Stray Kids I: Royalty

By Poncho_Luna

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[Redacción mejorada 100%] Historia: 100% Debut: 26/05/2021 Final: 13/04/2023 ***** Carta Lectores: Ser de la... More

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¡Bienvenido a la aventura!.
Prólogo: Vol. I
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capituló VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo Especial I
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX (Final)
Capítulo Especial - II
Epílogo
¡Hasta la próxima aventura!.
Carta I: Star Lost

Capítulo XIII

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By Poncho_Luna

Capítulo XIII: Quiero ser fuerte. [Parte I]

—¡Oye, espera!. —Insistió Félix, tratando de detener al chico.

Parecía que el chico no lograba escuchar y continuaba corriendo, sujetando con más fuerza la mano de Félix. —¡Rápido, rápido!

Ante la urgencia del chico, Félix se vio obligado a soltarse por su cuenta y tomar impulso en sus pies para detenerse. —¡Espera! ¿Qué es lo que realmente está pasando?. —Preguntó Félix, tratando de entender la situación.

El chico lo miró nervioso y se quedó a un lado de Félix. —Verás, primero ayúdame a derrotar a todos ellos y luego te cuento, ¿está bien?

Félix suspiró y ambos quedaron de espaldas mirando hacia los chicos que se acercaban poco a poco. Había cinco chicos de la misma edad, alrededor de doce o trece años, pero uno de ellos se destacaba por ser más alto y tener sobrepeso. Con cabello rojizo y piel pálida.

—¡Niño, dame eso!. —Exclamó el chico más grande.

—¡Ni lo sueñes, idiota!. —Respondió el chico que estaba a un lado de Félix, elevando la voz.

Félix, sin tener idea de lo que tramaban esas personas, se colocó en posición defensiva detrás del chico desconocido. —¡Alessandro!. —Llamó Félix.

—¿Sí?. —Respondió Alessandro.

—¿Qué está pasando realmente?. —Preguntó Félix, buscando respuestas.

—Verás... —Susurró Alessandro, pero fue interrumpido por el chico corpulento, que se abalanzó hacia ellos. Rápidamente, Félix empujó a Alessandro hacia un lado y bloqueó el golpe con su mano izquierda.

Alessandro estaba visiblemente sorprendido por la acción de Félix. En ese momento, se acercó otro chico, rubio y de piel pálida, elegantemente vestido. Se situó frente a frente con Alessandro.

—Necesitamos eso para equipararnos con la realeza. —Declaró el chico.

—¿Qué quieren decir con eso?. —Interrogó Félix, desconcertado.

—¿Qué va a entender un campesino como tú?. —Gritó el chico frente a Alessandro, haciendo crujir sus nudillos mientras se preparaba para golpear.

Félix se liberó rápidamente del agarre del chico corpulento y corrió hacia Alessandro para detener el golpe, sujetando firmemente la muñeca del agresor. —¡Deténganse! —Exclamó con firmeza.

—¡Imbécil!  —Gritó el chico corpulento, también preparando un golpe y lanzándose hacia Félix por la espalda.

En ese momento, la densa niebla que cubría el lugar pareció fundirse con Félix, y en un instante desapareció de la vista, reapareciendo al lado de Alessandro. Dio un profundo suspiro mientras observaba cómo el chico corpulento golpeaba el rostro de su amigo. —¡Ustedes no aprenden!.

—¿Cómo...?. —Comenzó a decir el chico, cuyas piernas comenzaron a temblar mientras retrocedía, finalmente dándose la vuelta y corriendo de regreso por donde habían venido, gritando pidiendo ayuda. —¡Ayuda!.

—¡Este chico no es normal!.

—¡Es un monstruo!.

Félix escuchó esas palabras y simplemente sonrió, cruzándose de brazos, sintiendo algo en su hombro. Al voltear, vio a Alessandro, quien le ofrecía una sonrisa de gratitud. Sin embargo, Félix no mostró ninguna expresión y miró hacia la espalda de Alessandro, donde yacía una guitarra rota. Dio un suspiro ante la vista.

—¿Ellos hicieron eso?. —Preguntó Félix.

Alessandro parecía confundido por la pregunta. —¿Eh?. —Respondió hasta que entendió a qué se refería. —¡No! No, no. Fui yo quien lo rompió.

