Tinieblas

By LittleAramat

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Trilogía Tinieblas - Libro 3 Uriah Sokolov se encuentra entre la espada y la pared después de descubrir un se... More

Tinieblas
clanes
Prólogo
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g e m i n i s
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dedicatoria
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By LittleAramat

URIAH APOLO

El cuerpo de Amelia me causa escalofríos. 

Es hueso y piel. Puedo contarle las costillas sin ningún problema y la espina dorsal sale a relucir cuando se agacha para recoger algunas de las prendas de ropa que están esparcidas sobre el suelo. Tararea una pequeña canción que desconozco mientras se mueve por su cuarto. 

Ladea la cabeza.

—¿Sabes cuándo Yao va a venir? —me pregunta. Esconde las manos detrás de su espalda como una niña pequeña que ha sido descubierta en plena travesura —. Él me prometió que vendría a verme. 

Frunzo el ceño —. ¿Yao? 

—Sí, él me dijo que la próxima vez que viniera me iba a sacar de aquí. —Pasa los dedos temblorosos por su boca —. M-Me dijo que seríamos una familia con mi bebé. Azaria es mi bebé —repite. Sonríe de oreja a oreja —. Y-Yo lo tuve aquí dentro. —Sus manos viajan a su vientre —. Y-Y luego ella se lo llevó.

Su labio inferior tiembla.

—¿Quién se lo llevó?

—Esa mujer es mala —balbucea.

—¿Quién se lo llevó, Amelia? —insiste Logan. 

Aprecio que siga manteniendo un tono suave por miedo a asustarla. Tiene los nervios por todo el lugar.

—Marina. —Camina hasta la cómoda blanca para tomar un pequeño peluche de un panda —. E-Este era de mi bebé. Yao me lo dio porque nunca pude abrazar a mi bebé. M-Marina no quiso. Ella dice que es su hijo, pero es mentira. Es mío, es mi bebé. 

—Te creo —le aseguro —. Tu hijo está bien. 

Amelia parpadea —. ¿Lo conoces? Y-Yo nunca lo he visto. ¿Se parece a mí?

El rostro de Logan decae.

—¿No tienes ni una foto de él?

—N-No porque Marina dice que él n-no quiere conocerme —contesta. Se lleva el peluche a la nariz —. P-Porque soy una...

—No —Logan la interrumpe antes de que termine su oración —. Tú no eres eso. Tú estás aquí por esas malas personas. 

—Yao me prometió. Él me prometió que seríamos una familia. M-Me dijo que sí —insiste. El cuerpo le tiembla —. P-Pero no viene hace mucho.

—Es porque él está... —Me muerdo la lengua al ver como sus ojos azules están llenos de esperanza ante la idea de que él venga a sacarla de este infierno —. Amelia, él no va a venir a sacarte de aquí.

Su rostro decae.

—P-Pero él me prometió. M-Me prometió que y-yo podría estar con m-mis bebés. —Su cuerpo se sacude —. Ellos son mis bebés, no de ella. E-Ella no los q-quiere. Solo quiere a Alexei.

Me detengo en seco —. ¿Alexei? ¿Conoces a Alexei?

Amelia sonríe.

—Son mis bebés —contesta.

Logan abre los ojos.

—No, Alexei es hijo de Charles.

—¡No! ¡No digas ese nombre! —Amelia le golpea la boca con la mano. Se ha puesto histérica, y apunta a mi primo con un dedo tembloroso —. Ella te va a oír, no lo digas.

La cabeza me va a explotar de tanta información en tan corto tiempo. No lo entiendo. Alexei es hijo de Charles, no me cabe duda de eso en lo absoluto porque el crío es el vivo retrato de ese tipo. Por el otro lado, Marina sale como su madre en su acta de nacimiento, y tiene hasta la cicatriz de la cesaría para comprobar que la abrieron para sacarle al puto niño. 

A menos que...

—Él era muy lindo.  —Amelia juega con sus pies —. É-Él sí me quería de verdad. Él me iba a sacar de aquí, p-pero ella no q-quiso. 

Logan me mira incrédulo —. Uriah.

—Estaba obsesionada con él. —Amelia niega con la cabeza varias veces —. Él siempre venía aquí a verme. Y-Yo... —Sus mejillas se sonrojan y me mira con vergüenza —. Es la única persona que me ha tratado bonito ahí. —Apunta con la cabeza hacia la cama —. Y-Yao solo fue lindo conmigo cuando Azaria estaba aquí. —Señala su vientre.

—Un puto segundo. Uriah.  —Logan pone las manos sobre mis hombros. Amelia comienza a cantar la misma canción de cuna mientras se pasea por su cuarto —. ¿No entiendes lo que significa esto?

