Anónima 2

By WendyMra

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El corazón nunca olvida dónde dejo sus mejores latidos More

Antes de leer
Capitulo 1.-
Capitulo 2.-
Capitulo 4.-
Capitulo 5.-
Capitulo 6
Capitulo 7.-
Capítulo 8.-
Capitulo 9.-
Capitulo 10.-
Capitulo 11.-
Capitulo 12.-
Capítulo 13.-
Capítulo 14.-
Capitulo 15.-
Capítulo 16.-
Capítulo 17.-
Capítulo 18.-
Capítulo 19.-
Capítulo 20.-
Capítulo 21.-
Capítulo 22.-
Capítulo 23.-
Capítulo 24.-
Capítulo 25.-
Capítulo 26.-
Capítulo 27.-
Capítulo 28.-
Capítulo 29.-
Capítulo 30.-
Epilogo

Capitulo 3.-

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By WendyMra

ELLÁ

Después de que Alex se fue me quede unos minutos recostada en mi cama, tratando de descifrar si mi padre me regañaría en la cena o solo me castigaría directamente: Aunque yo preferiría el castigo directo. Mi madre a tratado infinitas veces de hacerle entender que ya no soy una niña a la que tiene que cuidar y avergonzar todo el tiempo, hay momentos que me asfixia la manera de ser de mi padre.

―Hija –mi madre toco la puerta de nuevo.

― ¿Si? –me levante de la cama y camine hasta la puerta, había olvidado quitar el seguro, abrí la puerta y mi madre estaba parada con un envase de refresco vacío.

― ¿Puedes ir a la tienda por un refresco? –me sonrió y yo asentí.

― Algún día seré mayor de edad y dejare de ser su esclava –ella rio un poco, amaba escucharla reír, me entrego la botella vacía, tome mi teléfono y audífonos para caminar juntas hasta la cocina.

―Toma, compra algo para ti –me entrego un billete que saco de su bolsa.

―En estos momentos es cuando odio no tener hermanos –camine a la salida– ¿Saben?, aún no es tarde para intentarlo, dejaría de ser hija única.

―Liz... vete a la tienda anda y deja de decir tonterías. –mi madre se acercó a mí y me abrió la puerta para que saliera de casa– no te tardes.

Cerró la puerta en mis narices: no entiendo por qué se pone tan nerviosa con ese tipo de comentarios, no estaría mal tener un hermano o hermana dieciséis años más chico que yo. Comencé a caminar por la acera, la tienda más cercana estaba a un par de cuadras, me puse mis audífonos para que el camino de ida y vuelta no fuera tan largo, reproduje una de mis canciones favoritas "El barco de Karol G" iba haciéndome una historia en mi cabeza donde yo era la cantante mientras caminaba, imaginándome que todo lo de mi alrededor era parte del video musical y yo una superstar: Suerte que no hay nadie en la calle viéndome. Yo seguía con mi fama imaginaria al mil hasta que al doblar en una de las esquinas vi una pelea en la esquina de adelante donde se encontraba el semáforo, la tienda estaba pasando ese lugar y a fuerza tenía que pasar por ahí, para mi mala suerte la lámpara que alumbra esa parte de la calle se apaga y prende cada que quiere.

Me quite los audífonos cuando comencé a estar demasiado cerca, la luz estaba apagada, comencé a rezar por que no se encendiera cuando pasaba justo junto a ellos, voltee de reojo y note que eran cuatro tipos contra uno solo podía ver las siluetas y escuchar los golpes y gritos, había una camioneta negra atravesada en la calle y una moto... espera, ¿Una moto?, voltee a verla bien, encendió la luz y la sangre se me fue hasta los pies: ¡Yo conozco esa moto!

―Alex...– susurré al verlo en el suelo mientras los demás reían, lo pateaban y grababan con su teléfono, sin pensármelo dos veces corrí hasta ellos– ¡Malditos idiotas! – grite y todos se detuvieron a verme, uno de ellos arrojo un cigarrillo que traía en la boca y comenzó a caminar hacia mí. La mirada de Alex se cruzó con la mía, trato de levantarse al verme, pero no lo dejaron.

