Giants - Jungkook

By _imsander

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Avery Alcott pasa de vivir una vida tranquila en Canadรก a entrar a la universidad y vivir en una residencia e... More

prรณlogo
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Especial 1-Sol y Playa
Especial 2-Cosas de Hombres
Especial 3-Haylie y cita
Especial 4-Boda y Tests
Especial 5 - Veinte a que es niรฑo
Especial 6- Arian y Adler
Agradecimientos
ยฟRegalito de fin de aรฑo?

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By _imsander

Fascinantemente la comida fue amena. Dentro de lo que cabía, claro. Jungkook no habló más que con Oru sobre un videojuego, yo en cambio escuchaba a mi padre hablar de sus días en su trabajo y su mujer...casi se me olvidó que estaba en la mesa. De vez en cuando dirigía una rápida mirada al castaño a mi lado, poco más.

—Entonces dormiremos aquí —dijo señalando mi apartamento.

—Sí, mi cama es bastante ancha. Los sofás son cómodos también y...

—¿Y tú dónde dormirás?

Miré de reojo a Jungkook. Estaba recogiendo algunos platos de la mesa.

—En mi apartamento, es justo el de enfrente.

¡Por fin entraría ahí! Quería ver como "decoraba" a su manera su casa. Tenía tanta curiosidad por ver su habitación...

—Oh—mi padre me miró y sonrió —Espero que no se oiga desde aquí.

Me sonrojé al instante. ¿Qué clase de padre decía esas cosas? Ahora cómo debía tomarme eso. Que mi padre supiera de mis relaciones sexuales no era cómodo, para nada.

Miré a Jungkook. Estaba recogiendo la mesa mientras hablaba con mi padre. No me había fijado, pero esa camisa negra le quedaba excesivamente bien. No sabría explicarlo. El cuerpo de Jungkook era ejercitado pero a la vez muy delgado, esa camisa le estaba holgada por completo; pero yo sabía lo que había debajo y no podía dejar de pensar en esos abdominales y sus dos tatuajes. A diferencia de la camisa, sus pantalones estrechos marcaban sus piernas, esas que me parecían literalmente todo músculo.

—Deja de comerme con la mirada.

Me sonrojé aún más por su comentario. Lo peor es que sí lo estaba haciendo. Estaba a punto de recordar qué había bajo esos pantalones.

—Al parecer mi hija se quedó con hambre.

Oh, no, ya empezamos con las incomodidades. ¿No podrían quedarse callados o hablar de fútbol? Los hombres siempre acababan hablando de fútbol.

—Por cierto, Jungkook.

Este miró a mi padre completamente serio.

—¿Te han dicho alguna vez que eres muy atractivo?

¿Qué?

—Bueno, sí —aceptó algo confuso.

—Sólo era una observación—murmuró mi padre mirando de reojo a Karol.

¿Cuánto llevaba esa mujer comiéndose así a mi novio? Porque lo estaba haciendo, lo repasaba con descaro y se mordía el labio la muy hija de su madre.

—Seguro que las notas de Avery han bajado, siempre pasa cuando se tiene novio.

¿Pero qué cojones le pasa a esa mujer? ¿Celosa?¿Rabiosa?¿Un retraso mental?

—Pues no—susurré confusa.

—Avery estudia todos los días.

—¿Y tú?

—Lo mismo. Nos gusta a ambos tener buenas notas—dejó la bandeja de la carne que ya nos habíamos comido en la pila y sonrió a la mesa—Terminé.

—¡Avery, Avery!

Miré al pequeño Oru sonriente. Siempre me ponía de buen humor ver sus hoyuelos.

—Jungkook es genial.

Vi un leve sonrojo en las mejillas del menor de los Jeon. Y es que cómo no lo iba a ver si era un tomate en ese momento. Negué levantándome de la silla, estaba cansada, sobretodo después de la pelea y la charla con mi padre. Sin duda alguna Jungkook hacía milagros. Mi padre me pidió perdón por faltar tanto en mi vida, me prometió comenzar a entrar más en ella si yo se lo permitía. También se disculpó por Karol, ella realmente tenía un problema conmigo. Pero no me importaba, mi padre por fin entendía que lo necesitaba más y que hasta ese momento no había ejercido muy bien el puesto de padre.

