Dos semanas despues yo seguía pensando en el auto negro que nos había estado siguiendo cuando volvimos de la playa.
Ross dijo que era solo coincidencia, pero era imposible creerle, él también chequeaba por el espejo cada segundo mientras conducía.
Y talvez, si hubiera sido otro día y en otras circunstacias, le hubiera creido. Pero tenía demasiadas cosas en mente, demasiadas preguntas sin respuestas, y todo mi cuerpo estaba alerta.
Talvez estaba siendo paranoica, muy paranoica...no podían culparme.
Pero por suerte todo eso fue esfumándose con los dias.
Mi madre había conseguido una niñera para mí, y al inició me negué rotundamente. Pero era cierto, yo necesitaba a una.
No solo porque ahora tenía a Emma y a ________(1), sino porque pronto la segunda película que había grabado hace un tiempo atrás sería estrenada, y con eso se venían muchas cosas que hacer, e iba a ser muy agotador encargarme de todo.
Así que Claire(que era el nombre de la niñera) me ayudaba con todo lo que necesitaba, pero no solo eso, en realidad ella era una gran compañía.
Tenía apenas unos años más que yo, y al igual que yo tenía hijos, hasta donde yo sabía el mayor era Brent, y tenía la misma edad que _______(1). Lo había traido varias veces a casa, y él y _______(1) habían jugado juntos todas esas veces.
Se lo agradecí mucho.
-Emma acaba de quedarse dormida.- me informó Claire tan pronto como llegó hasta la sala, donde yo leía las noticias que me había perdido.
Uno de sus risos caía sobre su frente y era porque había estado saltando en el trampolín con _______(1) justo antes de encargarse de Emma. Luego yo continué saltando con _______(1).
-Oh, gracias a Dios.- dije.- No sabía que un resfriado podía afectar tanto el comportamiento de un bebé.
Clairé sonrió.
-Ya está dormida ahora.
-Creo que es todo por hoy.- le dije, chequeé la hora. Solo eran las 4, una hora antes de la salida normal de Claire.
-Aún no son las 5.- dijo.
Arrugué la nariz.
-Si pero es sábado e imagino que quieres divertirte un poco.- dije.- Ve a casa ahora mismo y prométeme que saldrás.
Clairé volvió a sonreir.
-Lo haré.- estaba por coger su bolso e irse, pero se detuvo.- ¿Se siente bien, señora Lynch?
Sujeté mi cabeza entre mis dos manos. El dolor de cabeza era insoportable.
-Solo estoy cansada.- dije.- Supongo que por haber saltado.
Claire no estuvo de acuerdo.
-La he visto así los últimos días.
Frucí los hombros.
-Estoy segura de que solo es un resfriado.
-¿Quiere que le consiga alguna pastilla para eso?- se ofreció.
Negué con la cabeza.
-No gracias, estoy bien, en serio.
***
Y fuí a dormir tan pronto Claire se fue, sabiendo que no tendría mucho tiempo para descanzar...
Ross vendría a casa en cualquier momento y solía perder sus llaves...
Él insistió que vaya con él a la reunión que tenían hoy él, sus hermanos y unos productores, por eso estaban de vuelta en California, pero no me sentía con ganas de salir.
Por eso estaba en casa, lejos del amor de mi vida.
Mi móvil vibró bajo mi almohada y me devatí entre chequearlo y salir de mi cómoda posición en la cama, o continuar durmiendo.
Terminé chequeandolo porque volvió a vibrar.
Y como pensé: Era Ross, y fue reconfortante saber que apesar de que estaba en una importante reunión pensaba en mí y que se había tomado el tiempo de textearme.
"¿Cómo estás, preciosa?"
Sonreí.
"¿Ya vendrás?" Respondí.
Y pasaron 10 minutos hasta que volvió a responder:
"¿Te importaría que llegara un poco más tarde?"
Oh no...
"¿Qué es lo que pasa?"
Rogué porque no tardara otros 10 minutos en responder, por suerte no lo hizo.
"Saldremos a comer algo...¿Quieres que vaya a recogerte?"
