Giants - Jungkook

Від _imsander

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Avery Alcott pasa de vivir una vida tranquila en Canadá a entrar a la universidad y vivir en una residencia e... Більше

prólogo
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Especial 1-Sol y Playa
Especial 2-Cosas de Hombres
Especial 3-Haylie y cita
Especial 4-Boda y Tests
Especial 5 - Veinte a que es niño
Especial 6- Arian y Adler
Agradecimientos
¿Regalito de fin de año?

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Від _imsander

Jungkook se asomó serio con una mochila. Iba de negro, una camisa remangada, unos vaqueros rotos y unas botas todo del mismo oscuro color.

—¿Estás?

—¿Dónde vamos?

—Arriba.

Entré rápidamente a mi habitación y me puse encima una sudadera negra. Llevaba unos pantalones del chándal negros que usaba para andar por casa. Agarré mi celular y me até las zapatillas negras con toques blancos. Salí metiendo las llaves en el bolsillo. Jungkook parecía ser un espía, se aseguraba de que nadie nos viera mientras nos dirigíamos a las escaleras. Subimos en silencio dos pisos; pensaba que sólo había tres. Al llegar arriba vi una enorme azotea. Creí haber visto como abría ese lugar con una llave, ¿De dónde la habría sacado?

El cielo estaba estrellado, no había casi nubes y el silencio de las calles daba un toque relajante. Jungkook caminó tranquilamente como si la posibilidad de caerse fuera descartada por completo. Se sentó mirando hacia fuera, no hacia los jardincitos o la piscina de la residencia, sino hacia la calle. Llevaba una mochila en la espalda la cual se quitó y abrió. Me senté a su lado en silencio mirando a la luna sobre nosotros. Él en cambio sacó velas, una fotografía y la maqueta de la moto que tenía como fondo de pantalla. No pregunté nada, sólo observé como encendía las dos velas y las puso a cada lado de la fotografía, una en la que aparecían sus padres junto a él.

—Es el aniversario de la muerte de mis padres.

Oh, mierda. Tragué en seco, no me esperaba eso para nada. Puso la maqueta a un lateral de la foto y sonrió con cierta nostalgia.

—Murieron en un accidente de moto hace dos años.

—Yo...lo...

—No hace falta que digas nada, sólo no quería estar solo.

Asentí mirando la foto con una sonrisa.

—Eran muy guapos.

—Lo eran—dijo con una sonrisa—También muy agradables.

Se tumbó mirando al cielo. Hice lo mismo, hacía algo de fresco allá arriba. En mi salón había tanta gente que hasta se me caían los chorretones de sudor.

—Pablo me deja subir en sus cumpleaños y en su aniversario de muerte.

Pablo, sabía que era un buen tipo. No sólo escucha mis dramas, parece que también los de Jungkook...¿No le habrá contado cosas mías? Más vale que no.

—No hace falta que me digas nada, lo sabes, ¿Verdad?

Escuché una pequeña risa de su parte. Se volvió a levantar y agarró su mochila sacando dos botellas de soju, me ofreció una sonriente. No me gustaba la idea de beber en una azotea de la cual podía matarme; pero la acepté. Tampoco creía acabar tambaleándome tras una botella de ese tamaño.

—Nury...

—Él prefiere fingir que no ocurrió —dijo antes de darle un largo trago, hizo una mueca antes de beber de nuevo—Seguramente esté haciendo de todo menos pensar en ellos.

Exactamente eso me dijo. Fingía  que no había ocurrido, yo no sabría hacer eso. Mi padre era alguien importante aunque nunca estaba, no podría hacer como si estuviera vivo cuando en verdad no lo estaba; eso no era superarlo y aceptarlo, Nury huía de la realidad.

—Os lleváis mal por...

Di un pequeño trago mirando de reojo al menor de los Jeon. Estaba concentrado en las velas y en la foto, movía la botella lentamente.

—Son muchas cosas—se llevó la botella a los labios—regúntale a tu noviecito mejor.

—¡Ey! No es mi...

—Os besasteis—dijo señalándome con la botella.

