MAR DE CORAZONES [MAR 2 ©]

By miikellfdeez_

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Mar de corazones: Libro 2. El campo de batalla va a arder en esta nueva entrega de las aventuras del capitán... More

BILOGIA MAR ©
EL CANTO REAL, Y BANDERA DEL REINO DE GUIENA
MAPAS Y ÁRBOLES GENEALÓGICOS
CAPÍTULO 01
CAPÍTULO 02
CAPÍTULO 03
CAPÍTULO 04
CAPÍTULO 05
CAPÍTULO 06
CAPÍTULO 07
CAPÍTULO 08
CAPÍTULO 09
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34

CAPÍTULO 23

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By miikellfdeez_

'Evidencias'

DAKOTA.

Los pensamientos amenazan con matarme. Me duele la cabeza, el corazón, y el alma si es posible.

Llevo dos días encerrada de nuevo en este mugroso desván; ahora, la ventana está tapiada con metal y la puerta escoltada por un hombre que cambia cada tres horas. He analizado el sistema, el que comienza el día es el más joven y generalmente suelen ser soldados cadetes de la academia para la Guardia Real.

Según las voces, ahora es el turno de las 15.00 a las 18.00, así que debe ser cerca de esa hora.

No despego la mirada del techo y creo que esta cuarentena forzada me va a costar la salud mental.

Miles de cosas pasan por mi cabeza. Lo estropeado que está este mundo; Harry ha muerto y nadie ha hecho nada, todo porque el máximo poder lo ha ejecutado y eso significa que ser rey es un potencial demasiado inmenso.

Los ojos se me llenan de lágrimas recordando lo tonta que fui al creer en sus palabras, en su falso amor que no era más que una tapadera para aprovecharse de mi. Cuanta razón tenía Anders.

Me levanto y la falta de alimentos consistentes me hace marearme. Debo tener anemia y de todo, estoy segura. Llevo las manos al techo para sujetarme y, cuando me recompongo, palpo el techo buscando alguna salida. No encuentro literalmente nada, solo un pequeño trozo de madera salido de una viga, como una pequeña estaca clavada en ella.

Lo toco, intento arrancarlo con fuerza y me cuesta, debido a que casi que no llego. Sin embargo, noto como el pedazo de madera se va desenganchando de la viga.

Me raspa las manos, miles de pequeñas astillas se entierran en mis manos, causándome un ardor por toda la palma que me llena los ojos de lágrimas. Pero no paro hasta que finalmente, me tambaleo cuando el trozo de madera sale.

Lo dejo sobre la cama y pienso una excusa rápida para salir del desván.

Mi mente evoca inmediatamente la clásica femenina. Me dirijo hasta el neceser que tengo al lado buscando un tampón, el cual saco y me acerco hasta la puerta.

—¡Ey! —llamo guardándome el trozo de madera que mide unos trece centímetros más o menos en el top, atravesando verticalmente mi top. Me abrocho la chaqueta. —¡Ábreme, es una urgencia!

El guardia se da unos segundos para reaccionar y abre la puerta permitiendo que un filo de luz casi ínfimo entre por la pequeña oquedad.

—¿Qué te pasa?

Saco el tampón que le muestro sonriente.

—Urgencia femenina. Llévame al baño.

El hombre resopla volteando los ojos y abre la puerta del todo.

—Pasa.

Obedezco colocándome a su lado. Cierra la puerta del desván y analizo el plano. Estoy en la parte alta del castillo, las escaleras están unos seis metros más adelante de la puerta, lo que significa que debo andar rápido para salir de aquí. En esta planta solo se halla el desván, algún almacén y habitaciones extra.

El baño está al final del pasillo, justo enfrente de mi cuarto.

—Entra. Tienes dos minutos.

Bufo molesta entrando al cuarto y cerrando la puerta. Está completamente aislado, no tiene ventanas y tiene lo justo para la decencia.

Finjo hacer algo mientras pasa algo de tiempo. La puerta no tiene pestillo, así que saco el arma intentando no rasparme demasiado, misión que no consigo. Las astillas se me clavan en el pecho, arañándome y haciéndome arder la zona. Siseo y en ese momento oigo como el guardia toca la puerta.

—¡Sal! —me grita y tomo el pedazo de madera con las dos manos.