Hubiera preferido que solo viniera y se quedara acá, pero entendía que tenía cosas que hacer. De todas formas podriamos estar juntos más tarde...
"No, estoy cansada. ¿Nos vemos más tarde?"
Me devolvió la respuesta al instante.
"Ve a la casa de tu padre y quedate con ellos cuando Claire se vaya y hasta que yo vuelva...ya sabes, para que no te sientas sola."
Decidí no responder.
¿Ir a la casa de mis padres? ¿Sentirme sola? Había estado sola por meses mientras él estaba en tour.
Pero no le dije lo ridículo que sonaba su "para que no te sientas sola".
-Demonios...- me queje.
El dolor de cabeza que sentí solo aumentó, tal vez hubiera desaparecido si no contestaba el texto de Ross...pero ya estaba hecho.
Claire tuvo razón, debí tomar algo.
Fuí hasta la cocina y pasé por la habitación de ________(1), él jugaba tranquilamente sobre su cama, cerre su puerta.
Si estaba en lo correcto Ross llegaría tarde.
Ya sabía lo que "saldremos a comer" significaba. Era ir a algún bar y...
No tenía nada en contra de que beba, pero lo que no me dejaba en paz era todo lo que podía hacer mientras bebía.
La última vez vino con Jordan...
Eso no empezó ni terminó bien.
Aún lo recordaba.
Cogí una tasa con café y pensaba ir hasta la sala para poder beberla mientras veía un poco de Tv.
Pensaba...
La puerta sonó.
Miré primero por la ventana, y al instante la abrí.
-Ed.
Lo invité a pasar con un gesto y por la forma en la que se tambaleó al entrar pude deducir que...
-¿Oye, estás ebrio?
Sonrió.
-Hola,_______.- me abrazó.- Parece que fue hace años la última vez que nos vimos.- su aliento confirmaba su estado.- ¿Donde está tu obsesivo y impulsivo novio?
Le devolví el abrazo.
-Él salió a cenar...¿Tienes hambre? Porque puedo preparar algo.- me ofrecí.
Como Ed lo había dicho: Parecía que fue hace años la última vez que nos vimos, y quería pasar un poco de tiempo con él, antes solíamos ser muy unidos.
-No, no tengo.
Caminé hasta los sofás y le indiqué que se sentara frente a mí.
-¿Donde has estado antes de venir?- pregunté.- ¿Qué estuvise haciendo?
Era obvio lo que había estado haciendo, pero quería una explicación.
De pronto sus ojos se oscurecieron, como si hubiera recordado algo que no le gustaba.
Su sonrisa se había borrado.
-¿Ed?- lo llamé. Cambié de tema.- ¿Cómo está tu novia? Mmm...según recuerdo estaba emba...
-Estaba.- interumpió bruscamente.- Resultaba que solo era una zorra más a la que realmente no le importaba nada más que tener a alguien que se la tire.
Oh...
Y ella estaba embarazada...
Probablemente por eso estaba así.
-Lo siento mucho, Ed.- le dije. ¿Cómo es que le pudieron hacer eso? Ed siempre había sido muy lindo con todo el mundo.
Levantó la cabeza, sus ojos ya no tenían el mismo brillo frio, ahora había cambiado.
Gracias a Dios.
-No lo sientas, deberías saberlo ya por experiencia.
Fruncí el ceño.
-¿A qué te refieres?
Sonrió.
-¿Cuantas veces han roto tu corazón? ¿Cuantas veces el estúpido de Lynch ha roto tu corazón?
-No lo llames así.- dije.
-Solo responde.- continuó.- ¿Han sido muchas? Lo dudo, porque si hubieran sido muchas no estarías con él.
-¿A dónde quieres llegar?- interrumpí exasperada.
-No quiero arruinar tu perfecto matrimonio, pero creo que es claro porque exactamente Lynch te quiere.- esperó unos segundos, tal vez esperó que yo diga algo, pero no lo hize.- Sexo, nena. Por el sexo.
-Estás muy ebrio, Ed.
-No intentes cambiar el tema.