Eso era una acusación. Negué efusivamente, no fue exactamente de esa manera. Mi cabeza daba vueltas tratando de encontrar las palabras adecuadas; el alcohol comenzaba a afectar.

—Me besó, que es distinto.

Jungkook negó con la cabeza mirando al frente. Bebió de su botella y la dejó en el suelo.

—¿Cuál es la diferencia?

Fue entonces que dejé la botella en el suelo y agarré su rostro con ambas manos obligándolo a quedarse quieto. No tardé ni dos segundos en estampar mis labios con los suyos durante cinco segundos que se me hicieron eternos. Eran blanditos, esponjosos...

—¿Me has besado?—negué moviendo su cabeza también— No, lo hice yo—dije agarrando la botella de nuevo.

Cuando la tuve en la mano me percaté de lo que acababa de hacer. Seguramente me sonrojé al instante, bebí de la botella desviando la mirada por completo del castaño. No dijo nada, lo agradecí. Me tumbé y miré la luna. Mi padre siempre me mandaba fotos cuando hacía patrulla de noche, enfocaba a la luna y me decía que me estaba viendo. Para mi padre era la pequeña luna que siempre estaba presente; pero él nunca estaba presente para mí.

—¿Pones música?

—¿Yo?

Me señalé algo confusa. Asintió diciendo que confiaba en mi gusto. Agarré mi teléfono y pinché en la lista que ponía con frecuencia, viejos temazos. La primera que sonó fue: Don't you worry child de Swedish House Mafia. Jungkook asintió y movió sus pies al ritmo.

Era raro estar así con él, no nos conocíamos prácticamente nada pero la comodidad era fascinante. Bufé pensando si también era momento de que me abriera como él había hecho conmigo.

—Mi madre murió cuando me dio a luz.

Jungkook no dijo nada tampoco, su vista seguía enfocada al frente y sus labios ocupados bebiendo de la botella.

—Mi padre no tenía mucho tiempo para estar conmigo, es policía. Se la pasa trabajando pero siempre tiene tiempo para mandarme fotos o desearme un buen día.

—Eso es bueno.

—Tengo un medio hermano, y una madrastra con la que no me llevo realmente bien. Ambos viven en el centro, mi padre tardó doce años en superar a mi madre.

—¿Te gustó eso?

—Sí, quería verlo feliz de nuevo. Aunque no esté cómoda sabiendo que tiene otra familia y me dejó algo apartada.

—Eres fascinante, Avery. Realmente fascinante.

Me incorporé un poco para beber. Miré de reojo, tenía los ojos cerrados y los brazos tras su cabeza.

—¿Quién era Hyorim?

No pude contenerme, necesitaba preguntarlo. Jungkook sonrió ladinamente antes de decir que era su novia. Me tensé muchísimo, ¿Tenía una puta novia? ¿Y mi plan de follármelo qué?

—Era broma, es una conocida irritante.

Me tumbé aliviada. Escuché su risa.

—¿Te pusiste triste porque tu crush tenía novia?

Ese tono...se estaba burlando de mí.

—Cierra la boca.

—Oh, vamos, sabes que tengo razón. Casi te pones a llorar porque te quedabas sin follar.

—Si quisiera sólo follar podría hacerlo con Nury, Taehyung o Daraen.

—¿No quieres sólo follar?

Me miró con esos ojos enormes y oscuros. Me quedé paralizada, se suponía que no debía decirlo. Quería conocerlo, tenía tanta curiosidad por él que no podía follar y no preguntar nada.

—Quiero conocerte, supongo.

—¿Conocerme después de follar?—preguntó entre leves risas.

—Jungkook, cállate ya.

Escuché su risa escandalosa. Bebí de mi botella avergonzada mientras él se tomaba la libertad de mofarse de mí en mi cara. El silencio volvió entre nosotros al cabo de unos minutos. Sonaba Perfect de Ed Sheeran.

—Esa moto es la réplica de la que tenía mi madre. Luego la heredé y me saqué el carnet. Nury odia las motos.

—Me imagino...¿La tienes en el garaje?

—¿Cómo lo sabes?

