Giants - Jungkook

By _imsander

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Avery Alcott pasa de vivir una vida tranquila en Canadá a entrar a la universidad y vivir en una residencia e... More

prólogo
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Especial 1-Sol y Playa
Especial 2-Cosas de Hombres
Especial 3-Haylie y cita
Especial 4-Boda y Tests
Especial 5 - Veinte a que es niño
Especial 6- Arian y Adler
Agradecimientos
¿Regalito de fin de año?

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By _imsander

De los nervios tuve que pedir a Jungkook que durmiera conmigo. Él estuvo encantado con mi oferta, empezaba a sospechar que le gustaba abrazarme y dormir hundido en mi pecho o en mi espalda; él nunca lo admitiría en alto, pero tenía cero dudas de ello. 

Sobre las nueve y media sonó mi despertador, lo apagué con rapidez consiguiendo no despertar a Jungkook. Este estaba tranquilo, respiraba lentamente con los labios entreabiertos. Me abrazaba la cintura y su cabeza estaba encajada justo entre mi cuello y mis pechos. Yo había abrazado su cabeza, de hecho me encontraba jugando con su cabellera. Estaba ya bastante larga.  Escuché como gruñó cuando dejé de toquetear su cabellera, no estaba tan dormido como pensaba. Se retorció un poco causándome una leve risa.

—¿Eres un gato, Jungkook?

Se hundió en mi cuello antes de comenzar a hacerme pequeñas marcas.

—Viene mi padre hoy—murmuré.

Jungkook se separó y besó castamente mis labios antes de un "buenos días". Volvió a colocarse sobre mi pecho.

—Tengo que hacer cosas, Jungkook...

—Sólo un minuto más, Avery—susurró.

Suspiré y continué jugando con su cabellera un rato más.

Salí de la ducha cantando la canción de Backwards de Alexander Steward. Otra de las muchas que Jungkook me había enseñado.

Tenía que ir a recoger la comida que había reservado en la carnicería y de paso pasar por el supermercado a por bebidas entre otras cosas.

Estornudé atándome las botas. La camiseta de manga larga de rayas, la camiseta negra encima y los pantalones cargo no eran suficientes. Tuve que ponerme una sudadera de cremallera y un gorro grisáceo. Salí poniéndome una bufanda en el cuello.

En el jardín nada más salir del ascensor estaban Taehyung y Noah, lo fascinante es que se estaban besando. No cuestioné nada, ya no tenía nada que ver con ellos. De hecho se me había olvidado su existencia por completo hasta ese momento.

—¡Avery!

Miré a la izquierda viendo a un sonriente Justin acercándose junto a Ling. Me sorprendió verlos juntos.

—¿Vas a algún sitio?

—A comprar un par de cosas.

—Te acompañamos.

Di un par de pasos hacia la derecha encontrándome a Nury. Este al verme frente a él se le iluminó la cara, agarró mis manos y comenzó a decirme que lo sentía mucho, que no le dejara de hablar, que podíamos seguir siendo amigos. Se le estaba yendo la pinza, parecía desesperado. Miré buscando ayuda a mis amigos, Nury estaba apretando mucho mis muñecas, demasiado diría yo. Justin iba a decir algo cuando de pronto otra voz retumbó por el pasillo; dos voces en realidad.

—Suéltala.

—Uh, ¿Ese no es tu amado hermanito?—preguntó burlón Harper.

Jungkook se puso a mi lado con su característica rostro serio. Estaría asesinando con la mirada a su hermano. Me apretó más las muñecas sacándome un quejido leve, Jungkook me escuchó. Miró sorprendido que estaba agarrada por las muñecas y miró a su hermano como si le estuviera advirtiendo. Nury sonrió levemente, sonrisa que se esfumó cuando Jungkook le repitió que me soltara o acabarían a puños. Del jardín salieron Noah y Taehyung curiosos por el lío que sucedía allí. Taehyung y Jungkook cruzaron miradas.

—¿Qué ocurre aquí?—preguntó Taehyung.

—Vuelve por donde has venido, comemierda.

—¿Qué me has llamado, bobalicón?

Jungkook ahora no estaba pendiente de Nury, sino de su ex-mejor amigo. La ira estaba consumiendo a mi pareja en esos momentos.

