Giants - Jungkook

_imsander tarafından

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Avery Alcott pasa de vivir una vida tranquila en Canadá a entrar a la universidad y vivir en una residencia e... Daha Fazla

prólogo
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Especial 1-Sol y Playa
Especial 2-Cosas de Hombres
Especial 3-Haylie y cita
Especial 4-Boda y Tests
Especial 5 - Veinte a que es niño
Especial 6- Arian y Adler
Agradecimientos
¿Regalito de fin de año?

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_imsander tarafından

Primer día de vacaciones de invierno. Estaba hecha bolita en mi cama, hacía demasiado frío. La calefacción no daba más de sí,  no iba a ponerme más ropa de la que tenía y ni siquiera me atrevía a salir de la mantita que me tapaba. Y lo peor de todo no era eso, la regla me estaba matando. Normalmente no me dolía, nada que con comer no se quitara; además no me duraba más de tres o cuatro días, pero esa mañana había decidido tratar de asesinarme. No quería moverme, el dolor del estómago ganaba a cualquier fuerza de voluntad por levantarme.
Estaba casi dormida de nuevo cuando escuché la puerta abrirse y cerrarse, Jungkook. A veces odiaba haberle dado unas llaves, otras me gustaba. No tardó ni dos minutos en abrir mi puerta y quedarse observando la bolita humana de la cama. Se apoyó en el marco, lo vi de reojo.

—Levanta.

—No.

—Avery, fuera de la cama.

—¡Hace frío!

—¿Estás insinuando que te caliente?

—Ahora no, Jungkook —murmuré haciéndome más bolita aún.

El estómago me estaba dando vueltas, los cólicos me impedían hasta dormir. Y cuando casi lo había conseguido, mi novio entró por la puerta.

—¿Te encuentras bien?

Se sentó en mi cama y acarició mi espalda. Negué lentamente.

—¿Te duele algo?

—Tengo cólicos—murmuré.

La cara de Jungkook palideció. Se levantó rápidamente de la cama y se llevó las manos a la cabeza mientras daba un par de vueltas a mi habitación.

—Quédate aquí, ahora vuelvo...

—No pensaba moverme—murmuré.

POV JUNGKOOK

No pensaba comenzar las vacaciones con una crisis. Era la primera vez que veía a Avery así de enferma. Por lo que tenía entendido de su menstruación no le molestaba en exceso, al menos nunca lo había demostrado, y le duraba pocos días, ¿En qué momento la dejó K.O en la cama? Cuando entré y no la vi en el salón o en la cocina me pareció raro, era una chica relativamente madrugadora. Eso me gustaba de ella, no desperdiciaba el día, le gustaba estudiar en las mañanas para tener tardes libres. Amaba su organización, yo también era así, de esos que madrugan para estudiar o hacer deporte. Me llamó la atención verla estudiando en la biblioteca a horas tempranas o cuando me mandaba un: "no te excedas en el gimnasio" literalmente cuando entraba al sitio, entorno a las nueve de la mañana. Eran las diez y media y me pareció extraño no verla despierta por lo antes dicho. Ni rastro, ni en el baño ni en la cocina. Entré a su habitación tras dar dos pequeños toques encontrándola hecha bolita, por eso me preocupé. Primero pensé que estaba cansada, después de todas las clases y demás podría querer descansar un día entero, luego que tal vez le dio un bajón por lo de Noah o sus padres, últimamente le daban pequeños bajones con eso pero rápidamente volvía a mostar esa sonrisa característica de ella; pero cuando mencionó los cólicos me quedé blanco, sin habla. Yo de eso sabía bien poco, con suerte sabía qué era una compresa y el funcionamiento de un tampón. Y todo porque me salió en un TikTok hacía unos cuántos meses, antes de conocerla de hecho; tiempos oscuros. Antes no hablaba más que con Taehyung, con Nury me peleaba, con Hyorim a veces me besaba entre copas en las carreras, con los corredores sólo intercambiábamos un par de palabras; alguna noche loca en fiestas como en Navidad, fiestas que debían pasarse en familia y yo no tenía. Pero ella cambió todo eso, sólo fue mirarme unos segundos para que comprendiera que esa morena me iba a dejar marca. No era mucho, yo no podía aportar mucho, era un simple chico sin familia que no expresaba bien lo que sentía desde que perdió a sus padres. Pero ella, joder, sólo verla tan feliz a pesar de sus problemas... supe que tal vez podría ser como ella; llegar a ser feliz de verdad. Ella era lo que necesitaba, que me ayudara y yo tenderle una mqno.
Tenía claro que algo debía hacer para ayudarla, ¿Pero el qué?

