Vidas cruzadas: El ciclo. #3...

By AbbyCon2B

192K 23.1K 99.7K

Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrent... More

NOTA DE LA AUTORA Y MÁS.
239
240
241
242
243
244
245
246
247
248
249
250
251
252
253
254
255
256
257
258
259
260
261
262
263
264
265
266
267
268
269
270
271
272
273
274
275
276
277
278
279
280
281
282
283
284
285
286
287
289
290
291
292
293
294
295
296
297
298
299
300
301
302
303
304
305
306
307
308
309
310
311
312
313
314
315
316
317
318
319
320
321
322
323
324
325
326
AGRADECIMIENTOS.

288

2.1K 261 1.5K
By AbbyCon2B


21 de marzo 1896.
White Oak, Minnesota.

Ethan llegó del trabajo en la noche y por primera vez supo que no debía ir a casa de sus padres, sino a casa de Elizabeth. Su nuevo hogar.

El carro lo dejó en la puerta y notó que las luces estaban encendidas y probablemente no faltaba mucho tiempo para la cena. Le costó entrar, pues no era como cualquier otra noche en la que pasaba a saludar y luego se iría a su casa probablemente después de cenar. Esa noche se quedaría allí y todas las siguientes noches de su vida.

Se armó de valor y cuando abrió la puerta, dejó su abrigo en el armario de la entrada junto al de Jonathan y Olivia y subió las escaleras con su maletín para ir a cambiarse al dormitorio. Elizabeth estaba sentada en la cama cuando entró, lo miró con una sonrisa y dejó lo que hacía para recibirle con un beso. Se veía feliz y eso hacía que todo ese cambio valiera la pena.

—Bienvenido a casa. ¿Te gusta? Ordene tus cosas con las mías —señaló hacia el armario—. Probablemente quedará mejor cuando tengamos más espacio.

—Así es perfecto, Lizzie. Gracias por organizarlo.

Ella asintió y no dejó de sonreír.

—¿Cómo estuvo tu día?

—Bien, fue más tranquilo de lo normal. ¿Qué hay de ti? ¿Has arreglado algo con lo de la Universidad? ¿No has vuelto a insistir?

—No y no insistiré tampoco, incluso mi madre parece haberse rendido —dijo, desconociendo que Olivia planeaba fundar su propia Universidad de Medicina—. Supongo que así es mejor, tal vez me inscriba en la escuela de enfermeras, por lo que leí solo son dos años y luego podremos trabajar juntos.

—Pero tú no quieres ser enfermera —señaló con obviedad y se quedó solo con su camisa para cambiarse el traje antes de la cena—. Dijiste que querías ser cirujana y no deberías tener que conformarte con menos. ¿Tu padre no te puede dejar ir a otra Universidad en otro estado? Ni siquiera tendría que ser en Nueva York, hay una Universidad de mujeres en Wisconsin.

—Tal vez me deje ir a Wisconsin, pero no sé si yo lo quiera —confesó y él frunció el ceño cuando ella se sentó a los pies de la cama—. Estuve pensando y tu apenas terminaste tus estudios y fue muy duro vivir separados cuando estabas en Nueva York, tener que repetirlo todo otra vez sería un verdadero tormento.

Se acercó para sentarse en la cama a su lado y tomó su mano.

—Yo podría irme contigo.

—¿Y dejar tu trabajo después de todo lo que te costó conseguirlo? No, jamás te volverán a contratar en ese hospital si los dejas.

—Hay otros hospitales.

—Ethan, no quiero que siempre seas tú el que hace sacrificios por nuestra relación —. Entrelazó sus dedos y le miró con una sonrisa de seguridad—. No me molesta si no puedo estudiar medicina ¿sí? Estaré bien como enfermera y aun así podremos trabajar juntos como planeamos.

—No lo acepto y sé que tú tampoco.

—No quiero discutir.

—Te estás rindiendo sin siquiera intentarlo, Lizzie —espetó y ella se puso de pie y rodó los ojos—. No me ignores cuando te hablo.

—Te dije que no quiero discutir. Es tu primera noche viviendo aquí y quiero que la pasemos bien.

—Y lo haremos, después de haber decidido como conseguirte un lugar en esa Universidad.

—¡No quiero un lugar en esa Universidad! Dios, ya olvídalo ¿sí? Me rechazaron y ya está.

—¿Desde cuándo aceptas un rechazo? —. Elizabeth bufó exasperada y él la siguió con la mirada cuando se fue hacia la puerta—. ¡¿Desde cuándo, Elizabeth?! —gritó para hacerse oír cuando ella dejó el dormitorio—. ¡Fuiste...! Fuiste al hospital a discutir con todo el mundo para que me dieran un lugar, pero cuando se trata de ti ¿simplemente te rindes? Es que es ridículo.

—Ridículo o no, es mí decisión.

—Tonterías, si tu no vas a hablar otra vez, iré yo.

—Ethan...

—Y no te atrevas a decirme que no puedo hacerlo, porque tú lo hiciste por mí a pesar de que insistí incontables veces para que no lo hicieras.

—¿Oh ¿así que ahora me castigas? —espetó, de pie frente al armario del pasillo frente a su dormitorio, donde guardaban más mantas y de las cuales planeaba agarrarse algunas para estar más abrigados esa noche—. ¿Es está tu venganza por haber ido en contra de tus órdenes y haberte conseguido el lugar en el hospital que querías?

—No es una venganza, Lizzie, solo creo que es justo. Tú me ayudaste y yo quiero ayudarte.

—No puedes hacerlo, mamá ya fue y la ignoraron y si ignoraron a mamá claramente te ignoraran a ti. Además ¿qué importa? Ni siquiera me interesaba tanto ser doctora.

—¿Pero por qué debes mentirte de esa forma? Sabes que no es verdad —. Regresaron al dormitorio y él cerró la puerta—. ¿A qué le tienes miedo? ¿A qué te traten un poco mal? Sorpresa, Lizzie, te sucederá mucho en la vida.

—¿Podemos cambiar el tema?

Suspiró y cuando la vio agregar las mantas a la cama, tomó los extremos de su lado y la ayudó. La detuvo cuando ella intentó pasar junto a él y sus rostros se enfrentaron, acarició su mejilla y se inclinó para besarla. Un beso apasionado esta vez, que terminó llevándolos a abrazarse y ella se ocultó en su cuello al apartarse.

