KOOKGI : DESPUÉS

By yoonttom

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De lo único de lo que estoy seguro es de que mi vida y mi corazón jamás volverán a ser los mismos. No después... More

PRÓLOGO
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By yoonttom

ㅡEsto... ¿Dónde está Momo? ㅡIntento que mi tono suene autoritario, pero mi voz surge más como un alarido.

Hago el intento de cubrir mi pecho desnudo con la ropa humeda con una mano, y con la otra sujeto bien la toalla. El chico me mira y las comisuras de sus labios se curvan ligeramente hacia  arriba, pero no dice nada.

ㅡ¿No me has oído? Te he preguntado dónde está Momo ㅡrepito, intentando sonar algo más amable esta vez.

La expresión de su rostro se intensifica y finalmente farfulla:

ㅡNo lo sé. ㅡY se vuelve hacia la pequeña pantalla plana que hay sobre la cómoda de Momo.

« ¿Qué está haciendo aquí? ¿Es que no tiene su propia habitación? » Me muerdo la lengua para intentar guardarme mis groseros comentarios.

ㅡVale. Bueno, ¿te importaría... irte o algo para que pueda vestirme?

Ni siquiera se ha dado cuenta de que estoy envuelto en una toalla a medio cubrir. O tal vez sí, pero le da lo mismo.

ㅡNo seas tan creído, no pienso mirarte ㅡme suelta, y se vuelve y se cubre la cara con las manos.

Tiene un pronunciado acento que no había notado antes. Probablemente porque ni siquiera se dignó hablarme el día anterior.

Sin saber muy bien cómo responder a su grosería, resoplo y me dirijo a la cómoda. Tal vez es heterosexual, y quizá es a eso a lo que se ha referido con lo de « no pienso mirarte». Es eso, o que me encuentra poco atractivo. Me pongo rápidamente unos bóxers, después una sencilla camiseta y unos pantalones de buzo.

ㅡ¿Has acabado ya? ㅡpregunta agotando la poca paciencia que me quedaba.

ㅡ¿Por qué eres tan desagradable? Yo no te he hecho nada. ¡¿Qué coño te pasa?! ㅡgrito mucho más alto de lo que pretendía hacerlo.


Sin embargo, a juzgar por la sorpresa que se refleja en el rostro del intruso, mis palabras han surtido el efecto deseado. Me observa en silencio durante unos momentos. Espero una disculpa por su parte..., pero de repente se echa a reír.

Tiene una risa profunda, y casi sería un sonido encantador si él no fuese tan antipático. Unos hoyuelos aparecen en sus mejillas mientras continúa desternillándose, y yo me siento como un idiota absoluto, sin saber muy bien qué decir o qué hacer. No me gustan los conflictos, y este chico tiene pinta de ser la última persona con la que me interesa iniciar una pelea.

La puerta se abre entonces y Momo irrumpe en la habitación.

ㅡSiento llegar tarde. Tengo una resaca de mil demonios ㅡanuncia dramáticamente, y nos mira a ambosㅡ. Perdón, Yoon, olvidé decirte que JungKook se pasaría por aquí ㅡdice, y se encoge de hombros a modo de disculpa.

Me gustaría pensar que Momo y yo podemos llegar a un acuerdo de convivencia, e incluso establecer una especie de amistad, pero con su elección de amistades y sus juergas nocturnas, ya no lo tengo tan claro.

ㅡTu novio es un grosero. ㅡLas palabras escapan de mi boca antes de que pueda detenerlas.

Momo mira al chico. Y entonces ambos se echan a reír. ¿Por qué no para de reírse de mí esta gente? Están empezando a tocarme las narices.

ㅡ¡JungKook Jeon no es mi novio! ㅡexclama ella muerta de risa. Se relaja un poco, se vuelve hacia el tal JungKook y lo mira con el ceño fruncidoㅡ. ¿Qué le has dicho? ㅡDespués me mira a míㅡ: JungKook tiene una... una manera muy particular de conversar.

Genial. Así que básicamente lo que quiere decir es que JungKook es, sencillamente, una persona grosera por naturaleza. El nombrado se encoge de hombros y cambia de canal con el mando que tiene en la mano.

ㅡEsta noche hay una fiesta; deberías venir con nosotros, YoonGi ㅡme dice ella.

Ahora ha llegado mi turno de reír.

ㅡNo me van mucho las fiestas. Además, tengo que ir a comprar algunas cosas para mi escritorio y mis paredes.

Miro a JungKook, que, por supuesto, actúa como si ninguno de los dos estuviésemos presentes.

ㅡVenga..., ¡es sólo una fiesta! Ahora estás en la universidad, una fiesta no te hará daño ㅡinsiste Momoㅡ. Oye, y ¿cómo vas a ir a comprar? Creía que no tenías coche.

ㅡIba a coger el autobús. Además, no puedo ir a una fiesta, no conozco a nadie todavía ㅡdigo, y JungKook se ríe de nuevo, indicándome de manera sutil que prestará sólo la suficiente atención como para mofarse de míㅡ. Pensaba quedarme a leer y a hablar con Jimin por teléfono.

ㅡ¡Ni se te ocurra coger el autobús un sábado! Van a tope. Él puede llevarte de camino a casa..., ¿verdad, JungKook? Y en la fiesta estaré yo, y a mí sí que me conoces. Venga, ven..., por favor... ㅡUne las manos dramáticamente como si me lo estuviera rogando.