Salí de su apartamento buscando en Google sobre los cólicos. Leí un poco mientras bajaba en el ascensor. ¿Cómo que se asemeja a una apendicitis o un ataque al corazón? ¿Eso está sintiendo Avery ahora? Cuando las puertas se abrieron caminé más rápido parando al ver a Pablo en el césped, césped en el cual estaba Taehyung, Nury y Noah; los tres se quedaron solos. Me miraron con el ceño fruncido cuando pasé por delante. Aún me dolía un poco lo de Taehyung, que había sido mi único amigo durante años, pero, igual que Avery y Noah: hay amistades que conviene dejar.

—Ey.

Pablo se asustó dejando caer la regadera casualmente de pie y sin derramar nada. A veces la suerte de ese hombre me parecía asombrosa. Me sonrió aliviado al ver que era yo

—No hagas eso, Jeon.

Rodé los ojos y volví la vista un segundo a los tres seres que me observaban antes, seguían haciéndolo.  Me entraron unas ganas asombrosas de ir ahí y golpear a mi hermano, pero ese sentimiento siempre estaba.

—¿Sabes de cólicos?

Se sorprendió por mi pregunta. Me inspeccionó, seguramente se asombraba de mi serio rostro al decir aquella pregunta la cual en realidad me avergonzaba hacer.

—¿Tu chica está con cólicos menstruales?

Asentí acariciándome nervioso la nuca.

—No sé mucho de eso, chaval. Mi novia me suele pedir bebidas calientes.

Bebidas calientes...

—Gracias—murmuré.

—Está bien mostrar preocupación, deja de ser una roca—dijo sonriendo y dándome un amistoso codazo—Que sé que eres cariñoso con ella.

—¿Qué vas a saber tú?

—Soy su confidente, me cuenta todo, Jeon.

Luego hablaría con ella de eso, ¿Qué andaba contando al cotilla de Pablo? Bufé saliendo del jardín, me había puesto de mal humor encontrarme a esos tres ahí. Mientras andaba por la calle vi una farmacia, no dudé en entrar algo avergonzado. La chica me miraba expectante a que hablara. Había un par de ancianas y otro par de mujeres en sus cuarenta mirándome como si un hombre nunca fuera a la farmacia.

—Verás...

Maldije en bajo varias veces. Bufé antes de tratar de preguntar de nuevo.

—¿Condones? Siempre se avergüenzan de pedirlos...

La chica buscó algo en los cajones de abajo. Las mujeres me veían divertidas.

—No vine a eso—dije con mi tono habitual.

La chica se congeló y me miró algo nerviosa. Estaba acostumbrado a esas miradas, no podía salir corriendo pero quería esconderse tras el mostrador.

—Pero ya que estoy dame unos cuantos—murmuré.

La chica me sacó seis y los dejó en la mesa y esperó a que continuara. Así al menos pude destensar el ambiente.

—No sé como preguntarlo exactamente—dije junto a un suspiro, ¿Preguntó por soluciones o sólo suelto el problema?—Mi novia tiene cólicos.

La sonrisa de la empleada se ensanchó. Pareció incluso aliviada.

—Bebidas calientes, pero nada de lácteos. Dale infusiones—sacó una caja y la dejó en el mostrador—Esto es una manta de calor, que se la ponga en la parte baja del estómago, también puede hacerse masajes en esa zona. Si aún le molesta puede tomarse un analgésico—sacó la caja de pastillas y me sonrió.

—Qué buen novio...

—¿Todos los jóvenes de hoy en día son así?

—Qué buen chico...

Saqué mi tarjeta sonrojado por los murmuros que había, sonrojado pero serio...o eso intenté. Metí todo en la bolsa mientras la chica pasaba la tarjeta.

