No me usa, no me usa... ella no... – repetía en mi cabeza, hasta que el sonido de mi celular me interrumpió
– Si claro, ahí estaré – fue lo único que pude decir ante su llamada
Se supone que debo dejarle el reporte semanal en su casa, sé que es mi trabajo pero por alguna extraña razón no puedo dejar de temblar... no volverá a suceder
Al llegar a su casa todas las luces estaban apagadas, aparentemente no había nadie en casa y eso me alivió por un momento hasta que el sonido de unos pasos me puso en alerta nuevamente
– Sa-ya-ka
La piel se me erizo al oírla decir mi nombre y una vez más... caí en sus juegos
Por la madrugada, salí sin despertarla, justo como ella me indicó que debía hacerlo cuando me quedaba a 'dormir'
Ya en la academia, recorría los pasillos abrazando mi agenda mientras trataba de olvidar lo que pasó; por el otro lado del pasillo 'ella' venia sonriente junto a la pelinegra que captaba miradas de todos aquellos que estaban cerca.
Pasó por mi lado, ignorando mi presencia por completo, inevitablemente volteé a verla unos segundos después con la esperanza de que ella también lo hiciera, para sentir que no era tan insignificante para ella como creía... una vez más me equivoqué
Llegué a la sala del consejo y por fin pude desahogar todas las emociones que tenía, sin temor a que alguien me vea
– ¿Por qué tiene que ser así? – lancé la agenda con rabia
Cayó cerca del asiento de la presidenta, estando a escasos centímetros de este, con solo tocarlo muchos buenos recuerdos se me vinieron a la mente. Me puse en cuclillas junto al asiento y lo abrace melancólicamente porque era lo más cerca que podría estar de ella en estos momentos
Pasó una semana mas y nuevamente tenia que entregar el reporte de la semana. Como de costumbre caí en su juego, pero esta ocasión fue diferente, el sonido de su voz me despertó
– Pero por su puesto, en una sociedad capitalista, el dinero y la vida son lo mismo – respondía sonriente a su llamada
Esa frase es de... – pensé, puesto que sabía con quién estaba hablando
Después de todo, <<La que esta con ella soy yo>>, me daba ánimos repitiendo eso en mi cabeza una y otra vez, hasta que por fin tragué saliva y me armé de valor para interrumpir su conversación, es así que me acerque a ella lentamente haciendo de lado su teléfono para poder besarla
– Te dije que nada de besos en la boca – dijo mientras hacia de lado mi rostro para zafarse del beso y retomar su llamada telefónica
– L-lo lamento, lo olvidé – dije mirando al techo para evitar llorar – Sera mejor que me vaya
– Quédate, es sábado – ordenó firmemente
Tragué saliva y asentí, puesto que, si hablaba terminaría llorando. Mas tarde, conversamos sobre los reportes y todo aquello referente a la academia, debo decir que amo conversar con ella así que perdí la noción del tiempo y cuando me fije en la hora, rápidamente me dispuse a preparar el almuerzo para comer juntas
Al terminar de preparar la comida, lleve nuestros platos a la mesa y cuando íbamos a comer... sonó. Una sonrisa se dibujo en su rostro al tomar aquel maldito teléfono
Puede ser mi imaginación, pero sentí que ver mi sufrimiento la hacía sonreír más al hablar
– ¡Lo arruinaste de nuevo! – alcé la voz sin poder detener mi llanto
La presidenta ni se inmutó, aparentemente ahora yo no existía para ella, eso me llenó de furia y en un ataque de ira le lancé el vaso de agua que le traje.
Me miró desconcertada, y eso me alegro de alguna manera porque logré que deje ese maldito teléfono y por fin pude causar algo en ella
Después de ese 'incidente' no volvimos a hablar, en ocasiones nuestros caminos se cruzaban y sentía su mirada en mí, pero la ignoré de la misma manera que lo hizo conmigo. Ahora ella era la que volteaba a verme esperando que yo devolviera el gesto
Pasaron los días y me encontraba dando mi recorrido de rutina, ya que es la única manera en la que podía despegar mi mente y es así que caminaba indeliberadamente, hasta que de un momento a otro sentí un tirón en mi brazo, cuando reaccione solo podía distinguir sus ojos
– ¿Qué sucede contigo, Sayaka? – pregunto con un tono de voz molesto mientras que colocó su brazo derecho estirado a unos centímetros de mi rostro con la intención de mantenerme acorralada
– N-no e-entiendo de que habla, presidenta – tartamudeé nerviosa
– ¡¿Cuándo piensas retomar tu trabajo?! – alzó la voz molesta
– ¿Solo le importa que regrese a trabajar? – respondí casi gritando – ¡No pienso volver con usted, nunca más! – mi llanto se desbordó
Mientras tanto ella me miraba perpleja, como si no entendiera nada de lo que estaba pasando
– Solo soy un juguete para usted – baje mi tono de voz y recargue mi cabeza en su hombro
– Sayaka – susurro mi nombre en mi oído – Eres mía
– Entonces soy su...
Antes que pudiera terminar de hablar, ella me interrumpió colocando su dedo índice en mis labios para segundos después ir bajándolo hasta mi mentón y levantarlo, de manera que nuestras miradas se cruzaron e instintivamente nuestros rostros se fueron acercando hasta concretar aquel beso anhelado por ambas