—Te vi una vez con un casco.

—Acosadora—murmuró.

Pasaron más minutos en silencio. Casi me había quedado dormida cuando unos pasos me obligaron a tensarme pero de igual forma no abrí los ojos. Preferí fingir estar dormida allí, en plena azotea muriéndome de frío.

—¿Qué cojones quieres?

Jungkook hablaba de esa forma sólo a una persona que yo conociera, debía ser Nury.

—¿Qué hace ella aquí?

—No te incumbe, lárgate.

—Te hice una pregunta.

—Yo también, ¿Qué cojones quieres a esta hora?

—Deberías de dejar de hacer estas cosas, supéralo. Están muertos.

Sonó duro aquello.

—Quién no parece superarlo eres tú—escuché como rió —Si ves una moto eres capaz de echarte a llorar mientras que yo puedo hasta montar una, y no cualquiera, la suya.

—Cierra la boca, Jungkook.

—¿Ya no quieres que responda qué hace aquí?

Hubo un silencio en el que yo cambié discretamente de postura de una forma completamente creíble. No sospecharon nada, creo y espero.

—¿Sabes que me ha besado?

Silencio absoluto. Jungkook rió ligeramente. ¿Estaba exhibiendo el hecho como si fuera un trofeo?

—Me ha besado ella, por voluntad propia. También ha admitido que me quiere conocer y follar, ¿Cómo te sienta eso, hermanito?

¿Algo más que quieras exponer?

—Deja de mentir.

—No me creas si no quieres, pero yo te aviso: no tienes posibilidades con ella.

—Hijo de...

—¿Sabes que tiene todo un Harem?—preguntó burlón el menor.

—Un ¿qué?

—Taehyung, Daraen, tú... No eres el único tras ella. Y lastimosamente yo también, así que deberías tener cuidado con qué movimiento haces.

Él también...

—Eres un cabrón de mierda. Deja de inventarte cosas, tú no...

—Sabes que nunca miento, Nury.

¿Jungkook no miente? Eso era curioso y un dato a tener en cuenta.

—Debe ser una broma... Teníamos un trato. Tú debías pasar desapercibido y yo no te delataría.

—Me delataste, casi provocas que me muera tres veces y tienes la cara de pedirme dinero. Creo que ya va siendo hora de dejar de ser el tímido e invisible hermano menor de Nury.

¿Casi muere tres veces? Necesitaba indagar en eso.

—Sabía que no eras de fiar...

—Deberías irte, ¿O quieres ver como nos besamos cuando despierte?

¡Que íbamos a qué!

—Jeon Jungkook...¿Me estás declarando la guerra?

—Llevamos en guerra dos años, Nury.

Escuché como se alejó de allí quedándome alucinada por la conversación. Ahora sabía por qué Jungkook fingía ser invisible, aunque no entendía eso de "delatar". También he comprendido el odio que se tienen por unos segundos; casi lo he sentido yo. Jungkook lo sacaba de quicio y él simplemente trataba de controlarse.

Jungkook me movió lentamente provocando que me levantara. Abrí los ojos algo confusa, como buena actriz que era en primaria.

—Te quedaste dormida.

—Oh, perdón.

—No pasa nada.

Vi como desviaba la mirada hacia la puerta por la que subimos. Quise mirar hacia allí pero me lo impidió. Agarró mi rostro y me besó, mis manos fueron a parar en su nuca acercándolo más a mí. Lo necesitaba con urgencia, algo que me ayudara a dejar de pensar en la conversación que había escuchado a escondidas. Nuestros labios se movían a un ritmo lento pero de alguna forma profundo. No sabía que podía gustarme tanto un beso y mucho menos que quisiera besar sus labios más ahora que los había probado.

Se separó con una sonrisa algo diabólica. Se relamió los labios antes de mirar de nuevo hacia la puerta.

—¿Cuánto escuchaste?

—¿Qué?

Besó de nuevo mis labios castamente.

—Sé que estabas despierta.

Vaya, creo que de pequeña me mintieron diciendo que era una gran actriz. Miré sus ojos, profundos como siempre, pero esta vez parecían estar amenazándome con una daga.

