La Venganza de la Rechazada (...

By Hanaorellana

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YA ESTA DISPONIBLE COMPLETA - EN CORRECCIÓN Ella fue criada para ser la mate sustituta del Alpha, pero que... More

Introducción
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 21 (FINAL)
Nuevo EPÍLOGO
EXTRA (Navidad)

CAPITULO 20 (+16)

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By Hanaorellana


 * * * * * * * * * * CAPITULO 20 * * * * * * * * * * *

Amanecí con el dolor corporal el mi cuerpo, me encontraba recostada en una de las paredes de la cueva y Eduard seguía en mis rodillas. Anoche había decidido no prender fogata, por si veían el humo que este producía.

Torcí mi cuerpo para el lado contrario y despejé mis manos hacía arriba, apenas había amanecido y aun me encontraba soñolienta.

Pase mis manos sobre el cabello oscuro, su piel aún se encontraba sucia, necesitábamos pasar por la manada del Sur y luego con los refuerzos derrocar a Kiliam, pero no se como le convencería de ir al Sur.

Agache mi cabeza queriendo verlo más de cerca.

— Estas hermosa. — Sonrió él — Me duele la cabeza— Dijo levantándose y estirando su gran cuerpo.

— Te siguen molestando tus heridas — Mencioné poniéndome de pie también.

—No, solo estoy algo adolorido; pero ya casi todas se están cerrando. — Informó.

— Eduard, sé que te molestaras; pero es nuestra mejor opción —

—¿De qué hablas? —

—Hice unos acuerdos, y los jefes de tu manada ya lo aceptaron. Solo trabajaremos con ellos por un pequeñísimo limite de tiempo — Quise darme a entender.

—¿Con la manda del Sur? — Dijo adivinando

— Pues, sí— Afirme

—Así qué te contaron que sucedió. No tienes que sentir lastima por mí. —

—No es lastima, solo quiero saber tu opinión acerca de eso — Refuté

—Si solo va ha ser un día o dos; no me incomodaría —Dijo volteándose.

Eso confirmaba, que no le agradaba la idea, pero al menos iría.

Ambos nos transformamos, tuvimos que rodear hasta llegar a la manada del Sur. Nos estaban esperando así que nos abrieron paso. Ingresamos a la gran casa y ahí estaba Jessi, Calf, Cerrid, y Fadiam. Ambos sanos y salvos; lo cual aseguraba que el plan fue un éxito.

—Me alegra que estés bien, mi bella Katherine — Dijo el Alpha Firem y solo le extendí mi mano. — Por fin nos conocemos Alpha Eduard

—Lo mismo digo — Se dieron un apretón de manos, peor de forma incomoda.

—Las habitaciones están listas — Dijo uno de los jóvenes que trabajaba.

—Bien entonces, nos retiramos — Mencionó Eduard tomándome de la mano.

—Katherine, quiero mostrarte algo; acompáñame — Dijo el Alpha Firem.

Me detuve. Aun necesitaba atener la confianza plena que nos ayudarían así que necesitaba ser gentil. Eduard también volteo conmigo.

— A solas — Siseó Firem.

Le di una pequeña mirada a Eduard, y solo me sonrió.

Pasamos hacia una de sus oficinas. Me acomode en la pared de la habitación.

—Mi manada es una de las que tiene noticias actualizadas, así que me informaron que ayer ha fallecido la Luna de la manada del Oriente. —

Sabía que Sofía estaba herida, y qu ele iba a costar llegar a su manda, pero no creí que fuera a perder la vida.

—¿El bebé? — Pregunté

—No se si es cierto, pero me confirmaron que ha muerto. Era el hijo del líder de los cazadores, con él que tu prima lo había engañado. Tenemos que llegar antes que ellos, porque sino empezaran a matar a los aldeanos—

Agarre mi cabeza, y nosotros que nos habíamos esforzado para que casi nadie saliera herido.

—Podrías anunciar que hoy en la noche estaré en la frontera. Si Kiliam cae en la trampa de que quiero volver con él; vendrá y podremos atacarlo solo a él— Propuse.

—Tendría que conversarlo, pero no aseguro que estarás a salva, es algo arriesgado. —

—Entonces convérsalo, con tu grupo; me avisas su opinión —

Abrí la puerta y me retiré.

Pase por los pasillos, buscando el aroma de Eduard, para ingresar. Cogí la manilla y abrí la puerta.

—Eduard— Dije tapándome los ojos.

Estaba bañándose en la tina. Había avisto su torso y espalda desnuda.

—Katherine, acércate —Pidió y negué la cabeza— No puedo lavar mi espalda. —

Mencionó y destape mi rostro, Eduard se encontraba con una carita bien tierna.

—No me agrada que hables con el Alpha Firem, parece que tiene otras intenciones. —Siseó mientras me ponía a enjabonar su espalda.

—¿Estás celoso? — Pregunte bromeando.

El resto del mundo desapareció en una neblina mientras las palabras se hundían.

—Un poco, no me agrada que se dirija con palabras resbalosas hacia ti. Es muy atractivo, y me duele que no sea tanto como él. Así que, si, estoy celoso de él, porque es tan fácil para él compartirte alegría en cambio — Comentó con la mirada perdida en el techo.