Volviendo a Jungkook, desde que lo conocí mi vida dio un giro enorme. Pareció romperse todo pero en realidad se estaba arreglando. Pasé de estar completamente sola y fingiendo ser la Avery de hacía un año para rodearme de gente que valía la pena y ser yo misma. Jungkook era la razón por la que era feliz en esos momentos, cada pequeño paso que di desde mi llegada fue junto a él.

—Estoy cansada—dije junto a un suspiro.

Mi padre miró a Jungkook con una sonrisa y asintió lentamente.  Fui a mi cuarto a por algo de ropa, simplemente agarré una mochila y metí un par de bragas y ropa para mañana. Simplemente un jersey marrón oscuro y una falda negra.
Salí de mi habitación algo nerviosa, nunca había entrado a su apartamento.

—Cuídate, mañana comeremos juntos—dijo mi padre dándome un beso en la frente.

—Está bien.

—Usa condón—murmuró mirando a mi novio que esperaba para irse en la puerta.

—Papá—dije entre dientes.

—Cuídalo, es un buen chico.

Salí de mi apartamento completamente tensa. Jungkook nada más cerrar me mostró una pequeña sonrisa.

—¿Y esa cara?

—Es que nunca entré —dije mirando como sacaba sus llaves.

Dejó las llaves en el cerrojo y me miró expectante aún sin dar la vuelta a la llave. Estaba jugando con mi tensión y curiosidad.

—Antes de todo, qué vibras tengo, Avery.

¿Qué pregunta es esa? Me crucé de brazos, ¿Enserio me estaba molestando ahora? Bufé rodando los ojos.

—¿Basándome en lo que te conozco?

Asintió sonriendo aún.

—Maquetas, tienes que tener de eso. Algo relacionado con la moto, podrías también tener pósteres y discos de música, también escuché que tocas guitarra y piano. Oh, y apuesto diez pavos a que tienes altavoces por doquier.

—¿Algo más?

—Fotos con tus padres.

Asintió sonriendo. Abrió diciendo que había acertado con todo, y vaya que sí. Su apartamento estaba ordenado, y la distribución era una locura. Era completamente diferente a la mía. Anduve asombrada viendo las paredes, tenía cuadros, más bien fotos de amaneceres y paisajes.

—Las hice yo—dijo pasando por la cocina. Abrió la nevera y sacó lo que parecía vino, ¿Tenía más?

Se sirvió una copa mientras yo seguía asombrada mirando todo, hasta la textura del sofá. Jungkook rió cuando señalé la planta que le regalé, la estaba cuidando muy bien, había crecido bastante.

—¿Quieres?—preguntó moviendo su copa.

No era muy fan del vino. Negué con una mueca. Él sonrió bebiendo otro sorbo.

—¿Me tocas algo?

Levantó la ceja y me miró con una sonrisa pervertida que cacé al vuelo. Señalé el teclado que había en una esquina. Bufó acercándose al instrumento. Me puse a su lado emocionada. Jungkook toqueteó algunas teclas antes de sonreír y mirarme de reojo. La melodía la capté al instante, tenía una obsesión con Giants.

Abracé su cuello mientras él seguía tocando y yo susurrando la letra.

—Gracias.

—¿Por qué?—pregunté algo confusa.

—¿Me dejas levantarme?

Y como siempre, me cambió el tema mientras iba a por su vino. Me preguntó si quería ver una película o algo y yo no pude negarme, me tumbé en su sofá y esperé a que las palomitas se hicieran. Como siempre estaba en mi apartamento pensaba que no tenía nada en la nevera o en los armarios, pero todo lo contrario, los tenía repletos de cosas. Incluso diría que nunca tuve la cocina tan llena.

Jungkook se tumbó sobre mí apoyando su cabeza en mi estómago. Miró hacia la televisión, Harry Potter y el prisionero de Azkabán. Llevábamos unos días viéndolas, esa era la que nos tocaba. Dejé mis manos en su cabellera y jugué con su largo pelo escuchando leves gruñidos de su parte. Él abrazó mi cintura, hasta juraría que se quedó dormido durante media película.

—Jungkook—murmuré con una sonrisa.

—¿Hhmm?

—Ya terminó la película —dije enternecida.

Era adorable cuando estaba así de dormido.

—¿Quieres hacer algo?

—Tu cuarto, no lo he visto. Pero antes iré al baño.

—No te cambies.

Aún tenía el vestido puesto, podría estar mucho más cómoda, incluso él podría estarlo. Elevé una ceja confusa por su orden. Se sentó en el sofá dejándome libre de irme al baño.