—Me preocupa que incluso aunque consiga el lugar, tal vez no sea lo suficientemente buena y decepcione a todo el mundo, por eso no quiero hacer un gran alboroto al respecto, siento que, si se esfuerzan demasiado, las expectativas que tendrán de mí crecerán.

—¿Y qué sí lo hacen? Que la gente se haga expectativas, no significa que debas cumplirlas, Lizzie y no te amaremos menos si no las cumples. Pero tú quieres estudiar medicina y creo que deberías hacerlo.

—No ahora —decidió—. Quiero poder enfocarme en nuestra boda y en el futuro...Tendremos un bebé en tan solo dos años, Ethan y eso no es tanto tiempo, debemos prepararnos. Yo no tengo conocimientos sobre maternidad y debemos empezar a educarnos en el tema y si estoy en la Universidad no podré enfocarme en nuestro bebé, así que es mejor posponerlo.

—¿Hasta cuándo? Luego tendremos otro bebé y dirás lo mismo, y con el siguiente y solo Dios sabe cuántos hijos realmente tendremos, podrías nunca recibirte si usas esa excusa.

—Pero no puedo estudiar si estoy embarazada o tengo un bebé.

—Pues no, pero...Puedes atrasarte un año hasta que des a luz y luego el bebé puede quedarse con tu madre, mi madre o nuestras hermanas. Incluso yo podré cuidarlo cuando no deba trabajar —. Ahuecó su rostro con ambas manos y la miró a los ojos—. Haremos que funcione, Lizzie, pero no quiero que renuncies a tu educación por nosotros. Nuestra familia será hermosa y perfecta y tu obtendrás tu título y nosotros no seremos un obstáculo en tu camino para lograrlo ¿entendiste?

Se rio sin poder evitarlo, sintiéndose algo sensible ante esas hermosas palabras y asintió.

Él volvió a besarla y cuando terminaron de aprontarse bajaron para reunirse con la familia en el salón antes de la cena. Todo se sentía bastante natural para Ethan, había pasado toda su vida visitando a los Morgan casi todos los días y se había hospedado con ellos durante semanas enteras en múltiples ocasiones, por lo tanto, vivir ahora con ellos se sentía muy normal y sencillo. Conocía sus costumbres, sus secretos y lo caóticos que podían ser por momentos, aunque reconocía que eran mucho más tranquilos ahora que había menos gente en la casa.

Cuando terminaron de cenar, volvió al dormitorio con Elizabeth y la observó cambiarse por su camisola de dormir detrás del biombo. Ella todavía usaba el biombo a pesar de que ya la había visto desnuda una vez. Cuando se sentó frente al tocado para peinarse, Ethan se acomodó a su espalda y tomó el cepillo de sus manos para remplazarla en la tarea. Le gustaba lo largo y suave que era su cabello, también su intenso color dorado y como brillaba bajo la luz.

Apartó su melena hacia un hombro y se inclinó para besar su cuello desnudo. Ella cerró los ojos y suspiró ante la suave caricia de sus labios que ascendieron por su sensible piel y la erizaron. Había extrañado su atención desde aquella noche en su cumpleaños y ahora que él se la ofrecía otra vez para llevarla a la cama, ni siquiera pensó en negarse.

Se puso de pie y dejó que la alzara en sus brazos y la llevara hacia el colchón para volver a hacerle el amor. A él le gustaba tocarla y mientras lo hacía, fue levantándole la camisola para dejarla desnuda ante su hambrienta mirada y recorrió todo su cuerpo con los labios. Se desnudó y cuando se hundió en ella, las piernas de Elizabeth se trancaron entorno a su cadera y ambos gimieron por lo bajo.

Le hizo el amor con un poco más de fiereza que la primera vez, había más pasión y menos cuidado y a ella no le dolía de esa forma como había imaginado, por el contrario, le gustaba. Había algo magnifico en sentir que él la deseaba con esa desesperación e intensidad y quería que siguiera deseándola de la misma forma por siempre.

Sus frentes se unieron mientras él embestía en su interior y al alcanzar el orgasmo la besó y susurró su nombre mientras se vaciaba en ella.

—Primera discusión como pareja —le comentó con una sonrisa y ella se rio—. Y primera reconciliación.

—¿Eso de antes fue una discusión? Dios, te hace falta presenciar más discusiones de mis padres entonces.

—Bueno, tal vez no una discusión, pero sí un desacuerdo. Nunca habíamos tenido de esos...—. Se acostó junto a ella y le acarició el hueso de la cadera—. Cuando eramos niños, ahora que lo pienso, pero nunca como pareja.

—¿Quieres anotarlo en el calendario? Tienes cara de que quieres anotarlo en el calendario.

Se rio y ella giró en la cama para mirarlo.

—Debemos tener nuestra primera discusión y ya seremos una pareja oficial —. Elizabeth soltó una carcajada y él se inclinó para besarla—. Oh y un drama también, no somos un matrimonio hasta que tengamos un drama.

—Debes deshacerte de la persona que te haya dado esos terribles consejos, cariño.

—Tendría que deshacerme de tu hermano Grayson entonces.

—Ugh, Grayson da los peores consejos.

—Lo sé, pero él cree que da los mejores y yo no seré quien arruine sus ilusiones —. Se ausentó para ir a lavarse y esperó por Elizabeth en la cama cuando ella fue a hacer lo mismo—. He estado pensando sobre nuestra boda. ¿Quieres que te proponga matrimonio y le pida permiso a tu padre como costumbre o prefieres que no lo haga?

—¿Es un poco innecesario ¿no crees? Claramente nos vamos a casar y preferiría enfocarnos en organizar la boda. ¿Tú quieres proponerme matrimonio?

—No me molesta hacerlo o no hacerlo, el resultado será el mismo —. La atrajo hacia su pecho y se acurrucó con ella—. Serás mi esposa muy, muy pronto.

—Sí, pero quiero esperar hasta el verano del próximo año, no quiero casarme con nieve o lluvias, me arruinará el vestido y no podremos celebrarlo afuera como me gusta.

—De acuerdo, podemos celebrarlo en julio o agosto, son buenos meses con buenas temperaturas.

—Sí...Y debemos contratar una banda ¿no? Debe haber música, no sería una fiesta sin música y necesitaremos un cura. ¿Crees que sea malo que ya hayamos dormido juntos?