—¡Calma, Jungkookie!—Harper pasó el brazo por su hombro—Haz caso a tu mejor amigo, debes controlar tu ira.

—¿Mejor amigo?—murmuró Taehyung mirando desafiante a Harper.

Este sonrió diabólicamente. Se notaba que lo que había ahí era pura testosterona. Suspiré negando y traté de tirar de las muñecas de Nury para que me dejara de sujetar. Gemí sin querer, un gemido de dolor, no de excitación. Me había apretado más.

—Ven conmigo un momento—pidió Nury.

Jungkook volvió la vista a su hermano.

—Suéltala, aprovecha que estoy de buenas, Nury.

—¿Qué cojones os pasa a todos?—grité desesperada—¿Qué pasa? ¿Que porque tenéis pene pensáis con él?—bufé—Nury, suéltame ahora—este soltó el agarre asombrado por mis gritos—Tú deja de mirar amenazante a todos—Jungkook rodó los ojos con una pequeña sonrisa, siempre la hacía cuando le regañaba por su actitud—Tú métete en tus putos asuntos—señalé a Taehyung y después a Harper—Y tú deja de provocar.

Solté todo el aire para relajarme y miré mis muñecas, estaban rojas. Subí la mirada a Nury y señalé mis muñecas,  noté como la figura tras de mí casi saltó sobre Nury tras ver mis rojizas muñecas.

—¿Crees que así se arreglan las cosas?¿Enserio?

—Yo...

—Nury, ve al puto psicólogo y aprende a gestionar tus emociones.

Pasé de largo, tenía que ir a comprar. Escuché a Jungkook decir unas cuantas cosas antes de  pedir a Harper que llevara su bolsa y luego se la diera. Jungkook paró mis pasos justo cuando pisé el suelo de la calle, puso su mano en mi hombro.

—Ey, mírame—murmuró.

Me di la vuelta cabreada. Siempre resolvía los problemas a puños y gritos, ¿No podía hablar civilizadamente? Sin amenazas, simplemente dos personas hablando para ponerse de acuerdo. Además daría igual quién me hubiera agarrado de las muñecas, hubiera saltado a amenazar al otro al instante. Yo sabía defenderme, tal vez no podría llegar y golpear a alguien en la cara, pero tengo una lengua afilada y con eso es suficiente en la mayoría de las situaciones. Estaba harta de que se comportara como un abusón, él no era así. Estaba harta de que siguiera mostrando lo que no era. Jungkook no era alguien agresivo, sólo malhumorado; estaba acostumbrado a que le temieran para que le respetaran y eso no era malditamente necesario.

—No quiero—dije tratando de andar de nuevo.

—Ey...

—Ey nada, Jungkook.

Me di la vuelta encontrándolo sorprendido.

—¿Tienes que solucionar todo así? ¿Una amenaza y si es necesario un puñetazo?

Se quedó en silencio mirando el suelo.

—Sabes mejor que nadie que unas palabras bien escogidas hacen incluso más daño que un puñetazo. Sino recuerda cómo te pusiste por dos chorradas que dijo Taehyung—bufé—No quiero un novio que vaya pegando a cualquiera que le levante la voz. No digo que no golpees en defensa propia, ¿Pero qué ibas a hacer allá dentro?

—Perdóname—murmuró.

—No soy de cristal, soy sensible a palabras de gente que me importa. Esos no iban a hacerme nada, no necesito que me defiendas siempre, lo agradezco muchísimo pero tengo que aprender a hacer cosas sola también.

Me acerqué un par de pasos a él.

—Nada de puños, ¿Prometido?

Jungkook soltó una sonrisita leve y asintió. Lo abracé en plena calle.

—¿Me acompañas a comprar?

—Después de pasar por la farmacia.

Entramos en la farmacia y Jungkook sonrió al ver a la dependienta. Me pareció raro, pero todo se aclaró cuando ella habló.

—¿La chica de los cólicos?

Jungkook asintió mirando alrededor, no había nadie más a esa temprana hora.

—¿A qué vienes hoy?¿Más condones?

—Dame cuatro más —dijo mirando vaselinas de sabores—Esto también.

¿Hola? ¿Qué narices? Me sonrojé al ver los condones en el mostrador.

—Vine a ver si tenías algo para sus muñecas.

