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Minho estaba dibujando en una hoja de máquina algunos corazones con el nombre de Jisung en el centro, mientras sonreía como un tonto. El día de ayer su osito le dió muchos besitos y estuvieron mucho tiempo juntos mientras comían algunas golosinas, después se la pasaron mirando el cielo.
— Minho, te estoy hablando — Changbin movió su mano para que el menor le prestará atención.
— Chang... ¿Qué sucede? — cuestionó, ocultando la hoja con corazones.
— Te vine a traer estos informes — habló mientras dejaba tres carpetas en el escritorio.
— Ugh, lo revisaré después. Gracias.
— ¿Cómo vas con el chico? ¿Ya te pidió un carro o una casa a su nombre?
— Vamos bien, él me ama y yo a él — respondió sonriendo — Y no te preocupes, no me ha pedido nada de hecho nunca me pidió nada.
— ¿Cómo que no te pidió nada? ¿Y los regalos costosos que siempre traías? ¿No te los pidió él? — interrogó confundido.
— Él nunca me pidió nada, cada cosa que compre fue porque yo quise y para evitar que sucediera lo que pasó antes de conocerlo — habló jugando con un bolígrafo — De hecho siempre que le daba un regalo se veía bastante incómodo pero cuando me compraba un tazón de fideos o brochetas de cordero se ponía muy feliz.
— Joder, ahora me siento terrible. Lo juzgue sin conocer — dijo Changbin.
— Le platique un poco de ella y me dijo que a él no le importaba los regalos lujosos que lo único que quería de mi era amor. Me ama, Changbin. Él me ama.
— Espero que sea cierto y que ese chico no te lastime.
— No lo haría, ambos estamos muy enamorados — comentó sonriendo.
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Jisung estaba sentado en el verde pasto mientras esperaba a su novio. Aquel árbol se había convertido en un pequeño "nido de amor" ya que ambos se encontraban ahí y se la pasaba platicando, dándose besos, mimos, abrazos y demás. El castaño agradecía internamente que casi nadie fuera a ese lugar del parque, así tenían un poco más de privacidad y no corrían riesgo de verlos juntos.
— Osito... — susurro mientras se sentaba en el pasto a un lado de su novio.
— Minhonnie
— Perdón por la tardanza, la junta duro un poco más de lo que creí — beso la mano del menor.
— Eso explica el porque traes traje el día de hoy, aunque debo de admitir que me gusta como te ves con traje — habló mientras guardaba unos lápices en su mochila.
— Oh, ¿Esa es la razón por la cuál a veces me visitas de sorpresa en la empresa?
— Estaría mintiendo si digo que no — rió — te ves muy bien con traje, me encanta.
— Tal vez deba usar traje todos los días — habló mientras agarraba la mano del castaño.
— No, también me gusta cuando te vistes casual. Tienes un estilo muy único — Jisung se acurrucó en Minho — Mis compañeros piensan que me estoy metiendo con viejitos.
— ¿Es por el teléfono no es así?
— Si. También porque nunca llevó dinero y de un día a otro ya llegó con una bolsa de comida.
— Entonces, ¿Ya no debería comprar tantas cosas? ¿Que te gustaría que comprará? — pregunto.
— Ugh, no sé, lo que tú compres me lo comeré solo no compres mucho o puedo llevar mi almuerzo para que no gastes — respondió con una sonrisa.
— No. Compraré solo lo necesario.
— ¿Por qué no quieres que haga mi almuerzo? — cuestionó.
— Porque entonces no vamos a tener tiempo de estar juntos antes de que entres a la escuela — contesto — Si cuando te compro la comida apenas y tenemos unos diez minutos, no me imagino si haces tú almuerzo.
— Oh, mi pequeño Honnie me ama mucho — apretó las mejillas del más alto.
— ¿Tú me amas? — cuestionó.
— Por supuesto y mucho, mucho, mucho — empezó a dejar varios besos por toda la cara de su novio — por cierto, Félix acepto ayudarme para ir a tu casa a dormir.
— Esa es maravilloso. ¿Pidió algo a cambio?
— No, bueno si... — rasco su nuca — Quiere conocerte.
— Pensé que iba a pedir dinero — murmuró — está bien, supongo que es justo. Te va a ayudar a escapar.
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Jisung estaba en la cama de Félix mientras esperaba que su novio llegará a recogerlo.
— Dios, voy a conocer al hombre más exitoso de Corea y a tu sugar — habló mientras miraba por la ventana.
— No es mi sugar, es mi novio.
— Es tu sugar. ¡Creo que ese! Ah, no es el vecino.
— ¿Cuando volverán tus padres? — preguntó.
— Hasta el martes, están en su 'Luna de miel' — respondió — No tienes nada de que preocuparte, todo va a salir bien.
— ¡Oh, Minhonnie dice que ya viene!
