El sexto integrante

By Ineskyblue

11.3K 1.1K 1.8K

Émile sueña con vivir de su música, se pasa el día y las noches escribiendo canciones y fantaseando con canta... More

Antes de leer
★Sinopsis★
★Capítulo 1★
★Capítulo 2★
★Capítulo 3★
★Capítulo 4★
★Capítulo 5★
★Capítulo 7★
★Sixthers★
★Capítulo 8★
★Capítulo 9★
★Capítulo 10★
★Capítulo 11★
★Capítulo 12★
★Capítulo 13★
★Sixthers★
★Capítulo 14★
★Capítulo 15★
★Capítulo 16★
★Capítulo 17★
★Capítulo 18★
★Capítulo 19★
★Capítulo 20★
★Capítulo 21★
★Capítulo 22★
★Capítulo 23★
★Capítulo 24★

★Capítulo 6★

698 44 138
By Ineskyblue


"¿Cuántas noches has deseado que alguien se quede?"

Infinity - One Direction

★★★

Antes de que Indra pueda regañarnos me siento en el sofá que habíamos dejado abandonado, ella y Freya están en un nada agradable intercambio que no llega a ser una pelea.

—¿Verdad que sí vas a alejarte en una fiesta tienes que avisarle a tus amigos para que no piensen que algo horrible y trágico te pasó? —me pregunta Indra, buscando mi complicidad.

—No me fui sola, estaba con él.

—¡Igual tienen que avisar! ¿O no?

En realidad sí, tiene razón y se lo dije a Freya, pero no quiero meterme en su discusión y menos para ir en contra de Freya cuando yo también me fui sin avisar.

Para mí suerte no tengo que responder, porque un muy indignado Dylan llega a nosotros hablando con Lúa.

—¿Puedes creer lo que me dijo? Es un completo imbécil —exclama, muy enojado.

—¿Qué te dijo? —chismoseo, aunque no sé ni de quién habla.

—¿Quién? —Freya se suma al chisme.

—¿Cómo se llamaba? —le pregunta a Lúa, un poco confuso.

—¿Paolo? ¿Paulo? ¿Pablo? Algo así, no me acuerdo —ella se encoge de hombros, como si fuera un detalle insignificante. Se voltea a nosotros y explica la situación—: Habla de un chico con el que se encerró en el baño.

—¿Y qué te dijo? —insisto con curiosidad.

—"Me gustas porque no pareces gay" —responde imitando una vocecita tonta— ¡Imbécil! Y si pareciera ¿qué? Que se meta por el culo sus estereotipos de mierda.

Freya se ríe y niega levemente con la cabeza.

—¿Qué le dijiste?

—Fui... un poco grosero.

—Cuenta —lo animo impaciente.

—Le dije: "Pues tú sí te veías muy gay hace un minuto mientras me la chupabas". Me subí los pantalones y me fui.

Los tres nos reímos, pero él sigue molesto y tiene razón. Por eso no me acuesto con desconocidos, para ahorrarme el asco de saber que le di un orgasmo a una persona desagradable o idiota.

Las risas duran pocos segundos, porque enseguida un tipo que acaba de cruzar la pista se acerca a Dylan para empujarlo.

—¿Cuál es tu puto problema, maricón? —lo agrede, provocando una risa por parte del pelirrojo.

—¿Un gay homofóbico? Ya lo he visto todo —responde sin perder la seguridad.

Freya se pone en medio sin dudar, Dylan la deja hacerlo, de hecho retrocede un poco para darle espacio.

—Vete por dónde viniste —le dice con seguridad.

—¿Te defiende una mujer? —se vuelve a burlar, ignorándola por completo.

—Sí —admite Dylan, despreocupado—. A ti nadie, porque nadie te quiere.

—¿Y si mejor nos calmamos? —Lúa intenta conciliar— Puedes irte tranquilo, él no le va a contar a nadie de ti, es noble, si es que sabes lo que eso significa.

—No hay nada que contar —gruñe con violencia—. Este maricón me...

—¿Por qué no aprovechas la hermosa oportunidad de callarte la boca que te estamos dando? —me meto de forma impulsiva— A nadie le importa, nadie va a opinar, solo lárgate y ya.

El chico intenta apartarme, pero anticipo su movimiento y mantengo firme mi postura, lo que transforma un simple movimiento de su parte en un semi empujón que hace reaccionar a Dylan de inmediato.

—¿Cuál es tu problema? —le regresa el empujón y se pone entre el chico y yo.