― ¿Y tú eres? –se apagó la estúpida luz de la lámpara de nuevo solo dejándome ver la silueta del tipo acercándose a mi cada vez más.

― ¡Una persona que llamara a la policía si no se largan de aquí! –saque mi teléfono de la bolsa de mi pantalón y marque el número de emergencias, se lo mostré amenazándolo.

― ¿Tú crees que eso me asusta...? –se burló y la luz volvió, dejándome ver al chico, teniéndolo a escaso un metro de mí, era alto y delgado, tenía ambos brazos tatuados y una mirada que sentías que te atravesaba el alma como dos puñaladas.

― ¡Déjala en paz idiota!, el problema es conmigo no con ella, déjala fuera de esto.

― ¿Se conocen?... Alex, no me digas que es tu novia y viene a defenderte, que tierno. –todos los demás chicos y el comenzaron a reír.

― ¿Y que tiene? –respondí sin pensarlo, me estaba molestando su estúpido tono de burla: ¿Quién rayos se cree que es? El tipo me vio mal, levanto una ceja y me observo de arriba abajo– ¡¿Qué me vez?!... idiota –modo rudo activado, todo sea para salvar a Alex.

― ¿Qué dijiste? –trato de sujetarme del brazo, pero lo esquive y en un movimiento que ni yo supe lo que hice quebré el embace de cristal y lo amenace con el pedazo puntiagudo que me quedo en la mano.

―Te acabas de meter con la persona equivocada...–recordé una de las poses que hace Thor para que le tengan miedo en el bar, así que le sostuve la mirada y levante mis hombros tratando de verme un poco más grande.

―Te romperás una uña niñita, mejor dame eso –trato de quitarme el vidrio así que volví a amenazarlo, pero en esta ocasión sin querer le hice un corte en la palma de su mano– ¡Hija de perra! –grito al ver la sangre que brotaba de la herida, se lanzó contra mí con la mano empuñada y por inercia y defensa levanté el pie dándole un golpe en la entre pierna, haciendo que callera al piso sofocado, sus amigos y Alex me miraban con la boca abierta, se quedaron en silencio solo observando.

― ¡Les advertí que no se metieran conmigo! –grité siguiendo con mi actuación de chica mala– ¿Quién sigue?... –patee al que ya estaba en el suelo y me acerque a ellos, pero soltaron a Alex dejándolo caer al suelo.

―Vámonos de aquí, esta chica está loca –tomaron a su amigo que seguía en el suelo retorciéndose, subieron a la camioneta y se fueron.

― ¿Estas bien? –corrí hasta él y lo ayudé a ponerse de pie– ¿Quiénes son ellos?, por dios Alex...estas sangrando mucho– toque su labio que estaba roto, sangraba de su nariz y tenía una pequeña herida en la frente al verlo así comencé a llorar, tal vez de no haber venido a la tienda hubiese pasado algo peor.

―Estoy bien, gracias a ti –acaricio mi mejilla y limpio algunas lágrimas con su pulgar– no te preocupes –me sonrió y yo lo abrace por la cintura haciendo que se quejara de dolor, lo habían golpeado mucho.

―Ven conmigo...vamos a curarte eso antes de que se infecte, pero antes, espérame un minuto – frunció el ceño y yo corrí a la tienda y fui por el refresco, quede debiendo el envase porque el que traía quedo hecho polvo, pero no podía llegar sin nada a mi casa, subimos a la motocicleta, Alex condujo despacio hasta llegar, caminamos juntos hasta la puerta de la entrada, pero antes de abrirla pare en seco– entrare yo primero y distraeré a mi madre y después entras tú. –susurre y el asintió.

