Unplanned

By thespiderniam

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Matt Adams sabe que él no nació para el romanticismo, ese gen simplemente no se encuentra en su ADN y punto... More

Personajes + Booktrailer
Sinopsis
Capítulo 1 - Alternativa elegida
Capítulo 2 - Huésped no deseado
Capítulo 3 - Murallas elevadas
Capítulo 5 - Ryan Neill
Capítulo 6 - Delirios de princesa
Capítulo 7 - Causa y efecto
Capítulo 8 - El viejo Jack está prohibido
Capítulo 9 - Encuentros inesperados
Capítulo 10 - Desesperada
Capítulo 11 - Más
Capítulo 12 - Lluvia para corazones fríos
Capítulo 13 - Una oportunidad
Capítulo 14 - Cine al aire libre
Capítulo 15 - Vulnerabilidad y acercamiento
Capítulo 16 - Papas quemadas
Capítulo 17 - Rompiendo la burbuja
Capítulo 18 - Las cosas sucias se lavan
Capítulo 19 - Mis chicas favoritas
Capítulo 20 - Cosas por hacer antes de morir
Capítulo 21 - Decidido
Capítulo 22 - Lindo y risas
Capítulo 23 - El beso en el tejado
Capítulo 24 - Hasta siempre
Capítulo 25 - La pequeña semilla
Capítulo 26 - Hablando de un idiota
Capítulo 27 - Primera cita
Capítulo 28 - Inesperada valentía
Capítulo 29 - Visita indeseada
Capítulo 30 - Experimentando
Capítulo 31 - Agradable sorpresa
Capítulo 32 - Estrellas en el firmamento
Capítulo 33 - Más que sólo querer
Capítulo 34 - Pesadilla
Capítulo 35 - Trastornado
Capítulo 36 - No mi bonita
Capítulo 37 - No otra vez
Capítulo 38 - Te extrañé
Capítulo 39 - Pequeños momentos
Capítulo 40 - Perdóname
Capítulo 41 - Los miedos de un hombre
Capítulo 42 - Fuerte y profundamente
Epílogo

Capítulo 4 - Mimado

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By thespiderniam


◆ALLIE◆

05 DE JULIO DEL 2011

El segundo piso de la casa consta de un amplio pasillo con cuatro puertas de madera, tres son habitaciones y la última es el baño común. Las paredes tienen un desgastado papel tapiz color hueso con un patrón de flores color palo de rosa que probablemente tiene más años que yo. La casa le ha pertenecía a mi abuelo paterno antes de pasar a manos de mi padre.

Muerdo mis uñas con ímpetu, caminando de ida y vuelta a lo largo del pasillo. Me detengo en la pared donde hay una marca rectangular y un clavo del cual colgaba un retrato familiar que mi padre se encargó de destrozar ya varios años atrás. Niego con la cabeza, sintiendo la punzada en mi pecho, y trato de no pensar en ello.

Lo que necesito es concentrarme en mis problemas actuales, como el hecho de que debo enfrentar al idiota de Matthew Adams cuando salga de la habitación de Elena. Odio el hecho de que él se encuentre en ese espacio que le pertenecía, y siempre le pertenecerá, a mi hermana.

¿Qué hay de malo con las termitas atacando el ático? En mi opinión él podría estar allí perfectamente bien, pero mamá se empeñó en que no era una buena idea y decidieron enviarlo sin más a la pieza de Elena. ¿Es que a nadie le duelen las cosas como a mí?

Mis puños se aprietan con fuerza, las uñas se me entierran en la carne de las palmas y siento la tensión en mi mandíbula cuando pienso que él ha dormido en la cama de mi hermana. Me embarga la frustración de no poder hacer nada, que él se quedará aquí durante aproximadamente dos meses y es algo que no puedo evitar por mucho que quiero.

Estoy pasando justo frente a la puerta de esa habitación cuando él sale sin previo aviso, tomándome por sorpresa. Nos encontramos de cara, cosa que me saca de mi área de confort momentáneamente. No lleva pijama ya, viste unas bermudas de mezclilla y una camiseta beige con mangas rojas, su cabello castaño, que es más corto de los lados que de la cresta, está hacia atrás en una onda extraña que le luce absurdamente bien.

—Buen día All... Alexis —se corrige antes de llamarme Allie, dándome una fatua sonrisa ladeada—. ¿Venias a buscarme?

Ruedo los ojos y suspiro, cruzando los brazos sobre mi pecho. Él me mira divertido, cruzando los fuertes brazos también mientras muerde su rosado labio inferior y entorna sus piedras azules hacia mí con lo que da la impresión de ser curiosidad.

Adams siempre luce cómodo y confiado, pero yo odio que él parezca de esa manera estando en mi casa mientras yo siento todo lo contrario a comodidad con su presencia allí.