—Eres un buen chico, normalmente no vienen porque no entienden y les da vergüenza.

—Mi novia se está muriendo en su apartamento, qué mínimo que buscarle las cosas que necesita.

Guardé mi tarjeta y salí tras un: "tenga un buen día". Hacía mucho que no pasaba tanta vergüenza. Bajando la calle bufé, Hyorim, Yoongi y Jimin estaban allí.  Paré frente a los tres. Estaban sentados en un banco sonrientes. La que menos quería ver en esos momentos. Desde el momento que pararon las carreras y mi desastre del coche, estuvo buscándome para tener citas o cosas fueras de ese mundito; pero yo no quería relacionarme con ella lejos de ese recinto de ilegalidad. Los besos que nos dimos...ni siquiera había conocido a Avery en ese momento. Y qué decir de Jimin, interesado a más no poder; el único que más o menos no me irritaba su presencia era Yoongi. Sólo reía constantemente del resto que trataba de sacarme de quicio.

—Vuelven el viernes.

Las carreras...

—¿Mi coche?—pregunté mirando a Hyorim.

Ella rodó los ojos. Dejé a cargo mi coche a esa chica, era su labor. Deshacerse del roto y conseguir uno nuevo.

—Si me concedes una cita te lo consigo para el viernes.

De nuevo... Tenía una obsesión conmigo. Eché mi cabello hacia atrás y bufé, incluso vi su sonrisa tras mi acción. No tardé en molestarme, siempre estaba molesto en verdad, pero había llegado al punto en el que movía mi lengua por mis paredes bucales buscando tranquilidad. Bufé de nuevo cuando me guiñó el ojo, moví con mi lengua el aro de mi labio, ese que tanto miraba siempre Avery.

—Olvídalo. Igualmente el viernes no podría.

No poder ir a una carrera...era la primera vez que faltaba a una en dos años.

—¿Cómo que no?—preguntó Yoongi asombrado por mi nunca esperada negativa.

—Es veinticuatro, tengo cena.

—¿Con qué familia?—preguntó Jimin.

Como dije, burlándose.

—Con la de mi novia, ¿Ya no te ríes enano de mierda?

Jimin palideció. Apoyé mi pie en el hueco entre sus piernas y sonreí ligeramente. Ellos no se esperaran que eso ocurriera,  nadie en realidad. Incluso yo me sorprendo de que Avery viera algo más en mí aparte de la cara y el cuerpo bonito. De alguna manera, le proporcionaba lo que necesitaba y hasta yo había caído rendido por su perseverancia y su preciosa alegría.

—La próxima gracia tuya acabará a mí manera, ¿Entendiste?

Asintió cagado de miedo, ya se imaginaba mi puño en su cara. Bufé alejándome de él un par de pasos.

—Tengo prisa—dije al recordar la carita enferma de mi novia, mi linda novia.

—Ya, claro—susurró Hyorim.

—Creo que no os a quedado claro —dije riendo falsamente —no somos amigos, así que dejadme en paz. Correré el sábado porque tengo derecho a faltar un veinticuatro de diciembre y si no os parece bien me largo de las carreras porque ahora tengo cosas más importantes que hacer que correr de forma ilegal para divertir a cuatro gatos. Por ejemplo, atender a mi novia.

-—¿Te vas a follar?¿En serio? ¿Piensas con el pene?

—No, Jimin, no soy como tú.

Había estado pensando el conseguir algún trabajo de medio tiempo, algo que pudiera pagarme bastante. También había pensado en pasarme a peleas ilegales, pero de ahí seguro que Avery me sacaba a arrastras. No creo que le agrade verme golpeado todos los santos días. Me jodía bastante el depender de correr para vivir, pero no podía hacer mucho más.

