Mi único pecado, fue quererte.

By LunaJasmi

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Dos estudiantes de economía en la universidad de Cardiff, descubren el amor que nació entre ellos de una mane... More

Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60. FIN

Capítulo 57

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By LunaJasmi

Algunas madrugadas, Sofía se despertaba y veía como Jorge estaba despierto con su Notebook escribiendo correos.

— ¿Qué haces Payasito? — pregunta Sofía somnolienta, ya que el brillo de la pantalla le había despertado.

Jorge cierra el notebook y lo deja a un lado.

— No podía dormir.

— Pero, ¿por qué ocupas mi computadora?

— La mía está abajo, la tuya estaba más cerca.

Jorge se quita los lentes y los deja en la mesita de noche, se gira para abrazar y que así, siga durmiendo. Pasado algunos minutos, vuelve a escribir en el notebook, enviaba algunos correos por la cuenta de Sofía y luego los borraba del historial.

Desde el lanzamiento de los frutos del campo, ya han pasado 3 meses de inicio de producciones y la respuesta del mercado fue óptima.

Sofía encontraba extraña las actitudes de los socios de su padre. Siempre le decían buen trabajo o le daban palmadas en el hombro, dando su aprobación cuando nadie los veía, sabía que algo raro estaba ocurriendo, pero no podía descifrar a que se debía.

Era sábado por la mañana y Jorge debía acudir a una reunión con los directivos, puesto que ya su contrato pronto terminaría.

— Pilluela, ya me voy. Después de la reunión tengo que hacer unos trámites, pero quiero que a las 19 horas me esperes en el restaurante Natura, que está por la costa.

— ¿Me darás una sorpresa? — pregunta Sofía sonriente.

— Sí, preparé una velada hermosa. — Se acerca para darle un beso y se marcha.

Durante la mañana, Sofía se reunió con sus amigos y próxima a la hora del encuentro con Jorge durante la tarde, se colocó un precioso vestido, arreglo su cabello y se dirigió al lugar previsto.

Al llegar, ve a Jorge que estaba hablando con una mujer de edad media.

— ¿Jorge? — se acerca Sofía.

— Sofía, llegaste — Responde Jorge, pero no estaba sonriente, más bien, se veía incómodo.

— ¿Ella es tu prometida? — pregunta la mujer de cabello negro.

Jorge asiente con la cabeza.

— Hola, soy Bárbara, la madre de Jorge. Eres muy bonita — saluda la mujer, estrechando la mano a Sofía.

— Mucho gusto señora, soy Sofía — Le da la mano para saludarla

Bárbara mira nuevamente a Jorge y su mirada se vuelve suplicante.

— Hijo, me gustaría volver a verte, tenemos tanto de que hablar, hay tanto que decir.

— Creo que ya hablamos suficiente — responde Jorge apático.

— Pero es para que conozcas a tus hermanos...

— No quiero conocer a extraños...

Sofía le susurra a Jorge y lo toma del brazo, pues lo que había dicho era descortés.

— Jorge, por favor... no guardes rencor

— Esta bien, entiendo — responde la mujer con una sonrisa triste. Saca de su bolsillo su celular — al menos, dame tu número de teléfono y así podremos contactarnos.

— Opino que ya debes irte, estoy en una cita y nos estás retrasando — le corta Jorge.

Bárbara lo mira apenada, luego le sonríe a Sofía.

— Él es un buen hombre, cuídalo mucho...

Jorge le detiene molesto y se interpone entre Sofía y ella.

— No sé cómo no se te cae la cara de vergüenza. Le pides a alguien que me cuide sin saber lo que ella realmente ha sido para mí. Ella ha estado más presente en mi vida, de lo que tú has estado en toda mi existencia. Te apareces ahora tratando de solucionar lo que dejaste atrás, quieres ser mi familia cuando yo formaré una propia, pues ya vete... no eres importante para mí...

— Hijo, por favor... solo una oportunidad... — Bárbara comienza a sollozar.

