Federico regresó a la empresa y Jorge comenzó a trabajar con él a puertas cerradas.
Lo primero que le informó, fue sobre la visita de los agentes fiscales.
— Ya lo solucioné, pero volverán.
Federico suspira.
— Lo manejaste bien, pero estoy en problemas. ¡Diablos! Me voy de vacaciones y aparece esto justo ahora.
— Federico, te apoyaré para que sea en lo que estés metido, salgas limpio de todo esto.
— Jorge, no sé si sea correcto que te metas en esto.
— Tú has confiado en mí para mantener tu empresa en este periodo, solo quiero ayudarte.
— Es verdad, eres muy capaz, llegaste como una bendición a nosotros. Lo que no hemos logrado en años, tú los has conseguido en poco tiempo.
— Si quieres mi ayuda, cuéntame. — dice Jorge con curiosidad, al ver que Federico escondía grandes secretos.
— Traspasaba fondos de lo que se debía pagar al fisco a una cuenta personal. Justificaba esos dineros, como si se dieran depósitos a una beneficencia ficticia.
— ¿Por cuántos años?
— Casi 15 años. Ninguno de mis socios lo sabe, eso sería un caos.
— ¿Algo más Federico, que deba saber para poder solucionar esto?
— Con las arcas fiscales no, lo otro son cosas de la empresa
— Dime todo Federico, necesito enterarme de tus movimientos ocultos, ya que ambos estaremos metidos en esto
— También realicé movimientos de dinero en las cuentas, antes de que salga el total de las ganancias. Se les pagan a funcionarios fantasmas, pero ese dinero también se va a mis cuentas personales... eso es todo.
Jorge sonriente de manera cómplice
— Y supongo que ahora que se ha contratado a más personas con la agrícola, creaste más puestos ficticios.
— Lo has captado completamente. — Federico ríe, le gustaba la actitud de Jorge.
— Bueno, tienes fraude al Fisco y malversación de fondos de tus socios.
— ¿Debo cortar las transacciones fraudulentas?
— No, así se darán cuenta de lo que está ocurriendo, mantén todo como lo tienes. Necesito los documentos de eso y trabajaremos ambos en solucionar el problema si te detienen.
— Si se lleva un juicio, la compañía estará en peligro. Si mis socios se enteran, me desvinculan. Necesito realmente tu ayuda, ¿qué piensas?, ¿tengo oportunidad?
— Claro que sí, será solo un trámite. Siempre muéstrate tranquilo, como si no entendieras los que está ocurriendo — responde Jorge confiado.
Sofía estaba molesta con Jorge por no decirle lo que estaba ocurriendo, pero su molestia no era nada en comparación con su preocupación, lo que ya no le dejaba concentrarse en su trabajo.
Jorge comenzó a usar pastillas para dormir durante la noche y leía muchos libros sobre problemas judiciales y leyes. Sofía sabía que esto cada vez era peor y Jorge era mucho más distante que antes, se volvió en otra persona, desde que comenzó todo esto, ya no era cariñoso como antes y los besos cada vez eran más escaso, pero a Sofía no le preocupaba esto, solo un posible colapso nervioso de parte de él.
Los miedos se transformaron en pánico, cuando agentes fiscales llegaron nuevamente en compañía de policías, buscando a Federico y a Jorge.
Jorge al saber que venían por él, se dirige rápidamente para encontrar a Sofía que estaba realizando supervisión a los empleados, así que la toma del brazo y la aparta rápidamente a un lugar entre las estanterías.
— Sofía, necesito que me escuches bien y efectúa lo que te pido — habla Jorge de manera apresurada.
— Jorge, ¿qué pasa? Por favor, solo dímelo — dice de manera angustiada Sofía.
— No hay tiempo. Escucha con atención, si hoy no llego antes de las 12 de la noche, quiero que traspases todo el dinero de mi cuenta a la tuya, retira las acciones y también pásalos a tu cuenta, ya te enseñé como hacerlo, necesito que todo quede en cero.
— Pero Jorge... ¿qué?... — La interrumpe nuevamente Jorge
— Saca del gabinete del estudio donde tengo documentos importantes, un portafolio rojo que dice "Sofía"... firma los documentos y marca tu huella. A primera hora de la mañana, lo llevas a la notaría... por favor solo hazlo, si no llego a las 12, hace todo eso...
Un policía los encuentra y pregunta si él era Jorge Iraná, al asentir, lo toma del brazo y se lo lleva, lo que hizo que Sofía entrara en pánico.
Carlos corría por la oficina para buscarla, encontrándola aterrada y temblando, así que la abraza, a lo que ella comienza a llorar.
— ¿Qué está pasando Carlos?... en que está metido Jorge...
— No lo sé, pero angustiarnos por eso no ayudará de nada. Mi padre dice, que Federico tenía problemas de impuestos, y estos empeoraron después adquirir la agrícola, pero no sé por qué arrastró a Jorge, quizás porque lo dejó como encargado este último mes.
Sofía esperaba en la casa de Jorge a que este llegará o llamará, pero al ser de noche comienza a asustarse. Se dirige al estudio y busca el portafolio rojo con su nombre, al mirar en su interior, estaban las escrituras de la casa, de su Aston Martin y de unos terrenos en Capilla, todas sus propiedades las estaba traspasando a ella.
Ya serían las 23 horas, cuando llega Jorge, se veía abatido, exhausto y le hace un gesto de que no pregunté nada, solo se limita a abrazarla, para luego ir a tomar un baño y dirigirse a la cama, tomando nuevamente pastillas para dormir, lo que le hacen desplomarse sobre el colchón.
Los dos días siguientes, las indicaciones de Jorge fueron las mismas para Sofía, y es que se abrió una investigación sobre deudas fiscales que tramitaba a Jorge y Federico.
