Ascenso, Stranger Things

By livfialas

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A S C E N S O ❝Los muertos pueden hablar.❞ 𝔈nid Webster nació para salvar a su... More

introducción
mixtapes
epígrafes
índice de capítulos
o. la muerte es indulgente
volumen i.
i. la chica rara de la calle cedar
ii. el funeral
iv. construyéndome un hogar
v. sigue mi voz
vi. la primera mentira
vii. necesita una conexión
viii. pensar en sobrevivir
ix. los siete sellos
x. días de apagón
xi. lacrimosa
xii. la mártir

iii. las luces me encontrarán

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By livfialas

CAPÍTULO TRES — las luces me encontrarán
( el fantasma de la casa creel, parte iii )






ENID





Lo siento. No puedo dejarte entrar.❞

❝Tienes que estar de coña. ¡Estaba a su lado! Yo podría haberlo causado. Ya que os obsesiona tanto el tema del satanismo, te gustará saber que soy practicante y he hecho volar a Beth con mi mente.❞

El agente me mira por encima de sus gafas cuadradas, esbozando una sonrisa ladeada antes de soltar una risita divertida.

No sé qué hora es, ni cuánto tiempo he perdido en este sitio, pero estoy en la sala de espera de la comisaría intentando entrar para ver a Beth. Quitando lo obvio, la caída tiene que haberle jodido las piernas, y dado que he estado escuchando su vida durante quince minutos y, además, soy la primera persona que se ha dado cuenta de lo que pasaba, creo que tengo derecho a verla y a preocuparme por su estado.

Trato de pasar por el lado del agente y él chista y niega con la cabeza. ❝Ya te he dicho que no. Sé una buena chica y vete a casa. Nos estamos encargando de ello.❞

❝Ya lo veo. Deberías darte un descanso. Tanto trabajar tiene que ser agotador,❞ comento. Él se cruza de brazos.

❝No me gusta tu actitud.❞

❝Pues ya somos dos. Quiero ver a Beth.❞

❝Verás, niña,❞ me dice en un tono burlón que me hace querer romperle las gafas de un golpe. Estoy empezando a pensar que el cuerpo de policía de Hawkins está formado por incompetentes con complejo de superioridad que abusan del poder que saben que tienen, y si así son las cosas, a mí también me gusta jugar a creerme dios. ❝Esto no es de tu incumbencia. No tenemos ni idea de lo que ha pasado y las únicas personas que pueden ver a la chica ahora mismo son sus amigos.❞

Tengo que bufar. ¿Amigos?

❝Beth no tiene amigos en este pueblo.❞

Nadie la conoce. Ella misma lo ha dicho. A no ser que alguno de ellos haya mentido de forma muy rastrera para averiguar algo que yo debería haber averiguado primero, en cuyo caso no voy a dejarlo pasar.

❝Eso no es lo que dicen los chicos.❞ El agente Callahan (según su placa) se aparta de la puerta y menea la cabeza, aún con los brazos cruzados. ❝Vete a casa y ten cuidado. Hay cada loco suelto por este pueblo... ❞

❝Necesito una victoria hoy, ¿vale?❞ Callahan alza una ceja, curioso. ❝Acabo... De salir del funeral de mi amigo Eddie, en el que esa niña— adolescente— lo que sea, a la que tenía al lado, ha empezado a levitar como un globo. Luego, he tenido que venir a pie a la comisaría desde el cementerio y hay un camino larguísimo, por si no lo sabes; las aceras casi no existen y como los únicos zapatos de luto que he podido traer desde Pensilvania son botas con tacón, me he torcido el tobillo porque he pisado un bache. Así que necesito una victoria... Solo una. Esta. Por favor. Quiero saber si está bien.❞

Su única reacción es una mezcla entre sospecha y divertimento. ❝¿Eres amiga de Munson?❞

Era,❞ corrijo al momento, ❝por... Obvias razones. Tampoco nos llevábamos tan bien. Lo de que soy satánica era una broma, por cierto.❞

La respuesta le satisface, y yo suelto aire mentalmente.

