Forest || South Park

By juneeenani

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Los chicos de South Park van a una excursión escolar en el bosque. ¿Qué tipo de aventuras harán esta vez? || ... More

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By juneeenani

¡Hola! ^^

Les regalo un capítulo largo, espero les guste ❤️

||

Estaba perdido.

El británico comenzó a ponerse nervioso luego de hacerse a la idea de no poder regresar.

¿Se habrán dado cuenta de su ausencia?

¡Esperaba que sí!

Miró hacia arriba, notando como poco a poco el cielo anaranjado se tornaba a colores morados.

Estaba anocheciendo y él seguía en el bosque.

Solo y con frío.

- Qué suerte la mía... - murmuró para sí mismo, apoyándose contra el tronco de un pino, dejándose caer en la nieve.

Sintió la humedad de la misma filtrarse en sus pantalones, provocando escalofríos en él.

Abrazó sus rodillas, colocándolas en su pecho intentando darse un poco de calor.

Lo más lógico es que se hiciera una fogata, pero desconocía la manera de hacerlo. Cuando era niño, nunca tuvo la oportunidad de asistir a un campamento, tampoco tuvo padres que le dijeran cómo sobrevivir a situaciones como esta.

El viento soplaba fuertemente y Phillip no podía evitar temblar; de frío y de miedo.

Tenía muchas ganas de llorar y gritar pero no serviría de nada, pues no estaba seguro de que lo estuvieran buscando.

Apoyó su cabeza en sus rodillas, pensando en si había sido un error el haberse quedado a ayudarle a un par de ardillas.

Dejó salir un suspiro, observando cómo su aliento se dejaba ver por el descenso de temperatura.

No sabía si moriría primero de hipotermia, hambre, o quizás siendo comido por algún animal salvaje... ¡Simplemente no quería morir de nuevo!

Estuvo un buen rato sumido en sus pensamientos, sin embargo, estos se vieron interrumpidos al escuchar los pasos de algo acercándose hacia su sitio, poniéndolo alerta.

El miedo recorrió su cuerpo al instante.

Tomó una piedra un poco más pequeña que la palma de su mano, que estaba convencionalmente al lado suyo.

Vio una sombra aproximarse de entre los pinos y entró en pánico, alzando la piedra en su defensa.

- ¡No me hagas daño! - exclamó atemorizado, cerrando los ojos, arrojando la roca lo más fuerte que pudo hacia la dirección del sujeto, recibiendo un quejido como respuesta.

- ¡Agh, ¿qué te pasa, idiota?! - esa voz la reconocía perfectamente.

Abrió los párpados, encontrándose con un Damien molesto por el golpe inesperado que había recibido.

Una especie de alivio se formó dentro de su pecho al visualizarlo completamente.

No sabía el porqué, pero cuando menos pensó, ya se hallaba corriendo conmocionado a los brazos del anticristo, quien se quedó perplejo en su sitio analizando la situación. Como si de un imán se tratase, se pegó a él, tembloroso.

Damien parpadeó un par de veces incrédulo ante la acción de Phillip: ¿cómo se atrevía a abrazarlo de aquella manera? ¡Sin temor alguno!

Su mente le exigía arrojar lejos el cuerpo tembloroso del británico e insultarlo después por haberlo tocado, pero su cuerpo permanecía inmóvil, como si realmente quisiera tenerlo cerca.

Convivir con humanos le estaba afectando realmente.

¡Ugh, él no es así!

Es decir, es el anticristo, ¿por qué mierda se estaba dejando abrazar por un humano? O lo que sea que sea Phillip.

Percibió los temblores del rubio sobre él, desconocía la razón; ¿frío? ¿miedo? ¿estaba llorando? Bueno, a él debería importarle una mierda.

Por otro lado, el británico se dejó ser unos minutos, tratando de regular su temperatura corporal con el calor ajeno, hasta que cayó en cuenta de que estaba abrazando a Damien... ¡Estaba abrazando a DAMIEN!

