Gloom (Camren)

Por Andreaverdugo99

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Una guerra, una crueldad fuera de este mundo y un amor imposible. Probablemente no todos los nazis eran malo... Más

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61

Capítulo 24

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Por Andreaverdugo99

-¿Por qué no? -Preguntó después de rodar los ojos como si yo estuviese exagerando todo y para ella fuera la cosa más insignificante del mundo.

-Dinah, es una mujer, a mí no me gustan las mujeres. -Dije como si fuera obvio y nuevamente rodó los ojos.

-Olvídate por un momento de lo que hay entre sus piernas... -Bufó y yo la miré confundida. -Camila... te veo observarla, no soy estúpida, casi babeas por ella, ojalá pudieras verte la cara de idiota que pones cuando se acerca. -No podía creer lo que me decía. -No te culpo, es una persona muy atractiva. -Se encogió de hombros y mi rostro se había deformado sin siquiera pensarlo. -Persona, Camila, no importa si es hombre o mujer, es una persona atractiva y punto. Eres un ser humano atraído por otro, ¿Qué hay de malo en eso? -Su argumento tenía sentido, bastante si debo decirlo pero no cambiaría mi forma de pensar y al parecer yo tampoco la de ella. -No veo ningún problema en que te estés divirtiendo con la señorita Jauregui... mientras no te expongas o corras peligro, no solo creo que puedes hacerlo sino que deberías... -Levantó las cejas de manera sugestiva haciéndome sonrojar. -No estamos hablando de matrimonio o amor, si ambas quieren besarse, háganlo y ya. El problema estaría si ella lo hiciera a pesar de que tú no quieres... pero si tú has dado el primer paso entonces asumo que también te gusta.

-Pero... ella está comprometida. -Aquella era la parte que más me impedía tranquilizar mis pensamientos.

-Ya te lo dije, no estamos hablando de amor o matrimonio, solo será un medio de diversión para ambas mientras estamos aquí y vaya que nos hace falta. -Bromeó.

-Y si decido hacerlo, ¿debería decírselo? O ¿simplemente dejarme llevar?

-Creo que es más divertido lo espontaneo. -Se encogió de hombros. -Eso sí, si hace algo que no te guste, ¡corre! -Advirtió y pensé que bromeaba, para mí era casi imposible que la ojiverde hiciera algo que no me gustara, sin embargo ella lucía bastante seria por lo que deduje que no lo estaba tomando a juego, de verdad le preocupaba que eso sucediera.

-Lo haré, no te preocupes. -Le guiñé un ojo.

-Sabía que te traías algo con ella desde el primer beso que se dieron, pero pensé que te atraía desde la primera vez que la vimos. -Fruncí el ceño. -Camila... la mirabas todo el tiempo, siempre la estás buscando y bueno... hoy regresaste con los labios bastante hinchados. -Rio y sentí mi rostro caliente como una reacción a la vergüenza de que me hubiese descubierto. -Ya te dije, no te culpo. -Le restó importancia.

Esa era una de las cosas que más me gustaban de Dinah, nunca me juzgaba, siempre intentaba entenderme y me ayudaba a ver las cosas con una perspectiva mucho más realista que la mía. A veces me sorprendía que tuviese la mente tan abierta, cosa que definitivamente no se me daba, a la menor circunstancia diferente de lo que yo conocía me escandalizaba y lo consideraba una completa aberración. No sabía si ella tenía tanto conocimiento en general o simplemente tenía otra forma de ver la vida.

-No sé si deba... de verdad hay días en los que se me complica dormir por la culpa. -Sacudí la cabeza ligeramente, de verdad me abrumaba sentirme de esa manera.

-Tómalo como la etapa de tu vida en la que te rebelaste. Solo disfruta, Mila, posiblemente al salir de aquí jamás lo vuelvas a hacer y esto quedará solo como un recuerdo. Es tu oportunidad de experimentar, has pasado una parte importante de tu vida en este lugar... necesitas relajarte un poco. -Hizo una pausa mientras me miraba absorta en mis pensamientos intentando procesar lo que me decía. -Los nazis hacen cosas horrorosas y te aseguro que pueden dormir por las noches... tú puedes besar a una chica muy atractiva y dormir tranquila. -Aseguró y esa parte vaya que tenía sentido. Besar a una mujer no era nada comparado con las atrocidades que cometían los encargados del campo, quizá ella tenía razón al menos en comparar la magnitud de aquello que yo veía como "incorrecto".