Sólo hace un día que la conozco, ¿debería fiarme de ella? Entonces me viene a la cabeza lo que mi madre me advirtió sobre las fiestas. Momo parece bastante agradable, por la poca interacción que he tenido con ella, pero ¿una fiesta?

ㅡNo lo sé... y, no, no quiero que JungKook me lleve en coche a la tienda ㅡdigo.

Él se da la vuelta sobre la cama de Momo con una expresión burlona.

ㅡ¡Ay, qué pena! Estaba deseando pasar el rato contigo ㅡresponde secamente y de una manera tan sarcástica que me dan ganas de tirarle un libro a su cabeza rizadaㅡ. Venga, Momo, sabes que este chico no va a aparecer por la fiesta ㅡdice riéndose con su marcado acento.

Mi lado curioso, que es bastante grande, se muere por preguntarle de dónde es. Pero mi lado competitivo quiere demostrar que este engreído insufrible se equivoca.

ㅡPues ahora que lo dices, sí, iré ㅡreplico con la sonrisa más dulce que consigo esbozarㅡ. Será divertido.

JungKook sacude la cabeza con incredulidad y Momo chilla de alegría y me envuelve con sus brazos para darme un fuerte apretón.

ㅡ¡Bien! ¡Lo pasaremos genial! ㅡexclama.

Y una gran parte de mí empieza a rezar para que tenga razón. Siento un gran alivio cuando JungKook se marcha por fin para que Momo y yo podamos hablar de la fiesta. Necesito más detalles para calmar mis nervios, y tenerlo a él cerca no ayuda.

ㅡY... ¿Dónde es esa fiesta? ¿Se puede ir andando? ㅡle pregunto intentando sonar lo más tranquilo posible mientras coloco mis libros ordenadamente en la estantería.

ㅡTécnicamente, es una fiesta de fraternidad, y acudirá una de las fraternidades más importantes. ㅡAbre la boca como un pez mientras se aplica más rímel en las pestañasㅡ. Se celebra fuera del campus, así que no iremos andando, pero Chan vendrá a recogernos.

Me alegro de que no sea JungKook, aunque sé que también irá. La idea de ir en un coche con él me resulta insoportable. ¿Por qué es tan grosero? En todo caso, debería estar agradecido de que no lo juzgue por la manera en la que ha destruido su cuerpo con tantos agujeros y tatuajes. Vale, puede que lo esté juzgando un poco, pero al menos no en su cara. Al menos yo respeto nuestras
diferencias.

En mi casa, los tatuajes y los piercings no son algo normal. Siempre he llevado el pelo peinado, sin uno solo que me cubra la vista y la ropa limpia y planchada. La verdad es ésa.

ㅡ¿Me oyes? ㅡme pregunta Momo interrumpiendo mis pensamientos.

ㅡPerdona..., ¿qué? ㅡNo me había dado cuenta de que mi mente se había desviado hasta el chico grosero.

ㅡHe dicho que vamos a prepararnos. Quiero que me ayudes a elegir qué ponerme ㅡdice.

Los vestidos que selecciona son tan poco apropiados que no paro de mirar a mi alrededor buscando una cámara oculta y de esperar que de repente alguien aparezca de ninguna parte y me diga que todo ha sido una broma. Hago una  mueca de horror al verlos todos y ella se ríe. Al parecer, le hace gracia que no me gusten. El vestido (o, mejor dicho, el harapo) que elige al final es una rejilla negra que deja ver el sujetador. Lo único que evita que enseñe todo el cuerpo son unas bragas asimismo negras. La falda apenas llega a cubrirle la parte superior de los muslos, y ella no para de subirse más la tela para mostrar más pierna, y luego tira de la parte superior hacia abajo para mostrar más escote. Los tacones de sus zapatos miden al menos diez centímetros de altura. Se recoge el pelo negro como el carbón en un moño desenfadado con algunos mechones sueltos que caen sobre sus hombros y se pinta una gruesa raya en los ojos con lápiz negro. No creía que fuera posible ponerse más eyeliner del que ya luce habitualmente.

ㅡ¿Te dolieron los tatuajes? ㅡpregunto mientras saco mis vaqueros color crema, una polera blanca y mis zapatillas favoritas del mismo color.

ㅡEl primero que me hicieron sí, pero no tanto como la gente cree. Es como un montón de picaduras de abeja ㅡdice sin darle mayor importancia.

ㅡEso suena horrible ㅡcontesto, y se echa a reír.

Entonces pienso que probablemente yo le resulte tan raro como ella a mí. Y el hecho de que ambos seamos extraños para el otro se me hace curiosamente reconfortante. Se queda boquiabierta al ver mi polera.

ㅡNo irás a ponerte eso, ¿verdad? ㅡdeslizo la mano por la tela.

Es el conjunto más bonito que tengo, es mi preferido, y la verdad es que no tengo muchos.

ㅡ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo? ㅡpregunto, intentando ocultar lo ofendido que me siento.


ㅡNada..., sólo que... cubre demasiado ㅡdice.

ㅡPuedo quitarme la polera, y quedarme con la camiseta. ㅡno sé si es consciente de que me ha ofendido o no, pero no quiero que lo sepa.

