Manos de Ángel | BrightWin |...

By lilybws

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Win es estéril, o eso es lo que cree. Es comparado y maltratado por su familia, y es expulsado de Nakhon Path... More

Prólogo
| Capítulo 1
| Capítulo 2
| Capítulo 3
| Capítulo 4
| Capítulo 5
| Capítulo 6
| Capítulo 7
| Capítulo 8
| Capítulo 9
| Capítulo 10
| Capítulo 11
| Capítulo 12
| Capítulo 13
| Capítulo 14
| Capítulo 15
| Capítulo 16
| Capítulo 17
| Capítulo 18
| Capítulo 19
| Capítulo 20
| Capítulo 21
| Capítulo 22
| Capítulo 23
| Capítulo 24
| Capítulo 25
| Capítulo 26
| Capítulo 27
| Capítulo 28
| Capítulo 29
| Capítulo 30
| Capítulo 31
| Capítulo 32
| Capítulo 33
| Capítulo 34
| Capítulo 35
| Capítulo 36
| Capítulo 37
| Capítulo 39
| Capítulo 40
| Capítulo 41
| Capítulo 42
| Capítulo 43
| Capítulo 44
| Capítulo 45
| Capítulo 46
| Capítulo 47
| Capítulo 48
| Capítulo 49
| Capítulo 50
| Capítulo 51
| Capítulo 52
| Capítulo 53
| Capítulo 54
| Capítulo 55
| Capítulo Final
| Epílogo
| Extra 1

| Capítulo 38

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By lilybws

«Y cada vez que me veas, me vas a ver mucho mejor de lo que me viste la última vez.»

— Winnie, en casa estaremos esperándote con los brazos abiertos, puedes ir a Nakhon Pathom cuando tú quieras, es tu hogar.

El nombrado esbozó una sonrisa melancólica sintiendo un terrible escalofrío por toda su espalda, era consciente de que eso tal vez no sucedería aún, de tan solo pensarlo los recuerdos de hace meses se repetían en su cabecita, a tal punto que llegaba a hostigarse y sentirse asfixiado por el pasado que aún no lograba ser olvidado, haciendo que sintiera miedo de volver a ver a sus padres y que todo se vuelva un disco rallado de tristezas y discusiones. El tiempo pasó, pero nada cambió en realidad. La presión en el pecho y el sentimiento de culpa era un inquilino fiel en su corazón, cada vez era menos, pero sabía que seguiría ahí por mucho tiempo, haciéndose notar en sus momentos más débiles.

— P-pronto iré a visitarte a ti y a mi cuñada, Micky. — Murmuró sonriendo con tristeza, acercándose para abrazar por el torso a su hermano y así acurrucarse en el pecho, tal como un lindo cachorro que buscaba mimos de su hermano.

— Cuida muy bien de N'Gun, es un niño muy lindo con lo poco que lo he conocido. — Sonrió, acariciando el cabello castaño, tan suave y liso que el Omega heredó de su madre. — Y tú, cuida de Winnie, aún no te doy la bendición del todo. — Dijo en un tono más grave, mirando al Alfa moreno quien observaba la escena con ternura, riendo suavemente.

— Lo haré, ten por seguro que jamás lo dejaré solo. — Afirmó, viendo cómo su pequeño novio se separaba del hermano para así ahora correr a sus brazos.

La voz de la señorita en el altavoz resonó por toda la sala de espera, anunciando que el tren camino a Nakhon Pathom partiría pronto. Un pucherito se formó en los labios de Win quien se acercó una vez más a su hermano, brincando sobre él en un abrazo que duró segundos.

— ¡Te voy a extrañar! — Chilló haciendo una pequeña rabieta, sentía que su hermano se le iba y en un buen tiempo no lo volvería a ver, estaba asustado. — Gunnie me dijo que te diga que eres un buen hermano y tío, te quiere mucho. — Comunicó, el pequeño Omega no había podido acompañar en la despedida de Mick, pues era día de escuela y no podía darse el lujo de faltar, pero aún así mandó los saludos y lindas palabras de despedida.