Luego de esos periodos de crisis, Jorge se fue relajando y también el padre de Sofía. Las investigaciones no llegaban a nada y solo se mantenían en consultas esporádicas, hasta que finalmente, se dio por concluido el caso, en donde se le agradeció la cooperación en la investigación a Jorge y Federico.
Después de estos momentos turbulentos, Federico le toma aprecio y un real cariño a Jorge, puesto que manejó muy bien todo y se arriesgó por él, así que ahora era su mano derecha, confidente y amigo, invitándolo ocasionalmente a almorzar juntos o a tomar unas copas.
Cuando el caos terminó, las preocupaciones de Sofía fueron cambiadas por alivio y disgusto con Jorge, puesto que, a pesar de todo, él no quería hablar del tema, así que abandona la casa de su amante, para regresar nuevamente a su departamento.
Ya era tarde, y Sofía estaba durmiendo, cuando siente que alguien la abraza por la espalda y se recuesta al lado de ella.
— Pilluela, ¿por qué regresaste al departamento?, me lo hubieras dicho.
Sofía mira el reloj, eran las una de la madrugada
— Porque hablas como si nada ocurriera — responde molesta.
Jorge suspira, le besa un hombro.
— Tienes toda la razón para estar molesta, pero créeme, que sí te investigaban, lo mejor era que no supieras nada, así no estarías metida en problemas.
Sofía enciende la luz de la lámpara y se sienta en la cama.
— Solo quiero que me digas algo. Esto de la investigación fiscal, ¿era parte de tu plan?
Jorge asiente con la cabeza.
— ¿Y tu plan era tan importante como para que te metiera en esos problemas? — vuelve a preguntar de forma molesta.
— Pero no pasó nada, Sofía...
— Pero si hubiera pasado, ¿sabes lo que ocurriría?... ¿Tu plan era tan valioso para arriesgarlo todo? — Sin aguantarlo más, Sofía comienza a llorar.
— Ya todo paso y pronto entenderás muchas cosas, aunque me odies... — Jorge la abraza para consolarla.
— Jorge, deja tu rencor. Si esto fuera para mal, perderías todo lo que lograste en todos estos años, nuestro sufrimiento, el tiempo separados, todo se terminaría por una estúpida venganza. Si fueras a la Cárcel, nuevamente te alejarás de mí.
— Perdóname, sé que lo has pasado mal y yo no he sido de ayuda, solo te he angustiado. Pero todo lo que ocurra de ahora en adelante, será bueno para los dos, te lo aseguro.
Esa noche durmieron abrazados, teniendo un sueño reponedor que tanto necesitaban, pero este se corta al sonar las alarmas del reloj despertador, Sofía se levanta, pero Jorge la detiene.
— Hoy nos quedaremos a descansar, así que duerme un poco más conmigo.
Sofía se vuelve a recostar y siente como inmediatamente, Jorge la abraza como si fuera un osito de felpa para ayudarlo a dormir.
Ese día se quedaron en el departamento, realizaron algunas compras, cocinaron en casa y vieron algunas películas. Estas fueron unas pequeñas vacaciones para reponer fuerzas que perdieron durante la investigación fiscal.
Al día siguiente, la oficina funcionaba como de costumbre. Las operaciones de la sección agrícola continuaban muy bien, ya los productos estaban en las tiendas y se seguía monitoreando el mercado.
Jorge aún insistía en que Sofía debía dar los reportes sobre el funcionamiento y avisar de algún evento adverso a los directivos.
Ya por la noche, ella fue a visitar a sus amigos, puesto que Jorge fue invitado por Federico a cenar y beber unas copas, para hablar sobre algunos temas.
El señor Mydffai, bebía un whisky con rodajas de naranja, en un confortable sillón de un lujoso bar.
— Aún sueños pesadillas por la investigación, pero manejaste muy bien el tema para desviarlos
— Sí, pero deberás ser más cuidadoso Federico, esto puede ocurrir nuevamente — Jorge comía un fino queso, acompañado de una copa de vino.
— Ni que lo digas, necesitaré tu ayuda para cambiar esos fondos sin que se den cuenta.
— Pero eso deberás hacerlo más adelante, y mi contrato terminará para ese tiempo — advierte Jorge.
Federico le mira con una sonrisa cómplice.
— A sí, claro... el contrato. Pero existen cosas que a un hombre le interesan aparte del dinero.
— ¿Y qué podría ser eso?.
— Te gusta Sofía, ¿Verdad?
Jorge se detiene al echarse a la boca una aceituna, mirando a Federico sorprendido.
— Ella está comprometida.
— Así es, pero eso no te ha impedido pedirles citas en privado. Vamos, puedes contarme eso, no te avergüences. Están saliendo a escondidas, ¿verdad?
Jorge asiente con la cabeza.
— Eso está muy bien. Carlos es un buen tipo, pero me gustaría que tú seas su prometido, serías un buen yerno, trabajaría permanentemente con nosotros y tú te quedas con una hermosa mujer... todos ganamos.
— Pero tendrás problemas con tu socio al cortar esa relación.
— Claro que no, atraparte con mi hija para que continúes en la empresa como asesor permanente, le encantará a mis colegas. La pregunta es, ¿tú quieres este compromiso?
— Si Federico... quiero ser su prometido.
— Entonces está todo arreglado, el sábado por la noche, llama a tus padres para concretar el acuerdo. Esta unión beneficia a ambas familias.
— No tengo familia Federico, así que no te preocupes por ellos.
Jorge secretamente estaba feliz. Por fin tenía la confianza de Federico y aquel hombre que lo alejó de su amor hace 4 años, ahora se la entregaba como si fuera un tributo.