CAMERON
El tiempo de espera me vuelve loco. No me gusta verla en este estado tan deplorable y enfermizo.
Ni bañarla le mejoro el aspecto <<se les paso la mano a esos hijos de puta>> no hago más que permanecer al pie de su cama viendo como Khaled le trasmite ese calor que solo su gracia puede darle...gracia divina que yo no tengo.
Ya la curo, pero sigue viéndose mal. No para de temblar, ni ha logrado mantenerse consciente por mas de unos cuantos minutos. Cada vez que abre los ojos me asusta ver que el color claro de su iris, está cubierto por una capa nubosa completamente blanca.
Mi teléfono recibe otro mensaje de Susan —regresó a Nueva York y este es el décimo mensaje del día—me estoy quedando sin excusa para no pasarle a Caili—pero si no le respondo, me montara otro drama por teléfono.
—su ropa está húmeda—dice Khaled—hay que quitársela.
Despego la vista de la pantalla del teléfono para verlo con incredulidad. Está removiendo las sábanas dejando el cuerpo de Caili descubierto. Una camiseta de gatitos y unos pantaloncillos cortos es lo único que cubre su delgado cuerpo, camiseta que el ángel "generosamente" se ha ofrecido a cambiar.
—ni se te ocurra hacer eso—le advierto al verlo sujetarla por los hombros— lo haré yo en un momento.
—¿que diferencia hay en que lo hagas tú y no yo?...no es como si intentara propasarme con ella estando inconsciente.
Vuelvo a mirarlo con la ceja alzada. Este idiota no sabe ni lo que dice.
—¿pero estando consiente si?
—deja la payasada que sabes a que me refiero.
Termino de enviarle el mensaje—excusa—a Susan y me levanto a buscar el tercer cambio de ropa de la noche. Hace más de dieciocho horas que regresamos y no ha dejado de sudar a pesar de estar temblando de frío. La ira me corre por las venas al recordar lo indefensa, frágil y débil que se veía echa un ovillo en los brazos de Khaled.
<<Un día de estos me cobraré todo el daño que le han hecho>>
me decido por una camiseta ancha que servirá para cubrirle hasta los muslos y no tener que cambiarle a ciegas la parte baja de su cuerpo. Existe mucha confianza entre nosotros, pero no me atrevo a violar su confianza viéndola desnuda—ya tiene suficiente con haberla metido a la tina, y tener que enjabonar esas partes de su cuerpo que ni siquiera debería haber conocido para empezar.
Es la primera y ultima vez qué pasó por eso, siempre espero a que despierte para que ella misma se bañe, pero esta vez había sangre saliendo por su nariz, oídos, encías y por la entre pierna.
—sal un momento para...
Me quedo en shock al ver que le ha quitado la ropa y cubre su desnudez con la sabana, como si esta no fuera la primera vez que lo hace. Su larga cabellera le cubre parte de los senos y la espalda.
—¡que diablos pasa contigo!—lo empujo pero ni se mueve—acaso no conoces lo que es la palabra "NO".
—cierra el pico y dame eso.
Me arrebata la camiseta y se la mete por la cabeza con extremo cuidado de no lastimarla al momento de seguir con los brazos. Me enerva, pero también me hace gracia la forma indiferente en que cuida de ella.
—bragas—me pide— y trae sabanas limpias, está sangrando de nuevo
Ninguno de los dos se atreve a sugerir el uso de un tampon, ojalá Susan o Emma estuvieran aquí, ellas sabrían que hacer con esa parte.
Mis mas grandes temores me dicen que ese sangrado no es bueno, que es un efecto secundario de lo que le hicieron. <<pero cómo saberlo>> Lo único que me mantiene quieto es saber que Khaled la sano en cuanto llegamos, por lo que el sangrado puede ser un efecto natural de su cuerpo femenino.
—ni se te ocurra mirar allí abajo.
Me muevo por las sábanas a la otra habitación y regreso pronto para evitar que el acomedido de Khaled decida jugar al ginecólogo en mi ausencia.
—vas a estar bien.