— Dile a Nong que también me gustaría que venga contigo si algún día quisieras volver a Nakhon Pathom, Winnie... — Soltó un suspiro, insistiendo de manera indirecta. — Aún siento el coraje por mi sangre, tengo la sensación de que te estoy perdiendo y si me alejo más de ti, tal vez hasta nos volvamos solo unos inexplorados que lo único que los une es la sangre.

— Eso no va a pasar, P'Mick. — Respondió llevando sus tibias manitos al rostro de su hermano, acariciando. — Después de lo que hablamos, me he sentido más cercano a ti, la distancia no es un problema, nosotros no dejaremos de apoyarnos mutuamente, es lo que cuenta.

Las grandes manos del Alfa bajaron por inercia al pequeño vientre de su hermanito menor, brindando algunas caricias en círculos mientras mantenía una expresión triste al recordar que no tendría sobrinos para mimar y cuidar, y que su pequeño viviría en una jaula encerrado con inseguridades que cada día lastimarían su estabilidad emocional. Solo quiso acariciar la barriguita de Win para imaginar cómo sería si hubiera algún embrión creciendo, que poco a poco y con el paso de los meses se volvería un bebé que daría dolores de espalda.

Algunas estrías, pataditas y al mismo tiempo días inolvidables donde la paternidad sería cada vez más cercana, ropita, mamelucos, zapatitos y gorritos de lana y algodón con el característico perfume de bebé, tela de calidad para que no causara comezón y pequeñas sonajas que serían reemplazadas por juguetitos cada vez más grandes con el pasar de los meses, el llanto que llamaba al progenitor de la criatura, sonrisitas con encías rosas y lisas gracias a que no había ningún diente de leche creciendo aún, ojitos brillantes al igual que dos joyitas, tan valiosas y hermosas, tal como el tesoro más deseado en el mundo.

Eso jamás pasaría y era hora de asumirlo.

El castaño notó el acto de su consanguíneo y las ganas de llorar circularon hasta su nariz para crear un terrible picor, sin embargo, decidió contenerse y no debilitarse más.

Vio la figura de Mick alejarse hasta subir al tren y buscar su asiento, se asomó por la ventana en dirección a la pareja que agitaban sus manos de lado a lado a modo de despedidas con grandes sonrisas. Pronto, el tren avanzó.

Win se dio la vuelta sobre sus pies, pero el dolor terrible en su cabeza se hizo presente y de la nada sintió náuseas, llevó su mano al hombro de su novio para sujetarse y así evitar caer. Suspiró. Esos malditos mareos lo habían estado persiguiendo ya por tres días seguidos, lo más probable era de que la anemia estuviera haciendo de las suyas, pero la probabilidad era muy baja, ya que; el doctor le había dicho que sus mejoras habían sido satisfactorias, no llegaban al objetivo, pero si que estaban muy cercanos a él. Si no era la anemia, entonces, ¿Qué era?

— ¿Estás bien mi vida? — Interrogó, llevando con rapidez un brazo a la cintura del más bajo y así evitar alguna caída.

— Sí dulzura, solo es un mareo más. — Mordió su labio, abusando de este al sentir algo de nervios de la nada. — Vamos, debo de ir a la cafetería y tú a trabajar. — Regañó, acercándose lo suficiente para quedar cercano al rostro de su Alfa y así, dió un besito en la mejilla.

— No, vamos a darnos el día libre hoy, vamos a tu casa, ¿Si?

No sabía cómo negarse ante esa propuesta, a pesar de que su trabajo no era pesado ni abrumador, necesitaba tomar un respiro, su cuerpo se sentía agotado.