Trago saliva con dureza.

—Marina está demente, Uriah —dice en un murmullo —. Esos dos críos son hijos de Amelia. Azaria es de Yao —cuenta con los dedos —. Pero Alexei es de Charles. Se enamoró de Amelia, y Marina no lo soportó. Estaba tan obsesionada con él que decidió criar al niño como si fuera de ellos. ¡Está loca! 

—Amelia. —Llamo su atención. Gira sobre sus talones para verme —. ¿Quién es el papá de Alexei? 

Se pone de todos los colores.

—Charles —susurra demasiado bajo.

Logan me mira histérico —. ¡Está loca!

—Oh, más que eso.

Los dos damos un salto en seco cuando entra por la puerta cojeando. Tiene la mano izquierda contra la herida abierta que continúa sangrando, pero al parecer su adrenalina y rabia son mucho más fuertes que el ardor de tremendo corte. Su barbilla está manchada de rojo, y sus ojos azules son negros. Me entrega una sonrisa digna de estar en una puta película macabra. 

—Voy a tener lo que quiero. Por las buenas, o por las malas —replica. La manera en que su boca se mueve provoca que Logan tiemble a mi lado. Las expresiones en su rostro son vívidas —. Todo lo que siempre he querido es tener una familia. No me interesa el poder. Pero si es lo que se necesita para obtener lo que quiero, pues que así sea. 

Amelia, como un pequeño cachorro asustado, corre hasta el rincón de la habitación para hacer todo el esfuerzo de desaparecer. Marina ríe al verla, amando el poder que mantiene sobre la pobre chica, y ladea la cabeza con la mirada fija en ella. 

—Se interpuso en mi camino —sigue diciendo. Endereza la espalda —. Yo era una mujer feliz en una relación. Charles y yo éramos felices. Íbamos a tener una familia juntos.

—Él nunca te amó —me sorprende Amelia al hablar.

—¡Cierra el pico! —Marina le grita. Observo por el rabillo del ojo la forma en que el cuerpo de Andréi comienza a moverse —. Charles me amaba. No habría estado en una relación conmigo durante tanto tiempo si no lo hubiera hecho. Tú, como la pequeña zorra que eres, te interpusiste entre nosotros.

—Él siempre decía que estabas obsesionada con él. Yao le pidió como un favor estar contigo. —A Amelia le tiemblan terriblemente las manos —. P-Pero él me amaba. Yao también me amaba. No te gustó eso.

—¿De verdad crees que estás en la mentalidad correcta para decir algo? No eres más que una puta loca. Perdiste la cabeza hace años, y disfruté verte pudrirte en este lugar. —Marina se ríe —. Alexei es mi hijo, haya crecido dentro de mí o no. Él es mi bebé.

—¡No, no lo es!

Amelia espeta para mi sorpresa. Su colapso mental es lo suficientemente fuerte como para querer golpear a Marina. Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura para evitar que se lastime. Aunque Marina se está desangrando, no dudo que sea lo suficientemente fuerte como para matar a Amelia en un abrir y cerrar de ojos.

—¡Ambos son mis bebés! ¡Me los quitaste!

—Alexei no sabe que existes. —Marina sigue con su tortura —. Él es mi bebé. Él es el hijo de Charles y yo.

—No, no lo es —solloza Amelia.

Marina me regala una sonrisa —. Su llanto me recuerda a tu patética esposa.

—Creo que quieres que te mate ahora mismo —digo.

—Has agotado mi paciencia. —Marina niega con la cabeza —. Todo lo que quería era tener una familia. Mi papá me lo prometió. Quería ser una familia contigo, alguien tan fuerte como yo. Pero tú, al final, eres tan débil como el resto de ellos. —Ladea la cabeza hacia la derecha —. Voy a matarlo como maté a tu otro crío.

Logan frunce el ceño.

Marina se ríe.

—Oh, ¿realmente pensaste que estaban a salvo por sí mismos?

Mis ojos se abren.

—¡Marina! —Tan rápido como soy, todavía logra salir por la puerta antes que yo, cerrándola detrás de ella. Escucho el sonido del cerrojo al cerrarse e intento abrirlo en vano. Pateo contra la puerta —. Si piensas por un segundo que esta puerta de madera será lo suficientemente fuerte como para mantenerme dentro de esta habitación, ¡entonces estás mucho más loca de lo que pensaba!

—¿Uriah? —Andréi tose —. ¿Qué esta pasando? —Se sienta en la cama —. Joder, me duele la cabeza como una perra.

—¿Amelia? —Me giro hacia ella.