—Todo, escuché todo—dije avergonzada.

Desvíe la vista a las velas, sólo una seguía encendida.

—Sincera, me gusta.

Levantó mi barbilla y dejó un beso en mi cuello.

—Mi hermano nos está mirando, ¿Me ayudas a joderlo o paramos?

Lo dudé unos segundos. Sus labios en mi piel se sentían demasiado bien como para decirle que parara, pero siendo sinceros, no quería hacerle nada a Nury a pesar de conocer una parte de él que no pensaba que tuviera. Estaba en un gran dilema. Tenía la oportunidad de descubrir un poco más del verdadero Jungkook, pero a cambio de perder un poco a Nury. ¿Realmente merecía la pena? Al fin y al cabo podía ganar la apuesta y tenerlo para mí sin necesidad de tener a Nury mirando.

—Mi hermano no es como piensas, Avery...

Eso ya lo había visto. El dulce y amable Nury se volvía una persona algo retorcida alrededor de su hermano menor. No sabría explicar el aura que pasaba a desprender, pero sin duda no era la misma.

—¿Y tú?

Era fácil hablar de su hermano, pero él también era un signo de interrogación cada vez más complicado. Conseguía destapar un poco pero resultaba que detrás había más.

—Sabes como soy, por eso te atraigo, ¿Me equivoco?

No respondí. Había dado en el clavo, en el primer momento que vi sus ojos y su expresión supe la oscuridad que escondía y no pude evitar emocionarme al encontrar alguien como él. Siempre tenía cerca a personas que cualquiera querría como parejas: amables, detallistas...y yo lo que necesitaba era alguien que me retara, que me torturara ligeramente y me llevara a mis límites. Porque estaba cansada de ser la dulce Avery siempre, necesitaba alguien que me llevara al borde de la desesperación, a su terreno.

Jungkook me echó hacia atrás y se puso sobre mí con una sonrisa en el rostro. Su rodilla abría mis piernas y ambas manos estaban a cada lado de mi cabeza.

—No te gustan los niños buenos como Nury o Taehyung, ¿Verdad, Avery?

Al parecer era bastante transparente, al menos para Jungkook.

Su mano fue a parar a mi cuello y me inmovilizó. Sonrió ampliamente al ver como un jadeo salía de mis labios. Apretó ligeramente su mano haciéndome sacar un pequeño gemido. Mis manos estaban en su muñeca, simplemente ahí. No sabía qué hacer con ellas e inconscientemente acabaron ahí.

—Uh, masoquista, ¿Avery?

Bajó sus labios a mi mandíbula y la besó hasta llegar a mis labios de nuevo. Me besó con efusividad apretando un poco más su agarre. Con la otra mano subió mis manos sobre mi cabeza. Mordió mi labio y sonrió mirándome a los ojos.

—No dirás nada de lo que acaba de pasar, Avery—besó delicadamente mi mejilla—Vas a ir a tu cuarto y te vas a tocar pensando en mí—besó mi mandíbula de nuevo, después soltó su mano de mi cuello y besó el mismo—Vas a gritar mi nombre y quiero escucharte desde mi apartamento, ¿Vale?

—Ni loca —murmuré bajo.

—¿Eres Brat? ¿Vas a desobedecerme a pesar de ser sumisa, Avery?

Besó mis labios con rudeza de nuevo y gruñó antes de quitarse de encima. Comenzó a recoger dejándome asombrada en el suelo. ¿Lo había soñado? Joder, Jungkook supera mis expectativas sin duda. Si era así en la cama iba a volverme a adicta a él.

—Un placer, Avery Alcott. Hasta mañana...

Salió andando dejando la llave a mi lado. Me había quedado inmóvil por su tacto y sus palabras, estaba más caliente que la última vez que me provocaron para hacerlo en un baño público. Mi ex no se comparaba a lo que acababa de sentir. Debería bajar a mi habitación y tal vez hacer caso a lo que dijo Jungkook.

Desperté debido a que alguien me estaba llamando. Estiré el brazo y acepté la llamada. Cerré los ojos aún tumbada en mi cama.