Saqué las llaves y abrí, todo seguía igual. Dejé todo en su encimera y fui un segundo a mi apartamento. Cada vez que entraba me preguntaba a mí mismo por qué no la traía allí. Seguramente le gustaría ver lo diferente que era al suyo. Tenía las paredes azules claro, el salón lo tenía al revés, toda la casa en general. Mi habitación estaba hacia la izquierda nada más entrar, al final del pasillo. Mi salón también era diferente. Ella tenía dos sofás, yo uno unido en la esquina, tenía altavoces por toda la casa, luces led por el salón y mi habitación. En el salón tenía un piano y una guitarra en una esquina además de una alfombra blanca mullida. También tenía algunas estanterías repletas de maquetas y alguna que otra fotografía con mis padres. También tenía su plantita, la cuidaba todos los días. Entré a mi cocina llena de porquería como, por ejemplo, infusiones de manzanilla y canela. También le llevé mi tableta de chocolate.

Preparé la infusión en su casa, mientras esta se calentaba entré a su habitación con el resto de cosas. Se despertó cuando entré.

—Perdón por despertarte.

Seguro fue difícil dormirse con tal dolor.

—No importa, ¿A dónde fuiste?

Parecía preocupada, me dio ternura ver como buscaba alguna pista.

—Farmacia y a mi apartamento un segundo—me acuclillé frente a ella—Te ayudaré a ducharte y a ir al salón.

—No estoy tan mal—murmuró.

Se veía adorable. Sentí un cálido sentimientos en mi pecho al escucharla decir eso. Besé su frente y le indiqué que se levantara. Tenía puesta mi sudadera gris, una vez me la dejé y nunca pude recuperarla. Me gustaba verla con mi ropa, le quedaba grande todo y de alguna forma despertaba una necesidad en mí de protegerla.

La levanté del suelo y la llevé al baño oliendo su aroma, no era partidario del contacto; pero si podía oler ese aroma que me tranquilizaba al instante la abrazaría todo el día. Ella entró por su cuenta, no me despegué de la puerta hasta que escuché la ducha. Temía que le doliera demasiado como para estarse parada; no tenía ni idea de cómo era vivir un cólico, por tanto no sabía en qué punto estaba exagerando lo que pudiera sentir.

Preparé la infusión y leí los medicamentos que me habían dado, para asegurarme de que compre algo decente. Había volcado la bolsa en la mesa, hasta los condones se habían esparcido por doquier. No les di importancia, era normal comprarlos. De hecho, no me daba vergüenza pedirlos en la farmacia, no como la que me dio por preguntar sobre cólicos.

—¿Qué lees?—murmuró con una voz ligera—¿Condones?

Sonreí levemente, Avery siempre sería así: una pequeña cotilla.

—Siéntate en el sofá —dije señalando el que estaba frente a la televisión.

Ella sin decir nada, algo raro, se sentó allí. Me gustaba que fuera obediente, quiero decir, no un perro, sino que no cuestionara que quisiera cuidarla y simplemente participara un poco en mi intento de ser atento con ella. Siendo Avery se pondría a retarme todo el tiempo, y aunque eso me ponía a cien, era agotador. Agarré la mantita de calor que me había dado la de la farmacia y se la ofrecí.

—¿Me compraste una?—preguntó casi riéndose—¿De verdad?

—Sí—murmuré volviendo a la cocina.

Por verla sana y sin sufrir le compraría hasta un jacuzzi.

Agarré la infusión y me acerqué a ella de nuevo; olía maravillosamente. Agarró la taza y olió asombrada lo que había dentro, era de canela. Dio un sorbo y me sonrió.

—Le preguntaste a la dependienta, ¿verdad?

Era obvio que el solitario de Jeon Jungkook no sabría tanto sobre este tema; ni siquiera tuve una novia para aprender estas cosas. Sólo líos de una noche, noches que ni recuerdo a decir verdad.

—Me morí de vergüenza—admití.

—¿Y los condones?—preguntó con una sonrisa socarrona.

Ella no sabía las ganas que tenía de usarlos. Siempre tenía ganas, pero no del hecho de hacerlo, sino el después. Nuestros cuerpos desprendiendo calor mientras nos abrazamos exhaustos. Ese momento era mi favorito, el instante donde me daba cuanta de que ella era lo que necesitaba. Sus brazos rodeándome, su respiración calmándose a la vez que la mía, la tranquilidad del ambiente; la comodidad. Con ella apreciaba hasta el último detalle o instante, no sólo quería sexo con ella; quería sentir, sentirla a ella. Quién fue, es y será Avery Alcott, y si puedo, ayudar a hacer la mejor versión de ella misma. Porque nada me hacía más dichoso que volver del gimnasio o de las carreras y verla despeinada con mi ropa y una taza de cualquier cosa mientras me invitaba a ver una película.