—Entiendo que Luke te mencionó que debes cooperar con las tareas del hogar —comienzo a decir, advirtiendo la forma en la que la noticia lo toma por sorpresa, lo que me da seguridad para continuar—. ¿O no lo hizo, niño mimado?

—Efectivamente no lo hizo —admite, frunciendo los labios mientras me recorre con apreciación. Imbécil.

Mi falsa sonrisa se amplía mientras me trago las ganas sacarle los ojos o, en su defecto, cambiarme de ropa. Me gusta usar shorts y blusas o camisetas frescas porque aquí hace un calor endemoniado, además de que es mi casa y no tengo razón para reprimir mi vestimenta. En la universidad es otra cosa, papá pareció satisfecho cuando compramos esos trajes serios que me hacen lucir como una mujer de mayor edad, creyó que era una buena idea para conseguir que los chicos me respeten. La realidad es que ellos no se acercan a mí, aunque esto honestamente no me molesta, pero tampoco es que les imponga respeto. Sé perfectamente que la mayoría dice que soy una perra engreída a mis espaldas.

—Bueno, ahora lo sabes —suspiro, enarcando una ceja—. Para comenzar, las ocho de la mañana no es una hora adecuada para levantarse. ¿Sabes que vamos atrasados el día de hoy por tu culpa?

No puedo evitar la pizca de arrogancia en mi voz y sé que él se da cuenta. Hace una pequeña mueca que resulta fácil de advertir. Esto no me molesta, de hecho. Está bien para mí que él se de cuenta de que el hecho de que las chicas parezcan derretirse cuando él pasa a su lado no significa que será igual conmigo.

La mueca que hace se transforma rápidamente en una sonrisita de satisfacción que él intenta reprimir colocando un dedo sobre sus labios, pero igual me doy cuenta de ella.

—¿Ahora somos un equipo? —pregunta, mirándome con diversión.

Echo la cabeza para atrás con una sonora carcajada.

—¿Equipo? Cuando estés a la altura, si es que eso pasa, seremos un equipo. Por ahora esto es una jerarquía. Yo estoy aquí arriba —levanto mi mano sobre mi cabeza para enfatizar— y tú te encuentras por allá —señalo hacia mis pies con una sonrisa de suficiencia—. Luke me puso a cargo de ti, así que estaré supervisando que cumplas con tus labores. Sígueme.

Doy media vuelta sin poder evitar la sonrisa que se esfuerza por asomar en mis comisuras y avanzo hacia las escaleras. Escucho sus pasos apresurados detrás de mí hasta que, sujetándome del brazo, me detiene.

—¿Qué? —le lanzo una mirada severa.

No quiero que me toque.

—¿Se supone que vamos a trabajar ya? —me pregunta con las cejas elevadas—. ¿Qué hay de un buen desayuno primero? ¿Dónde está Grace?

—Mi madre no es tu criada —espeto con frialdad—. Si quieres comida tendrás que ganártela. Y para tu información, el desayuno se sirve a las siete en punto. No antes, no después.

Él abre la boca para replicar pero no se lo permito. Me zafo de su garra y continuo bajando las escaleras, paso el recibidor donde inició este dolor de cabeza de tenerlo cerca y salgo de la casa.

Me detengo unos minutos, inspirando el aire puro del exterior y saboreando los rayos del sol que me dan una cálida bienvenida junto a los comunes sonidos de la naturaleza.

Adams azota la puerta al salir para unírseme, lo que le gana una mala mirada de mi parte. Está ceñudo. Sonrío interiormente porque estoy segura de que los minutos que demoró en alcanzarme los ocupó para buscar a mi madre o a alguien que pudiera ofrecerle el desayuno de manera fácil.

—Oh, ¿olvidé mencionártelo? Mamá tiene una florería en Alexandria —le informo, disfrutando de lo mal que le cae esta información—. La atiende todas las mañanas y regresa a casa hasta la tarde. Luke la acompañó hoy, él dijo que cuando vuelva al medio día ustedes irán a entrenar.

—¿Por qué me odias tanto? —me pregunta, aunque suena más como una acusación.

Concentro mis ojos en los suyos, que me miran a través de sus espesas pestañas, y luego parpadeo.

—No te odio, solo no me agradas —afirmo, encogiéndome de hombros para restarle importancia y él pone los ojos en blanco—. ¿Vas a quejarte todo el día o comenzamos a trabajar de una vez?

—¿Me dejarás comer algo después, Howe?

—Solo si lo mereces, Mimado Adams.

—¿Mimado Adams? —enarca una ceja con incredulidad—. Tienes un fuerte problema tratando de convencerte de que soy un montón de cosas que no soy.

—Solo mueve tu trasero de una vez —gruño, adelantándome a bajar las escaleritas del atrio.

Nos dirigimos al granero en silencio hasta que él habla.

—¿Qué es lo que haremos? —me pregunta, caminando apresuradamente detrás de mí hasta llegar a mi lado.

—Limpiar el lugar. Está hecho un asco desde que mis padres siempre están demasiado ocupados como para hacer el trabajo o llamar a alguien para que él lo haga.