—Está bien si no estás seguro sobre cómo te sientes —Lúa habla desde un lado más empático, queda a la vista que no le gustan los conflictos—. Pero tener dudas sobre ti, no te da derecho a ser violento y agresivo con los demás.

—¿De qué mierda están hablando? ¡Son una bola de locos retrasados!

—Ni que retrasado fuera un insulto —Indra rueda los ojos, bastante fastidiada— Homofóbico, capacitista, machista... y la verdad que muy egoísta, no dejaste ni un defecto para los demás, toditos los problemas para ti.

De un momento a otro hay un montón de personas observando la discusión casi pelea, nosotros cinco estamos bastante firmes, el otro chico es el único que habla y realmente sus amigos se ven bastante confundidos por el motivo de la pelea. Lo único que queda claro es que si hay que golpear están dispuestos, y eso nos deja en desventaja, porque en mi puta vida me he metido en una pelea física.

Algunas personas de seguridad se acercan a ver qué ocurre.

—¿Cuál es el problema, Dylan? —pregunta un sujeto, lo cual me confunde porque conoce su nombre.

—Lo dejé con las ganas y se quedó resentido —responde el pelirrojo con cierto tono de burla.

—Todos, afuera —indica el otro sujeto, señalandonos a nosotros cinco.

Las chicas protestan por lo bajo, murmuran cosas como "se acabó la noche" y "otra vez lo mismo".

—¿Qué pasa? —le pregunto a Lúa mientras nos escoltan a la salida.

—Ah, ellos son seguridad privada, del management, nos cuidan cuando salimos. Se supone que no podemos meternos en polémicas o disturbios, pero eso nunca sale bien.

Se siente bastante surreal, estoy nervioso y no sé por qué.

—¿Tenemos problemas?

—No, no te preocupes, Dylan lo arregla.

Al salir nos espera una gran camioneta negra de la que nos abren la puerta, hay espacio como para siete u ocho personas, así que los cinco subimos atrás y los de seguridad delante.

Dylan le da la llave del auto a uno de ellos sin siquiera preguntar algo, al parecer esto es bastante habitual, todos saben lo que pasará y yo me siento raro por no entender.

—¿A dónde vamos? —le pregunto a Dylan que acaba de sentarse a mi lado.

—Al hotel.

—¿Y yo por qué? Voy a dormir a mi casa.

—¿Tan temprano? —protesta Freya desde el asiento de enfrente— Podemos seguir la fiesta en el hotel, pero solos.

Dylan suelta una carcajada.

—Eso fue demasiado directo, hasta para mí —se burla sin ironía—. No sabía que se gustaban, pero ahora tiene sentido tanta insistencia para que sea el quinto.

—Me refería a los cinco, idiota.

—No aclares que es peor —Lúa le acaricia levemente el brazo y ella vuelve a protestar.

—Qué mal pensados, no hubo ninguna doble intención en mis palabras —Se voltea para verme directamente y aclara—: Emi, no quise decir que... en realidad, yo...

—Te entendí, no te preocupes.

—Acabas de perder la oportunidad —le dice Indra a Freya—, él iba a decirte que sí.

—¡Indra, por favor! —protesta ella soltando un resoplido— Si empiezo aquí una conversación sobre a quién le gusta quién se ponen todos a llorar.

—Yo no —Dylan sonríe con mucha seguridad—. Yo soy claro y directo, todos ustedes son un diez, a ninguno le diría que no.

Su sinceridad me hace reír, lo bien que me cae incrementa su nivel a cada segundo.

—Gracias, Dylan, también eres un diez —le regreso el cumplido sin pensármelo mucho.

—Te dormiste, pequeña Freya, ahora es mío. —Dylan pasa su brazo por mi hombro y me atrae hacia él con fuerza— ¿Quieres que sirvamos helado en nuestra boda?

—Vegano, por favor —pide Lúa, mientras se acomoda sobre el otro hombro de Dylan.

—Claro que sí, mi reina —asegura él, muy complaciente.

La broma pasó, pero el abrazo no, no piensa soltarme y estoy lo suficientemente cómodo para no intentar que lo haga, huele bien, tiene buena energía, recostarme contra él se siente confortable.

¿Será que Freya cree que es en serio? No quisiera hacer algo que la aleje sin darme cuenta.

El trayecto hacia el hotel es bastante corto. No es que haya muchos hoteles en la ciudad, es bastante pequeña y nada turística, pero de los pocos que hay este es el de más nivel. Estuve aquí un par de veces, se renta el hall como salón de fiestas y un par de compañeras de clases hicieron su fiesta de quince años aquí.