¿Desde cuando soy tan cursi y empalagoso? Con suerte todo esto se quedaba en mi mente.

—No sabía cómo preguntarlo y al estar tanto callado pensó que me daba vergüenza pedir los condones. No los rechacé, se me estaban acabando.

Miré fijamente sus ojos, esos en los cuales me perdía horas.

Bebió de nuevo de la taza antes de inclinarse hacia mí y darme un casto beso en los labios. Le comenté que le había comprado unas pastillas por si no mejoraba. No dijo nada. Me senté a su lado encendiendo la televisión. Me miró con unos ojitos brillantes, más valía que no se pusiera a llorar porque eso sí que no lo iba a permitir. Verla llorar me emocionaba a mí, sentía la presión del pecho como si el que fuera a llorar fuera yo y no ella.

—Te quiero como una idiota, Jungkook.

Una explosión, la adrenalina de cuando acelero en la carrera con la moto en una curva, la tranquilidad después de golpear el saco de boxeo, la felicidad de verla a ella con una sonrisa; esa frase hizo que todas esas emociones se juntaran en una volviéndome completamente loco, loco por ella. Maldigo el día que traté de alejarme de ella y bendigo el momento que me vio en la puerta de mi apartamento mostrando mi verdadero yo. Porque desde ese momento ella comenzó conociendo al verdadero Jungkook y no la fachada de niño bueno. Le gusté yo, como desastre andante.

La besé, pero no con esa necesidad que normalmente tenía. Estaba completamente enamorado de ella, y quería que lo supiera sin que yo dijera algo, porque no sabría explicarme bien. Un beso lento, delicado, uno en el que daba todo lo que tenía.

—Ahora bebe eso mientras escuchamos Sunrise de Micki Sobral.

Me gustaba ponerla música, que la letra significara algo, que la escuchara y sintiera que me expresé correctamente. Dar a conocer mis sentimientos sin necesidad de hacerlo exactamente yo. Así como hice con Giants, porque de ella sólo necesitaba que respondiera ese "If you say you will" porque toda mi vida se basaba en "if". ¿Y si no hubieran muerto mis padres? ¿Y si me llevara bien con mi hermano? ¿Y si...? Y ella tuvo los cojones de conociendo el desastre que era darme un seguro "i will" un indudable: quiero estar contigo que me llevó a la máxima locura. Porque por primera vez en mi vida había algo seguro. Mi vida daba vueltas, un día corría en las carreras, otro estudiaba, otro me peleaba con mi hermano...pero ahora había algo fijo, siempre podía acudir a ella, siempre estaría gustando de mí aunque estuviera comiendo o hablando con cualquiera y yo siempre estaría pensando en ella. Porque ese "i will" también lo había dado yo, y no pensaba fallarla nunca.

—Oye, Jungkook.

Se notaba que estuvo tiempo fuera del país, solo por la forma en la que pronunciaba mi nombre lo sabía; amaba ese ligero acento extranjero que lastimosamente se le iba quitando poco a poco.

—Dime.

—Gracias por arreglarme.

Vaya, no me esperaba eso. Arreglar era una palabra muy grande, porque eso dejaba ver que estuvo destrozada antes de conocerme. Que mientras yo estaba observándola curioso desde otro banco de la biblioteca ella estaba jodida. ¿Y a quién no le alegría saber que tu presencia sirve de algo; que con unas palabras, un abrazo y una noche de palomitas y conversaciones habías conseguido que alguien se sintiera mejor? Avery, lo que ella no sabía era que al ayudarla a ella me ayudaba a mí porque ver sus problemas me ayudaba a ver los míos y su compañía también arreglaba mi gran temor con el cual había estado conviviendo últimamente: la soledad.

—Yo no te he arreglado, Avery. Digamos que sólo te ofrecí la cinta adhesiva adecuada.