ㅡEs bonito ㅡañadeㅡ. Es sólo que me parece demasiado universitario para una fiesta. Si quieres, te presto una que otra cosilla que ha dejado Chan ㅡdice con toda la sinceridad del mundo.


Me encojo ante la idea de intentar embutirme en atuendos que probablemente tengan más agujeros que los de los brazos y cuello. Aunque comparando el tamaño de Chan y el mío, de seguro me quedara grande.

ㅡGracias, Momo, pero prefiero llevar éste ㅡdigo.

ㅡBien, ¿Quieres que te preste un poco de maquillaje? ㅡpregunta Momo, y yo me miro al espejo de nuevo.

Mis ojos siempre parecen pequeños y rasgados para mi cara, pero prefiero llevar cuanto menos maquillaje mejor, normalmente sólo me aplico algo de brillo de labios.

ㅡ¿Me pinto un poco la raya? ㅡdigo, poco convencido.


Con una sonrisa, Momo me pasa tres lápices: uno morado, uno negro y uno marrón. Los hago rodar entre mis dedos y dudo entre el negro y el marrón.

ㅡEl morado quedaría genial con tu color de ojos ㅡobserva, y yo sonrío pero niego con la cabezaㅡ. Tienes unos ojos extraordinarios. ¿Nos los cambiamos? ㅡbromea.

Sin embargo, ella tiene unos preciosos ojos verdes, ¿por qué iba a querer cambiármelos? Cojo el lápiz negro y me pinto una línea lo más fina posible alrededor de los ojos. Momo sonríe con orgullo. Entonces, su móvil empieza a vibrar y lo saca del bolso.


ㅡChan ya está aquí ㅡdice.


Cojo mi teléfono y me aliso la camiseta. Chan nos espera delante del edificio, con la música heavy sonando a todo volumen a través de las ventanas abiertas de su coche. No puedo evitar mirar a todas partes para ver si alguien nos está observando. Agacho la cabeza y, cuando levanto la vista, veo a JungKook sentado en el asiento delantero. Debía de estar agachado cuando hemos salido. « En fin...»

ㅡPreciosuras ㅡnos saluda Chan.

JungKook me mira mientras me meto en el coche detrás de Momo, y acabo sentado justo detrás de él.

ㅡEres consciente de que vamos a una fiesta de fraternidad, no al cumple de tu madre, ¿verdad, Yoonie? ㅡdice.

Miro el retrovisor derecho y veo una sonrisa burlona en su cara.

ㅡNo me llames así, por favor. ㅡle aviso.

El apodo me recuerda a mi padre, y preferiría no oírlo.

—Claro, Yoonie –replica.

Me dejo caer contra el respaldo y pongo los ojos en blanco. Decido no seguir discutiendo con él. No merece la pena.

Me quedo mirando por la ventana, intentando bloquear el estruendo de la música mientras avanzamos. Finalmente, Chan aparca al lado de una calle bulliciosa repleta de casas enormes y aparentemente idénticas. El nombre de la fraternidad está escrito en letras negras, pero no distingo las palabras porque las enredaderas que trepan por la enorme vivienda que tenemos delante las ocultan. Largas tiras de papel higiénico se extienden por toda la casa blanca, y el ruido que emana desde el interior pone la guinda a la estereotípica casa de la fraternidad.

ㅡEs enorme. ¿Cuánta gente habrá aquí? ㅡdigo tragando saliva.

El jardín está lleno de chicos y chicas con vasos rojos de plástico en la mano, y algunos de ellos están bailando, directamente ahí, sobre el césped. Me siento totalmente fuera de lugar.

ㅡUn montón. Vamos ㅡresponde Jungkook al tiempo que baja del coche y cierra dando un portazo.

Desde el asiento de atrás veo cómo varias personas chocan o le dan la mano a Chan, pasando de Jungkook. Lo que me sorprende es que los demás no están repletos de tatuajes como él, Chan y Momo. A lo mejor, después de todo, voy a poder hacer algunos amigos esta noche.

ㅡ¿Vienes? ㅡMomo me sonríe, abre la puerta y sale del coche.

Asiento casi para mí mismo, salgo a mi vez y me aliso la camiseta de nuevo.

JungKook ya ha entrado en la casa y ha desaparecido de mi vista, cosa que me parece estupenda, porque quizá ya no tenga que volver a verlo en lo que queda de noche. Teniendo en cuenta la cantidad de personas que hay en este lugar, seguramente no lo haga. Sigo a Momo y a Chan hacia el atestado salón y me entregan un vaso rojo. Me vuelvo para rechazarlo con un educado « No, gracias», pero es demasiado tarde, y no tengo ni idea de quién me lo ha dado. Lo dejo sobre una superficie y sigo recorriendo la casa con ellos. Nos detenemos cuando llegamos junto a un grupo de gente apiñada alrededor de un sofá; doy por hecho que son los amigos de Momo, dada su apariencia. Todos llevan tatuajes, como ella, y están sentados en fila en el sofá.

Por desgracia, JungKook está sentado en uno de los brazos, pero evito mirarlo mientras Momo me presenta al grupo.

—Éste es Yoongi, mi compañero de habitación. Llegó ayer, así que quiero que se lo pase bien en su primer fin de semana en la WCU –explica.