❝Siento decirte que no puedo hacer nada por ti.❞

❝¡No me jodas—!❞

❝Y créeme, soy un tío simpático y el poli bueno en muchas ocasiones. No te gustaría estar ahora viéndotelas con el agente Powell,❞ continúa diciendo, sin prestarme atención. ❝Como soy un tío genial voy a decirte un secreto, pero debe quedar entre tú y yo.❞ Se inclina hacia mí y menea la cabeza. ❝Cabe la posibilidad de que haya sido un ataque extraterrestre. ¿Sabes lo que significa eso? Que en la Casa Blanca van a cagarse encima cuando les llegue la noticia. Tenemos que asegurarnos de que los ciudadanos de Hawkins no corren más peligro.❞

❝Eso lo entiendo,❞ asiento. Empiezo a rascarme las manos y al darme cuenta me las llevo a la espalda. ❝Por el tema de los asesinatos, ya lo sé.❞

En los que mi supuesto amigo Eddie está implicado a pesar de haberse desvanecido en el aire después del terremoto. ¿Por qué no se me ocurren mentiras que no me involucren en todo el ajo? Debería aprender a pensar antes de hablar— a pensar rápido.

Callahan asiente como si acabara de explicarme una ecuación matemática irresoluble, dedicándome una sonrisilla de «ya ves lo que te digo. Solo tenía que hacértelo entender como si tuvieras cinco años» y mira más allá antes de dar un paso hacia atrás, abrir la puerta de la sala de interrogación, entrar y cerrar tras de sí.

Yo me muerdo el puño. ❝¡Capullo!❞

Tendría que decirlo más alto para que se entere. Me daría igual.

Apoyo la espalda contra la puerta y mis ojos se fijan en el sillón de la sala como si fuera una cama de lujo. Estoy mental y físicamente destrozada, y aunque la voz de mi madre ha desaparecido, me sigue martillando la cabeza. Tras mucho deliberar termino cediendo ante mis impulsos más primitivos y me dejo caer sobre el sillón. Si hace falta esperar toda la noche, esperaré toda la noche, pero necesito saber qué ha pasado, preferiblemente, por ella misma y no por ninguno de los otros que intentaban ayudarla.

Estoy dando cabezadas sin darme cuenta. ¿Desde qué hora estoy despierta hoy? Me paso las manos por la cara y suspiro a la vez que echo la cabeza hacia atrás y fijo los ojos en la luz que hay sobre mi cabeza, que parpadea súbitamente y vuelve a funcionar con normalidad cuando se abre la puerta de la comisaría.

❝Lucas ha llevado a Max al hospital porque le ha dado un ataque de pánico, y El dice que no ha visto nada raro...❞

El chico que ha intentado sacarme del cementerio antes pasa ahora por mi lado acompañado de otro de su misma edad, de cabello largo y negro y expresión tosca. ¿Por qué todos tienen catorce años? Paran junto a la puerta de la habitación en la que está Beth, uno enfrente del otro, y el de pelo negro vacila. ❝¿Cómo estás? ¿Notas algo?❞

El otro niega con la cabeza, pero no dice palabra. En su lugar me mira de forma descarada, causando que su amigo también lo haga, y yo me veo forzada a dedicarle una sonrisa triste.

❝Hola,❞ saluda en voz baja, correspondiéndome.

❝Hola,❞ respondo. Mis manos reposan sobre mi vientre y noto cada respiración que doy, el aire que entra y sale de mis pulmones, normalmente involuntario, pero ahora controlado por mí. ❝Gracias por lo de antes... Sea lo que sea que estuvieras haciendo.❞ Salvarte de presenciar tu mayor pesadilla, idiota. Porque en un principio, Beth no tendría que haber sobrevivido. Él se aparta su amigo para sentarse a mi lado en el sillón, pero el otro no nos quita ojo. ❝Soy Enid.❞

❝Yo Will. Él es Mike.❞ Mike solo rueda los ojos y fija la vista en la puerta cerrada. Entonces, Will enfoca toda su atención en mí. ❝No tienes que darme las gracias. Ojalá no hubieras tenido que verlo. ¿Cómo estás, por cierto? Esto ha tenido que asustarte.❞

Una capa de sudor cubre su frente bajo el flequillo castaño, y las bolsas bajo sus ojos destacan cuando la luz refleja en ellas, o puede que sea una sombra, no lo tengo claro. En cualquier caso, Will me dedica una mirada de compasión y ladea la cabeza. ¿Está intentando leerme como yo a él?

❝No entiendo qué ha pasado,❞ admito.

