Era martes por la tarde, el día anterior les habían entregado los resultados de sus exámenes, en donde los amigos obtuvieron, mayoritariamente, 9 y algún 10, para Jorge eso era una baja en sus calificaciones importante, pero notoriamente estaba más distraído que de costumbre.
Esa tarde, la lista de reproducción de Jorge tocaba música de Phil Collins, lo que a Sofía le gustaba bastante. Al terminar una de aquellas canciones, comienza a sonar "Uptown Girl", a lo que Jorge, comienza a tararear y en algunas partes comienza a cantarla muy suavemente.
Sofía se queda mirándolo y comienza a sonreírle, Jorge se da cuenta y también le sonríe, mientras seguía cantando, hasta que terminó esa canción.
— Esa canción te gusta mucho — comenta Sofía.
— Es divertida. Dice muchas cosas en las que he estado pensando últimamente — Jorge se frota la nuca, ya que volvía a sonrojarse.
Aquella actitud de él, volvieron a crear esperanzas en Sofía y reflexionaba:
~Lo estaba diciendo por qué le gusta una chica rica. Patty es una chica millonaria, como tantos otros en esta universidad de élite. Pero, yo también lo soy. Acaso ¿lo dirá por mí?
Tan pronto como nacieron esas ilusiones, pronto desapareció nuevamente.
— Hem... Sofía. Patty y una amiga de ella, me han insistido en tener más tutorías conmigo. Quería saber, si te incomodaba que se nos unieran también en las tardes de las semanas.
Sofía estaba furiosa, las tardes de las semanas eran exclusivamente de ella, no quería estar con esa tal Patty o sus amigas. Odiaba que Jorge se lo propusiera.
— Jorge... ¿Acaso necesitas trabajar más, porque necesitas más dinero?
— No, solo te lo sugerí porque ellas preguntaron, y como en otra ocasión has compartido tus horas de tutorías con tus amigos, pensaba que también podíamos compartir las tardes con ellas. Además, considero que eso te puede ayudar a repasar lo del año anterior.
— Jorge, no es necesario que te arrastres tanto por ella. Si lo quieres hacer, no me incluyas a mí. — responde Sofía, molesta.
Jorge estaba sorprendido de la actitud de su amiga.
— ¿Por qué me estás diciendo eso?, ¿a qué te refieres con arrastrarme?
— Si quieres darle más de tu tiempo, no tienes por qué preocuparte de lo que yo opine, puedes hacerlo. Yo puedo cortar las tardes de estudio que tengo contigo, así puedes darle clases en privado...
— Pero no dije que quería cortar las tardes contigo... solo que...
— Si sé lo que me dijiste... y creo que está bien, solo tráela en las tardes... ¿Está bien? — dice Sofía casi gritando.
Jorge estaba triste por la actitud malhumorada de Sofía. Nunca la había visto así y estaba arrepentido de habérselo preguntado.
— Está bien Sofía, no quería disgustarte, no debí preguntarlo.
Cuando Sofía reacciona, comprende que nuevamente actuó como una tonta por sus celos. Jorge tenía una mirada triste, pero vuelve a retomar su lectura sin decir nada y ella prefirió hacer lo mismo, pero nuevamente quería escapar por sentirse tan mal.
Al día siguiente, a la hora del almuerzo, Sofía le informa a Jorge que comería con su madre en casa y que prefería suspender el estudio de esa tarde. Jorge estaba apesadumbrado, pero entendió.
El día jueves, durante la última clase, Sofía le dice a Jorge, que también ese día suspendería la tarde de estudio. A Jorge se le notaba mucho la preocupación por lo que estaba ocurriendo con ella, pero era mejor darle su espacio, puesto que ella hablaría con él, cuando desee hacerlo.
Ya el día viernes, Sofía trataba de alejarse de Jorge, porque se había propuesto dejarlo ir, para no seguir sintiendo la pena de su amor no correspondido. No quería decirle que esa tarde tampoco iría a estudiar, así que, para la hora del almuerzo, solo le envía un mensaje de texto, explicándole que se fue a casa y que lo vería el lunes.
Jorge ya no podía con esa situación, y esa tarde, llama a Sofía a su teléfono.
— Hola Jorge — responde Sofía, que se encontraba en su habitación, mirando sus textos.
— ¿Qué pasa Sofía?, esta es la tercera vez que cortas nuestros estudios.
— No pasa nada, solo necesitaba unas tardes a solas.
— Creo, que ya no quieres verme...
— No payasito... solo necesitaba unas tardes para mí. He estado algo nerviosa y me he desquitado contigo, pero no pasa nada, de verdad.
— Has estado extraña desde la fiesta de caridad. Pienso que todo lo que hago te ofende de alguna manera y por eso no quieres verme. Si te he hecho algo, quiero que me lo digas.
— No, claro que no. Perdona si te has sentido culpable de algo, tú no tienes la culpa de nada.
— Entonces quiero verte. Si es así, quiero que me lo digas de frente.
— Pero realmente no es necesario, créeme.