Jorge toma a Sofía por el brazo e ingresa con ella al restaurante, tomando lugar en la mesa que tenían reservada.

Sofía no comenta nada, solo veía que Jorge estallaría en cualquier momento, así que toma su mano para que pueda calmarse.

— Payasito, tranquilo, ¿qué paso?

— Me la encontré cuando venía hacia aquí, me estaba buscando de hace días, porque enviudó, así que ahora quiere formar nuevamente lazos conmigo... ¡Já!, ridículo, ¿no?

— Amor, sé que ella te ha causado mucha pena, pero quizás sea el momento de perdonar, eso le hará bien a tu corazón

— Estoy bien, no necesito de esa gente que me busca porque ahora tengo dinero — Responde Jorge enojado.

— Pero quizás, solo quiere recuperarte, nunca es tarde...

— Eres ingenua, no reconoces cuando la gente te maltrata, por eso aún esperas que tu padre te quiera.

Sofía estaba ofendida y triste, puesto que Jorge no tenía por qué sacar el tema de su padre.

— ¿Por qué eres tan rencoroso? Vives con odio, y solo buscar vengarte de la gente... eso me provoca miedo, miedo a que un día haga algo mal y nunca puedas perdonarme e incluso trates de vengarte de mí.

— No seas ridícula, ¿por qué estás sacando algo como eso?

— Porque es verdad, si yo fuera la que se marchó hace 4 años, tú probablemente ni habrías dejado que te hablara.

— Eso no es verdad y recuperarte tampoco fue fácil. También eres rencorosa y ahora tratas de defender a una mujer que no vale la pena de discutir. No hables de lo que no sabes, eres sentimental, piensas que decirme estas estupideces están bien porque para ti es lo correcto.

Sofía estaba enfadada, y Jorge se había vuelto agresivo y ofensivo.

— No tomaré en cuenta lo que me estás diciendo por qué sé que hablas desde tu rabia. Pero no creas que siempre tienes la razón.

— ¿Y tú la tienes acaso? Siempre estás llorando porque eres débil, quizás tu padre tiene razón, solo tratas de conseguir las cosas sonriendo y siendo dulce, en vez de ser agresiva e imponerte en este mundo, solo buscas aceptación por todos los traumas que tienes...

— ¡BASTA JORGE! Yo no tengo la culpa de lo que te ha pasado ahora...

— Por supuesto, tú nunca tienes la culpa de nada... retrocedes cuando las cosas se ponen feas. Por eso nadie te respeta, por eso nunca has logrado convencer a tu padre, porque cuando él gritaba solo pides perdón.

Sofía estaba furiosa, y es que Jorge solo tenía intención de pelear y todo lo que le decía era como si le estuviera hablando su padre, la humillaba de la misma manera que él y ya no permitiría que alguien vuelva a menospreciarla.

— Tú hablas de retroceder, pero tú fuiste el primero que lo hizo cuando mi padre te amenazó, corriste y abandonaste todo.

— Tú sabes por qué fue. Creo que con solo una explicación te bastaba, pero veo que en tu mente aún no lo logras madurar.

— Sí, claro... solo lo hiciste porque era más cómodo para ti, pero habría preferido que me robaras, y formar una nueva vida en otro lugar, pero ni con toda tu inteligencia pudiste investigar que mi padre no tiene suficiente poder, ni conexiones para lograr lo que dijo. Si nosotros nos separamos, no fue por la culpa de él, fue por la tuya

— Solo sacas eso para hacerme sentir culpable, pero mientras tú estabas tranquila en tu cama durmiendo, yo me mataba trabajando por ambos.

— Justifica lo que quieras, pero esa es la verdad. Abandonas cuando las cosas se vuelven difícil, pero yo tengo más cojones que tú, y a pesar de no tener que hacerlo volví a creer en ti, a pesar de que tú nunca has confiado en mí... pero no te culpo... debes tenerlo en la sangre, cuando tu madre no sabía qué hacer contigo te abandonó y cuando tú no sabías qué hacer me abandonaste, eres igual que la mujer que tanto odias

— CÁLLATE, RETIRA LO QUE HAS DICHO... ESO NO TE LO PERDONO.

