RESUMEN: Una alocada noche de tequila ha permitido que Joseph le confiese sus intensos sentimientos a su compañera de elenco.
ADVERTENCIAS (!): lenguaje malsonante, consumo de alcohol
━━LOS SHOTS DE TEQUILA IBAN Y VENÍAN en lujoso bar del hotel en Atlanta. El líquido fogoso y amargo ingresa por mi garganta a la vez que dejaba fuertemente el vaso en la mesa, sintiendo los alaridos del grupo a mi alrededor animándome.
— ¡Otra ronda! — Charlie exclama hacia el encargado de la barra, quien esboza una sonrisa y asiente de inmediato, girándose en su lugar para tomar la botella de tequila y derramar su interior en los vasos. No obstante, me levanto torpemente del taburete y siento como el alcohol hace efecto en mi cuerpo de a poco.
Percibo que aún podía mantenerme en ambos pies sin tropezarme con los mismos, pero estaba segura que un par de chupitos más y no recordaría absolutamente nada de esta noche.
Suelto una risa cuando un brazo rodea mi cintura y me estrecha contra su cuerpo provocando que coloque una mano en su pecho. Miro al dueño del gesto y noto a Joe mirándome con una sonrisa divertida.
— Cuidado con tus pies, pequeña borracha — me advierte burlonamente. Lo miro dramáticamente ofendida por como acababa de llamarme.
— No estoy tan borracha, Joe. — le corrijo, haciendo el mejor intento de no arrastrar las palabras. De su boca sale una tierna risa mirándome con mucho interés. — En cambio tú... — golpeo suavemente su pecho por encima de la camisa blanca que llevaba. Él mira el gesto fascinado. — tú me acompañarás afuera y me darás un cigarrillo.
— Lo que ordene la señorita.
Siento como su brazo suelta mi cintura para dejarme caminar por mi cuenta, pero más cerca que de costumbre para asegurarse que no tropezara a causa del alcohol en mi organismo. Realmente no estaba tan ebria, es decir, me sentía con mucha más valentía y menos vergüenza que lo usual, y puedo jurar que está utilizando la razón de querer asegurarse de no caerme para acercarse aún más a mi.
Ahogo una sonrisa mordiendo mi labio inferior mientras nos dirigíamos a la puerta de la terraza del bar. Joe la abre para mi y me permite pasar primero con un gesto caballeroso que me hace reír y seguirle el juego. La brisa fría de la ciudad nos envuelve una vez que él cierra la puerta detrás de mi aislando el sonido ambiente de la tranquilidad de este lado, mis tacones suenan contra la cerámica de la terraza para acercarme hasta la orilla de esta, apoyándome en mis antebrazos mientras miraba la majestuosa metrópoli frente a mis ojos.
El movimiento de su cuerpo imitando mi pose provoca que fije mis ojos en él, quien lentamente hurgaba en su bolsillo trasero para revelar la cajetilla de cigarros entre sus dedos. Acomoda uno entre sus labios para prenderlo y yo no puedo sacar mi vista de ahí, el gesto era tan malditamente sencillo pero por alguna razón lucía extremadamente atractivo viniendo de él.
Cuando exhala una calada aún con el cigarro en su boca, da un vistazo de reojo y una sonrisa picarona se forma en su rostro. Salgo de mi trance y vuelvo a mirar al frente, sintiendo como la sangre sube a mis mejillas poco a poco cuando me pilla mirándole tan fijamente.
Me extiende el pitillo y lo tomo entre mis dedo índice y medio para imitar su acción, sintiendo como la nicotina llena mi interior para después exhalarla sin apuros. Joe vuelve a mirarme y sonríe poco a poco analizando mi rostro.
— Me gusta como luces esta noche. — habla de pronto. Frunzo mis cejas con una expresión burlona mientras le daba otra calada al cigarrillo y se lo extendía con cuidado.
— ¿Cómo luzco? — le pregunto sugerentemente. Mágicamente la timidez en mi había desaparecido gracias a la ronda de tequila y no podía sentirme más agradecida por eso.
