Los 6 meses estaban cerca y a Jisung se le hacía cada vez más difícil poder ocultar su notorio embarazo, ya era complicado ocultarlo de su vecina chismosa y del señor de recepción en aquel apartamento, quizás porque eran quienes han visto como se ponía el rubio con sus embarazos pasados.
Las nauseas habían pasado por completo, las secuelas de su accidente ya estaban mejorando, dejó el collarín, podía caminar sin muletas y su brazo se encontraba en buenas condiciones.
Había salido de su terapia de tobillo aquella noche y ahora se encontraba subiendo al auto con Minho, quien siempre lo recogía de sus idas a la clínica.
-Compré unas cosas para el cuarto de la niña y me preguntaba si podía dejarlo en casa, además olvidé recoger algo que debía entregarte- mencionó Minho un poco apenado mientras abría la puerta a Jisung.
-Esta bien... no estoy apurado de todas formas, ¿estás armando el cuarto?.
-Oh sí, olvidé mencionarlo. Desde que me enteré que era una niña pensé en el diseño de su habitación, aunque es probable que duerma con ella durante los primeros días, puede necesitarme.
Jisung estaba tan encantado de lo excelente padre que sería el alfa, se veía cada emoción de por medio, estaba siempre atento a todo, guardaba cada detalle y momento. Se encontraba menos preocupado ahora que la niña estaría en buenas manos pero no entendía porqué a veces se sentía mal.
Después de 40 minutos el auto se detuvo en la casa correcta, Jisung dijo que podía esperar pero Minho se negó y lo invitó a pasar diciendo que había elaborado un postre de limón que le gustaría compartir.
Era la segunda vez que el rubio ingresaba a ese lugar, un poco más ordenado, sin la foto enorme de su matrimonio y otras fotos en algunos rincones de su casa. Había sido algo remodelado y supuso que esta vez era al gusto del menor.
-¿Quieres ver el cuarto que hice para ella?- preguntó Minho.
-Oh no...- pero antes de que termine de hablar el alfa lo tomó con delicadeza del brazo y lo guió hasta la segunda planta.
Una habitación amarillo pastel estaba con la puerta abierta, una puerta que ya tenía una nube colgando esperando que se escribiera el futuro nombre de la cachorra. Minho dejó el paquete del nuevo mueble que compró para la habitación.
-¿Qué te parece?.
-Está precioso- Sonrió Jisung mirando las decoraciones, no era el típico cuarto rosa lleno de muñecas, era un cuarto bastante agradable para un bebé en general.
-Bajaré un instante.
Y el omega se quedó aún de pie pensando en donde empezar, tenía algo de emociones encontradas ahora que lo veía bien. Una cuna redonda, blanca, con una tela transparente se adornaba en esa habitación. Jisung pasó sus manos por la madera observando el colgante de planetas y estrellas además de las sábanas de animalitos que cubrían el colchón.
Era hermoso, habían solo dos peluches y podía reconocer el típico muñeco de elefante que se compraba para que el recién nació abrace. Suspiró cuando se cruzó de brazos terminando de mirar a todos lados.
Una voz diferente lo alertó, se quedó inmóvil escuchando a Minho hablar con alguien, el rubio salió discretamente del cuarto sin asomarse mucho y en definitiva la otra voz podía reconocerla.
-Aún no puedo creer que hayas cambiado la cerradura de la puerta Minho, ¿te tienes que portar así?.
-Es mi casa después de todo.
Jisung se asomó más sin querer ser visto desde la segunda planta, Karina estaba con un vestido azul ceñido, de pie como una celebridad.
-¿Tantos años de casados y tan rápido olvidaste tu amor por mí? ¿Todo lo que pasamos?- Mencionó ella mientras miraba los alrededores de la casa y alzaba la cabeza a la segunda planta encontrando a la persona espiando la conversación -¿Traes invitados a casa?.
Minho también miró al segundo piso cuando Jisung se escondió rápidamente.
-Sí- dijo el alfa con toda la sinceridad - Jisung, no es necesario que te escondas, de todas formas ya nos íbamos.
Y mientras el matrimonio se miraba seriamente, un asustadizo omega bajaba las escaleras sin hacer contacto visual con Karina y se colocó detrás de Minho.
-Hola Jisung - Sonrió falsamente la omega - Veo que tú y mi marido se hicieron buenos amigos.
-Te mandé a mi abogado ¿Por qué no lo has atendido?- cambió de tema el alfa.