Nos abren la puerta del auto para bajar, y luego la del hotel para entrar, me incomoda un poco el trato diferenciado, pero supongo que es algo a lo que tendré que acostumbrarme.

Guillermo está esperando apenas atravesamos la puerta, los ojos están en su teléfono hasta que nos oye entrar, entonces levanta la vista y lo guarda en el bolsillo de su saco.

Es una hora curiosa para aún estar tan formal.

Estoy nervioso, aún no firmo el contrato y ya siento que voy a perderlo.

Los demás actúan con mucha naturalidad, así que supongo que no debe ser tan grave. El único que se puso muy serio al cruzar la puerta fue Dylan, viene varios pasos más atrás que nosotros, y su postura se ve bastante tensa.

—¿A la cama temprano otra vez? —nos dice con una leve sonrisa.

—No fue nuestra culpa hoy—aclara Freya, sin rastro de intimidación.

—Oh, claro, nunca lo es. Descansen, mañana nos vamos temprano —señala hacia el ascensor, y mientras pasamos por su lado para caminar hacia allí, pone su mano en mi hombro y me detiene—: Me alegro mucho de verte aquí.

—Gracias —murmuro en respuesta, y me doy prisa para que el contacto físico acabe pronto.

En cuanto estamos llegando al ascensor, él vuelve a hablar.

—Dylan...

El chico a mi lado cierra los ojos y contiene el aire antes de voltearse.

—¿Qué?

—Tú no, quédate un momento.

¿Por qué solo él? Eso no suena bien, y en cuanto subimos al ascensor se lo hago saber a las demás.

—¿Por qué Dylan se queda?

—Guillermo siempre habla con él para que hable con nosotras, como... ¿Un líder, tal vez? —explica Lúa, levantando la mirada de su celular para ponerme atención.

—¿Entonces él siempre se lleva los regaños? No parece justo.

—Él dice que no le importa, y tampoco son regaños, más como charlas motivacionales, aburridas, pero no más que eso.

—¿Segura? Porque parecía muy tenso en cuanto entramos.

—Sí le preocupara no se metería tanto en problemas, ¿no crees? —Freya se sumó a la conversación— El escándalo de hoy fue suyo, nosotros solo lo estábamos defendiendo.

Bueno, sí, pero tampoco fue su culpa, el chico era un idiota.

—¿A mi habitación? —propone Lúa en cuanto la puerta vuelve a abrirse para revelar un largo pasillo.

Indra duda antes de responder con una pregunta:

—¿Te quedan chocolates en el minibar?

—Todos están allí, ninguno es vegano.

—Tú vida es muy difícil —resume con una mano en la puerta mientras Lúa busca su tarjeta—. Conmigo sería mejor.

La puerta se abre y es la primera en entrar, está todo muy ordenado, una gran cama perfectamente tendida en el centro, pero el resto de la habitación es bastante espaciosa, hay un sofá, una televisión, una pequeña mesa, y la vista a la ciudad desde los ventanales es hermosa.

—¿Tienes sueño? —me pregunta Freya en cuanto se sienta a mi lado en el sofá.

Su pierna está tocando la mía, me distrae lo suficiente, pero mi mente logró retener la pregunta.

—Anoche tampoco dormí, solo un par de horas en la tarde.

—Tienes los ojos súper rojos —observa Lúa, pone sus pulgares en mis mejillas y los desliza apenas hacia abajo para ver mejor mis irritados ojos—. Te presto mi cama si quieres.

—Tal vez ya debería irme a casa, tengo clases en unas horas.

—¿Y qué sentido tiene ir si vas a dejarlas en dos días más? —interpela Indra, sin ponerme mucha atención.

—¿Dos días?

—Si aceptas el contrato tendrás que viajar enseguida —Freya me explica, pero no sé por qué noto un poco de cautela en su voz—, todos nos mudamos a la capital.

—Llevo dos meses viviendo allí —sigue explicando la pequeña rubia, extremadamente concentrada en los chocolates—. Hay que escribir canciones, mejorar la técnica con coaches vocales, tener ensayos y esas cosas.

—¿Tengo que irme tan rápido?

Guillermo dijo que tenía que cerrar esto antes de que acabe el mes, pensé que al menos tendría unos días para despedirme de mis amigos y hacerme a la idea de estar lejos.

—Da miedo, lo sé —Lúa se sienta en el brazo del sofá junto a mí y pone su mano sobre mi hombro—. Pero está bien, nos divertiremos mucho y valdrá la pena.

No sé qué responder, mi cerebro está intentando entender lo que está pasando, y cada vez que logra aceptar algo le llega una información nueva.