—No hay salida —murmura —. Lo he intentado, cientos de veces. Esa puerta no es de madera. es de metal. E-Está pintada como una p-puerta normal para engañar a todos los que entran aquí.

Se sienta en el suelo una vez más, frente al espejo.

—Estamos todos atrapados aquí para siempre.

—No, no lo estamos —insisto. Camino hacia ella y me arrodillo en el suelo —. Mírame. Mírame. —Alzo la voz cuando ella no escucha. Agarro su rostro tan suave como mis nervios me lo permiten —. Tengo un bebé.

Sus ojos azules se vuelven suaves.

—¿Lo haces? —pregunta maravillada.

—Sí, claro que sí. Tengo tres bebés, de hecho —le digo —. Son las personas más importantes en el mundo para mí. Ellos son mi todo.

La tristeza abruma su rostro.

—Por favor, necesito que me ayudes a salir de aquí. Sé que debes saber un camino —digo lo más suave que puedo —. Mis bebés me necesitan.

Se levanta del suelo sin decir nada. Camina hacia la alfombra en el medio de su habitación y la levanta. Debajo hay una puerta roja. Tiembla mientras deja la alfombra a un lado.

—E-Esa puerta da al sótano donde viven algunos de los trabajadores —me dice. Es increíble que todavía tenga la decencia y nobleza de llamarlos así, como si realmente estuvieran en este infierno por elección propia —. P-Puede que sepan una salida, p-pero yo no lo sé. Siento no poder ayudarte más.

—No, esto es perfecto. Muchas gracias. —Miro a mi alrededor a mis primos. Marcus y Justin se han despertado y comparten la misma tez verde —. Nos vamos ahora mismo.

—Ni me lo repitas. —Logan es el primero en bajar.

Es una escalera. Una escalera de emergencia larga y oscura.

Miro a Amelia cuando solo estamos nosotros dos en la habitación.

Niega con la cabeza —. No, no puedo ir.

—Sí, por supuesto que puedes.

—N-No, ella me encontrará. —Corre a abrazar a su panda de peluche —. Ella me encontrará y lastimará a mis bebés. Siempre dice que les hará daño si trato de escapar.

—No, no lo hará. Te prometo. —Le dedico una sonrisa —. Ella estará muerta por la mañana.

Amelia traga saliva con lágrimas en los ojos.

—Te lo prometo. Ya nadie te hará daño, solo ven conmigo.

Dejo que se ponga unos pantalones de chándal y una chaqueta. Se pone un par de tenis muy viejos y con manos temblorosas baja las escaleras. La sigo, cerrando la puerta detrás de mí. Los seis bajamos los escalones durante lo que parecen horas, hasta que llegamos al fondo. Es un pasillo. Amelia pide una linterna y Andréi le da su teléfono. Camina como una experta por el túnel antes de detenerse frente a otra puerta de metal.

Da tres pequeños golpes.

La puerta de metal se abre, revelando a un hombre con piel canela.

—¿Amelia? —jadea su nombre como una oración —. ¡Amelia!

Sus brazos la rodean.

—¿Qué te ha hecho venir aquí abajo? ¿Has venido sola...? —Deja de hablar. Sus ojos verdes vienen directamente a los míos. Parpadea rápido —. ¿Uriah Sokolov?

—Bueno, veo que la gente definitivamente me conoce por aquí. —No puedo evitar escupir la frase.

—Todo el mundo te conoce por aquí —responde —. Eres nuestra peor pesadilla hecha realidad.

—¿Qué? —Andréi frunce el ceño.

—Desde que se convirtió en el líder de todos los clanes, nos han estado haciendo trabajar diez veces más —explica con un dejo de resentimiento en su tono —. Es una forma de seguir ganando la misma cantidad de dinero que solían recibir de todos los clanes. Ahora somos nosotros los que lo hacemos.

Me mira con las cejas alzadas.

—Entonces, ¿qué es lo que hace que el rey de todos venga a perder el tiempo con prostitutos como nosotros? 

Ladeo la cabeza.

—Ninguno de ustedes son prostitutos ante mis ojos —replico. 

Mi respuesta lo deja en silencio. Mis primos y yo entramos al lugar, a lo que él cierra la puerta de golpe. Es un sótano, tal como dijo Amelia, solamente que posee varias camas y mesas de noches. La luz es potente más el aire es mínimo. Mis ojos se pasean por el lugar cuando siento las miradas de todos los que viven aquí posarse sobre mí. La mayoría de ellos son pellejo y hueso, igual que Amelia. Ahora que no tienen maquillaje, las ojeras que poseen son notorias y de color morado claro. 