Y no sólo eso, momentos antes, le había lanzado una piedra, aunque no supiera que era él, lo que son acciones peligrosas sabiendo de quién se trataba.

Las manos de Thorn se posaron en sus hombros con la intención de empujarlo y reclamarle, pero Phillip hizo el movimiento primero luego de escuchar la voz de Butters gritarle a lo lejos.

- ¡Pip, si me escuchas, responde, por favor! - aclamó Leo entre los pinos, en busca de su amigo.

El británico empujó levemente al anticristo, separándolos a ambos.

- ¡Butters, aquí estamos! - respondió lo suficientemente fuerte como para que el recién nombrado lo escuchara.

Y siguiendo su voz, Leopold llegó rápidamente hasta el lugar donde se hallaba, encontrándose con ambos chicos solos (de nuevo), y Kenny yendo detrás de él.

- ¡Pip, qué bueno que estés bien! - y como lo hizo con Damien, Butters corrió hacia él para abrazarlo - Me asusté cuando no te vi a mi lado. - comenta preocupado.

Phillip suspiró de alivio, correspondiendo el abrazo.

Kenny miró a Damien, notando que tenía una expresión de disgusto en su rostro.

- Lo siento por preocuparlos, chicos. - contestó de vuelta, dando pequeñas palmaditas en la espalda de Leo, escuchando cómo el rubio suspiraba de alivio.

- Tenemos que avisar al profesor que te encontramos. - dijo Stotch sonriendo levemente, separándose del abrazo, para después tomar la mano de Pirrup e irse en dirección donde se hallaban todos.

Kenneth vio a los dos marcharse tomados de las manos. No iba a negar que sintió un poco de celos por Pip, pues le hubiera gustado tener más tiempo a Butters para sí mismo.

Observó sin escrúpulos a Damien, quien mantenía esa expresión de desagrado.

Se aproximó a él con una sonrisa burlesca. Acto seguido, dejó caer su brazo izquierdo en el hombro ajeno, sin temor a que Damien lo mandara al infierno en ese instante.

- ¿Qué sucede, Damien? ¿También quieres un abrazo? - comentó divertido, a lo que el azabache quita su brazo de encima.

- No me jodas, Kenny. No estoy de humor. - contesta molesto.

- ¿Cuándo sí estás de humor? - se burla Kenny.

Damien rueda los ojos y comienza a caminar, extrañamente, hacia donde estaba el bullicio de su grupo.

- ¡Espérame! - exclama el rubio avanzando su paso hasta alcanzar al anticristo y seguir con su conversación.

||

- Muy bien, chicos. Vamos a buscar a su compañero. - dijo el profesor Smith junto a Jenny, dirigiendo a su grupo al bosque.

- Y, por favor, manténganse con su pareja de trabajo cerca. No queremos otro perdido, ¿de acuerdo? - mencionó la mujer.

Acto seguido, todos fueron en busca de su compañero, y se les fue repartiendo una linterna a cada pareja.

Butters se quedó estático en su sitio. Su compañero se había perdido, y el único que restaba igual que él, era Kenny.

Aún no se sentía preparado para afrontarlo sin sentir la más mínima emoción estando junto a él. Sabía que no debía, pero era demasiado difícil.

Miró cómo todos se juntaban poco a poco, y notó al rubio acercarse a él con una sonrisa ladina.

- Leo, sólo quedamos tú y yo. No puedes negarte - dice tendiéndole su mano dando a entender que la tomara.

Dudó seriamente si aceptarla o no, puesto que Kenny sólo lo hacía por órdenes de la guardabosques, y él realmente quería hacerlo por deseo.

Alzó la mirada, percatándose de que Kenneth lo observaba expectante, como si esperara que accediera.

Lo pensó un momento.

Tenía que disimular que no sucedía nada entre ellos, así que... ¿Qué más da?

Exhaló un poco antes de dejar que Kenny tomara su mano y la envolviera con la suya, sintiendo la calidez de ella a través de su guante, y, por alguna extraña razón, notó una brillante sonrisa en el rostro del más alto.