-No necesito hablar con tu abogado ¿Por qué no lo haces tú? Mi madre está preguntando mucho por ti sabes.
El rubio no sabía que hacer ante esa situación, se incomodaba y aunque no era notorio, podía sentir una especie de burbujas reventando en su vientre y sabía que era la niña empujando con sus pequeños pies.
-Creo que esperaré en el auto- avanzó pero el brazo de Minho lo detuvo.
-No tengo cosas que hablar con ella, no hoy. Karina, puedes retirarte, necesito salir.
La mujer frunció el ceño -¿Me echas de mi casa?.
-Dejo de ser tu casa hace mucho tiempo.
Las cosas eran demasiado tensas en esa enorme sala, Karina movió sus brazos para cruzarlos mientras hacía soñar sus joyas.
-¿Crees que no se cuánto tiempo pasas al día con Jisung?- mencionó ella -Algunas revistas se han comunicado con mi mánager para decir porqué mi esposo pasa más tiempo con otro omega que con su esposa.
-Jisung tuvo un accidente ¿Qué querías que hiciera?- Minho comenzaba a perder la paciencia -Que considerados los reporteros, ¿por qué no te enviaron primero las fotos de cuando me engañaste?.
La pregunta del alfa fue como el punto máximo de esa conversación, tomó del brazo a Karina mientras era seguido por Jisung pero tan pronto abrió la puerta de su casa un flash lo cegó un instante y observó dos camionetas fuera de su casa, el alfa cerró la puerta al instante soltando con fuerza a su aún esposa.
-¡¿Tú los trajiste?!.
-¡No!- ella lo miró molesta mientras se frotaba el brazo.
Minho se apretó el puente de la nariz mientras respiraba hondo pensando en qué debía hacer. La noticia de su futuro divorcio no debía salir, el alfa no había encontrado la forma de hablar con la madre de Karina; una alfa mayor tan amable.
Luego de unos minutos de pensar en cómo salir de su propia casa, dio la vuelta para mirar a Jisung.
-Hay dulce de limón fuera de la nevera de la cocina y 3 recipientes pequeños de postre en la refrigeradora ¿Puedes traerlo?.
La voz del alfa se suavizó mientras hablaba y le señalaba la dirección de la cocina. Jisung asintió un poco nervioso haciendo lo que le pidió, cortando el dulce de limón para ponerlo en otro recipiente y apilando todo para ponerlo en una bolsa de papel resistente.
-Vamos a salir... los tres- Minho miró a Karina- Tú te sentarás a mi costado y Jisung atrás.
La orden fue dada, Minho tomó la bolsa que tenía Jisung en una mano y abrió la puerta respirando hondo. El rubio caminó detrás de ellos y observó el momento en que la omega tomó de la mano a su marido.
El flash no se sintió esta vez pero las dos camionetas seguían afuera y el sonido de las cámaras era evidente. Minho hizo de cuenta que no estaban, abrió la puerta a su mujer y luego al omega rubio. Cuando ingresó al auto y encendió el motor, sintió una mano acomodar su cabello pero no dijo nada, solo avanzó saliendo de todo tomando caminos diferentes para perder a los fotógrafos.
-¿Dónde quieres bajar?- preguntó Minho.
-Puedes dejar a Jisung y luego a mí.
-Lo haré al revés- y tomó el típico rumbo al apartamento que Karina tenía.
-Minho, no estás siendo nada justo conmigo.
-Esta bien, puedes dejarme primero a mí- Jisung habló apretando la bolsa de postres.
-De ninguna manera.
Karina miró al omega desde el espejo retrovisor -¿Ustedes están salieron verdad?.
El auto frenó un instante y luego volvió a circular con normalidad.
-¡¿Qué demonios pasa contigo?!- Minho no la observó pero si tenía una expresión de enojo.
-¿Todo esto es una excusa para que ustedes salgan? ¿Porque él te puede dar hijos?.
Para alivio de Minho, el estacionamiento del departamento estaba cerca, apretó con fuerza el volante dando vuelta para estacionarse cerca al complejo.
-Lo que haga con mi vida ya no es de tu incumbencia- el alfa la miró desafiante -Es mi problema si quiero o no re hacer mi vida y si quiero a Jisung en ella, mañana veré a tu madre... ahora baja.
Karina estaba a punto de llorar y Jisung estaba algo sorprendido sin poder ver a ambos. Ella abrió bruscamente el auto y cerrando la puerta de la misma manera no sin mirar a ambos.
