Suplicarás © (2)

By EternalMls

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•Segundo libro de la bilogia "Arderás". (Para leer este libro, es necesario leer la primera parte titulada "A... More

Prólogo
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By EternalMls

Ver desde el espejo retrovisor como me alejaba de la cabaña me causaba una infinidad de sensaciones encontradas: temor, tristeza y soledad. Ese temor se apoderaba de mis sentidos y me dejaba petrificada, sin saber a qué dirección comenzar a caminar; un recorrido de protección donde Dereck podía estar esperándome al final del camino, y otro recorrido de perdición, el mismo que estaba comenzando a transitar ahora en dirección a la enorme cárcel a las afueras de San Francisco.

La tristeza que me causaba el solo pensar que para terminar con esta locura debía acudir a él me resultaba ilógico, pero al mismo tiempo él podía detener a esa persona miserable. Entonces, allí recaía esa soledad poseedora de mi cuerpo, donde al haber decidido esto por mi cuenta, obligando a Jacob a conducir el coche, solo causaba que comenzara a quedarme cada vez más sola.

Podía sentir todas aquellas sensaciones en la mirada del gemelo que me observaba situado aun en su paradero al verme partir. También, podía sentir la rabia recorrer por sus venas al momento de girar su rostro y mirar a Eren posado al lado de Mia. Entendía la frustración de uno, y la negación de otro. Pero también colocaba nuestra seguridad primero, la que era más importante antes de que alguno terminara muerto.

Cuando lo miraba a los ojos podía dilucidar todo el cariño que aun resguardaba en una pequeña caja de cristal, una que solo él podía romper para que aquellos sentimientos salieran a flote. Si, lo amaba, y nunca lo había dejado de amar. Amaba a una persona que había sido cómplice de su hermano, y una simple victima más. Amaba a quien tenía las mismas jodidas facciones que ese desgraciado, y cuando lo recordaba, no podía contener mi furia.

Él no tenía la culpa de tener un gemelo tan perverso como lo era Zack.

Aun me resultaba un poco difícil entender todo este problema que se había revelado en un pasado y pesaba en el presente. A veces odiaba la sensación de que Mia compartiera sangre con los Pierce.

Los cuatro eran familia. ¿Dónde quedaba yo en ese círculo?

Ella era mi hermana, pero odiaba representar el apellido Mills pro donde sus huellas marquen territorio. Entonces, eso me hacía sentir sola más allá de que ella me explicara que me amara como su hermana pequeña.

El coche circula por la calle asfaltada hasta dirigirse a la avenida principal, aquella que ocasionalmente siempre se hallaba desolada. Jacob lanzo un bostezo sin cubrir su boca, indicándome que aun seguía medio adormecido y estaba calmado, o eso intentaba aparentar ante la situación pasada.

Desvié la mirada hacia la ventana abierta, sin importarme que la temporada de otoño me golpeara el rostro como una brisa espesa. No deseaba mirarlo a él, y tampoco necesitaba divisar la avenida que nos conducía directo al infierno.

Cerré los ojos unos segundos intentando mantener la mente en blanco, pero me era imposible.

- ¿Estás bien? – pregunta con la vista al frente.

Volteo en su dirección, y apoyo el codo al filo de la ventanilla abierta con la intención de descansar mi mejilla en mi puño cerrado. Jacob parpadeaba intentando que sus ojos se despejaran por completo, y a decir verdad, no parecía realmente interesado en mi estado emocional.

Pero lo intentó.

- No – me sincero.

- Fuiste realmente dura con Dereck.

Relamo mis labios sintiendo como todo el peso de mis acciones se volcaban por todo en mi cuerpo, como un boomerang.

- Lo sé – reconozco -. Todavía estoy pensando en si haber dejado a Eren en el mismo lugar que Dereck fue una buena idea.

- Algo me dice que uno de los dos terminará en coma, y agradezco no ser esa persona por primera vez – comenta irónico.

Suelto una risa simple reconociendo como Jacob siempre suele ser el contrincante pasajero de Pierce así como aquella golpiza en Ring aun seguía grabada en mis retinas, pero al segundo se apaga por mis pensamientos contantes.

Tenía miedo, miedo de que ese maldito diálogo aun siguiera en mi cabeza y no pudiera soltarlo después de tanto tiempo. Él me aturdía. La voz de esa persona, la misma que me había heredado el apellido, todavía retumbaba en mis tímpanos como si estuviera a mi lado constantemente.

- Jacob.

- ¿Qué?

- Tengo miedo – admito -. Realmente temo convertirme en su copia.

