Cuando Estela desperto esa mañana Max ya no estaba en la cama, se levanto y se puso su ropa de deporte para salir a correr Y como el otro día Justin y ella fueron juntos
-No ha estado mal ¿eh? –Justin se paro frente a la escalera apoyándose en sus rodillas para recuperar el aliento
-Ha sido una buena carrera –Estela le sonrió –Necesito un vaso de agua
-La cocina es toda tuya –El le guiño un ojo y se marcho a su habitación
Estela camino por el pasillo del servicio dirección a la cocina, ahora que lo pensaba nunca había estado allí ¿Cómo seria? Cuando llego la puerta estaba abierta, pudo observar que era bastante grande y estaba bien equipada Iba a entrar cuando oyó a las sirvientas hablando
-¿La has visto? –una de ellas comenzó a reír
-Si, no es el tipo de mujer con la que solía salir el señor Maximiliano –La otra le contesto con desden –¿Qué habrá visto en ella?
-Clase no, eso seguro –Todas rieron con la respuesta -¿Habéis visto como viste?
-Estoy segura de que don Maximiliano no la mostrara en publico –la joven rió -¿Cómo va a presentarla como su esposa vistiendo así?
-¡Ya basta muchachas! –La voz de una mujer mayor bastante molesta las interrumpió –No esta bien que hablen así de la esposa de Maximiliano Ahora es la señora de esta casa y le deben respeto
Estela se marcho a la habitación tratando de que nadie la oyera, se ducho y se cambio
Mientras se peinaba se quedo mirándose en el espejo, esas mujeres tenían razón, ella no formaba parte de este mundo No pegaba con la familia Monteverdi
-¿Yo la señora de la casa? –Suspiro fijándose en como iba vestida, un pantalón corto y una camiseta de tirantes ambos de color rosa No tenia ropa buena, no estaba acostumbrada a una vida así
Termino de peinarse el cabello y bajo a desayunar
-Buenos días –se sentó en su lugar -¿Y Max?
-Salio temprano –Nicolás la miraba con el ceño fruncido, algo le ocurría –Tenia asuntos que resolver
-Un rico desayuno –Justin se sentó a la mesa –Necesito reponer fuerzas, no hay quien corra con esta mujer
-Veo que disfrutáis saliendo a correr juntos –Nicolás sonrió a su nieto –Me alegra
-Buenos días –Dereck se sentó a la mesa mirando molesto a Estela
-Vaya parece que estas de mal humor –Justin miro a su hermano divertido -¿Una mala borrachera?
-Cállate –Dereck se levanto de la mesa y se marcho
-Estela –Nicolás la llamo mirándola preocupado -¿Estas bien?
-Si, no se preocupe –Ella trato de sonreír –Todo esta como tiene que estar
-¿Por qué no me acompañas hoy a la constructora? –Nicolás le sonrió –Me encantaría enseñártela
-No, mejor otro día –Estela se levanto de la mesa –Quiero ir a ver a mi madre
Nicolás aun preocupado por Estela y sin dejar de preguntarse que le ocurriría a Estela
Naturalmente un hombre no podía comprender que le pasaba a una mujer, lo mejor era preguntarle a alguien Y el conocía a la mujer adecuada, Marta, llevaba trabajando para el muchos años Ella había cuidado de su hijo cuando su esposa murió y de sus nietos
-Marta –Nicolás entro a la cocina –Salga al jardín a dar un paseo conmigo
-Por supuesto Nicolás –Ella sonrió y dejo el delantal sobre la encimera, le siguió caminando deprisa -¿Ocurre algo?
-Lo cierto es que si –El suspiro –Algo le ocurre a Estela y no logro comprender que puede ser
-Quizás haya peleado con Maximiliano –Ella sonrió –Las parejas son así
-No, no me entiendes –Nicolás negó con la cabeza –Estaba triste, es como si no estuviera cómoda aquí Como si sintiera que no la quieren en este lugar
-Quizás sea algo así –Marta se quedo pensativa ¿Y si había oído a las sirvientas? –Esta mañana pille a las muchachas hablando de ella Quizás ella tambien las oyera
-¿Qué decían? –Nicolás frunció el ceño
-Nada bueno –ella suspiro, no había tenido mucho tiempo de tratar a la muchacha pero le parecía una buena chica –Criticaban su elegancia, su ropa Y en cierto modo tenían razón
-¿Cómo que tenían razón? –la miro molesto –Estela es una monteverdi no tienen porque hablar de ella
-No me malinterpretes –Ella trato de tranquilizarle –Esa muchacha es una monteverdi pero no esta acostumbrada a esta vida y ninguno de vosotros se ha preocupado por el cambio que entrar en esta familia implicaba para ella
-Tienes razón –el suspiro –Mi nieto debió ocuparse de que su esposa se adapte a su nueva vida, pero si el no lo hace, lo haré yo Estela es una Monteverdi y nadie podrá negárselo
Estela pidió un taxi para que la llevara a su casa, bueno ahora la casa de su hermana
Juntas se dirigieron a la residencia a ver a su madre y por el camino le compraron unos bombones, a ella le encantaban
-¿Piensas decirle a mama lo que esta pasando? –Liliana la miraba curiosa
-No, ya te dije que no quiero preocuparla –Estela suspiro –No lo sabrá
-Esta bien, como quieras –Liliana suspiro -¿Y como te va en la mansión Monteverdi?
