Maddie

By SergiND

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Samuel siempre creyó que tendría una vida plana, sin muchas emociones, aunque eso cambió tras conocer a Maddi... More

Prólogo
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By SergiND

Pasaron unas semanas, estuve de baja por el tema de lo del riñón, pero me vino bien para desconectar. Mi familia me dejó en paz, supongo que, debido a la situación, no tenían ni idea de cómo debían actuar, y no me quejo, la verdad. Recibía a veces mensajes de mi hermana, pidiéndome disculpas por juzgarme mal en aquel pasillo, y podía bloquear su número y listos, pero... Decidí no hacer nada. Simplemente, fue algo que dejé aparcado, a lo mejor a futuro retomaba la conversación con Verónica.

En cuanto a Maddie y yo, las cosas iban fenomenal. Disfrutábamos de nuestro tiempo juntos, ya fuera salir a cenar, al cine, o quedarnos otra tarde jugando videojuegos. Poco a poco, ella fue cantando un par de sus viejas canciones en el Queen's, iba cogiendo confianza. Ya nunca se ponía lentillas, sus ojos castaños transmitían más que aquella máscara en la que se ocultaba.

Respecto a los demás, Charlie se encontraba como siempre, lleno de energía, Liv y sus padres se sentían muy aliviados. Matt había estado conociendo a alguien, otra vez, vaya, pero parecía que la cosa funcionaba. Dustin seguía rumiando si lanzarse o no y hablar con Liv de una maldita vez, pero así era él, para los amoríos le daba muchas vueltas... Aunque yo no soy el mejor ejemplo, pero ya me entendéis.

En la tarde más reciente, habíamos quedado todos en una cafetería que nos encantaba a todos, mezclaba la estética ochentera de Soul Rivers con la serie de ciencia ficción Doctor Who, aunque el nombre del lugar ya delataba aquello. The Whovian, era gracioso pedir un café o un batido en aquel lugar.

- ¡Madre mía, qué chulo todo! – Maddie alucinaba con cada rincón de la ciudad.

- ¿A que sí? Es un buen sitio, tenía ganas de volver – Nos habíamos acercado a la cafetería aquel día, solo para que ella pudiera conocerla.

- Esta ciudad es asombrosa, no me canso de ella.

- ¡Vaya, vaya! Mirad quiénes están aquí, ¿os habéis perdido? – Rosy, la camarera, nos había visto entrar.

- ¡Hola Rosy! – Dustin saludó por todos – ¿Nos has echado de menos?

- ¿Yo? Qué va, solo sois los clientes más majos que hay por aquí. En fin, que me alegro de veros, ¿qué os pongo? ¿Lo de siempre?

- Sí, yo diría que la mayoría sí, un Amelia Pond – Dije, con seguridad. - ¿Tú qué quieres, Maddie?

- Ah... Umm... Puees... - Ojeaba la carta con curiosidad - ¿Qué es un "Amelia Pond"?

- Es un latte macchiato, ¿te gusta la espuma? – Le preguntó Rosy.

- Uy, ¿la que hace bigote? Yo quiero.

- Genial, pues otro Amelia Pond, ¿y el chico nuevo? – Miró al acompañante de Matt.

- ¿Yo? Ah, pues... No lo sé, voy a ir a lo loco... Un Rose Tyler.

- Tú sí que sabes – Rosy comenzó a reír. - No eres alérgico al caramelo o algo así, ¿no?

- No, me gusta bastante.

- ¡Pues te va a encantar, choca esa! – Y la chocaron, fue muy aleatorio. – Genial, pues enseguida os lo traigo majos.

- Gracias, Rosy – Contestó Dustin.

- Bueno, ¡que no he tenido tiempo de presentaros! – Matt alzó la voz – A ver majetes, este es Hogarth.

- Encantado – Dijo, con timidez.

- Es un placer, yo soy Samuel, ellos son Maddie, Dustin y Liv.

- Gracias por invitarme a vuestro grupito, no llevo mucho tiempo en esta ciudad, conocer a Matt ha sido algo inesperado, tanto como a vosotros – Rio. Era un tío simpático, rubio, con ojos grisáceos, y unas cejas que le daban carácter.