- Stotch, McCormick - les llamó su profesor - Tengan, no la pierdan, por favor. - dice dándoles una linterna como el resto - Y ustedes tampoco se pierdan - agregó, a lo que ambos asintieron.

Ya con linternas en mano y dadas las instrucciones por parte de la guardabosques Jenny, se pusieron en marcha.

Butters explicó los lugares donde estuvo con Phillip tiempo atrás, y los demás tomaron partido de ahí.

Se dividieron los caminos por grupos para así terminar más rápido y hallarlo antes del anochecer.

Kenny y Butters se unieron a Craig y Tweek. Los cuatro avanzaban a la vez que llamaban el nombre de Phillip, sin aún recibir una respuesta.

Craig se paró en seco, seguido de los otros tres rubios.

- No puedo creer que en serio se haya perdido - comentó Craig cansado - ¿Cuántos años tiene? ¿Cinco? - dijo molesto.

- Vamos, Craig, a cualquiera le pudo haber pasado. - le contestó Kenny restándole importancia.

- Ugh, sólo démonos prisa a encontrarlo. Tengo hambre y frío. - Tucker se gira hacia Butters dispuesto a hablarle - ¿Fue por aquí donde estuvieron los dos? - preguntó señalando un camino.

- Uh, sí.

- Bien, vamos, Tweek. -

La pareja tomó rumbo al camino antes mencionado, dejando a Kenny y Butters solos.

- Vamos por el camino izquierdo, entonces. - avisó Kenneth moviendo su mano con la de Leopold, llevándolos a ambos.

El recorrido fue prácticamente silencioso, omitiendo los bellos sonidos de la naturaleza: las hojas de los pinos moverse con el viento, algunos animales que pasaban y el rechinido de la nieve siendo pisada por ellos. Ruido que hacía sentir menos incómodo a Butters, cosa que Kenny notó de inmediato.

- ¿Todo bien, Leo? - preguntó curioso.

- Eh, sí, ¿por qué lo preguntas? -

- Tienes una mueca extraña desde que salimos. -

- Oh, no es nada... Sólo estoy preocupado por Phillip, es todo. - aclaró, tratando de terminar con la conversación.

Le resultaba un mal sabor de boca comportarse así, pero no quería dejarse llevar de nuevo.

El rubio más alto sólo asintió en respuesta; sin embargo, se tomó la molestia de soltar un momento la mano de Leopold (acto que provocó un sobresalto en él) para así poder entrelazar sus dedos con los suyos.

- Entiendo, y, de todas formas, sabes que si ocurre algo, puedes contármelo. Estaré para ti, Leo. - se sinceró Kenneth, repitiendo las palabras que le había dicho en múltiples ocasiones.

Era inevitable que su corazón no diera un vuelco ante esas palabras. Sus mejillas se tornaron rosadas al instante.

- S-sí, gracias, Kenny. - agradeció rápidamente - Busquemos a Phillip. - comenta, colocando su vista hacia otro lado, intentando calmarse.

¿Qué acaso no sabía que hacer ese tipo de cosas le hacía daño a su corazón?

- ... ¿Butters? - escuchó a alguien llamarlo a lo lejos - ¡Leo! - exclamó Phillip colocando una mano sobre su hombro, sacándolo de sus recuerdos.

- A-ah, ¿sí? ¿Qué pasa? -

- Bueno, te quedaste parado de repente, ¡me asustaste! - responde preocupado.

- Estoy bien, no te preocupes. Vamos con el profesor Smith y la señorita Jenny. - contestó de vuelta, retomando su rumbo.

El británico, no muy convencido, le siguió el paso hasta el punto de reunión.

||

— No lo encontramos, maestro. — dice Wendy apenada dirigiéndose al profesor.

La mayoría se aproximaron a la señorita Jenny y a Smith, con la misma respuesta, hasta que llegó Butters al lado de Pip.

— ¡Oh, aquí estás! — Jenny corrió alegre hacia el británico, recibiéndolo calurosamente — ¿Estás bien? ¿No te sucedió nada? — le interrogó preocupada.

