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10 años atrás...
— Salgamos afuera, anda, no está lloviendo más, ¡vamos!— la chica de cabellos ondulados tiraba de la mano de su mejor amigo que yacía sentado sobre el sillón terminando su tarea.
— En un momento Nabi~ah, estoy por terminar esta hoja— respondió él, apresurando su escribir.
— Bien, me cambiaré mis sandalias por unos tenis, ya regreso— él asintió sin verle, concentrado en acabar su escrito lo más rápido posible. Éste en serio quería salir junto a Nabi, su compañía simplemente le daba paz y felicidad.
Al cabo de unos minutos, ella bajaba las escaleras rebosante de alegría.
— Finalmente ha dejado de llover, creí que nunca pararía— comentó al colocarse frente al chico— ¿Has terminado?— el silencio que prosiguió acompañado del sonido que provenía del lápiz sobre papel, le hizo fruncir ligeramente sus labios— Si aún no terminas puedo ir salie-
— ¡He terminado!— exclamó el castaño interrumpiéndole al instante. Ella sonrío ampliamente luego de ello.
— Andando entonces— dicho esto último, Nabi tiró del brazo del chico y lo guió fuera de su casa.
(...)
— Deja al perrito, quiere seguir jugando en el pasto— tras oír eso de su acompañante, ésta frunció su entre cejo, fingiendo molestia.
— A él le agrado— devolvió en respuesta— ¿no es cierto?— le habló al cachorro mientras le acariciaba en su regazo.
Lo acababa de conocer en el parque, pero ella parecía haberse enamorado del cachorro en menos de 15 minutos.
— Eres un celoso— jugueteó la chica— está celoso de ti Chispitas.
— Vaya, tiene nombre ahora— pronunció él sin poder creerlo— Y yo no dije eso Kim— agregó, para girar su rostro que ahora se encontraba sonrojado ante las palabras de la menor.
— Oh claro que no, ¿verdad Chispitas?— el cachorro realmente era feliz en sus brazos.— Te dejaré libre porque Chanhee no me hablará si no lo hago.
— ¡Hey! yo no lo decía por eso, yo..— el chico calló sin saber qué decir, estaba nervioso— Olvídalo— terminó por decir.
— Bien— dijo ella, divertida— Ahora, juguemos a las escondidas.
— Ya estamos-
— No empieces con tu "estamos grandes para jugar a..", anda, hay que divertirnos, tú cuentas— se paró frente a él radiante de alegría.
— No crees que el lodo impedirá que-
— No lo hará, anda, por favor, seremos cuidadosos con ello— alargó ella, a éste no le quedó más remedio que rendirse ante ese gesto tan característico de súplica que Nabi hacía cuando quería algo. Sin duda era su debilidad.
— Bien— aceptó poniéndose de pie— Anda a esconderte.
— Okay— soltó la chica y sin más se alejó al verle colocarse frente al árbol a su costado.
— ¡Comenzaré ahora!— anunció para empezar a contar en su mente. Luego de unos momentos, ante los próximos y últimos 10 números pronunció en voz alta— 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, espero estés ya escondida, 48, y no estés detrás de mí, 49 y 50. Lista o no, allá voy.
El parque no era inmenso, pero si contaba con bastantes arbustos y buenos escondites.
Escuchar el movimiento detrás de un arbusto a escasos metros de él le hizo rodar los ojos con diversión. Ella no haría caso nunca.
Listo para hacerle frente, procedió a pronunciar— ¡Te encon- — pero su oración se vió abruptamente interrumpida al éste observar a una joven mujer de negro en su lugar.— Lo siento, disculpe— atinó a decir con rapidez e intentó alejarse lo más pronto posible. Sin embargo, la voz de aquella mujer le hizo detenerse.
— ¿Tú conoces a esa niña?
— No sé de qué está hablando, disculpe, no hablo con extraños— formuló de manera apresurada.
— ¿Por qué me mientes?, yo sé que tú la conoces muy bien, los he visto, desde hace un tiempo.
El menor solo sintió como el miedo se apoderó de su cuerpo en menos de un minuto.