—Nah, muchas parejas lo hacen, Lizzie, más de las que te imaginas —. Le peinó el cabello y ella bostezó contra su torso—. ¿Cómo crees que será nuestro primer bebé? Yo creo que tendrá tus ojos.

—¿Sí? Uhm, quizás...Se me hace más probable que tenga los tuyos igual, con mamá y papá siempre teníamos los ojos de papá.

—Marie los tendrá verdes —pensó, al recordar los ojos de la abuela de Elizabeth—. Pienso en ella a diario desde que me contaron sobre lo de tu madre.

Elizabeth se enderezó al sentir la tristeza en su voz y le acarició el torso por sobre la camisa.

—Ethan, no deseo que sufras por esto.

—No sufro, de hecho, me alegra saber que pude conocerla cuando ya era una mujer sabia y madura, mucho después de mi propia muerte...Creo que es un privilegio y lo llevaré presente toda mi vida, solo desearía haberlo sabido para poder haber hablado con ella. ¿Tú nunca le preguntaste sobre su infancia? ¿Sí fuimos buenos padres?

—Me lo tomaba con demasiada inmadurez por ese entonces, no vi lo serio e importante que era hasta muchos años después de su muerte cuando empecé a plantearme la idea de tener hijos en algún momento —. Ethan se sentó y sus rostros se enfrentaron separados por centímetro—. Pero sé que era una mujer extraordinaria y...Ahora que lo pienso y recuerdo, creo que hasta se parecía un poco a ti, al hombre que eres ahora.

Él sonrió y sus ojos se iluminaron cuando la luz se reflejó en las lágrimas que contenía. Elizabeth le acarició la mejilla y unión sus frentes.

—Será una doctora como tú, Ethan y tendrá una vida maravillosa y le daremos todo en este mundo. Lo haremos —. Él asintió y ambos lloraron en silencio cuando se abrazaron—. Lo daremos todo por nuestros hijos, sé que sí.

—Solo quiero ser un buen padre y un buen marido, pero no tuve un buen ejemplo y...Y me aterra cometer los mismos errores.

—Eres un hombre inteligente, mi amor, muy inteligente y sé que serás el mejor padre y esposo que puede haber. Ya llevas el título del mejor amigo del mundo mundial —. Se rio y la besó, arrastrándola sobre su cuerpo para que se acostara sobre él—. Estaremos bien, Ethan.

—Sé que sí. Ya quiero que pasen estos dos años para que tengamos nuestro primer bebé...Estoy convencido de que tendrá tus ojos...

Continuaron charlando sobre su futuro hijo hasta quedarse dormido y el sol los despertó en la mañana, con un día que prometía ser mucho más caluroso que los anteriores. Era domingo, lo que significaba que Ethan no debía irse a trabajar y podía quedarse a descansar, también era el día en el que Jimmie y Myles planeaban visitarles para la cena y los empleados debían prepararlo todo para esa noche, así como dos dormitorios, pues también se quedarían a dormir para evitar viajar en la oscuridad.

Ethan despertó primero como ya era costumbre y cuando bajó las escaleras y asomó en el salón, encontró que Jonathan se había quedado dormido en el sofá.

—¿No durmió en su habitación, señor?

Jonathan despertó bruscamente y se enderezó en el sofá con el ceño fruncido.

—Mierda, me dormí leyendo —dijo y se enderezó—. ¿Qué hora es?

—Las siete y cuarto. Aun es temprano y la señora todavía duerme.

—Iré con ella entonces —. Se puso de pie, envolviéndose en la manta y levantó su libro que se había caído al suelo mientras dormía—. ¿Tú qué haces despierto?

—Siempre me levanto a esta hora, pensaba darme un baño en lo que espero por el desayuno.

—Oh —. Jonathan se detuvo antes de marcharse y lo miró—. Puedes pedir que te sirvan el desayuno antes si quieres...Técnicamente es tu casa ahora.

—Gracias.

—Ajá, aun así, no me agradas, Jones.

Se rio, no podía ser Jonathan si no le recordaba lo mucho que lo odiaba con cada conversación que tenían.

Se dio una ducha en el baño que Elizabeth compartía con Aiden y se visitó en absoluto silencio para evitar despertarla, aunque despertar a Elizabeth era bastante difícil. Ella tenía un sueño pesado y le gustaba dormir bastante.

Cuando volvió a bajar las escaleras a las ocho, Olivia y Jonathan ya se habían despertado, así como Geordie y Katherina, esta última ni siquiera parecía haber pegado un ojo por culpa de los nervios de ese día.

—Por favor, no seas muy cruel con él, papá y no lo juzgues tanto tampoco.

—Tampoco le trataré como si fuera un príncipe, no ha hecho nada para que le trate bien.

—Papá...

Enmudeció cuando Jonathan le lanzó una seria mirada y se acomodaron en la mesa para el desayuno que empezaba a ser servido. Ethan acomodó el banco de Elizabeth con su café de todas las mañanas y sus tostadas con frijoles. Se sentó a su lado y esperó por ella antes de empezar a desayunar.

—¿Cómo dormiste, Ethan? ¿Están cómodos en ese dormitorio o prefieren trasladarse a otro en lo que esperamos que Henry y Nolan desocupen el de ellos?

—Yo estoy muy cómodo, señora Morgan, gracias por preguntar, por mí no es problema permanecer en el cuarto de Lizzie.

—Cualquier cosa nos dices entonces. Conociendo a los mellizos debemos imaginar que no desocuparan su dormitorio muy rápido —murmuró y lanzó una mirada hacia ambos hermanos.

Henry y Nolan seguían sentándose separados y Nolan empezaba a preocuparse de que su hermano no le hubiera dirigido la palabra en toda la semana. Nunca se habían peleado, ni una sola vez en sus treinta años y ahora que Henry no le hablara empezaba a activar alarmas.

Cuando Elizabeth entró en el salón, los hombres se pusieron de pie y ella les sonrió y se acomodó junto a Ethan, sonrojándose cuando vio que él ya le había preparado su desayuno. Podía acostumbrarse a eso, aunque había imaginado que sería ella quien finalmente podría consentirlo con esos detalles, pero para ello, necesitaba despertar primero y lo veía poco probable.