Por el grito de Jorge, algunos comensales en el restaurante se les quedaron viendo.

— Yo no me disculparé contigo, porque es verdad, si tú quieres actuar como un loco, entonces quédate solo. — Sofía se levanta para marcharse, pero Jorge la toma por el brazo, antes de que salga.

— Yo no soy como esa mujer... yo volví, pero estoy cansado de siempre arrastrarme por ti. Tú no mereces todo lo que he hecho, ahora discúlpate...

Jorge le estaba apretando el brazo con fuerza y le hacía daño a Sofía, pero ella no quería estar al lado de un hombre que actuaba al igual que su padre.

— Soluciona tú tus propios conflictos, yo estoy cansada de siempre ceder, de siempre confiar, de aguantar tu mal humor... él que debería disculparse, eres tú.

Sofía se suelta y se marcha ante la mirada de varias personas. Cuando estaba fuera, se quita los zapatos y comienza a correr. Ella nunca imaginó ver a Jorge de esa manera, no era el hombre de quien estaba enamorada, actuaba igual que su padre, y comenzó a pensar que actuaba así, por reunirse tanto con él.

Jorge tiene que suspender la velada en el restaurante que tenía preparada para Sofía, y sale corriendo tras de ella para buscar donde se había ido. Sabía que no debería estar lejos, puesto que llegó ahí en taxi y no transitaban otras locomociones sin ser llamados. Después de unos minutos de caminar por el malecón, la logra encontrar en la playa, estaba descalza y llorando. Se sentía un completo imbécil, había arruinado esa noche especial, por no controlar la ira que albergaba en contra de su madre.

— Sofía... lo siento — dice Jorge al llegar hasta ella.

Comienza a caer una suave llovizna, que mojaba delicadamente el vestido de Sofía. Ella no tenía rabia en contra del hombre que le hablaba, solo tristeza, así que lo mira, a lo que él inmediatamente la abraza con fuerza, llorando en su pecho.

— Soy un idiota completamente. Me cegó la rabia y la descargué contigo, pero no creo en nada de lo que te dije, te lo aseguro. Tú eres muy importante para mí como para discutir por algo así.

— Pero si hay algo real en lo que yo te he dicho, y es que tú no confías en mí — Sofía lo mantenía abrazado.

— Claro que confío en ti...

— No lo haces. No me contaste tu problema con el fisco, aunque fuera para protegerme. Yo necesitaba que confiaras en mí, y aún no me quieres decir, que planeas hacer con mi padre.

— Eres muy dulce Sofía, y para hacer esto necesitas ser fría, si supieras en lo que estoy, de seguro lo evitarías.

— ¿Te meterás en problemas por eso?

— No, te lo aseguro. Pero continuaré con mi plan, aunque pienses que soy malvado

— No quiero que te ensucies las manos, no quiero que seas cruel. Eres bueno, yo te amo y estamos bien ahora.

— Sofía, no me arrepiento de nada y si lo tuviera que hacer otra vez, lo haría para protegerte, sé que he cometido muchos errores, pero desde que te conocí... lo arriesgaría y perdería todo por ti.

Para Sofía, lo que le dijo Jorge, era tan hermoso, que rápidamente olvidó su pena. Nunca imaginó que, en su vida, alguien la quisiera de esa manera, así que se eleva para alcanzarlo y besarlo.

— Creo que deberíamos irnos. Está lloviendo comenzando a llover con más fuerza. — dice Jorge al verla.

— Pero ya perdimos nuestra cena.

— Tengo otra sorpresa. — Jorge la toma de la mano para que le acompañe.

Viajan en el Aston Martin, hasta un hotel 5 estrellas con vista panorámica de la ciudad y el mar. La habitación que Jorge reservó, era enorme y exquisita, ya que estaba decorada con pétalos de rosas y un camino de velas.