- Es verdad, ¿cómo os habéis conocido? – Preguntó Dustin, curioso.

- Bueno, pues aquí el amigo – Le cogió la mano a Matt-, decidió cruzar cuando estaba en rojo, y por poco lo mato.

- Uy sí, me hizo un daño que flipas, yo llevaba el maletín del curro y al protegerme le rallé el coche. Y como soy suuuuuper majo, le invité a un café y le pagué la pintura sin rechistar – Matt siempre contaba las cosas con gracia.

- Qué bonito, estoy deseando que me atropellen para enamorarme – Añadió Liv, mofándose.

- Lo sé, suena muy loco, pero oye, no me arrepiento de que cruzara en rojo.

- No, si es muy original, hasta romántico – Comenté entre risas. – Ahora en serio, gracias por frenar y no matarlo, por aquí queremos mucho a Matt.

- No hay de qué – Se rio.

- Bueeeeno – Rosy vino cargada. – Pues aquí os dejo los cafés. Cualquier cosa me decís, ¿de acuerdo? Estoy por ahí.

- Gracias Rosy.

- De nada, pasadlo bien – Se marchó a atender otras mesas de la terraza.

- Madre mía qué bueno está esto... - Maddie sorbía con gracia.

- Tienes un poco de... De espuma, en la... - Le decía.

- ¡Mi bigote, mis normas! – Dijo, forzando algún tipo de acento.

- Vale, vale...

- Eh, oíd. Hogarth es fotógrafo, se le da de coña – Matt fardaba con gusto de su compañero.

- ¿Ah sí? Vaya, ¿qué clase de fotos haces? – Liv sentía curiosidad.

- Bueno, me gusta sobre todo paisajes tranquilos, la naturaleza, captar esos momentos. Aunque ahora estoy trabajando en una discoteca de por aquí, le saco fotos a la gente y a los eventos que hay – Hogarth hablaba con un tono muy tranquilo, era relajante.

- Anda, pues eso es genial.

- Sí, bueno, no es lo que desearía, pero es un trabajo. Tengo en mente un proyecto de fotografía para presentar en galería de arte pronto.

- Oye, pues nos encantaría ir cuando sea que ocurra eso – Añadió Dustin.

- ¿Sí? Vaya, qué majos sois – El recién llegado se sentía cómodo con nuestra compañía. Sacó su móvil y comenzó a enseñarnos varias de sus fotos. - ¿Qué os parece?

- Caray... Es como de lo mejor que he visto en toda mi vida... - Maddie se quedó boquiabierta.

- Tienes buen ojo, eso es innegable – Dije, asombrado por su trabajo.

- ¡Gracias! – Bebió de su taza – Sois buena compañía, y eso se agradece. Esta noche trabajo, y, si no hacéis nada, podríais entrar en la discoteca. Si os apetece, claro.

- Espera, dices... ¿Dices gratis? – Quise asegurarme.

- Claro, llevo ahí algo de tiempo, estoy seguro de que no habría problema. O sea, no os metáis ninguna droga chunga por la nariz u os metáis en una pelea, pero...

- ¡Qué va, si aquí somos todos muy sanos! – Comentó Matt.

- Genial, entonces... ¿Os apetece venir?

- Bueno, podría cerrar el Queen's una noche, no creo que pase nada. "Por motivos personales, estamos cerrados, disculpen las molestias".

- ¿Y qué se te ha muerto? ¿El pez? – Bromeó Matt.

- Pues tuve un pez, y se murió.

- Oh, lo siento.

- Se llamaba Swimmy.

- Vooolviendo al tema... - Liv decidió dejar el tema del pez muerto de Dustin - ¿Vamos todos?

- Bueno, a mí no me parece mal, hace tiempo que no salgo de ese modo, así que... Qué narices – Tenía ganas de ver qué se cocía en los antros de Soul Rivers.

- ¿Cómo son las discotecas de aquí? – Preguntó Maddie.

- Suelen poner buena música, por cierto, ¿qué discoteca es?

- ¿Sabes esa que hace esquina entre las calles Morning Summer y Canadian Northwest?

- Ooh... Effy's Room, ¿verdad?

