Esclavo del Placer ║ Kookmin...

By neremet_001

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||Si vas a compartir tu cuerpo con alguien, que sea con tu alfa.|| La vida del omega Park Jimin da un giro tr... More

Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25

Capítulo 2

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By neremet_001

Llegaron a la zona residencial más acaudalada de Seúl. Como Jimin cayó presa del sueño en el regazo del alfa durante el viaje, éste no tuvo más remedio que cargarlo mientras recorría el trayecto a pie hasta su departamento. Con una ayudita por parte de Namjoon, Jungkook atravesó el umbral sin mayores inconvenientes.

El chofer prefirió hacer ojos ciegos ante los fluidos que sus pasajeros compartían alrededor de sus entrepiernas. Consideraba su puesto de trabajo lo bastante importante como para hacer algún comentario al respecto, de modo que se los guardó.

–Que descanse, señor Jeon –sonrió, despidiéndose del alfa de mayor rango. No pudo evitar pensar que el diminuto pelirrosa se veía adorable entre los brazos de su jefe. Ambos lograban un desconcertante equilibrio entre personalidades y corpulencia que le parecía irracional que no se dieran una oportunidad.

–Gracias, Namjoon. Ten una buena noche, te veré en la mañana –respondió su jefe, feliz de poder hallarse en la quietud de su vivienda, lejos de la esquina donde los omegas carenciados se prostituían.

Llevó a su chico a cuestas hasta la habitación principal, donde terminó por recostarlo en un lado de la cama matrimonial. Con frecuencia llevaba a Jimin a su departamento para que durmiera allí y se mantuviera lejos de las calles. Era la única forma en que se aseguraba de vigilar que estuviera a salvo hasta que amaneciera.

El omega parecía muy agotado, porque ni siquiera se inmutó cuando fue despojado de sus prendas, quedando sólo en ropa interior.

Jungkook trató de no reparar demasiado en el cuerpo frente a él, haciendo la vista a un costado. En otras ocasiones, sin quererlo realmente, llegó a verle en esas condiciones. Por supuesto, jamás se le cruzó por la cabeza tomar ventaja del estado indefenso del menor. Sólo lo desvestía para su comodidad.

Tras quitarle los tacones, le colocó con rapidez una de sus sudaderas grandes del gimnasio mientras Jimin se quejaba en sueños y se aseguró de arroparlo bien con las mantas para que no pasara frío. La piel contraria necesitaba entrar en calor, dados los ocasionales temblores. El alfa aumentó el nivel de la calefacción desde un panel digital empotrado en la pared, volviendo más confortable el dormitorio.

Tomó el short de lentejuelas y la camisa que le había quitado a Jimin, dispuesto a llevarlos a la lavandería.

Frunció el ceño al evaluar los trozos de tela.

Ver a la razón de su existir con esas ropas tan vulgares le partía el corazón. Lo peor era que no tenía derecho a exigirle que modificara su conducta, porque Jimin era quién mandaba en su propia vida. Lo único que podía hacer era molestarse interiormente sin poder discutir siquiera al respecto. No estaban cortejándose y, técnicamente, Jimin era un omega libre. Podía hacer lo que quisiera con su cuerpo sin tener que rendirle cuentas a nadie.

Su lobo gruñó enojado. Ningún otro alfa tenía derecho a tocar a su omega. Porque era suyo.

Se despidió dejando un inocente beso en la frente del pelirrosa e iba a retirarse para desvestirse, darse una buena ducha y dormir en el cuarto de invitados cuando una manita pálida sujetó su grueso antebrazo.

Girándose, se topó con el rostro redondeado e infantil, cargando una adorable expresión de adormecimiento que por poco le hace soltar una risa.

No me dejes –pidió el lobo de su destinado, adueñándose de los irises grises de Jimin y cambiándolos por el colorido de un cielo despejado.

–¿Necesitas algo, Minnie?

–Quédate conmigo. Me portaré bien. Lo juro –prometió Minnie, la parte omega de Jimin.– No me dejes solo.

Jungkook no se negaría al pedido dócil de su omega dormido. No señor.

–Está bien. Pero primero iré a lavar tu ropa y darme una ducha. Me siento algo... pegajoso –sonrió el alfa, echando una ojeada hacia su parte baja. Minnie siguió la dirección de su mirada y se ruborizó por las manchas de su propio lubricante humedecido el pantalón de Jungkook.