Uno por uno, me saludan con la cabeza o me sonríen. Todos ellos parecen simpáticos, excepto JungKook, por supuesto.

Un chico muy atractivo con la piel acanelada me tiende la mano y estrecha la mía. La tiene algo fría por la bebida que estaba sosteniendo, pero su sonrisa es cálida. La luz se refleja en su boca, y me parece atisbar algo de metal en su lengua, pero cierra los labios demasiado rápido como para estar seguro.

ㅡSoy TaeHyung. ¿Cuál es tu especialidad? ㅡme pregunta.

Advierto que repasa con la mirada mi recatada vestimenta y sonríe ligeramente pero no dice nada.

ㅡFilología ㅡdigo sonriendo con orgullo.

JungKook resopla en señal de burla, pero finjo no oírlo.

ㅡGenial ㅡdice TaeHyungㅡ. A mí me van las flores. ㅡSe echa a reír y yo me río también.

«¿Las flores? ¿Qué demonios significa eso?»

ㅡ¿Quieres tomar algo? ㅡañade antes de que pueda preguntarle por lo de las flores.

ㅡNo, no bebo ㅡcontesto, y él intenta ocultar su sonrisa.

ㅡTenía que ser Momo quien trajera al señorito remilgado a una fiesta ㅡdice entonces entre dientes una chica menuda con el pelo rosa.

Finjo no oírla para evitar cualquier tipo de enfrentamiento. ¿«Señorito Remilgado»? Yo no soy en absoluto remilgado, pero me he esforzado y he estudiado mucho para llegar a donde estoy y, puesto que mi padre nos abandonó, mi madre ha estado trabajando toda su vida para asegurarse de que yo tenga un buen futuro.

ㅡVoy a tomar un poco el aire ㅡdigo, y giro sobre mis talones para marcharme.

Tengo que evitar escenitas en las fiestas a toda costa. No quiero crearme enemigos cuando aún no tengo ningún amigo.

ㅡ¡¿Quieres que vaya contigo?! ㅡgrita Momo a mis espaldas.

Niego con la cabeza y me dirijo a la puerta. Sabía que no debería haber venido. Debería estar en pijama, acurrucado con una novela ahora mismo. O podría estar hablando por teléfono con Jimin, a quien echo muchísimo de menos. Incluso dormir sería mejor opción que estar sentado fuera de esta horrible fiesta rodeado de un montón de extraños borrachos. Decido mandarle un mensaje a Jimin y me acerco a un rincón del jardín que parece menos masificado.

Te echo de menos. De momento, la universidad no me está resultando muy divertida.

Le doy a « Enviar » y me siento en un muro bajo de mampostería para esperar su respuesta. Un grupo de chicas borrachas pasan por delante de mí, entre risitas y tropezando con sus propios pies.

Jimin responde al instante:

¿Por qué no? Yo también te echo de menos, Yoon. Ojalá pudiera estar ahí contigo.

Sonrío al leer sus palabras.

ㅡ¡Mierda, perdona! ㅡdice una voz masculina, y un segundo después siento cómo un líquido frío empapa la parte delantera de mi camiseta. El tipo tropieza, se incorpora y se apoya contra el muro bajoㅡ. Lo siento, de verdad ㅡfarfulla, y se sienta.

Esta fiesta va de mal en peor. Primero esa chica me llama remilgado, y ahora tengo la camiseta empapado con sabe Dios qué clase de alcohol. Y apesta. Suspiro, cojo mi móvil y entro en la casa en busca de un cuarto de baño. Me abro paso entre el atestado vestíbulo y pruebo a abrir todas las puertas que me encuentro por el camino, pero están todas cerradas. Intento no pensar en qué está haciendo la gente en esas habitaciones.

Me dirijo al piso de arriba y continúo mi búsqueda del baño. Por fin, una de las puertas se abre. Por desgracia, no es un baño. Es un dormitorio y, para mayor desgracia para mí, JungKook está tumbado sobre la cama, con la chica del pelo rosa a horcajadas sobre su regazo, cubriéndole la boca con la suya.

La chica se vuelve y me mira mientras yo intento mover los pies, pero éstos no me obedecen.

ㅡ¿Puedo ayudarte en algo? ㅡpregunta con cinismo.

JungKook se incorpora, con ella todavía sobre su torso. Su rostro no refleja diversión ni vergüenza. Debe de hacer estas cosas constantemente. Debe de estar acostumbrado a que lo sorprendan en casas de fraternidades practicando sexo con chicas extrañas.

ㅡEsto..., no. Perdón, yo... Estoy buscando un baño, alguien me ha tirado la bebida encima ㅡme explico rápidamente.

Qué situación tan incómoda. La chica pega la boca contra el cuello de JungKook y aparto la mirada. Estos dos son tal para cual. Ambos tatuados y ambos groseros.

ㅡMuy bien ㅡdiceㅡ. Pues sigue buscando.

Pone los ojos en blanco y yo asiento y salgo de la habitación. Cuando la puerta se cierra, apoyo la espalda contra ella. Hasta ahora, la universidad no está resultando ser nada divertida. No consigo comprender cómo una fiesta como ésta puede considerarse algo divertido. En lugar de intentar encontrar el baño, decido ir a buscar la cocina y lavarme allí. Lo último que quiero es abrir otra puerta y ver a más universitarios borrachos y con las hormonas a flor de piel unos sobre otros. De nuevo.