- ¡Correcto! Pues eso, ¿vendréis? A eso de las 23.

- ¿Te apetece? – Le pregunté a Maddie.

- Bueno... Quizá podría probar a moverme en un ambiente así.

- Si no quieres, no hay problema, eh.

- ¡No, no! Me apetece, pero me pongo nerviosa solo de pensarlo – Volvió a poner voz de dibujo animado.

- Hala, ¿cómo haces esa voz tan aguda? – Preguntó Hogarth.

- ¿Qué voz? – Maddie se extrañó.

- E-es igual... - Decidí cambiar de tema – Entonces, esta noche a las 23.

- Sí, poneos guapos, así os capto con la cámara.

- ¿Has oído Samuel? Te tienes que poner guapo – Liv comenzó a pincharme.

- ¿Y eso a qué viene?

- Ya tienes a Maddie contigo, ¿cuál será la fuerza natural que te haga arreglarte esta vez?

- O-oye yo no me arreglé aquella vez solo por... - Miré a Maddie - ¡Bueno que no estamos hablando de eso!

Tras pagar los cafés, despedirnos y demás, cada uno volvió a su casa. Aquella noche, temprano, Maddie no salió del baño en un rato largo, ¿qué estaría haciendo? De mientras, me relajé echando un vistazo, zapeando con la televisión, ya ni siquiera reconocía los programas que echaban. Y de repente...

- ¡Bueno, bueno, bueno! Entre otras noticias y novedades de celebridades... Candy Charlotte, a quien en este programa adoramos, publicó ayer un tweet que decía lo siguiente: "A todos mis fans y súper fans, pronto una nueva cara florecerá en mí, una nueva etapa de mi vida, estoy muy emocionada, el rosa ya no es lo que siento. Markus y yo estamos preparando algo apoteósico." – Aquella chica otra vez... Ya no podía pensar en todo aquello como algo estúpido, realmente aquel monstruo detrás de esa chica seguía vivito y coleando, como si nada malo pasase. Me ardía el alma. Decidí apagar la televisión, y como era de esperar, en Internet era tendencia.

- Ey – La voz de Maddie irrumpió en el salón.

- Oh, hola – Dije, continuando mirando el móvil. - ¿Has terminado en el bañó? Tengo que arreglarme o lo que sea y... - Al levantarme del sofá, y verla allí de pie, me quedé a cuadros.

Maddie, ya no... Es decir, su pelo, ya no era rubio. Era de un color castaño oscuro, casi rozando el negro, continuaba llevando los labios pintados de rojo, pero... Parecía más... Más ella, es difícil de explicar. Se me quedó mirando, esperando a que soltara palabra, lo que fuera. Su mirada sincera, descubierta, con aquellos ojos oscuros... Era la primera vez que sentía que tenía frente a mí la parte más natural y descubierta de ella. Dio un paso, agachando un poco la cabeza.

- Vaya... Estás...

- Lo sé, muy rara. Así es como solía verme antes de... Bueno, no sabía sí hacerlo, porque...

- Me encanta.

- ¿Sí? – Levantó la mirada, abriendo los ojos de par en par.

- Sí, pero no es como si tuvieras que esperar a que yo te dé el visto bueno o algo así, te tiene que gustar a ti.

- Oh, ya, l-lo siento es que... Estoy algo acostumbrada todavía a... Aquello – Me horrorizaba cada vez que hacía alusión a cómo Markus Mixer la trataba como un producto, sabía que lo que estaba haciendo era más importante de lo que parecía, no era por el tono de pelo, era lo que dejaba atrás.

- Maddie, estás preciosa. Con el pelo rubio, con tu tono natural, hasta como si te rapas al cero, ¿vale? – Le besé en la frente.

- Bien, eso me gusta...

- Estoy muy orgulloso de ti, sé que no te ha sido fácil, pero... Estás increíble. Vamos a ir a esa discoteca, nos vamos a divertir y... En fin, eso. Estoy listo para partir la pana, tronca.

- Pff – Se le escapó la risa. – ¿Qué estás qué? "¿Listo para partir la pana, tronca?" ¿Qué es eso, jerga de alguien de la edad de nuestros abuelos? – Comenzó a reír a carcajadas – Ay por favor...