Cuando Sofía ve el lugar, comienza a llorar de tristeza. Le recordaba a su última noche juntos hace 4 años.

— ¿Qué pasa? — pregunta Jorge.

— Es que... me recuerda a nuestra última noche antes de que te fueras. Tengo miedo.

Jorge comienza a reír y la abraza por la cintura.

— No Sofía, eso no volverá a pasar. Con esto cambiaremos ese recuerdo.

Ambos tomaron un baño de tina, mientras escuchaban como la lluvia de la tarde, había aumentado de intensidad, golpeando las ventanas del cuarto.

— Esto es como la noche en Nefyn. Acaso, ¿me trajiste para recordar nuestro antiguo aniversario? — pregunta Sofía risueña.

— Algo así — ríe Jorge, mientras acariciaba la espalda de Sofía con el agua perfumada de la tina.

La noche se volvió romántica, ya Jorge y Sofía, después del baño de tina, estaban en la cama, entregándose al otro. Este acto se volvía con el tiempo más simbólico, era el momento para expresar y dedicar sobre el cuerpo del otro, todo ese amor que se tenían, acompañado del erotismo que los gratificaba, con suaves temblores en el vientre, latidos acelerados y cosquillas en la espalda, lo que se volvía adictivo, acompañado del hermoso regalo de la culminación, que los dejaba eufóricos, agotados, y como si fuera un juramento de felicidad.

Sofía estaba mirando por la ventana, la lluvia caer, mientras estaba acostada de lado, y Jorge atrás de ella, que besaba su espalda de manera calmada, mientras la abrazaba.

— Recordé, cuanto te deseaba en secreto, cuando éramos amigos y cuán celosa estaban de la chica que le dabas tutorías — dice de manera pensativa Sofía.

— Si lo recuerdo, y cuando te confesaste, me sentía tonto, porque creía que no me querías, pero era solo porque estabas celosa.

— Luego teníamos miedo de besarnos, y ahora no tenemos vergüenza a nada, te conozco completamente y tú me conoces.

Sofía siente como Jorge se levanta de la cama, para buscar algo y regresa rápidamente, para quedar en la misma posición que estaban.

— Hemos pasado ya por mucho, mi vida eres tú, desde que me enamoré de ti solo pienso en nosotros como uno. — Responde Jorge.

— Yo también, ya no siento que cuando hablo de ti eres alguien ajeno a mí, sino que, en todos mis proyectos, estás tú.

— Sofía... eres el amor de mi vida y no quiero esperar más, quiero pasar todos mis días contigo, y que sea tu mano la que afirme cuando la muerte me lleve.

Sofía siente como Jorge toma su mano y comienza a colocar en su dedo un precioso anillo. En ese instante su corazón se detiene al entender lo que estaba ocurriendo, apagó en su garganta un pequeño gemido de sorpresa, estaba emocionada, haciendo que ese momento no pareciera real.

— Me harías muy feliz que me aceptes como el compañero en tu vida. ¿Quieres ser mi esposa?

Sofía se voltea para verlo, su sonrisa era enorme y lo besa.

— Si... si, si, claro que sí. Tú eres el hombre que siempre quise. — Sofía se abalanza sobre él, para besarlo por tanta felicidad.

Jorge estaba eufórico, a pesar de que la velada no resultó en un comienzo como él la había planeado, pero al final, fue mejor de lo planificado.

— ¿Estás segura Sofía? — le vuelve a preguntar — sabes que soy malhumorado y cabeza dura. ¿Podrás aguantarme por tantos años? Quizás para ti sea una condena — Comienza a reír.

— Si fuera así, me gustaría recibir cadena perpetua. Te amo Jorge, siempre lo he hecho, pero te lo advierto, nunca vuelvas a dejarme sola.

— Claro que no, te lo aseguro, y después de la próxima semana, nunca más tendré secretos contigo.

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