Y era verdad, porque quien tiene los cojones de levantarse y decir que no estaban bien las cosas y cambiarlas era la misma persona. Que yo estuviera ahí cubriéndole la espaldas y dándole los discursos que necesitara para afrontarlo todo no me hacía el anfitrión de su logro; porque era así. Yo no había liberado a la verdadera Avery, ella había echado abajo la puerta.

—¿Cinta adhesiva? Perdona pero la cerámica no se pega así.

—¿Tú?¿Cerámica? Eres un trozo de plástico.

Me golpeó con fuerza haciéndome sonreír, porque ella siempre me sacaba una sonrisa de esas que había dejado de hacer desde la muerte de mis padres.

¿Estás viendo Señora Jeon? Tu sonrisa de conejito está volviendo.

FIN POV JUNGKOOK

Mi padre vendría mañana, estaba aterrada por ello. Había encargado varias cosas para decorar mi apartamento porque Jungkook tenía razón, debería de decorarlo para que sea más mío. Por eso llevaba desde por la mañana con Harper dando vueltas al centro comercial.

—¿Esto estaría bien?

Asentí agarrando la caja de luces para ponerlas en mi habitación. Miré fijamente el pasillo y busqué a ver si había más cosas que poner por mi casa.

—Esto también.

Me enseñó la típica luz esa en donde podías escribir una frase o una palabra. Ya sabía qué poner ahí. Lo metí en la cesta y seguí caminando mientras Harper me hablaba de esa mañana en el gimnasio. Una chica muy linda, según él, se había acercado a él y a Jungkook para preguntar si tenían tiempo después. Jungkook ignoró a la chica, no me sorprendía, y Harper dijo que estaba ocupado después; de pronto les insultó. Harper quedó impresionado pero la chica salió despavorida después de que Jungkook amenazara a la chica con un par de palabras.

—Y por eso es mi mejor amigo.

—¿Por que amenaza a todo el mundo?

—Sí.

Negué con una sonrisa, no acababa de entender la relación que tenían esos dos; mientras ambos estuvieran a gusto yo también lo estaría.

Volvimos con varias cosas, entre ellas estanterías. Pedí a Harper que las fuera poniendo en la pared sobre el sofá mientras yo iba a comprar plantitas. Volví con unas siete plantas, era casi una obsesión. Al entrar Harper estaba terminando de poner la última estantería. Le agradecí viendo como la ponía.

—No hay de qué, somos amigos del alma.

—Estás fatal de la cabeza.

—¿Irás a la fiesta del 25? Bueno, ¿bajarás?

Asentí con una sonrisa. Tenía curiosidad de qué harían.

—¿Cuántas plantas compraste?—las miró curioso mientras yo colocaba una de ellas en la estantería de arriba ya que era realmente grande y caía casi hasta el suelo.

—Siete.

—Wow, y yo no tengo ninguna.

Fui a por un par de libros a mi habitación, había pasado de tener unos cinco a poder contar treinta allí. Diez de ellos no los había leído aún. Pero igualmente me gustaba tenerlos ahí. Acabé llevándome unos siete libros al salón. Luego me senté y abrí el paquete que me había llegado ayer en la tarde, eran las fotos impresas. Muchas fotos. También había comprado algún marco. Metí en el primero una con Alice en una biblioteca. Ambas teníamos un libro negro con bordes de un azul brillante, nos tapábamos la cara dejando sólo los ojos fuera y nos mirábamos la una a la otra. Esa foto fue unos días antes de que yo descubriera las carretas ilegales y a Jungkook allí. Suspiré dejándola junto a un par de libros y dos plantas. Luego metí otra foto en la que estábamos Jungkook, Harper y yo comiendo, el día del patinaje. Yo tenía el tenedor en la boca, Jungkook el agua y Harper abrazaba a Jungkook por la espalda sonriente.  La dejé también en una de las estanterías con libros y plantas. La última que pensaba poner en la balda era una con Liv en la sauna, ambas estábamos posando realmente extraño con la toalla puesta alrededor del cuerpo. Ese día me la pasé realmente bien con ella, a pesar de no tener cuidado con lo que decía me caía lo suficientemente bien como para salir sola con ella.

El resto quería ponerlas por la habitación.

—Me voy, Jungkook quiere salir a correr—dijo Harper metiendo su móvil en el bolsillo—Cuídate, Avery.

