Nuestro.

By MarStark1

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[LIBRO #1 DE LA SAGA SUEÑOS] [+18] ¿Estarías dispuesto a fingir una relación con el enemigo de tu familia? Ma... More

¡Advertencia Y Personajes!
Prefacio; Nuestro.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Epilogo.
Extra:Mellizos Maxwell.
Especial 100k: Aniversrio.
Extra:Secuelas.
MÍO.
Extra 500k.
Extra: Azules como el mar.
Extra: Christmas.
Extra: San Valentín.
Extra: Beach, drink and love.
Extra: Final alternativo.
Extra: 12 de julio.
NOSOTROS.

Capítulo 26.

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By MarStark1


Laberinto.

Theo.

Me duele hasta el último hueso, solo a mí se me ocurre meterme a un maldito ring de pelea.

Lo único bueno fue que al menos pude estar cerca de Madison unos momentos, como cambian las cosas por un maldito error. Antes no nos alejábamos ni un instante y ahora solo se va a su habitación y tengo que dormir solo en la sala.

Me pasa por idiota.

Ni siquiera pude comer lo que preparo, duré dos días seguimos donde lo único que entraba en contacto con mi boca eran las botellas de Vodka, Jack Daniels y bourbon.

Dejo que el agua entre en contacto con mi cuerpo alivianando el dolor en mis músculos, al menos gane la pelea y me lleve cincuenta mil dólares.

Ni sabía que ese era el premio.

Solo me metí porque debía liberar la molestia que me causo ver a Ethan prácticamente forzarla a besarlo, hay algo detrás de esta misteriosa unión repentina.

No recuerdo exactamente cómo llegué a su departamento sin chocar o que dije en el tiempo que estuve en su casa. Tengo buena memoria cuando tomo, así que debo estar muy ebrio para no recordar.

Solo tengo pequeños reflejos rondando mi mente.

«No soy tu prometida, tú a mí me prometiste amor y sinceridad».

«¿Qué sientes de verdad por mí?»

Maldigo a mi maldito cerebro que solo tiene todo regado por piezas como un rompecabezas.

Salgo de la ducha y me acuesto en la cama, mi estómago ruge de hambre, pero el dolor en mi cuerpo es mayor. El timbre suena y maldigo a quien esté tocando.

Con toda la pereza del mundo bajo a abrir, Jacob es a quien acabo de maldecir.

—¡Al fin apareces, Hijo de puta! —entra como si fuese su casa.

—No grites, joder —masajeo mi sien—. Susurra de ser posible.

—¡De no ser por Camila ni me entero de que aún respiras! —sigue gritando, aumentando mi jaqueca. Pone unas bolsas sobre la mesa.

—¿Y eso? —Las señalo.

—Es comida, Madison me llamo, dijo que no has comido nada, que por favor te trajera algo —mueve su cabeza en negación—. Tú sí que lo arruinaste, esa chica es perfecta. Muchos quisieran estar en tu lugar.

—Que tu novia no te escuche. —bromeo yendo por las bolsas, tratando de no sonreír al ver que Madison aún se preocupa por mí.

—Mi novia es bastante segura de sí misma, y es perfecta ante mis ojos —se cruza de brazos—. Yo sí sé hacer las cosas bien, no como otros estúpidos.

—Ya tengo suficiente con mi propio subconsciente, no necesito que tú también me tortures psicológicamente. —saco la hamburguesa que estaban en la bolsa.

Agradezco tener un estómago fuerte que si puede tolerar esto después de tanto Alcohol.

—Theo, ¿vas a dejar todo así?

—Ella tomó su decisión y está comprometida con ese maldito maltratador. Me prometí a mí mismo darle su espacio y es lo que trato de hacer.

—¿Crees que se ve feliz con él? —insiste—. Es obvio que hay algo detrás. ¿No notas que la tiene subyugada? ¿Alguna vez viste a Madison subyugarse ante alguien?

—No...

—¡Ahí está! Tienes que investigar y ver qué sucede, luego que soluciones eso, olviden su maldito orgullo y hablen, parecen dos malditos niños. Lo que necesitan es sentarse frente a frente y dejarse las cosas claras.