<<¿Llevaba casco?>>

—¡Ya voy!

—¡Tienes cinco segundos! —me responde y los cuento.

<<Uno, dos, tres, cuatro... cinco>>

En ese instante el muchacho abre la puerta y lo recibo con un estacazo que va lateralmente. La madera golpea su cara con todas mis fuerzas como si un bate de béisbol golpea una pelota y le giro la cabeza.

—¡Joder!

Grita adolorido y el nerviosismo me toma cuando veo que sigue consciente. Tomo una decisión rápido y lo golpeo desde arriba en la parte trasera de la cabeza llevándolo ahora sí, al suelo, inconsciente.

El palo se parte en el impacto y observo como la zona se llena lentamente de la sangre de la brecha.

<<¿Lo he matado?>>

Me agacho tomándole el pulso y compruebo que sigue respirando. <<Gracias a Dios>>

Agarro el otro pedazo de madera para que no reconozcan con que lo he noqueado y tomo el taser que porta en el cinturón.

Me dirijo a las escaleras y bajo de piso llegando a la tercera planta, la del servicio.

Asomo la cabeza comprobando que ahora, como es lógico, se encuentra vacía, pues es la hora del té.

Sigo avanzando y giro a la derecha para llegar a las escaleras del segundo piso, la de las habitaciones de Jason, Johannes, etcétera y sus oficinas.

La amplia planta me recibe en un extraño silencio sepulcral.

Observo el final que lleva a una bifurcación hasta la entrada. Debajo, se encuentra la cocina a la izquierda y a la derecha el salón.

Me muevo y llego hasta la habitación de Jason, donde oigo ruidos. Frunzo el ceño y miro por la rendija de la puerta, ligeramente abierta.

La imagen me hace llorar inmediatamente, haciéndome querer huir de allí.

Me aparto inmediatamente para no ser descubierta pero la imagen de Jason desnudo entre las piernas de Elene, moviéndose contra ella, besándola y tocándola me hace doler el alma. Ella está disfrutando de lo que en cierto momento fue mío, agarrándose a las sábanas como en cierto momento me agarré yo, gimiendo el nombre del hombre que en cierto momento yo gemí y me duele la traición porque me tiene encerrada como una perra para poder acostarse con la otra. <<Ahora la otra eres tú>>

Me largo de allí secándome las lágrimas, no sé qué hacer. Quiero irme, huir. Pero también quiero quedarme y joder a Jason. De la misma manera que él lo ha hecho.

Sé que salir va a ser imposible huir. De normal, esto está custodiado y el loco de Jason debe de tener esto aún más asediado entre la mierda del secuestro de Alex Monrovell y las manifestaciones para su rescate.

Así que tomo una decisión aún mejor. Ando hasta su oficina y toma una horquilla de pelo con la que abro el cerrojo.

Cierro la puerta detrás mía y me meto en su escritorio para buscar.

Abro cajones, busco en estanterías y apenas encuentro cosas.

Facturas, contratos...

Solo hay una cosa que me llama la atención. En la parte más alta de la estantería, hay una carpeta azul y fina. No tiene cartel, tampoco nombre.

La abro hallando un contrato que se sale de lo habitual.

CONTRATO DE COMPRA CON CONFARAMA S.A

A nombre de: Alex Monrovell, Amelia Walters, Charles Pubeira, Gregory Manrique, Hannah Basquetero, y Dakota Hemsworth.

A día de hoy, 15 de agosto del año 1881, los cuatro nombrados confirman la compra de cuatro camiones transportadores a la empresa ya mencionada...

El resto es pura palabrería aburrida y dejo de leer cuando se me infestan los ojos de lágrimas. Dirijo mi mirada hacia el final del contrato, viendo una firma mía. Falsa sin duda. Él no está en el papel, me ha metido a mi como perteneciente a esto para salvarse él.

—Qué hijo de puta... —sollozo al ver en lo que estoy metida.

¿Confarama S.A? Esta empresa fue desmantelada hace dos días por tráfico de personas, vi la noticia en casa de Harry. ¿Y Hannah Basquetero? La fiscalía confirmo los cargos de esa mujer en delitos de odio y esclavización de personas.