—Todos aquí son víctimas —agrego —. Lo siento.

—¿Para qué?

Me llama la atención la voz de una niña sentada en su cama, con las rodillas contra el pecho.

—Nadie nos tiene nunca verdadera pena —continúa —. Si ese fuera el caso, este lugar no existiría.

—Nadie de los clanes está de acuerdo con este lugar. Por lo menos no de la forma en que está siendo manejado —agrego rápidamente al ver sus rostros de impotencia —. Muchos de nuestros clanes tienen prostitutos, no me malinterpreten. Pero son trabajadores regulares. Gente que gana dinero por lo que hace. Están libres. Lo hacen porque quieren. No porque se vean obligados a hacerlo.

—Dile eso a los Ivanov entonces —otro chico, un adolescente que me recuerda a Liam, el hermano de Gia Jhalessi, me dice con los hombros alzados —. ¿Sabes cuántas veces hemos oído a los clientes decirnos que nos tienen lástima y al mismo tiempo continúan viniendo a abusar de nosotros? 

Sus ojos marrones son húmedos. 

—No hay escape de aquí. No para gente como nosotros.

—Eso no es cierto, Edgar. —El hombre que abrazó a Amelia se acerca al niño para abrazarlo —. Puede que estemos atrapados aquí para siempre, pero al menos estamos juntos. No pueden quitarnos eso.

—¿Cuál es tu nombre? —inquiero.

Sus ojos verdes se clavan en los míos.

—Solía tener un nombre. Antes de ser secuestrado cuando tenía diez años —responde. Marcus se estremece detrás de mí ante la mención de su edad —. Mi nombre ahora es Sensei.

Lo observo con detalle. Luce alrededor de mi edad.

—¿Cuál es tu nombre de nacimiento? —pregunto de nuevo.

Me regala una sonrisa —. Aaron. Mis padres me pusieron el nombre de mi abuelo.

—¿Por qué te haces llamar Sensei ahora? —le pregunta Logan.

Se encoge de hombros —. Porque Aaron murió hace años. Él era inocente. Eso es algo que ya no soy, ni volveré a ser.

Amelia lo toca en el hombro.

—Quieren ayuda para salir —dice ella. Todo el sótano abre los ojos de par en par y comparte el mismo grito ahogado de horror —. Marina los atrapó aquí.

—Oh, no. —Uno de los pequeños se esconde debajo de las sábanas viejas —. Ella nos va a matar a todos.

—No, no. No si nos quedamos aquí y no hacemos nada. —Edgar se sienta en su cama —. Lo siento. Ha venido al lugar equivocado en busca de ayuda. No ayudamos a nadie.

—Por favor, sus hijos corren peligro —suplica Amelia.

—¡Todos estamos en peligro, Amelia! —le espeta otra mujer —. ¡¿Por qué deberíamos ayudarlos cuando nadie nos ayuda?!

—Porque voy a matar a Marina.

El silencio reina en la habitación.

—La mataré —repito —. La haré sufrir por todo lo que le ha hecho a cada uno de ustedes.

La mirada de dolor en sus ojos es abrumadora.

—Siento no poder salvarlos a todos —añado —. Pero al menos puedo quitarles una gran parte de su sufrimiento. Eso es todo lo que puedo prometer, pero por favor, mi hijo me necesita. Es solo un bebé.

—Todos somos bebés aquí. Todos éramos el bebé de alguien —muerde Edgar —. Lo siento, no podemos...

El niño pequeño que se había escondido debajo de las sábanas se para frente a mí. Tiene cabello castaño y ojos verdes. Se parece a...

Me da una rosa, blanca, con una mirada llorosa que me revuelve el estómago.

—No se olvide de nosotros, por favor —susurra —. Por favor regrese.

Todos son niños. La mayoría de ellos lo son. Todos ellos alguna vez tuvieron sueños y esperanzas y muchos talentos que el mundo nunca podrá ver porque están atrapados aquí para siempre. Y sé bien que, si Marina no hubiera matado a Keenan, si se lo hubiera llevado con ella, este es el lugar donde habría terminado. Y habría sido demasiado tarde para sacarlo de aquí sin que nadie le hubiera hecho daño.

Mira a Sensei —. ¡Los llevaré a la salida de emergencia! ¡Ustedes me cubren cuando Theresa viene a hacer nuestro chequeo!

—¡Vale! —Todos comienzan a moverse, preparando sus camas.

Sensei me da una sonrisa.

—No somos malas personas —me dice—. Solo somos personas rotas.

—Ven con nosotros —le dice Justin—. Podemos sacarte de aquí.