-No me parece justo que haya personas aquí agonizando, muriendo de hambre y siendo maltratada, mientras yo... -Intenté decir pero la chica levantó su mano para que me callara.

-Ni se te ocurra decir lo que creo que dirás... llevamos más de dos años aquí, Camila, hemos perdido gran parte de nuestra juventud, mereces algo que te distraiga de este maldito infierno si no podemos salir de él. Piensa solo en ti y en lo que quieres... olvídate de lo que piensen los demás, porque dudo que también pienses que besar a una chica está mal de no ser por las ideas que la sociedad impone. -Me miró acusatoriamente.

Posiblemente si naciéramos sin imposiciones no veríamos mal muchas cosas, incluyendo esa. Pero lamentablemente era imposible crecer sin interacciones.

-¿Por qué te importa tanto que lo vea como algo que no está mal? -Pregunté confundida.

-Porque no me gusta verte así, Camila. No me gusta que la gente se sienta culpable por cosas de las que no son responsables, me causa mucha impotencia. -Negó con una mueca.

-Me alegra tenerte conmigo, Dinah. -Di una media sonrisa, ella me devolvió el gesto y me abrazó por los hombros haciendo que recostara mi cabeza sobre uno de los suyos. -¿Crees que algún día salgamos de aquí? -Dije después de un suspiro.

-Ahora que te tengo conmigo, espero que sí. -Y me apretó un poco más para después quedarnos en silencio. No era incómodo, al contrario, posiblemente sabíamos que ambas teníamos la cabeza llena de pensamientos con respecto a la libertad pero pocas veces los verbalizábamos. Quizá porque ya veíamos esta posibilidad como un chiste, algo tan falso que hasta causa gracia.

Era la primera vez que tocábamos el tema y a pesar de que fue muy breve podía percibir que su esperanza estaba igual de rota que la mía, porque ni siquiera respondió si creía o no que saldríamos, su respuesta fue que esperaba que lo hiciéramos aunque eso fuera algo contradictorio. Pensar en eso era pensar en el futuro, un futuro completamente incierto que apuntaba más a la muerte, pero seguíamos ahí, luchando por nuestra vida y porque en algún momento se haga justicia.

A veces creía que ni siquiera era lo suficientemente buena para morir. Es decir, me reconfortaba saber que mi hermana y mi madre ya no estarían en ese infierno porque no lo merecían, ¿se supone que yo sí? Me frustraba saber que mi destino era justo lo que Grese había dicho "Naciste para servirnos, y morirás haciéndolo". Vaya propósito de mierda que tenía ¿no?. Era difícil no ver las cosas de manera realista, lo más probable es que terminarían asesinándome y todo el sufrimiento por el que he pasado estos años haya sido completamente en vano. No sabía si era el destino, el universo, Dios, lo que sea, estaba empecinado conmigo y con hacerme pasar los últimos años de mi vida sufriendo y sirviendo a aquellos que creían que eran superiores a mí y tomando en cuenta su ventaja, lo eran.

En un principio pensé que mi mente estaba a salvo pero estaba equivocada, sí, tal vez ellos no podían dominar lo que pensaba, pero mi cabeza era la más deteriorada, ya no sabía hasta qué punto lo que ocurría a mi alrededor era real. Es decir, llegué a delirar viendo a mi madre muerta. Eran tantas las emociones que experimentaba que era imposible no sentir que algún día explotaría. Ni siquiera me animaba a hablarlo con Dinah porque tenía claro que ella estaba luchando con su emocionalidad, no podía darle más carga y supongo que ella pensaba igual con respecto a mí, por eso me había costado tanto trabajo decirle lo que había ocurrido con Lauren, sin mencionar la culpa y la vergüenza que sentía y que disminuyó conforme veía sus reacciones ante lo que decía.

Había noches en las que los recuerdos me invadían y lloraba con el corazón desgarrado, eran momentos en los que la realidad me azotaba y me decía que ellos realmente ya no estaban y jamás volvería a verlos. No sabía si había valorado lo suficiente a mi familia, me reprochaba cada vez que había discutido con Sofía, cada vez que le había hablado mal a mis padres, todo eso me perturbaba y mi cabeza se llenaba de "hubiera". Debí ser una mejor hija, una mejor estudiante, una mejor hermana..., debí hacer que en algún momento se sintieran orgullosos de mí pero no pude, jamás pude, cuando tuve la oportunidad no lo hice porque estaba más enfocada en otras cosas que no tenían importancia, ellos me pedían que cantara pero no lo hacía porque no me creía buena para hacerlo. Pude haber tenido mejores notas pero estaba ocupada pensando en Jared y la estúpida relación que teníamos. ¿Cuántas veces les desobedecí? ¿Cuántas veces les mentí? ¿Cuántas veces pude darles un abrazo? ¿Cuántas veces pude decirles que los quería? Mi mente reproducía una y otra vez todas aquellas ocasiones en las que pude hacerlo y en todas el resultado era el mismo, no lo hice.