—Adiós Harper, gracias.

Me levanté a agarrar la luz con letras para escribir: "If You Say You Will" lo dejé en el mueble al lado de la televisión y fui directa a mi habitación. Estuve un buen rato poniendo luces mientras escuchaba la lista de Jungkook, sonaba Toxic Energy de Blackbear.

Dejé las luces después de una media hora poniéndolas en la pared. Ahora sólo me quedaban las fotos. Tenía muchas, unas veinticuatro fotos. Pegué sobre el escritorio las que tenían que ver con la banda. La que nos hicimos en la pista de hielo, una con Justin y Ling en la cafetería, el día que había pudin y se lo tiramos a la cara al rubio.  Luego otra con Yael poniéndome las gafas de Alice al revés y él las suyas al revés. Parecíamos idiotas.  En definitiva, puse muchas con ellos o de momentos raros como cuando iba con Cameron y Alice a comprar y nos encontramos una señal torcida, nos hizo tanta gracia que no pude evitar sacar una foto. Miré orgullosa la pared repleta de fotos. Luego me acerqué a la cama y comencé a pegar en forma de corazón las que tenía con Jungkook. Las que le saqué mientras cocinaba en mi casa, alguna de él dormido en el sofá abrazándome, un par de él sobre la moto antes de irse a las carreras, otra de él y yo abrazados en mi habitación y sacando una foto en el espejo en la cual él me chupaba la cara. Otra que sacó Alice en la que salía yo abrazada y hundida en su cuello mientras él miraba la televisión y me acariciaba la espalda. Tenía muchas de él y yo debido a que Alice y Cameron se la pasaban sacándonos fotos. Había una en la que nos pillaron besándonos el día de patinaje, esa y la del parque besándonos bajo la estatua del ángel estaban en medio del corazón que había formado. Agarré un papelito y escribí en él: "I knew from the start. You'd be the one to set me free" Sonreí como una idiota pegando el papel también en el corazón.

Estaba comiendo una tortilla con un filete empanado de pollo cuando escuché en el pasillo a Jungkook y a Harper. Este último iba diciendo que era fascinante que también tocara el piano y la guitarra. Agarré el plato y el tenedor y abrí la puerta curiosa. Mordí el pollo viendo a ambos. Venían de correr, un chándal gris  para Harper y uno negro de Jungkook. Los observé.

—Eres una chismosa—dijo Harper cruzándose de brazos.

—Lo soy.

—¿Ya pusiste todo en su sitio?

Asentí emocionada. Me comí el último pedazo de pollo y miré a Jungkook apreciar mi tortilla. Partí la mitad y se la ofrecí. Él se la comió sin decir nada. Cuando tragó señaló mi apartamento con la cabeza.

—¿Hiciste algo?

—Lo decoró un poco —dijo Harper—¿Puedo ver?

Asentí.

—Vamos, entrad.

Ambos entraron. Vi a Jungkook entrar al salón y sonreír levemente al ver las plantas y las fotos. Se acercó curioso a verlas, Harper también sonrió al ver esa en la que salimos los tres.

—Está bonito—dijo Harper asintiendo.

If you say you will...

Jungkook estaba mirando el panel de luz con esa frase. Le abracé por la espalda y besé su espalda.

I will—murmuré.

Besó mi frente y me abrazó con fuerza contra su pecho.

—Y eso no es lo mejor—dije sonriendo.

Los llevé a mi cuarto. Miraron las luces hasta reparar en las fotos. Primero miraron el escritorio, hasta que llegaron al corazón sobre mi cama. Jungkook se quedó mudo mirándolo. Se sentó en la cama mirando cada foto, Harper me enseñó el dedo pulgar y señaló la puerta. Asentí, se iba a ir para dejarnos solos. Al dar unos pasos más me imaginé ver el rostro sonriente de Jungkook, pero no, me lo encontré llorando. Me alarmé, ¿Por qué llora?

—Los siento—murmuró quitándose las lágrimas.

—¿El qué?

—Los sentimientos de esos momentos, los siento—susurró agarrándose la sudadera en la zona de su corazón.

