— Nunca te acercaste a mí con la intención de ser mi amigo, todo fue planeado por ti, para que tu trabajo sea más fácil. ¿Me equivoco... Guardián Aytigin?
Lo miró con las lágrimas rodando por sus mejillas mientras suprimía otro sollozo.
— Acercarte a mí, convertirte en mi amigo, portarte amable y atento conmigo, con mis amigos, con mi hijo, todo... todo por tu maldita misión.
— Xi... ¿Lo sabes?... ¿Quién te lo dijo? — preguntó bajo y Zhan asintió con una avalancha de diferentes emociones apoderándose de él.
— Para mis desgracias, lo sé — susurró, pero fue lo suficientemente alto como para que Yibo escuchara. — Y qué mierda importa quién me lo dijo... La tonta historia del templo era real... Entonces cuál es el fin de cuidarme ¿ah? ¿Al menos puedo saber eso?
Yibo frunció levemente su ceño, ¿acaso no sabía que iba a morir si no hacía algo?
— ¿Qué es lo que sabes? — preguntó, pero Zhan simplemente ya no lo soportó más.
— ¡¿Por qué estás haciendo todo eso maldita sea?! — levantó la voz mirándolo a los ojos. — ¡Quiero respuestas y tú lo único que haces es confundirme más! ¡¿Por qué me haces esto a mí?! — preguntó tomándolo de los brazos.
El castaños suspiró bajando un poco su mirada para luego fijarla en los ojos vidriosos del menor. Se soltó del agarre de este y tomó sus manos respirando profundamente.
— Escucha, primero quiero que te calmes ¿de acuerdo? No llegaremos a ningún lugar con gritar y alterarnos. Tranquilo ¿sí?
Y como si esas palabras no hubieran llegado a los oídos de Zhan, este comenzó a llorar en silencio.
— ¿Por qué me confundes tanto? — susurró dejando caer su frente sobre el pecho ajeno.
Yibo soltó sus manos para apagarlo más a su cuerpo y brindarle algo de confort, no podía entender por qué Zhan decía que lo confundía, no entendía sy actitud, por lo que solo optó con abrazarlo y dejar que él se abrace a su cuerpo.
— Tengo el deber de cuidarte hasta que llegue el último día de mi vida, hace muchos años una diosa nos encomendó que cuidaremos a los descendientes de la familia Xiao. Siempre estoy al tanto de ti asegurándome que nada te lastime o te hiera gravemente, te cuido del peligro desde las sombras... Al final, creo que no estoy logrando mi cometido y-
Su ceño se frunció cuando sintió y vio como Zhan lo empujaba y daba unos cuantos pasos hacia atrás.
— ¿Zhan? — llamó, pero el menor no levantaba la cabeza.
Y nuevamente ese desagradable aroma comenzó a invadir lentamente el ambiente. Colocó su mano en su rostro cubriendo su nariz y boca.
— Te pareces a mucho a tu abuela Liena, Wang Yibo — al oír aquel nombre sus ojos se abrieron como platos.
Lentamente el pelinegro empezó a levantar la cabeza, no había nada fuera de lo normal, pero la sonrisa plasmada en el rostro de Xiao Zhan, era aterradora. No era aquella dulce sonrisa que se había quedado grabada en su ser, no, esta era diferente, se veía diferente... Y se sentía diferente.
Xiao Zhan dejó caer su cabeza hacia atrás y una risilla se le escapó.
— Tan insoportable... — hizo una pausa para suspirar. — ¿Y?... ¿Lograste algo con alejarte de tu protegido? — rió.
Y Yibo entendió lo que estaba sucediendo.
— Xiao, estás violando la regla de los Dioses al parecer antes — habló con seriedad y enojo en su timbre de voz, pero esto solo hizo que el contrario riera más fuerte.