La chica me miró esperando a que se las enseñara. La chica se sorprendió y miró de reojo a Jungkook.

—Tenías cara de los que atan a la cama.

¡Pero qué confianzas son estas? Jungkook sonrió levemente y asintió.

—Buena deducción, pero no es el caso. ¿Tienes algo o no?

La chica trajo una pomada y dos muñequeras. Las dejó en el mostrador y esperó a que Jungkook pasara la tarjeta para pagar. Nos despedimos de la mujer y salimos en silencio. Fuera Jungkook abrió la pomada y me la extendió con delicadeza. Luego me puso las muñequeras. Era una sensación extraña, primero era una cremita fría pero luego comenzó a quemar un poco hasta sólo sentir calor en la zona.

—Ahora vamos, niña tomate.

—¿Tomate? ¿Pero tú has escuchado la conversación? Primero le pides condones como si pudieras una cuchara en una cafetería.

—Es normal pedir condones, Avery.

—Y luego el comentario de atar...

—¿Acaso no lo hago?—sonrió levemente—El día del Tesla no tenía nada para atarte, pero te obligué a mantener los brazos arriba.

—No me lo recuerdes.

—¿Te excita?

No sabía él cuánto.

Tenía a Loren en alto mientras preparaba la casa para la llegada de mi padre y su familia. Ella me contaba ilusionada lo que habían estado haciendo, locuras como siempre. De hecho me comentó que a lo mejor iban a verme unos cuantos después de año nuevo. Me imaginé a Loren en mi apartamento haciendo un desmadre nada más me dijo eso. Observé la hora escuchando su pregunta sobre Jungkook. Vendrían en media hora.

He's kinda cute.

Cute? He's a fucking rude boy like those you love to read.

Coloqué los platos en la isla, tenía pensado que mi padre y su mujer se sentaran en el lado de las sillas, Oru en un lateral y Jungkook y yo en unas banquetas en el lado de los armarios, frente a mi padre.

Trust me, he's a little cute boy with rude vibes and bad temper.

—That doesn't make sense.

Sonreí revisando que no faltara nada. Recordé al instante que no compré zumo de piña para el pequeño de Oru que amaba ese zumo.

Your call neither.

—Okey, okey, I'm done. Take care.

Agarré mi teléfono y lo metí en mi bolsillo. Abrí mi puerta encontrándome a Jungkook a punto de llamar.

—Oh...

—¿Necesitas algo de fuera?

—Zumo de piña—murmuré viendo su cabellera goteando.

Llevaba una camisa negra por dentro de unos vaqueros del mismo color rotos en las rodillas.  No se había quitado ni un solo aro, y eso me parecía perfecto.

—Iré yo, tú cámbiate.

Y eso hice. Entré a ducharme con agua templada. Salí y me sequé el cabello escuchando Stay With Me de Sam Smith, un vicio inexplicable. Moví la cabeza al ritmo de la canción. Miré el vestido que pensaba ponerme, uno negro de un hombro que se pegaba a mi figura hasta la cintura donde se soltaba un poco llegando a mis rodillas. Suspiré nerviosa, no solía ponerme vestidos. Me puse un leve eyeliner y salí tras ponerme vaselina en los labios. Me puse unos calcetines altos negros y miré si ya estaba lista la carne guisada.

Justo en ese momento tocaron la puerta, me tensé. Llevaba años sin verlo, y no sabría qué hacer con esa señora...¿Seguiría todo tenso?

Abrí la puerta con una leve sonrisa. Mi padre estaba igual a cómo lo recordaba, tal vez algo más canoso. No le di mucha importancia a eso y no tardé en lanzarme a sus brazos. Me correspondió con fuerza antes de decir que estaba enorme.

—¿Esta es Avery? ¡Pero si está enorme!—dijo la señora con una sonrisa más falsa que la que hacía Loren a las chicas que me insultaban.

Oru se agarró a mi pierna con una sonrisa enorme, el pequeñín seguía igual de sonriente.

—Bueno ya estamos todos—murmuró mi padre entrando.

Dejó una maleta al lado del sofá y miró la islita percatándose de que había un plato de más.

—Falta uno—dije algo nerviosa.

—Ah, claro, Noah.

Peor aún de lo que pensaba. Justo sonó la puerta, aceleré para abrir y sonreí al ver a Jungkook con los zumos en su mano.