Los dos comenzaron a caminar, observando cómo la gente iba de un lado a otro, aparentemente ajena a la pelea que acababa de ocurrir. Pasaron por el mercado ubicado en el centro del pueblo, observando a su alrededor.

—¿Puedo saber por qué te estaban siguiendo?. —Preguntó Félix, curioso por la situación.

—Bueno... ¿Sabes qué es esto?. —Preguntó Alessandro, sacando un sobre con una mariposa dibujada en la parte que se abría.

Félix no vio nada fuera de lo común en eso y simplemente negó con la cabeza. —No tengo ni idea... Solo parece una carta.

Alessandro se detuvo en medio de la multitud, soltando un profundo suspiro antes de tomar a Félix del brazo y guiarlo hacia un callejón. Félix estaba desconcertado y sorprendido por igual, pero Alessandro notó su expresión confundida y decidió explicar.

—No es solo una carta. —Dijo Alessandro. —Se dice que aquellos que poseen una carta de la realeza podrían acceder a parte de su fortuna.

Félix no comprendía del todo y levantó la vista hacia el cielo, ladeando la cabeza con perplejidad.

—¿Pero para qué querrían eso las personas?. —Preguntó.

—Para mejorar su situación... Si esos chicos hubieran tomado la carta, podrían haber intentado acceder al reino de la princesa Diana. ¿Entiendes?

—Un poco... —Respondió Félix, aunque su expresión revelaba lo contrario. Luego se enderezó y miró fijamente a Alessandro. —¿Y tú también recibiste una carta?

—¿También?. —Repitió Alessandro, sorprendido. —Eso significa que... ¿Vas a ir a la fiesta de primavera?

—Sí, solías saber que soy de la realeza... o lo era, en el pasado... —Susurró Félix, mirando a Alessandro.

—Todavía lo eres... Bueno, debo irme. Tengo que encontrar un tutor. —Dijo Alessandro, desviando el tema abruptamente.

—¿Cómo te fue?. —Preguntó el hermano mayor.

—Pues... Me encontré con Alessandro y estaba en problemas. Pero lo ayudé. —usurró Félix, bostezando. —Bien, hermano. No te molesto más... Iré a mi cuarto.

—Me parece perfecto. Procura mantener tu cuarto limpio. —Dijo su hermano, volviendo a sumergirse en su libro.

—Claro, hermano. —Respondió Félix en un susurro, retirándose del lugar.

Una vez que Félix se retiró, Alexis cerró el libro y pasó la página. Mientras tanto, Alessandro caminaba por las calles del pueblo, observando detenidamente a las personas que pasaban. Sin embargo, en un descuido, chocó con alguien y cayó de espaldas. Cuando intentó mirar el rostro de la persona, solo pudo distinguir una silueta debido al sol que brillaba detrás de ella, impidiéndole ver con claridad.

—Lo siento, señor. Me distraje. —Susurró Alessandro.

—Al menos, ¿estás bien?. —Preguntó el desconocido.

El sujeto misterioso comenzó a guardar algo en su axila izquierda mientras extendía su mano izquierda para ayudarlo. Alessandro estiró la suya para recibir la ayuda, sorprendido de ver a esa persona, que finalmente se puso de pie y sonrió.

—¡Darek! ¿Qué te trae por aquí?. —Preguntó Alessandro.

—Solo iba a la casa de Alexis a entregar esto. —Respondió Darek, alzando la voz mientras mostraba una lonchera de madera que sacó de su axila, con una sonrisa amable. —¿Y tú? ¿Dónde irás?

Cuando Alessandro escuchó su pregunta, suspiró y se puso de pie con firmeza. —Estaba en la fuente, hasta que unos chicos vinieron a molestarme y Félix me defendió de ellos. —Hizo una pausa y miró detenidamente a Darek. —Señor Darek... ¿Le puedo hacer una pregunta?

Darek susurró, mirando a Alessandro. —Dime.

—Bueno, verás. La princesa Diana me dio una invitación para participar en algo en su lugar.

—¿Sí? Continúa.

—Estaba pensando... ¿Por qué no te conviertes en mi tutor?

—¿Tutor? ¿Estás seguro de quererlo así?

Alessandro dudó por un momento y suspiró profundamente. —No lo sé.