Henry fue el primero en abandonar el salón después del desayuno y aunque intentó encerrarse en su habitación para estar solo, Nolan llegó no mucho después y se le quedó mirando desde la puerta con los brazos cruzados.

—¿Hasta cuándo planeas seguir ignorándome? —. Solo le llegó el silencio de su hermano y su frustración creció—. ¿Qué quieres que haga ¿uhm? ¿Qué no me case? ¿Qué no tenga una vida propia? ¿Hijos? ¿Una esposa? Henry, te estoy hablando.

—Ya te dije lo que quiero y te importó una mierda, así que vete y sé feliz, me da igual.

Nolan entró en el dormitorio antes de que intentara cerrarle la puerta en el rostro y sus cuerpos se enfrentaron cuando Henry se detuvo con la mano en el picaporte.

—Siempre vas a ser mi hermano, Henry.

—Del que te acuerdas solo una vez al año, sí, gracias, pero prefiero pasar —. Lo empujó suavemente desde el pecho para intentar sacarlo del dormitorio y cerrar la puerta, pero Nolan no cedió.

—Basta, deja de actuar de esta forma. Lo entiendo ¿vale? He estado pasando menos tiempo contigo y entiendo que no debe ser bonito y lo lamento, pero amo a Carlie.

—Apenas la conoces —espetó enfatizando cada palabra—. ¡Y ella apenas te conoce a ti! ¿Cómo puedes amarla si no saben casi nada sobre el otro?

—No funciona así, Henry y lo sabrías si alguna vez te hubieras enamorado.

—Oh, claro, pero como soy tan inmaduro e insoportable nunca me enamoraré ¿verdad? Y nunca nadie me amara, dilo, porque ambos sabemos que lo estás pensando.

—No lo estoy pensando.

—Te conozco —murmuró, acercándose tanto que solo milímetros los separaban—. Sé que lo estás pensando y siempre lo has pensado. Que solo tú te casarías, que solo tú harías una familia, siempre te has preocupado solo por eso...Por ti ¿pero qué pasa conmigo ¿uhm? ¿Qué pasa con mi familia? Tu eres mi familia y pensé que yo era la tuya.

—Henry...

Se apartó cuando Nolan intentó abrazarlo y maldijo.

—No me busques cuando te arrepientas de casarte con ella, Nolan, porque no pienso apoyarte o mentir por ti, no pienso cubrirte cuando debas buscarte una amante para intentar ser mínimamente feliz.

—¿Por qué estás tan convencido de que no funcionará?

—Ya te dije; te conozco y ella no. Ahora déjame solo ¿sí?

Nolan tardó en abandonar la habitación, pero en cuanto lo hizo, Henry cerró la puerta detrás de él y puso llave para que no pudiera entrar a molestarle.

Parte de su enojo eran celos, Nolan no sabía dividir su tiempo entre las personas que lo amaban y desde que estaba con Carlie se dedicaba únicamente a ella y siempre lo rechazaba cada vez que le invitaba a hacer algo juntos, incluso cuando le hacía planes con anticipación, Nolan prefería dejar sus horas libres, solo en caso de que Carlie le buscara y ella sí lo buscaba, pero solo cuando se quedaba sin nada más para hacer. Y esa era la otra parte de su enojo; Carlie no lo amaba y Nolan no podía amarla a ella, era una mujer simple y hueca, no tenía ninguna de las cosas que Nolan amaba de la vida y ella ni siquiera se molestaba por conocerlo. Estaba convencido de que solo quería casarse con él para tener una buena reputación y fortuna y no le sorprendería si lo terminaba engañando una vez fueran un matrimonio.

Pero ya se había cansado de intentar razonar con Nolan y no quería seguir deprimiéndose.

Pasó su mañana en el dormitorio y después del almuerzo aprovechó el sol pasando la tarde en el jardín con un libro que leía para no aburrirse. La realidad era que todo resultaba aburrido sin Nolan, no podía hacer bromas sin su mellizo, perdían el sentido de siempre y sus comentarios sarcásticos quedaban incompletos si Nolan no estaba para completarlos.

Su familia también aprovechó el buen clima, su padre se sentó en el jardín para continuar su lectura, todavía envuelto en una manta a pesar del sol brillando sobre su cuerpo y Olivia se sentó a su lado para seguir tejiendo en lo que Toby (el perro de la familia) se echaba a sus pies y el resto de los Morgan paseaban por el campo.

Su padre ya podría retomar el trabajo en la mañana, por lo cual estaba feliz, aunque todavía seguía con la tos y los escalofríos cada tanto. Eran síntomas que según Harvie tardarían un poco más en irse.

Se dio un baño antes de la cena y justo después de Nolan para aprontarse para recibir a los nuevos invitados y cuando terminó de aprontarse con su traje y se hubo peinado, bajó las escaleras y se detuvo junto a sus hermanas para recibir a los hermanos Hickman en la entrada.

Sabía quiénes eran de aquella vez cuando su hermana Gwendoline había ido a juicio contra Alfie Haynes, pero nunca los había conocido. Todo lo que sabía era que su madre los quería bastante por la asistencia que ellos habían presentado para que Gwendoline ganara el caso.

Jimmie era el hombre interesado en estar con Katherina y al entrar en la casa, su padre bufó. Era el tal Jimmie Hickman (o el doctor como Katherina lo describía) que tenía una esposa y aun así decía amar a Katherina, lo había imaginado un poco más impresionante por como su hermana lo describía, pero era solo un hombre promedio con ojos de un azul oscuro y cabello algo enrulado. Traía un ramo de rosas y un vino en sus manos.

Su hermano Myles era indudablemente unos años mayor y un poco más alto, tenía los ojos de un azul más claro y al verlo su padre lo recibió con mucha más amabilidad. Myles no había hecho nada para disgustarle, por el contrario, todos tenían motivos para amarlo en la familia, pues gracias a él, Gwendoline había ganado el juicio contra Alfie Haynes.

Cuando Myles se detuvo para saludarle, Henry le ofreció su mano y lo saludó con un suave apretón.

—Myles Hickman —se presentó con una voz algo rasposa, como si estuviera recuperándose de un resfriado.

—Henry Morgan, señor.

—Debe ser uno de los mellizos ¿no? —. Asintió y Myles sonrió al girarse hacia Olivia—. Tenía razón cuando dijo que parecían gemelos.