—Hace un frío inesperado allá fuera.

Entró despreocupado. Se quedaron parados viendo a mi pareja. Sonreí ligeramente apareciendo detrás de él. Jungkook dejó los zumos en la encimera y estiró la mano esperando a que mi padre la estrechara.

—Jeon Jungkook, novio de su hija. Un placer conoceros.

—Novio...

Me miró sorprendido y asentí nerviosa.

—Llámame Ronald, esta es mi mujer, Karol y mi hijo Oru.

Jungkook hizo una reverencia a Karol y luego se agachó a chocar las cinco con Oru.

—No sabía que era tan guapo tu hermano—dijo con una pequeña sonrisa.

Mi padre me miraba esperando alguna explicación, pero no había ninguna. Había desaparecido durante semanas y resultaba que tenía pareja, nada más. Oru corrió a agarrar un zumo y no tardó ni dos minutos en poner la pajita y beber de él. Mi padre seguía observándome, lo mismo hacía Karol con Jungkook.

—Hice carne guisada—murmuré lo suficientemente alto como para que lo escucharan todos.

—Qué ambiente más tenso—dijo Jungkook abriéndose camino a la cocina, abrió la nevera—¿Queréis algo de beber?

—Pues, yo con una cerveza voy bien—dijo mi padre mirándome de reojo.

—¿Cerveza? Querido, mejor un vino.

Vino, de eso yo no tenía. Jungkook cerró la nevera asintiendo. Señaló a la mujer y asintió serio.

—Buen gusto—dijo sacando tres copas—Iré a por él.

—¿Ir por él?—preguntó mi padre.

—Lo tengo en mi apartamento, dame dos minutos.

Jungkook se acercó a mí dejando un beso en mi frente.

—Estás preciosa, y deja de estar tan tensa.

Sonreí por sus palabras. Me había sonrojado por completo. Me había puesto aquel vestido por él, porque si sólo fuéramos los cuatro una sudadera hubiera bastado.

Cuando Jungkook salió del apartamento mi padre se cruzó de brazos.

—¿Eso es lo que ocurrió? ¿Te hizo llorar?¿Por eso me colgaste?

—¿Qué?—pregunté confusa—Claro que no.

—No lo defiendas, esa cara tan bonita es seguro de un mujeriego—dijo Karol con una sonrisa malévola en su rostro.

Mi padre se alarmó preguntando si eso era verdad. Se les estaba yendo la olla, de hecho no sabía que mi padre era así ahora. Conmigo era un cielo, ¿Por qué ahora se estaba comportando así?¿Era Karol?

—Ni siquiera me avisaste de que él vendría, no es parte de la familia.

—¿Noah sí?—pregunté alterada.

—¡Es tu única amiga, Avery!—gritó—Eres tan puto callada que la única que tuvo los cojones de defenderte y ser tu amiga fue Noah. Persona que parece que cambiaste por el mujeriego ese.

Abrí la boca sin creerme qué acababa de decir.

—¿Y tú qué cojones sabes de mi vida? ¡Ni siquiera está en ella!

—¡Soy tu padre, claro que estoy en ella!

—Claro, el padre que no vino al baile de primaria, ni cuando gané un premio, ni a mi puta graduación. No estás en mi vida, Ronald.

—¿A quién crees que le hablas? Qué osadía—dijo Karol de forma dramática.

Me estaba ganando la impotencia.

—Noah no es mi amiga—dije volviendo al tema principal—Así que puedes dejar de pagarle la residencia.

—¿Qué?¿La liaste? Con un perdón os reconciliaréis, no tienes a nadie más después de todo.

Me dolían sus palabras, porque era mi padre. Cada cosa que salía de su boca me hundía.

Jungkook me dio la vuelta y me abrazó contra su pecho. No tardé en dejar algunas lágrimas caer contra su camisa.

—Traigo el vino—dijo moviéndolo en su mano—Y también un mal humor de cojones.

Pude notar como el ambiente se tensó más.

—¿Por qué Avery está llorando?

Silencio. Escuché un chasquido salir de la boca de Jungkook.

—Avery, sal a que te dé el aire, yo me encargo.

