El pequeño rizado camina por el pequeño pasillo, ese que ya se lo sabe de memoria y que podría simplemente pasar por allí con los ojos cerrados sin perderse, sus brazos están repletas de juguetes (o bueno lo que mas pueden soportar sus pequeños y pálidos brazos) tiene una barbie y un ken, un poco gastado por los años, tres pequeños autos de juguete, y sus tan adorados peluches.
La razón por la cual lleva tantos es porque porque se encontrara con Louis, y quiere enseñarle los juguetes que había encontrado en un cajon que estaba en su casa, los había recolectado especialmente para que el ojiazul y el jugaran.
Llego a la puerta y no tuvo que golpearla ya que estaba abierta, cuando se adentro pudo ver a Louis sentado en la pequeña alfombra blanca con muchos legos a su alrededor, Harry se sentó a su lado como pudo, y dejo los juguetes cerca suyo, aunque su oso de peluche no lo soltó en ningún momento.
"Hazzi, ¡llegaste!"
"¡Si! mi mami dijo que dijera que nos demoramos porque había tráfico, pero no es verdad. Mami y papi gritaron mucho"
Louis no paró de jugar con las piezas de colores que habían a su alrededor, pero si empezó hacer sus movimientos más lentos, para poder prestarle mayor atención al rizado.
"¿Gritaron?"
"Si, siempre lo hacen" tomo entre sus manos los autitos que había traído "¿Los tuyos no?" preguntó con verdadera curiosidad, tenia las cejas un poco fruncidas y su cabeza levemente ladeada.
Louis lo observó, y intento recordar a sus padres gritando pero no había ningún momento en los que ellos lo hicieran "No" respondió luego de pensarlo.
Harry no respondió, en cambio le entrego los autos que tenía en sus manos, para que ambos pudieran jugar. Louis los recibió con una sonrisa en su rostro.
No era raro que Harry pasara en la casa de Louis con un poco de frecuencia, para Jules era mucho más fácil dejarlo allí y pasarlo a buscar cuando se hiciera de noche.
Las peleas entre ella y el padre de Harry eran cada vez más frecuentes que de lo normal, peleaban a cada hora y era una vergüenza para ella decir que en muchas ocasiones no fueron solo discusiones verbales... Emma y Harry ahora podían ver y escuchar cada palabra y acción que sus padres hacían, ahora ya no hacían en algún lugar en que no pudieran escucharlos y es que ya no les importaba demasiado.
Miranda sabia de todo esto, ella y casi todos sus conocidos, es por eso que ofreció que Harry se quedara en su casa solo por el día, mas que una ayuda para Jules, fue una ayuda para el pequeño rizado, podia entender que para él era difícil vivir en un ambiente así, al igual que para Emma, a ningún niño le gustaría.
Así que mientras Emma estaba en el colegio, Harry se quedaba con Louis, lejos de su propio hogar.
Las cosas no mejoraban, y no parecía que lo iban a hacer pronto, Jules se rehusaba a salir de allí, porque no tenia a donde llegar y porque después de todo estaba ciegamente enamorada.
Y Alex estaba tan ciego de todo el daño que estaba les estaba causando a sus hijos que simplemente hacía como si nada pasara y todo fuera normal.
Los años pasaban y Louis había entrado a primer año, Harry ya no vería con la misma frecuencia al pequeño ojiazul porque aun le quedaba otro año que cumplir en el jardín. Harry ahora pasaba los días completos en su casa.
Todo era peleas, pero quizás como otras familias, tenían sus buenos momentos, en los que sus padres intentaban pasar mas tiempo de calidad con sus hijos, haciendo cualquier cosa como; ver una película los cuatro en el sillón, o salir a tomar un helado. Harry era feliz en esos momentos.
Habían días en los que Jules olvidaba por completo pasar a buscar a Harry, y Alex tenia que hacerlo por ella, el rizado nunca pregunto porque su padre llegaba tarde o porque sus ojos siempre estaban rojos.
Entonces, hubo un día en el que ni Jules, ni Alex, lo pasaron a buscar, y en cambio la que llego fue Emma, Emma era la mayor pero aun así no le ganaba por muchos años, a penas por unos cuatro; al parecer los suficientes para irlo a buscar, pensó Harry.
"Harry, quiero que por favor me escuches, ¿si?" La niña, le hablaba mientras caminaba a quien sabe donde.
Harry estaba de la mano con su hermana mayor, y la miraba con los ojos levemente abiertos, creía verla un poco triste, o quizás enojada.
Harry asintió a sus palabras.
"Mamá y papá están hablando de cosas importantes, así que no iremos a casa hasta que se haga de noche. Pero no te preocupes, te quedarás en casa de Lou, ¿te gustaría eso?"
El rizado se emocionó, claro que le gustaría estar con su mejor amigo, amaba estar con el castaño.
"¡Si! ¿Mami y papi lo saben?"