—¿Vio? Algunas veces solo puedo diferenciarlos por los ojos, sino estoy segura de que podrían pasar fácilmente como el otro.

Henry difería mucho en eso, no se parecía tanto a su hermano mellizo y podían notarse las diferencias muy fácilmente si se miraban a un espejo, pero no dijo nada y se marchó hacia el salón para la cena.

—Henry, deja ese asiento para Jimmie —pidió Olivia antes de que se sentara junto a Jonathan y por lo tanto se fue hacia el otro lugar disponible—. Espero que les gusten los mariscos, nuestra cocinera a preparado una pasta muy exquisita con salsa de mariscos.

Se sentó junto a Myles y desafortunadamente, también junto a Nolan, por lo cual se encontró rodando los ojos e intentando ignorarle cuando se acomodó la servilleta sobre las piernas.

—Nunca he probado mariscos —le susurró Myles a su lado con una pequeña sonrisa—. Suena elegante.

—No lo es —le aseguró sin cambiar su semblante y la sonrisa de Myles desapareció.

—Perdone si le he molestado, señor.

Henry negó y no volvió a hablarle o mirarle, lo cual llevó a Myles a hacer lo mismo, repentinamente incómodo.

No era un hombre adinerado como ellos, tenía una buena economía y se defendía muy bien como abogado, pero muchos lo clasificarían como un simple caballero de clase media, tenía solo una mucama que limpiaba su casa únicamente los domingos y nunca podía organizar comidas tan elegantes y elaboradas como la que los Morgan le ofrecían, por lo tanto, tampoco estaba acostumbrado a ese nivel de elegancia.

Cuando se sirvió su primer plato, que consistía en una sopa, miró hacia la textura y el color de la misma, así como el adorno que los mayordomos colocaban sobre esta que consistía en unas flores y hongos y sonrió, impresionado.

—Primera vez probando esto...Huele muy bien —murmuró, más bien para sí mismo, pues no tenía con quien charlar.

—Es sopa de hongos —explicó Henry, inclinándose sutilmente hacia él—. Y permítame disculparme si fui muy brusco.

Myles le miró, recuperando su sonrisa y asintió.

—No hay resentimientos, señor. ¿Mal día?

—Mala semana.

—A todos nos sucede. ¿Dice que esta sopa es de hongos entonces? No estoy seguro de haber probado hongos antes —. Se llevó un poco a la boca con la cuchara y asintió al sabor—. Uhm, delicioso.

—A veces es mejor con algo de pan —comentó y Myles observó cómo se agarraba una de las rodajas de pan y cortaba trozos para mezclarlos en la sopa—. Aunque supongo es un tema de gustos.

—No sería muy educado de mi parte si destrozara el pan en la sopa.

—No se preocupe por esos modales, señor, no nos tomamos las cosas tan en serio en mi familia.

Myles alzó una ceja y convencido ante esas palabras se agarró una rodaja de pan.

—Supongo que le haré caso entonces —. Definitivamente era mejor con trozos de pan mezclados en la sopa, no solo le daba más sabor, sino que parecía pronunciar su textura—. ¿Y a qué se dedica, señor Morgan?

—Estoy en el negocio familiar o intentándolo al menos. Todo me aburre —. Myles se rio sin levantar la atención de su comida—. ¿Usted es abogado ¿verdad? Pensé en serlo cuando era más joven.

—¿Qué lo detuvo?

—No soy muy paciente para tratar con personas que sé son culpables y definitivamente no podría defenderlas.

—¿No cree que todo el mundo merece poder defenderse de una acusación?

—No, hay personas que solo merecen pagar por sus crímenes.

Myles lo miró y asintió a sus palabras, coincidiendo en silencio.

—Igual, con los años uno se hace de una reputación y puede elegir con que casos trabajar, por ejemplo, yo solo tomó casos de violencia doméstica y divorcios.

—Mmm, su hermano debe estar muy agradecido de que representa divorcios.

—Sí —dijo entre risas—. Definitivamente lo está.

Después de la cena que terminó con un buen postre, dejaron el comedor y empezaron a marchar hacia el salón, donde podían sentarse a charlar otro rato y reposar la comida. Henry se quedó al último con Myles.

—Su hermano, Nolan, se casará por lo que pude escuchar mencionaron durante la comida.

—Ajá —fue todo lo que dijo y Myles le miró con el ceño fruncido.

—No se escucha muy contento.

—Debe deberse a que no lo estoy, pero es un tema que prefería ignorar.

Respetó sus deseos y se hizo a un lado para permitirle entrar en el salón primero.

—¿Y usted ¿tiene planes de casarse pronto?

—Oh, no, nunca he tenido mucha suerte con las mujeres y no espero que mi suerte cambie pronto. ¿Usted? —. Myles negó y agradeció al mozo cuando le ofreció una copa de champagne—. Supongo que somos dos desgraciados con las mujeres.

—Demasiado complejas para entenderlas.

Henry se rio y asintió en silencio.

Continuaron charlando hasta que cada uno se fue a sus dormitorios para descansar y en el salón solo quedaron Jonathan y Jimmie, esperando por la oportunidad para hablar. La tensión se sintió inmediatamente después de que Olivia los dejara a solas.

Jimmie miró hacia el suelo en silencio, con las manos unida entre las piernas y sintió como Jonathan se sentaba en el sofá frente a él y adoptaba una postura mucho más relajada, claramente en control.

—Así que...Casado. Imagino su esposa debe estar extrañándolo ¿no?

—Ella está al tanto de las circunstancias.

—¿Circunstancias? ¿Eso es Katherina para usted? ¿Una circunstancia?

—No, señor, por supuesto que no —aclaró inmediatamente—. Sé que no tiene motivos para creerme, pero amo a su hija.

—¿Cómo amaba a su esposa?

—Nunca dije que la había amado —contestó y Jonathan apretó los labios—. Imagino no se escucha muy bien que lo diga, pero mi historia con mi esposa fue muy apresurada y complicada, no puedo decir que tomé las decisiones correctas o que sentía lo mismo que siento por Katherina. Quiero estar con su hija, señor Morgan y sé que no tiene motivos para creerme, pero lo digo con las más puras intenciones.