—¿Desde cuándo andas tan maduro? —no se parece en nada al Jacob que estudiaba conmigo en Manchester.

—Es mi novia. Es perfecta, madura para situaciones serias y sobre todo inteligente —sonríe—. Genial, ahora estoy igual que tú.

—¿Igual que yo?

—Como un idiota; embobado y enamorado.

—¿Quién te dice que soy un idiota embobado y enamorado? —enarco las cejas—. En fin, volviendo al tema de Madison, tienes razón. Ella no es sumisa y menos dócil, la tiene que estar obligando con algo.

—Tendremos que investigar y para eso necesitamos a mi suegra —dice orgulloso, lo miro sin entender—. Es la abogada de mi castaña, algo debe de saber.

—Bien, me cambio y vamos. —me levanto terminando de tomarme el té, así es, Jacob me trajo té con Hamburguesa. A veces de verdad creo que algo le falla en el cerebro.

Al menos es té frío.

Me cambio con lo primero que encuentro en el closet, bajo y tomo las llaves del carro, Jacob baja detrás de mí al estacionamiento. Se va en su Jeep y yo en mi Lamborghini.

El camino a la casa de Camila es de más o menos una hora, a Jacob le abren las puertas al instante. Bajamos y Camila es quien nos abre.

Le da un beso a Jacob y a mí me saluda con un abrazo, es buena chica, es de esas mujeres que caen bien al instante.

—Pasen.  —se hace a un lado cuando entramos—. ¿Qué te paso? —indaga, observa mi rostro con el ceño fruncido—. Cuando me llamaste te escuche borracho, pero parece que te agarraron entre tres y te golpearon.

—Seis, de hecho —confirmo y su rostro se horroriza—. No es nada, algunos perdieron dientes y se le partieron huesos, créeme, puedo decir que salí invicto.

—¿Me dijiste que querían hablar con mi mamá? —trata de cambiar el tema.

—Si. —Jacob la abraza—. Theo necesita hablar con ella.

—Bien, está en su despacho, le digo y te aviso. —nos deja en la sala encaminándose a la gran puerta que supongo da al despacho.

Vuelve unos minutos después.

—Theo, que pases. —Me señala—. Jay-Jay, ven, tengo que mostrarte el resultado de las fotos —llama a mi mejor amigo que la toma de la mano y se dirigen arriba.

Me dirijo al despacho, es bastante amplio y cálido. La mamá de Camila se levanta extendiendo la mano para saludarme.

—Olive Longwell.

—Theo Maxwell. —me presento.

—Adelante —me invita a tomar asiento—. Camila me dijo que deseas hablar conmigo.

—Sí, es sobre Madison —empiezo—, algo no está bien con ella y Ethan, y me interesa saber que es. Pensé que tal vez usted tendría algún tipo de información, ya que es su abogada.

—Eso es confidencial, lo siento, pero no puedo dar detalles sobre asuntos de mis clientes.

—Entonces, si sucede algo... Mire, es por el bien de Madison, créame que en este mundo nadie desea más que yo, verla bien y ella no está bien con Ethan, la trata como si fuese un perro al que debe mandar.

Suspira antes de hablar.

—Tienes razón, algo no está bien, pero no puedo revelarte esa información porque no la sé —busca algo en su escritorio, toma una carpeta y me la pasa—. Mira, ella firmó estos papeles hace unos días y eso no se ve bien...

Los abro quedando boquiabierto, ese hijo de perra es de lo peor. Literalmente, está desapareciendo la esencia de Madison. ¿Qué es eso de nada de ropa escotada? Debería vestir como le guste.

Me saca una risa la parte de no acercarse a los Maxwell. ¿Tanta inseguridad le género? Es un cobarde.

—Esto es condenarse. —Digo y asiente.

—Y además lo de los bienes, es una porquería —le devuelvo la carpeta—. Hay algo más detrás de esto, pero yo no puedo contradecir sus decisiones, ella y solo ella puede tomar la decisión, estos papeles serán válidos, apenas se casen.

—Entonces debo solucionarlo antes de eso —resoplo hastiado—. Gracias por su ayuda.