— No, señorita. Estoy bien. — dijo Phillip tranquilizando a los presentes.

Después de todo el interrogatorio, cuestiones y conmoción que le hicieron a Pip, el grupo regresó a la cabaña.

Continuaron con la actividad de cortar leña, obviamente bajo la vigilancia y ayuda de la guardabosques.

Finalizando la labor, guardaron una gran parte de leña en el almacén y el resto la echaron en la chimenea.

Se quedaron dentro de la cabaña esperando por la cena, que no fue nada más que chocolate caliente y sándwiches con baguette.

Disfrutaron de la cena, y justo después Smith les concedió un rato el uso del teléfono para que pudieran comunicarse con sus padres y familiares.

Luego de una hora aproximadamente, la mayoría decidió irse a su habitación, exceptuando a Stan y Kyle, quienes se quedaron cómodamente acurrucados en la sala (sentados en la alfombra) frente a la chimenea, con una manta encima mientras bebían chocolate caliente.

— ¿Te está gustado el viaje, Kyle? — le preguntó Stan a su mejor amigo.

— Mmm... Sí, un poco, no es lo que esperaba pero está bien. — contestó simple — ¿Y a ti? —

— Sí, está bastante bien, porque no hacemos tareas escritas ni nada de eso, excepto por la estúpida bitácora que nos dejó Smith. — renegó el azabache.

Kyle rió debido al comentario de Stanley y procedió a beber de su taza.

— ¿Te imaginas si hubiéramos hecho esto de niños? — cuestiona curioso — Esto de quedarnos todos durmiendo bajo un mismo techo durante una semana cerca de un bosque. —

— Probablemente Cartman saldría con una tontería, le hubiéramos seguido el juego y nos habríamos metido en un problema legal —

— Como siempre. — añadió el pelirrojo.

— Sí, como siempre. — concordó Marsh, sonriente — No voy a negar que extraño esas raras aventuras que teníamos cuando éramos niños. — dice nostálgico.

— Bueno, yo un poco. A veces sí eran bastante peligrosas. —

— Pero divertidas —

— Eran peligrosas y un POCO divertidas. —

Ahora, el que reía era Stan.

— Suenas como tu madre, Kyle.—

El judío rodó los ojos ante el comentario del azabache.

— Perdón, tenía que decirlo. —
se disculpó aún riendo.

Después de decir aquello, Kyle comenzó a explicar sus mil y un sermones del porqué todo lo que alguna vez hicieron era peligroso y gay (cosa que Stan ya lo sabía, sólo que le gustaba darle la contraria).

Dentro de toda la charla, Stanley se concentró solamente en el movimiento de los labios de Kyle al hablar, ignorando lo que provenía de ellos.

Desconocía la razón, pero tenía tantos deseos de vomitar, y no por una mala razón, porque esa razón era Kyle.

Quería que se callase por un momento, pues su melodiosa voz lo desconcentraba de sus pensamientos, y tenía la manera perfecta de hacerlo guardar silencio.

Era la ocasión perfecta para dárselo: estaban solos, cómodos, con la luz de la chimenea que emanaba la correcta intensidad de calor y el viento proveniente de afuera que le daba un toque invernal.

La atmósfera daba para un beso.

Si lo que estaba pensando era correcto, no se arrepentiría después. O quizás sí.

Lo que estaba por hacer era un riesgo, pero un riesgo que le tentaba tomarlo.

« A la mierda todo » pensó antes de colocar las manos en las mejillas del pelirrojo, quien se sobresaltó al sentirlas tan de repente.

Y mandando las consecuencias al carajo, dejándose llevar por su instinto y deseo, se acercó sin escrúpulos al rostro ajeno, pegando sus labios contra los de Kyle.

Lo último que vio antes de cerrar los ojos, fue la expresión confundida del judío. Sintió la cara ajena tensa bajo sus manos, pero luego de unos segundos, pudo apreciar que Broflovski se relajó, y con un leve movimiento, ambos inclinaron la cabeza en dirección opuesta, profundizando el beso.

« Oh, mierda »

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