—No hay nada puro en un hombre que engaña a su esposa y la abandona por dos años para intentar conseguir el divorcio —. Se terminó su trago y se puso de pie—. Pero tiene razón, señor Hickman, no tengo motivos para creerle y no le creo, así que tenga cuidado con lo que hace o dice alrededor de mi hija, porque si la lastima; usted y yo tendremos una conversación muy distinta.

Se marchó deseándole una buena noche y Jimmie maldijo y quedó solo en el salón, sumido en sus pensamiento y temores. Sentía que no había mucho que pudiera hacer para que Jonathan lo aceptara cuando ya habían comenzado de la peor forma posible.

En la mañana, durante el desayuno, Henry y Myles charlaron por otro rato antes de que este último se marchara y en la puerta se despidieron.

—Podríamos reunirnos para charlar algún día si visita la ciudad, normalmente frecuento el bar de Moisés, justo enfrente al parque.

—No voy a la ciudad muy seguido —descartó y Myles aceptó el rechazo inmediatamente y se despidió con una sonrisa—. Aunque tal vez pueda ir el próximo miércoles...Suponiendo que no surja nada.

La sonrisa de Myles creció y se detuvo de marcharse para regresarse hacia él.

—Por supuesto. Si puede ir, le esperaré en el bar al mediodía.

Y sí fue, un par de veces de hecho.

Se volvió una especie de costumbre reunirse en el bar todos los miércoles durante el mediodía para charlar y desahogarse y Henry encontró en Myles una amistad que sentía había perdido con su hermano. Era bueno saber que tenía a alguien con quien hablar y que lo entendía, pues Myles sí entendía todos sus sentimientos hacia Nolan pues los había vivido de forma muy similar cuando Jimmie se había casado.

20 de abril 1896.
White Oak, Minnesota.

Ethan se calzó sus zapatos en lo que Elizabeth se tomaba un té, sentada en el escritorio de su dormitorio y repasaba su lista de tareas para el baile que se organizaría en tan solo unos días. Lo había organizado casi todo por su cuenta desde que sus hermanas se habían ocupado en otras cosas y su madre parecía perdida en su propio mundo.

—Me falta un invitado —la escuchó lamentarse, recostada en la silla.

—Pensé que habías contado justamente por todos.

—Sí, pero uno de los hombres que papá mencionó tuvo que cancelar porque su madre ha enfermado y debe viajar hasta California para verla, así que me falta un hombre.

—¿Ya invitaste a los Hickman? —. Elizabeth asintió—. ¿Y a quién conoces que puedas invitar?

—¿Yo? Pues a nadie...Oh, Dios...Ethan, no conozco a nadie —. Se giró en la silla con su rostro horrorizado y sacudió la cabeza—. No puede ser.

—Lizzie, sí conoces gente.

—Pero solo de White Oak, no conozco a nadie más... ¿Cómo puedo estar tan sola?

Ethan dejó la cama y se acercó a ella para besarla en la frente.

—No desesperes, amor, tu vida como mujer independiente comenzara una vez nos casemos y podrás hacer sociales por ambos.

—Muchos dirían que mi vida como mujer independiente terminará en cuanto nos casemos —bromeó con una sonrisa y él rodó los ojos.

—Quien diga eso, es porque no nos conoce. Ahora, debo irme ¿sí? O llegaré tarde...otra vez.

Se encogió con una sonrisa al sentir el rezongo en su voz y le dio otro beso antes de que se fuera. Vivir juntos era emocionante, pero las distracciones representaban un obstáculo en las mañanas cuando Ethan debía irse a trabajar y por distraerlo, él ya había llegado tarde dos veces en las últimas dos semanas.

—¿Me traes una flor que encuentres en el camino?

Él sonrió y tomó su bolso.

—Te traeré dos.

Cuando Ethan dejó el dormitorio, Elizabeth volvió a sus notas y se terminó el té. No tenía ningún nombre en su mente a quien pudiera enviar una carta sabiendo que le llegaría antes del baile y quien además no se ofendería por invitarle a último minuto. Todos los nombres de socios de su padre que se le ocurrían vivían demasiado lejos y no recibirían la carta hasta pasado el baile, además, aunque la recibieran a tiempo, probablemente no apreciarían que les invitara tan solo cuatro días antes.

Dejó el dormitorio llevándose su libreta y el lápiz, para ir agregando notas a medida que recordara las cosas que faltaba hacer antes del baile.

Tenían el gran salón de fiestas que su padre había agregado a la casa muchos años atrás, pero que nunca habían usado con un baile de verdad. A veces organizaban pequeñas fiestas de cumpleaños cuando el clima no les permitía celebrarlo afuera, principalmente para aquellos que cumplían en los meses de frío, pero esta sería la primera vez que recibirían casi cien invitados y tendrían una banda completa, comida y hasta un grupo de mozos extra que contratarían para asistir a los mozos de la familia con las comidas.

Cuando asomó en el enorme salón encontró que las mucamas ya se encontraban limpiándolo. Debían sacudir todo, lustrar y lavar los pisos de cerámicas, también quería que cambiaran las cortinas por unas nuevas cortinas de color rojo que había enviado a hacer especialmente para esa ocasión y debían acomodar las mesas y sillas que había comprado también para las comidas. Irían ubicadas con manteles blancos y unos adornos que incluirían flores.

—Veo que ya lo has organizado todo muy bien —. Se giró hacia su madre cuando esta entró en el salón para hablarle y asintió con una enorme sonrisa—. Todo se ve muy bonito, Lizzie.

—Gracias, mamá y se verá aun mejor en cuanto esté listo.

—No tengo dudas de ello. Me alegra ver que has tomado la iniciativa —. Le acarició la espalda y sonrió. Era bueno saber que Elizabeth podía dirigir el hogar y todo su personal, pues dentro de no muchos años tendría que hacerlo, cuando ella y Jonathan decidieran retirarse para descansar—. ¿Ya tienes también tu vestido?

—Debería estar listo mañana, el sastrero vendrá para hacer la prueba y los últimos ajustes en caso de que sean necesarios. Y he escuchado sobre este nuevo estilista en el periódico y le he enviado un mensaje para que venga a aprontarnos el viernes temprano.

—Supongo que un evento tan elegante como este amerita un buen estilista. Muy bien hecho, Lizzie —. Se giró para dejar el salón y Elizabeth la siguió—. Yo saldré con tu padre a la ciudad, así que estarás a cargo mientras no estoy.