— Vamos, estoy algo decaído Baii, quiero comer mucho hoy, después tomar una siesta y comer un pastel de chocolate, esos que vienen con muchas frutas ácidas y después comer algo de palomitas con mantequilla, ¿Te parece si hoy hacemos día de películas cuando Gun vuelva de la escuela? Tengo tantas ansias por comer un gran plato de frituras... — Habló tan rápido y colmado de emoción que cuando llegaron al auto no dudó en seguir con la lista de antojos que estaban siendo reclamados. — También podríamos comer ramen picante, pero de los que pican mucho, mh... ¿Existe ramen de chocolate? Tengo ganas de comer los deliciosos fideos con chocolate derretido encima, ah~ — Gimió

— ¿Te sientes bien, Winnie?

— De maravilla. — El auto comenzó a andar con calma, ahora el tráfico no era tan fuerte, muchas personas en trabajos y escuelas, los transportes públicos iban con paciencia también. — También tengo antojo de papitas, ah, creo que a este paso voy a engordar mucho. — Puchereó, girando su cabeza para mirar a su Alfa quien tenía una suave sonrisa, pizca de esperanza.

— Amor, pasaré a comprar algo a la farmacia, ¿Si? Creo que me siento un poco mal... — Se excusó, estacionando su auto en las afueras de la primera farmacia que se le cruzó en su vista por la avenida.

— ¿Te sientes mal, Baii? — Su pecho dolió, pensar de que no estaba cuidando lo suficiente a su Alfa hizo que pronto comenzara a sollozar, él sabía que era sensible, pero en esos momentos se veía como un bebé llorón en busca de su mami.

— Bebé, no llores, solo necesito un... Una... Un caramelo de miel, te compraré muchos, ¿Si? No llores, no es nada grave. — Se quitó el cinturón para poder acercarse a Win y así limpiar los ojitos que lagrimeaban como caño. — Estás muy sensible, corazoncito, no llores, volveré rápido. — Se acercó a dar un besito en los labios abultados en un pequeño mohín, cuando recibió solo un asentimiento de cabeza bajó del auto, caminando con nervios a los interiores del lugar.

Estaba indeciso, por un lado creía que insistir en un posible embarazo sería algo malo, solo causaría más dudas e inseguridad entre ellos, pero al mismo tiempo, su instinto de Alfa insistía una y otra vez en comprobar si las suposiciones sobre los cambios de humor, antojos y manera de actuar de su novio, eran reales.

No había ningún papel médico que afirmara la incapacidad de Win, solo era una posibilidad de las demás, comprobarlo una vez más no sería nada malo.

— Buenos días, ¿En qué puedo ayudarlo?

— Buenas, me da una bolsa de caramelos de miel... — Respondió tronando sus dedos con nervios, suspiró pesado.

— ¿Algo más? — Cuestionó la anciana de unos sesenta y pico años.

— Una... Una prueba de embarazo, de la más cara que tenga.

Pronto pagó, escondió muy bien esa pequeña cajita con forma de prisma rectangular y caminó de vuelta al vehículo y subió, manteniendo su expresión tranquila para no transmitir ninguna emoción negativa su precioso bebé, sacó la bolsita de caramelos y se la dio, agradeciendo de que no preguntara por lo que quedaba en la otra bolsa.

Condujo en silencio hasta llegar a la casita de su pequeño novio, el trayecto que quedaba fue silencioso, solo se escuchaba la boquita de Win masticar y chupar aquellos caramelitos que ayudaban con la picazón de garganta, tenía mentol pero al mismo tiempo miel, eran deliciosos, aunque sólo fuera para infantes los adultos rompían las reglas y los compraban para darse el gusto.

Dentro de unos minutos ya se encontraban caminando a la habitación que ahora solo era de Win, Bright sabía que cuando un Omega estaba en cinta era bueno complacerlo en todo para que el embarazo fuera más ligero y lindo, aún no estaba del todo seguro, pero las náuseas, antojos y mareos eran una gran señal de los inicios de un embarazo. Se estaba ilusionando.