Encuentro la cocina con bastante facilidad, pero se encuentra plagada de gente, ya que la mayor parte del alcohol está en cubos con hielo sobre la encimera, y las cajas de pizza están apiladas sobre los bancos. Tengo que estirar el brazo por encima de una chica morena que está vomitando en la pila para coger un poco de papel absorbente y mojarlo. Mientras me lo paso por la camiseta, las pequeñas fibras blancas de celulosa del papel barato cubren la parte mojada, empeorando el problema. Frustrado, gruño y me apoyo contra la encimera.

ㅡ¿Lo estás pasando bien? ㅡpregunta Chan mientras se acerca a mí.

Me alivia ver una cara familiar. Me sonríe con dulzura y da un sorbo a su bebida.

ㅡNo mucho... ¿Cuánto suelen durar estas fiestas?

ㅡToda la noche... y la mitad del día siguiente. ㅡSe ríe, y yo me quedo boquiabierto.

¿Cuándo querrá irse Momo? Espero que pronto.

ㅡUn momento ㅡdigo empezando a ponerme nerviosoㅡ. ¿Quién va a llevarnos de vuelta a la residencia? ㅡle pregunto, consciente de que tiene los ojos inyectados en sangre.

ㅡNo lo sé... Puedes conducir tú mi coche si quieres ㅡrepone.

ㅡEres muy amable, pero no puedo conducir tu coche. Si tenemos un accidente o me para la policía con menores de edad ebrios en el vehículo, me metería en un buen lío. ㅡYa me estoy imaginando la cara de mi madre sacándome de la cárcel.

ㅡNo, no, es un trayecto corto. Deberías coger mi coche. Tú no has bebido. De lo contrario, tendrás que quedarte aquí. O, si lo prefieres, pregunto por ahí a ver si alguien...

ㅡNo te preocupes. Me las apañaré ㅡconsigo decir antes de que alguien suba el volumen de la música y no se oiga nada más que un bajo y unas letras que son prácticamente berridos.

Conforme va avanzando la noche, veo cada vez más claro que mi decisión de venir a esta fiesta ha sido un gran error.
















Por fin, después de preguntarle a Chan a gritos como unas diez veces dónde está Momo, empieza una canción más tranquila y él asiente y se echa a reír. Levanta la mano y señala hacia la habitación de al lado. Es un chico muy simpático, no entiendo por qué se relaciona con JungKook.

Me vuelvo en la dirección que me ha indicado y lo único que oigo es mi grito sofocado al verla. Está bailando con dos chicas sobre la mesa del salón. Un tipo borracho se sube también y empieza a agarrarla de las caderas. Espero que ella le aparte las manos, pero se limita a sonreír y a restregar el trasero contra él.

«Genial.»

ㅡSólo están bailando, YoonGi ㅡdice Chan, y suelta una risita al ver mi expresión de inquietud.

Pero no «sólo están bailando» ; se están manoseando y restregando el uno contra el otro.

ㅡSí..., lo sé ㅡrespondo, y me encojo de hombros, aunque no es algo tan inocente para mí.

Yo nunca he bailado de esa manera, ni siquiera con Jimin, y llevamos saliendo dos años. ¡Jimin! Me llevo la mano al bolso y compruebo mis mensajes.

¿Estás ahí, Yoon?
¿Estás bien?
¿Yoongi? ¿Llamo a tu madre? Estoy
empezando a preocuparme.

Lo llamo con la mayor celeridad que me permiten mis dedos, rezando para que no haya llamado a mi madre todavía. No me contesta, pero le mando un mensaje para asegurarle que estoy bien y que no es necesario que la llame. Se volverá loca como piense que me ha pasado algo en mi primer fin de semana en la universidad.

ㅡ¡Eeehhh..., Yoongi! ㅡexclama Momo arrastrando las palabras, y apoya la cabeza sobre mi hombroㅡ. ¿Lo estás pasando bien, compi? ㅡLe da la risa tonta, y es evidente que está demasiado ebriaㅡ. Creo que... necesito... La habitación me da cuentas, Yoon..., digo, vueltas ㅡdice riéndose, y su cuerpo se inclina violentamente hacia adelante.

ㅡVa a vomitar ㅡle digo a Chan, quien asiente, la coge y se la echa sobre el hombro.

ㅡSígueme ㅡme indica, y se dirige al piso superior.

Abre una puerta a mitad del pasillo y resulta ser el baño, por supuesto. Justo cuando la deja en el suelo junto al retrete, mi compañera empieza a vomitar. Aparto la mirada, pero le sujeto el pelo negro para retirárselo de la cara.

Por fin, después de más vómitos de los que soy capaz de soportar, se detiene, y Chan me pasa una toalla.

ㅡVamos a llevarla a la habitación que hay al otro lado del pasillo y a tumbarla sobre la cama. Tiene que dormir la mona ㅡdice.

Asiento, pero en lo que estoy pensando en realidad es en que no puedo dejarla ahí sola, inconsciente.

ㅡPuedes quedarte ahí también ㅡañade él, como si me leyera la mente.