No estoy listo para dejar todo atrás, pero tampoco para dejar pasar esta oportunidad.

Elegí la música, así será mi vida, sin raíces ni estabilidad por al menos unos cuantos años, lo había pensado, pero de ahí a hacerlo realidad hay una gran diferencia.

—Nos vamos a la piscina —dice un muy acelerado Dylan que acaba de cruzar la puerta.

—¿No está cerrada en las noches? —cuestiona Freya dudosa de si meternos en problemas otra vez sea una buena idea.

Dylan levanta su mano y nos enseña una tarjeta de acceso.

—Puedo ser persuasivo.

—¿Qué te dijo Guillermo? —se interesa Lúa, pasando por alto su euforia.

—Cosas sobre ser más privado con mis encuentros casuales.

—Iremos por nuestro traje de baño —avisa Freya, jalando a Indra que no quiere desprenderse del chocolate.

—Sí, y ustedes fuera así me cambio también. —Lúa nos empuja hacia el pasillo y cierra la puerta rápido.

No tengo traje de baño y Dylan tampoco planea ir a cambiarse, así que al parecer en boxers estará bien. Me importa poco, amo las piscinas, hace mucho tiempo que no nado en una.

Nos sentamos en el suelo alfombrado del pasillo sin intercambiar palabras, y por un breve momento observo su mirada perderse en la nada.

—¿Seguro que todo está bien?

—Sí, claro —asegura con una leve sonrisa.

—No me parece justo que solo te regañen a ti cuando fuimos todos.

—No fue un regaño, es que me marcan los errores y me hacen sentir irresponsable, lo cual es verdad, pero lo hacen de buena manera. No tienes nada de qué preocuparte.

—Sigue sin ser justo, no tienes que poner la cara por todos siempre —insisto una vez más—. La próxima vez me quedaré contigo y los dos tomamos la responsabilidad, ¿Sí?

Él se voltea hacia mí, contiene una leve sonrisa y ladea un poco la cabeza. Me ve como si fuera increíble lo que estoy diciendo cuando solo es sentido común, responsabilidad colectiva. Está bien que él se metió con ese tipo primero, pero lo hizo en privado. Quien vino a insultar fue el otro, y todos le respondimos al igual que Dylan.

Y aunque no fuera así, aunque de verdad fuera solo su culpa, de todos modos deberíamos quedarnos todos.

Tal vez soy yo, tal vez mi forma de ver la amistad es diferente, pero no la voy a cambiar.

—Espero que no haya una próxima vez.

—Sabes que sí... —Ladeo la cabeza hacia el mismo lado que él y se ríe de inmediato.

—Bueno, sí, pero prefiero hacer lo que me da la gana y luego aguantar los regaños.

—Pues tiene sentido —coincido cuando una reconocida y muy frecuente sensación de vacío estomacal se hace presente sin previo aviso—. Tengo hambre...

—Cómete esta... —responde impulsivamente, y luego suelta una carcajada por mi cara de incredulidad—. Lo siento, fue inevitable.

Su risa resuena por el pasillo, siento que los demás huéspedes se van a quejar pero no puedo evitar reír también.

—No, nada de disculpas, ahora te bajas los pantalones. —Me pongo serio de pronto y esta vez es él quien expresa la incredulidad en su rostro.

—Ya —Se pone de pie y lleva sus manos al botón de sus jeans, en primera instancia estoy seguro de que solo es broma, pero en cuanto desprende el primero me veo en la necesidad de detener su mano.

—¿Qué haces?

Se vuelve a reír y expresa en su rostro una clara victoria.

—Quería ver quién se acobardaba primero, ese no iba a ser yo.

—Idiota... —murmuro riendo otra vez— No soy un chico de sexo casual, tendrás que esforzarte más.

Él arruga su frente, y vuelve a ladear su rostro. Es un gesto que hace mucho, es entre tierno y lindo.

—¿Estamos bromeando?

—¿Sí? —imito su gesto y él asiente.

—¿Sigues con hambre?

—No voy a caer otra vez.

________________

Hola pollitos 🐣

El capítulo se adelantó un día por la intransigente manipulación de algunas personas, no voy a decir quién 🙂

Son muy pocos capítulos, pero ¿Ya tenemos algún shipp?

Los quiero mucho ❤️

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 96.4K 45
¿Y si por accidente te ganas el odio del cantante más famoso del país? *♫* Kale es el cantante juvenil más amado de la década, pero está cansado de s...
23.4K 761 38
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
408K 49K 66
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
233K 11K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...