— Hermosa. — responde. La respiración se atasca en mi garganta por la manera en que sus ojos brillaban bajo la luz de la luna, y por su cumplido lleno de intensidad que hace que mis piernas se sientan de gelatina. — Bueno... siempre te ves hermosa. — agrega con su acento británico haciéndose mas espeso, lo cual era música para mis oídos. Suelta las cenizas del cigarrillo en la orilla de la baranda y exhala el humo a la vez que esbozaba una sonrisa avergonzada.
— También me gusta como luces esta noche, Joe. — le correspondo en voz baja. Estábamos solos en el exterior, pero de alguna manera hablar en murmullos hacía la situación mucho más íntima. Me arrastro mas cerca de él apoyando el costado de mi cuerpo en la pared de la azotea analizando cada lugar en su piel. Su cabello corto con suaves rizos formándose en la parte posterior de su cabeza, el collar de plata cayendo suavemente en sus clavículas y la camisa blanca de botones rodeando exquisitamente su torso estaban volviéndome loca.
Saca su mirada del paisaje para observarme con una energía inaudita. Veo como su pecho comienza a subir y bajar pesadamente a la vez que apagaba el cigarrillo en la barandilla, girándose a mi encuentro en silencio.
Nos quedamos mirando el uno al otro por largos segundos antes que mi siguiente movimiento sea tomar su cuello entre mis manos e inclinarme ligeramente para entrelazar sus labios con los míos. La calidez de su boca eriza los vellos de mi nuca, sintiendo la electricidad recorrer cada punto de mi esquina dorsal. La manera en que contesta a mi beso me hace jadear suavemente encima de su boca, apreciando como sus suaves y tersas manos toman mi cintura tocando ligeramente la piel desnuda en el vestido, para estrecharme contra su pecho y profundizar su boca en la mía.
El viento nos rodea poniéndome la piel de gallina, pero el fuego en sus labios me reconforta, sin querer de alejarme de ella y poder pausar el tiempo en este exacto momento. La barba alrededor de su boca me genera sensaciones que no puedo explicar, solo pudiendo percibir como un remolino se genera en la boca de mi estómago, ansiando más de Joe.
Nuestros pulmones exigen aire al mismo tiempo, por lo tanto nos separamos tan solo unos milímetros esbozando tontas sonrisas en frente del otro.
— No sabes cuantas veces soñé con esto. — confiesa cerrando los ojos unos segundos con mucha serenidad inundándole el semblante. Mi corazón martilla contra mi pecho y muerdo mi labio inferior.
— ¿Lo soñaste? — pregunto tímidamente, aún sin abandonar mis brazos de su cuello ni él mi cintura. Suelta una risa ronca y asiente con la cabeza.
— Mhmh — masculla un sonido de aprobación. Sus ojos brillan mas que todas las luces de la ciudad frente a nosotros y aquello me enternece completamente, era fascinante lo mucho que su mirada podía expresar.
— Bueno... entonces puedo admitir que desde que te conocí no te puedo sacar de mi cabeza. — confieso esta vez yo sin ningún ápice de vergüenza. Joe levanta sus cejas asombrado y sonríe burlonamente.
— Al parecer el tequila está soltándote la lengua, Alice. — bromea, acariciando con sus manos mi cintura. Suspiro suavemente y me río.
— Quizás, pero sé que todo lo que estoy diciendo es real. — le aseguro frunciendo los labios en una mueca infantil. Otra ráfaga de viento nos envuelve y chillo ante el frío contaminándome la piel a lo que Joe deposita otro suave beso en mi boca mientras deslizaba las palmas de sus manos en mi espalda, en un gesto de reconfortarme del hecho de que estaba en un simple vestido negro bajo la helada noche de Atlanta.
— Vamos dentro, estás congelándote.
Cuando ingresamos nuevamente al bar del hotel puedo ver como el ambiente ya estaba disminuyendo su intensidad. Charlie y Natalia seguían apoyados en la barra charlando animadamente, mientras que Maya veía su celular y tecleaba con rapidez. Joe se acerca hasta el taburete donde se encontraba descansando su chaqueta negra para cogerla.