❝Nada. No ha pasado nada que deba preocuparte.❞ Es triste que un niño de catorce años me esté consolando de esta forma y mintiéndome de forma tan descarada, pienso al ver que Will coloca su mano sobre la mía y menea la cabeza. ❝Todo está bien. Beth está bien.❞

que está bien. Lo he visto con mis propios ojos, pero quiero hablar con ella.

❝¿Conoces a Beth? ¿Sois amigas?❞

La voz de Mike es tan áspera como pensaba que sería. Se acerca a nosotros y se apoya contra el sillón para luego sentarse sobre el brazo y fruncir el ceño. Me gustaría mentirle y decirle que sí, que somos mejores amigas, para que convenza al estúpido del agente Callahan y me dejen entrar a la sala, pero no puedo hacerlo por alguna razón que desconozco. No se me da bien mentir, pero siempre he intentado escabullirme de mis errores y responsabilidades, incluso si sabía que saldría mal. ¿Por qué ahora no puedo?

❝No.❞ Mike coloca una mueca de insatisfacción. ❝La he conocido hoy. Estaba... No puedo decir que estuviese actuando de una forma rara porque no la conozco, pero...❞ Trago saliva. ¿Y si digo esto y quedo como la mala de la historia? Es cierto. No la conozco. No sé cómo actúa. Tal vez solo estaba nerviosa porque un amigo no le había hablado de ella a nadie de su círculo cercano. ❝Da igual, lo siento.❞

Los ojos de Mike son pequeños y oscuros, al contrario que los de Will, verdes y grandes, muy brillantes. Él mira a su amigo por encima del hombro y yo, al bajar la cabeza, percibo que sus manos tiemblan por un efímero momento. No puedo evitar preguntarme por qué. La luz vuelve a parpadear y rápidamente, Will desvía los ojos hacia la bombilla, apretando los labios y respirando hondo, como si tuviera que estar alerta todo el tiempo o no pudiera descansar.

¿Por qué la mayoría de habitantes de Hawkins están tan drenados? Caminan con desgana, trabajan con desgana, viven con desgana. Este mundo es una mierda, les entiendo, pero debe haber una razón más allá de la de cada persona.

Aparto la vista lo más rápido que puedo, dirigiéndola al suelo en un acto cobarde por rehuir las miraditas acusatorias que se dedican entre ellos y luego me transmiten a mí. Ya sé que no debería estar aquí y que por alguna razón solo ellos pueden saber qué demonios ha pasado antes, pero sigo pensando que tengo derecho a una respuesta por muy vaga que sea. Me da igual que mientan, que se inventen una excusa que mínimamente cubra lo ocurrido. Me he pasado toda la vida sintiéndome tonta porque Howard decidió que era bueno esconderme la verdad sobre mi madre y no quiero volver a pasar por lo mismo aquí, con una desconocida.

El suelo está desgastado y manchado en puntos aleatorios; puedo ver una hormiga que corretea por los huecos entre baldosas hasta llegar a un minúsculo agujero en la pared para desaparecer de mi vista y no volver a salir en los próximos dos minutos que nos quedamos en completo silencio.

❝Enid, creo que deberías irte a casa. Después del día de hoy necesitas descansar,❞ sugiere Will con voz suave, y seguramente lo dice porque estoy empezando a dar cabezadas otra vez. ❝Mi hermano Jonathan está afuera; ha traído a Mike en coche y dudo que le importe llevarte...❞

Me levanto del sillón sin dejarle terminar la frase. ❝Mejor me voy andando,❞ repongo en la voz más firme que puedo, aunque lo cierto es que tengo ganas de llorar.

Mis piernas fallan, pero consigo mantenerme en pie sin que lo noten. Si lo que quieren es que me vaya, entonces me iré y punto. Está claro que por la razón que sea nunca me tienen en cuenta para nada, ni siquiera si he estado presente o he sido testigo de algo imposible.

❝¡Lo digo en serio! No le importará. Si quieres te acompaño a la salida y os presento, y te da el número de la casa donde nos estamos quedando por si alguna vez necesitas algo.❞ Hace el acto de levantarse, pero Mike coloca una mano en su hombro, captando su atención, y niega. ❝Mike— Enid,❞ me llama, y se aparta del agarre de su amigo. ❝Hazme caso, por favor.❞

Mis brazos tiran de mí hacia abajo, haciéndome cargar con todo el peso de mi cuerpo.