Lo escucho hablarle detrás de la puerta con una ternura que me paraliza. Esto esta mal...la culpa que siento me carcome la conciencia. Pero me trago el malestar y entro en la habitación encontrándola exactamente como la deje, envuelta en la sabana de la cintura para abajo.
—aquí están, llévala al sofá para poder cambiar las sábanas.
Con cuidado le levanta y se queda de pie con ella en brazos fingiendo que no acaba de hablarle bonito creyendo que nadie lo escucharía. <<Paciencia Cameron, paciencia>>
—¿es normal que duerma tanto?
—puede llegar a dormir de cinco o siete días, depende del tiempo que su cuerpo tarde en reponerse.
<<espero que con lo que él hizo le tome menos tiempo despertar esta vez>>
Quito las sábanas manchadas de sangre y las cambio por las nuevas. Las sucias también están húmedas ya que Caili suda como si estuviera en un sauna ardiendo en fiebre pero en lugar de estar hirviendo, esta mas fría que un témpano de hielo.
Termino de preparar la cama y él vuelve acostarla, le cómodo la camiseta asegurándome de cubrir lo suficiente antes de quitar la sábana que la cubre. Miro hacia otro lado para proceder a limpiar su piel y deslizar el pantaloncillo por sus piernas sin mirarla ya que bragas no le puse. Siento la mirada de Khaled perforándome la nuca y una vez más me vuelvo a pedir paciencia yo mismo.
—ya está— recojo la ropa sucia—si quieres puede ir hacer tus cosas o quizá tomar una ducha, para eso puedes usar el baño de invitados o mi apartamento.
No me responde, sigue vigilándola como centinela al pie de la cama. Salgo de la habitación llevando las cosas al cuarto de lavado y al regresar lo encuentro en donde mismo. <<no se cansa ni se enfada>>
Me llega otro mensaje pero esta vez de Harold diciéndome que Susan localizó el cuerpo de Luna Welch y que ellos creen haber encontrado a su hijo, por lo que él y Samuel viajarán mañana para reclamar el cuerpo de la mujer y averiguar el paradero de su hijo.
También recibo un mensaje de Emma preguntándome si tengo noticas de Kurt, no tengo ni la menor idea de porque piensa que a mi me importa donde pueda estar ese enclenque. Aunque lo mejor habría sido no preguntar, ya que me responde diciendo que nadie sabe dónde está, que Laila fue a buscarlo y tampoco lo encontró en la universidad para nerd donde trabaja, al parecer ni ellos tiene idea de donde se encuentra.
—genial—me quejo en voz alta—lo único que me faltaba
—que pasa.
—el Niño rata no aparece.
Busco su número entre mis contactos intentando hablar con él, pero mi llamada salta al buzón de voz. Abro la aplicación para dejarle un mensaje y lo que encuentro es un audio de voz de hace una semana de un número desconocido que no había notado hasta ahora.
—¿quien es la rata?
—chistt—lo cayo—estoy ocupado.
Abro el mensaje creyendo que puede ser importante ya que mi número no es de dominio público, no es normal que reciba llamadas o mensajes de números desconocidos.
De: número desconocido.
Cameron soy yo, Kurt...no le digas nada de esto a CC pero tengo un problema y necesito ayuda urgentemente, no sé si estoy haciendo bien en contactarme contigo pero estoy desesperado, y no se me ocurre a quien mas recurrir...por lo que mas quieras ven buscarme, no se cuanto tiempo me queda....apresúrate por favor.
Me da jaqueca toparme con otro inconveniente que debo agregar al montón de líos que ya tengo encima. Pero se trata de Kurt, y en la lista de Caili estaba programado hacerle una visita....eso y que su voz sonaba verdaderamente desesperado, por no decir aterrado.
Remarco el número desconocido en un intento de comunicarme con El Niño rata. Pienso meterle una zurra por andar con mensajes pendejos donde ni siquiera me dice que es "eso" tan urgente que le pasa.
Me responden la llamada al tercer intento y me contesta una mujer que no tiene ni la más mínima idea de quién es Kurt, le explico que tengo un mensaje registrado con su número y la muy creatina me cuelga la llamada
—joder—me frustra la gente así— que lata con este mocoso.
