Omega [Moon Fighters 5.1]

By JaquelineS97

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Harry es un monstruo... El amor y la felicidad son añoranzas ajenas... Harry tiene el alma hecha pedazos y... More

Antes De Leer
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17.1
Capítulo 17.2
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30

Capítulo 15

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By JaquelineS97




Harry camina por la acera con paso apresurado, su mente no se detiene, hay decenas de escenarios posibles desarrollándose mientras lucha por poner atención donde va. Está agitado, su leopardo de las nieves demasiado inquieto, siente el pelaje erizado bajo la piel y el sonido que hace al chocar los dientes le trae recuerdos donde los usaba para intimidar a sus presas.

Gruñe, le prometió a Sage no pensarse como un monstruo pero era tan malditamente difícil, sobre todo cuando su control es frágil como una hoja quebradiza en otoño. Hoy ha vuelto a caer, la desesperación lo ha llevado hasta el límite. Tonto gato hipócrita, ¿cómo podía decir que Sawyer no le importaba en absoluto? Se está volviendo loco al no saber donde se encuentra.

Su corazón late duro y escucha el sórdido sonido en su cabeza, su mente viaja una vez más y los grandes ojos grises de Sage le miran con desafío y una fiereza protectora que es tan atractiva como peligrosa. Con eso le ha quedado claro que la omega no es una dulce criatura inofensiva, mucho menos una doncella en apuros, hoy lo ha comprobado, y a pesar de que el descubrimiento endurece su núcleo primario hasta el punto del dolor, la circunstancia lo hace querer morderse a sí mismo.

—¡Oye fijate por donde vas! —Exclama el conductor de un coche rojo que ha alcanzado a frenar a menos de un metro de él.

Harry está en un cruce de esquina, en el momento incorrecto y casi es atropellado. Gruñendo por la falta de atención que podría haberle costado la vida, le muestra los dientes al conductor cuya piel pasa del rojo furioso a la palidez temerosa en un par de segundos, Harry retrocede regresando a la esquina, se queda junto al semáforo peatonal y observa al conductor regresar a su ruta y alejarse.

El semáforo cambia al verde.

Y hoy más que nunca se siente observado, perseguido, los Cazadores no le importaron tanto desde que había obtenido su libertad, en tanto no volviera a obligarlo a asesinar inocentes, Harry podía soportar cualquier clase de cautiverio. Pero Sawyer... Él es un asunto diferente, cuando escaparon del control de Bulgakov su amigo había respirado el aire como si fuera la primera vez que lo hacía.

Harry nunca entendió por qué había hecho eso cuando ambos tenían usos diferentes para el maldito bastardo que manejaba cada aspecto de ellos, sus vidas tomaron rumbos diferentes desde la cuna, mientras él había sido criado y entrenado para matar, Sawyer fue la mascota trofeo envuelta en lujos y cosas brillantes para satisfacer el ego de su dueño. Sawyer había sido un niño rico pero cautivo, como un pequeño pájaro en una jaula de oro. Sin embargo, cuando se encontraron por primera vez, Harry había visto en los ojos grises de Sawyer un anhelo de libertad tan grande y profundo como su propia ansia de terminar con su martirio.

Bulgakov había llevado a su mascota a su recinto, tal vez para que Sawyer se sintiera orgulloso o tuviera temor del poderío de su dueño, sea cual fuera la razón, cambió sus vidas para siempre. El niño bien vestido, peinado y con su rostro libre de suciedad, pidió a su dueño pasar más tiempo con el monstruo que había criado. Después entendió que Bulgakov le había llevado a Sawyer gracias a Blair.

«Tú me agradas. Jamás había conocido a alguien como tú, deberíamos ser amigos»

Sawyer comenzó a visitarlo de forma permanente, y en cada una de esas visitas mostraba un pedazo de su verdadera personalidad, el orgulloso niño rico no era más que una fachada para un cachorro calculador, dueño de una fuerza contenida que pasaba sus días pensando la forma de escapar de su jaula de oro.

Cuando Harry le contó sobre la forma en que lo utilizaban, Sawyer conoció la necesidad de hacer justicia.

Fue gracias a la inteligencia y la planificación paciente de Sawyer que pudieron escapar una noche para jamás volver a ese lugar, dos niños cambiantes huérfanos solos contra el mundo, pero libres al fin.