Mi alma era consumida cada noche que recordaba todo eso y sentía que algún día ya no lo soportaría, quizá si llegaba a salir de ahí la realidad terminaría conmigo. Me golpearía tan duro que yo sería incapaz de levantarme, por eso la idea de ser libre también me daba miedo e intentaba sacarla de mi mente todo el tiempo por más que la deseara. Era extraño, quería dejar de ser una prisionera, quería dejar de ser tratada como un animal, ni siquiera creo que los animales deberían ser tratados de esta manera, quería poder disfrutar del aire fresco sin miedo a que una bala atravesara alguna parte de mi cuerpo, quería comer al menos de una manera decente, pero también quería todo eso con mi familia a mi lado. ¿De qué servía ser libre si ellos no estarían conmigo? Quizá, solo quizá, la libertad sería más dolorosa que el encierro.

***

-Luces cansada, ¿has estado llorando? -Lauren ladeó la cabeza mientras yo me encontraba sentada en una silla frente a su escritorio.

-Creo que eso es normal. -Me encogí de hombros. -Y no, estoy bien. -Intenté que mi voz saliera lo más tranquila posible, no quería hablar del porqué lucía peor que otros días.

Me había pasado la noche entera reprochándome lo que no hice con mis padres y mi hermana. El llanto ni siquiera había intentado controlarlo, sabía que era inútil y que de alguna manera tenía que sacar mi dolor a pesar de que no pudiese hablarlo con nadie. ¿A quién le importaría eso? Dinah tenía sus propios problemas y quizás había noches iguales para ella de las que yo ni siquiera me percataba.

-Sé que siempre luces cansada, me imagino lo que es dormir en esas tablas que llaman camas. -Hizo una mueca. -Pero esta vez no me refiero tanto a tu cuerpo, luces cansada pero de acá arriba. -Señaló su cabeza y yo suspiré.

-Bueno, también es normal, la estabilidad emocional no tiene permiso para entrar al campo, así que, no la tengo. -Dije irónica y noté como la ojiverde bajaba la mirada. -Lo siento... no quiero hacerla sentir incómoda, solo... es difícil estar aquí, es difícil controlar los pensamientos cuando el miedo y la culpa te dominan.

-Quizá podría llegar a comprenderte. -No levantó la mirada lo cual me pareció extraño pero no dije nada. -Mi ayuda también podría incluir el escucharte, ¿sabes? Cualquier cosa que te ayude a sentir mejor de hecho. -Me miró con una sonrisa muy tierna provocándome un cosquilleo en el estómago.

-No creo que sea el momento debo volver pronto a trabajar. -Normalmente solo duraba un par de minutos en su oficina porque siendo la jefa del campo en cualquier momento podría llegar alguien a hablar con ella incluyendo a su prometido. -Por cierto, ¿no es peligroso que las mujeres que trabajan allá afuera me vean entrar tan seguido a su oficina? -Pregunté curiosa, ya que, en los días en los que había ido ahí, estaba segura que ellas se daban cuenta a pesar de que aparentemente no levantaban la mirada de las maquinas de escribir o de los documentos.

-No te preocupes por ellas, no les permiten hablar, así que, no dirán nada. Además, siempre hago que vengas en el horario en que la mayoría de los guardias toman café en el salón. Estamos a salvo. -Me guiñó un ojo y yo asentí más aliviada. -Pero tienes razón, no hay tanto tiempo aquí. Te propongo algo... -Se puso de pie y caminó por la oficina. -Puedo invitarte a cenar a mi casa... -Se acercó a mí por detrás y asomó su cabeza por el lado izquierdo de la mía quedando muy cerca de mí.

-Su padre me mataría. -Dije pensando que obviamente aquello era una broma pero ella lucía seria.