—Quiero quitártelo yo.

Despeinó su cabellera antes de buscar mi mirada y sonreírme. Yo también quería desabrochar botón a botón su camisa, así que no dije nada y fui a hacer mis necesidades imaginándome las manos de Jungkook recorriendo mi piel. Su baño era igual al mío, lo único al parecer. Mientras miccionaba observé las marcas que usaba como colonia o champú. Eran famosas todas, nada de marcas blancas.

Al salir no estaba en el salón, caminé por el pasillito hasta abrir una puerta, su habitación. Hasta eso estaba distribuido realmente raro. La cama seguía nada más entrar en la pared de enfrente en la esquina de la derecha. Luego tenía el escrito en la misma puerta, si daba dos pasos a oscuras me daría con la silla. Tenía la mesa frente a su terraza, una que daba al jardín interior. Supuse que era para que la luz diera en la mesa. El hueco que dejaba entre la cama y la mesa era nula, para ir a la terraza había que mínimo sentarse en la cama. El resto estaba igual. Muchas estanterías llenas de libros de fotografía y álbumes. Las paredes las tenía llenas de pósteres de música y algún videojuego. Sobre su escritorio había un ordenador a la derecha, uno que parecía bien caro. Pero lo mejor era el espejo, frente a la cama. A cualquiera le daría mal rollo despertar y ver el reflejo en el espejo, pero a mí me excitaba el pensar en que el espejo estaba ahí.

—Sé que es...peculiar.

—Tú tampoco eres muy normal—dije acercándome so a su cama, justo donde estaba él sentado.

Dejé mi teléfono en su mesita de noche y me senté sobre él abrazándolo por el cuello. Él simplemente correspondió. Vi que sobre su cama había luces led, no pude evitar sonreír al ver eso. Jungkook se percató de que las miré y estiró el brazo apagando la luz y poniéndolas moradas. Jungkook se echó hacia atrás conmigo sobre él aún, besó castamente mis labios antes de señalar a la mesa. Tenía el móvil grabando.

—¿Y eso?

—Para luego sacar del vídeo capturas. Porque necesito muchas fotos de ti.

—¿Para qué?

—¿No puedo tener fotos de mi novia?—preguntó con una sonrisa malévola.

Asentí besando sus labios de nuevo. Llevé mis manos a su pecho y no tardé en desabrochar uno de los botones. La risa de Jungkook contra los labios provocó la mía también. A diferencia de las mías, las de Jungkook estaban en mi trasero.

—Apaga la grabación —murmuró al separarnos del beso.

—¿No quieres un vídeo de nosotros?

—No, no voy a olvidar nada.

Ya con el móvil apagado seguí marcando su cuello mientras desabrochaba cada botón de su camisa. Sus manos en cambio seguían en mi trasero apretando este. Gemí contra su cuello cuando terminé de desabrochar su camisa y me azotó. Rió en bajo antes de comenzar a quitarme el vestido dejando un camino de besos desde mi cuello bajando según la piel se iba revelando. Cerré los ojos sintiendo sus labios contra mi delicada piel.

Me levantó de la cama y me quitó el vestido. Se sentó en el borde y me miró fijamente deleitándose de mi figura semidesnuda iluminada por las luces moradas. Eché mi cabellera hacia atrás mirando sus abdominales también tintados de un tenue morado. Se desabrochó el cinturón y me dijo de acercarme. Me besó permitiéndome sentarme sobre él; estaba completamente enamorada de sus labios. Escuché que abrió un cajón. Decidí no mirar, tampoco tardé en saber qué había sacado. Sentí algo frío en mis muñecas. Abrí los ojos sorprendida y vi unas esposas adornando mis muñecas.

—Las compré para tí.

—Eres un caso perdido—dije con una sonrisa mirándolas, ¿De verdad compró unas?

Pasó sus manos por mi cintura con una sonrisa socarrona. Dejó un beso en mi cuello antes de levantarse dejándome en la cama confusa. Me tumbó y me esposó a su cabecero. Inmóvil, sólo podía mover mis piernas. Jungkook besó mi cuello bajando hasta desabrocharme el sujetador. Cuando atacó mis pechos me encorvé y traté de mover los brazos, necesitaba enredar mis manos en su cabellera. Gemí su nombre mientras jugaba con mis pezones. Siguió bajando riendo por mis maldiciones e intentos de mover mis brazos. Me miró con una sonrisa socarrona mientras bajaba mis bragas lentamente.