- Yo que sé, me ha salido sin más. ¿Lo puedo volver a intentar?

- Nop – Me agarró de la camiseta y me sentó en el sofá, luego se subió encima.

- Ah... T-tengo que vestirme y...

- ¿Sí? Bueno, todavía tenemos un rato – Sonrió con picardía.

- Ya, bueno, es que no me gusta hacer esperar a nadie.

- No vamos a llegar tarde, ya verás... - Comenzó a darme besos en el cuello.

- M-Maddie... No sigas por aquí, que entonces...

- Has dicho que no te gustaba hacer esperar a nadie, ¿no?

- S-sí, ¿por qué? – Pregunté, con timidez.

- Bueno – Se levantó. – Pues quítate los pantalones de una vez, no tenemos todo el día – Y tras poner su mano encima, corrió a bajar la persiana del balcón.

- Sí, en verdad nos da tiempo, no sé en qué estaba pensando... - E hice lo que me pidió, sin rechistar. Me desnudé, esperando a que volviera. Fue corriendo a buscar un condón y bueno... Mis vecinos debieron de escuchar todo el embrollo, porque el sofá no dejaba de moverse, eso, y que Maddie solía gemir un poco alto, pero no os lo voy a negar, aquello me encantaba.

Después de aquel frenesí inesperado, no faltaba demasiado para tener que salir por la puerta, me metí corriendo en el baño. Cogiendo una de mis camisas, arreglándome un poco el pelo, y lavándome las manos, porque me olían a... A Maddie, vamos a dejarlo ahí. Ella se puso una camiseta blanca y una falda negra con topitos blancos, calzando unas botas bastante imponentes. Por suerte, llegamos a tiempo, menos mal que el Effy's Room estaba a un par de manzanas.

Al llegar a la entrada, Hogarth nos esperaba junto a Matt y el resto. El gorila nos dejó entrar sin siquiera mirarnos, sin duda confiaba en el fotógrafo que iba delante, se saludaron como si fueran amigos de toda la vida. Una vez dentro, nos hicimos todos una foto, fue bastante divertido, ya que Matt tropezó y se cayó de boca. Lo peor de todo es que ninguno le ayudamos a levantarse, simplemente, esperamos al flash de la foto.

Aquel lugar era agradable, se oía de fondo Body Talk de Foxes. Ya sabéis, dadle a la playlist. Hogarth se acercó a la camarera de la barra y le pidió unos chupitos, sin duda, la noche había comenzado. Las luces de neón, la música alta, la gente bailando y riendo, era algo que añoraba en parte, y os lo dice alguien que no solía salir de fiesta. Era algo apresurado el cómo habíamos llegado allí. Matt de vez en cuando se acercaba a Hogarth, los vi besándose, la verdad, era entrañable. Mi amigo llevaba mucho tiempo buscando a alguien como él, que no fuera un capullo, que le cuidase... Se lo merecía. Perdí a Maddie de vista durante un tiempo, me quedé con Dustin, riéndonos de mi camisa. No llevaba nada extraño, lo juro, pero, irónicamente, había peces en ella, mi amigo no podía evitar pensar que era una broma sobre lo que mencionó aquella tarde. Os juro que no fue intencionado... Bueno, un poco sí.

- ¡Hola! – Maddie apareció con dos copas en la mano.

- ¡Hola, no te encontraba!

- He ido al baño con Liv. Toma, esto es para ti – Me dio una de las copas.

- Oh, guay – Le di un sorbo. – Oye, está bueno. ¿Qué lleva?

- No lo sé, me lo he encontrado en el baño.

- ¿QU-QUÉ?

- ¡Que es broma! – Rio – Eres un inocentón.

- Agh, ¡qué mala eres! – La abracé – Ya te vale.

- Vale, ah... Voy a volver al lavabo.

- ¿No acabas de ir?

- ¡Tengo la vejiga de un mosquito, vuelvo en un rato que hay mucha cola! – Se fue dando saltitos – Parecía estar contenta, me alegró notarlo. El que pinchaba puso mi canción favorita del grupo Dorian, Paraísos Artificiales. Decidí salir a tomar el aire, me pusieron un sello para luego volver a entrar. Ojeé el móvil, encontrando un selfie de Maddie en la cola del baño, sí que había gente, sí. Matt y Dustin salieron fuera también, nos apoyamos en un andamio que había enfrente de la discoteca.