— ¿Crees que por hablar fuerte y mencionar a los dioses vas a asustarme? Tú no eres nadie para decirme que hacer niño. Tu abuela hizo lo mismo y mira como terminó, con una espada atravesando su cuerpo... Qué lástima, me hubiera gustado jugar más con ella pero... — suspiró. — Todos hacen lo que quieren.
— Déjalo en paz, él no te ha hecho nada.
— ¡Ay por favor!... ¿Cuánto tiempo crees que falta antes que el día llegue? Vas a morir aunque vendas tu alma al diablo Wang Yibo.
El castaño hizo puño sus manos y sus ojos se encendieron en un intenso azul, provocando que su tatuaje se iluminara en un tono dorado.
— Yo que tú, no haría eso... Aunque, al fin de cuentas este es el cuerpo de tu protegido ¿no? -— Xiao rió.
Abrió sus brazos hacia los lados, acercándose poco a poco hasta quedar a una corta distancia.
— Adelante... Apuñálame.
Xiao rió al ver la impotencia en los ojos del castaño.
— Me di cuenta de que, todos ustedes son unos guardianes ineptos que no saben usar su estúpido cerebro. Y por un momento pensé que tú ibas a ser el único guardián que me vencería. Incluso te hice pasar por peores cosas que a tus antepasados... Pero eres uno más del montón, otro inepto más que desperdicio de una buena jugada.
— ¡Lárgate! — habló entre dientes con furia.
— Creiste que hasta que llegue el día no podría acercarme... ¿Cómo crees que gané todos estos siglos?
— ¡Ya déjalo en paz! — ordenó Yibo entre dientes, algo que hizo reír al demonio.
— Los Xiao son tan ingenuos y manipulables debido a su naturaleza noble y pura, no sabes lo fácil que es manipular sus emociones...
— Xiao.
— Hasta el punto de hacerlos creer que existo y me aman — rió.
— Lárgate — repitió.
— ¿Acaso no sabías eso?
— ¡Vete!
— Que lo hice qué estuviera loco por mí.
— ¡QUE TE LARGUES! — gritó con furia.
— Con gusto — dijo con una gran sonrisa.
Xiao soltó una risilla. Yibo vio como los ojos del pelinegro comenzaban a cerrarse, y se asustó, pues, Zhan estaba apunto de desplomarse, por lo que rápidamente lo tomó en sus brazos.
— ¡Zhan! — llamó asustado.
Lo tomó en sus brazos y comenzó a subir las escaleras hasta la habitación del menor. Una vez allí, lo dejó con cuidado sobre la blanda cama, miró un par de segundos la figura de Xiao Zhan, suspiró lleno de frustración y sentó a su lado para tomar la mano ajena. Cerró sus ojos y serenó todo de sí, concentró su mente y calmó su corazón. Sentía cómo lentamente el frío de la mano del pelinegro desaparecía siendo reemplazado por su calor.
Mientras hacía eso, intentaba no pensar en lo que había dicho Xiao, eso quería decir que, él manipulaba a los descendientes para alejarlos de sus guardianes. Xiao sabía cómo atacarlos, Xiao ya sabía cómo ganar, desde un principio supo lo que tenía que hacer.
Pero no iba a pensar en aquello, ahora debía sanar a su protegido, su cuerpo estaba helado y sabía que el hecho de que Xiao haya utilizado su cuerpo solo era para debilitarlo físicamente.
Algunos minutos después, Yibo soltó un jadeo cansado, dejó caer sus manos y abrió con pesadez los ojos. Zhan aún permanecía inconsiente, lentamente tomó sus manos y estas ya no se sentían frías, eso era bueno. Se levantó de la cama pero al momento de realizar la acción, sus piernas flaquearon. Se sostuvo firmemente de la pared cercana a la cama y se quedó en aquella posición un rato.