—¿Confarama S.A? —leo en voz baja el periódico recientemente entregado. —Desmantelada la conocida empresa de supuesto transporte por su reciente confirmación de tráfico de personas indígenas de la Selva Balzanne. ¿Estará esto relacionado con ese campamento destruido hace unos días, donde se liberaron a más de mil nativos?

¿Qué cojones hace Jason con esto? ¿Acaso ese campamento de esclavos estaba relacionado con él? No quiero ni pensarlo, la representante legal del rey en ese negocio soy yo.

Me entran náuseas solo de pensarlo. Me ha estafado. Me ha metido en esto de ajo y yo no tengo nada que ver, ni siquiera era consciente de su participación. Aprovecho y fotocopio el papel para dejar la carpeta de nuevo en su sitio.

Jason ya tuvo esclavos una vez, solo que huyeron y jamás supo dónde fueron. Creemos que a islas cercanas; ha corrido la suerte de que no han dicho nada, sino estaría jodido.

Paso un rato más buscando y hallo elementos que pueden serme de ayuda, como una grabadora como la de las películas.

Me guardo todo en los bolsillos pero me meto debajo de la mesa al oír pasos y la puerta de la oficina.

—No lo sé, Johannes. —oigo la voz de Jason. Me siento contra la madera y rezo porque no me vea. Lo oigo andar hasta la silla, donde se sienta dejándome sus largas piernas y su pantalón desabrochado enfrente. —No sé nada de él. Creo que Hemsworth lo tiene secuestrado.

La mención de mi hermano me hace ponerme alerta. Pulso el botón de la grabadora que la enciende cuando la saco.

—Estás obsesionado con ese hombre. ya tienes a su hermana. Déjalo en paz.

—Me apuesto lo que sea a que él tiene a Monrovell, Johannes. —le dice al anciano que oigo como se acerca. Se pega a la mesa y noto su pie en la bota rozar la parte baja de mi espalda <<Me ha visto>> Se me acelera la respiración y trato de controlarme. —Estoy seguro de que él también se cargo nuestro campamento de esclavos.

El poco aprecio que le tenía a Jason se acaba con la confirmación de su participación en esa mierda. Al menos lo tengo grabado. ¿Cómo pude estar con esta persona? ¿Casarme con él? ¿Hacer cosas con él?

En cierto momento fui igual a él. Me asusta lo que he podido hacer en todo ese rato... Si las cosas hubiesen seguido rectas, ¿hubiese estado de acuerdo con eso? Me ha metido en esta mierda y yo creo que no hubiese llegado tan lejos.

—No debes meterte en esas mierdas. Te lo he advertido ya. —le dice Johannes y me aguanto las lágrimas recordando que soy yo la que anda en eso sin saberlo.

—No está a mi nombre, está a nombre de Dakota. —le aclara con toda la tranquilidad del mundo.

—Ah bueno, me quedo mucho más tranquilo.

—Ella no lo sabe, no pasa nada por eso. —musita él. —Así que relajémonos. En caso de vacío legal, es Dakota Hemsworth la que tiene que ver. No yo.

—Yo ya no me meto en tus mierdas... —le dice el anciano. —Cambiando de tema. Te veo muy junto con la asistenta.

El rey mueve las piernas y las esquivo evitando un tiestazo.

—Sí, bueno. —contesta sin ganas. Mi corazón se alegra al oír su desdén pero me reprimo. Yo ya no quiero estar cerca de este hombre. —Folla bien, ¿no?

Johannes ríe pero el asqueroso comentario me hace querer vomitar y darle una patada en los cojones.

—¿Te gusta? —cuestiona.

—Solo físicamente, al menos por ahora.

Johannes vuelve a tocarme con la punta de la bota y no sé si quiere decirme algo o es un gesto inconsciente.

—Bueno. —habla. —Vámonos para abajo, tenemos que hablar con el jardinero sobre su despido.

—Ay, es verdad. —ríe Jason levantándose y abrochándose el pantalón que permitía ver el elástico de sus bóxers. —Solo estoy rodeado de inútiles.

Sale de la oficina y cierra con llave. Es entonces cuando me levanto y saco una hoja de su pila de folios en blanco. Me seco una lágrima solitaria y cojo un bolígrafo, estampando mi firma y uniendo ambos papeles con una grapa. Necesito una prueba verídica que, aunque sea por caligrafía, permita ver que yo no tengo nada que ver en esto.