Mmm... Está bien, alfa. Lo siento.

–No te preocupes, que no es nada. Si deseas unirte para un baño, mi lobo y yo no nos enojamos –bromeó al respecto. El omega de Jimin respondió encogiéndose bajo las mantas, escondiendo su timidez.

Era por mucho más adorable y fácil de llevar que su humano. Era una lástima que Jimin fuera todo lo contrario a ese pequeño lobo.

***

A los diez minutos, Jungkook abandonó el cuarto de baño, cubriendo su cintura con una ceñida toalla blanca. Al mismo tiempo, se secó el torso y el cabello con una más pequeña.

Jimin había vuelto a ser el de siempre, aunque permanecía refugiado entre las sábanas, sólo dejando un hueco para que saliera su cabeza. Estar en la cama de su destinado, cubierto con su ropa y empapado de su aroma, lo relajaba.

–Tu omega ha salido hace un rato –el alfa interrumpió la oscura mirada que el pelirrosa mantenía sobre su cuerpo húmedo. Se sentía orgulloso de que su omega mostrara interés en él, así fuera sólo por ver su cuerpo.

–Lo sé –se relamió Jimin, observando con detenimiento cómo algunas fugitivas gotas de agua resbalaban desde el cabello rubio de Jungkook hasta su pecho, donde transitaban sobre los pectorales y los firmes abdominales hasta perderse al sur, justo donde una ligera capa de vello asomaba.

Podía ser un odioso con el tipo, pero no estaba ciego. Le gustaba admirarlo, siendo un hombre varonil y fuerte, capaz de defenderlo y protegerlo.

–Tu celo está cerca. Te arriesgas demasiado por un poco de dinero.

–Es mi culo, Jungkook. No vas a decidir quién puede anudarme –el desafío danzó en los orbes grises. Estaba cansado de tener que pelear constantemente por lo mismo. Era la forma en que se ganaba su sustento y Jungkook no tenía por qué ponerse en plan celoso y conservador.

–Te ofrezco mi departamento para que te quedes el tiempo que necesites. Trae tus cosas y pásalo aquí, con todas las comodidades. Prometo que no te tocaré. Y si lo que te preocupa es el dinero, te pagaré por los turnos. Sólo permítele a Minnie quedarse aquí, a salvo.

–Quieres tenernos controlados –Jimin hizo a un lado las sábanas que lo envolvían y se sentó con brusquedad en el borde de la cama, dejando colgar sus pies. Cruzó sus piernas desnudas con sensualidad, tentando al hombre frente a él. Se estaba burlando de su proposición.– Quieres asegurarte de que Minnie no se aparee con otro alfa que no seas tú. Es una buena excusa tenernos aquí en nuestro punto más vulnerable y marcarnos, como tanto deseas, ¿no es así?

El lobo del alfa gruñó enfadado. No le gustaba la actitud de la parte humana de su destinado. Era como si no quisiera aceptar la protección que le brindaban y a la vez despertara con sus acciones su instinto carnal más primitivo. Tanto Jungkook como su lobo estaban cansados del tira y afloja. Pero estaban más cansados de tener que solucionar las consecuencias de los actos de Jimin, que no cuidaba de su propio lobo.

El rubio incrementó la cercanía con el omega llegando hasta él. Las manos le temblaban culpa del enojo y la rabia. Ser rechazado por su destinado todo el tiempo lo alteraba, sobre todo a un alfa dominante, que no estaba acostumbrado a que se le niegue nada ni que jugaran con su orgullo.

Las manos ásperas tocaron la suavidad de las piernas de Jimin, masajeando la parte superior de los muslos turgentes. Se deleitaron con el cosquilleo que les envió aquel simple tacto. Sus pieles tenían la capacidad de reconocerse, a pesar de que sus cuerpos cambiaran tras cada reencarnación. Abrigaban un extraño magnetismo que los instaba a tocarse, a explorarse mutuamente.

El omega sonrió y entrecerró los ojos, saboreando la sensación placentera que lograba trasladarse hasta su entrepierna. Lo estaba dejando jugar un momento y seguro lo apartaría al siguiente.