Juntos, la levantamos del suelo y la ayudamos a caminar por el pasillo hasta un dormitorio oscuro. Tumbamos con cuidado a Momo sobre la cama mientras ella gruñe, y Chan se apresura a marcharse y me dice que vendrá a ver cómo estamos dentro de un rato. Me siento en la cama al lado de Momo y me aseguro de que tenga bien apoyada la cabeza.

Sobrio, con una chica borracha a mi lado en una fiesta en su pleno apogeo, siento que he tocado un nuevo fondo. Enciendo una lámpara e inspecciono el cuarto. Mi vista repara inmediatamente en las estanterías de libros que cubren una de las paredes. Esto me anima y me acerco para ojear los títulos.

Quienquiera que posea esta colección, es impresionante; hay muchos clásicos, toda una variedad de diferentes tipos de libros, incluidos mis favoritos. Al ver Cumbres Borrascosas, lo saco de la estantería. Está muy deteriorado y la encuadernación revela la infinidad de veces que lo han abierto.

Me quedo tan absorto leyendo las palabras de Emily Brontë que ni siquiera me percato del cambio en la luz cuando la puerta se abre ni de la presencia de una tercera persona en el cuarto.

ㅡ¿Qué coño haces tú en mi habitación? ㅡgruñe una voz furiosa a mis espaldas.

Reconozco ese acento.

Es JungKook.

ㅡTe he preguntado qué coño haces en mi habitación ㅡrepite con la misma rudeza que la primera vez.

Me vuelvo y veo sus largas piernas acercándose a mí. Me quita el libro de las manos y lo coloca de nuevo en la estantería.

La cabeza me da vueltas. Creía que esta fiesta no podía ir a peor, pero aquí estoy, pillado in fraganti en el espacio personal de JungKook. Se aclara la garganta de manera grosera y empieza a menear la mano delante de mi cara exigiéndome una explicación.

ㅡChan ha dicho que trajésemos a Momo aquí... ㅡrespondo con un hilo de voz apenas audible. Él se acerca más y suspira sonoramente. Señalo su cama y sus ojos siguen la dirección de mi mano ㅡHa bebido demasiado y Chan ha dicho...

ㅡYa te he oído la primera vez. ㅡSe pasa la mano por el pelo alborotado, claramente contrariado.

¿Qué más le da que estemos en su habitación? Un momento...

ㅡ¿Perteneces a esta fraternidad? ㅡle pregunto, incapaz de ocultar el tono de sorpresa de mi voz.

JungKook no tiene para nada el aspecto que imaginaba que tendría un miembro de una fraternidad.

ㅡSí, ¿por? ㅡreplica, y se acerca otro paso. El espacio que nos separa es ahora de medio metro y, cuando intento alejarme de él, mi espalda golpea la bibliotecaㅡ. ¿Tanto te sorprende, Yoonie?

ㅡDeja de llamarme Yoonie.

Me tiene acorralado.

ㅡEs tu nombre, ¿no? ㅡSonríe con malicia, de repente de mejor humor.

Suspiro y me doy la vuelta, con lo que quedo de cara al muro de libros. No sé muy bien para qué, pero necesitaba apartarlo de mi vista para no darle una bofetada. O para no echarme a llorar. Ha sido un día muy largo, así que probablemente acabaría llorando antes de abofetearlo. Y menudo ridículo haría entonces.

Me vuelvo otra vez y paso por su lado.

ㅡNo puede quedarse aquí ㅡdice.

Cuando me doy la vuelta, veo que tiene el pequeño aro que atraviesa su labio inferior entre los dientes. ¿Qué lo llevó a perforarse el labio y la ceja? Eso debió de doler..., aunque el pequeño metal destaca lo carnosos que son sus labios.

ㅡ¿Por qué no? Creía que erais amigos.

ㅡY lo somos ㅡdiceㅡ pero nadie se queda en mi habitación.

Cruza los brazos sobre el pecho y, por primera vez desde que lo conozco, distingo la forma de uno de sus tatuajes. Es una flor, estampada en medio de su antebrazo. ¿JungKook con un tatuaje de una flor? El diseño en negro y gris parece una rosa desde la distancia, pero hay algo que rodea la flor que le arrebata la belleza e infunde oscuridad a la delicada forma.

Cabreado suelto una carcajada.

ㅡAh..., ya veo. ¿De modo que sólo las chicas que se lo montan contigo pueden entrar en tu cuarto?

Conforme las palabras salen de mi boca, su sonrisa se va intensificando.

ㅡÉse no era mi cuarto. Pero si lo que intentas decir es que quieres montártelo conmigo, lo siento, no eres mi tipo ㅡreplica.

Sus palabras hieren mis sentimientos. JungKook no es en absoluto mi tipo, pero yo jamás le diría algo así.

ㅡEres un... eres un... ㅡNo encuentro las palabras para expresar mi enfado. La música que atraviesa las paredes me agobia. Me siento avergonzado, cabreado y cansado de la fiesta. Discutir con él no merece la penaㅡ. En fin..., pues llévala tú a otro cuarto. Ya me las apañaré para volver a la residencia ㅡdigo, y me dirijo a la puerta.

Mientras salgo y cierro tras de mí, incluso a pesar del ruido de la música, oigo la burla de JungKook:

Buenas noches, Yoonie.















