CAPÍTULO 15

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'El canto de las maldiciones'

Anders.

Todo mi cuerpo tiembla provocando los terribles espasmos que vuelven mi respiración atáxica.

-¿C-cómo que es... una maldición de hadas? -la voz apenas sale de mis cuerdas vocales. No diviso a Enerah sobre la cama, las lágrimas me han nublado la vista completamente.

-Capitán... las maldiciones de hada tienen un lazo potente el cuál no puedo quitar...

-Inténtalo. -ordeno con voz trémula.

-Es una tontería intentarlo, con suerte las brujas sextas y séptimas pueden. -inquiere.

-¡Que lo intentes!

-¡No puedo!

La molestia me pica por todo el cuerpo y ando hasta ella, toco uno de sus brazos pero su piel me quema el dorso de la mano haciéndome sisear.

-¡Joder!

-Yo no puedo hacer nada. Lo siento, capitán. -informa. -Tiene la maldición pero yo no soy capaz ni de quitarla ni de mirar quién la puso.

La ira transpira por mis venas nublándome el entendimiento; me da mucha rabia que en el mejor momento desde que toda esta mierda comenzó, esto vuelva al inicio. Se ha derrumbado todo lo que construí, mi vida, mis momentos, absolutamente todo, otra vez las maldiciones me persiguen y no lo soporto más. Me late el corazón frenético, el nerviosismo recorre mis venas como líquido que arde y me hace encenderme.

En ese momento, las luces del cuarto se apagan y siento la mano de Sohnya tocar mi brazo.

Las luces comienzan a titilar y se encienden del todo dejándome ver a Enerah en un estado completamente normal.

Mi respiración no me da tregua y me toca poner esfuerzo para poder aspirar y expirar sin dolor, cosa la cuál, me resulta casi imposible.

-Capitán, tranquilo... -se acerca la hechicera.

-No puedo, no puedo... ¡No sé qué hacer!

-Lo mejor que puedes hacer es buscar una hechicera... -musita mi hermana tratando de calmarme pero la hechicera la interrumpe.

-No, una hechicera no puede. -la corta Enerah. -Sólo una bruja séptima, o con suerte, una sexta. Aunque hay alguien más que sí puede...

No digo nada más al salir de la habitación, me pitan los oídos, necesito aire. Ando hasta la cocina, donde está Dalina.

-Dalina... -jadeo sin aire todavía, sentándome en una silla al lado del fregadero donde lava platos.

-Anders, -viene hacia mí después de secarse las manos- ¿qué pasa?

-Estoy... -trato de tomar aire entre frases pero no lo logro. -Es... toy...

-¡Anders, cielo! ¿Qué pasa?

-Dalina... -suspiro tratando de calmarme y tomar el aire que necesito. -Acabo de estar con Enerah, que estaba en permancía...

-¿Y? Me estás asustando. -farfulla apoyándose en la silla.

-Estoy maldito otra vez, Dalina.

La mujer pierde el color y se sostiene del lavabo. Me levanto a mantenerla de pie cuando se marea.

-¿C-cómo que estás maldito otra vez...? -cuestiona con la respiración agitada.

-Lo está, aunque parece ser que sólo él. -la hechicera aparece por la esquina del barco. -Es una maldición de hadas... Sólo las brujas séptimas y una sexta con muchísima experiencia pueden quitarlo.

MAR DE CORAZONES [MAR 2 ©]Where stories live. Discover now