Y ahora, mientras siente un nudo en la garganta y la necesidad de estallar en un grito al cielo, Harry teme que los días de libertad de su amigo hayan llegado a su fin. Por la mañana no había obtenido señales del neurotransmisor modificado de Sawyer, tampoco había logrado contactarlo por teléfono, al mediodía un fallo en la señal le había indicado que el neurotransmisor estaba muerto, ¿Sawyer también lo estaba? Su teléfono ni siquiera daba tono de marcar y ahora que Jessie había aparecido con vida... Cabía la posibilidad de que lo hayan capturado.

No deseaba ese final para Sawyer, no cuando luchó durante tantos años para permanecer en las sombras mientras estudiaba para convertirse en el hombre de negocios que lo respaldaba en cualquier cosa que necesitase. Un final irónico, abrumador, cruel y todo era culpa de esa maldita mujer. La sangre de Harry se sentía caliente de odio en las venas, el color rojo se apoderó de su visión, sus manos temblaban cuando intentó abrir el portón negro de la casa.

Sentimientos contradictorios afloraron en su interior, Jessie era una loba cruel y despiadada, pero también era la hermana de Sage, a la que protegía con su corazón, a la que defendió enfrentando a su propio compañero.

—¡Demonios! —Exclama entre dientes apretados, se cubre la cabeza con las manos mientras camina hacia la puerta.

Jessie era la compañera de Sawyer, intocable para él por más que la odiara con su vida por lo que le hizo a su amigo durante el último año. Podría haberla matado si hubiera perdido el control, si Sage no hubiera aparecido...

«¿A quién quieres engañar?» se pregunta a sí mismo en la puerta «Sigues siendo un monstruo»

—No puedes dejar de serlo.

El vacío de la casa se convierte en un peso que aplasta su pecho y lo detiene, Harry se apoya contra la puerta y se queda ahí, mirando un punto en la lejana pared al final del pasillo frente a él. No ha logrado bajar el ritmo de su corazón, por primera vez tiene que considerar la idea de quedarse solo, realmente solo en este mundo plagado de peligros.

El sentimiento es abrumador, la idea duele, no sabe como reaccionar ante esto, no es algo en lo que hubiera pensado antes. Eran demasiado diestros evadiendo a los Cazadores, tan hábiles que Harry se creyó invencible junto a Sawyer, ¿qué haría sin él? ¿Qué haría si ya no volvía a verlo? Decenas de cosas podían sucederle estando en manos de esas bestias codiciosas, algunos solían obligar a sus presas a transformarse y luego matarlas en su forma animal para desollarlas y vender los pelajes en el mercado de pieles. La piel de Sawyer vale millones de euros, pero su vida y sus genes están fuera de precio. Harry saber que no irá al mercado de pieles, sino a un laboratorio de producción masiva.

Es uno de los últimos leopardos de Amur en todo el mundo, por supuesto que no lo matarán si saben que pueden obtener más beneficios económicos si lo mantienen con vida. Sería la peor tortura para Sawyer terminar encerrado en un laboratorio clandestino para producir cachorros de su estirpe que terminarán en las mismas condiciones que su progenitor.

«Si algún día tengo hijos, solo será por decisión propia, ellos nacerán libres»

—¿Dónde estás, amigo? —Susurra, su voz se vuelve quebradiza—. ¿Dónde?

De pronto su teléfono vibra en su bolsillo, el número desconocido y sin identificador visual en la pantalla le da esperanzas.

—¿Sawyer?

—Soy yo.

Harry contiene el aliento, el agua llega a sus ojos para nublar su visión, suspira, luego baja la cabeza.

—Omega, ¿cómo conseguiste mi número?

—Tengo mis métodos.

Un tono divertido despierta el calor en su interior, pero luego escucha su suspiro triste y todo en él se derrumba.

—¿Cómo estás? —Ella pregunta.

Cerrando los ojos, Harry se deja caer en el sillón grande color blanco.

—No muy bien.

«Te necesito»

—Iré a verte esta noche.

—No es necesario.

Sage gruñe del otro lado de la línea.

—Lo haré —replica, en un tono firme que no deja espacio para objeciones—. Cuando mi mamá venga para cuidar de Jessie.

Una sensación amarga aprieta su pecho.

—¿Qué le pasó?

Puede escucharla respirar, una ligera agitación superficial.

—Sólo es un shock emocional —afirma, pero su voz sale frágil—. Es cuando tienes una sobrecarga por tantos sentimientos en tu interior, te desconectas y te desmayas. Estará bien cuando despierta en la mañana.

La culpa es una bestia que muerde y araña sus entrañas.

—Lo siento, no debí tratarla así.