— ¿Tienes ganas de hacer algo, bebé? — Habló rodeando la cintura pequeña con sus brazos, comenzando a dar besitos cariñosos en el hueco entre el hombro y cuello del castaño.

— ¿Quieres hacer el amor? — Preguntó con un sonrojo, interpretando con doble sentido todas las palabras de su novio quien sólo tenía la dulce intención de mimar y encariñarse con su pequeño.

— Si tú también quieres... — Aunque pensaba recibir otra respuesta no iba a negar que sería una buena idea tener intimidad por segunda vez a la semana con su pequeño, eso ayudaría a que ambos se relajen.

— ¡Vamos a hacerlo! — Chilló con emoción dándose la vuelta para quedar frente a frente con Bright, sus pequeñas manitos fueron con agilidad a los botones del pantalón y comenzó a desabrochar, acercándose a dejar besitos húmedos y traviesos por la barbilla de su Alfa, quien sólo se dejó hacer.

Estaba siendo más atrevido de lo común, esta vez quién tomaría el control sería el Omega, empujó el cuerpo más alto a la cama y de inmediato se subió a horcajadas hasta que su trasero quedó aplastando la pelvis bajo él, sonrió con travesura y comenzó a mover sus caderas de adelante hacia atrás para crear una deliciosa fricción con el miembro de su Alfa que empezaba a pararse con tan solo esos roces junto al vaivén que se iría intensificando segundos más tarde.

Pronto las prendas empezaron a estorbar, y con torpeza Win se encargó de quitarlas, el moreno no iba a negar que se estaba excitando con la vista de su pequeño todo hormonal y desesperado, no pudo evitar pensar una vez más que podría ser otra consecuencia de un embarazo, que siempre alteraba las hormonas de un Omega cuando este empezaba con las primeras semanas en cinta.

Hicieron el amor, Win saltó y cabalgó sobre el pene de su novio con fuerza para auto penetrar su pequeña y delicada entrada que en unas horas estaría algo irritada y rosa, no le importó el dolor de no ser preparado, solo quería ser follado con brutalidad por el gran miembro que su Alfa tenía solo para él, no lograba reconocer que le pasaba, su mente estaba nublada de cualquier otro pensamiento gracias al éxtasis en su cuerpo, solo sabía que era extraño actuar de esa manera puesto que no solía ser así de explícito.

— ¡Fóllame! Fóllame duro Bright, quiero que me lo hagas tan violento para que mañana no pueda caminar por horas. — Gritó.

Bright amasaba la carne en el trasero de Win, abriendo y separando las mejillas para poder entrar más profundo hasta tocar el órgano más cercano en el interior, tanto que hizo gritar a su querido por el placer. Se veía tan erótico y jodidamente sexy que en un rápido movimiento lo dejó bajo su cuerpo, tomó las piernas carnosas y estilizadas para dejarlas sobre sus hombros y sin esperar ni perder el tiempo ingresó con rudeza de una sola estocada, embistiendo de manera frenética en segundos.

Eran un desastre extremo de gemidos, una armonía torpe de agudos y graves que cada vez no solo se escuchaban en la habitación, ahora por toda la casa. La cama chillaba por ser maltratada e incluso el espaldar llegaba a chocar con la pared gracias a la poca distancia que había entre estas, pero incluso si la cama se vaya a romper en esos momentos, ellos no pararían por nada del mundo.

Cuando sus cuerpos se colmaron de placer comenzaron a correrse en abundancia, casi perdían el ritmo en sus respiraciones por lo agitados que se encontraban, el nudo se formó casi de inmediato haciendo que el semen de Bright comenzara a llenar y ser absorbido por el ano de su Omega, disfrutaba esa sensación, era la mejor después de un rico orgasmo.

— M-me rompiste... — Balbuceó el castaño sintiendo su pecho subir y bajar con rapidez, recuperando el ritmo normal en su respiración, giró su cabecita para mirar a su novio que se encontraba a su lado de la misma manera, agitado.