Darek simplemente guardó la lonchera de madera bajo su axila nuevamente y extendió su mano hacia Alessandro, apretando su puño con fuerza. Al abrirlo lentamente, una pequeña ave salió volando: Desplegó sus alas y se elevó en el aire, mientras Darek volvía a tomar la lonchera. Con una cuerda cercana, el ave la tomó y se fue sin dificultad.

Darek sonrió y puso su mano en el hombro de Alessandro, mirándolo directamente a los ojos.

—No tengo ningún problema con eso. Si tu madre está de acuerdo, estaré allí. ¿Entendido?

—Sí, señor Darek.

—Deja de ser tan formal. ¿De acuerdo?

—Está bien, Darek.

Continuaron caminando entre la multitud. Cuando estaban cerca de la casa de Alessandro, un gran estallido resonó desde adentro, seguido de algo que voló hacia afuera. El humo impedía ver claramente, pero se escuchaba una tos. De la casa salió un sujeto con vendas en la cara, riéndose de manera perturbadora. Tomó su espada y apuntó hacia donde había caído lo que sorprendió a Darek y Alessandro.

—¡Este tipo!. —Exclamó Darek, apretando los dientes con rabia.

—¿Dónde está el chico Balames?. —Interrogó el sujeto con vendas en la cara.

Una voz femenina tosió y soltó una risa breve. —¿Crees que soy tan tonta como para decírtelo?

El humo se había disipado, revelando que lo que había caído era la madre de Alessandro. Su brazo izquierdo estaba roto, su rostro cubierto de sangre y lágrimas, luchaba por levantarse, tambaleándose y sujetándose fuertemente el brazo herido.

—¿Así que no me lo dirás?. —Preguntó el sujeto, agarrando a la mujer del cuello y levantándola con fuerza, apretándola con brutalidad. —¿Ahora sí me lo dirás?

Con dificultad, la mujer intentó apartarle el brazo, pero era inútil. Su rostro se enrojeció por la presión.

—No lo diré. —Fueron sus últimas palabras antes de quebrar su cuello.

Alessandro, aterrado, corrió hacia ella.

—¡Ma...! —Antes de que pudiera gritar, Darek le tapó la boca y lo arrastró hacia un callejón.

Darek estaba visiblemente aterrado y angustiado. Susurró en el oído de Alessandro: —No puedes enfrentarte a él, es demasiado poderoso. No podrás hacer nada. Quédate aquí... ¿Entendido?

Alessandro deseaba avanzar, pero sus piernas temblaban de miedo. Se arrodilló, golpeando el suelo con los nudillos junto a su cabeza. —¡Mamá!, ¡Mamá! ¡¿Por qué?!. —Tragó saliva con fuerza, llorando desconsoladamente y lleno de temor. Su frente y nudillos estaban lastimados, y finalmente, dio un golpe fuerte con la cabeza contra el suelo, perdiendo el conocimiento.

Darek, al ver la situación, corrió hacia Alessandro y lo tomó en brazos, llevándolo hacia una esquina para observar lo que sucedía. El sujeto con vendas soltó a la mujer, haciéndola caer al suelo, y le propinó una patada para que entrara a la casa.

—¡Maldita sea! ¿Dónde demonios está el hijo de Ares? ¿Dónde? La misión era matarlo. —Exclamó, limpiando la sangre de su espada con la boca y saboreándola.

—Lo encontraremos... Lo vi con el príncipe Luis esta mañana. No debe estar lejos. —Una mujer salió de la casa, vestida de negro. Era la chica misteriosa. Caminó con pesar y comenzó a transformarse en un buitre, mientras que el otro individuo se convirtió en una serpiente, desapareciendo por completo.

—Espera un momento... ¿Hijo de Ares?. —Darek se interrogó mentalmente mientras miraba al niño en su espalda. —¡No, no puede ser este niño!

Sin dudarlo, Darek acomodó al niño en su espalda y comenzó a correr por el pueblo, atravesando la multitud sin detenerse. Llegaron a la casa de Alexis y entraron sin pensarlo dos veces. Para su sorpresa, encontraron a Alexis leyendo y a Félix cuidando de unas pequeñas aves enjauladas. Alexis notó la sangre en la cabeza del niño y dejó el libro de lado, acercándose a ellos.

—¿Qué ha pasado realmente?. —Preguntó con preocupación.