Aunque en el fondo sabe que se lo merece, eso y mil cosas más.

—Sé que no te agrada —Sage suspira con resignación—. Jessie te ve de la misma manera, pero es buena persona, una vez que la conoces tienes a una amiga incondicional y una loba que te defenderá a muerte, solo hay que cruzar sus muros, uno a uno.

Harry da una sonrisa irónica que la haría gruñir si lo viera.

—No es una mujer que se deje querer.

—Ha pasado por muchas cosas, igual que ustedes. —Una risa frágil se vuelve un impulso que electrifica y acelera su corazón—. Toda una vida viéndose como una persona insignificante, la hizo creer en eso como si fuera una verdad y eso ha hecho que su inseguridad sea su peor demonio. Ella no es mala, está herida y cree que solo merece eso.

No era suficiente para convencerlo, Harry había sido el único testigo del sufrimiento silencioso de Sawyer mientras intentaba acercarse a Jessie, a veces le daba señales falsas, otras simplemente lo destrozaba. Había intentado por todos los medios convencer a su amigo de que la loba no podía corresponderle si su corazón estaba ocupado por alguien más. Sin embargo, Sawyer no se rendía, es un luchador.

Ahora que Arif Anyelev, quien era el hombre del que Jessie estaba enamorada, había muerto eso solo hizo que las esperanzas de Sawyer echaran raíces profundas.

Harry no se atrevió a mencionar sus percepciones y la forma en que veía a su hermana, no quería volver a verla acorralada entre su familia y su compañero. Ya no podía negar que era eso para ella.

Compañero de una loba omega.

—Tampoco le agrado mucho, huh, el sentimiento es mutuo —dice, burlándose—. Una vez me ordenó que llevara a Sawyer lejos, al fin del mundo si podía, antes de que su locura le hiciera más daño.

La mujer neurótica lo había encontrado en la calle y le gritó cada palabra temblando por su rabia, y el temor en sus ojos dorados. Harry le había respondido con indiferencia que Sawyer era tan testarudo como ella una loca sin control. La loba lo empujó y se fue en la dirección contraria.

—Ella no está loca —la voz de Sage es suave y constante, Harry cierra los ojos y se acuesta en el sillón—. Solo es insegura, y por eso se contradice una y otra y otra vez. Me recuerda a alguien.

—Yo no soy así —gruñe.

La risa de Sage es un golpe de revés que lo ablanda, y hace todo tipo de cosas en su interior.

—Claro que sí, son más parecidos de lo que creen.

Aunque quisiera refutar ese punto, hacerlo los llevaría a una discusión interminable, entrar en debate con Sage era ganarse una derrota inminente, porque la tenacidad de esa mujer no se compara con nada que haya conocido antes.

—Oye..., cuando Jessie despierte reunirá a un montón de lobos e irá a buscar a Sawyer, no te preocupes, él estará bien.

Su corazón se oprime dentro de su pecho, Harry toma un esfuerzo para respirar y decir:

—¿Por qué estás tan segura?

—Porque estamos hablando de Sawyer, no es exactamente una presa fácil, y Jessie..., bueno, ella ha estado murmurando cosas. Un nombre y algo como que lo han encerrado.

El cuerpo de Harry se endurece otra vez, la bestia da vueltas.

—Lo capturaron.

—No, no es eso.

—¿Entonces qué?

—Jessie volvió con un maletín con muestras de sangre que pueden tener la clave para una vacuna, los investigadores de Derek están tratando de averiguar qué clase de sangre es. Pero según él, está relacionado con la mujer que ellos fueron a buscar, ¿la recuerdas? Fue esa mañana en que nos conocimos.

Un golpe de calor se estiró por dentro, su mente lo lleva al momento en que abrió la puerta y fue golpeado tan duro por un simple olor dulce, y la sensación al ver la tormenta de sus ojos grises le dejó perplejo. En ese entonces, Harry no había mostrado nada diferente al fastidio habitual, pero por dentro se desató un huracán.

—Camille —responde, traga saliva.

—Sí, ella. No sé por qué le dio todo a Jessie sin querer algo a cambio. Ya sabes, una vacuna contra la Enfermedad L puede valer millones en el mercado, pero tal vez Camille se quedó con Sawyer.

Los colmillos salen sin previo aviso y la vibración en su pecho amenaza con salir al aire.

—Lo vendió.

—Ella no haría tal cosa.