— Tú me lo pediste... — Sonrió leve, llevando su mano al muslo del menor para brindarle pequeñas caricias.

— Amor, no podré caminar, ¿Cómo comeré mi ramen de chocolate? — Expresó con tristeza.

— Yo te compraré todo lo que desees, mh, cumpliré lo que pidas. — Dijo subiendo a acariciar la cadera desnuda que tenía marcas de sus dedos. Vio el cuerpo de Win acercarse a él y abrazarlo, sin dudar lo correspondió.

— Te amo mucho, no sabes cuánto, Bright. — Esbozó una sonrisita llena de ternura y cariño.

— Ten por seguro que mi amor por ti es, y siempre será más grande que mi amor a cualquier otra cosa. — Murmuró dejando besos amorosos por la zona donde estaba la marca hecha hace una semana, rosadita y muy linda. Creyó que era hora para comentarle a su pequeño lo que pensaba, sería suave, sabía que era un tema muy delicado para ambos y lo menos que quería era que sus palabras se dieran a mal interpretar. — Winnie... Compré un test de embarazo.

— ¿Qué? — La cabecita del menor se levantó para dirigirle una mirada confundida a su novio. — ¿Por qué lo hiciste?

— He notado tu manera de actuar, tus antojos, tus náuseas y mareos, incluso hoy, estabas más hormonal de lo que solías... — Explicó nervioso.

— E-eso no es nada, seguro es... Es la anemia Baii, creo que me he estado descuidando. — Murmuró negando con la cabeza sin aceptar las palabras de su novio.

— No, corazón, la anemia ya se está yendo, el doctor lo dijo, falta poco para cerrar el tratamiento, no puede ser eso. — Llevó su mano a la espaldita algo sudorosa y comenzó a dar caricias.

— No estoy en cinta Bright, ¿Olvidaste que soy estéril? Es imposible, no.

— Pero no hay nada confirmado, tal vez no lo eres Winnie, no fuiste a ningún doctor especializado que afirmara que lo fueras, te diagnosticaron eso sin hacerte ninguna prueba de sangre o algo así, solo había sido una suposición.

— Aún así, si mi celo no llegó es porque lo soy y nada va a cambiar. — Se alejó con el ceño fruncido y sintió de pronto sus ojitos cristalizarse.

— Bebé, no te encierres de esa manera, solo hay que intentarlo, ¿Si? Dale una oportunidad al test, sea cual sea el resultado no dejaré de amarte, tu eres el tesoro que más cuido en mi vida. — Suspiró, su mano viajó al vientre del castaño, acariciando con dulzura esa zona suave y esponjosita.

El silencio reinó por unos largos segundos, Win pensaba con nervios si hacerlo o no, analizando con profundidad lo que le estaba pasando, todo era cercano a que estaba embarazado, su bipolaridad era la que lo dejaba en más evidencia, no deseaba ilusionarse, sabía que una vez se hiciera el test la única opción que le quedaría sería ser fuerte, si salía positivo la felicidad sería muy inmensa, y si salía negativo la poca luz de esperanza que habitó en su corazón se habría esfumado de la manera más terrible. No era fácil tomar una decisión, sincerando su corazón, prefería estar ilusionado y con la duda de si era estéril, a romper su poco anhelo, tomó un respiro profundo, apretando sus puños.

— Está bien, me haré la prueba de embarazo.

«Mis sueños forman parte del mar que alimenta mis tristezas.»

Nota de adapta-autora:

¡Hola, bamboos!

Veremos que pasa... Con fe.

A nadie le importa, pero creo que es el único lugar en donde puedo liberar esto... ¡Cielos! Me gusta una chica de la escuela... Eso no es lo malo. Lo malo es que es hetero y tiene novio. Dios, ya me cansé de ser tu mejor soldado, ya dame mi WatTine era, por favor. 

StarSanz04.

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