C

uando llego a la escalera no puedo evitar que las lágrimas rueden por mis mejillas. Por el momento detesto la universidad, y eso que ni siquiera han comenzado las clases. ¿Por qué no podía tocarme una compañera de habitación que se pareciese un poco más a mí? A estas horas ya debería estar durmiendo, preparándome para el lunes. Esta clase de fiestas no van conmigo, y desde luego no quiero relacionarme con este tipo de gente. Momo me cae bien, pero no quiero tener que enfrentarme a escenas como ésta y a personas como JungKook. Ese chico es un misterio para mí; ¿por qué tiene que comportarse siempre como un capullo? Pero entonces pienso en los libros de su pequeña biblioteca. ¿Para qué los tiene? Es imposible que un capullo tatuado, irrespetuoso y grosero como él pueda disfrutar de esas magníficas obras. La única cosa que me lo imagino leyendo es la etiqueta de una botella de cerveza.

Mientras me seco las mejillas húmedas me doy cuenta de que no tengo ni idea de dónde se encuentra esta casa, ni de cómo volver a la residencia. Cuanto más pienso en mi decisión de esta noche, más frustrado y angustiado me siento. Debería haberlo pensado bien; ésa es precisamente la razón por la que me gusta planearlo todo, para que no pasen estas cosas. La casa sigue abarrotada, y la música está demasiado alta. No encuentro a Chan por ninguna parte; ni a TaeHyung.

Tal vez debería buscar una habitación cualquiera en el piso de arriba y echarme a dormir en el suelo. Hay al menos quince habitaciones, y con un poco de suerte a lo mejor encuentro una vacía. A pesar de mis esfuerzos por ocultar mis emociones, no lo consigo, y no quiero derrumbarme y que todo el mundo me vea así. Doy media vuelta, me meto en el baño donde ha vomitado Momo y me siento en el suelo con la cabeza entre las rodillas. Llamo a Jimin de nuevo, y esta vez responde al segundo tono.

ㅡ¿YoonGi? Es tarde, ¿estás bien? ㅡdice medio adormilado.

ㅡSí. No. He ido a una estúpida fiesta con mi compañera de habitación y ahora estoy atrapado en la casa de una fraternidad sin un sitio donde dormir y no tengo manera de llegar a la residencia ㅡsollozo a través de la línea.

Sé que mi problema no es de vida o muerte, pero me siento tremendamente frustrado conmigo mismo por haberme metido en esta situación tan agobiante.

ㅡ¿Una fiesta? ¿Con esa chica tatuada? ㅡdice sorprendido.

ㅡSí, con Momo. Pero en este momento está inconsciente.

ㅡPero ¿cómo se te ocurre salir con ella? Es tan... Bueno, no es alguien con quien tú te relacionarías habitualmente ㅡdice, y el tono de reproche que destila su voz me irrita.

Quería que me dijera que todo irá bien, que mañana será otro día..., algo positivo, y que me animara, no algo tan sentencioso y severo.

ㅡPues a eso me refiero, Jimin... ㅡSuspiro, pero entonces alguien intenta abrir la puerta del baño y me pongo en guardiaㅡ. ¡Un momento! ㅡgrito a la persona que está fuera.

Me seco los ojos con un poco de papel higiénico, pero sólo consigo emborronarme aún más la raya del ojo. Ésta es justo la razón por la que nunca suelo maquillarme.

ㅡAhora te llamo; alguien necesita entrar en el baño ㅡle digo a Jimin, y cuelgo antes de que proteste.

La persona que está al otro lado de la puerta empieza a aporrearla, y yo gruño y me apresuro a abrirla, secándome los ojos de nuevo.

ㅡ¡He dicho un mom...!

Me detengo al instante al encontrarme de frente con unos penetrantes ojos verdes.

Al observar esos magníficos ojos verdes, de repente me doy cuenta de que no había reparado en su color anteriormente. Y entonces me doy cuenta también de que es porque JungKook no había establecido contacto visual conmigo hasta ahora. Tiene unos ojos increíbles, profundos y, ahora mismo, de sorpresa. Aparta la mirada rápidamente cuando paso por su lado. Me agarra del brazo y trata de meterme de nuevo dentro.

ㅡ¡No me toques! ㅡgrito soltándome de un tirón.

ㅡ¿Has estado llorando? ㅡpregunta en tono curioso. Si no fuese JungKook, hasta pensaría que se preocupa por mí.

ㅡDéjame en paz.

Se coloca delante de mí, y su alta figura bloquea mis movimientos. No puedo seguir soportando por más tiempo sus jueguecitos, esta noche no.

ㅡJungKook, por favor. Te lo estoy suplicando y, si tienes la más mínima decencia, me dejarás estar. Guárdate la mezquindad que vayas a decir para mañana. Por favor. ㅡMe da igual que perciba la vergüenza y la desesperación que transmite mi voz. Necesito que me deje en paz.

Una chispa de confusión se refleja en su mirada antes de abrir la boca. Se queda observándome durante un instante antes de hablar.

ㅡHay una habitación al final del pasillo donde puedes dormir. He llevado a Momo allí ㅡse limita a decir.

Espero un segundo a que suelte algo más, pero no lo hace. Simplemente me mira.

ㅡVale ㅡdigo en voz baja, y se aparta de mi camino.

ㅡEs la tercera puerta a la izquierda ㅡme indica. Después se marcha por el pasillo y desaparece en su cuarto.