—¿No debería ser Zenia quien esté a cargo?

—Uhm, no...Creo que tu podrás hacerlo bien sin tu hermana ¿o me equivoco? —. Elizabeth negó inmediatamente, aunque le sorprendió. Normalmente, por ser la mayor, Zenia siempre quedaba a cargo de la casa cuando sus padres no estaban—. Bien, asegúrate de que se apeguen todas las estufas, con este calor ya no será necesario tenerlas encendidas y que cambien las flores de los salones, están marchitándose y hacen que el ambiente sea deprimente.

—Sí, mamá. ¿Por qué irán a la ciudad? ¿Sucede algo?

—No, cariño, solo debemos hacer algunos tramites y necesito a tu padre para firmar los papeles. ¿Compórtense ¿de acuerdo? Y que Ada haga sus deberes.

Cuando Olivia se fue hacia la puerta donde Jonathan la esperaba, Elizabeth les despidió agitando su mano y regresó a sus notas una vez quedó sola en el recibidor.

Tenía una larga lista, pero agregó los pedidos de su madre para no olvidarlo: Que los empleados apaguen todas las estufas. Que cambien las flores de los salones. Ada debe hacer sus deberes.

—¿Señor Edgar?

—¿Sí, señorita Elizabeth?

—Necesito que las mucamas apaguen las estufas y las limpien, parece ser que no las estaremos usando de momento —. Edgar asintió con las manos unidas en la espalda—. Y pídale al jardinero nuevas flores para remplazar las que tenemos en el salón, a mamá no le gusta cuando se empiezan a marchitar. La deprimen.

—Por supuesto, señorita Elizabeth.

Edgar se marchó con paso lento debido a su edad y Elizabeth lo miró alejarse y suspiró. Tendría que hablar con su madre sobre Edgar y Charlotte, dolería, pero era momento de buscarles un remplazo para que ambos pudieran retirarse, ya eran dos personas muy mayores para seguir haciendo todo el trabajo que hacían en la mansión.

Subió las escaleras para ir hasta el dormitorio de Adalynn y cuando entró, la encontró acostada en la cama, con el fonógrafo sobre su escritorio y uno de los discos de música sonando en la habitación. Elizabeth cruzó el dormitorio para poder apagar el fonógrafo y Adalynn se enderezó inmediatamente y se dispuso a enojarse.

—¡¿Por qué has hecho eso?!

—¿Hiciste tus deberes?

—Aun no, pero los haré luego.

—Mamá dijo que debes hacerlos ahora, así que nada de música hasta que hayas terminado con eso.

—Puedo escuchar música y hacer los deberes al mismo tiempo.

—No te estarías concentrando si lo hicieras. Has tus deberes o me llevaré el fonógrafo, Ada.

—Ugh, eres peor que mamá —bufó y dejó la cama para agarrar su libro—. Ya lo haré ¿vale?

Dejó el dormitorio de Adalynn y esperó unos minutos para asegurarse de que no volvía a encender el fonógrafo, algo que su hermana era muy capaz de hacer, pero no hizo esa tarde. Tachó la tarea de su lista y pasó a la siguiente; Conseguir el dormitorio de Henry y Nolan.

Así que fue hacia las escaleras y se detuvo en el lobby que unía ambos dormitorios con un pequeño pasillo. Las dos puertas estaban abiertas, pero sus hermanos no parecían estar hablando y Henry iba de salida.

—¿Qué necesitas, Lizzie?

—Que me den el dormitorio. Ethan y yo estamos muy apretados en el mío y ninguno parece tener intenciones de marcharse pronto.

—Pues no, es mi casa también.

—Pero ya tienes treinta años, no deberías, no sé... ¿Ser un hombre independiente?

—Ya tienes veintitrés ¿no deberías tener hijos y un esposo?

—Lo tendré pronto.

—Pero aún no —se burló sacudiendo la cabeza.

Elizabeth rodó los ojos.

—Necesito el dormitorio, por favor, Ethan y yo estamos muy apretados y cuanto antes lo desocupen antes podré empezar con las remodelaciones que quiero hacerle. Pueden tomar el viejo dormitorio de Gwen, es grande.

—Bien, yo tomaré el dormitorio de Gwen, de todas formas, ya no quería tener que compartir.

Henry la pasó de largo para marcharse hacia la ciudad y Elizabeth se giró hacia Nolan con el ceño fruncido.

—¿Sigue sin hablarte? —. Nolan asintió con pesar—. Pero ya ha pasado un mes.

—Lo sé y dudo se le pase pronto. Está celoso porque dice lo he abandonado.

—¿Y lo hiciste? —inquirió y Nolan apartó la mirada—. No pueden separarse por esto, ustedes siempre han sido más unidos que nadie. ¡El gran dúo!

—La gente cambia y crece, Lizzie. Pero te daré el dormitorio y tomaré el de Oliver ¿sí? Solo diles a las mucamas que trasladen nuestras cosas.

Elizabeth asintió no muy convencida con la respuesta que Nolan le había dado respecto a Henry y le vio marcharse también. Al menos había conseguido el dormitorio sin que discutieran, lo cual no habría sido posible si no estuvieran peleados, pero no le gustaba ver a sus hermanos de esa forma. Henry y Nolan siempre habían sido uno solo, tenían un lazo que nadie más compartía y se entendían como si pudieran leer la mente del otro, no era correcto que se pelearan por una mujer...Y Carlie encima...A Elizabeth no le agradaba Carlie.

Echó un vistazo a los dormitorios y rápidamente pudo visualizar como estarían cuando los hubiera remodelado. La puerta daba a un pequeño corredor que conectaba el dormitorio de Nolan en un extremo con el de Henry al otro extremo y la puerta hacia el baño justo frente a la entrada. El cuarto de Nolan pensaba adaptarlo para que fuera el armario de Ethan, quitarían los muebles, cambiaría el tapiz de las paredes y mandaría a hacer unos armarios que cubrieran todas las paredes y unos espejos donde él podría verse al aprontarse. El cuarto de Henry se volvería el cuarto de ambos. Quería quitar las dos paredes que enmarcaban la cama de Henry y remplazarla por una cama de mayor tamaño, traería una mesa para colocar junto al balcón y un sofá cerca de la estufa. Al otro lado del dormitorio estaba el entre armario con la escalera de los empleados. Ahí guardarían mantas, cortinas y otras cosas y al otro lado, adaptaría el viejo dormitorio de Eli para hacerse un boudoir como el que tenía su madre. Y cuando todo estuviera listo, tendrían un gran cuarto con suficiente espacio para sus cosas y todas las comodidades.