- ¡Vaya! ¡Mis chicos! – Matt nos abrazó a ambos – Está bien salir del Queen's para variar.

- Sí, la verdad es que sí – Asentí.

- Tu novio es muy majo, Matt – Mencionó Dustin, sonriendo.

- Bueno... Aún no le hemos puesto etiqueta a lo nuestro, pero... ¡Sí, tío! Me tiene loco, es atento, escucha todo lo que le digo con ganas... Y no me pone la mano encima como otros.

- Esos chicos no te merecían tío... Tú... Tú eres más de lo que esos tontos del culo podrían alcanzar – El alcohol hacía que me costase pronunciar todo correctamente.

- Pues sí, soy alucinante, ¡ja, ja! – Vaciló – Anda, hay carteles de un pase de modelos, a ver quién presenta... - Toda la pared estaba empapelada de publicidad.

- ¿Qué más te da? Si no conoces a ningún diseñador.

- Pues también es verdad... Al parecer es una nueva línea de ropa de alguien llamada... Abigail Brown. ¿Alguna idea?

- No, ni por asomo – Dustin y yo respondimos a la vez.

- Oye, Dustin, tenemos que hablar de... Liv – Decidí divertirme un poco.

- ¿Qué? ¡Ah, no, no, no toquemos ese tema!

- ¡Oh, veeeenga! – Matt le dio un codazo – Lánzate de una vez, casanova.

- Qué va... Me da algo de corte, la verdad.

- Eh, oye – Me acerqué. - ¿Ves esto? – Le enseñé el móvil.

- ¿Maddie te ha mandado eso desde el lavabo? – Preguntó extrañado.

- ¿Qué? Mmm sí. ¡Pero ese no es el punto! Yo os hice caso y hablé con Maddie, ahora te toca a ti.

- Madre mía... - Dustin se llevó las manos a la cabeza. - ¿Y si creo una situación incómoda? ¿Y si de los nervios le vomito en la cara?

- Tío, todo irá bien – Le decía Matt-, tú dile que te agarre el culo, lo tienes duro como una piedra, nadie puede con tu culo, Dustin.

- ¡Eso, tienes un culo alucinante! – Añadí, gritando al cielo.

- ¡Pues le diré que me toque el culo!

- ¡Así me gusta chato, a por ella! – Matt le agarró justo antes de que se fuera – Pero mejor no le digas lo del culo, ¿vale? Tú ponte nervioso, suda un poco y respira algo acelerado.

- ¿Y en qué me ayuda eso?

- Lo estarás de todos modos, haz que parezca parte del plan – Dicho aquello le dio una palmada en la espalda y vimos cómo entró de nuevo.

- ¿Sabes? La verdad es que Liv me comentó hace año y algo que le gustaba un poco Dustin, a lo mejor la cosa va bien.

- ¿Y no se lanzó a por él?

- Ya sabes cómo es, Matt, siempre intenta pisar sobre seguro y, eso hace que no actúe en muchas ocasiones. Pero él es un chico genial, estaría pisando sobre algo muy seguro.

- Bueno... Dejemos de hablar de Dustin, ¿qué hay de ti con Maddie?

- Oh, bien, la verdad... Muy bien.

- Se ha cambiado el color del pelo.

- Hala, ¿sí? No me había dado cuenta – Bromeé.

- Se os ve genial juntos, la verdad. Menudo flechazo, ¿eh?

- Sí, lo cierto es que sí...

- Y no ha puesto esa vocecita rara en todo lo que llevamos de noche.

- Os habéis dado cuenta, ¿eh? – Me terminé la copa.

- Un poco, pero... ¿Es algún tipo de trastorno o algo así? Pregunto por preguntar, no respondas si no quieres.

- Bueno, al igual que tú, Maddie ha tenido relaciones difíciles... Bueno, solo una, pero, le marcó de por vida, y... Ese hijo de la gran puta siempre le obligaba a actuar como una muñeca, eso incluía la voz risueña y forzada.