— Disculpe en serio, tengo que irme— habló como pudo e intentó escapar, no obstante, lo que hizo aquella mujer le dejó atónito, no pudo moverse más. Aquellas ramas habían caído y obstruido su paso al instante en que la mujer las apuntó con su dedo índice.
— Tú la quieres mucho, ¿verdad?, y a tus hermanas también, ¿cierto?— él asintió con esfuerzo.— Bien, por eso vas a hacerme caso en todo lo que a partir de ahora te diga, ¿correcto?— éste no se inmutó, ¿qué significaba ello?— De lo contrario, sabes ¿qué les pasaría?— él negó despacio, y sin apartar la vista de la mujer observó cómo sus colmillos comenzaban a crecer hasta sobresalir en sus labios. Aquello sin lugar a dudas, le aterró y dejó helado.
Para rematar, sus pupilas observaron cómo dichos colmillos se clavaban sin piedad sobre Chispitas, que momentos atrás lo había seguido.
La mirada fría de la mujer seguía posada sobre el castaño, aún cuando devoraba la sangre de aquel animalito. Lo siguiente que pudo presenciar fue cómo éste último caía fallecido sobre el lodoso suelo.
— ¿Soy clara, corazón?— habló la joven mujer sin ningún toque de arrepentimiento.
El menor asintió lleno de terror repetidas veces, en estado de shock. A sus 12 años, aquello no tenía explicación.
— ¡Chanhee! ¡Chanhee!— escuchar la dulce voz tan familiar de Nabi a lo lejos, le trajo de vuelta a la realidad.
En un parpadeo de ojos la mujer ya se encontraba a sus espaldas, por lo que su corazón latió con más velocidad— Nos vemos después— susurró en su oído, provocando que un escalofrío le recorriera de pies a cabeza. Lamentablemente cuando pudo girarse ya no había nadie.
— ¡Chanhee! ¡Chanhee!— a los segundos pudo escucharle ya más cerca— ¡Hey tú!— le señaló la chica con molestia y confusión— ¿Qué hacías?, casi me quedo sin piernas por estar en cuclillas por tanto tiempo y tú aquí parado sin más— recriminó.
Ésta al no verle reaccionar se acercó aún más a él— ¿Estás bien?, perdón, ¿sucedió algo?— definitivamente algo andaba mal, y tuvo certeza de ello cuando le vió alejarse de ella de un momento a otro de una manera un poco tosca y brusca.
— Estoy bien— pronunció neutral. Cosa que realmente le extrañó a la castaña.
— ¿Seguro?, no quieres sentarte y hablar conm-
— Vamos a casa— acotó con seriedad éste, evitando pudiera ver al animalito ahora muerto. Nabi simplemente le siguió sin decir palabra.
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Los viernes eran los mejores días, eso no estaba en discusión para Nabi.
Amaba la idea de pasar la tarde viendo películas con su mejor amigo.
Por lo que, terminó de arreglar su cabello en una cola alta y salió fuera de su casa, en dirección a la de su amigo. Tocó la puerta y educadamente espero a que Chanhee abriera. Para su sorpresa fue Chulmin quien la recibió.
— Hola Nabi— le saludó sonriente.
— ¿Se encuentra Chanhee?— indagó ella, al no tener certeza luego de que la hermana mayor del chico le abriera la puerta.
— Claro, está en su cuarto. Adelante— le invitó a adentrarse, Nabi pareció pensarlo brevemente, pero aún así lo hizo. A los segundos ya se encontraba frente a la puerta de la habitación del castaño.
Tocó y enseguida Chanhee abrió. Su mejor amigo le recibió con unas grandes ojeras en su rostro.
— ¡Hola!— pronunció animada, olvidándose de ese hecho.
Él la observó por unos momentos y después se alejó, dando paso a que se adentrase.— Traje estás películas que seguro te fascinarán— revolvió en su mochila sacando las susodichas.
— No lo creo— pronunció de manera cortante el castaño frente a ella.
Esta frunció su entre cejo confundida— Bueno, podemos jugar videojuegos si quieres, de igual forma no tenía tantas ganas de ver esas películas— mintió para darle gusto a su amigo.