—¿Vienes a correr?

—¿Correr?

Miré quién llamaba, Noah. Esa loca amaba hacer deporte en la mañana temprano, en el pasado la acompañé varias veces pero había dejado de hacer esas cosas, no estaba en forma y ella seguro que sí lo estaba. Iba a reducir el paso por mí.

—Da igual que seas una tortuga, vente. Te espero.

Di unas patadas en la cama antes de levantarme. Tenía un cansancio importante, después de lo ocurrido en la azotea devolví la llave y, aunque me dé vergüenza admitirlo, obedecí su orden pero se forma silenciosa. Jungkook me tenía bailando en la palma de su mano, de hecho, tenía a todos ahí. Nury era el único que iba contra la corriente y parecía irle bastante mal enfrentándose a Jungkook.

Me duché rápido para despejarme y me cambié a ropa de deporte. Simplemente unos leggins largos y una sudadera verde oscura. Hacía un frío importante y no iba a salir sin eso. Me até la cabellera y salí abrochándome la riñonera. Al salir me encontré con Jungkook saliendo con una mochila de esas alargadas de gimnasio. Iba con pantalones cortos negros y una camiseta negra corta, ¿No se moriría de frío? Me miró serio, como siempre, recorrió mis piernas acabando en mi rostro sonrojado por su presencia. Se le dibujó una pequeña sonrisa. Comenzó a caminar hacia el ascensor, lo seguí en silencio.

—¿Vas a correr?

—Oh, sí, Noah me obligó.

—Siempre sale los sábados a correr y vuelve a la hora de comer. Seguramente te arrastre con ella, suerte.

Era una conversación sorprendentemente cómoda a pesar de lo ocurrido en la azotea. Mi cuerpo estaba realmente tenso al tenerlo cerca, su efecto en mí era alarmante, pero de alguna forma podía hablar tranquilamente.

—¿Tú vas a algún sitio?

Entramos al ascensor. Pulsó el bajo y se apoyó en la pared justo frente a mí.

—Gimnasio.

—¿De la residencia?

Pensé que prefería que no le vieran hacer otra cosa que no fuera estudiar.

—Nadie va hasta las once, además dejaré la faceta esa de...

—¿Tímido Jungkook?

—Algo así.

La amenaza a su hermano era literal, iba a dejar aquel trato sin sentido.

Se abrió la puerta. Por un momento pensé en la posibilidad de que se le acercaran ahora que mostraría esa faceta que me tenía loca a mí. Paré en seco replanteándome si me convenía o no.

—¿Pasó algo?—preguntó.

Miré su rostro, serio como siempre.

—Oh, nada.

—Suerte.

Se fue por su camino dejándome embobada viendo como se alejaba hacia el gimnasio de la residencia a las ocho de la mañana. Normal que tuviera el cuerpo que tiene...

Salí bostezando viendo a Noah calentando los tobillos. Estaba más que preparada para hacerme sufrir.

—¿Era necesario que te acompañara?

—Absolutamente.

Calenté un poco y comenzamos a trotar. El camino se me estaba haciendo eterno, Noah parecía imparable y yo a penas podía seguir dos metros tras ella. Me senté en un banco recuperando el aliento mientras ella reía mirándome al punto del colapso.

—¿Sabes cómo también se hace cardio?

La miré esperando a que repondiera.

—Follando.

—Joder, Noah...

—Era broma, bueno no.

Eché el flequillo hacia atrás tratando de calmarme un poco. Necesitaba recuperar el aliento cuanto antes. Estaba para el arrastre.

—¿Quieres un café? Te invito.

Por fin un buen descanso. Eran las once y ya me había permitido sentarme en una silla. Ella hablaba de lo orgullosa que estaba de que hubiera durado tanto a aquel ritmo. Bebí del frío café y sonreí cuando dijo que me había echado de menos. Yo de alguna forma también, su locura y su voz chillona formaban parte de mi vida sin duda alguna. Miré a la izquierda, justo a la acera por la que pasaba gente. Me gustaba la zona, lo tranquila que era.