Le llamo a Laila y no me responde, lo intento con Susan y me dice que ella y Caili ya sabían de la desaparición del mocoso, se está haciendo cargo ahora mismo de contactarlo pero ni moviendo sus contactos ha logrado dar con él...no tendré mas remedio que ir a buscarlo, solo espero que aguante a que Caili despierte. Si no, lo siento por él.
CAILI
La cabeza me pesa, siento como si estuviera bajo el efecto de un reflector que se enciende y se apaga dejándome a oscuras periódicamente. Aunque por otra parte podría ser el efecto secundario de algún alucinógeno ya que eso explicaría el vago recuerdo de cosas que sé, que no son.
Tengo calor y me duele el estómago. Me remuevo incómoda peleando con el lío de sábanas que tengo enredadas en las piernas.....espera ¿sábanas?.
Abro los ojos reconociendo el techó blanco de mi habitación. ¿Como llegue aquí? Trato de recordarlo y consigo evocar el último recuerdo que tengo en la cabeza. Nereida y Víctor se aparecieron en mi puerta "solicitando" que los acompañara en ese mismo instante a La Ciudadela. Marcus y Gerald los enviaron por mi. Ya era tiempo de "purificarme"
—Susan.
Me incorporo preocupada de que le halla pasado algo en mi ausencia. La deje sola y preocupada en el departamento.
—tranquila—me sobresalta la voz de Khaled—ella está bien.
Está sentado en el sofá viéndome como si estuviera loca. ¿Que hace él en mi habitación y porque no veo a Cameron por ningún lado?
—¿como te sientes?
—que te importa—arremeto contra él, volviéndome a esconder bajo la sábanas, no quiero que me vea así— lárgate y dile a Cameron que venga.
—Cameron no está—siento que se acerca— fue a buscar algunas cosas, regresara pronto.
¡Hay no!.. me duele el estómago y necesito ir al baño, el problema es que no me creo capaz de levantarme yo sola, me duele demasiado <<¿que rayos me hicieron?>>
Me remuevo queriéndole dar la espalda y lo único que consigo es sentir dolor y algo viscoso y tibio deslizándose entre mis piernas. <<No estoy en mi periodo>> Preocupada alzo un poco la sábana para ver...¡hay no! No no no...tengo los muslos empapados de sangre y he manchado la cama con ella. ¡Me quiero morir!
—llámalo—me cubro muerta de vergüenza—pídele que vuelva pronto por favor.
—¿Que tienes?—me quita la sábana de un jalón y grito—¿que pasa?¿te duele algo?
—NO ME VEAS—le grito arrojándole una almohada— SAL DE AQUÍ.
—no pienso ir a ningún lado.
—lárgate Khaled—me incorporo con un moviendo rápido—o te juro que...ahhh...
El dolor se siente más fuerte cuando hago movimientos bruscos..¿que me pasa?..¿que me hicieron esta vez?
Me llevo las manos al vientre queriendo sanar yo misma el dolor, pero esa fuente de energía que brota desde lo más profundo de mi cuerpo, no aparece. Marcus y Gerald me la han extinguido de nuevo.
—¿te duele ahí?
Quiero decir que no, pero mis reflejos me traicionan y termino asintiendo, sintiéndome patética por dejar que me vea en este estado tan asqueroso y humillante.
—déjame ver.
intenta poner su mano sobre mi vientre, pero mi orgullo se niega a dejer que se me acerque. Me muevo y el dolor me golpea de nuevo, dejando salir un gruñido involuntario.
—deja de comportarte como una cría y déjame ver que te pasa.
—no, esperare a que Cameron vuelva.
—¡Dios, dame paciencia!
A las malas se me acerca quitando mis manos de mi vientre para poder poner la suya. Me resisto pero el dolor es fuerte y en este estado soy más débil que un bebé recién nacido. Esto es tan humillante que siento como se me encienden las cara y se forma un nudo en mi garganta amenazando con hacerme llorar en cualquier momento.
—¿recuerdas lo que pasó?