El alfa no espero ni un segundo, solo encendió el auto y volvió a manejar mientras todo el ambiente dentro del auto era bastante silencioso. Tuvo que encender la radio para manejar sin sentirse tan tensado, tenía muchas cosas que decir ahora, quizás había hablado de más.
Largos minutos pasaron antes de ingresar al estacionamiento conocido y salir para abrir la puerta de Jisung.
-No es necesario que me acompañes, estoy mejor- dijo abrazando la bolsa de postres -Tampoco es pesado esto- sonrió un poco.
-Disculpa por lo de hoy- Minho se metió las manos al pantalón -Si te sentiste incomodo y por lo que dije...
-Entiendo...- Jisung volvió a sonreír -Sé que no lo dijiste en serio, esta bien. Gracias por traerme, nos vemos la siguiente semana.
El rubio dio una reverencia y caminó lejos para tomar el ascensor, Minho no le quitó la vista de encima. Se quedó observando la figura hasta que Jisung agitó su mano sonriendo para desaparecer entre las puertas del ascensor. El alfa se mordió el labio inferior para luego volver al auto.
Las cosas entre el rubio y el alfa menor habían sido algo torpes, la semana del tercer trimestre comenzó y significaba que había una cita médica de por medio. Jisung fue solo pero Minho lo esperaba en los asientos fuera del consultorio, se saludaron intentando ser lo más natural posible y después ingresaron saludando al médico que los recibía feliz haciendo los chequeos comunes.
-Lo más seguro es que a partir de ahora el movimiento de la niña sea más notorio, eso es bueno ¿verdad?- el médico preguntó a Minho.
-¿En-en serio? ¿La podré sentir?
-Solo si el otro papá lo permite.
Minho y Jisung se miraron pero el omega miró luego al médico.
-Ah... pero yo no soy...
-Vamos al ultrasonido- cambió de tema el médico.
Y luego estaban ambos prestando atención a la explicación del médico sobre el desarrollo del bebé, sobre su crecimiento y cómo todo estaba bien. Las imágenes eran impresas y luego ambos salían despidiéndose del doctor hasta otra cita.
Minho caminó hasta el estacionamiento del auto sin dejar de ver las imágenes, porque cada día la silueta de la bebé se veía bien.
-¿Habías sentido algo de movimiento?- preguntó Minho.
- Si... pero no era visible al tacto, solo podía sentirlo yo.
-Si alguna vez se mueve... puedo...
Jisung sonrió asintiendo y así fue, las siguientes semanas Minho estaba casi todos los días llegando al apartamento del rubio con la excusa de traerle platillos que deseaba hacerle probar.
En uno de los días en los que Minho llegó tarde, Felix estaba de salida mirando al alfa con la misma sospecha de siempre.
-Hicimos la cena, ¿a qué has venido?.
El alfa intentó hablar mostrando luego la bolsa de papel- Solo traje postre.
Felix volteó a ver a Jisung y luego al alfa -Tienen suerte que debo irme.
-¡Felix!- el omega regaño a su amigo porque entendía sus intenciones.
Así que en solo segundos ambos estaban solos, Minho ingresó tímido al lugar.
-Aprendí a hacer un postre de fresa- dijo sonriendo -Pensé que te gustaría.
Jisung asintió feliz metiéndose en la cocina para buscar una cuchara pequeña y Minho sacó el recipiente en la bolsa, abriendo para mostrar la decoración. El omega no lo pensó dos veces antes de probarlo, solo un pedazo llegó a su boca para que el sabor de la fresa con los demás ingredientes se mezclen para sentir toda la dulzura.
-¿Y que tal?- preguntó Minho.
-Delicioso, siempre ha...- se detuvo un instante colocando una expresión seria.
-¿Jisung?.
El omega se tocó una parte de su abdomen y probó otra cucharada cuando el mismo movimiento se sintió otra vez. La mano de Minho fue jalada para posarla encima de un pequeño bache que se deslizaba y volvía a aparecer.
-¡Oh!- reaccionó sonriendo -¡Se mueve!.
Jisung sonrió también asintiendo, ambos felices de compartir esto, no es la primera vez que el rubio sentía movimientos así y tampoco la primera vez que lo mostraba al alfa encargado. Sin embargo el sentimiento era diferente ahora, se sentía diferente y se dió cuenta como Minho tenía sus dedos tocando parte de la mano del omega.
Ambos compartían un vínculo sin darse cuenta, el menor de los dos acercó el rostro hasta el abdomen del rubio colocando una mejilla cerca.
-Hola, soy papá.