— Sasuke — abrió la puerta el pequeño asomando solamente la cabeza, sin recibir respuesta alguna.
— Sasuke ya me voy a ir — se adentró a la habitación posicionándose a un lado de la cama — Psss Sasuke — trato de tocar su mejilla cuando vio como despertaba.
— ¿Qué haces despierto tan temprano? — cuestionó arrastrando un poco la voz.
— Ya es hora de irme a la escuela ttebasa — se inclinó hacia el frente susurrando esa sensilla respuesta.
— ¡¿Ya es hora?! — repitió alterado levantándose de la cama — Me quedé dormido, se te hará tarde por mi culpa.
— Papá ya nos hizo de desayunar me mandó para que vayas con Sarada a desayunar — lo interrumpió cuando ya estaba buscando otra muda de ropa.
— Ahhh... — miro hacia la cama, notando que si, Naruto no estaba ahí — Ya voy, entonces baja.
Espero a que Boruto saliera del cuarto para mirarse en el espejo, se colocó de perfil mirando su vientre, parecía que cada día estaba más grande.
— Soy una pelota — se sujetó la remera tratando de ver el verdadero tamaño de su vientre — Pero se ve lindo — sonrió algo enternecido antes de bajar.
Llegó hasta la primer planta para despedirse de ambos rubios.
— Parece que dormiste demasiado bien tteba — mencionó Naruto con una sonrisa, señalando el cabello negro revuelto y el rastro de saliva que había en la mejilla del Uchiha.
— Si algo así — se rasco la nuca acercándose hasta donde estaba — ¿Que te dió para andar ayudando tan temprano? — se sentó en la silla tallandose los ojos.
— Ví que estabas dormido muy cómodo y con tus cambios de humor no me iba a arriesgar a despertarte — se acercó hasta él tomándolo de las mejillas llenando lo de besos — Nos vemos en la tarde Sasuke.
— Nos vemos — giró la silla viendo hacia la puerta principal — Que tengan buen día — se despidió, cuando escuchó el auto marcharse se dirigió al cuarto de Sarada para despertarla.
— Cacahuatito, ya es hora — notó como se tallaba el ojo y agarraba los pequeños anteojos — A desayunar — murmuró en voz baja cargándola con cuidado.
Gran parte de la mañana dela paso dando vueltas por toda la casa, incluso fue a darle un vistazo al cuarto que estaba solo.
— ¿Crees que aquí puedan entrar las dos cunas? — preguntó a Sarada quien asintió mientras comía.
— Chi pero yo quiero una hermanita menor — se acercó al Uchiha y lo abrazo tratando de pegar si cabeza contra el vientre abultado.
— Si claro, tendré una niña — acarició su cabello y aprovechando que Boruto saldría tarde de la escuela comenzó haciendo una gran limpieza en el cuarto.
Bastante polvo y cosas viejas del cuarto ¿Acaso nauto nunca limpió ese cuarto? Acomodo todo lo que pudo, se veía mucho ma grande sin tanta basura.
— Mami ya es hora — la pequeña se levantó del suelo y caminó hacia el piso de abajo para colocarse sus zapatillas.
— No me apures que ya no puedo correr — mencionó bajando las escaleras, haciendo lo mismo que la pequeña.
Ahora como el Uchiha caminaba más lento se tomaba su tiempo para ir por Boruto, casi siempre llegaba a tiempo, hubo pocas ocasiones en las que el niño fue quien lo termino esperando en una banca.
— ¿Mami esa no es la señora Hinata? — cuestionó Sarada señalando de manera discreta a la mujer.
— Creo que sí — aceleró un poco el paso para llegar, aunque fingió no haber notado la presencia de Hinata.
— Sasuke... — se acercó tímidamente y le sonrió a la niña — Yo quería preguntarte algo — miro por el rabillo del ojo el vientre de Sasuke.
— Claro ¿Qué cosa? — respondió de lo más tranquilo, ya sabía que no tenía malas intenciones pero si actitud le seguía pareciendo extraña.