Dejó el dormitorio y sonrió al ver a Geordie aproximándose hacia ella.

—Pensé que te habrías marchado con Grayson a la ciudad.

—Sus planes para el viaje no son de mi agrado, visitará el bar y seguramente se pase por el burdel con Floyd y Aiden para despejar sus mentes un rato.

—¿Siguen sin gustarte los burdeles?

—El fuerte aroma a incienso me resulta repulsivo. Te he hecho esto —dijo y le entregó una rosa de papel que había hecho en los últimos minutos—. Es origami, una de mis nuevas obsesiones.

—¿Ya no te interesan los pájaros?

—Sí, pero me he quedado sin más aves para registrar.

—Es una hermosa flor, Geordie. Gracias —. Él asintió y caminó a su lado cuando fueron hacia la escalera—. ¿Crees que estarás bien el viernes por la noche con la fiesta?

—Sí, no es como que no pueda hablar con la gente...Solo elijo evitarlo cuando posible.

—Sé que puedes hacerlo, pero también se que te incomoda y no quiero que te sientas mal.

—Estaré bien, Lizzie. Desde que mamá me confesó lo que tengo todo ha sido más fácil para mí y creo que soy capaz de entenderme de formas que nunca antes pude —. Se detuvo en la puerta de su dormitorio a esperarla mientras ella dejaba la rosa que le había regalado y continuó hablando—. Ya no me siento tan extraño y confundido todo el tiempo y no siento que deba justificar mi comportamiento al mundo. Ahora que sé lo que tengo, mi comportamiento se justifica por sí solo.

—Me alegra que estés mejor, Geordie. ¿Has pensado en conseguirte una bonita muchacha para mantenerte en compañía?

Él frunció el ceño y tardó en responder.

—¿Una pareja te refieres? —. Elizabeth asintió—. Uhm...Sí, lo he pensado...Mucho últimamente. Pero no sé si pueda...

—¿Por qué no?

Se encogió de hombros y caminó junto a ella con la mirada fija en sus pasos mientras Elizabeth le miraba el perfil.

—La realidad que no podemos ignorar es que no soy como ustedes, no soy como la mayoría y mi forma de ser es percibida muchas veces como...fría y grosera. Incluso descortés. Dudo mucho que haya una mujer en el mundo que pueda ver más allá de las apariencias y comprenda que no deseo dañar a nadie, sino que muchas veces lo hago sin darme cuenta.

Elizabeth lo detuvo, tomando suavemente su brazo y él miró hacia el punto donde ella lo sujetaba.

—Las personas no pueden ver las cosas que no les dices, Geordie, pero estoy segura de que si conoces a una muchacha y le explicas porque eres cómo eres, ella podrá entenderlo y te apoyará. No debes estar sólo toda tu vida por ser diferente, hay un lugar en el mundo para todos y amor de sobra para recibir.

Él la miró brevemente a los ojos antes de desviar la mirada hacia la ventana detrás de ella y asintió. Se relajó cuando ella alejó la mano de su brazo y retomaron el camino hacia las otras escaleras de la casa.

—¿Qué hay del contacto físico? Es algo que toda mujer espera recibir de su marido y no podrá sentirse amada si soy incapaz de mirarla...o rechazo su cercanía.

—Sin duda habrá complicaciones, pero creo que, a pesar de tu autismo, eres un hombre excesivamente inteligente, Geordie, hasta puntos inimaginables y con esa inteligencia, serás capaz de darte cuenta qué debes hacer para que la relación funcione. Tal vez debas...dejar ciertas costumbres y arriesgarte a probar cosas nuevas.

Él frunció el ceño y negó.

—¿Cosas nuevas?

—Sí, intenta...intenta acostumbrarte al contacto físico hasta que puedas aceptarlo. No con todo el mundo, pero...Por ejemplo, no te molestas cuando Grayson te abraza o se acerca demasiado a ti como te molestas con todos nosotros y eso es porque eres muy unido con él y te has obligado a aceptar su contacto. Prueba hacer lo mismo con otros.

—Das muy buenos consejos, Elizabeth —confesó sin dejar de asentir y ella sonrió—. Gracias. Haré como dices y probaré nuevas cosas.

Cuando Geordie se marchó en su dirección, Elizabeth volvió a concentrarse en las tareas que tenía en su libreta y volvió al problema de momentos antes. Le faltaba un invitado.

—Zenia ¿puedes quedarte a cargo mientras no estoy? —pidió asomando en la habitación de su hermana.

—Claro ¿a dónde irás? ¿Y mamá?

—Mamá fue a la ciudad con papá y yo necesito encontrar otro invitado para la fiesta y quiero convencer a Harvie y Timmy de que no cancelen —. Se acomodó su sacó y entró en el dormitorio—. Creo que iré a verlos a su casa y luego le preguntaría a Derby si conoce a alguien que pueda venir el viernes.

—¿Quedó algo para hacer?

—No, pero si no regreso para la hora del té y mamá tampoco ha vuelto hay que revisar que hayan limpiado las estufas y cambiado las flores de los salones. 

Continue Reading

You'll Also Like

125K 5.7K 34
Minho más conocido como Lee Know es un mafioso muy famoso por su droga, pero nunca pensó que el Policía Han Jisung lo estaría buscando con sus ayudan...
5.4K 605 15
Dicen que los ojos son el espejo del alma, que una mirada dice más que mil palabras y que la conexión siempre rebaza la realidad. Dicen que el hilo r...
147K 7.6K 40
BORRADOR. 2015-2016. Abby es una chica tranquila con tendencia a ser ermitaña. Vive con su familia en Nueva York y, lamentablemente, es la vecina de...
125K 17.1K 78
TRANSMIGRAR A OTRO MUNDO PARA REESCRIBIR MI VIDA (TITULO ALTERNATIVO) CAPÍTULOS 620 (NOVELA ORIGINAL) TITULO ORIGINAL: LA TRANSMIGRACIÓN DE LIBROS CA...