—De acuerdo —asiente, desconfiado—. ¿Hay animales aquí?

—Algunos cuantos —le confirmo—. Pocos, pero los suficientes para volver loco a cualquiera.

Cuando llegamos a las puertas del granero y me dispongo a abrir, me giro para verlo a la cara. Necesita ser advertido porque este puede ser un trabajo difícil y, por mucho que él me moleste, quiero que esto sea rápido y sin complicaciones para poder irme temprano.

—Escucha, lo más probable es que La Loca Cleo haya conseguido desatarse y vaya a embestirnos apenas abra estas puertas —le advierto, él me mira como si no entendiera—. No podemos dejarla escapar, ¿me escuchas? —apunto su pecho con mi dedo índice—. Atrápala antes de que pueda huir. ¿Listo?

Él parpadea y yo me dispongo a abrir.

—¡Espera! —grazna demasiado tarde—. ¿Qué demonios es una Cleo?

Para cuando él hace la pregunta yo ya he abierto la puerta. Le miró y veo el pánico en su cara. Lo siguiente es que escucho el balido de la cabra justo antes de que ella salga como el diablo y arremeta directamente contra él.

Mierda.

Adams suelta un alarido ensordecedor cuando Cleo casi le deja su único cuerno clavado en la entrepierna. La cabra le da unas fuertes patadas con sus cascos en la pierna derecha, parece poseída mientras brinca así de alocada y yo trato de atraparla.

—¡No la dejes ir! —grito cuando veo las intenciones de Cleo—. ¡Oh, maldición Adams!

Él podía haberla atrapado hace un segundo y en lugar de eso se apartó del camino, dejándola escapar.

Adams parece asustado como el infierno, con los ojos trastornados y casi temblando. La parte malvada en mi interior quiere echarse a reír porque nunca lo había visto de esta manera, pero también estoy cabreada porque Cleo ha escapado y encontrarla será un dolor en el trasero.

—¡¿Qué mierda fue eso?! —jadea, haciendo una mueca de dolor. Se agacha enseguida a tocar la abertura en su pierna que le ocasionó la cabra con sus pezuñas.

—Eso —digo, manteniéndome seria a toda costa y señalando el camino por el que la cabra corre desbocada— es más tarea para nosotros. ¿Sabes lo difícil que será encontrarla?

—¡¿Encontrarla?! —bufa—. ¡Ni de chiste! ¡No quiero ver de nuevo a esa cosa del demonio!

—¡Pues mala suerte porque tienes que ir y encontrarla!

Le doy una mirada asesina. Cleo está loca, es cierto, pero él no sabe todo lo que ella ha pasado. Me cruzo de brazos mientras el respira furiosamente y su rostro enrojecido trata de volver a su color normal.

—Oh, no, no, no y no. ¡No buscaré a esa cosa que pretendía dejarme sin descendencia!

Ruedo los ojos, soltando un estertor.

—¡Tú la dejaste ir, así que lo harás o comenzarás a hacer tus maletas para volver a donde perteneces! —grito de regreso, soltando una amenaza que sé que no puedo cumplir.

Después de discutir varios minutos, y de que casi se escapara la Fluffy la gallina también, finalmente Adams se da por vencido.

Lo veo marchar a trompicones en busca de Cleo. Me tomo una gran bocanada de aire y, cuando está lo suficientemente lejos, me es imposible contener la risa. Él dijo que no es mimado, sin embargo parece un niño haciendo un berrinche porque su mamá lo envió a arreglar su cama.

Niego con la cabeza, regresando la vista al desastre que hay en el granero, y me dispongo a limpiar y acomodar todo por mi cuenta mientras él vuelve.



________________

N/A: 

¡La espera ha terminado! Matt y yo estamos de regreso. BOOM BABY.

Fue bastante tiempo, pero entendamos que no quería spoilerearlos sobre Plan B, así que fue lo mejor. Ahora que la historia de Shaxl ha llegado a su fin, me encuentro aquí. 

Espero les haya gustado el capítulo. Todas deséenle buena suerte a Matt encontrando a La Loca Cleo (si, Cleo de Cleopatra) jajajaja

Y bueno, he regresado en el tiempo para poder darle esta dedicatoria a Renato0906, a pesar del bullying y los memes -_- mira que soy un alma buena que está cumpliendo su palabra de darte una dedicatoria. Vamos a hacer las cosas cursis para que luego no andes poniendo cizaña: Querido Renato, es genial que Nat te comparta conmigo y seas otro hermano molestoso al cual querer golpear :') Ven con Nat a verme a México jajaja y por la vez que me diste el susto en wa, espero el pinkystripper te de un baile sensual que te haga vomitar :v  ok ya, termina la dedicatoria. Sé feliz y huye de las acosadoras :)

Espero sus comentarios para saber qué les pareció <3

Abrazos de oso, Saltamontitas.


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