—Ahora que acabaron los exámenes, ya estás lista para un polvo, ¿No?

La verdad, no, no lo estaba para cualquier polvo. Me vino a la mente los labios del castaño, su rureza y esas manos...

—Esa es cara de sexo, ¿Quién es la víctima?

—Mejor cuéntame la tuya—dije sonriendo acercándome la taza a los labios.

Seguiría un tiempo con Daraen, según ella la había dejado más que satisfecha las últimas veces. Ella lo tenía en un pedestal, uno bastante alto a decir verdad.  Así era Noah, una adicta al sexo y al alcohol. Para cambiar el tema sólo mencionó las ganas que tenía de una borrachera, me miró cómplice pero negué. Lo que necesitaba era dormir hasta que mi cuerpo dijera: "basta".

Anduvimos hacia la residencia, eran la una y cuarto cuando llegamos y saludamos a Pablo con alegría y él simplemente nos dedicó esa sonrisa amable suya. Me acerqué a la ventanilla para conversar un rato con él, debía ser aburrido estar ahí todos los días.

—¿Ejercicio?

Asentí. Noah me dijo que iría a ducharse y todo, se fue alegremente por el pasillo.

—¿Te gustan los cotilleos?

Asintió acomodándose en la silla.

—No dirás nada, ¿Verdad?

—Hagamos intercambios. Soy el guardia, veo todo. Tú cuéntame cosas y yo otras.

Estrechamos las manos con gusto. Entré a la pequeña salita tras la mampara que solía separarnos y me senté en la silla de sobra que tenía. Me sonrió y movió su barbilla en mi dirección como indirecta para que comenzara.

—Taehyung, Daraen, Nury y Jungkook quieren tema conmigo.

Abrió la boca y miró hacia atrás por si alguien hubiera pasado.

—¿Los cuatro? Eso no lo sabía. Había escuchado a Daraen, ese hombre sólo piensa en culos sinceramente.

Asentí acomodándome en la silla al subir las piernas.

—Tae, Nury y Jungkook me besaron. En ese orden. Nury me besó delante de su hermano, ayer en la azotea...

—Eso te lo puedes ahorrar, tengo una cámara allá arriba. Lo vi todo.

—No—dije abriendo los ojos como platos. Asintió enseñándome su ordenador donde se veían varias partes del establecimiento, una de ellas la azotea.

—Tengo que vigilar que no se tira cuando me pide las llaves.

—Qué vergüenza...

Me tapé la cara.

—Lo que no sé es de qué hablaron los dos hermanos, no tengo audio, pero sí mucha curiosidad. Son dos ciclones.

Se inclinó hacia delante como si fuera a contarme un secreto.

—Jungkook sale hasta tarde casi todos los días, sobretodo Viernes y sábados. Taehyung lo acompaña normalmente esos días. Días después va Nury a su piso. A veces al revés, aunque cuando va Jungkook parece que más que hablar van a pegarse.

—Son un misterio—dije cruzándome de brazos—Jungkook no es un santo.

—Lo escuché hablar con Taehyung y la verdad, no parece el tímido chico que aparenta.

Sonreí mirando mis pies, los movimientos nerviosa al recordar la azotea de nuevo.

—Es que no lo es, era un trato con su hermano. Sinceramente, Nury me da mala espina—dije abrazándome con fuerza—Demasiada.

Y claro que me daba mala espina. Parecía esconder tantas cosas como Jungkook, pero este no quitaba su sonrisa del rostro y ese hecho me daba escalofríos.

—Le echaré un ojo, a los dos.

—Gracias—dije divertida—A Jungkook no tanto.

—¿Por qué?

—Porque si me acuesto con él o algo vendré a decírtelo y me gustaría ahorrarme el: "ya lo sé" de tu parte.

Pablo rió asintiendo. Había sido una conversación bastante amena. Me comentó que vigilaría a mi grupo de amigos para los intercambios de cotilleos. Sin duda se aburría mucho allí.