-Te estás metiendo en cosas que no te incumben.- advertí.
-¡Claro que me incumben! ¿No lo notas? Ross al igual que la zorra con la que solía salir solo buscan una cosa.
-Ed...
-¿Cuántas veces lo hacen a la semana? ¿Son varias, cierto? ¿Y alguna vez se cansa de eso? _________ ví como hace 5 años te hizo añicos cuando te engañó con otra. ¿Y con quien te engañó? ¡Con una puta!
-Ya basta, Ed.
Se puso de pie y caminó peligrosamente hacia mí.
-¿Porqué crees que eligió a la puta? ________, tu eres demasiado buena para él pero pareces no notarlo.
-Ed, te agradecería que...
-¿No quieres una vida en la que puedas tener a toda tu familia junta? ¿Te gusta despertar sola todas las mañanas?
También me puse de pie.
Esto había tomado un giro muy extraño y no me gustaba.
-Estoy feliz con mi vida así.
-No, no estás.
-Lo estoy y lo siento, pero si has venido para hablar mal de Ross puedes irte ya. No tengo tiempo para eso.
Rió.
-Por un instante me hiciste creer que en realidad lo amabas.
-Lo amo en realidad.
Negó con la cabeza.
-Amor no es lo que ustedes dos tienen.
-¿Quién eres tú para decirlo?
Oh no.
Su expresión volvió a cambiar.
Volvió a ser la oscura, se me erizó la piel.
-¿Quiéres que te muestre como se siente el amor?
Giré lista para abrirle la puerta, pero se estrelló contra mí.
Me dió contra la pared y me hizo girar para poder verlo a la cara, me sujetó los brazos.
-Así es como se siente...
-Ed, suéltame.
Sujetó mi rostro y aunque luche para evitar sus labios al final terminó posándolos sobre los míos.
No.
No.
Moví la cabeza.
-¡Suéltame!
Volvió a sujetar mi rostro y a besarme.
No eran lo cálidos y dulces besos estaba acostumbrada a recibir, y por alguna razón no me gustaba para nada.
Era como si mis labios no aceptaran a otros que no sean los de Ross. Y era porque mis labios no deberían aceptar a otros que no sean los suyos.
Levanté la rodilla y dí justo donde quería.
Me soltó.
-¡Mierda,_______!
Lo sujeté del brazo mientras aún se retorcía y lo arrastré hasta la puerta.
-¡No quiero verte en por lo menos 10 años!- grité.- ¿Me entiendes? Tienes suerte de que Ross no está a acá.
-Oh sí, porque tu rubio me da mucho miedo.
Lo empujé fuera de mi casa.
-Eres un jodido ebrio.
-¿Eso crees?
Cerré la puerta antes de que pueda continuar.
****
Sobé mis labios hasta que el recuerdo de Ed se borró, pero no fue tan fácil.
Gracias a Dios que ________(1) no había salido de su habitación para ver nuestro pequeño espectáculo.
Ahora mi cerebro buscaba alguna manera de explicarle a Ross todo lo que acaba de pasar.
Iba a estár muy molesto, muy muy molesto.
Pensé en llamarlo y decirselo por teléfono, pero no quería que se enterara frente a tantas personas...
O tal vez era la mejor manera de decirselo, no me gritaría porque estaría frente a sus hermanos.
Fuí hasta mi habitación y traje mi móvil, iba a llamarlo y decirle lo que había pasado.
Amí me gustaría que lo hiciera si estuviera en mi lugar.
Busqué su nombre y lo llamé.
Tan pronto el primer "beep" sonó volvió a sonar la puerta.
Si era Ed esta vez iba a dejarle más de solo un golpe.
Abrí la puerta lista para gritarle.
Pero:
1.-No era Ed.
2.-No tuve tiempo de gritar.
Dos hombres, más grandes que yo y por lo menos del triple de mi contextura se metieron sin darme tiempo a hacer nada.
Sentí una de sus manos sobre mí y luego todo se volvió negro.
Solo oí el sonido de mi teléfono al caer al suelo.