—por favor dime que no estuviste ahí.
No responde y eso me llena de mas vergüenza. Agradezco que evite mirarme y de la nada siento que el dolor desaparece dejándome instantáneamente bien.
—¿estabas en cinta?
Hasta ahí llego mi pequeño momento de alivio y gratitud.
—¿QUE?...no, por supuesto que no—empujo su mano— Como se te ocurre preguntar algo así.
—lo hago porque parece que algo le paso a tu matriz, lo cual explicaría que hallas estado sangrando tanto.
—Hay no— me dejo caer de nuevo en la cama— que hice yo para merecer esto.... Señor, si enviar a este sujeto es alguna clase de castigo hacia mi, por lo que más quieras te imploro que te lo lleves y en su lugar me lances una plaga como las de Egipto por favor.
—irónico que le pidas eso ya que fui yo quien se llevó a los primogénitos esa noche.
Su voz sin un ápice de burla interrumpe mi dramatismo.
—no estoy para tus chistes Khaled—me cubro lo más que puedo con el largo de la camiseta— como puedes ver, no estoy pasando por mi mejor momento, así que de la manera más atenta te pido que me dejes sola, quiero seguir revolcándome en mi propia miseria en privado.
—¿miseria?—hace una mueca despectiva— tú eres todo, menos una miserable, así que deja lloriquear, que ya me enfade de verte dos días tirada en la cama sudando como puerco.
Discretamente me huelo la camisa comprobando que en verdad huelo mal. Doy asco. Solo ruego que no se le halla ocurrido acercárseme, o me darán tres infartos fulminantes aquí mismo.
—si, apestas.
Lo peor de todo es que no me atrevo a refutar, no está diciendo nada que no sea verdad. Me veo tan desagradable a comparación de él que luce tan pulcro, perfecto y sofisticado. Lentamente me muevo hasta la orilla de la cama, intentaré ponerme de pie sin depender de la ayuda de nadie.
No hay dolor en el vientre, vamos bien. Sentarme y poner los pies en el suelo tampoco resulta un problema, me paso las manos por la cara y me peino el cabello con los dedos <<finge que él no está ahí Caili, no lo veas, no está ahí>>
Reúno toda la fuerza de voluntad que tengo para ponerme de pie—está es la parte más difícil, suelo caer o desmayarme y no quiero que ninguna de esas cosas me pasen frente a él — me impulso hacia arriba manteniendo las piernas firmes para no caer y lo consigo al primer intento.
—ahora si ya te puedes ir.
—no.
Joder con este sujeto y su afán por llevarme la contraria. No se va a ir, y yo necesito entrar al baño. Me trago la vergüenza haciéndome a la idea de que estoy sola en la habitación. Los pies me pesan como plomo al dar el primer paso, pero consigo dar otro y otro más, al cuarto paso me mareo, pero alcanzo a sostenerme de la cama antes de caer al suelo y hacer el ridículo.
—no entiendo porque sigues débil si yo mismo sane tu cuerpo— de la nada aparece sosteniéndome con mucho cuidado— esto no me gusta Caili.
La suavidad en su voz me resulta incómoda, hace que esas mariposas que revoloteaban en mi estómago hace días, vuelvan a parecer.
—es normal— evito mirarlo—estaré en perfecto estado en un par de días, es parte del efecto post-ritual.
—necesito saber como fue ese ritual al que te sometieron.
—¿para qué?—me ayuda a llegar al baño—Esto es algo que quiera o no, debo soportar, según lo establecido por el creador.
—dudo mucho que el creador sea consciente de esto—me abre la puerta— el altar donde te encontré estaba marcado de la misma forma que mi sala en la biblioteca.
—¿que?
Las ganas de hacer pis se me olvidan y mis dudas saltan queriendo respuestas por parte de esos viejos abusivos.
—el interior de la basílica está protegido—la ira comienza a crepitarme por dentro— seguro no lo notaste porque anteriormente desconocías la existencia de la marca.
—¡protegido!—lo aparto— ahora entiendo porque me resultaba vagamente familiar. No sabía de dónde, pero su recuerdo estaba aquí—señalo mi cabeza— escondida como algo efímero.