Anduve por el pasillo hacia mi habitación, debía ducharme con urgencia. Mientras esperaba al ascensor escuché a un par de chicas pasar tras de mí, justo dijeron un comentario que llamó mi atención. Mencionaron a Jungkook, al parecer se lo habían encontrado saliendo del gimnasio y les había mirado intensamente, según ellas. Sabía a qué mirada se referían, esa que daba cuando te ponías en medio de su camino y trataba de mostrar que le molestabas.

Entré a mi habitación silbando. Me metí a la ducha directamente, la necesitaba con urgencia. Salí y me quedé mirando en el espejo, por unos segundos me imaginé a Jungkook marcando mi piel, me revolví el cabello para secarlo y evitar esos pensamientos para nada éticos. Me enrollé en la toalla y salí de mi baño algo desubicada tras mi acción de secarme el cabello. Justo llamaron a la puerta. Abrí esta olvidándome de que estaba en toalla, frente a mí, un sonriente sarcástico Jungkook me miraba.

—¿Cada día abres con menos ropa?

—Mierda—murmuré.

Se me había olvidado que estaba en toalla. Jungkook se apoyó en el marco de la puerta sin apartar ni un solo segundo la mirada de mí.

—Si sigues haciendo estas cosas no me voy a contener.

Me sonrojé imaginándome cosas indebidas. Traté de cerrar la puerta pero no me lo permitió, puso el pie y negó divertido.

—¿A qué hora bajas a comer?

Me sorprendí por la pregunta.

—A las dos o dos y cuarto—murmuré tapándome con la puerta.

—Está bien, por cierto, tu cabello mojado...

Miré como mi pelo caía por mis hombros. Él agarró un mechón y sonrió.

—Me gusta—dijo alejándose hacia su puerta.

La abrió de un movimiento y entró sin despedirse. Me quedé bloqueada en la puerta con los ojos puestos directamente en su puerta, tragué en seco y suspiré aliviada de no tener su presión encima. Me cambié a un pantalón holgado negro de rayas grises, me lo había regalado mi padre no hacía muchos días, luego agarré una sudadera enorme gris. Tenía frío, mucho a decir verdad. Me asomé por la terraza, allí, frente a mí, Nury leía tranquilamente. Parecía un hábito, leer en la terraza no me agradaba del todo, no con ese frío. Pero parecía que el lo disfrutaba.

Me quedé observando un tiempo hasta que vi que me estaba saludando. Saludé de vuelta. Me sentía incómoda y eso que estaba bien lejos de mí. Tal vez por el hecho de que nos vio en la azotea a Jungkook y a mí, no con las velas, sino besándonos. Bufé, la que estaba liando por ser impaciente con Jungkook...

Volví a entrar para leer también, un par de capítulos antes de bajar a comer.

Me senté en la mesa de siempre. Ya estaban allí Noah gritando a Daraen por cualquier idiotez, Alice riendo mientras susurraba a Nury algo. Faltaba Taehyung, algo bastante raro. Miré a mi alrededor buscándolo, justo lo encontré viniendo con su bandeja. Se sentó frente a mí, ¿Mi lado izquierdo estaba vetado o algo?

—¿Todo bien? Me dijo Pablo que alguien te hizo madrugar—dijo el peliazul dando un par de codazos a Noah.

Esta lo empujó y se negó completamente, al parecer madrugué por voluntad propia...

—¿De dónde vienes tú?—preguntó Alice a Taehyung.

Este sonrió antes de llevarse la cuchara a la boca. Señaló con la misma a la rubia y sonrió.

—De comprar ropa.

—Eres un derrochador—murmuró Noah.

Esos dos tenían un amor odio fascinante, se la pasaban peleando todo el tiempo. Bufé mirando la comida, no tenía mucha hambre y la mitad de lo que había en el plato no me gustaba. De pronto la cafetería estaba en silencio, todos miraban a la entrada. Me giré sorprendiéndome tanto como el resto. Un chico vestido con unas botas militares, pantalones de cuero pegados, una sudadera negra de capucha negra y con sus aros entró, obviamente era Jeon Jungkook. Se echó el cabello hacia atrás mirando la larga fila de la cafetería. Tenía una leve sombra negra alrededor del ojo además de un aura peligrosa. Me mordí el labio inconscientemente, no estaba preparada para ese golpe de realidad, ya lo había visto así un par de veces, pero el impacto seguía existiendo. Miré a mi alrededor, ya veía como la gente se emocionaba al ver al prototipo de "badboy" que antes era inexistente en la residencia, al menos, yo no lo había visto aún. Jungkook se acercó con su bandeja a nuestra mesa, juraría que sonrió a Nury antes de fijarse en mí. Se sentó a mi lado en silencio y bufó.