❝Mira, estoy cansada de que la gente se piense que soy estúpida como para no comprender ciertas cosas. Me voy a casa.❞

Will titubea, pero yo le corto. ❝Gracias por lo de antes. Habría sido una pena que todo hubiese salido mal,❞ digo antes de darle la espalda.

No me siento yo misma.
















( ANTES DE LEER )
holi.........
ya nos vamos conociendo, así que creo que sabéis
por dónde van los tiros. la siguiente escena contiene
paranoia y mención de sangre. otros avisos son: la madre
de enid es una pesada; niños poseídos y letra de super
trouper de abba (creedme, hace falta mencionarlo)
besitos ! cualquier cosa que necesitéis me decís <3

















El aire fresco me azota la cara. La noche me arropa al salir de la comisaría, y justo enfrente hay un coche aparcado. El conductor— Jonathan, el hermano de Will, espera con los ojos clavados en el volante, tan metido en su mundo que no me ve pasar por delante.

Iré a casa, me encerraré en el sótano, donde tengo toda la información que he ido recopilando sobre Eddie Munson durante estos días, y esperaré a que pase la noche. Cuando salga el sol, será un día nuevo. Vendré a la comisaría y hablaré con Beth aunque me amenacen con arrestarme y luego iré a buscar a Wayne Munson para completar la primera parte del plan. Se suponía que esta era la fácil: preguntar a amigos y familiares, ir a su funeral... Lo siguiente es colarme en el despacho de Powell, revisar su ficha policial con todos los datos que tienen sobre su supuesta ola de crímenes y visitar a su padre en la cárcel. Aún me estoy replanteando esa última parte.

No me sirve de nada haber confirmado que Hawkins es un pueblo maldito si no tengo nada que lo una con lo que le ocurrió a mi madre. Cuando recopile todo lo que necesito de Eddie, será hora de pasar al plan principal: Linda Webster. Iré al hospital y preguntaré por ella. que tendrán algo que decir.

A veces creo que pido demasiado. Lo más seguro es que Howard ya haya avisado a la policía sobre mi marcha y estén buscándome. ¿Por qué te obsesionas tanto con algo que no va a cambiar? No es como si Linda fuese a resucitar porque hagas de detective.

La casa de mi madre está en una calle perdida de la mano de dios, pero la buena noticia es que puedo alejarme de la realidad mientras pienso en todo lo que aún me queda por hacer. Mi poca experiencia en estas cosas me dice que tal vez, planear con demasiada anticipación, no es tan buena idea como yo creo que es, pero es preferible saber por qué camino voy a tirar aunque me maten en una esquina— me refiero, a que aunque llegue un momento en el que todo salga mal, me alivia saber que, al menos, lo habré tenido todo medianamente previsto.

Un cosquilleo me sube por la espalda hasta darme un súbito pellizco en el cuello; una descarga eléctrica que me hace girar de forma instintiva. Siempre he sabido cuando me siguen. Los niños de mi clase se dedicaban a perseguirme por los patios para acorralarme y tirarme del pelo, por lo que mi instinto de supervivencia me proporcionó una habilidad especial. Aún no sé si se me ha agudizado el oído o mi cuerpo realmente siente cuándo me están siguiendo, pero lo importante es que lo sé, y la mayor parte de veces es por algo malo.

Me gustaría no haber hecho caso a mi cabeza, porque cuando giro, lo hago dispuesta a verlo todo menos a una niña. Está quieta en mitad de la carretera, con las manos a la espalda y unos ojos enormes y oscuros que me examinan con cuidado. Yo ladeo la cabeza y muestro la mueca más simpática que puedo fingir.

❝Hola.❞

La niña me imita, pero no dice nada. En su lugar me enseña sus manos.

❝¿Te has perdido?❞ pregunto, a lo que ella niega. Me miro las manos y las alzo como ella. ❝Yo también tengo diez dedos. ¿Dónde vives? ¿Quieres que te acompañe?❞

Ella vuelve a negar.

Y baja un dedo.

Nos quedamos en silencio. Ella, porque no habla; yo, porque estoy paralizada. Nuevamente, baja un dedo. Ocho.