— Creo que iré a dormir, chicos. — aviso al grupo frente a mi. La pareja asiente con la cabeza diciendo que ellos también lo harían, mientras que Maya nos seguiría luego. El británico de boca ardiente reposa su saco en mis hombros, la cual estaba inundada de su exquisito perfume que me hace inspirar profundamente. Me fijo en el reloj en la pared, el cual marcaba las dos de la madrugada en punto. Mañana comenzábamos otra ronda de entrevistas desde la diez de la mañana, al igual que hoy, pero quisimos poder relajarnos y celebrar por el éxito que la nueva entrega del show estaba dejando en todo el mundo. Sin embargo, creo que muchos de nosotros despertaríamos con una horrible resaca en unas horas.
Al llegar a la puerta de mi habitación me giro hacia Joe, quien tenía una sonrisa escondida detrás de su mano. Su expresión me roba un suspiro y deposito un corto beso en su mejilla, quedándome ahí unos segundos.
— Buenas noches, Joe. — susurro cerca de su oído. Puedo notar como los vellos de su piel se erizan por mi gesto y sonrío satisfecha.
— Buenas noches, Alice. — murmura de vuelta con voz ronca. Deslizo la tarjeta en la manilla de la puerta para que esta se abra automáticamente, para así permitirme entrar y darle un último vistazo por encima de mi hombro al hombre detrás. Le sonrío cómplice antes de cerrar la puerta y apoyar mi espalda en ella, mientras dejaba caer mi cabeza hacia atrás ahogando una sonrisa con mi labio inferior acorralando con mis dientes.
Repaso los hechos una vez más en mi mente y me llevo la mano a la boca, aún pudiendo sentir la manera en que su boca encajaba perfectamente con la mía.
Este hombre me está haciendo perder la cabeza.
9:45 am.
— Joder, no puedo más. — Charlie gime con cansancio mientras se frotaba la cara con su mano. Natalia tenía la misma expresión en su rostro, pero lucía tan fresca y radiante como siempre. En mi lugar, sentía como si tuviera mil martillos golpeándome la cabeza, y puedo asegurar que mi aspecto era parecido, aunque Anna, la estilista en nuestro viaje, cepilló mi cabello de manera que quedara liso y simple, para después aplicarme un suave maquillaje en el rostro que podría disimular mi rostro de cansancio. Era un ángel caído del cielo.
— Ni siquiera hemos comenzado, amigo. — Keery se burla mientras se arreglaba el cabello frente al espejo del lobby. Charlie baja los lentes de sol hasta sus ojos y reposa su espalda en la pared de la recepción, mirando en dirección a Keery con los brazos cruzados. — Este es el rostro de alguien que durmió las horas correspondientes sin emborracharse con tequila la noche anterior a seguir dando entrevistas. — presume él con suficiencia, provocando que Charlie lo golpee en el hombro y Keery esbozando un gemido de queja.
— Eres aburrido, ¿lo sabías? — me mofo con una expresión infantil en el rostro. El castaño suelta una risa y niega con la cabeza frunciendo la boca, pero luego enfoca su mirada a alguien más detrás de mi.
— ¡Eh! ¿también estás con resaca como estos irresponsables? — exclama a la persona en mi dirección opuesta a la vez que nos apuntaba. Puedo sentir los pasos acercándose y el movimiento corporal, ahora mi corazón latía con mucha mas fuerza que nunca.
— Para nada. Solo los acompañé en su noche de rebeldía. — responde Joe situándose a mi lado mirando a todo el grupo alrededor para último enfocarse en mi. Mis mejillas comienzan a calentarse ante recordar los hechos de hace unas horas, provocando que el fuego en mi estómago comience desde muy temprano hoy.
— Joe solo fue a ver a como Alice se convertía en otra persona con un par de chupitos de tequila. — Maya interviene con una sonrisa burlona. El grupo a mi alrededor carcajea mientras yo escondía mi rostro detrás de mi mano.