"Por su puesto, no te preocupes de eso"
No lo sabían, ninguno de sus dos padres sabía que Harry se quedaría por las siguientes horas en casa de Miranda, pero siendo sinceros, aun ni siquiera se habían percatado que sus hijos no estaban en casa, pronto lo harían ya que la castaña había dejado una nota en el refrigerador, en la que especificaba que ella iría a buscar a Harry y luego de allí se iría donde Miranda.
Emma toco el timbre de la casa, esperando de verdad que la mujer se encontrara allí, sino no sabría donde ir, y es que no llevaría a su hermano pequeño a su propia casa, donde sabe que Jules y Alex, no están teniendo una de sus mejores conversaciones, al menos no una que Harry soportaría ver y escuchar, lo sabe porque lo vió.
Luego de unos minutos, la mujer salió, estaba vestida con un pantalón de mezclilla bastante sencillo y una blusa color rosa pastel, sus pies calzaban unas pantuflas simples. Miranda se sorprendió ver a los dos niños, sin la compañía de Jules y los hizo entrar inmediatamente. Harry preguntó por Louis y la castaña le dijo que se encontraba en su habitación, el rizado subió rápidamente.
"No la llame" dijo a penas Harry subió.
"No lo haré." hablo calmada "¿Quieres una taza de té? o quizás ¿jugo?"
"Jugo, por favor"
"Muy bien, jugo será"
La mujer se retiró por unos segundos y volvió con el vaso lleno del liquido rojo, frutilla, adivinó Emma.
Esa noche Jules llego a buscar a ambos niños, simulando como que nada había pasado, cuando en realidad estaba pasando de todo. Tenia una sonrisa en su rostro que cualquiera que la viera pensaría que era genuina y no forzada.
La ojiverde no le dirigió la palabra en toda esa semana, ni siquiera fue capaz de verla a los ojos, ni a ella ni a su padre, y no era miedo lo que sentía, era un sentimiento de impotencia, de rabia y tristeza acumulada.
Harry nunca se entero que había pasado ese día pero pudo darse la idea a través de los años cuando pudo verlo con sus propios ojos.
El se dio cuenta tarde que sus padres nunca se amaron entre si y a veces dudaba de que en algún punto los amaran a ellos, a sus propios hijos... a veces se preguntaba porqué le había tocado esa familia, porqué no podían ser como las familias que salían en la televisión, en donde desayunaban en familia y sin comentarios que ocasionaran un conflicto.
Llegó a la conclusión de que solo fue mala suerte y que no podia hacer nada al respecto.
Cuando cumplió 7 su madre decidio que ya era hora de salir de allí, no le dijo a nadie, solo tomo un bolso y les dijo a ambos niños que hicieran lo mismo que ella. Harry sin saber realmente que poner dentro de su pequeña mochila azul, empaco libros para colorear, pequeños y dos poleras, (por si acaso).
Emma no le dijo nada y en su propio bolso le empaco la ropa que iba a necesitar.
Cuando su madre les dijo que se metieran al auto, Harry no supo porque su padre no estaba con ellos, le pregunto a la ojiverde pero ella solo le dijo que no se preocupara.
Jules salió pronto pero Alex no tardó en salir justo detrás de ella, le advirtió que si se iba y no volvía la iba a encontrar, no es necesario decir de que la amenzó con cosas que sinceramente ninguno de las tres presentes querrían volver a repetir; Sin embargó ella no prestó atención a ninguna de las palabras que él dijo, siguió adelante.
"Jules no te puedes llevar a los niños"
La pelinegra no le hizo caso a sus palabras, se subió al auto, lo encendió y se fue de allí, dejando atrás a su esposo.
...
"Entonces si te gustaría tener hijos"
"Bueno, si. Pero- ¿a que viene esto? si puedo saber,
"No lo se, es curiosidad. Siempre te he visto teniendo hijos, siento que serias un buen padre, quizás muy complaciente, pero un buen padre a fin de cuentas" la peliroja se estiró en el sillón, bostezando en el proceso.
"¿Muy complaciente? ¿así me ves? ¿como alguien que no sabe decir no?" su tono no fue duró, mas bien sonaba un poco (muy) indignado.
"Bueno para ser sinceros no sabes decir que no" Harry iba a responder "No me lo niegues jovencito, tu sabes que yo se que tengo razón. Aparte, ya te dije, serías un padre genial, tus hijos te amarían"
Harry no sabe en que momento se les ocurrió que empezar a hablar de hijos era un buen tema de conversación, sinceramente a Harry le gusta la idea de tener hijos pero últimamente se sentía un poco mal al pensarlo, incomodo puede que sea la palabra el creía que a la edad que tenia al menos tendría una pareja, con la idea de planear tener un hijo. Ahora lo que tiene son sentimientos hacia un hombre que al parecer conoce desde que era una célula y una gata llamada Garfield. (sin intención de ofender a su hermosa gatita)
De todas formas no se queja, bueno no tanto, cuando será que va a tener a una pequeña persona llamándolo papá cada que lo necesite, lo esta deseando demasiado, ¿es mucho pedir querido universo?
"Obvio que lo harían, soy la persona mas genial que podrías conocer en tu pequeña y miserable vida"
"Si, si" Rodó los ojos.