-Creo que más bien me mataría a mí, pero... si no te molesta cenar en el cuarto de servicio... -Hizo una mueca. -Ahí nadie va a molestarnos. -Se encogió de hombros. -Diré que irás a limpiar mi casa para que no tengas problemas con el recuento por la tarde.

-¿Qué hay de su prometido? -Dije después de un suspiro de cansancio porque no me agradaba ni siquiera pensar en él.

-Trabajará hasta tarde hoy... y si no, le diré que quiero descansar. -Se encogió de hombros. -Tampoco tenemos que estar juntos todo el tiempo. -Rodó los ojos como si realmente estuviese cansada de él, pero obviamente estaba bromeando.

Lo pensé por un momento. Estar a solas con ella sin miedo a ser interrumpidas era demasiado tentador. Aún no estaba segura de lo que había hablado con Dinah y posiblemente me olvidaría todo y cedería, pero era cierto que ella solamente quería saber lo que me atormentaba, no me estaba proponiendo otra cosa, quizá ella ya había aceptado que yo no quería volver a hacer eso y de verdad únicamente quería que me sintiera mejor hablando de lo que me tenía tan afligida aunque no estaba segura de si eso ayudaría su intención era esa.

No tenía idea hasta qué punto hablarlo con ella me ayudaría, tampoco si podría contarle realmente lo que me pasaba, ni siquiera sabía si era capaz de ponerlo en palabras. Pero algo bueno tenía que salir si aceptaba aquello o al menos eso esperaba.

Era cierto que no quería abrumarla con mis cosas pero si insistía era porque realmente le importaba mi bienestar en todos los sentidos. Y bueno, viéndolo de otra forma, era una mujer más adulta que yo, con experiencia, quizá tenía cosas que decir que me ayudarían bastante. Me daba la sensación de que era inteligente en muchos aspectos incluyendo el emocional. Probablemente tendría mucho que aprenderle.

-De acuerdo, iré. -Dije después de unos momentos poniéndome de pie para poder quedar frente a ella. -Solo necesito que me asegure que usted no se está poniendo en riesgo al hacer esto. -Pedí, de verdad me preocupaba que se estuviese exponiendo mucho ante los demás guardias, su prometido e incluso su padre.

-Te aseguro que no hay nada de qué preocuparse. -Me acarició suavemente el brazo derecho como una forma de intentar tranquilizarme. -¿Algo en específico que te gustaría cenar? -Levantó una ceja curiosa y yo simplemente reí.

-Lo que sea estará bien, no se preocupe. -Le resté importancia, contestar esa pregunta ya sería demasiado y en esos momentos no me importaba la comida que fuese en tanto fuera comestible.

-Bien, intentaré adivinar. -Se encogió de hombros y yo negué con una sonrisa. -Me agrada que sonrías... quisiera que lo hicieras más a menudo. -Hizo una mueca y su rostro reflejaba cierta tristeza. -Pero entiendo que lo hagas muy poco. -Completó y tenía razón, realmente no había mucho porqué sonreír en ese lugar y evidentemente no lo haría solo porque sí.

-Entonces la veré más tarde. -Me dispuse a caminar hacía la puerta para salir.

-Así es, después de ir a ver a Ally te llevaré a mi casa, ¿de acuerdo? -Dijo con una sonrisa de ilusión que dejaría a cualquiera babeando, yo incluida pero obviamente me contuve.

-Claro, la esperaré. -Dicho esto salí de ahí.

Durante el día era mucho más difícil que te dispararan los de la torre de vigilancia a menos que estuvieses intentando escapar, ya que, si estábamos afuera podía ser por cualquier razón, yendo a algún lugar por ordenes de otro guardia, trabajando, entre otras cosas. Sin embargo, si alguno de los buitres estaba de malas y tu suerte no estaba a tu favor, podías terminar muerto en medio del patio, aunque no era tan común, ya que, si ese prisionero tenía encomendada una tarea importante y era asesinado sin cumplirla, podían meterse en problemas con el guardia que había encomendado dicha tarea.

Al llegar al lugar donde trabajaba rogaba porque la guardia que nos vigilaba no estuviese cerca o estuviese distraída para que no pudiera darse cuenta, sin embargo, cuando yo llegaba ahí, normalmente veía a Lauren acercarse, casi siempre salía un par de minutos después de mí y verla cerca siempre me tranquilizaba aunque llegaba a preguntarme qué haría si algún día intentaban hacerme algo, ¿los detendría? Probablemente lo haría de la manera en que lo había hecho con Mandel y Grese.