El suelo bajo sus pies se mueve como unas arenas movedizas, y sus piernas se hunden poco a poco, uniéndose al asfalto. No puedo moverme. Miro hacia abajo, pero mi parte de la carretera está intacta. La niña baja otro dedo, y el suelo se abre con un crujido estridente.

Otro dedo. Una rama cae al suelo, y en la lejanía comienzo a oír una melodía. Es Super Trouper de Abba, a un volumen ascendente que se cuela por mis oídos, retumbando contra mi cabeza. Por fin, puedo moverme, pero la grieta del suelo, donde la niña sigue hundiéndose, avanza hacia mí sin parar, a una velocidad tan rápida que, por un momento, tengo la certeza de que voy a morir esta noche.

Tonight the Super Trouper
lights are gonna find me
shining like the sun.
Smiling, having fun.
Feeling like a number one.

La niña empieza a deformarse.

Sus brazos caen como la goma y se enredan alrededor de su torso como ramas en un tronco hasta llegar a su cabeza. Los dedos siguen bajando. Cinco.

Cuando mis piernas por fin responden a lo que les dice mi cerebro, retrocedo hasta dejar atrás la carretera abierta, incapaz de pronunciar palabra, mientras la niña se acerca a mí, y solo ahora, una vez giro para comprobar si sigue ahí, me doy cuenta de que sus ojos son completamente blancos.

Me muevo a pesar del vértigo, apenas rozando el suelo hasta que salgo de la carretera vacía y llego a una calle repleta de casas.

So I'll be there when you arrive.
The sight of you will prove to me I'm
still alive.

Sin pensarlo dos veces, y sin mirar hacia atrás, porque aún oigo el crujir del suelo abriéndose a medida que la niña envuelta en sus propios brazos avanza, llamo a una de las puertas hasta que alguien me abre. Es una chica de mi edad (doy gracias), y no sé lo que le digo antes de pasar a su casa, pero ella cierra cuando lo hago y habla tan rápido que no la entiendo.

Lo único que sé es que la música ha parado. Me tiemblan las manos, solo siento el sabor de mi propia bilis en la boca, acumulándose contra las paredes de mis mejillas y dejando una sensación amarga y una presión dolorosa. ¿Y si me estoy volviendo loca? ¿Y si no he salido de casa esta mañana y esto es solo una pesadilla? ¿Y si me he quedado dormida en la comisaría?

¿Y si todo esto es real?

No puedo hablar. De mi garganta solo salen gritos extraños y ruidos guturales, pero no palabras, y mucho menos algo coherente que pueda explicar qué hago en esta casa para que la persona que está frente a mí no llame a la policía.

Parece extrañamente calmada. La chica, de pelo corto y castaño, intenta calmarme, pero la única respuesta que ofrece mi cuerpo es caer al suelo y arrastrarme hacia atrás hasta rozar una pared. La niña— o lo que sea eso, puede verme a través de la ventana. Tiene que cerrar las ventanas. Tiene que cerrar las ventanas y las puertas. Tiene que dejar que me esconda en la parte más recóndita de su casa y no dejar que nadie entre, bajo ninguna circunstancia.

❝¿Quieres una taza de chocolate caliente mientras me explicas qué ha pasado? Últimamente, Hawkins es muy peligroso.❞ Yo asiento repetidas veces y trago la poca saliva que tengo en la boca.

Ella se marcha, pero yo aún no me aparto de la pared. En cambio, apoyo aún más la cabeza hasta que empieza a dolerme y me llevo las manos al pecho, comprobando que, poco a poco, los latidos de mi corazón disminuyan hasta que vuelvan a ser humanos.

Voy a morir esta noche. Voy a morir sin haber hecho nada de provecho más que ir a funerales de desconocidos y refugiarme en un pasado que ni siquiera me pertenece, y lo único que desearía ahora mismo es volver a escuchar la voz de mi madre por última vez. No me importaría morir si pudiera escucharla llamarme de nuevo. Así imaginaría que estoy en mi habitación, en una casa familiar verdadera, no en la de Howard, fría y solitaria, y que mi madre me llama desde abajo para ver una película juntas o para que la acompañe a comprar.

Porque si voy a morir no voy a hacerlo pensando en esto. No quiero hacerlo pensando en esto.

No me lo merezco. Y si por alguna razón, quien sea que elija el final de cada persona piensa que sí, que es mi hora de morir y que he hecho cosas horribles, que me deje escucharla por última vez. Es una fantasía, ya lo sé. Puede que ni siquiera sea real, que haya estado muriéndome todo este tiempo y sea un figmento de mi imaginación, jugándome una muy mala pasada.