— Te espero en el parque de la heladería italiana. Si no es nada, entonces dímelo, te estaré esperando... si no llegas, sabré que no quieres verme.
— Bien... iré...
Sofía cuelga. No sabía cómo enfrentarse a Jorge, sabía que esto tarde o temprano ocurriría, pero todo se salió de control y no lo podía ocultar.
Cuando Sofía estaciona en la heladería, mira en dirección al parque, donde Jorge se encontraba apoyado en un árbol esperándola.
Cuando Jorge la ve llegar, no la saluda con su sonrisa característica, ahora su mirada expresaba tristeza y preocupación. Ambos comenzaron a caminar por el parque, pero ninguno dijo nada, hasta que Jorge rompió el silencio.
— Sofía, estoy asustado... creo, que te estoy perdiendo... — lo dice con voz apagada, sin despegar la mirada del suelo al caminar.
— No es eso... he estado preocupada y tengo muchas cosas en mi cabeza, cosas que no puedo controlar.
— Siempre hablaste de tus problemas conmigo, y ahora, ya no lo puedes hacer porque, soy yo, ¿verdad?
Jorge la detiene para que lo vea. Ella aparta la mirada, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y mordía sus labios para contenerse.
— Perdona — dice Jorge — creo que te he puesto en una situación muy incómoda, traté de ocultar lo que estaba sintiendo, pero no pensé que lo notarías. Es por eso que ¿no querías hablarme?
Ella asiente con la cabeza y mira que Jorge tenía un semblante afligido.
— Tú no tienes la culpa de haberte enamorado. Yo soy la culpable por no entenderte... es solo que, estaba tan celosa que te alejes de mí y comencé a actuar de forma egoísta.
Jorge parpadea sorprendido, como si hiciera un descubrimiento, comprende que no estaban hablando de lo mismo.
— ¿Celosa?... ¿Por qué estarías celosa?... ¿De quién?
— De Patty, ella te gusta, ¿no? Siento que ella llegó para alejarte de mí...
— Pero, ¿por qué Patty? ¿Qué tiene que ver ella? — Jorge suspira para calmarse — Sofía... todo esto, es porque ¿Yo te gustó?
Sofía aparta la mirada, sin aguantarlo más comienza a llorar y coloca sus manos en el rostro para ocultarse de Jorge, así que asiente con la cabeza. Inmediatamente, él le abraza y le acaricia el cabello de manera tierna, a lo que Sofía se aferra a él, para llorar de manera ahogada sobre su pecho.
Habían pasado un momento así, hasta que Sofía escucha como Jorge había comenzado a reír, lo que le ofende de sobremanera, dejando de llorar en el acto.
— No te rías. Acaso, ¿esto es divertido?
Jorge la seguía abrazando sin dejar de reír, a pesar de la protesta de Sofía.
— Es que, no entiendo por qué lloras. Eso me parece divertido.
— Lloró... porque nuestra relación de amistad se arruinó, ya dije lo que sentía por ti y nunca volveremos a ser como antes.
— Es verdad, ya nunca podremos ser como antes, porque, tú me gustas... me gustas mucho. Creo que desde que fuimos a bailar en el Club Habana.
Sofía estaba sorprendida y quería volver a llorar.
— No mientas.
— No lo hago, realmente me gustas de hace tiempo.
— ¿por qué no me lo dijiste antes? No habría estado tan celosa, pensando que te gustaba otra chica.
— Es que te lo traté de decir muchas veces, incluso antes de que llegara Patty a pedir tutorías, pero tú siempre me evadías y no sabía cómo hablar de esto contigo. Colocaba la canción "uptown girl" en forma de mensaje oculto varias veces, para ver si captabas lo que quería decirte, pero tampoco funcionó. Creí que no sentías lo mismo, y que me estabas rechazando para no escuchar mi confesión. Supuse que ahora no deseabas verme y te estabas alejando de mí, porque sabías que estaba enamorado de ti, pero tú no me querías de esa forma y por eso te ocultabas... para rechazarme cortésmente...
— Pero, si es así, ¿por qué no quisiste besarme cuando te pagué por ello?
— Porque hacer eso no estaría bien. Después supondrías que realmente estoy contigo por tu dinero.
— Creo, que todo fue un malentendido desde el comienzo. Es porque nunca hablamos de eso. Ahora, ¿qué pasará? — pregunta Sofía, mientras se secaba los ojos.
Jorge volvía a sonrojarse, sin soltar el abrazo que mantenían.
— Ahora tienes que decidir. ¿Seguimos siendo amigos?, o ¿quieres ser mi novia?
— Claro, que quiero ser tu novia...
Sofía se alza para alcanzar los labios de Jorge, que hace tanto deseaba besar. Tan pronto como unió sus labios con los de él, este respondió de manera inmediata y pudo sentir lo suave, húmedo y cálido de sus labios, mientras sentía como él, presionaba con fuerza su cintura para no dejarla ir.
Ambos tenían razón, luego de ese beso, nunca más su relación sería a como lo fue antes.