—Te lo contaré. Solo dime, ¿Dónde lo pongo? —respondió Darek, moviéndose rápidamente hacia la habitación de Félix y abriendo la puerta.

—¡Ven!. —Intervino Alexis, acercándose también a la habitación. —Déjalo aquí, ¿De acuerdo?

Félix estaba visiblemente asustado mientras observaba cómo acostaban a Alessandro en la cama de abajo de la litera. Darek salió de la habitación, seguido de cerca por Alexis. Antes de cerrar la puerta, agregó algo más.

—Tú. Cuídale y no salgas. ¿Te quedó claro?. —Odenó Alexis con firmeza.

—S-Sí. —respondió Félix rápidamente.

Una vez en la cocina, Alexis tomó asiento y con un gesto indicó a Darek que hiciera lo mismo, pero este último se negó, apoyándose en la pared con un profundo suspiro.

Darek tomó la iniciativa. —¿Puedo hacerte una pregunta?

—Adelante.

—¿Sabes quién es Ares?. —Interrogó Darek.

—Ese tipo. ¿Qué tiene que ver él? ¿Fue él quien hizo esto a esa familia?. —Respondió Alexis, sorprendido.

—No.

La respuesta dejó a Alexis perplejo. Lo miró seriamente a Darek. —¿No? Entonces, ¿Por qué esa pregunta?

—El chico que traje es su hijo. El individuo que se estaba riendo, atacó a la última familia que le quedaba al chico, su madre. En un acto de rabia y desesperación, el niño se lastimó la cabeza y los nudillos contra el suelo. —Darek hizo una pausa, mirando por la ventana de la cocina, antes de continuar. —¿Ahora lo entiendes?

—Desde luego, desde luego.

Darek interrumpió las palabras de Alexis para agregar: —Y también ella estaba.

—¿Ella? ¿De quién hablas?. —Preguntó Alexis.

—Hablo de... "Lilith Hécate".

La mirada de Darek era seria, mientras Alexis estaba visiblemente sorprendido, apretando los dientes con fuerza. Al notar la reacción de Alexis, Darek suspiró y dirigió la mirada hacia la lonchera que había traído el ave, sobre la mesa.

—No sé qué pasó después. —Susurró Darek.

Alexis, aún confundido, comenzó a calmarse poco a poco. —¿Después de qué?

—Tú y ella. Salían, ¿no es así?.

—No quiero hablar de eso. —Alexis hizo una breve pausa antes de continuar. —¿Puedes quedarte aquí mientras voy a ver la casa de Alessandro?

—Adelante.

Alexis salió de la casa rumbo a la de Alessandro, mientras Félix cubría el cuerpo del niño con sábanas y buscaba vendas en el cajón del escritorio. Con cuidado, limpió las heridas de Alessandro con un trapo húmedo y luego le aplicó las vendas. Al terminar, Félix suspiró, mirando preocupado a Alessandro.

—¿Qué te sucedió realmente?. —Preguntó Félix, mientras recogía la cubeta para retirarse.

En ese momento, Alessandro agarró la cubeta, sorprendiendo a Félix, y se puso de pie con esfuerzo, enfrentándolo cara a cara.

—Necesito matarlo, ¡necesito matarlo!. —Gritó agitado.

Félix, confundido y un poco asustado, inquirió:

—¿A quién? ¿Por qué?

Sin previo aviso, Darek entró a la habitación y golpeó a Alessandro en la nuca, haciéndolo desmayar. Antes de que cayera al suelo, Darek lo cargó en su espalda y lo recostó nuevamente en la cama. Félix, perplejo y temeroso, observaba la escena sin comprender completamente lo que estaba sucediendo.

—¿Qué está pasando realmente, maestro?. —Preguntó Félix.

—Lo mismo que contigo... —Respondió Darek.

—No lo entiendo. ¿A qué te refieres con "lo mismo que a mí"?

Darek suspiró, tomando la manta para cubrir de nuevo a Alessandro. —Ha perdido a un ser querido... Frente sus ojos.

—¿Cómo?. —Inquirió Félix, confundido.

Alessandro luchaba por ponerse de pie, jadeando y abriendo los ojos para mirar a Félix. —Quiero ser fuerte... como tú, mejor amigo.

—¿Mejor amigo?. —Se preguntó Félix para sí mismo, desconcertado por la revelación.

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