El coche se detiene en el semáforo en rojo, dándole el tiempo suficiente a rotar su cabeza y centrarse en mi figura retraída, pensativa y temerosa.

- ¿De qué hablas?

- Él – digo -. Mi padre me dijo que me convertiría en su copia.

- Bueno, si te pareces mas a él que a tu madre la verdad...

- No hablo de apariencias – detengo sacudiendo mi mano frente a sus ojos -. Él me juro que algún día me convertiría en lo que es hoy y... cuando miro a Dereck, lo único que puedo pensar es en Zack.

Trago grueso, dejando fruir aquel pensamiento negativo, volviendo a sentirme miserable.

Jacob solo me inspecciona con cuidado y entornando sus ojos, puedo ver que nuevamente diría alguna de sus tantas molestas ocurrencias.

- Bueno, son gemelos...

- Estoy hablando en serio, Jacob – elevo la voz disgustada.

El semáforo da luz verde, y con tardía el coche se pone en movimiento. Para nuestra suerte, era el único vehículo en movimiento por la zona.

- ¿Te refieres a que terminaras en la cárcel como él? – pregunta intrigado, colocándose por primera vez en el día en el papel de adulto responsable que debía ser.

- Y quizás llegue a matar a una persona – reconozco, y siento sus ojos penetrarme desde el asiento del conductor -, y a la única persona que quiero matar es a Zack.

El silencio reclamo su puesto por unos extensos segundos, hasta que Jacob, luego de una larga inhalación que rellenó sus pulmones sanos, decide hablar.

- Tu padre fue el que inicio todo esto, Samanta.

- Y Zack lo continuó.

- Pero él solo quería vengar a su padre.

- Entonces seré yo quien lo termine todo.

Estaba tan malditamente decidida, tan jodidamente cansada y con la mente putrefacta que no me importaba lo que pudiera suceder conmigo en los próximos días hábiles. Tenía en mente muchas cosas, tantas que el colapso podía examinarse desde una cierta distancia.

Jacob quedó en silencio, comprendiendo que estaba más que decidida en acabar con el desastre que mi padre había comenzado. Pero, sabía que él pensaba en el dolor de Dereck, cosa que yo no podía. No podía colocarme en su lugar, no cuando estaba cegada y el orgullo me nublaba la visión.

También, sabía que él pensaba demasiado en Mia, y en todo lo que le recaería a ella en el futuro próximo.

Un Mills había presionado el botón de inicio a la perdición, y otro Mills debía destruirlo. Era el ciclo de la vida, o así lo deducía.

Su teléfono sonó en su bolsillo trasero repentinamente cuando ya la ruta estaba a solo dos calles de nosotros, logrando que con un movimiento sutil, aunque un poco brusco, introdujera su mano y lo sacara. Al ver la llamada entrante, atiende.

- ¿Sí?

Su rostro atento a las palabras del interlocutor cambió radicalmente, tanto que el coche comenzó a descender su velocidad hasta el punto de detenerse al lado de la acera, exactamente al lado del cartel de bienvenida al pueblo de Diablo Grande. Aun el motor rugía, él lo hacía rugir con el coche en punto muerto, pero la atención de Jacob se había esfumado por completo. Perdido en la voz que resonaba desde el diminuto parlante de su teléfono, traga grueso asintiendo.

- Bien.

Concluye y al acabar la llamada, deja caer su teléfono en sus muslos. Sus manos viajan al volante, pero sus pies no tocan los pedales dejando el coche estático.

Se quedó unos minutos mirando hacia el frente, deduciendo aun la información que alguien incognito para mi persona le había brindado. Lo mire por unos segundos que parecieron minutos.

- ¿Qué sucede? – le pregunto al fin.

Volvió a respirar con profundidad y al girar su cabeza para mirarme fijamente, enseguida supe que era algo malo. Algo verdaderamente malo.

- Sabía que esto podía suceder en cualquier momento.

- ¿Qué cosa? – indago, pero sus ojos se desvían al teco del coche.

- No preguntes como se esto, pero...

- Por Dios, Jacob.

- Tu padre está libre.

En ese preciso instante sentí como mi cuerpo y mi alma se separaba lentamente. No podía apreciar como la sangre regaba mis extremidades, parecían dormidos y fuera de mi alcance.

No podía ser real. No podía ser posible. Estaba condenado por homicidio, su condena rebasaba los diez años y solo pasaron casi dos desde el incidente. ¿Cómo mierda era posible que haya sucedido?