—Gracias a ti por preocuparte por ella, llámame para lo que necesites —nos ponemos de pie y extiende su mano, correspondo—. Ella es como mi hija y me interesa verla bien, no dudes en llamarme.

Asiento, saliendo del estudio, debo llamar a Jacob por celular. Se quedó arriba con la novia.

—Tú sí que eres aguafiestas —baja con unas fotos en la mano, seguido de Camila—. Mira —me las lanza terminando de bajar, son las fotos del día del campeonato y una que otra de la fiesta de celebración.

—¿Puedo quedarme con estas? —le pregunto a Camila.

—Sí, son las tuyas —informa—. Saque cada foto cuatro veces, todos tendremos las mismas.

—Bien, lamento interrumpir sus visitas conyugales, pero debo llevarme a este energúmeno. —tomo a Jacob por la parte trasera de su camisa empujándolo afuera.

—¡Oye! ¡Déjame despedirme! —se suelta mientras Camila muere de risa, la toma besándola y yo volteo mi cara.

Genial. Lo que me faltaba. Ser mal tercio.

—Ya, ahora sí. —Ahora es el quién me empuja.

Se va en su Jeep y yo en mi carro, volvemos a Kensington, me encuentro a Sarah en la recepción. Últimamente, se ha vuelto muy molesta e intensa.

—Theo. —Se acerca a abrazarme, mis brazos se quedan quietos y no correspondo.

—Hola. —Me limito a decir.

—Adivina, quien acaba de subir —sonríe—. El novio de tu ex.

—Que bien por él.

—Ay Theo, el fuck boy de Manchester doblegado por una insignificante.

—No soy ningún "fuck boy" —Qué maldito término más degradante.

—Bueno, tu fama te precede, según eres el que ha estado con más mujeres en Manchester y Londres. —¿Cuándo? Yo no recuerdo.

—Exacto, la fama, solo eso. —Una sonrisa sarcástica sale de mí—. No todas tienen el placer de decir que estuvieron conmigo, soy exclusivo y no me acuesto con todo el mundo —me cruzo de brazos—. Ni siquiera contigo, sabes muy bien que entre tú y yo no hubo más que besos y toqueteos.

Tensa la mandíbula.

—Pero...

—Pero nada, no soporto a las mujeres que se degradan por un hombre y es lo qué haces cada que vienes con tus frases tratando de presumir no sé qué ante Madison. Ella es bastante segura de sí misma, no intentes hacerla sentir amenazada porque solo te rebajas tú.

Paso por su lado dejándola con la palabra en la boca, Jacob se mantiene usando su celular en silencio mientras subimos a mi departamento donde nos quedamos tratando de atar cabos sobre lo que sucede, no me entra en la cabeza con que la puede manipular.

No creo que sean los papeles porque también sus padres saldrían salpicados.

Maldita sea.

Esto es un laberinto sin salida.

Madison.

El hombre qué pasa la puerta me amarga la noche, pensé que hoy me salvaría de ver su repugnante figura.

—¿Qué quieres? —indago.

—Cariño, ¿así recibes al hombre que amas?

—Tú no eres el hombre que amo. —El hombre que amo está en el piso de abajo haciendo sabrá Dios qué cosa.

—Haré caso omiso a tus palabras estúpidas solo porque estoy de buen humor.

—Una buena respuesta si te hubiese preguntado. —no estoy para sus idioteces.

Se acerca y me besa, mis labios se quedan quietos y debo lidiar con el asco que me produce.

—Te has salvado estos días, pero necesito que empieces a cumplir tus deberes de novia. —inicia sus caricias que me aceleran la respiración.

No por excitación sino por miedo.

—No puedo, estoy en mis días. —Miento.

Se aparta rodando los ojos.

—Me estoy hartando, todos los días, una excusa nueva. —desliza sus dedos por el puente de mis senos—. No me hagas obligarte.

Mi barbilla tiembla ante su tacto, me genera miedo.

—Si no me servirás de nada, me largo. Alguna otra mujer si lo hará.