Miré confusa a Jungkook. Este sacó un clinex de su bolsillo y me lo ofreció señalando sus ojos. Mierda, el maquillaje. Tal vez sí necesitaba salir unos segundos a despejarme.

POV JUNGKOOK

Estaba escuchando los gritos desde fuera. No sabía si debía entrar o quedarme escuchando allí a escondidas. Casi entré cuando me llamaron mujeriego. Su padre...joder, ya entendía un poco más su dolor. Si lo único que tiene de familia la habla así, y hace tanta falta en su vida; normal que llorara a la mínima que se sintiera sola. Miré la botella de vino, se suponía que yo debía de ayudarla a ser mejor, no esperar a que terminara de romperse entera. Abrí la puerta con las llaves que ella misma me dio y en silencio cerré la puerta. Todo se había quedado en silencio, sólo tuve que dar dos pasos para saber que iba a llorar. Siempre apretaba las manos antes de ello. Di la vuelta a su, comparado conmigo, diminuto cuerpo y la abracé contra mí. Acaricié su espalda mientras escuchaba sus sollozos.

Tocaba hacer mi parte ahora.

Tuve que echarla de allí, la mandé a por aire porque no iba a soportar más ese ambiente. Nos quedamos en silencio, el pobre niño estaba mirando todo desde el sofá. Bufé echando mi ya larga cabellera hacia atrás.

—Oru, toma—dije acercándome a un mueble cerca de la televisión.

Saqué unos auriculares y me acerqué sonriente al niño.

—Escucha esto mientras hablo con tus padres, es una conversación muy importante.

Asintió poniéndose los auriculares mientras yo conectaba a mi teléfono los auriculares. Le puse un vídeo de youtube de canciones subtituladas para que se entretuviera.

—Comencemos con el principio —dije completamente serio—Noah y ella no se hablan.

—¿Quién cojones te crees tú para-?

—Cierra tu operada boca y siéntate porque esto no va contigo.

Karol se sentó asombrada frente a la isla. Miré al padre, estaba asombrado por mi actitud, siempre se sorprendían.

—Noah no era buena para ella.

—¿Eso lo decidiste tú o-?

—Avery, Avery se alejó de ella voluntariamente—interrumpí—Noah habló mal de su hija porque yo elegí a Avery y no a Noah—vi su intención de hablar, pero no iba a dejar que comentara de ese tema, ese estaba zanjado—Sobre su supuesta soledad.

Le indiqué que me siguiera. Abrí la habitación de Avery y encendí la habitación mostrando así la decoración. El padre entró fascinado por las fotos de las paredes. Señalé las que había sobre su escritorio. Su padre me miró de reojo antes de poner atención a las fotografías.

—Sus amigos, los que de verdad necesitaba—suspiré sentándome en la cama—Tuvo un primer grupo, en él estaba mi hermano; un desastre. Volviendo al tema, ahí estaba Noah. Avery no estaba cómoda allí, tuvo problemas tanto con mi hermano, como con mi mejor amigo y con Noah sobretodo. Al final acabó saliendo de ese grupo gracias a la rubia de esas fotos—el padre escuchaba atento a mi rápida anécdota —Se llama Alice, yo diría que es la amiga de oro, sin duda la confidente de Avery. Son inseparables—el padre asintió sentándose en la silla sin dejar de ver las fotos—Hizo nuevos amigos con rapidez, me obligó prácticamente a integrarme en ese grupo y sinceramente, sin mentira alguna, es un grupo de amigos de los de verdad. De esos que se alegran por el resto y no se les come la envidia.

—Eso es bueno—murmuró.

—Avery tuvo un mal momento—dije quitándome las botas—Creo que cuando la llamaste fue el periodo en el que Noah hablaba mal de ella. Se sentía sola, no tenía una familia en la que apoyarse y su mejor amiga no estaba para ella. Alice la ayudó.

—¿Tú no, muchacho?

—Mi función es diferente, Ronald. Sus amigos la aconsejan para evitar que se tropiece y yo sólo debo estar ahí para levantarla y cuidarla antes de que empiece su nueva aventura. Digamos que mientras Alice le decía que no estaba sola, yo estaba abrazándola en esta cama mientras lloraba desconsolada.

—Eres un chico curioso—dijo acercándose a ver las fotos del cabecero de la cama.

No quise siquiera ver su expresión.

