EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMO...

By EliaDunkelheit

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Después de pelear contra Bing mei, Bingge decidió regresar a su propio mundo. Sin embargo, un extraño acciden... More

NOTAS INICIALES DE LA TRADUCTORA
CAPÍTULO I: TEN CUIDADO CON LO QUE DESEAS
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO I
FIN DEL CAPÍTULO I
CAPÍTULO II: ¿QUÉ RUTINA DE BELLEZA TIENES PARA LA PIEL? (PARTE I)
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO II
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO II
FIN DEL CAPÍTULO II
CAPÍTULO III: ¿QUÉ RUTINA DE BELLEZA TIENES PARA LA PIEL? (PARTE II)
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO III
FIN DEL CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV: EL DIOS DE LA GUERRA
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO IV
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO IV
FIN DEL CAPÍTULO IV
CAPÍTULO V: EL ANCIANO MARTILLO CELESTIAL
FIN DEL CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI: BINGHE NIEVES
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO VI
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO VI
FIN DEL CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII: RUMORES QUE SE ESPARCEN
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO VII
FIN DEL CAPÍTULO VII
INTRODUCCIÓN AL CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO VIII: PERDIENDO PESO DE FORMA ÉPICA (PARTE I)
FIN DEL CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO IX: PERDIENDO PESO DE FORMA ÉPICA (PARTE II)
CAPÍTULO X: PERDIENDO PESO DE FORMA ÉPICA (PARTE III)
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO X
FIN DEL CAPÍTULO X
CAPÍTULO XI: CREANDO LAZOS CERCANOS
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XI
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XI
FIN DEL CAPÍTULO XI
CAPÍTULO XII: EL FANTASMA QUE ACOSA A SHIZUN.
FIN DEL CAPÍTULO XII
CAPÍTULO XIII: NO SEAS CODICIOSO
FIN DEL CAPÍTULO XIII
CAPÍTULO XIV: EL DIOS DE LA GUERRA DE CANG QIONG TE RETA.
FIN DEL CAPÍTULO XIV
CAPÍTULO XV: SUEÑOS OLVIDADOS
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XV
FIN DEL CAPÍTULO XV
CAPÍTULO XVI: EL SONIDO DE TAMBORES A LO LEJOS
FIN DEL CAPÍTULO XVI
CAPÍTULO XVII: ANTES DE LA CAÍDA AL ABISMO SIN FIN
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XVII
FIN DEL CAPÍTULO XVII
CAPÍTULO XVIII: TODO LO QUE HICE FUE DESTRUIRTE
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XVIII
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XVIII
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XVIII
FIN DEL CAPÍTULO XVIII
CAPÍTULO XIX: DEJARTE ATRÁS ES UN DOLOR TAN DULCE
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XIX
FIN DEL CAPÍTULO XIX
CAPÍTULO XX: ENCUENTROS INCÓMODOS Y PERSECUCIONES PELIGROSAS
FIN DEL CAPÍTULO XX
CAPÍTULO XXI: UN ALMA PERDIDA Y EL REENCUENTRO CON UNA ESPADA
FIN DEL CAPÍTULO XXI
CAPÍTULO XXII
FIN DEL CAPÍTULO XXII
CAPÍTULO XXIII: LA TAN ESPERADA REVANCHA
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XXIII
FIN DEL CAPÍTULO XXIII
CAPÍTULO XXIV: CONSECUENCIAS DE LA INVESTIGACIÓN
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XXIV
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XXIV
FIN DEL CAPÍTULO XXIV
CAPÍTULO XXV: BIEN, ESTO ES INCÓMODO
CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO XXV
FIN DEL CAPÍTULO XXV
CAPÍTULO XXVI: COSECHAS LO QUE SIEMBRAS
FIN DEL CAPÍTULO XXVI
CAPÍTULO XXVII: LA PRISIÓN DE AGUA Y EL ENCUENTRO CON UN DEMONIO
FIN DEL CAPÍTULO XXVII
CAPÍTULO XXVIII: UN ALIADO FORTUITO Y EL TAN ESPERADO JUICIO
FIN DEL CAPÍTULO XXVIII
CAPÍTULO XXIX: ¿VENDRÁS A LA REUNIÓN FAMILIAR?
FIN DEL CAPÍTULO XXIX
CAPÍTULO XXX: UN SHIZUN AMABLE
MINI EXTRA
COMENTARIOS FINALES DE LA TRADUCTORA

CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO X

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By EliaDunkelheit


Ya fuera porque Liu Qingge no encontró a nadie apto para asistirlos a la misión que les había sido encomendada —o porque simplemente no tenía la paciencia de tomarse el tiempo para buscar a más discípulos— terminó poniéndose en marcha tan solo con Luo Binghe como compañía.


— Dime toda la información que reunieron  antes que este incidente ocurriera.


— Todo lo que sabemos es que quien sea (o lo que sea) que está haciendo esto posee la habilidad de despojar a la gente de cualquier cosa que desee pero solo puede hacerlo durante la noche— respondió el adolescente mientras giraba su cabeza hacia el este y observaba como el sol salía por el horizonte.


Al parecer solo tenían hasta la puesta de sol de esta tarde para encontrar y erradicar a la misteriosa entidad e impedir que despojara de su cultivo a sus dos tíos marciales.


Oye, niño la voz de Meng Mo resonó en su cabeza ¿Piensas no indagar más en los pensamientos que escuchaste mientras tenías una sesión de besos con tu Maestro?


Deja de decir eso. Trabajé tan duro. No iba a permitir que se muriera luego de haber sido envenenado.


¿En serio? insistió el mayor.


Sígueme molestando y te prometo que te absorberé a ti y a tú poder en las profundidades de mi mente. Así terminaría de una vez por todas con esto.


¡Muy bien! ¡Ya entendí! ¡Vaya mocoso más voluble!


— Si estás tan asustado que lo único que puedes hacer en este momento es mirar fijamente hacia la nada ¿Cómo puedes ser un discípulo principal ? — el cultivador miró a su sobrino marcial por encima del hombro, sintiendo curiosidad por la actitud del joven.


— No estoy asustado, estoy pensando — respondió el demonio.


— Bueno, entonces dime lo que piensas.


— Hay un viejo templo al que los aldeanos van. Shizun y yo pensábamos ir a explorarlo el día de hoy.


— Entonces vamos.


Tras dirigirse en la dirección correcta ambos entraron al interior de un viejo templo que —pese a que su antigüedad era evidente— estaba bien cuidado y se encontraba limpio.


Las inscripciones parecían volver a ser pintadas cada pocos años —de forma que jamás se desvanecieran— e indicaban que los aldeanos eran muy devotos a su deidad.


— Entremos. No puedo percibir nada pero quiero asegurarme que aquí no hay energía demoníaca— espetó el Dios de la Guerra mientras se agachaba para cruzar el umbral.


El templo era de tamaño mediano y había una estatua de la divinidad colocada justo en el altar del centro. La escultura mostraba la imagen de una joven mujer parada de forma delicada sobre sus pies. Su rostro había sido esculpido de manera muy suave y tenía unos ojos encantadores —al igual que una sonrisa en la cara—. Sus túnicas revoloteaban a su alrededor —destacando una en especial pues dicha tela creaba un arco por encima de su cabeza y bajaba por su cabello semi recogido hasta llegar a sus tobillos, los cuales estaban adornados cada uno con un brazalete—.


En una de sus manos sostenía una balanza mientras que la otra se encontraba extendida con la palma hacia arriba (como si estuviera ayudando a alguien a ponerse de pie).


En la parte inferior de sus pequeños pies desnudos habían colocado ofrendas, velas —algunas encendidas y otras derretidas— y palos de incienso (mismos que la rodeaban por completo).


— ¿Qué tipo de deidad es ella? Tiene una estatua divina pero, aún así, es avergonzada de esa forma.


— ¿Por qué dices que está siendo avergonzada?


Luo Binghe —ex amo de un harén— se sintió extrañado por sus palabras y no pudo contener su curiosidad.


— Es obvio. El escultor la está haciendo mostrar los pies y tobillos.


Ah.