—Chupa—dijo metiendo dos de sus dedos en mi boca.

Obedecí sin quitar la vista del piercing de su labio. Jungkook gruñó sacando los dedos completamente mojados de mis labios. Sonreí al ver como goteaban. Mis ojos se iluminaron al ver como separaba mis piernas y miraba hacia abajo. Cerré los ojos antes de sentir como su lengua pasaba por mi intimidad. Sin duda sólo él me hacía sentir así. Metió uno de sus dedos en mí y besó justo debajo de mi ombligo. Moví las piernas desesperada por el placer que me otorgaba con dos de sus dedos, no poder mover los brazos me estaba volviendo loca. Gemía su nombre como si fuera lo único que sabía decir. Aceleró el movimiento de sus dedos dentro de mí y agregó su boca en mi clítoris llevándome al mismísimo cielo. Inconscientemente miraba al espejo, como mi figura se encorvada y Jungkook se hundía en mi entre pierna; era una vista excitante, una imagen que recordaría por décadas. Me corrí en su boca y en sus dedos. Rió separándose de mi intimidad.

—Tienes una voz potente, tal vez te hayan escuchado todos los del edificio. Suerte que cerré la terraza.

Mucha suerte, si hubiera estado abierta mis gritos hubieran hecho eco por todo el jardín rodeado de apartamentos.

Cerré los ojos buscando aire, sentía mi cuerpo caliente y sentía pequeños espasmos que me dificultaban incluso respirar.

—No sabes cómo me pone verte así—pasó su mano por mi estómago subiendo por mi torso hasta mi cuello.

Rodeó este ultimo y apretó ligeramente sacándome otro gemido. Rió besando castamente mis labios. Vi como de quitó los pantalones quedándose en bóxer. Desapareció un segundo de la habitación y volvió con un hielo y un vaso.

—Oh, no—dije negando con una sonrisa.

Agarró el hielo y lo dejó en mi ombligo. Mi reacción fue encogerme y estirarme tratando de hacer caer el hielo, me estaba quemando. Jungkook lo comenzó a subir dejando un rastro frío hasta mis pechos. Después lo dejó en uno de mis pezones. Hice una mueca y gemí tratando de entender si era placer o dolor.

—Me gusta esa expresión—susurró llevándolo al otro pezón.

—Por favor—murmuré—Quema...

Volvió a hacer un paseíto hasta mi ombligo y lo dejó en el vaso.

—Quiero hacerte tantas cosas—murmuró.

Abrió su cajón sacando un aparato pequeño y rosa que lamentablemente sabía que era. Lo encendió y lo apagó sonriéndome maliciosamente. Abrió mis piernas de nuevo y comenzó a introducirlo en mí. En cuanto encendió el vibrador solté unos pequeños gemidos ahogados con su nombre.

—Ahora cuéntame el libro que te estás leyendo. Hasta que no termines no voy a parar.

—Joder—gemí moviendo mis piernas nerviosa.

Comencé a contar el principio retorciéndome. Cuando iba por casi la mitad me corrí, pero fue un desastre, fue como mearme a presión y que siguiera encendido el vibrador no ayudaba. Jungkook rió.

—Me estás mojando todas las sábanas, Avery.

Grité que me lo quitara, más bien rogué casi entre lágrimas. Eso era demasiado para mí.  Jungkook lo quitó y sonrió mirando como mi intimidad seguía soltando mi esencia.

—Eres una puta fuente.

Traté de decir algo, pero me faltaba el aliento. Jungkook agarró un condón y se me acercó lentamente poniéndose la protección.

—Me has puesto duro, espero que gimas así de alto ahora, Avery.

Se colocó en mi entrada, no terminaba de entrar, sólo daba unos ligeros roces con su glande. Me estaba volviendo completamente majara.

—Por favor... Jungkook...

Me miró elevando una ceja. Lo siguiente fue una embestida brusca que metió hasta su último centímetro dentro de mí. Me encorvé y tiré de las esposas. Necesitaba agarrarme a su espalda.

Jungkook lamió mi cuerpo hasta besar mis labios de una forma húmeda. Comenzó a embestirme con rureza sin apartar sus labios de los míos. Mis gemidos se vieron ahogados por su lengua. Realmente me estaba embistiendo como un salvaje, la cama se movía con nosotros, sus movimientos eran constantes y rítmicos además de profundos.