Ambos esperaron unos minutos más y escucharon el timbre de la casa, los dos bajaron corriendo para ir abrir.
— ¡Bienvenido! — dijo Félix mientras sonreía — Es más perfecto de lo que imaginé... — murmuró.
— ¡Minhonnie! — sonrió mientras veía a su novio.
— Jisunggie, te ves muy lindo — comentó.
— Sigo aquí — habló haciendo acto de presencia ya que la pareja se veía con una tonta sonrisa sin hacerle caso.
— Lo siento mucho. Muchas gracias por ayudar a Jisung a qué pase tiempo conmigo — hizo una reverencia.
— No es nada, con tal de ver a mi amigo feliz soy capaz de cualquier cosa — dijo con una sonrisa — Sung, ve por tus cosas.
Jisung asintió y subió las escaleras para ir por sus cosas. Una vez se quedaron solos el rubio y el pelinegro, Félix miro con seriedad al contrario.
— Sung se va ir de aquí virgen y espero que regrese como tal. Si lo amas espera que al menos tenga la mayoría de edad ¿Entiendes?
— Lo amo y esperaré lo que sea — habló mirando con seriedad al pequeño — También espero que tú no andes diciendo sobre nuestra relación.
— Tenlo por seguro, su secreto está a salvó conmigo. Solo te aviso que soy muy bueno dando golpes así que ten cuidado si veo a Jisung llorar ¿Crees que no conozco tus escándalos de citas?
— Soy cinta negra, mocoso también se boxeo. Pero ten por seguro que Jisung no llorara y desde que estoy con Sung ya no he tenido escándalos de citas. Tonto.
— ¡Ya estoy! — grito el castaño bajando por las escaleras mientras daba pequeños brincos.
Inmediatamente el pelinegro y el rubio se sonrieron.
— Sung, tu novio es muy amable — comentó el rubio.
— Me alegro que se lleven bien. Vamos, Honnie — habló tomando sus manos — Gracias, Félix.
— Jisung estará aquí al medio día — aviso el pelinegro.
— Está bien, diviértanse.
La pareja salió de la vivienda con una sonrisa. Minho abrió la puerta de su carro para que su novio subiera.
Ya en el carro, Jisung le iba contando cómo fue su día en la preparatoria mientras Minho sonreía.
— En la próxima clase de cocina vamos hacer unos deliciosos cupcakes. ¿De qué sabor te gustaría que los hiciera?
— Mmm... Cupcakes... Chocolate, me gusta el chocolate — respondió.
— Oh, casi lo olvido. La próxima semana van a juntar las clases de educación física — hizo un mohín.
— Es cuando los ponen a competir con otras clases ¿No?
— Si. ¿Cómo sabes?
— Osito, yo también fui a la preparatoria — soltó una risita.
— Cierto — rió.
— ¿No te gusta ese tipo de actividades? — cuestionó al ver como su novio hacia una mueca.
— Soy un poco torpe a la hora de hacer actividades físicas y eso provoca la burla junto con malos comentarios — confesó — tal vez ese día deba fingir que estoy enfermó o algo así.
Minho se sintió mal por ver la expresión de tristeza de su novio. Mañana pensaría que hacer respecto a ese problema, no quería ver a su osito de ese modo.
— Llegamos — anuncio con una sonrisa.
— Wow, Honnie. Tu casa es muy linda — habló.
— Vamos adentro, dame tu mochila.
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El castaño estaba encerrado en aquel lujoso baño, ambos habían decidido cambiarse en el baño. Ahora en estos momentos Minho lo estaba esperando en la cama con una pijama de seda mientras el estaba ahí encerrado con una pijama de oso, una que le compró su madre hace tiempo.
— Osito, ¿Estás bien? Ya tardaste mucho — Minho golpeó suavemente la puerta.
— Eh, si... Ya salgo — soltó un suspiro y trato de calmar sus nervios. Abrió la puerta viendo cómo Minho esta ahí parado.
— Que tierno te ves así, Dios pareces un osito. Un osito muy tierno — abrazo a su novio.
Jisung se regaño mentalmente por pensar que su novio se fijaría si su pijama era de marca o no. Si Minho se enamoró de él aún sabiendo que no tenía lujos.
— ¿Recuerdas el día que nos conocimos? — pregunto Jisung mientras era alzado por su novio hasta la cama.
— Claro que si, me golpeaste con tu mochila — respondió mientras cobijaba a Jisung.
— Es que pensé que eras un secuestrador.
— Tenía que estar así porque no quería que me reconocieran en las calles. Me enamore de ti a primera vista — habló.
— Yo igual
— ¿Cuál película quieres ver? — cuestionó prendiendo la gran televisión que estaba enfrente de ellos.
— Tu película favorita, la de Iron man — respondió acurrucándose en Minho.
— Ahora me acabo de enamorar más de ti.
Ambos rieron por eso y se dieron un pequeño beso.
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¡Gracias por leer!
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