Salgo de la oficina con la grabadora en mano, guardando la conversación y cierro con llave (o con horquilla, más bien) subiendo al piso de arriba de nuevo.

Allí, encuentro al muchacho aún inconsciente y busco para encontrar el móvil del que llamo instantáneamente al número que ya me sé de memoria. Me echo hacia atrás vigilando que la soledad de la escalera siga igual y al comprobarlo, me llevo el móvil a la oreja.

¿Sí?

—¡Anders!

*****

Despierto horas después con el sonido de la puerta chirriante.

Alzo la cabeza y un furioso Jason viene contra mí tomándome del nacimiento del pelo y estampándome la cara contra el colchón.

—Eres una perra asquerosa. —escupe furibundo. —¿Para que te ha servido noquear al soldado, eh? ¡Dímelo! —Me chilla.

Me yergo en la cama y me pongo de pie encarándolo, aún sabiendo que él me saca varios centímetros de altura.

—¿A ti qué te importa? —murmura. —Solo quería darme un paseo.

Me empuja con fuerza en un acto de ira.

Se viene contra mí cuando caigo en la cama y se me echa encima, permitiéndome sentir todos sus músculos tensos y agarrándome de los brazos.

—Eres una idiota. —me insulta con rabia tomándome del mentón y pronunciando las palabras casi contra mi boca. Intento evitarlo. —Jamás pensé que me saldría tan caro estar contigo.

—Dímelo a mí. —le contesto.

En ese momento, junta su entrepierna con la mía dejándome sentir una erección que me hace querer vomitar.

—Para nada sirves. —continúa con sus insultos.

—Vaya, ¿qué tienes ganas de más sexo? —le digo irónica. —No parecías muy aburrido esta tarde con Elene.

El picor en la mejilla es inmediato cuando me abofetea.

—No te metas en mi vida. —gruñe molesto. —Ella lo hace todo mejor que tú. Es más normal, más tranquila, ¡más sumisa! —me dice al oído permitiéndome oír su entrecortada respiración. —Hasta mueve el culo encima mío mejor que tú.

—Eres penoso... —sonrío de lado aguantándome las lágrimas por la opresión que ejerce sobre mis brazos.

—Jamás debí casarme con alguien con el apellido Hemsworth. —gruñe levantándose.

—Ni yo con un asesino como tú. —escupo con rabia. —He cometido errores en mi vida pero liarme contigo va a ser el que me va a llevar al infierno.

Se va alejando y acercándose a la puerta.

—Te voy a matar, Dakota. —habla y en sus ojos no veo más que rabia, locura, ira, desacato... —Te prometo que te voy a matar. —siento que no es un farol. —A ti, a tu hermano, a tu cuñada... Todos vosotros vais a morir en mis manos, te lo prometo. Acabaré con los Hemsworth tal y como acabé con tu ridículo novio.

Río sin ganas retomando una respiración normal.

—Te invito a intentarlo. Creo que nadie más que tú es consciente de que los Hemsworth no somos fáciles de exterminar.

No me contesta y da un portazo, dejando finalmente que me derrumbe sobre la cama.

De este castillo no voy a salir viva, lo tengo más que claro. Pero si no lo hago, si yo caigo, arrastro a este hijo de puta conmigo.

*****

ANDERS.

Horas antes.

La voz de mi hermana me deja con la boca seca, como siempre. Nada más ver el número privado, se me aceleró el corazón.

—Dakota... —logro murmurar. —Te pedí expresamente que no me vuelvas a llamar, por favor...

—Anders, te pido perdón mil veces más si hace falta, pero ahora necesito que me escuches. —me interrumpe. —Sé que lo hice mal, fatal... Pero la vida ya me lo está cobrando. Jason me tiene secuestrada, me es infiel y aún encima me ha usado para un testaferro. —Sus palabras me hielan y el dolor se extiende por mi pecho pensando en que Dakota está sufriendo de verdad. —Tengo pruebas...

—Dakota, —la interrumpo. —¿en qué te has metido?

—Anders... —musita ella. —Jason estaba metido en el campamento de indígenas que rescataron hace unos días.