— Eso no es verdad. — me quejo rodeando los ojos. — Soy igual de linda y divertida cuando estoy sobria. — corrijo intentando sonar lo mas seria posible. Charlie y Keery sueltan una risa, mientras que Natalia me sonreía de manera cómplice.
— Oh, claro que sí. — la rubia contesta irónicamente asintiendo con la cabeza. La fulmino con la mirada con diversión y ella ríe por mi ojeada tan severa.
El agente encargado de la ronda de entrevistas de hoy nos interrumpe y nos lleva a la habitación donde se llevarían a cabo, la cual sería nuestro lugar por las próximas tres horas seguidas. Maravilloso, pienso sarcásticamente.
Cuando nos revelamos ante la amplia sala que tenía un telón con el póster de la serie con varias sillas estratégicamente colocadas frente a otra, comenzamos a saludar a la gente que ya estaba trabajando en el lugar distribuyendo los muebles y arreglando las luces hacia ese pequeño lugar, quienes nos devuelven el saludo con una sonrisa amable.
Mientras el hombre con cabello canoso daba algunas instrucciones de cómo comenzaría la ronda del día de hoy, dirijo mi mirada a Joe discretamente, quien observaba y escuchaba atentamente las palabras del señor. No obstante, sus ojos observan en mi dirección y me da una pequeña sonrisa de nos comimos la boca la noche anterior y no puedo dejar de pensar en ello. Quiero soltar una risa infantil pero lo evito, no era el lugar apropiado para sacar a la luz nuestro encuentro nocturno.
En el momento que nos sentamos para comenzar el largo día de hoy, siento que las horas pasan rápidamente entre entrevistas, y puedo suponer que es por mi creciente ansiedad de estar a su lado y rememorar constantemente como sabían sus labios. Las carcajadas iban y venían a pesar de nuestros estados deplorables, como grupo teníamos una química increíble y aquello no pasaba desapercibido.
— Alice, ¿cuál fue tu momento favorito detrás de escenas de esta temporada? — la mujer de grandes gafas frente a nosotros me pregunta directamente con una sonrisa amigable. Doy un breve resoplido navegando en mis recuerdos buscando la respuesta correcta a su pregunta.
— Uhm... hubo una escena en la que estuvimos rodando durante toda la noche en el bosque, y recuerdo que todos estábamos completamente exhaustos, pero recuerdo que... estos chicos de aquí. — apunto a Keery y Joe a mi lado, quienes parecen entender y recuerdan rápidamente, comenzando a ahogar grandes risas. — Empezaron a jugar con las armas que teníamos que utilizar para esa escena, y Joe sin querer lo golpeó en el rostro. — las pequeñas risas se deslizan de mis labios al igual que entre todos. — recuerdo que simplemente todos no podíamos parar de reír por la cara de indignación de Keery.
La entrevistadora también ríe a la par de nosotros y agrega: — ¿Y uno fuera del set de rodaje? Todos saben lo grandes amigos que son fuera de la vida del show.
Creo que me atraganto con mi propia saliva cuando la escucho, provocando que ahora todos quieran intentar ahogar sus risas con muy poco disimulo.
— Oh, definitivamente el de anoche. — respondo mucho más maliciosamente esta vez, elevando mis manos en el aire sin culpa viendo como todos querían explotar en carcajadas. — Es todo lo que diré. — me encojo de hombros mientras me cruzaba de piernas y sonreía abiertamente hacia la mujer, quien tenía una expresión de fascinación y suficiencia ante mi respuesta.
El resto de las entrevistas transcurren con mucha tranquilidad, agregándole las pequeñas miradas que Joe y yo nos dábamos disimuladamente que me desconcentraban. Sin embargo, a pesar de que procurábamos ser precavidos, sabía que nuestras acciones tendrían impacto en las redes sociales, las personas analizarían de inmediato nuestro lenguaje corporal e incluso sacarían por conclusión que algo pasaba entre nosotros, para así que nazcan los fervientes rumores.
No estaban muy equivocados de todas maneras.