El Rey demonio estaba tan acostumbrado a ver mujeres vistiendo casi nada de ropa sobre ellas que se había olvidado por completo de la gente tan tradicional como Liu Qingge —quienes pensaban que exhibir los pies, los tobillos o las muñecas era algo escandaloso—.


En su mente el adolescente puso los ojos en blanco.


— No me equivoco al decir que dezconocen su historia ¿O sí? — la voz de una anciana provino desde la entrada del templo.


Al darse la vuelta ambos hombres vieron a una mujer bastante entrada en años quien —al sonreír— hizo que las arrugas en su rostro hicieran imposible distinguirle los ojos.


— Verán. Hace mucho tiempo existió en este pueblo un noble muy corrupto que era implacable a la hora de cobrar e imponer impuestos a su gente. La dama frente a ustedes estaba de paso en el pueblo y se dio cuenta del cómo se encontraban las cosas dentro de estas Tierras, razón por la que decidió buscar al noble, determinada a hablar con él. La joven moza le rogó que redujera los impuestos y que trabajara duro para mejorar su territorio. El noble, para quitársela de encima, le dijo que lo haría. Entonces la muchacha desapareció.


Luo Binghe puso los ojos en blanco.


Este tipo de historias siempre se trataban de un amo malvado y corrupto que hacía alguna estupidez (sin importar quien le rogara que dejara de hacerlo).


— Poco tiempo después la joven mujer volvió al pueblo y quedó muy consternada al ver que las cosas habían empeorado. Ella encontró en las calles a un joven mendigo y le preguntó en dónde estaban sus padres a lo que el niño respondió que el dueño de esas Tierras había enviado a sus soldados a capturar a su madre porque ella era muy hermosa. También le relató que cuando habían ido por ella su padre le ordenó que se escondiera. Había intentado detenerlos pero lo asesinaron sin piedad. Tras matarlo los soldados habían incendiado su casa sin importarles que el cadáver de su progenitor aun estuviera en el interior.


El niño no había visto a su madre desde entonces.


A la joven dama se le rompió el corazón al escucharlo y fue entonces que se percató que las ropas del niño estaban muy desgastadas y rotas. 


Parecía que —si no comía pronto— moriría en cualquier momento .


La doncella le preguntó si tenía dinero para comprar ropa o comida a lo que el niño negó con la cabeza. Cualquier capital del que hubiera podido disponer había ardido junto con la casa —o había sido robado por los hombres que se llevaron a su madre—.


Al ver esto la señorita se quitó el calzado que cubría sus pies y se lo dio al niño diciéndole que lo vendiera y usara el dinero para comprar ropa y comida.


El chico —muy agradecido— aceptó la propuesta y se fue corriendo.


Una vez más la joven mujer fue a visitar al amo de esas tierras —a quien de nuevo le rogó que cambiara la forma en la que trataba a su gente—. Sin embargo, él se rehusó, insinuando tan solo promesas vagas si ella accedía a acostarse con él.


Repentinamente la mujer se transformó, volviéndose incluso más hermosa —y vistiendo ropas aún más lujosas—. 


Una tela formaba un arco sobre su cabeza.


La hermosa chica se presentó como la Diosa de la Justicia y le dijo al noble que había ignorado tanto las súplicas de su pueblo como las de ella. Dijo también que había oído los deseos secretos de la gente que vivía en sus tierras y que procedería a equilibrar la balanza.


Al escuchar aquello el hombre se sintió aterrado y cayó de rodillas, implorando perdón. Sin embargo la Diosa le respondió que todo lo que le había sido arrebatado a su gente regresaría a ellos de inmediato, haciendo así que sus hijos no tuvieran nada que heredar.


Las mujeres a las que había capturado por la fuerza recuperarían su libertad mientras que sus esposas legítimas se convertirían en esclavas para poder así expiar sus crímenes.


En cuanto a él y sus hombres —debido a su manera tan cruel de actuar— morirían como castigo por haber acabado con tantas vidas .


Tan pronto como la doncella terminó de hablar las cosas sucedieron tal cual había dicho.