—¿Cómo lo sabes? Es la salud de todo su clan, siempre lo pondrá en primer lugar frente a todo. —Se contiene en una pausa, no quiere volver a perder el control, no quiere ofenderla—. Tu hermana vendió a Sawyer.

Y Harry está a punto de enloquecer por eso.

—Harry..., ¿confías en mí?

Silencio. Los pensamientos se agolpan en su mente, su garganta se cierra al punto en que es difícil respirar. Él todavía no sabe nada de ella, pero pareciera como si la conociera de toda la vida y la forma en que habla... Con tanta confianza, como si supiera algo que él no sabía, como si estuviese segura de lo que va a pasar. Pero más allá de la pregunta, hay una línea que los divide y aparta, y se siente como si Sage le extendiera una mano para ayudarlo a cruzar.

Pero Harry es quien tiene que dar el paso definitivo, deshacerse de este manto de polvo, culpa y dolor con el que ha cargado todo este tiempo.

Está tan cansado...

—Sí.

Es como si pudiera ver su sonrisa cuando cierra los ojos y ella está ahí...

—Todo va a estar bien —asegura—. Y no me preguntes por qué lo sé, simplemente..., lo siento así, en mi corazón. Jessie encontrará a Sawyer y lo traerá a casa.

Su fe era algo sin barreras ni límites, algo que sin importar la distancia lo alcanzaba, pidiéndole que la escuchara.

—Yo debería hacer eso.

—Sí, pero nada es mejor que un lobo para rastrear y encontrar presas.

—Tu hermana no es exactamente una loba cuerda.

—Uh, te sorprendería lo que es capaz de hacer cuando tiene determinación en la sangre.

Sage logró arrancarle un sonrisa, Harry se muerde el labio.

—¿A qué hora vienes?

──────⊱◈◈◈⊰──────

Tiene sentimientos encontrados sobre lo que está haciendo, él debería estar buscando a su amigo en vez de depositar una confianza ciega en las palabras de una mujer y su hermana media loca, pero su lado irracional era demasiado fuerte en este momento y su necesidad también.

Harry enciende las luces de la casa, el silencio que hay en ella es sobrecogedor, nunca había pensado en lo grande y solitaria que parecía para una sola persona. Su modo de ver las cosas ha cambiado y él ni siquiera se da cuenta de cuando sucedió. Pensando en eso camina por el pasillo hacia su habitación, se queda de pie en el armario negro, gira la mirada a su derecha y se encuentra con su reflejo.

Su cuerpo es joven pero su mirada pesa con demasiados años encima, y aún con eso sus ojos tiene un brillo diferente.

Harry es un hombre diferente.

«¿Confías en mí?»

Hay una razón más por la que esa pregunta tan simple movió tantas cosas por dentro, Blair la había dicho cuando lo encontró una noche sufriendo una crisis nerviosa en su recinto. La pequeña loba omega de ojos dorados que había sido arrojada al cautiverio por su culpa se había acurrucado en una esquina, sus pequeños ojos preocupados, su frágil cuerpo de huesos finos estuvo relajado mientras él gritaba que huyera del monstruo, pero ella solo se había quedado ahí, observando, hasta que el cansancio orilló su cuerpo al sueño y ya no pudo sostenerse.

—¿Confías en mí? —Ella preguntó.

—No deberías preguntar eso —respondió, tratando de hacerse más pequeño, un ovillo de carne y suciedad en la esquina de la jaula—. Estás aquí por mi culpa.

—Porque no tenías otra opción. Vendré aquí para calmarte las veces que sean necesarias.

Harry la había mirado a la cara, asustado y confundido. Su leopardo solo veía otra presa a la que podía cazar.

—¿Por qué?

—Estás solo. Ningún cachorro debe estar solo.

—Ningún hombre debe estar solo —se dice a su propio reflejo, comprendiendo el regalo que Blair le había dado esa noche.

Entre sus pequeñas manos y su voz suave sostuvo la humanidad de Harry en pie, le debía su cordura. ¿Qué le diría si estuviera viva, si hubiera sobrevivido el tiempo suficiente para unirse a él y a Sawyer al plan de escape?

—Habría curado mis heridas, luchado contra mis pesadillas. Igual que Sage.

Son tan malditamente idénticas que asusta. Gruñendo a su propio reflejo, Harry se quita la ropa y busca otras prendas en el armario. Se pone una franela con patrón de cuadros azules y negros, vaqueros gastados y zapatillas negras. Basta con pasar los dedos por su cabello negro para acomodarlo en una dirección, pero decide dejarlo revuelto y solo entonces nota que ya casi no queda tinte rojo en las puntas.