-No quiero hablar de eso –Estela entro a la residencia –Y ahora cierra el pico y no hables de lo que no debes
Cuando entraron a la habitación su madre estaba sentada en el sillón mirando la televisión
-Mama –Estela se acerco sonriente y le dio un beso -¿Cómo estas?
-Mis niñas –Teresa abrazo a sus dos hijas –Tenia tantas ganas de veros
-Y nosotras a ti mama –Liliana le sonrió y le dio la caja de bombones –Mira lo que te traemos
-Bombones –Ella sonrió y abrió la caja –Y ¿Cómo estáis? ¿Estela sigues trabajando el bufete?
-Si mama –Estela miro incomoda a su madre –Todo esta bien no te preocupes, yo sigo con mucho trabajo como siempre
-¿Y tu Liliana? –Teresa tomo la mano de su hija -¿Sigues trabajando de secretaria?
-Claro mama –Liliana miro a su hermana de reojo, no le gustaba mentir a su madre Pero que iban a decirle, ¿Qué las dos trabajaban en un casino? ¿Qué Estela ahora estaba casada con un Monteverdi solo para que el cogiera su herencia? No, no podían –Todo esta bien
Pasaron toda la mañana con su madre e incluso la sacaron a dar un paseo por el centro y comieron con ella en el bar de siempre Después la acompañaron de nuevo a la residencia y se despidieron de ella
-Me siento incomoda mintiéndole –Liliana miraba a su hermana preocupada
-Lo se –Estela suspiro -¿Pero que podemos hacer?
Cuando Estela llego a la casa ya eran las siete de la tarde, después de dejar a su madre en la residencia se quedo con su hermana en la casa, charlando
Subió a la habitación para refrescarse un poco y ahí estaba el, Maximiliano, sentado en el sillón mirando hacia la puerta
-¿Dónde estabas? –El la miraba molesto
-Fui a ver a mi madre –Estela cerro la puerta tras ella –Se lo dije a tu abuelo
-Lo se –El suspiro –Pero no viniste a comer Podrías haber avisado
-¿A si? ¿Cómo? –Ella le miro molesta
-Ya me he encargado de eso –Max se levanto del asiento y cogio una caja, después se la dio a ella –Ya tiene mi numero en la memoria
-¿Un móvil? –Estela le miro confundida –No necesito un teléfono
-Si lo necesitas –Max frunció el ceño –Así podré localizarte
-Ah claro, es para tenerme controlada –Ella dejo el teléfono sobre la cama y camino hacia el baño, pero Max la agarro del brazo
-¿Por qué te molesta todo lo que hago? –Max la miraba directamente a los ojos –Te estoy regalando un teléfono y tu te enfadas
-Yo no quiero ningún regalo ¿no lo entiendes? –Estela suspiro nerviosa –No quiero nada de esto, no necesito nada de esto No formo parte de tu mundo
-Ahora si –El la sostuvo por los brazos –Eres mi esposa
-¿Por qué no me dejas tranquila? Lo único que quieres es tu casino y con la boda tu abuelo te lo dará -Estela iba a seguir hablando cuando Max la beso La beso de improviso, un beso brusco pero tambien dulce Ella permaneció inmóvil sin saber como reaccionar mientras el se apoderaba de sus labios
Un golpe en la puerta les sobresalto, Max se alejo de ella y camino hacia la puerta para abrirla
-¿Abuelo? –Max miro confundido a su abuelo
-Hola Maximiliano –Nicolás miro al interior de la habitación y sonrió a Estela –Quisiera hablar con tu esposa antes de la cena
-¿Con Estela? –Max le miro sorprendido, después la miro a ella buscando una respuesta, pero ella solo sonrió y salio de la habitación con Nicolás
Nicolás la llevo al despacho de la casa, el lugar donde aclaraba los asuntos con sus nietos y ahora con ella, que era una mas de la familia
-Siéntate –El le indico el asiento frente al escritorio –Estas triste, no puedes engañarme
-Es solo que, siento que este no es mi lugar –Ella suspiro –No encajo aquí
-¿Por qué? Porque alguien lo diga –Nicolás se acerco y le tomo la mano –No existe nadie mas digna de pertenecer a la familia Monteverdi y solo de ti depende demostrarlo a la gente que no lo piensa
-¿Qué quiere decir? –Estela le miro confundida
-Enfréntate a tu nueva vida, domínala y demuestra quien eres, yo se que no me equivoque contigo –Nicolás le dio un beso en la mano –Ahora vamos a cenar como la familia que somos
En la cena Estela prácticamente no abrió la boca, estaba confundida, primero el beso de Max y después las palabras de Nicolás Una vez termino de comer se retiro a la habitación, Max permaneció con su abuelo resolviendo varios asuntos de la constructora
Cuando el llego a la habitación Estela ya estaba dormida, se ducho y se introdujo en la cama tratando de no despertarla pero sin poder dejar de observarla
OS DEJO UNA FOTO DE ESTELA VESTIDA ESE DÍA, PARA QUE PODAIS COMPROBAR COMO CAMBIARA SU VIDA EN LOS PROXIMOS CAPITULOS
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