- Coño, qué turbio... - Pegó un trago – ¿Pero ella está bien? Ahora, me refiero.

- Sí, sí... Es solo que a veces le sale sin más, ni siquiera es consciente. A veces irrita un poco, pero procuro no tenérselo en cuenta, ya lo ha pasado bastante mal.

- Bueno, está bien que habléis las cosas.

- Nah, no quiero comenzar una discusión.

- ¿Quién ha dicho nada de una discusión? Joder, la gente siempre tiende a pensar que hablar sobre algún tema a tratar, es una discusión, y no lo es para nada – Pude ver en la mirada de mi amigo cómo recordaba sus relaciones pasadas.

- Tienes razón, tienes... Tienes toda la razón, maldita sea – Y desde la entrada, pude ver a Maddie buscándome. – Me voy dentro, ¿vienes?

- Me voy a quedar un poco más, pero en unos minutos entro, disfrutad, guapos. Yo luego buscaré a cierto fotógrafo que trabaja aquí.

- Me alegro por ti, Matt. De verdad – Le sonreí.

- ¡El mundo es nuestro! – Levantó la copa.

- ¡Hola! ¿Me buscabas? – Me acerqué a ella.

- ¡Sí, tienes que venir conmigo ya mismo! – Me agarró de la mano y tiró de mí.

- ¡A-ah, vale! – La seguí. Me llevó al centro de la pista, de pasada pude ver a Liv y Dustin charlar, parecía que la cosa iba bien, ambos se reían.

- Vale, espera a que cambie la canción... - Dijo, mordiéndose el labio.

- ¿Por qué? ¿Qué pasa? – Y de pronto, comenzó a sonar Heartbeat de The Midnight, uno de sus temas más recientes. Oímos a la gente chillar de la emoción, yo no me lo creía – Qué has... ¿Qué has hecho?

- Le he dicho al de la música que era el cumpleaños de mi novio y que quería darle una sorpresa – Sonrió forzadamente, de oreja a oreja.

- Pero hoy no es mi... Eres una diablilla, ¿lo sabías?

- Jiji, será nuestro secreto – Entonces me abrazó. – Gracias por aparecer en mi vida, te quiero muchísimo.

- Maddie... - Le levanté la barbilla y luego la besé en mitad de toda aquella multitud. Todo desapareció, las personas, las luces, todo... Solo estábamos ella y yo, le ardían los labios, quizá tanto como a mí, el corazón se me podía salir del pecho, me sentía vivo, tanto como nunca. Y con aquel beso, era como si pudiera notar, que ella también se sentía flotando en aquella nebulosa revuelta e intensa. Cuando abrí los ojos, noté un flash, Hogarth nos había sacado una foto... Me miró durante un instante apenado, ¿me había perdido algo?

- ¿Ocurre algo? – Maddie notó que me quedé mirando en aquella dirección, mientras él se retiraba.

- N-no, nada. Creo que el novio de Matt nos ha sacado una foto besándonos – Realmente quería tener aquella foto, me ilusionaba, me había parecido un momento mágico.

- ¿Y crees que hemos salido guapos? – Se apoyó en mi hombro.

- No lo sé, a lo mejor es horrenda y le pedimos que la queme.

- Pues sí... - Bostezó – Tengo sueño.

- ¿Quieres que nos vayamos ya?

- ¿Podemos? No quiero parecer la aguafiestas que se va pasadas las pocas horas.

- Qué va, no te preocupes, yo también estoy algo cansado. Me apetece ir a casa, ponerme el pijama, y dormir a tu lado.

- Uy, qué ganas tengo... Vamos a despedirnos, va.

Queríamos acercarnos a Liv y Dustin, pero, tampoco quisimos interrumpirles, cuando fuimos a buscar a Matt, nos lo encontramos con Hogarth, estaban riéndose de alguna tontería. Tras decirles que nos marchábamos, simplemente nos dijeron adiós y nos aseguraron que ya avisarían a los otros dos que nos habíamos ido. Y salimos de todo aquel jaleo, escuchando el agradable sonido de la noche, junto a un ligero viento que era bienvenido. 

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