- ¿Cómo? – pregunto con miedo e ira acumulada deseando ser expuesta. Sin pensarlo, intento abrir la puerta del coche para escapar de su interior. Deseaba tomar aire. Me sentía asfixiada dentro de estas cuatro paredes que me encapsulaban.

- Ya sabes cómo, Samanta – me mira, y cerrando sus ojos con fuerza, agrega -; Tiene personas con él, personas que aun lo resguardan y bastantes de ellos son policías así como personas de la ley.

- Es que – intento modular -, no pensé que saldría jamás de allí dentro.

- ¿En serio pensaste que una persona como él iba a quedarse de brazos cruzados allí dentro? – niega con ironía.

- No – digo, pero re calculo mis palabras-, no lo sé. ¿Y mi madre? – decido preguntar.

Sus labios se fruncen y de soslayo mira su teléfono móvil aun en sus muslos.

- No sé nada sobre ella. Bueno, más bien no me han dicho nada de Loren aun – confiesa.

- Puede significar que todavía esté en la cárcel...

- O quizás ya está afuera y no lo sabemos.

Mis manos viajan a mi semblante y aprietan mi piel con fuerza, deseando sentir un poco de dolor físico para que la angustia redujera su presión.

- Estamos acabados – reconozco.

- Esta en algún lado de San Francisco. Y lo más seguro es que termine lo que inició.

- ¿Recobrar la empresa? – escudriño.

- Recuerda que la empresa ahora mismo pertenece a los Pierce, eso significa que tu padre va a matar a cualquier miembro de esta familia para tomarla si es necesario.

Con la cabeza gacha, mis ojos se abren abruptos y como si mi mente se encendiera, empino la mirada hacia la de Jacob quitando mis manos en el proceso.

- ¿Si es necesario...? – no pude terminar la pregunta, no podía terminar de indagar e involucrar a mi hermana en la misma. Porque sabía que en mi pregunta se ocultaba la verdad, esa verdad que no quería ver.

Sin embargo, al verme de piedra sin quitarle los ojos e encima, entiende mi consulta y asiente con desánimo.

- Si es necesario, él lo hará. Debes recordar que para él, Mia ya no es mas su hija. Tu eres su verdadera heredera – expone, y mi cabeza se poya en el respaldo del asintió sintiéndome abatida - Hasta acabara conmigo para que no sea uno de los tantos sucesores.

Tener a mi padre suelto solo implicaba una cosa: la destrucción. Acabaría con Mia, acabaría con Dereck...

- Dereck – nombro perpleja.

- Y yo...

- Debemos volver – exijo -. Ahora.

Asintiendo, coloca el coche en marcha hasta girar en la esquina más cercana, retomando el camino a la cabaña nuevamente. Parecía que aquella seria nuestra estadía eterna y con ello, la oleada de desgracias inundaría la casa.

El coche se detiene una vez que ingresa al gran patio delantero, estacionando justo al lado de la motocicleta de Dereck. No espere a que el motor dejara de rugir para salir de su interior lo más rápido que mis piernas pudieran. Necesitaba que el aire frio me golpeara las fosas nasales.

Cuando escuche el motor apagarse, mi mano se posa sobre el enorme vidrio de la puerta con la intención de empujarla al interior.

El calor me golpeo el cuerpo y vibre por aquel choque de temperatura. Dereck se hallaba con ambas manos sosteniendo su cabeza mientras se hallaba situado en el sofá, de seguro pensando en el pequeño viaje que se había cancelado a último momento.

Mia y Eren, quienes estaban en la cocina, voltearon hacia la entrada y sus ojos se agradaron al instante en que me vieron posada sobre el umbral. Cuando Jacob por fin atraviesa la puerta y logra cerrarla por completo, los pasos agigantados y veloces de la rubia se aproximan por la sala. También se escuchaban las zancadas de Eren a su espalda, quien apenas llegar a mi lado, con su mano áspera y cálida, tocó mi hombro.

- ¿Qué sucedió? – me preguntó el muchacho inspeccionando mi cuerpo por seguridad.

Dereck, al alzar la mirada y sin esperarlo vernos de regreso, se eleva del sofá y rodea la mesa ratona del living en dirección a mi paradero. Sabía que al ver la mano de Eren aun reposada sobre mi cuerpo causaría un efecto negativo en su sistema. Y como una predicción, con su mano quita la extremidad y dándole la espalda a Eren, sin esperarlo, me abraza.

Sentí ese abrazo personal, uno necesitado y sumamente intencionado. Sabía que él no quería que me vaya, y ahora que había vuelto sana y más rápido que un rayo, había expulsado todo el aire que estaba reteniendo en sus pulmones.