Entre a la casa en silencio y vi a mi madre aun en la cocina, la luz del baño estaba encendida así que lo más lógico era que mi padre se encontraba ahí, regrese a la entrada, tome de la mano a Alex y lo hice que subiera a mi habitación.

―Sube ahora voy...

―¿Por qué tardaste tanto? Tu padre estaba a punto de ir a buscarte

―Había mucha gente en la tienda, aparte ya sabes que doña Chuy se queda platicando con todos y tarda en atender

―Lo sé, por eso te envié a ti, de haber ido yo llego mañana con todos los chismes que cuenta doña Chuy –rio un poco– siéntate para servirte de cenar.

―Acabo de recordar que no envié uno de proyectos finales

―Hija... pero estas de vacaciones –me miraba con el ceño fruncido.

―Exacto... lo dejaron para las vacaciones y lo tuve que haber enviado por la mañana –hable nerviosa– me llevare esto para cenar ¿Esta bien? –tome una pieza de pan, mi madre asintió y subí de prisa a mi habitación, entre poniendo el seguro a mi puerta1, mi padre tenía la costumbre de entrar sin tocar así que mejor prevenir que lamentar.

― ¿Cómo te sientes? – fui al baño por el botiquín y después me senté en la cama junto a él.

― Golpeado y salvado por mi princesa –me sonrió y yo sentí como mis mejillas se sonrojaban un poco. Me puse de rodillas frente a él y con un poco de algodón y agua oxigenada comencé a limpiar la herida de su labio.

― ¿Quiénes eran esos tipos?

―Creo que es alguien del Grayskull hace un tiempo por culpa de Daniel nos peleamos con algunos en el lugar y creo que el tipo de hoy es uno de ellos, pero ahora trajo compañía... ¡Auch! –se quejo

―Lo siento...–después de curar su labio me pase a su frente, limpie la herida y puse una bandita sobre ella– listo.

―Creo que será mejor que me marche, no quiero meterte en problemas– trato de levantarse y puso su mano rápidamente sobre sus costillas y volvió a sentarse en la cama del dolor.

―Quítate la camisa...

― ¿Qué?... –abrió los ojos sorprendido por mi petición.

―Quítate la camisa, te pondré un poco de crema desinflamatoria... no te hare nada que no quieras –bromé y él se puso de mil colores– eres un mal pensado –reímos juntos y fui a guardar el botiquín y tomé la crema, me puse frente a él que había terminado de desabotonarla y lo ayudé a quitársela. Me puse de rodillas y antes de aplicar la pomada, lo observe detenidamente, nunca lo había visto de esta forma, su pecho definido, y sus músculos que se marcaban un poco en su abdomen era raro tenerlo semidesnudo frente a mí, me ponía demasiado nerviosa– ¿Puedo? –el asintió, me quede en silencio, di un gran suspiro antes de tocar su piel cuando él me tomo de ambas manos me atrajo hacia él y beso mis labios lentamente, se quejaba un poco por la herida así que me separe de el para no lastimarlo– ¿Te duele mucho? –susurre en sus labios.

―Un poco... pero se dé algo que me ayudara a bajar el dolor.

― ¿Qué cosa?... –volvió a besarme cada tacto de el me estremecía como nunca, mi piel se erizaba con solo sentirlo cerca, se separó de mí y me observo unos segundos con una pequeña sonrisa en sus labios.

―Me gane la lotería contigo –me susurro– gracias por estar conmigo a pesar de todo –me dio un pequeño beso– gracias por defenderme...

― ¿Sabes?... creí que te avergonzaría

― ¿Avergonzarme? Pero si estuviste ¡Fabulosa! –sonreí ante su comentario: En realidad la que se ganó la lotería soy yo– mi parte favorita fue cuando les dijiste a los otros "¿Quién sigue?" yo me quede con la boca abierta.

―De hoy en adelante seré tu guardaespaldas personal –reímos juntos.

―Bueno, creo que es hora de irme, bonita. –se puso su camisa y se levantó, camino hasta la ventana para salir por ella.