Debería apuntar la tarea de conseguir más y teñirlo, sin embargo, ahora duda sobre eso. El tinte rojo era un simbolismo amargo para él, un recordatorio de la sangre de sus víctimas en sus manos, del monstruo sanguinario de Bulgakov. Sentía que no podía dejarlo ir, por más esfuerzos e intentos, no puede.

Para cuando el timbre resuena por la casa, la noche ha caído. Extrañamente ansioso e inquieto, Harry va a la puerta, contiene el aliento al verla. Sage tiene sombras oscuras bajo los ojos, es evidente que no ha dormido bien, y a pesar de su sonrisa radiante ella está cansada. Un poncho tejido de color crema cubre la parte superior de su cuerpo, el patrón es bastante suelto por lo que deja un poco de transparencia, debajo lleva una camiseta negra de manga corta que va a juego con sus vaqueros y botas. En sus manos sostiene dos cajas de pizza.

—Supuse que no has comido bien en todo el día.

Sage le extiende las cajas, hay un brillo diferente en sus ojos grises, soñador y tierno, como la pequeña flor blanca en su oreja.

—Te dije que no era necesario.

Sage hace girar sus ojos.

—Déjame cuidarte —exclama, luego empuja las cajas contra el pecho de Harry y lo hace a un costado para entrar—. No podía dejarte así.

Harry empuja la puerta con un pie para cerrarla, luego sigue a Sage hasta la cocina donde deja las cajas sobre la isla de mármol.

—Omega...

—No —le detiene—. Dejame hacer esto.

—¿Por qué? No es algo lógico, deberías estar cuidando de tu hermana.

—Jessie no es una niña desde hace tiempo, y yo tampoco. —Se encoge de hombros.

Harry levanta una ceja.

—Omega, esa es una faceta un poco despiadada. Dejar a tu hermana en estado inconsciente por una cita.

Y qué se podía decir de él, aceptando sus ideas en vez de seguir buscando a Sawyer. Pero... Ninguno de los dos tenía datos ni un sitio donde empezar, y Sage le había pedido que confiara en sus rastreadores y su neurótica hermana menor.

Las contradicciones se aprietan dentro de él.

—Solo lo hice porque ya está fuera de peligro —responde, luego tuerce los labios en una mueca—. Y quería verte.

Bajo la luz de los bombillos en el techo su cabello es una cascada casi dorada. Ella un ángel, que extraña a un demonio.

—Lo siento —Harry baja la mirada hacia las cajas—. No puedo dejar de pensar en Sawyer. No sé si está bien, si está vivo.

—No digas eso —ella replica—. Lo encontraremos.

¿Por qué habla con tanta seguridad?

—Hay que comer, tiene cebollas y salsa extra. —Sage abre la tapa y se pone a buscar un cortador en los cajones de la alacena inferior.

Es hermosa cuando está distraída, Harry no entiende como un hombre no podría mirarla sin caer rendido a sus pies. Él podría hacerlo si no tuviera tanto miedo en las venas.

—Lo encontré, tienes demasiados cuchillos.

—Son necesarios.

«Por si los Cazadores se atreven a atacar mi guarida»

Tenía cuchillos guardados estratégicamente por toda la casa.

Ella desliza el cortador por la humeante pizza, Harry no puede dejar de mirarla, y de pensar en lo mal que debería sentirse por esto, ellos ni siquiera se complementan. A Sage le gusta conversar, él prefiere mantener el silencio, ella sonríe todo el tiempo, él tiene el apodo de amargado tatuado en la frente, ella abraza sus sentimientos de forma abierta, él lucha por comprender los suyos.

Para nada compatibles, y sin embargo... Aquí están, compartiendo una pizza en silencio, mirándose el uno al otro en una complicidad que los acerca más y más. Harry no sabe dónde terminará esto o si puede seguir adelante, porque aunque ella le atrae, al verla a los ojos y ganarse una sonrisa suave, en su cabeza llueven las imágenes, suenan los gritos y hasta puede sentir el sabor de la sangre mezclándose con la pizza.

—Omega...

Sage levanta la mirada, su loba curiosa está ahí, esperando, ¿Cómo puede ser capaz de romper algo tan hermoso? ¿Harry puede ser así de cruel? ¿Puede renunciar a la promesa de luz que ella le ofrece?

—Eres muy linda.

Cuando lo dice, Harry siente una puerta invisible detrás cerrándose. Está adentro, no hay escapatoria.


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