Cuando se separa, coloca sus manos sobre mi cintura apretando ligeramente mi piel, sintiendo su necesidad de poseerme, o más bien demostrarle a la persona que se hallaba a sus espaldas que era completamente suya. Sin embargo, a pesar de que me miraba los labios, se contiene y me pregunta:

- ¿Por qué regresaron?

- Yo le pregunte primero – recrimina Eren, y con cuidado reclino mi cabeza observando cómo los puños del susodicho estaban a punto de estallar.

- Pero es a mí a quien responderá – ataca Pierce sin desviar los ojos hacia su contrincante.

- ¿Quieres apostar? – desafía Eren, y la tensión vuelve a surgir nuevamente.

- Si van a pelear, háganlo afuera. No quiero que destrocen nada de la sala – Pide Jacob una vez que se quitó el abrigo y lo colocó en uno de los pequeños sillones individuales a mis espaldas.

Suelto una leve suspiro y regreso mis ojos a los de Dereck, quien me examinaba fijamente. Una mano viaja a su mejilla, donde doy una lenta caricia tranquilizadora.

- No pudimos llegar a verlo – comento con la voz apagada.

- ¿Por qué? – Mia se coloca a mi lado, opacando por completo a Eren a sus espaldas.

Sin embargo, él camina en mi dirección, mirando como Pierce aun me sostenía y mi mano comenzaba a decaer de su mejilla.

Jacob, quien se hallaba a mis espaldas, nos rodea caminando en dirección a la cocina abierta, donde de la nevera saca una lata de cerveza fría.

- Sorpresa – dice abriendo la lata -, ya puedes ver libremente a tu padre caminando por las calles de San Francisco – bebe un sorbo y alza su dedo índice -. Corrijo: tu falso padre.

Habla con tanto sarcasmo que ciento como la cólera conduce por mi cuerpo. Pero mis ojos la observan sigilosamente. En su rostro se iluminaba la confusión, y una sonrisa incoherente de luce en sus mejillas.

- ¿Qué? – pregunta aturdida, y me mira - ¿Samanta?

Asiento lentamente, y los brazos que me sostenían me dejan caer al abismo. Dereck da unos lentos pasos hacia atrás, permitiendo que su espacio personal recobrara su puesto.

- Estábamos en el coche, y Jacob recibe una llamada donde le han dicho que mi padre ya ha salido de prisión.

- ¿Cómo mierda es posible? – Dereck masculla y sus manos acarician su cabello ferozmente al mismo tiempo que da un medio giro.

Su desesperación podía palparla. Todo el ambiente se volvió tenso, deseando sentarme sobre uno de los sofás. Pero negué mi propia petición.

- Ahora tenemos a un homicida suelto, y un psicópata y posible criminal buscándonos. Que divertido – Jacob comenta irónico y vuelve a beber para calmar sus nervios.

- No solo debemos cuidarnos de uno, sino de dos personas – expongo.

- Mas bien, dos grupos – riñe Jacob colocando sus ante brazos en la isla de la cocina -. Ariel Mills tiene personas codiciosas como él, personas que harían lo que sea por poder. Y Zack tiene a esos dos engendros del demonio y quizás algunos más en la ciudad... esos con los que estabas tú – lo señala a Dereck y Pierce lo examina con cólera -. Así que, de todas formas, hagamos lo que hagamos, acabaremos muertos.

Luego de expresar sus palabras con sorna, sonríe regresando a la sala principal donde apoya sus ante brazos en el sofá más cercano aun reteniendo su cerveza. Eren lo escruta, y colocando un mohín en su rostro expresa:

- Que positivo.

- A tus servicios – le guiña un ojo retomando la bebida.

Aferro mis dientes a mi labio inferior con fuerza. Me hallaba completamente abrumada.

- Ariel solo quiere la maldita empresa – comenta Mia intentando zonas despreocupada.

- ¿Y quién es la que está por heredarla por completo? – se pregunta Jacob – Ah, sí. Eres tú.

- Eso aun no se decide – se defiende la rubia y se cruza de brazos.

- Tus dos hermanitos ya no son bien vistos para generar ganancias. En cambio, tu sí.

- ¿Y si no quiero ese maldito puesto?

- Bueno, terminaría yo en ese lugar – explica -. Pero entonces, Ariel vendría por mí y me mataría, y quien quedaría a cargo serias tu, quieras o no. Y quien les seguiría serian Dereck y Zack, pero nadie quiere eso. De todas formas, acabaríamos tres metros bajo tierra.