Cuando el trabajo de hoy llega a su fin, todos exhalamos aliviados y abandonamos la sala de reuniones destinada para las entrevistas, para después dirigirnos a nuestras habitaciones y poder descansar el resto que quedaba de día, el cual era mi objetivo principal. Charlie y Natalia se desviaron del camino contando que irían a buscar una farmacia para comprar aspirinas para el dolor de cabeza de él, mientras que Keery se reuniría con su novia dentro de unas horas que venía a visitarlo desde Nueva York.
Joe y yo entramos al ascensor del hotel y marco el número quince en los botones a un costado de la puerta, la cual se cierra lentamente dejándonos una vez más, completamente solos. Me apoyo en la pared dorada de esta caja de metal y clavo mis ojos en Joe, quien esconde sus manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones vagamente. Siente como mi mirada quema su rostro, así que me devuelve la acción y me recorre de pies a cabeza rápidamente, remojándose los labios con su lengua.
— ¿Vas a mirarme todo el día con esos ojos de indecisión? — le pregunto directamente sacándolo de lugar. Me cruzo de brazos sintiendo el movimiento del ascensor para hacer su camino hasta el piso quince, pero aquello no me desconcentra de la conversación con Joe.
— No quería hacerte sentir incómoda. — responde con inseguridad. Frunzo el entrecejo ante sus palabras y nota mi cara de confusión. Una vez más veo como su lengua sobresale de sus labios en un gesto de nerviosismo. — Solo que... esquivaste mi mirada toda la mañana, creí que te arrepentías de lo que pasó anoche. — murmura y mi corazón se rompe por el tono de vacilación en su voz.
El ascensor se detiene en nuestro destino y las puertas se abren, pero yo no me muevo de mi lugar. En cambio, decido caminar para posicionarme frente a él y mirar sus ojos cafés brillar sutilmente. Esbozo una sonrisa de pena y acaricio su mejilla con mi mano, a lo que Joe recibe el gesto con mucha tranquilidad tiñéndole poco a poco el rostro.
— No podría arrepentirme de algo que he deseado desde hace tanto tiempo. — le aseguro, sintiendo su barba picar en la piel de mi palma. Su mirada salta y mira mi boca un segundo antes de volver a mi dirección. — Solo que no he sabido como reaccionar alrededor de ti, más aún mientras estamos trabajando. — le explico con suavidad, intentando transmitirle toda la seguridad posible.
Joe extiende su mano para que la puerta del ascensor no se cierre y me lleva junto a él hacia el pasillo saliendo rápidamente del elevador. El silencio abunda nuevamente, pero esta vez junta sus labios con los míos provocando que un gemido de alivio abandone mi cuerpo cuando siento la calidez de su boca. Su mano acaricia mi cabello antes de tomarlo entre sus dedos y profundizar el movimiento de nuestros labios, sintiendo como me derretía justo aquí frente a él.
— Creo que estamos perdiendo demasiado el tiempo. — se queja cuando nos separamos por aire. Suelto una risa junto a él y junta su frente en la mía. — No puedo sacarte de mi cabeza desde que te conocí, y... maldita sea, solo te necesito a ti y a nadie más que a ti para sentirme completo. — habla en voz baja y profunda. — Siento cosas muy fuertes por ti, Alice. Y no me molestaré en ocultarlas frente a nadie.
La forma tan sincera en que su confesión retumba en mis oídos solo hace que en mi rostro se forme una sonrisa que amenaza con rasgar la piel ahí. Sé que mi torpeza iba a arruinar el momento, así que solo me rehúso a besarlo una vez más, diciendo todo aquello que mis palabras no podían expresar con exactitud, pero... la manera en que siento que nuestras almas están conectadas me hace comprender que él entiende el lenguaje que quiero transmitir.
Nos habíamos tardado demasiado tiempo en asumir lo que pasaba con nuestros sentimientos por ser demasiado cobardes, y no pretendíamos perder ningún segundo más estando juntos.
— Le deberíamos agradecer a Charlie más tarde por insistir en la noche de tequila. — murmura juguetonamente, provocando que el calor subiera a mis mejillas y soltara una risa ante los recuerdos y su tono sugerente.
— Definitivamente lo haremos.