—Ahh...Jun...Jung...Jungkook...

—Joder, Avery...

Ambos alcanzamos el orgasmo. Yo estaba realmente sensible, en realidad me había corrido dos veces mientras me embestía. Cuatro putos orgasmos, Jungkook me había hecho correrme cuatro veces.

Se apoyó en mi hombro antes de despojarme de las esposas.  No tenía fuerzas para nada. Sentía el cuerpo pesado a la vez que ligero; como estar en una nube y no poder moverme de allí, no podía ni girarme hacia la izquierda. Besó mi cuello y mandíbula antes de dejar un cálido beso en mis labios.

—¿Cuántos?—preguntó besando mi frente.

—Cuatro—susurré.

Sonrió con cierta arrogancia, orgulloso de su logro. Se dejó caer a mi lado, justo en el lateral de la pared.

—No siento nada—susurré viendo su cuerpo.

Jungkook me ayudó a pegarme a él con un abrazo en el cual acabé con el rostro contra su pecho. No dudé en comenzar a besar y morder el mismo. Mi pareja sólo suspiraba y gemía en bajo por mi acción. Miré su pecho, le había dejado un corazón de marcas.

—Un corazón —dije pasando el dedo por los chupetones.

—Avery—levanté la vista buscando sus ojos, los tenía cerrados y sonreía como un estúpido—estoy ciegamente enamorado de ti.

—Dilo otra vez—dije posando mis manos en su rostro.

Abrió los ojos y lo repitió sin quitar la vista de mis ojos.

No llores, no llores...

—Yo también, Jungkook. Perdidamente enamorada.

Acarició mi rostro echando algunos mechones de mi pelo hacia atrás. Me dio un beso esquimal, uno que me dio una sensación dulce.

—Tenía pensado no dejarte dormir, pero tal vez sea mejor descansar.

Y tenía razón, mi cuerpo no estaba para un quinto orgasmo en esos momentos. Me encogí contra su pecho, Jungkook rodeó mi cuerpo con su brazo obligándome a hundirme en su calor corporal. Entrelacé mis piernas y susurré un "Buenas noches".

Desperté en una postura diferente a la que me dormí. Estaba mirando al espejo, no al pecho de Jungkook como recordaba haberme dormido. Los brazos de Jungkook seguían rodeándome, sentía su calor en mi espalda, incluso su respiración. Agarré mi teléfono sin despertarlo y enfoqué la cámara al espejo. La luz morada seguía puesta, a alguien se le olvidó apagarla. No entraba mucha luz, fuera parecía estar nublado. Esperé a que enfocara y saqué una foto de ambos. La miré unos segundos, me estaba pegando su obsesión con hacer fotos de ambos después del sexo.

Sentí que se acomodaba. Sus brazos me apretaron más y su rostro se pegó más a mi espalda.

—¿Estás despierto?—murmuré.

Este gruñó en respuesta. Besó mi espalda sin moverse de su nueva cómoda postura. Sonreí acariciando sus manos, estaban cálidas.

—Es tarde—murmuré.

—Descansa un poco más—dijo con una voz ronca—Debes estar muerta, yo iré a ducharme.

Me di la vuelta para verlo. Se había incorporado sentándose en la cama. Tenía el torso al aire, se notaba de un fuerte rojo las marcas que le hice antes de dormir. Su cabellera era un desastre, pero sorprendentemente le quedaba bien tenerla así.

—Debo cortarme el pelo—murmuró echando este hacia atrás un par de veces.

—A mí me gusta.

—Tú duerme media hora más, idiota.

Se levantó y pasó sobre mí completamente desnudo hasta pisar el suelo. Miré su espalda, sus piernas...Qué suerte tenía de tener semejantes vistas.

Vi como abría un armario y sacaba ropa del mismo. Bueno, sólo vi unos pantalones y unos bóxer. No se había llevado más.  Obedecí y me dormí de nuevo. Bocabajo, con la cara en la almohada oliendo su aroma como una acosadora.

Pasado un largo rato me levanté por mi cuenta. Bueno, traté de hacerlo. Mis piernas flaqueaban , sin duda me había dejado tiritando de ayer. Miré la hora sorprendiéndome al ver las once y media en la pantalla; a mí que me gustaba madrugar... Abrí su armario y me llevé una camiseta gris. Al salir mirando si tenía algún mensaje me sorprendí al verlo frente al televisor poniendo algo en Youtube. Me acerqué por detrás y lo abracé. No tenía camiseta, llevaba un vaquero azul holgado y lo que parecían unos bóxer negros.