- Deja de decir eso, maldita sea – Regaño y Jacob solo se encoje de hombros.

- Veamos el lado positivo – añade, y me examina - Samanta se salvaría de todo este desastre. Y tú, niño – se dirige a Eren –, si no le haces nada al psicópata de su hermano no te sucederá nada. Así que ve pensándolo.

Cuando Eren intento responder, me le adelanto enseguida.

- ¿Realmente crees que Zack me dejaría vivir? – pregunto seriamente.

- Creo que su mente es retorcida, pero sabe vengarse perfectamente – expone Jacob irguiendo su espalda -. Cuando quemó su departamento no quería matarte a ti, sino a tu hermana. Así que, su venganza seria dejarte con la misma perdida que él tuvo con su padre – sus ojos se clavan en los míos -. Y si es necesario, mataría a su propio gemelo.

Examino a Dereck, y mi mundo comienza a derrumbarse. No podía permitirlo. No podía dejar que esta situación se agravara y debiera tomar medidas desesperadas.

- ¿Ambos están en San francisco? – le pregunta Dereck directamente.

- Así es.

- Si se encuentran, estoy seguro que la policía encontrara una masacre – niega al mismo tiempo que su espada se apoya contra el filo del brazo de un sillón.

- Van a matarse entre ellos – reconozco -, y quien gane vendrá por nosotros.

- ¿Y cómo mierda haremos para detenerlos? – La voz temblorosa de Mia se hace escuchar en la sala.

- No lo sé – responde Dereck -. Ya pensaremos en algo.

- Entonces piensa en algo rápido – recrimina Eren mirándolo fijamente -. Ya veo que todos terminan muertos por tu culpa.

Ambos se miran expulsando fuego de sus retinas.

- Eso es lo que estoy haciendo. No como tú, que solo te quejas y no haces nada.

- ¿Qué no hago nada dices? – el rubio se queja y con ligereza, intenta acercarse a Pierce.

- Sí, eso es lo que estoy diciendo. Maldito sordo.

Jacob deja la lata ya vacía de cerveza en el piso para caminar rápidamente hacia lo que parecía ser una pelea repentina entre ambos. Se interpone, y los dos solo pueden observarse conteniendo aquel deseo de destrozarse por completo. Tomo la mano de Dereck logrando que retrocediera a su posición inicial. Aquel acto logra que calmara sus impulsos, sin embargo, no deja de mirar a su contrincante.

A pesar de que tenía los ojos desorbitados y mis manos temblaban acorde a mi cuerpo, pude sentir la vibración de mi teléfono móvil en el bolsillo de mi pantalón. Lo quito e inspecciono la pantalla. Un número desconocido se ilustra, insistiendo con el llamado que se extendía con los segundos. Dando un pantallazo rápido hacia la sala, camino en reversa hasta llegar a la puerta de entrada donde decido atender.

- ¿Hola? – pregunto desconfiada.

Una respiración se escucha desde la otra línea, y se hace esperar exhalando todo el aire sobre su teléfono móvil. Cuando pensé que era una equivocación, queriendo detener aquella llamada, una voz conocida resurge.

- Que placentero es volver a escuchar tu voz, hija. 

Hola, mi gente bonita. 

Tengo mucho para decir, pero voy a ser breve: 

Esta historia comienza a ser un intento de segunda parte que no me esta gustando para nada. No es mi fuerte las segundas partes, ni dúos ni trilogías. Quizás en un futuro lo sea, pero por el momento no me siento a gusto con todo este resultado que les estoy dando con este libro. 

Estoy planeando muchas otras historias. Estoy muy involucrada con Ruega Por Mi, que si no la leyeron pueden ir a chusmear la historia ( No se van arrepentir, lo juro) 

No estoy con inspiración de seguir Suplicarás, pero lo estoy intentando. 

A pesar de eso, de que la historia estaba pausada, ustedes me preguntaban cuando podía actualizarla. Y siento que les debo mucho.  Así que, acá tienen otro pedacito. 

les agradezco por seguir apoyando la historia. Realmente no se cuando voy actualizarla, porque como ya dije, el resultado no me esta gustando para nada. Y cuando algo no me gusta, no lo sigo. No se alarmen, voy a seguir actualizando la historia para su disfrute.

De todas formas, algún día voy a tomar esta historia y escribirla mejor. Por el momento, solo queda como esta y seguirá su curso hasta que termine por completo. 

Así que, solo queda decir que les mando un besito, y que les agradezco por seguir acá 


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