Sentía su cuerpo tan débil, como si en cualquier momento se desplomaría, ya no había la misma fuerza que sentía de la energía espiritual que recorría su cuerpo. Tampoco había notado que, todo ese tiempo estuvo expuesto a aquel aroma que lo debilitaba tanto. Sacudió un poco su cabeza y respiró lentamente, se acercó a la cama y tomó la manta para cubrir al pelinegro. Se sentó en el borde y suspiró, esta vez y con más calma, controló su respirar, pero en el momento de que quiso tranquilizar su agitación. Su teléfono sonó.
Lo sacó de su bolsillo y al ver el nombre en el identificador de llamada, no dudó en contestar.
— ¿Qu-
— ¡El corazón del niño...
Fue lo que alcanzó a escuchar antes de levantarse lo más rápido que pudo y correr hacia la habitación de Rulan. Al llegar, pudo ver al pequeño, no parecía tener nada, pero el pequeño punto de luz roja que emanaba la pulsera, le indicaba todo lo contrario. Se acercó velozmente y colocó la llamada en altavoz.
— ¡Su corazón se detendrá en cualquier momento! ¡Debes traerlo al hospital!
— ¡No hay tiempo! — respondió quitándose la camiseta y tomando al pequeño en brazos para colocarlo en el piso.
— ¡No puedes usar tu energía espiritual! ¡Afectará a tu núcleo!
— Silencio.
— ¡TAYDEN!
— ¡SILENCIO! — gritó. — Avísame si cambia algo.
Extendió sus manos hacia arriba para hacer un círculo con ellas y unirlas en su pecho, tomó una profunda respiración por su nariz y exhaló por su boca, e hizo este mismo proceso por segunda vez. Luego colocó una mano en la frente del menor y la otra en su pecho. Cerró sus ojos concentrándose únicamente en salvar al pequeño.
Respiraba calmado y sin alterarse demasiado. La línea de la llamada seguía abierta por lo que escuchaba cómo Ziyi hablaba sobre la situación y que todo volvía lentamente a ser normal.
"No puedes abandonar a tu papá pequeño" pensó. "Ambos tiene que vivir"
Unos cuantos minutos después, escuchó a Ziyi decir que todo estaba en orden. Con algo de miedo, abrió sus ojos y alejó sus manos del menor. Entonces, una fuerte oleada de cansancio, agitación y dolor lo invadió de golpe, colocó una mano en su cabeza y con la otra se apoyó en el suelo. Jadeó dolorosamente y tosió, la mano en su cabeza tapó su boca para ahogar el ruido de su tos, pero aún así se escuchaba fuerte.
— ¡¿Estás bien?! ¡Tayden!
Yibo no respondía y simplemente tosía. La poca fuerza en su brazo despareció y su antebrazo soportó su peso. Cuando la tos se detuvo, supo que algo andaba mal, al mirar su mano, vio la sangre en ella, y su labio inferior tembló.
— Di... Dile a Yubin que venga — susurró y una mueca apareció en su rostro al sentir el ardor en su garganta.
— ¡En este momento todos vamos para allá, espera un poco ¿de acuerdo?!
No respondió y la llamada finalizó. Su mirada estaba fija en el líquido rojo de su mano, miró el piso y pudo notar que también habían pequeñas manchas de sangre. ¿Había... Acaso había destruido su propio núcleo?
Y las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos, no sentía nada, absolutamente nada, su visión se desenfocaba haciéndose borrosa por momentos, sentía como sus oídos se tapaban escuchando ese fastidioso pitido y luego volvían a la normalidad, sentía su nariz taparse de igual manera y sus manos temblar.
— Lo siento mucho — susurró con dolor mientras se acostaba en el suelo.
Estuvo algunos minutos en posición fetal en el piso a un lado de Rulan, y cuando se sintió un poco mejor, se arrodilló con lentitud y con cuidado tomó al menor en sus brazos, con algo de esfuerzo lo levantó y lo acostó de nuevo en la cama. Lo cubrió con las mantas y salió de la habitación para caminar hacia la de Xiao Zhan. Al llegar pudo verlo sentándose con una clara expresión de confusión.