Lo abracé sentándome sobre él y mirando las fotos. Yo también los sentía, la alegría, la ilusión...

—¿Por eso lloras?—pregunté divertida.

—Joder, Avery, me vas a volver un blando—murmuró.

Era verdad, hacía ya tiempo desde que en el muro de hierro que había levantado ese chico se había creado una ventana de cristal por la cual me daba la libertad de entrar, salir y espiar los sentimientos del castaño. Ya no era difícil saber si estaba feliz o molesto; juraría que hasta con los ojos cerrados lo sabría.

—Mi blando Jungkook.

Besé castamente sus labios. Una adicción poderosa. Acunó mi rostro echando algunos pelos tras mi oreja.

—¿Estás mejor? Los cólicos, quiero decir.

—Sí, me cuidaste muy bien.

Ni Damon me cuidó así, una vez estuve enferma; un dolor intenso de cabeza. Damon ni se pasó a verme aquella vez, en cambio Jungkook había ido hasta una farmacia preocupado por mí.

Besó mi rostro completo hasta quedarse agusto. Sonreí como una idiota antes de que besara mi cuello. Cerré los ojos sonriendo aún mientras besaba una zona sensible.

—Aún tienes la menstruación, ¿Cierto?

Asentí.

—Sólo perdidas, mañana estaré como nueva.

Sonrió ampliamente. Sabía que iba a decir ahora, era tan obvio viniendo de él.

—Mañana en mi apartamento no vas a dormir, Avery.

Me imaginé brevemente todas las posturas o cosas que podría hacerme, ¿Me ataría a su cama?

—Dejemos lo de mañana para mañana—deshice el nudo del chándal sin dejar de mirar sus oscuros ojos— Y hablemos de hoy.

Besé sus labios mientras me restregaba sobre él sintiendo como un bulto se iba formando. Jungkook gruñó mi nombre sobre mis labios y metió sus manos bajo mi sudadera. No tenía nada, iba en bragas y sin sujetador. Besó con efusividad mi cuello moviendo mi cadera sobre él. Suspiré su nombre, casi una súplica. Tenía pensado hacerle un oral, pero él a mí no podía hacer mucho por la menstruación así que prefería que no me tocara en exceso o tendría un problema. Me levanté de encima y me quedé de rodillas en el suelo esperando expectante a que se bajara los pantalones y me dejara hacer mi trabajo. Él sonrió antes de bajarse todo dejando su erección a la vista. Besé su muslo interior y lamí su abdomen subiendo la sudadera. Él rió antes de acariciar mi rostro. Saqué la lengua y lamí su longitud escuchando como gemía mi nombre.

—Avery, quítate la sudadera.

—Pero-

—Quítatela, ahora.

Me la quité maldiciendo el momento en que decidí ser sumisa. Bufé frustrada y me coloqué de nuevo para seguir a lo mío. Lamí su glande haciendo que ahogados gruñidos salieran de su boca. Metí todo lo que pude dentro de mi boca y jugué con la otra mano con sus testículos. Jungkook estaba en otro mundo, tenía los ojos cerrados y miraba mi techo mientras gemía descontroladamente. Comencé el vaivén disfrutando de lamer y escuchar sus ordenes. Agarró mi cabellera para ayudarme a mantener un ritmo fijo.

—Joder Avery, te juro que... vas a estar de rodillas.... una vez a la semana...como mínimo...mmmm.

Sonreí inconscientemente. Comencé a sentir como se tensaba y trataba de acelerar mi movimiento. Comencé a tragar lentamente su esencia escuchando como gruñía mi nombre. Lamí mis labios buscando su rostro, se había quedado mirando el techo procesando su orgasmo. Besé su cuello antes de levantarme del todo y besar sus labios. Me abrazó sin quitar su vista de la mía.

—Mañana te lo compensaré, como más te guste.

—Aún no me has atado—dije algo avergonzada.

—Te ataré las muñecas, o a mi cama...ya veremos.

Sonreí de nuevo y besé sus labios esta vez de una forma más ruda.

—Sabes que podemos hacerlo aunque no acabaras la mens-

—Eres un adicto.

—¿Adicto a ti? Nunca lo negaría.

Okumaya devam et

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