—¿Venís aquí todos los días?—preguntó retóricamente—Qué tortura.

Echó un vistazo a la mesa. Los únicos no sorprendidos éramos Taehyung y yo. Incluso los chicos y chicas con las que no había hablado mucho como: Garren, Yena o Phillip, estaban con la boca abierta.

—¿Qué?—preguntó de mala forma levantando su cuchara.

—¿Jungkook?—preguntó Noah señalándolo.

—No, la Reina de Inglaterra.

Sonreí tratando de no reír por su comentario. Me llevé la mano a la boca y negué con la cabeza. Fijé mi vista en el plato y volví a bufar.

—No te gusta, ¿Cierto?

Miré de reojo a quien me había preguntado, Jungkook tenía una sonrisa ladina en el rostro. Suspiró asintiendo.

—¿Qué es lo que no te gusta?

—Oh, pues...el tomate—dije señalándolo—El pollo no me apasiona mucho—dije señalando el filete.

—Cambio la pregunta—dejó el cubierto en la bandeja —¿Qué te gusta?

—La zanahoria.

—¿Sólo?

Asentí avergonzada. Agarró mi bandeja y se echó mi comida en la suya. Abrí los ojos como platos viendo como dejaba sólo las zanahorias.

—Cocínate algo luego—dijo dejando mi bandeja frente a mí de nuevo.

Miré con los ojos como platos a Taehyung. Este también estaba sorprendido. Alice me dio dos golpes en el brazo y se acercó para susurrarme.

—Ahora te creo sin duda, está para tirárselo...

Miré como comía mirando al peli azul. Taehyung estaba sonriente mirando al menor de los Jeon, me eché hacia atrás y traté de buscar la mirada de Nury para ver su reacción. Logré verla, una de molestia pura. No tardó en levantarse e irse diciendo que tenía cosas que hacer. Jungkook rió en bajo comiéndose mi filete. Echó la vista atrás viendo como su hermano se iba. Estiró el brazo y chocó puños con Taehyung. Este último se deslizó por el banquito y se puso frente a Jungkook sonriente.

—¿Todo bien?

—Perfectamente, ¿Hoy estás libre?

Taehyung sonrió asintiendo. Hicieron un gesto con las manos que no entendí y chocaron puños de nuevo. Agarré mi postre y se lo di a Alice, tampoco me agradaba del todo. Me convenía hacerme algo de comer en el piso.

—¿Te vas ya?—preguntó Jungkook agarrando mi muñeca.

—Iba a hacerme algo arriba—dije confusa, ¿Le importaba mucho si me iba?

—Espera un minuto y voy contigo—dijo tirando de mí hasta sentarme de nuevo.

—Pero-

—Cierra la boca, Avery.

Obedecí inconscientemente. Alice me dio dos golpecitos de nuevo.

—¿Eres sumisa?

—Oh, cállate —dije avergonzada.

Alice rió. Miré frente a mí, Noah estaba aún procesando lo que ocurría. Me miró tratando de entender algo, justo en ese momento me hablas Alice en un susurro.

—Seguro Noah se lo quiere tirar ahora, competencia.

—¡Alice!—dije empujando a esta.

Noah se levantó bruscamente y se fue de allí sin despedirse. ¿Se había enojado?

—Vamos.

Jungkook se levantó de la mesa con la bandeja y me señaló la salida con la cabeza. Me levanté con prisa y lo seguí a dejar la bandeja.

—¿Te ocurre algo?—preguntó después de salir.

—No, ¿Por qué?

Sonrió negando y aceleró el paso hacia el ascensor.

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