Lo que dice me hace sentir demasiado bien. De una u otra forma, esto es una victoria para mí pero la felicidad no me dura mucho pensando en que esto le está costando la vida a mi hermana.

—¿Qué? ¿Tienes... pruebas¿

—Sí. —murmura ella. —Tengo una copia del contrato, aparte de otra hoja que comprueba la falsedad de la firma y una grabación donde él solito confirma que la firma es falsa y que está metido en eso. Necesito que vengas a por mí, a por el papel. Aunque no sea por mí, ven a por las pruebas y encarcela a este hijo de puta, Anders. Te lo suplico.

Me quedo callado durante unos segundos notando como todo mi cuerpo se congela. No sé qué hacer ni como reaccionar, está situación se salió de carril hace mucho y ahora algo dentro de mí me dice que si debo ir a por mi hermana.

—Anders, tengo que dejarte. —me dice ella cortando mis pensamientos. —Estoy encerrada en el desván y no puedo hablar mucho más. Recuerda; la entrada marítima debajo del castillo apenas está custodiada. Nos vemos.

Cuelga finalmente sin darme oportunidad a decir nada más y me quedo pensando. <<Creo que es hora de rescatar a mi hermana>>

*****

Marino se sienta frente a mí con alguna dificultad y me observa con cuidado.

—Quédate muy quieto. —me ordena. —Voy a analizar tu aura.

No contesto y cierra los ojos. Extiende ambos brazos a sus lados e inspira profundamente.

De un momento a otro, las luces del salón se apagan y la hoguera queda sin fuego.

Cuando la tortuga abre los ojos, se han transformado del negro que siempre tienen a un azul turquesa.

—Tu aura está infestada de malas vibras y tiene una maldición de mucha potencia, efectivamente, de hadas. —confirma y mi corazón comienza a galopar realmente rápido al oírlo. —Tiene un nexo fuerte pero creo que puedo romperlo con facilidad.

Mueve los brazos ligeramente y noto un calor abrasador sobre mí.

Pasan unos segundos hasta que decido hablar.

—¿Quién la ha puesto?

Frunce el ceño y mira literalmente hacia abajo como si estuviera haciendo fuerza.

—Lo tengo. —musita segundos después. —Ya sé quién te ha impuesto la maldición. O más bien, quién os ha impuesto la maldición.

<<Mierda>>

—¿Cómo 'os'? —repito.

—Si. Todos los tripulantes están anexados a la maldición.

Siento que me mareo ante sus palabras y se me va el aire pensando en que todos están metidos en esto de nuevo.

Mi corazón es lo único que puedo oír.

No tengo saliva y se me llenan los ojos de agua salada que desea salir, manifestándose con dolor en el pecho.

—¿Estás seguro...?

—Completamente. —me corta. —Lo veo claro en el aura de la maldición.

—¿Ves quién la ha puesto?

Asiente.

—Sí. El rey, Jason Diphron. Él es el que te ha impuesto la maldición.

La noticia que me cae como un balde de agua fría hace que todos mis sentidos relacionados con la rabia se activen instantáneamente. Una ira peligrosa comienza a subir por mis venas deseando acribillar a Jason. Otra vez. No puede dejarme en paz; no me deja tranquilo, ni a mi ni a mi gente, tiene secuestrada a mi hermana y sigue buscando las miles formas de joderme.

—Este hijo de puta no va a parar. —me levanto con un enfado corriente que se está encaminando por todo el cuerpo. Las venas me queman y la sangre corre con una ferocidad que jamás antes había sentido. Este pedazo de mierda se está pasando de la raya y me le voy a aparecer a ese hijo de puta en el castillo y le voy a pegar su tiro en la frente. —¡Este hijo de puta no va a parar hasta que le vuele los sesos!

Mi mano viaja hasta la pared dando un puñetazo que desvalija la pared, deshaciendo la madera de la pared.

—Aún no te he dicho lo peor. —continúa Marino sin abandonar su posición. —Se me está acabando la energía.

Suspiro. Noto los vasos sanguíneos de mi cabeza compungirse con fuerza, haciéndome arder las sienes y siento que voy a desmayarme.

—Dime... —balbuceo.

—No es una maldición de muerte. —musita. —Es... una maldición del olvido.

Ladeo la cabeza extrañado, aún a sabiendas de que Marino no me ve.