— No quiero jugar— respondió de forma fría. ¿Qué le pasaba?, él nunca le había contestado tan feo.
— Entiendo, hoy es un mal día. Te veo luego— guardó las películas con prisa y se dispuso a salir de la habitación. Al atravesar el marco solo sintió como la puerta se cerraba con fuerza detrás de ella.
¿Por qué se estaba comportando tan grosero con ella?
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Desde ese día en el parque las cosas cambiaron, en específico la relación entre Nabi y Chanhee. Éste último cada día se hacía más distante, cada día discutían más, cada día parecía perderse más aquella bonita amistad que tenían.
Nabi a sus 18 años aún intentaba recordar que había hecho mal aquel día.
— Éste libro puede ser de ayuda— le extendió el libro que portaba en sus manos. Él yacía sentado en el comedor haciendo su tarea en ese momento.
— No hace falta—. Tras decir ello, éste se levantó y dirigió a su habitación.
Ella prometió no llorar más, sin embargo, le era inevitable no hacerlo.
— ¡Unnie!— llamó Leeni desde la sala. Nabi limpió su rostro rápidamente y se dirigió a atender el llamado.— ¿Puedes ayudarme con éste proble- ¿estabas llorando?— la menor se puso de pie inmediatamente y se acercó a Nabi.— ¿Es por oppa, verdad?, lo vi subir ahorita sin decir nada.
— No es así, todo está bien— la castaña trató de amenizar las cosas, cuando era evidente que no era así.
— Bien, te creeré.
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A sus 20 años la situación lamentable no mejoró, pero cada día que pasaba parecía cicatrizar la herida que había provocado. Nabi ya no ponía tanto esfuerzo en entablar conversación con Chanhee, al tener en claro el comportamiento tan odioso que tenía hacia ella. No comprendía el porqué y se había cansado de intentar averiguarlo con tales modos del chico.
El Chanhee que conoció años atrás había cambiado a otro drásticamente aquel día nublado en el parque, no sabía por qué, pero ya no importaba. O eso es lo que quería dar a aparentar, cuando no era así. Le importa y demasiado.
— Unnie, sé que tú y Chanhee oppa han sido amigos desde hace mucho tiempo, y quería saber si—
— Ella no es nada más mío, si quieres saber algo puedes simplemente preguntar— le escuchó pronunciar a sus espaldas, con ese tono frío tan ahora característico que le acompañaba al pronunciar cualquier oración. No sabía en qué momento de la conversación había llegado, pero si que sus palabras le habían atravesado el corazón fuertemente.
— Ahí está— murmuró Nabi animándole, sin saber qué más decir o hacer. Su compañera solo le miró con pena y regresó a su asiento.
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— He decidido cambiarles de lugar, porqué, porque así lo quise— la voz firme del profesor resonó en todo el aula.— Silencio, y tomen lugar donde dice su nombre, apresúrense.
Los estudiantes pronto estuvieron reubicados en sus nuevos sitios, pero Nabi no se encontraba satisfecha con su nueva pareja de asiento.
— Señor Joo, ¿puedo solicitar otro lugar?— formuló ella a los segundos, enseguida sintió la mirada de él en su persona.
— ¿Es muy necesario?— regresó el docente intrigado. Rápidamente el salón comenzó a cuchichear, y entre risillas, el profesor volvió a hablar— Silencio todos.
— Lo es— afirmó Nabi.
— Me temo que por esta clase no, pero lo tendré en cuenta para la próxima señorita Kim.— ella asintió sin más.
— Gracias— concluyó, para tomar asiento llena de incomodidad y con las miradas de todos puestas en ellos.
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Hola dulzuras! 💗
Si, he aparecido nuevamente 😅
Este es un intento de contexto, bueno, la intención es que poco a poco se vayan atando cabos ☺️
Espero que haya funcionado, así como también que haya sido de su agrado y disfrute 🌸
Bueno, me despido porque ya es tarde y yo sigo aquí, pero fue un momento libre y quise aprovecharlo 🙌🏻
Les deseo un hermoso día y fin de semana, cuídense, aliméntense y descansen bien 💖
Yiss XOXO ❤️