Miles de dudas saltan en mi mente en cuestión de segundos. Dudas que se revuelven con el coraje y el recelo que les tengo a esos sujetos que no hacen más que señalar mis errores una y otros vez. <<¿como pudieron ocultarme el poder de esa marca?>> se que no les agrado, que no soy su Uring favorita, pero no termino de entender que rayos les pasa.
Ahora mismo, mi mente es un desorden, pero hay una pregunta que me hace bastante ruido, y es la misma que me da miedo formular en voz alta. <<¿para que someterme a un ritual que Los Ángeles no pueden ver? ¿con que fin? ¿En que me beneficia?>> me he esforzado tanto en complacerlos, que llegue a creer que algún día, me ganaría su confianza. Pero con esto, ya no se ni que esperar.
—imagino que no volverás a permitir que te vuelvan hacer esto.
—ahora mismo lo que quisiera es matarlos.
Por años me han dejado echa una mierda y lo he consentido porque era una orden directa del cielo. Pero ahora resulta que dicha "purificación" fue echa bajo la protección de una marca que me vuelve invisible ante los ojos de dios y cualquier ser con tres dedos de frente.
—es necesario que me cuentes a detalle lo que te hicieron.
—es que no lo sé— me desespero, quiero llorar, gritar y sacar este maldito coraje que me quema por dentro— no lo recuerdo...ellos me dan flor de Luna a beber antes de iniciar el ritual...litros y litros de ese maldito té que me deja a su completa disposición. Lo único que sé es que duele...duele mucho y no me gusta...lo detesto Khaled...detesto ser débil.
El coraje y la importancia me superan, dándole paso al llanto incontrolable que no puedo controlar. <<no tengo fuerza ni para mantener mi orgullo intacto>> y eso también me enoja y me avergüenza, sobre todo cuando el Ángel me abraza dejándome llorar como débil dramática.
—tranquila—frota mi espalda— vas a estar bien, lo prometo.
—no lo estoy—sollozo—no tengo fuerzas....no tengo nada.
—las recuperarás y te aseguro que ellos temblarán porque lo que sienten, es miedo.
—¿miedo de que? si esos tipos tienen a dios como su...
—miedo de ti—me corta— miedo de lo que puedes llegar hacer con o sin magia, miedo de no poder controlarte, miedo de que cambies las cosas, miedo de que abras los ojos y te des cuenta que eres la creación más perfecta y poderosa hecha por dios.
No soy una creación perfecta. No me siento perfecta en absoluto.
Trato de controlar los sollozos e hipidos involuntarios que se me escapan, quisiera creerme su discurso motivacional, pero me consta que no soy la mejor representante de Dios aquí en la tierra.
No me atrevo a confesarle que no soy toda amor, paz y buenas intensiones, como se espera que sea. Que no tengo intensiones de cambiar el mundo volviéndolo más devoto y agradecido con el cielo. Que no me interesa llenarme de grandeza proclamando doctrinas que ni yo misma me creo.
Nací y crecí bajo la influencia del libre albedrío, así que no soy precisamente lo que los humanos hacen llamar "mesías" ...Creo en dios, lo respeto y trato con todas mis fuerzas de no fallarle, pero hasta él debe saber que tengo una larga lista de defectos que me descalifican como la nueva "jesucristo"
—Khaled yo...
—Despertaste—la voz de Cameron me hace empujar al ángel—¿como te sientes?
Trae consigo dos bolsas que deja sobre la cama para acercarse a revisarme. Su cara refleja el alivio que siente por verme de pie. Lo abrazo y dejo que me sostenga el tiempo que necesite con tal de clamar la angustia que le hice pasar.
—estaba tan preocupado—susurra a mi oído—lo siento, no puede llegar a tiempo.
—no te preocupes, estoy bien—me abraza más fuerte—te lo juro que estoy bien.
Me sostiene por los hombros buscando la verdad en mi, sonríe convenciéndose a medias.....y me besa los labios con vehemencia dejándome frito el cerebro.