Por suerte, esa mañana nuestra guardia estaba muy ocupada intimidando a algunas de las presas que recién llegaban. A ellas el miedo las delataba muchísimo más que a nosotras, quizá porque sabíamos de qué tanto eran capaces y las nuevas realmente estaban llenas de incertidumbre.

Al llegar Dinah suspiró aliviada, siempre hacía eso cuando volvía, para ambas que una de las dos se alejara era sinónimo de preocupación, nunca estábamos completamente a salvo y vernos de regreso sanas y salvas era un completo alivio.

-¿Qué tal todo? ¿Te divertiste? -Dijo con una voz sugestiva que me hizo rodar los ojos.

-No pasó lo que crees, solamente hablamos. Me dijo que en la noche tendría una cena... quiere que sea mesera. –Mentí. No porque no quisiese que supiera que solo hablaríamos solas en su casa mientras comíamos, sino porque, no quería que pensara que no confiaba en ella como para no contarle lo que estaba sucediendo conmigo, tampoco quería que se sintiera comprometida a escucharme cuando ella tiene sus propios problemas y decirle eso era lo más fácil.

-Claro... una cena. -Dijo con incredulidad y cierto tono burlón apareció.

-Descuida, te contaré los detalles. -La miré como ella lo había hecho en un principio y noté como abrió los ojos como platos, aquello la había tomado por sorpresa pero no dijo nada, quizá pensaba que solo bromeaba para seguirle el juego y de cierta manera sí lo estaba haciendo, porque no esperaba que pasara algo como lo que ella creía, pero también era cierto que si se daba la situación no dudaría en hacérselo saber, ya que, aquello parecía emocionarla. Posiblemente le agradaba la idea de que me estuviese tomando las cosas con menos intensidad.

El día transcurría con normalidad. La guardia observando esperando que alguna cometiera un error para dejarla agonizando. Al parecer no estaba de malas, cuando lo estaba se la pasaba azotando a mujeres al azar. Estábamos a escasos minutos de salir a tomar nuestra sopa cuando la chica que estaba cerca de mí se desvaneció en el suelo haciendo que las miradas se enfocaran en ella. La guardia cuyo nombre era Herta Ehlert, una mujer algo robusta, de edad media y con rostro cuadrado, la miró y simplemente sonrió siguiendo con lo que hacía como si no hubiese pasado nada.

Aquello me causaba mucha impotencia, posiblemente se había desmayado por la falta de comida o incluso estaba muerta por la misma razón. No sabía si había comido algo y en cuanto tiempo, así que no podía asegurar nada.

Intenté inclinarme para revisar su pulso pero una mano me detuvo.

-Te meterás en problemas. -Dinah advirtió intentando convencerme de que no lo hiciera.

-Está distraída, solo veré si está bien. -Aseguré mirándola, la gitana lucía preocupada y poco convencida pero me soltó y siguió haciendo su trabajo.

Me puse de rodillas y acerqué mi mano a su punto de pulso en su cuello. Seguía viva, necesitaba comer y algo de agua. Teníamos que ayudarla cuando despertara, pero posiblemente la guardia se quedaría con ella cuando saliéramos a comer y lo que pasaría no sería nada bueno para ella. Agradecí que estuviésemos cerca del montón de ropa. -Cúbreme. -Susurré a Dinah que me vio aterrorizada, pero simplemente la ignoré.

Tomé a la chica y la acerqué aún más al bulto, empecé a poner montones de ropa sobre su cuerpo, excepto el rostro para que pudiera respirar, pondría algo más delgado ahí y ya me las arreglaría para hacer que la encargada no se diera cuenta, así, al menos seguiría con vida y con suerte despertaría antes de salir a comer. Sino, hasta que terminara la jornada, en algún momento la guardia se alejaría y podríamos hacer algo por ella, guardaría mi trozo de pan para que pudiera comerlo y así darle un poco de fuerzas.

-¿Qué crees que estás haciendo, judía? -Mencionó Herta mientras caminaba a toda velocidad hacía donde yo estaba. Había desviado mi atención de ella y Dinah no podía hablarme con un tono de voz entendible, ya que, me había alejado un poco de su alcance. -¿A caso no me oíste? -Puso su bota encima de mi mano impidiendo que pudiera moverla.

Mis ojos recorrieron lo que mi campo visual les permitía y me di cuenta de que Lauren ya no estaba cerca. 

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