— ¿Crees que puedas decirle a Boruto que este fin de semana no estaré con él? Es que tengo un asunto que ve y no sé cuánto tiempo me llegue a tardar.
— Si, yo le digo — eso era un pedido muy extraño.
Pero más extraño es que fuera hasta la escuela para decirle, siendo que tenía el número de teléfono de ambos.
— Gracias — hizo una reverencia antes de marcharse.
— No hay de que... — murmuró viéndola por última vez.
La Hyuga se dirigía al trabajo del rubio, también necesitaba hablar con él sobre un tema que tenía pendiente.
Se quedó estática unos segundos frente al gran edificio, se adentró con lentitud hasta ver la recepción.
— Buenas tardes, disculpe señorita vengo a ver a Naruto — le aclaró a la mujer de cabello negro.
— Claro, se lo informo ahora — se acercó al intercomunicador, tardando solo unos segundos — Puede pasar, su oficina esa en el último piso al fondo junto a un ventanal.
— Gracias — se dirigió hacia el lugar, esperó un rato en si ir o no, pero ya estaba ahí, no se hecharia para atrás.
Con paso firme pero lento entro a la enorme oficina donde estaba el rubio leyendo algunas cosas.
— ¿Hinata que haces aquí? — preguntó confundido; dejando de lado lo que hacía.
— Vengo a despedirme — se sentó en la silla que estaba libre.
— ¿Como que despedirte? — cuestionó aún más confundido por la situación.
— Si... Me voy a ir Naruto — por unos instantes miró los ojos azul — Tengo problemas cardacosdesde que era una niña y esto es lo último — agachó la mirada — Creo que tengo que abandonar de nuevo a Boruto, pero se nota a metros que Sasuke lo quiere.
— Entonces ¿es una despedida definitiva? — se quedó en blanco, sin despegar si mirada de la Hyuga.
— Sí, siempre pensé que si me iba no habría problema, por eso me fui cuando nació Boruto, no quería que mi hijo sufriera aunque parece que lo hizo sin una madre hasta hace poco — sonrió delicada y cálidamente.
— En un principio me molesté porque tenías pareja, pero lo poco que estie con Boruto, él me platico todo y me dió a entender que lo quiere demasiado, es bueno que diga que Sasuke es su madre... — volteó con una sonrisa en el rostro un tanto difícil de descrifrar.
— Entiendo — se levantó del asiento para abrazarla fuertemente — Quizá no sirva de mucho, pero hace tiempo, te amé demasiado — susurro cerca de su oreja — Espero que quizá en otra vida o algo así nos volvamos a encontrar y ser amigos como antes.
— Yo también espero que seamos amigos de nuevo — correspondió el abrazo lo mejor que pudo — Dile a Boruto lo que está pasando cuando lo pueda comprender mejor — dictó antes de salir de la oficina.
Tras verla desaparecer, Naruto se quedó estático, no sabía que reacción tener, de todo lo que se pudo abe imaginado, eso había muy diferente, quizá podria entender sus razones.
Todo el día se la pasó pensando en eso, incluso durante la cena, aunque actuaba con toda naturalidad, como usualmente era, solo él y el azabache.
— ¿Naruto? — la voz de Sasuke lo sacó de sus pensamientos.
— No gracias — respondió por inercia.
— ¿Perdón? Yo no dije nada — aclaró levantándose de su asiento, colocándose a un lado del rubio.
— ¿Entonces? — cuestionó mirándolo por el rabillo del ojo.
— Te pasa algo ¿Qué es? — no despegó su mirada ni un instante.
— Nada — intento no inmutarse — ¿A ti te pasa algo? — trato de llevar por otro lado la conversación.
— No...solo que cada vez me veo más gordo y redondo — le importo muy poco y se sentó en las piernas del rubio.
— Te portas muy lindo — coqueteo sin dar a conocer sus intenciones.
— ¿En serio? — cuestionó intrigado — En ese caso, creo que es hora de que te dé la lista de lo que vamos a ocupar para el cierto de los bebés.
— Eso quiere decir dinero....