—No, no puedo irme. —Sacude la cabeza —. Si me voy... —Mira a los niños preparando todo —... ¿quién cuidará de los niños por mí?

Su atención se vuelve hacia mí.

—Por favor, acaba con ella —suplica —. No dejes que se escape.

—No lo haré. No lo haremos, te lo prometo.

—¡Vamos! ¡Ya casi es hora de que venga Theresa! —El niño toma mi mano y comienza a correr hacia el final del sótano.

Señala la esquina, donde se ha cerrado una puerta. Con el dedo índice apunta a mi arma.

—¡Dispárale! —Apunta hacia las cadenas.

—No, se darán cuenta de que hemos escapado si hacemos eso —le dice Andréi.

—No, no. No lo harán. Nadie revisa nunca esta puerta —insiste con una sonrisa tranquilizadora —. No nos atrevemos a escapar.

La forma en que lo dice, tan normal, golpea mis pulmones.

No lo pienso dos veces y disparo el candado de las cadenas, rompiéndolo. Justin y Marcus las levantan y las sacan para abrir la pesada puerta de madera. Da al jardín, donde podemos ver el circo. El niño pequeño nos sonríe cuando todos nosotros, junto con Amelia, estamos fuera.

—¡Keenan! ¡Ya viene! —Alguien grita desde adentro.

Mi corazón cae.

—¿Keenan?

—Es mi nombre. —Asiente. Sus ojos verdes se iluminan mientras sus manos sostienen las manijas de la puerta —. Siempre queda esperanza en Sparta.

—Uriah. —Andréi me detiene para impedir que el niño cierre la puerta.

Mi garganta está apretada.

Marcus parpadea para secar las lágrimas —. Vamos. Tenemos que irnos de este lugar.

Asiento sin decir más, pero Andréi tiene que tomarme del brazo para conseguir que mis pies se muevan fuera del jardín. 

Amelia observa todo conmocionada, lo que me recuerda que ha pasado una eternidad desde la última vez que estuvo en la calle. Logan es amable y sostiene su mano temblorosa mientras la guiamos dentro de nuestro auto después de tener cuidado de que no nos atrapen. Justin reza en silencio hacia las personas en el sótano, pide para que no los atrapen y paguen el precio por ayudarnos.

Saco mi teléfono de mi bolsillo trasero. Mierda, tengo como doscientas llamadas perdidas de todos. Joder, incluso Alek me ha llamado.

—¡¿Uriah?! —La voz de Alek suena al otro lado de la línea.

—Joder, no me revientes las orejas —le pido a pesar de que es comprensible su reacción —. ¿Cómo mierdas estás en mi casa? ¿Qué pasó? ¿Thalía está bien? ¿Mis niños? 

—Uriah, Alexei está a salvo. Es una trampa. Está en Alemania con su abuela —me dice de golpe —. Todo esto es un plan de Marina y Arena. Evaluna está trabajando con ellas. 

Evaluna. 

Hija de las tres mil perras.

—¡¿Uriah?! —La voz de Kaia Thalía envía escalofríos por mi espalda.

—Estoy bien —digo —. Todos estamos bien. ¿Estás bien? ¿Los bebés? ¿Celinda? 

La voz de Marina me tortura la cabeza. 

—¡No! Él... Él lo tiene. —Sus sollozos hacen que mi corazón se acelere —. Uriah, lo tiene. Lo secuestró.

Mi mano tiembla alrededor del teléfono.

—¿Quién? —Mi voz sale como un susurro.

—Thorum. Él... —solloza una vez más —. Tiene a Kuriah Thalek.

Giro la cara para mirar a Andréi.

Me río. Me río hasta que me duele el estómago y apenas puedo respirar. Me tiemblan las manos y siento que se me seca la boca mientras abro los ojos. Mis primos me miran preocupados, pero la falta de oxígeno en mi cerebro es tan fuerte que ahora mismo ni siquiera puedo pensar.

Sin embargo, estoy pensando.

Pienso demasiado en este momento.

Andréi traga saliva con dificultad —. ¿Uriah?

—Se han llevado a mi bebé —digo, palabra por palabra —. Thorum se ha llevado a mi bebé.

Le dije.

Le dije que me volvería insano la próxima vez que alguien se atreviera a quitármelo.

Le sonrío a Andréi.

—Vamos al aeropuerto —le ordeno —. Nos vamos a Alemania.

Si vieron el adelanto de instagram, saben lo que se viene.

En fin, ¿quién quiere ser cuerdo cuando se puede ser como Marina, eh? ;)  ♥  

¡Los estoy leyendo!

posdata: el próximo capítulo es mi favorito

Sígueme en instagram: @littlearamat

¡Nos vemos!

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