—¿De olvido?

—Sí. Y creo que es peor que la maldición de la muerte. Quiere decir que a partir de equis fecha, no recordarás nada de tu vida. Con suerte, recordaréis como andar, comer, hablar o respirar. —noto un vacío por dentro que va consumiéndome a la vez que la tortuga habla. —Y la fecha es del 24 de septiembre. En menos de un mes, dejarás de recordar todo lo que has vivido hasta el día de hoy.

******

<<Dejarás de recordar todo lo que has vivido hasta el día de hoy>>

Las palabras de Marino se repiten en mi cabeza de nuevo mientras observo a mis tripulantes sentados en círculo en el sofá de la casa de la tortuga. Me escudriñan intentando adivinar porque los he reunido a todos aquí de nuevo.

—Tengo dos cosas que deciros. —hablo finalmente suspirando. —Solo quiero dejar claro dos cosas. Que nadie se sienta obligado a venir conmigo a ningún lado. No nos ancla nada, no es necesaria vuestra presencia en los dos destinos que debemos visitar y el que se quiera quedar puede hacerlo.

—Habla de una vez. —me instiga Aldous. —No tenemos todo el día.

Paso mi mirada por la expresión seria que se torna agresiva con las palabras de Aldous de la tortuga.

—Primero que todo: —continúo ignorándolo. —ayer hablé con mi hermana. —cuento. Algunos fruncen el ceño y se miran entre ellos. —Lleva meses llamándome y suplicándome que vaya por ella. Estar con Jason se ha convertido en su mayor suplicio.

—No vamos a arriesgar nuestra vida por las estupideces de tu malcriada hermana. —habla Aldous sacándome la rabia al instante.

Soy automático y saco el arma apuntándole entre ceja y ceja. Los tripulantes se tensan cuando apunto al hablador que me están dando ganas de enterrar.

—No vuelvas a poner el nombre de mi hermana en tu boca y cállate de una puta vez si no quieres que te entierre un tiro en la cabeza. —le advierto y veo como la sangre huye de sus facciones.

Dalina me pone la mano en el brazo y bajo el arma lentamente. Noto cómo Aldous vuelve a respirar.

—Me ha confirmado la participación de Jason en el campamento indígena que rescatamos. —sigo despegando la mirada de ese asqueroso. —Tiene pruebas y podemos joder a Jason.

—Anders, creo que es mejor dejar a Jason ya y centrarnos en lo nuestro. —me dice Angus. —Es mejor salvarte a ti y dejar que Jason haga y deshaga como quiera. Es más poderoso que nosotros, y recuerda que tu hermana ya te ha fallado dos veces

—Salvatore, —le hablo tensando la mandíbula. —te juro que me encantaría coger esos papeles y dejar a Dakota allí para que aprenda y se busque ella la vida. Por lo que hizo. Pero nos interesa joder a Jason, hacedme caso.

—¿Por qué? —vuelve a hablar Aldous. —Tu maldita obsesión con ese señor nos va a costar la vida a todos.

Dirijo mi mano hacia la pistola pero Dalina me detiene. La miro de reojo y la veo negar.

—No estoy maldito yo solo. —suelto finalmente. —Lo estáis absolutamente todos. Y Jason fue el que impuso esa maldición, que, nada más por aclarar, acaba el 24 de septiembre y es de olvido, eso quiere decir que olvidaremos toda nuestra vida ese día y recordaremos como comer, hablar y respirar y con suerte. —los miro a todos uno por uno. Muchas expresiones se tornan serias, otras siguen indiferentes porque saben que ya es un canto habitual.

—¿Eso significa que...? —comienza Rhea.

—Sí. Que todos vamos a sufrir el efecto de la maldición. Y la única opción es acabar con Jason y el hada que la impuso... —miro a Marino. —O la opción con Marino y la Fuente de La Juventud.

Rhea coloca los brazos sobre las rodillas y la cabeza entre las manos.

Observo las facciones de todos. Algunos no están ni sorprendidos, algunos están asustados y otros simplemente se les nota la rabia en el semblante.

Nadie dice nada durante unos segundos hasta que Angus habla finalmente.

—Pues bueno. —nos mira a todos alternativamente. —Habrá que joder a ese cabrón, ¿no?

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