El niño al que había ayudado creció y se convirtió en un famoso escultor —y había sido él quien hizo la estatua divina a su imagen y semejanza—.


Era por esa razón que la diosa sostenía una balanza en una mano, extendía la otra hacia los necesitados y no tenía zapatos que le cubrieran los pies.


Vaya leyenda más inesperada.


— ¿Esa es la única versión que existe sobre la Deidad? — preguntó Liu Qingge de forma respetuosa mientras se alejaba de la anciana, permitiéndole el paso.


— Lo es. No obstante, la gente cree que un día la Diosa regresará. Rezo porque ella traiga justicia a nuestra ciudad y se encargue del malandro causante de todo esto.


Una vez que la mujer terminó de hablar —y colocar su ofrenda en el altar— se despidió de ambos hombres.


[¡Se ha adquirido información nueva e importante!]


Muchas gracias por ayudarnos, señora.


— Liu Shidi — la voz de Shen Qingqiu se escuchó en el umbral del templo.


Tanto Liu Qingge como Luo Binghe salieron del santuario y se encontraron al Señor de Qing Jing caminando sin la ayuda de nadie.


A su lado estaba un muy molesto Mu Qingfang.


Habían pasado solo dos shichenes desde la última vez que lo vieron y el inmortal ya estaba recuperado al punto de estar casi curado.


— Mu Shishu en verdad es increíble, tal y como se esperaba del Señor del Pico Qian Cao — espetó el demonio mientras hacía una respetuosa reverencia.


— Acaba de recuperar el control de su cuerpo y ya insiste en ponerse de pie y moverse como le viene en gana— la expresión en la cara del galeno y su tono de su voz dejaban muy en claro que estaba regañando a Shen Qingqiu.


— Ya deja de decir eso. Ambos oímos lo que la anciana dijo. Es bastante obvio que la Diosa tiene algo que ver con esto.


— Como se esperaba de Shizun, este discípulo también comenzaba a sospechar eso.


Luo Binghe sonrió de forma radiante y el mayor simplemente lo ignoró


— Tendría sentido que una deidad pudiera despojarte de tu núcleo espiritual. Pero, para que eso pasara ¿No deberías ofrecer algo a cambio?— preguntó Liu Qingge a la par que colocaba su mano sobre Cheng Luan.


De manera repentina la espada salió volando de su vaina y todos pudieron escuchar como alguien emitía un grito detrás de un árbol cercano.


Una mujer apareció en su campo de visión y después cayó al suelo mientras trataba con desesperación de apartarse del arma que le apuntaba.


— Habla— ordenó el guerrero — ¿Quién eres y qué pretendes?


La mujer —completamente horrorizada— miró al grupo de hombres que la rodeaban.


— Po... por favor ¡Aleja tu espada! ¡No sé nada de este asunto! — respondió, temblando con violencia.


— Mentir es inútil. Sentí tus intenciones asesinas durante todo el tiempo que estuviste siguiéndonos. ¡Habla!


— Maldición.


Guau pensó Luo Binghe dejó su actuación tan pronto ¿Eh?


La mujer puso las mano en alto y se levantó lentamente.


— ¿Tú eres quien envenenó a un Inmortal de la Secta perteneciente a la Montaña Cang Qiong? — exigió saber el médico.


— Sí — respondió la doncella de forma brusca.


— ¿Nos dirás por qué? — insistió Luo Binghe.


— No necesito decirte una mierda, niño.


...


Muy bien, mátenla.


— ¡Mujer vulgar! — gritó Liu Qingge.


Era bastante inusual de su parte maldecir a una mujer —a pesar que se lo merecía por intentar asesinar a una persona tan importante y que pertenecía a una Secta prestigiosa—.


Además —alguien con una lengua tan sucia— merecía ese trato.


— Mu Shidi, ¿Qué sugieres?


— Podría demorar un poco pero si podemos restringirla por un breve momento obtendré el tiempo necesario para elaborar una poción de la verdad.


— Ata sus manos y tráela con nosotros a la posada, Liu Shidi. Una vez que la pócima esté lista para usarse podremos interrogarla. Dado que se atrevió a intentar asesinarme no pretendo dejarla escapar.

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