—Seré sincero con usted, Ronald—este me miró serio, tanto como yo—No tengo nada que ofrecer a Avery.

—¿A qué te refieres?

Suspiré echándome hacia atrás hasta que mi espalda tocó la pared. Sonreí mirando el corazón que hizo con nuestras fotos.

—No tengo padres, fallecieron, tampoco tengo una buena relación con mi hermano, no tengo una personalidad de esas que iluminan por donde pasan. Soy reservado, bastante distante y podría decir que hasta agresivo—cerré los ojos con una pequeña sonrisa—aunque con Avery soy casi su padre, sé que no es correcto decirlo delante de usted. Pero me la paso encima de ella para que se abrigue y deje de ir sin pantalones en invierno por la casa, le hago el desayuno, la comida o incluso la cena porque es tan sumamente perezosa que viviría de ramen instantáneo y salchichas. También tengo que estar al pendiente de ella porque es olvidadiza y muy sensible. Cuando pasó lo de Noah...—abrí los ojos viendo al techo—La vi tan destrozada...me veo en la obligación de impedir que le ocurra lo mismo. Por eso estoy hablando con usted en estos momentos.

—¿Qué quieres decir con todo esto, chaval?

—Que tienes una hija maravillosa y fuerte. Una hija que estás dejando en olvido por culpa de la arpía, con perdón, que tiene como mujer. Porque se ve a millas que detesta a Avery y te está poniendo en su contra. Avery me contaba maravillas de usted, estaba feliz de seguir en contacto a pesar de no veros. Pero siempre murmuraba al final que eso no era lo que necesitaba—su padre se sentó en la cama mirando con una sonrisa una de las fotos, una en la cual se me veía concentrado viendo una estatua y ella sacaba una foto sonriente—Eres su padre, compórtate como tal. Porque estoy seguro de que el tiempo que le dedicas a Oru ahora no es ni la mitad del que le dedicas a Avery.

—¿Tú qué sabes de mis hijos y yo?

—Veo que Oru sonríe  en familia y que a Avery le cuesta hacerlo. Sé que llevan años sin veros, y eso que sólo se fue un año a Canadá, viaje del cual no fuiste a recogerla del aeropuerto tampoco.

—¿Cómo te llamabas?

—Jungkook, Jeon Jungkook.

—Tienes razón, y me alegra que mi hija tenga a un chico como tú a su lado.

—¿Ves? Hacer de padre no es tan difícil—dije con una pequeña sonrisa.

Sonó la puerta, habría vuelto. Le pedí que hablara con ella ahora en lo que yo recalentaba la comida y tenía un par de palabras con su mujer. Él agradeció de nuevo mi charla. Salí de la habitación viendo a Avery como nueva, con una sonrisa otra vez. Besé castamente sus labios.

—Habla con él, está en tu cuarto.

—Qué le habrás dicho—murmuró.

Besé su frente y me encaminé a la cocina. Me senté al lado de la mujer que miraba a su hijo con una cara seria. Serví vino a la mujer y sonreí ladinamente antes de beber yo de mi copa.

—Avery no te va a quitar nada.

—No sé de que hablas.

—Te pareces a mi hermano—bebí un trago—Retorcido y con cara bonita.

—Muy gracioso, niño.

—Avery sólo quiere un padre, no va a pedir nada de ti.

—Su padre tiene un niño que cuidar.

—Tiene dos, y si no lo aceptas no es su problema. No fuiste la primera, llegaste años tarde. Así que o pones a funcionar tu cerebro de mierda o acabarás sola. Porque apuesto mi moto a que el niño prefiere al padre que a ti.

Dejé la copa en la isla y abrí el horno apagado para ponerlo en funcionamiento a fuego lento para que se caliente un poco.

Escuché como salieron de la habitación, no había gritos ni llantos; parecía todo bien. Me levanté del suelo y busqué a mi novia con la mirada encontrándola a punto de saltarme encima. Besó mis labios antes de abrazarme con fuerza hundiéndose en mi cuello. Miré de reojo al padre, Ronald me enseñó el dedo pulgar y yo asentí. Eso es que todo fue bien.

—Avery—susurré—Se te está subiendo el vestido y mis ojos no puedes despegarse de ahí.

—Idiota—susurró de vuelta.

Estaba loco por ella, completamente.

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