vez más, su lengua haciéndome temblar con cada lamida.

Succiona en aquella perla de placer que me hace correrme y agita mi respiración. Un gemido más alto de lo normal sale de mi boca. Lame todo sin dejar rastro.

Sube y me besa.

—Pruébate. —Dice mordiendo mi labio inferior, no aguanto, quiero sentirlo dentro de mí ya mismo.

Lo pego más a mí envolviendo mis piernas alrededor de él, baja el bóxer dejando fuera la erección palpitante y brillante por los líquidos pre seminales.

La tomo entre mis manos masajeando, echa la cabeza hacia atrás con la respiración agitada. No pierde tiempo y toma mis senos magreándolos.

Joder, mi mano no alcanza a cerrar mientras la sostengo. Muerde el lóbulo de mi oreja y besa mi cuello bajando a mis pechos lamiendo hasta endurecer mis pezones.

Con rapidez me baja de la mesa y me voltea arqueando mi espalda, siento como desliza la punta en mi entrada excitándome más. Acaricia mi clítoris con la punta. Mierda, siento que voy a correrme de nuevo.

Sin aviso se adentra en mí haciéndome gemir fuerte, me deja acomodarme al tamaño. No inicia con embestidas suaves. Son bruscas y rudas, tal como aviso esta mañana.

Me da dos nalgadas aumentando mis gemidos.

—Como desearía que pudieras ver lo que veo, esta imagen estará guardada por siempre en mi cabeza, joder, amor, esto es tan... caliente.

Mierda, ¿acaba de llamarme amor? Es que no puede ser más perfecto.

—Es el primer amor... que me dices fuera de una pelea. —Digo como puedo, estoy temblando bajo su agarre y sus embestidas que me tienen adormecidas las piernas.

—Me gusta llamarte así. —Sale de mí volviendo a sentarme en la mesa, ambos estamos sudados y jadeando.

Vuelve a introducirse en mí, mi vagina palpita apretándolo mientras mis paredes se acomodan al tamaño.

—Me gusta que me llames así. —Digo sin descaro.

Me toma del cuello besándome con posesión. Su lengua entra en mi boca aumentando lo ardiente del beso. Deslizo mi lengua en su labio inferior y parece excitarlo más porque las embestidas aumentan fuerza.

Muerde mi labio inferior sacándome un leve jadeo. Su mano se mueve hasta mi sexo acariciando mi clítoris mientras me embiste.

Mi abdomen siente el cosquilleo que me avisa que estoy a nada del orgasmo, mi cuerpo se sacude con leves espasmos y termino corriéndome con él en mi interior.

Ambos jadeamos presos de deseo, embiste más fuerte corriéndose dentro de mí. Nuestras respiraciones están agitadas, apoyo mi cabeza en el centro de su pecho y él despega el cabello que se pegó a mi frente por el sudor.

—Te dije que no estás lista para el sexo duro, esto apenas fue un veinte por ciento.

¿Qué?

—¿En el cien por ciento una se queda paralítica de por vida o cómo? — Digo y se ríe, sale de mi interior subiendo el bóxer.

Acomoda mi falda como estaba.

—Depende, si sigues mis instrucciones no, si me contradices aun siendo inexperta, sí. —Este hombre definitivamente es una perdición.

—Bien, entonces seguiré órdenes. —Se ríe en una carcajada.

—Tú jamás sigues órdenes, amor. —Ahí está de nuevo, amo ese maldito apodo—. Prefieres lanzarte a un acantilado.

—Tienes razón. —Me coloco la chaqueta sin nada debajo, no tengo ropa interior tampoco—. Debo irme —digo y su sonrisa desaparece—. Sabes que Ethan llega mañana temprano, si no estoy, el plan se joderá.

—Claro. —Se acerca y me besa otra vez, puedo sentir como se levanta la erección nueva vez.

—Ya. —Me aparto sonriendo, terminaremos en un segundo round si seguimos. Me aparto caminando hasta la puerta, giro a verlo—. Piensa en mí, amor.

Digo saliendo del departamento, perpetuo su imagen sonriente en mi mente marcando mi número de piso.

Mi corredor está oscuro, qué raro.

Entro a mi departamento y también está oscuro, presiono el interruptor, pero no hace nada.

Siento como unos brazos me rodean impidiéndome el movimiento.

—Eres una perra. —Es Ethan.

Cubre mi boca y nariz con un paño bañado en un aroma que me nubla la vista, siento mi cuerpo dormirse y seguido de eso pierdo el conocimiento.

Yo aquí dando lata en la madrugada, pero no se quejen que les traje sus escenas +18, cochin@s🫣

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