Y quizá fue el mal momento o el hecho de que podía oír a toda una flota de guardias gritar su nombre, pero Silas se fue en otra dirección cuando retomó su camino hacia el castillo, caminó unos metros hasta que sus piernas ya no se lo permitieron y se sentó recargado en un árbol, aún podía escuchar su nombre ser llamado pero decidió que estaba bien por ahora, debería permitirse descansar.
Descansar sin llegar a quedarse dormido no era algo que a Silas le gustase hacer muy seguido, en su mayoría porque eran los momentos en los que nadie podía salvarlo de cualquier cosa que su mente tuviera preparado para él; a veces pensaba que él y su subconsciente eran dos personas totalmente distintas, no es que el príncipe fuera impulsivo pero a veces era mejor hacer las cosas mientras tenía la certeza de lo que quería hacer, porque mientras más las pensaba peor salían, así eran las cosas.
Justo como ahora, no podía dejar ir las palabras de la pelirroja quien insinuaba que el heredero no era más que falsedad. No podía permitir que su mente hiciera hincapié en ello porque la verdad era que si bien no era la peor pesadilla que tenía, el hecho le daba escalofríos.
A Silas le gustaría ser un rey justo, amable, digno de su trono pero no sabía si es que un deshonesto podría cumplir con el significado de digno, mentir es la acción innecesaria de ocultar cualquier verdad; un hecho, un nombre, un sentimiento, un pensamiento y en su mayoría con un cierto grado de dificultad.
A él nunca se le había dado bien mentir era prácticamente imposible no darse cuenta de que estaba intentando ocultar algo, su madre lo comparaba con el sol, pues aunque intentes ocultar sus rayos buscando la sombra de un árbol, este siempre hallara la manera de colarse por entre las hojas, una analogía bastante curiosa pero acertada.
Teniendo en cuenta que no era reconocido por sus mentiras y que era demasiado decente para fingir ser alguien más, llegó a la conclusión de que la doncella no le conocía y dado que él se conocía así mismo a profundidad ni tenía más opción que desvalidar la opinión de la chica, no era falso para sus cercanos y no era falso para él… probablemente esta última frase la repitió unas cuantas veces más para convencerse así mismo de ella.
Cuando estuvo a punto de retomar su camino logró escuchar una voz bastante enojada y conocida, caminó hacia ella para comprobar que su suerte era tan mala que la persona era Hestia, haciendo un tipo de rabieta demasiado infantil para la edad de la chica pero incluso así llegaba a verse algo linda, con el cabello más alborotado de lo que había visto y el rubor extendiéndose por todo su rostro. Silas creyó que hablaba sola hasta que escuchó que ella mencionaba un nombre así que se acercó, porque tal vez estaría hablando con la pequeña rubia que también había visto un par de veces.
—Es que enserio no lo soporto— la chica hablaba alto y con la voz llena de irritación — Él en serio creyó que yo estaba mintiéndole a la cara, me llamó ridícula y se reía en mi cara pero ¿Quién se cree que es? — caminaba de un lado a otro con sus pies descalzos sobre el pasto y se mordía las uñas, un gesto poco higiénico le dijo su mente — Pero no me miren así porque ustedes saben que yo creí que lo sabía, es decir, Aedan es su padre, debería saberlo.
El heredero frunció el ceño al escuchar el nombre de su padre sin un título antes, lo decía como si lo conociera o como si no supiera quién era él, era el rey de Armentum, probablemente el más poderoso de los conocidos; aún con confusión, siguió escuchando escondido mientras su boca formaba una sonrisa por dos razones: el hecho de que Hestia le expresaba su furia a dos animales, literalmente, y que en su cabeza podía escuchar a su madre decir que las orejas se le podrían enormes de escuchar conversaciones ajenas, cosa que nunca sucedió y que por ende sigue haciendo.
—Lo mejor de lo peor es que aún así con toda su arrogancia logré dejarlo como Hynch asustado, — soltó una risa que aparentaba la inocencia pero sabía que de ello no tenía nada, Silas quitó la sonrisa de su rostro con clara molestia e imaginando que lo insultaban aún sin entender la referencia de la pelirroja — debiste estar ahí, su cara fue bastante divertida de ver Nasim… si es que hay una próxima tú y Maureen enserio tendrán que venir.
La confusión del heredero aumentó cuando vio que en serio ella estaba hablando con un cuervo y un mapache, no pudo evitar soltar una risa que pensó que saldría discreta pero que logró captar la atención de la rizada quién de manera inmediata se puso en guardia y comenzó a mirar por todos lados, una acción que ya la había visto realizar pero que nunca se había percatado de que, a diferencia de cuando él lo hacía, ella abría las manos dejando expuestas sus palmas y no sus puños.
Para sorpresa de Silas, el pequeño cuervo, quien había estado posado en una rama, bajó al suelo, comenzó a mover sus alas efusivamente y al instante de manera sensacional se transformó en un joven que al igual que Hestia y la pequeña rubia vestía de blanco, solo que él llevaba una camisa de una tela que a primera vista se veía menos gentil que la seda y pantalones cortos de la misma.