–No quiero que pases por lo mismo de la otra vez –confesó Jeon, descruzándole las piernas para meterse en medio de estas.

Sus rostros se acercaron, lo suficiente como para paladear la calidez de sus alientos agitados a través de sus bocas abiertas. Si agudizaban el oído, podría escucharse el palpitar desbocado de sus corazones, emocionados. En los ojos de ambos brilló el desafío, presionando para ir más lejos.

– Ver cómo te destrozó otro alfa me dejó para la mierda, Jimin.

El mayor continuó masajeando cuanto tuviera a mano de su destinado, percibiendo la electricidad invadiéndolos. Llevó una mano grande sobre la cara del omega, obligándolo a aguantarle la mirada.

Los lobos encerrados dentro de ellos alentaban el contacto. Hacía tiempo que sus almas no se encontraban, y se sentían eufóricos. Les era imposible comprender los motivos humanos por los cuales aún seguían separados.

–¿Y si mi omega te pide que lo folles durante el celo? –ronroneó Jimin, pasando las manos en torno a la cintura del alfa y atrayéndolo sobre él, recostándose ambos sobre la cama.

Sus entrepiernas se saludaron la una a la otra a través de las capas de ropa. Jungkook emitió un gruñido en advertencia, iniciando un leve vaivén de caderas contra Jimin, que no pudo evitar liberar un leve quejido de placer mientras se mordía el labio inferior.

Las feromonas del omega fueron liberadas a propósito, sabiendo que alterarían al alfa. Su celo estaba acercándose, lo que volvía el aroma más concentrado y seductor. Así se lo demostraban los ojos de su destinado, que titilaban con ese dorado ámbar queriendo usurpar el control.

Humano atrevido –se quejó la parte animal del alfa, tomando del cuello a su presa y sujetándole contra el colchón, sin importarle la mueca adolorida que escuchó.– Esperaré hasta que mi omega me acepte. Me pedirá acoplarnos y no me negaré. Clavaré mi nudo tan dentro de ti tantas veces que embarazaré tu vientre con una camada grande de cachorros. Ya debes saber que tu parte racional no puede ir en contra de su naturaleza, porque soy tu destinado y no vas a separarnos.

–No te caigo bien, Kook –sonrió el pelirrosa, relamiéndose. Hablaba con el lobo de Jungkook, así que se refirió a él por su nombre.

La relación que mantenía con el lado alfa era una bastante tensa, por el simple hecho de que no quería ceder a su lobo omega. Era consciente de que una vez que copularan juntos, Minnie desarrollaría una dependencia tan grande que sería capaz de llevarlo a la muerte sin una pronta mordida. Las almas destinadas necesitaban la mordida como confirmación de su unión y si Minnie no recibía los dientes de su alfa perforando su cuello, su cuerpo entristecería hasta marchitarse.

Minnie es mío.

La voz de mando consiguió estremecer el cuerpo delgado, erizándole la piel. Era atemorizante y a la vez excitante.

–Me encanta esa parte tuya tan agresiva –soltó Park, al ver que, tras unos parpadeos, Jungkook volvía a la normalidad y liberaba su cuello. El alfa se hizo para atrás en cuanto vio el enrojecimiento que su mano dejó impreso en la piel nívea del omega.

–No puedes culparme por cuidarlos. Mucho menos por amarlos –dijo el rubio, tomando una muda de ropa del armario, sin importarle en lo más mínimo la furiosa erección bajo su toalla, culpa de los encantos de cierto omega.– Espero que no te moleste si al final elijo a otro por sobre ti. Eres especial, pero no te esperaré por siempre –fue tajante al respecto, firme en su voluntad.

Su fertilidad no duraría toda la vida y deseaba tener cachorros pronto. No sólo porque su lobo se lo ordenaba, sino también por estar en una edad madura, con las comodidades necesarias para poder criar y mantener un par de bebés.

La boca de Jimin se abrió para protestar, sin poder hacerlo a tiempo, pues Jungkook salió de la habitación, cerrando la puerta.

El omega se quedó allí recostado, con la polladura, su esfínter lubricado y las hormonas enloquecidas. Necesitaba un respirolejos del alfa para pensar con claridad. No podía ser del todo cuerdo delantede alguien que era su perdición.

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