¿A qué demonios ha venido eso? ¿JungKook sin nada grosero que decir? Sé que me espera una buena como me lo encuentre mañana.

La tercera habitación a la izquierda es un dormitorio sencillo, mucho más pequeño que el de JungKook, y tiene dos camas. Se parece más a las de la residencia que al amplio espacio del que disfruta él aquí. Tal vez sea el líder o algo así. La explicación más lógica es que todo el mundo lo teme y que ha conseguido la habitación más grande a base de amedrentar a los demás. Momo yace tumbada en la cama que está más próxima a la ventana, de modo que me quito las zapatillas y la cubro con una manta antes de cerrar la puerta con el pestillo y de tumbarme en la otra.

Me quedo dormido dándole vueltas a un montón de pensamientos, y las imágenes de rosas sombrías y de unos ojos verdes furiosos inundan mis sueños.















Al despertarme necesito un momento para recordar los acontecimientos de la noche anterior que me llevaron a este extraño dormitorio. Momo sigue dormida, roncando sonoramente con la boca abierta. Decido esperar a averiguar cómo vamos a volver a la residencia antes de despertarla. Me pongo rápidamente los zapatos, cojo el móvil y salgo del cuarto.

¿Debería llamar a la puerta de JungKook o intentar buscar a Chan? ¿Es Chan miembro de la fraternidad también? Jamás habría imaginado que JungKook formara parte de un grupo social organizado, de modo que tal vez también sea así en el caso de Chan.

Sorteo los cuerpos durmientes que hay en el pasillo y me dirijo al piso inferior.

ㅡ¿Chan? ㅡlo llamo con la esperanza de oír una respuesta.

Hay al menos veinticinco personas durmiendo sólo en el salón. El suelo está repleto de vasos rojos de plástico y de basura, lo que hace que me resulte difícil desplazarme a través del desastre, pero también me doy cuenta de lo limpio que estaba el piso de arriba a pesar de la gente que había allí. Cuando llego a la cocina, tengo que obligarme a no ponerme a fregar. Llevará un día entero limpiar la casa de arriba abajo. Me encantaría ver a JungKook recogiendo toda esta porquería, y, al imaginarlo, me entra la risa.

ㅡ¿Qué tiene tanta gracia?

Me vuelvo y me encuentro a JungKook entrando en la cocina con una bolsa de basura en la mano. Pasa el brazo por la encimera y deja caer los vasos en el interior.

ㅡNada ㅡmientoㅡ. ¿Vive Chan aquí también?

No me contesta y continúa limpiando.

ㅡ¿Vive o no vive aquí? ㅡpregunto de nuevo, esta vez con más impaciencia ㅡ.Cuanto antes me digas si Chan vive aquí, antes me marcharé.

ㅡVale, ahora tienes toda mi atención. Pues no, no vive aquí. ¿Te parece el típico chico de fraternidad? ㅡdice con una sonrisa maliciosa.

ㅡNo, pero tú tampoco ㅡle espeto, y su mandíbula se tensa.

Se acerca a mí, abre el armario que tengo junto a la cadera y saca un rollo de papel de cocina.

ㅡ¿Pasa algún autobús por aquí cerca? ㅡpregunto sin esperar una respuesta.

ㅡSí, a una manzana.

Lo sigo por la cocina.

ㅡ¿Podrías decirme dónde está la parada?

ㅡClaro. Está a una manzana de distancia. ㅡLas comisuras de su boca se curvan hacia arriba, mofándose de mí.

Pongo los ojos en blanco y salgo de la cocina. Está claro que la cortesía momentánea que JungKook mostró anoche fue una excepción, y que hoy piensa atacarme a pleno rendimiento. Después de la noche que he pasado, no soporto estar cerca de él.

Me dispongo a despertar a Momo, quien lo hace con sorprendente facilidad y me sonríe. Me alegro profundamente de que esté lista para salir de esta maldita casa de fraternidad.

ㅡJungKook dice que hay una parada de autobús por aquí cerca ㅡle digo mientras bajamos la escalera juntos.

ㅡNo vamos a coger el autobús. Uno de estos capullos nos llevará a la residencia. Seguramente sólo te estaba tomando el pelo ㅡdice, y apoya la mano en mi hombro.

Cuando entramos en la cocina y vemos a JungKook sacando algunas latas de cerveza del horno, Momo se pone autoritaria.

ㅡJungkook, ¿nos puedes llevar de vuelta ahora? Me va a explotar la cabeza.

ㅡClaro, dame un minuto ㅡdice él, como si hubiese estado esperándonos todo el tiempo.

Durante el trayecto de vuelta a la residencia, Momo se pone a tararear la canción heavy que está sonando a través de los altavoces y JungKook baja las ventanillas, a pesar de que le pido con educación que las suba.

Se pasa todo el camino callado, tamborileando absorto el volante con sus largos dedos. Aunque no es que yo haya estado prestándole mucha atención.

ㅡLuego me paso, Momo ㅡle dice a mi compañera cuando ella baja del coche.

Ella asiente y se despide de él con la mano mientras yo abro la puerta trasera.

ㅡAdiós, Yoonie ㅡme dice con una jodida sonrisa.

Pongo los ojos en blanco y sigo a Momo hacia la residencia.

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