Me corta el paso de aire ahorcándome mientras me besa, odio tener que ceder sin protestar. Jamás imaginé que él fuese capaz de algo así. Literalmente me acaba de amenazar con violarme si no accedo a estar con él por voluntad propia.

Debo encontrar una solución a esto lo más pronto posible.

Me suelta apartándose y sale del departamento dando un portazo. a veces me dan ganas de poner veneno en su comida.

Debo mantenerme cuerda, ¿en qué estoy pensando?

El timbre vuelve a sonar, por favor que no sea él. Al abrir mi expresión cambia, es Cami.

—¡Nene, llegó la alegría de tu vida! —levanta los brazos moviendo sus manos mientras ríe. La abrazo, y me estrecha entre sus brazos, me hace sonreír.

Definitivamente, Cami es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida.

—Ven, tengo las fotos del campeonato. —pasa y la sigo al sofá.

Saca un sobre de su cartera —Ten, estas son las tuyas. Theo y Jay-Jay ya tienen las suyas y yo las mías.

—¿Jay-Jay? —río tomando el sobre.

—Sí, mi amado novio.

—Wow, qué chica tan enamorada —sonríe ante mis palabras. Abro el sobre encontrando todas las fotos de ese día.

Es Perfecto. Hay fotos mías en la pista, hay algunas del camerino mientras me arreglaban, hay fotos de Cami y Jacob con la pancarta, fotos del equipo de Bobbie, de Odette y varias de Theo mientras tocaba el piano. También hay de la discoteca donde fue mi última noche feliz, estamos los cuatro sentados en un sofá mientras Cami abraza a Jacob y yo a Theo, todos sonriendo.

Las ganas de aceptar su oferta surgen, debería tomar mis maletas y largarnos lejos.

¿Qué estoy diciendo? Parece como si mi corazón estuviese olvidando lo que sucede y lo empezará a perdonar.

Su confesión hace estragos en mí, los borrachos no mienten según escuche por ahí. Dios mío, qué laberinto.

—Hey, ¿estás bien? —pregunta Camila al ver que me quede en la foto de los cuatro.

—Sí, voy a poner esta foto aquí. —sostengo el porta retrato y quito una foto mía poniendo la de los cuatro.

—Me encanta, también la puse en mi habitación junto a mi cama —me abraza parándose a mi lado—. Ojalá pronto seamos solo los cuatro y logres salir de Ethan.

—Nunca seremos los cuatro, al menos no como antes.

—¿Por qué ser tan negativas? No sabes lo que te deparará el futuro y Theo se está ganando a pulso ese perdón.

—¿Por qué lo dices? —se calla al notar que hablo de más.

—Nada, suposiciones mías, ven, veamos una peli —me lleva al sofá, está evadiendo mi pregunta.

—Camila...

—Madison...

—Te voy a ahorcar, ¿ahora juegas a dos bandos? —le lanzo un cojín—. Traidora.

—No es tracción, sé lo que es bueno para ti y solo estoy dejando que las cosas fluyan sin interferir —me señala—. Mira, ya volviste a vestir como de cuarenta, solo haces juntarte con Ethan y vuelves a ser una dócil. Sé que te está obligando, pero eso no le quita lo pendejo que es. Se lo que es mejor para ti porque con Theo te veías feliz, reluciente y eras tú.

»No entiendo por qué Ethan siempre trata de cambiar tu estilo, es uno de los mejores que conozco, siempre usas; vestidos, faldas lápiz, gabardinas, conjuntos, botas altas, tacones hermosos, pantalones y así. Eres como una fashion Icon y él siempre trata de que vistas como una abuelita con vestidos debajo de la rodilla y solo tacones de punta.

—Bueno, pero igual me veo divina —me encojo de hombros—. Le genera inseguridad porque sabe que llamo la atención a donde llego, por eso trata de que pase desapercibida.

—Es un pendejo. —se acomoda en el sofá.

—Lo sé. —me siento a su lado mientras elige la película.

Al menos pude deshacerme de Ethan por hoy.

Hola, hola. Aquí yo dando lata otra vez, díganme que no soy la única que piensa que nuestra abeja reina está empezando a perdonar a Theo...🫣

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