Y tal vez porque era la cosa más vulnerable que me había dicho.

— Eres mucho mejor — Me interpuse

—¿Me das un beso? —

Me acerqué a él y le di un beso en los labios, su aroma me contagió y permanecimos así varios segundos, cada uno mas perfecto que el anterior. Su boca manejo la mía teniendo el control sobre mí. Sus manos tocaron mi piel.

— Estoy quemando, te necesito Katherine. —

—Yo igual susurre. —

PIDO DISCRECIÓN, ESTA ESCENA NO MODIFICARÁ LA HISTORIA ASÍ QUE PUEDEN SALTEÁRSELA.

Ante mi respuesta, sus manos cogieron mi cintura, su cuerpo empezó a erguirse saliendo de la tina. Al salir empezamos a retroceder hasta el borde de la cama.

Puso mi cuerpo inclinado en la cama, y el encima.

Pestañee mis ojos.

—Lo lamento, al parecer mi cabello sigue mojado—Dijo limpiando los rastros de gota en mi cara.

Eduard cogió mi cuerpo y lo levantó, para luego dejar que este se quedara a la mitad de la cama. El colchón se hundió un poco cuando Eduard también subió

Sus anchas manos, se deslizaron debajo del traje superior que vestía desde ayer. Sus manos aun mojadas tocaron mis costillas haciendo que me irguiera y soltara un pequeños gemidos

Los dedos que se habían extendido por encima de mi estómago comenzaron a bajar, perezosos. Hizo girar uno alrededor de mi ombligo, y yo me arrime más cerca imperceptiblemente, moliéndome contra él, arqueándome un poco más para darle ese otro acceso.

—Codiciosa —murmuró, sus labios cerniéndose sobre mi cuello— ¿Quieres más? — Preguntó lo último deteniendo sus movimientos, condenándome. Luego de un par de segundos continuó.

Los dientes de Eduard rasparon contra mi cuello en una caricia perezosa.

—Dímelo Katherine— Hizo mordidas suaves, pero cerca del lóbulo de mi oído.

Más, más, más_ Casi le rogué cuando sus dedos bajaron por la pendiente de mis pechos, mientras que la otra mano continuó su caricia inactiva a lo largo de mi estómago, mi abdomen, lentamente –muy lentamente– en dirección a la banda baja a la prenda inferior.

Chillé sólo un poco, arqueándome totalmente contra él.

—Sí— Rogué

Sus manos extrajeron mi camisa, pero hecha pedazos. Piel con piel, las yemas de sus dedos me hicieron gemir cuando rasparon la parte superior de mi pecho, e hizo círculos alrededor. Me incline ante el tacto rogándole en silencio.

—No hagas eso —Dijo con un gruñido grueso, mientras arqueaba su espalda. —Primero necesito sentirte.

Sonreí y volví a levantar mi cadera, haciendo que volvía a chocar su miembro. Él generó un sonido con su garanta y empujó su cuerpo con más fuerza hacia mí. Apreso mis muñecas, con una mano suya.

— Solo...deja que te toque. —dijo, su voz tan gutural que apenas la reconocí

Eduard aproximó sus dedos a la superficie del contorno de mi prenda inferior. Colocó sus dedos ahí y empezó jugar con la cuerda que sujetaba esa prenda a mi cintura.

Su mano, por fin se deshizo de mis pantalones. El primer roce contra mí arrastró un gemido desde el fondo de mi garganta. Él gruñó en su satisfacción por la humedad que encontró esperándolo, y su pulgar hizo círculos en ese punto, en el vértice de los muslos, rozando por encima, mostro un par de sonrisas y liberó mis manos.

Su mano ya bajada sujeto suavemente mi pecho en el mismo momento en el que su pulgar empujó hacia abajo, exactamente donde quería. Tensé las caderas, con la cabeza totalmente hacia atrás sobre su hombro ahora, jadeando cuando su pulgar empezó a moverse más rápidamente...

Grité y él se río, bajo y suave.

—¿Te gusta?

Un gemido fue mi única respuesta.

—Puedo, por favor. — Dije irguiéndome un poco. Y apoye mis manos en su espalda.

Él siseó ante el contacto y deslizó un dedo dentro de mí.

—Katherine...

Ya había empezado a moverme contra él, y él volvió a maldecir en un largo suspiro. Sus labios se apretaron en mi cuello, besando el camino hacia mi oreja.

Dejé escapar un gemido, pero él lo ahogo con sus labios. Entrujó su segundo dedo, dentro de mí. Mordí su labio inferior, Eduard gimió y hundió mas profundo.

—Sabía que tu querías complicar las cosas, pero no tienes ni idea lo mucho que... —Se interrumpió, y gimió de nuevo—. Katherine. —Se quejó ante mi toque

El sonido de mi nombre en sus labios fue mi perdición. Doble mi cuello dándole acceso.

Sus dientes volvieron a rosar mi piel, podía sentir su piel sin contenerse. Y entonces hundió sus dientes.

*

*

*

Desde ahora eres mía y yo tuyo. Y de nadie más.


-------------------------- Está haciendo calor verdad --------------------------

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