—Buenos días, Avery—dijo poniendo una canción.

Comenzó a sonar Backwards, tenía una obsesión con ella recientemente. Besé su espalda.

I don't wanna hit reverse
You've already got me in so deep
It's only gonna make it worse
We break up, make up, on repeat.

Jungkook se dio la vuelta y me sonrió levemente. Dejó un beso en mi frente antes de decirme que fuera a ducharme. Dejé el agua caer por mi cuerpo un largo tiempo. Escuchaba a Jungkook fuera, en la cocina, cantando la canción que sonaba. Me sentía algo incómoda, ahí abajo no se sentía igual aún.

Me puse unos bóxer suyos y la camiseta gris. Salí con el pelo relativamente seco, me había pasado cinco minutos secándolo con la toalla.

—¿Qué haces?—pregunté olfateando el rico olor.

—Tortitas, sabía que te apetecerían.

—Me conoces bien—dije sentándome tras él en la encimera.

Jungkook se apoyó en mis piernas y besó mis labios lentamente.

—Se te va a quemar—murmuré al separarnos.

Volteó la tortita y me miró arrogante, como si no debiera dudar nunca de él.

Jungkook dejó su móvil en un lado de la isla grabando de nuevo. Reí al ver el círculo rojo. Jungkook se acercó con la sonrisa traviesa, abrió mis piernas y me abrazó por la cintura. Se hundió en mi pecho, yo besé su coronilla sin quitar la sonrisa. Tenía una obsesión con sacarnos fotos. Miró hacia arriba y me besó con lentitud.

—Luego tengo carrera.

—¿Y la fiesta?

—Empieza a las seis, yo me iré a las ocho.

—Nos iremos, dirás.

Jungkook elevó una ceja.

—¿Segura?

Asentí señalando la tortita. Esta vez si se había quemado un poco. Dejó el plato de tortitas en la mesita del salón y se sentó justo en la esquina del sofá. Yo me senté en el suelo, justo debajo de él. Puso una serie de médicos y comenzó a molestarme tocándome la cabeza o cosas así. Era realmente como un niño de diez años.

—Dame una con Nutella.

—Tienes mucha cara, Jungkook.

—Tengo mucha nariz, no cara.

Reí negando preparando su tortita. Se la entregué con la cara seria provocándole una risa leve.

Cuando la serie terminó Jungkook comenzó a insistir en que bailara con él.

—Jungkook, la canción se llama sexo y quieres que baile; permíteme sospechar.

Agarró mi mano y me dio una vuelta mientras cantaba.

That was unforgettable
I wanna do it again
You're crazy like an animal
And I don't want it to end
Tell me all your dreams and darkest fantasies
Let's talk about sex, baby
Let's talk about you and me.

—Eres de lo que no hay—dije aceptando los giros y sus acercamientos a propósito.

I wanna do it again
I'll eat you like a cannibal
You're sweet like cinnamon
Tell me all your dreams and darkest fantasies.

Comenzó a subir mi camiseta mientras besaba mi cuello, él estaba pegando mi espalda a su pecho y hundiendo su rostro en el hueco entre mi hombro y cuello. Supuse que acabaría así desde el principio. Suspiré cuando su mano alcanzó uno de mis pechos y lo acarició bajo mi camiseta.

—Eres adictiva—susurró antes de morder mi lóbulo.

—Eres adicto, pero al sexo—dije con una leve sonrisa en el rostro.

Jungkook me sentó en el sofá y me pidió esperar unos segundos. Fue a su habitación y volvió con un pañuelo negro. Me lo puso en los ojos privándome de la vista.

—¿Enserio?

—Si hablas mucho te pondré otro en la boca, Avery.

Una amenaza tentadora, pero si eso pasaba no me daría besos. Sentí sus manos levantar mi camiseta, leves roces en mi piel. Me la quitó con facilidad. Me quedé expectante, no poder mirar me ponía alerta. Pasó una mano por mi cintura, por el lado derecho, y subió lentamente hasta mi mandíbula. Besó mis labios sorprendiéndome al no esperarlo. Su otra mano acariciaba mi zona íntima por encima de la tela.

—Te voy a follar hasta que no puedas más.

—Luego tenemos comida...

—Espero que puedas andar.

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