— En serio necesitas calmarte, no hay nadie que pueda llegar hasta aquí, al menos no por voluntad. — el chico la tomó de los hombros y ella relajó su postura — Además, ya necesitamos irnos, el Ohtli de Beca está a punto de empezar.
Ni bien terminó la oración, el mapache movió rápidamente su esponjosa cola y repitió la acción del cuervo, dando aparición a una joven castaña preciosa, con unos labios de un rosa pálido que le quedaban muy bien y demasiado alegre para su propio bien.
—Bueno, bueno, si ustedes dos pudieran dejar de coquetear entre sí tal vez podríamos empezar a caminar — ambos la miraron, el chico pareció cohibirse un poco y retrocedió, Hestia por su parte solo sopló el cabello que le había caído por la cara y comenzó su camino junto a los otros dos, Silas los siguió de manera silenciosa y segura.
—¿Caminar? ¿Por qué caminariamos si es que podemos aparecer ahí? — el chico pareció genuinamente confundido antes de que las otras chicas lo miraran ingenuas.
—Porqué la única que está autorizada para ello es Hestia, yo aún no puedo hacer la prueba y tú la desaprobaste.
—Oh… entonces que Hestia nos lleve — puso el brazo sobre el hombro de la mencionada y ella sólo le dió una sonrisa tierna.
— Podría, pero aún me es difícil llevar cosas vivientes, apenas he logrado llevar una canasta de manzanas.
El trío siguió su camino y Silas, por alguna extraña razón continuó siguiéndoles mientras ellos hablaban de lo que hacía unos momentos habían mencionado como "aparecer", el príncipe suposo que era algo como ir muy rápido hacia a un lugar pero no creía que tuvieran aprobar para ello, tal vez en un caballo aunque no había visto ninguno por ahí.
Caminaron unos diez minutos si es que Silas había contado correctamente, el aire se había vuelto más frío y claramente estaba por anochecer debido que veía el ocaso perderse en el bosque, el cuál debido a la gran cantidad de árboles se veía menos claro que un lugar completamente abierto. Cuando ellos se detuvieron frente a una gran cortina de hojas y que según sus estudios normalmente escondían rocas detrás, Silas enserio bufo de aburrimiento pensando en que podría seguirlos a una aventura pero lo llevaron a una roca, casi se dió la vuelta cuando ellos se perdieron entrando en ellas, así que también lo hizo. Todo dentro era oscuro pero al final de este había una luz que parecía provenir de un lugar abierto, al llegar ahí y tras esconderse entre los demás árboles, quedó boquiabierto porque todo estaba perfectamente adornado con flores de muchos colores, no había velas o antorchas pero las interminables luciérnagas hacían que el lugar se iluminara de manera hermosa. Divisó al trio riendo frente a la pequeña rubia que ya conocía, vistiendo un vestido más largo que el habitual pero que por supuesto era blanco; todo se puso en silencio y la niña se movió hacia el inicio de un camino de peonias en tonos azules, Hestia su ubicó con un grupo de personas que la mayoría tenían el pelo rojo aunque con diferentes tonalidades. Nasim era el único con el cabello negro entre un montón de rubios y Maureen reía con lo que parecía ser toda una familia de castaños divertidos y había un último grupo de personas con cabello blanco que lucían demasiado formales.
La pequeña comenzó a caminar mientras que los demás cantaban una canción en un dialecto desconocido, hasta que llegó al frente de una cascada que desembocaba en un pacífico río enmarcado por rocas y cuarzos diferentes. Todos callaron nuevamente y ella entró posándose debajo de la cascada para que el agua la empapara por completo, en un momento dado, la luna llena de la que no se había percatado se colocó justo encima de la cascada, toda el agua pareció iluminarse y tomar un tono azulado precioso al mismo tiempo que la rubia comenzó a caminar por el río hasta llegar a lo que parecía ser el límite establecido, una ráfaga limpia de viento se hizo presente y desde el fondo emergió una luz en un tono violeta que le dió varias vueltas al cuerpo de la pequeña que parecía encantada para al final, posarse en su nariz y luego desaparecer.
Todo volvió a la normalidad, la luna salió de su posición e inmediatamente todos comenzaron a aplaudir, solo entonces la niña, a quien todos llamaban y vitoreaban como Beca, salió del río para correr hacia el grupo de rubios y un pelinegro que parecía bastante orgulloso mientras la alzaban en sus brazos.
Silas no se dió cuenta que estaba sonriendo demasiado hasta que su vista se nublo y tuvo que dejar de hacerlo, para luego escuchar nuevamente una risa macabra que hizo que cayera al suelo con un grito de dolor seguido de solo ver cómo varias personas se acercaban a él antes de cerrar completamente los ojos.
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Holi, ya volvimos, es que no andamos con la mejor actitud del mundo pero aquí está el capitulo.
Tenemos nuevos personajes y espero que los reciban con todo el amor del mundo. Díganme su primer impresión de ellos.
Voten mucho por favor!
-Dani