La semana se pasó volando, ya era sábado y el rubio estaba preocupado porque ese día iba a llegar Hinata, si le preguntaban, si, se arrepentía de haberle dicho que si a la mujer.
La preocupación iba a ser mayor porque para cuando llegara ya estaría en el trabajo, pero confiaba en Sasuke.
— Ya me voy amor — anunció desde la puerta y de un momento a otro el azabache ya estaba a su lado.
— No la dejes entrar, que traiga temprano a Boruto y cuando llegue pregúntale como le fue — levantó el cuello para que Sasuke le acomodara la corbata.
— Ya entendí, pero algo me dice que hay algo detrás de todo esto — frunció levemente el entrecejo.
— Esperemos que no — vio a los niños acercarse — Nos vemos en la tarde ttebayo — les dió un beso en la cabeza a ambos — Te amo Sasuke — tomó sus mejillas dándole un profundo beso, se separó soneiendo y puso su mano sobre su vientre.
— También te amo, no choques con nada, despidió al rubio y entró a la casa.
Espero una par de horas y acomodaba todo lo que el pequeño rubio iba a ocupar o al menos lo que pensaba que ocuparía.
— Sasuke yo no quiero ir — formó un puchero acercándose al Uchiha.
— Yo tampoco quiero que vayas pero solo será una vez...o eso espero — tocó su hombro antes de volver a lo que hacía.
— Yo quería que tú fueras mi mamá — apoyó el mentón sobre la mesa.
— Pues sí lo soy — volteó a verlo con una sonrisa — Bueno, me doy una idea — aclaró con una media sonrisa.
— Trata de ser amable y no digas nada que no te pregunte, no le vayas a responder de.manera grosera o yo te.voy a jalar la oreja — se cruzó de brazos viéndolo seriamente.
— Me voy a portar bien — firmo un puchero y tomó la mochila que el azabache le preparó en cuanto sonó el timbre.
— Se lo que piensas, tampoco me gusta esto pero solo será hoy — caminó hacia la puerta abriéndola solo un poco, únicamente asando la cabeza.
— Hola...vengo por mi hijo — pronunció en voz baja.
— Si... Boruto ya puedes venir — se hizo a un lado dejando ver al pequeño.
— Dios eres igual a Naruto — hizo un gesto un tanto extraño de descifrar.
— Antes de las 7 de la tarde — indicó el Uchiha.
— ¿Perdón? — dijo incrédula.
— Naruto me pidió que te dijera que Boruto debe estar de regreso a las 7 — afirmó sin cbiar si expresión y sin importarle se puso de cuclillas frente al niño.
— Pórtate bien, tienes el número de teléfono en la mochila, me llamas para cualquier cosa que pase — susurro cerca de él recibiendo un abrazo— Solo será un rato.
La Hyuga terminó tomando la mano del rubiecito llevándolo consigo a ese auto que la esperaba.