— ¿Qué suce... — no pudo terminar de hablar ya que la imagen del castaño frente a él lo alarmó.
— ¡Yibo! ¡¿Qué te-
— ¿Estás bien? — preguntó con su voz ronca.
Zhan no podía modular palabra alguna, Yibo estaba parado en la entrada de su habitación, sudado, pálido, y con sangre manchando su pecho y mandíbula. ¿Qué diablos había pasado?
Pero cuando estaba a punto de hablar, escuchó su puerta principal abrirse estruendosamente, luego gritos que llamaban el nombre del castaño, luego pasos apresurados. Y se asustó aún más cuando lo vio desplomarse frente a sus ojos. Fue cuando observó a las personas que habían irrumpido en su casa, había una chica, el chico con el que Yibo había ido aquel día del cumpleaños de Rulan, el doctor Liu y algunas personas más.
Veía confundido y asustado como revisaban los reflejos en los ojos del castaño con una pequeña linterna, y mientras, ellos hacían eso, dos hombres desaparecieron de su vista, y el chico el cual siempre andaba con Yibo en la universidad se acercó a él con una mochila.
— No te haré daño, solo revisaré que todo esté bien contigo.
— Yibo-
— ¿Jie, Ge, pueden-
— ¡HaiKuan! ¡Nos llevaremos a Tayden al hospital! — habló Ziyi tomando el cuerpo del castaño con ayuda de los otros dos hombres.
— Nosotros también llevaremos al niño al hospital — dijo caminando con el menor en sus brazos
Y Zhan al escuchar esto, comenzó a alterarse.
— ¿Mi hijo?, ¿Qué-qué-
— Xiao Zhan — llamó tomando sus hombros para llamar su atención.
— Escúchame muy bien, estamos aquí, porque Rulan está en peligro, tú lo estás, y Yibo también. En este momento, van a llevar a Rulan al hospital para controlar su estado... Xiao Zhan, el corazón de tu hijo está fallando, y necesita atención ahora.
Sus ojos lagrimearon, y pocos segundos después, aquellas lágrimas comenzaron a mojar su piel.
— ¿Recuerdas de lo que hablamos esa vez?... Tienes que confiar en nosotros, pase lo que pase, debes confiar en nosotros... Voy a revisarte y luego te llego con tu hijo ¿De acuerdo?
— ¿Pue-puedes darte prisa? — preguntó entre sollozos.
— Tranquilo ¿Sí? — dijo comenzando con su labor.
A los pocos minutos, su ceño se frunció un poco y ladeó su cabeza. Tomó la mano derecha y colocó dos de sus dedos para comprobar si era verdad lo que suponía
— Zhan porq... — no terminó de hablar puesto que su ojos se abrieron como platos.
Soltó la mano ajena y rápidamente posicionó sus pulgares bajo la mandíbula del pelinegro.
— ¿Por qué hay energía espiritual en tu cuerpo? — preguntó con seriamente.
— ¿Qué?
— Eres una personal normal, aparte de mi familia, y la familia Liu, Yibo es la única que tiene una energía espiritual completa, y es la única persona con el suficiente entrenamiento y conocimiento como para compartir su propia energía espiritual. ¿Por qué hay esa energía en ti?
Zhan negó.
— N-no sé... de qué me hablas.
— Abrígate, vamos al hospital — dijo comenzando a guardar sus cosas rápidamente.
Al pelinegro no se lo tuvieron que pedir dos veces ya que al oír aquellas palabras saltó afuera de la cama para comenzar a abrigarse.
Estaba asustado, demasiado, el corazón de su hijo estaba fallando, ¿por qué?. ¿Por qué sentía que había olvidado algo? Y es que, no recordaba nada excepto que se desmayó mientras hablaba con el castaño. ¿Qué había sucedido en ese tiempo en el que se encontraba inconsciente? Quería respuesta, no quería más preguntas martillando en su cabeza.