Pero si es real. Si lo es, si estos días he hablado con ella y ha intentado comunicarse conmigo, que vuelva a hacerlo ahora, antes de que este suelo se agriete y me engulla como una boca enorme y hambrienta.

Enid.

Me llevo las manos a la cabeza. ❝¿Mamá?❞

Mis labios se mueven solos. ❝¿Por qué puedo escucharte?❞ Soy incapaz de hablar sin que se me entrecorte la voz, y las lágrimas se meten dentro de mi boca, dejándome un sabor salado horroroso.

Tienes que escucharme. Hay alguien que quiere hacerte daño, Enid, y puede ser cualquier persona. Puede hacerte ver lo que quiera. Las mayores monstruosidades que puedas imaginar. Si me sacas de aquí— cuando estemos juntas, todo parará. Lo prometo. Lo haré parar.

❝Solo tenía un poco de batido, lo siento.❞

Miro a la chica, que sujeta una taza azul llena hasta arriba de batido de chocolate. Me la extiende y se acuclilla a mi lado, con el ceño fruncido y los labios curvados hacia abajo.

❝Vaya. Tienes que haber visto el Apocalipsis. ¿Quieres que llame a alguien? ¿Algo de ropa? No sé si tendremos la misma talla, pero puedo buscar algo con lo que estés cómoda. ¿Cómo te llamas?❞

❝¿Ella es real?❞

❝¿Quién es real?❞

Detrás de ella, apoyado en la pared, hay un espejo de bordes dorados y ornamentados cuyo reflejo solo me muestra a mí, apoyada contra una pared, sin nadie frente a mí. Al mirarla, la chica sigue confundida.

Puedo ayudarte, Enid. Pero a cambio, tú tendrás que ayudarme a mí.

Todo parará cuando estemos juntas.

Aparto las manos de mi cabeza, susurrando ❝Ayúdame, por favor.❞

❝Voy a llamar al hospital. No te muevas, ¿vale?❞

Si lo hace de verdad. Si mamá me ayuda, sabré que está aquí conmigo. Sabré que está viva. No tendré que buscar más; podré irme de aquí. No volveré a pensar en la muerte de Eddie Munson ni en su cadáver desaparecido; tampoco en Beth y la forma en la que empezó a flotar en el aire. No pensaré en Will y Mike; tampoco en la niña que me ha perseguido, ni en sus cuatro dedos restantes.

Ayudándome con las manos, y con la espalda aún pegada a la pared, asciendo hasta levantarme, tapando la luz de la lamparita que hay tras de mí y haciendo girar a la chica. Sus ojos se abren a la vez que su boca, pero no consigue hablar. Se lleva las manos a la garganta, aún sin dejar de mirarme, y su rostro palidece.

¿Prometes que me ayudarás a salir?

Por primera vez en esta eternidad que he estado sin hablar, mi voz no titubea.

❝Lo prometo.❞







Morehead se extiende como un camino de rosas marchitas hasta que, frente al par de ojos llenos de lágrimas, una casa abandonada familiar se alza hasta rozar el mismísimo cielo envuelto en nubes grandes y grises. La chica avanza a paso lento, dejando un rastro de sangre que marca el principio de un fin inminente.

El jardín muerto le da bienvenida; al alzar la cabeza hacia la luz del ático, la voz vuelve a ella y le dibuja una sonrisa extraña en el rostro desencajado.

Te he estado esperando toda la vida. He estado contigo en todo momento; te he escuchado llorar por las noches, suplicando que te devolvieran la razón de vivir; que te dieran un propósito incapaz de esfumarse. He sentido tu dolor, cada pequeña fractura en tu mente, cada momento en el que has intentado rendirte, y ahora, por fin, estás conmigo.

Te veo, mi querida Enid.



▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃



A/N.
este es uno de mis capítulos favoritos y de mis finales favoritos también :)

espero que os haya gustado el capítulo !!!! cualquier crítica constructiva me ayuda un montonazo !!! porfa, no dudéis en comentar y decirme lo qué pensáis <3 de esta forma puedo mejorar !!!

besitos :)




palabras: 3950
publicado: 28 de agosto de 2022

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

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