―Quédate...–tome su mano haciéndolo parar, el me miro confundido, se acercó a mí y me dio un beso en la frente.

―No puedo, si tu padre nos descubre te quedaras viuda.

―Solo hoy... quédate –insistí, me daba algo de miedo que se fuera a topar de nuevo a esas personas

―Está bien... –dio un suspiro.

― Come esto...–le ofrecí la pieza de pan que había traído de la cocina –ahora vengo iré a ponerme mi pijama, si quieres puedes poner una pelicula o algo...–le arroje el control de la televisión me sentía muy nerviosa, camine hasta el baño y comencé a cambiarme cuando me cayó el veinte: ¡Dormiremos juntos! Después de unos minutos salí del baño en pijama, apague la luz de mi habitación y me acerque a Alex que se encontraba sentado en la orilla de la cama. –Entonces... ¿Ya quieres dormir?... –Alex solo me observaba aguantándose la risa, era obvio la manera tan extraña con la que estaba actuando.

―Yo me quedare en el piso, no te preocupes por mí –me sonrió, tomo un peluche, y se acomodó en el suelo, lo observe unos segundos, apague el televisor y me acurruque entre mis cobijas, cerré mis ojos para tratar de dormir, pero no pude, me levante de golpe y baje de la cama.

―Alex... –me puse en cuquillas frente a el– ven conmigo, no puedo dejar que duermas en el suelo –tome su mano se levantó y lo lleve hasta la cama conmigo, nos recostamos en ella y nos limitarnos a solo observarnos, el nerviosismo nos ganaba, se podía sentir la tensión que había en el espacio que compartíamos, por el simple hecho de estar juntos.

―Sé que te lo digo todo el tiempo... pero eres hermosa –acaricio mi cara con sus dedos y yo me acerque a él, lo abrace por la cintura pegando mi cabeza a su pecho, podía escuchar como su corazón estaba igual de alborotado que el mío, podía sentir su olor perfecto entrar por mi nariz.

―Te quiero tanto... –me separe de su pecho y busque su mirada, acaricie su rostro y lo bese, sus dedos acariciaban mi espalda haciendo pequeños dibujos con ellos, sin pensarlo comencé a desabotonar su camisa.

―Espera...–me susurro tomando algo de aire mientras me detenía las manos.

―Lo siento –hable apenada y me aleje un poco de él, me sentí un poco mal ante la situación, no sabía cómo actuar: ¿Qué pensara el de mi con lo que acaba de pasar? –no quise incomodarte.

―No es eso...– me abrazo y lo mire a los ojos– no quiero que pienses que no quiero estar contigo, Elizabeth me vuelves completamente loco y no sé si podre contenerme más –se quedó en silencio unos segundos– Sabes con todo este tiempo contigo, yo estoy seguro de que... estoy completamente enamorado de ti, es solo que... no quiero que te sientas presionada por ningún motivo. –Lo abrase fuerte y me acurruque en su pecho, mis ojos comenzaban a pesar por el sueño cuando la perilla de la puerta comenzó a moverse, me levante de golpe y Alex y yo nos miramos con cara de espanto.

―Elizabeth...–mi padre comenzó a tocar la puerta– necesito hablar contigo sobre ese muchacho así que abre la puerta ahora – : ¿Por qué a mí? Los padres normales si ven la luz apagada ya no molestan a sus hijos, ¿Por qué no pueden ser así?

















Hola a todos ¿Cómo están?

Aquí les dejo este capitulo nuevo, espero que les guste y disculpen la tardanza en actualizar, creo que pase por un pequeño bloqueo esta semana.

Si ven algo mal escrito, pueden corregirme con toda la confianza, hay veces que no corrijo al momento, pero si hago los cambios que me señalan.

Estoy tratando de mejorar, como saben dure casi 5 años sin escribir hasta apenas que retome, siento que por eso tengo demasiados fallos.

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